NEUMATOLOGIA
NEUMATOLOGIA
PREFACIO
(que cada estudiante debe leer)
Neumatología es el estudio científico de cualquera o de
todos los
hechos relacionados con el Espíritu. En sus más amplias
ramificaciones abarca una triple división, a saber: ( 1) su
relación a la
Teología Propia, o sea, las doctrinas generales relacionadas
con el
Espíritu Divino -"Dios es Espíritu" (Jn.4:24); (2)
la doctrina de los
seres angelicales, tanto los caídos como los ángeles
propiamente
dichos; y (3) el estudio específico del ser inmaterial del
hombre, cuya
división del tema ahora se conoce con el nombre de
Psicología.
Siendo que la segunda de estas divisiones (la de los
ángeles) se ha
estudiado anteriormente bajo el tema de ANGELEOLOGIA, y la
parte correspondiente a la psicología, siendo afines a la
Teología
Sistemática, ha sido examinada en esta obra bajo la
ANTROPOLOGIA, el presente volumen estará restringido a lo
que
generalmente se reconoce· como los aspectos estrictamente
teológicos
de la Neumatología. Esto apela a la consideración de la
Persona y
Obra del Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Bendita
Trinidad.
En los primeros cuatro volúmenes de esta obra, en donde el
bosquejo general de la Teología Sistemática se ha
establecido, el cual
es séptuple, se da reconocimiento de acuerdo a su correcto
lugar en la
Deidad, en la empresa total de la redención y en la vida y
servicio de
los salvos. Con todo, como en el caso de Cristo y más
adelante, un
tratamiento más completo se da a lo que de El se ha revelado
del que
se ha procurado en el volumen V bajo el tema de Cristología,
se
necesita en este punto, si este trabajo en Teología ha de
llenar su
propósito, de contemplar extensamente a la Persona y la Obra
del
Espíritu Santo. Un estudio de tal dimensión es el designio
de este
volumen.
Cuanto es verdad del Trino Dios lo es también del Espíritu
Santo.
Esta afirmación se puede hacer con la misma seguridad acerca
del
Padre y del Hijo y, si se observa con relación a la Tercera
Persona, se
avanzará hacia la comprensión correcta y estimación de la
Persona y
obra del Espíritu Santo. Hay un extraño descuido en cuanto a
la
perfecta identidad del Espíritu, y siempre ha sido, entre el
público,
negligencia que es deplorada por todo solícito expositor. La
iglesia
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838 NEUMATOLOGIA
cristiana, en su mayor parte carece de una enseñanza amplia
y
constructiva respecto al Espíritu Santo, estando en la misma
posición
de los doce discípulos de Juan Bautista que Pablo encontró
en Efeso,
cuya afirmación sincera y sin excusa fue: "Antes ni aun
hemos oído
si hay Espíritu Santo" (Hch.l9: 2). Indudablemente que
algunas
causas naturales existen ante el hecho de que los cristianos
generalmente están tan poco informados en cuanto a este
tema. ( 1)
No falta una completa revelación sobre el Espíritu Santo;
con todo,
el descuido, la ignorancia, el error, son transmitidos de
maestros a
discípulos tan Ilbre y efectivamente como lo es la verdad.
"Y será el
pueblo como el sacerdote" (Os.4:9) es un principio que
podría
parafrasearse de este modo: "Y será el discípulo como
el maestro."
De esto en una más amplia significación como un principio,
Isaías
escribe: "Y sucederá así como el pueblo, también el
sacerdote; como
el siervo, así a su amo: como la criada, a su ama; como al
que
compra, al que vende; como al que presta, al que toma
prestado;
como al que da a logro, así al que lo recibe" (24: 2).
Si el maestro es
dado al descuido, la ignorancia y el error respecto a
cualquier punto
de doctrina, difícilmente se podría esperar que el discípulo
corrigiera
estas impresiones, excepto en varios casos cuando, habiendo
repudiado el estrecho molde en el que ha sido formado, el
alumno
alcance un mejor entendimiento de la revelación que Dios le
ha dado.
Realmente, tal ha sido la experiencia de hombres que, bajo
la
dirección divina, han estado acordes en el alto honor de
afiadir algo al
cuerpo de verdades reconocidas y generalmente aceptadas. ¿No
se
refirió Cristo a esto cuando dijo: "Por eso todo
escriba docto en el
reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que
saca de su
tesoro cosas nuevas y cosas viejas" (M t.13: 52)?
Juzgando por la limitada mención que la doctrina del
Espíritu
Santo ha recibido de. manos de los que han tratado de
escribir obras
sobre Teología Sistemática, fácilmente se descubre la razón
que
explica el por qué sus discípulos le dan tán poca
consideración al
tema. Casi cada error o énfasis desproporcionado sobre algún
aspecto
de parte de unos pocos, son causados por el descuido de la
verdad de
parte de muchos. Los errores pentecostales con su indebido
uso de
términos bíblicos y sus asunciones nunca se hubieran
desarrollado si
la correcta y completa doctrina del Espíritu Santo se
hubiera
enseñado regularmente en sus debidas proporciones. De la
misma
manera, los cultos sobre la sanidad del cuerpo existen
únicamente
por el énfasis que le dan, los cuales no hubieran surgido si
la Iglesia
hubiera reconocido y defendido lo que es la verdad en el
campo
doctrinal. (2) Una vez más, una razón del fracaso general en
reconocer la Persona y obra del Espíritu Santo se debe al
hecho que,
PREFACIO 839
dentro de la posición de In que comprende ordinariamente la
verdad
revelada la doctrina del Espíritu Santo no se promulga como
un
objeto de fe, como lo son el Padre y el Hijo. No se dice que
la
salvación depende de la fe en el Espíritu Santo, como en el
caso del
Padre (comp. Ro.4:24), o del Hijo (Jn.3: 16). Solamente
cuando se
abordan las más profundas verdades relacionadas con el poder
del
Espíritu Santo dentro del creyente es cuando se vislumbra el
pensamiento de la dependencia de la Tercera Persona de la
Trinidad.
Así ha resultado como un efecto general que el Padre y el
Hijo son
realmente estimados como objetos de la fe salvadora y de
algún
modo al Espíritu Santo se priva de la debida consideración.
(3) De
manera análoga, el Padre y el Hijo están constantemente
asociados el
uno al otro en el texto del Nuevo Testamento. Esto se debe
al hecho
de que en una extensa porción de los Evangelios, los que
ocupan los
dos quintos de todo el Nuevo Testamento, el Hijo habla como
El que
es enviado por el Padre y está haciendo la voluntad del
Padre
(Jn.14: 10). Además, no hay declaraciones personales
registradas que
procedan directamente del Espíritu Santo (Jn.l6:13); no
obstante,
una considerada y cuidadosa lectura del Texto Sagrado da la
impresión de que el Espíritu Santo es el Poderoso Ejecutivo
de la
Deidad, y por tanto, Su relación tanto al Padre como al Hijo
es tema
de grandes proporciones. ( 4) Finalmente, hay una razón para
el
descuido general tocante a la doctrina del Espíritu Santo y
se halla en
el hecho que su obra como ejecutor de la Deidad a menudo se
atribuye a Dios en una manera más o menos impersonal. Así la
preciosa verdad de que ciertas cosas son hechas
específicamente por
el Espíritu Santo se pierden dentro de una generalización.
De estos
cuélltro factores, que juntos son responsables, las más de
las veces, de
la falta de dársele la debida consideración a la Persona y
obra del
Espíritu Santo, la primera (descuido, ignorancia y error,
los cuales
pasan de maestros a discípulos) es la fuente más prolífica
de la
dificultad.
Si los hombres del púlpito hubieran predicado y enseñado
esta
grande línea de la doctrina ellos mismos hubieran aprendido
tanto, y
nadie puede calcular la pérdida en cuanto a la vida práctica
cotidiana
del pueblo de Dios que ha resultado al rehusársele esta
verdad. La
situación reconocida por todos los que conocen estas
doctrinas (y
casi ninguno de los pocos himnos de la Iglesia que hablan de
la
doctrina del Espíritu Santo son escriturales) se explica por
el hecho
de que no se ha dado la debida atención a este tema. Nada se
puede
ganar meramente deplorando las condiciones desafortunadas.
Se
necesita enseñanza constructiva, y tanto los pastores como
los
maestros harían bien en calcular el gran énfasis que
debiera. dársele a
840 NEUMATOLOGIA
este tema, de acuerdo a la extensión con que aparece en el
Nuevo
Testamento, más bien que caer dentro y ser parte del
prevaleciente
descuido de estas porciones sobre esta verdad vital.
Deseamos
encarecidamente que este volumen pueda servir para enseñar a
alguien que a su vez pueda enseñar también a otros. Este
tratado es el
curso que en su desarrollo seguirá una división quíntuple:
(1) El
Espíritu Santo y la Trinidad, (2) Tipos y Símbolos del
Espíritu
Santo, (3) El Espíritu Santo y la Profecía, (4) El Espíritu
Santo en
relación con los gentiles e Israel; ejemplo en el Antiguo
Testamento,
(5) El Espíritu Santo en relación con los Cristianos. Por
causa de su
inmediata relación con la vida y el servicio del creyente,
la última
división recibirá mayor consideración.
CAPITULO I
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO
Las pruebas de la Deidad y Personalidad del Espíritu Santo
se
encuentran sólo en el testimonio divino que se ve en la
Palabra de
Dios. No hay información asequible en alguna otra parte con
respecto al carácter y personalidad de ninguna de las Tres
Personas
que integran la Deidad. Cualquiera conclusión que pueda
deducirse
de una inducción del testimonio de la Biblia respecto a la
Deidad y
personalidad del Padre y del Hijo, la misma se deduce de una
inducción respecto al Santo Espíritu. Es posible que la
designación
de ESPIRITU que lleva ha inducido a los hombres de todas las
generaciones a suponer que El no es más que una influencia
que
emana de Dios, o un atributo de Dios, una perífrasis para
indicar la
Deidad. Tales suposiciones, sin embargo, sirven para revelar
el hecho
de que los hombres o bien no consideran la Palabra de Dios,
o, si
acaso la consideran, no se sujetan a ella. Los autores han
escrito
muchas páginas probando la Deidad y personalidad del
Espíritu
Santo. La tarea no es difícil, porque cada referencia es,
directa o
indirectamente, un testimonio en favor de Su personalidad y
Deidad
esenciales. Algunas veces se afirma que los mismos
argumentos que
prueban la Deidad del Hijo~ el Cristo, sirven para demostrar
la Deidad
del Espíritu Santo, lo cual es cierto en sumo grado; pero, a
pesar de
eso, hay una diferencia, porque la Deidad de la Segunda
Persona está
comprendida con la asunción de su humanidad a través de Su
encarnación, mientras que en la Deidad del Espíritu Santo no
está
involucrado tal hecho. El Espíritu Santo siempre mantiene un
modo
de acción que queda totalmente dentro de la esfera de lo que
pertenece sólo a Dios. En este capítulo y en el siguiente se
presentan
tres clases de pruebas con respecto a la Deidad, (l) El
Espíritu Santo
lleva los nombres de la Deidad, (2) El Espíritu Santo exhibe
los
atributos y las perfecciones de la Deidad, y (3) El Espíritu
Santo
ejecuta las obras y ejerce las prerrogativas de la Deidad.
l. EL TRIPLE NOMBRE DE LA DEIDAD
Un correcto reconocimiento de Dios (que sólo puede
adquirirse a
través de las Santas Escrituras) es esencial en cada paso
para la vida y
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842 NEUMATOLOGIA
el conocimiento humanos. Aunque es cierto que Dios se ha
revelado
a Sí mismo, tanto a través de la Palabra Escrita como por la
Palabra
Viviente y que Su carácter esencial se refleja en todas Sus
palabras y
obras, también El se revela a través de los nombres que ha
publicado
como distinciones de títulos que le representan. Es
importante
reconocer que Dios ha revelado Sus títulos que lo
representan. Es
importante reconocer que Dios ha revelado Sus títulos
propios, que
éstos no son en manera alguna meras invenciones humanas o
ideales;
y para la satisfacción del Infinito estos apelativos, aunque
sólo
parcialmente c.omprendidos por el hombre, publican
claramente la
verdad respecto a Dios. Ni un hombre mortal, ni consejo de
hombres,
ni un ángel han sido nombrados para seleccionar nombres para
Dios.
En la cima de Su estado de santidad y en su más íntima
relación con
Dios, Adán fue comisionado para dar nombre a las cosas
recientemente creadas sobre la tierra; pero él nunca tuvo la
presunción de confeccionar un nombre para Dios. En el primer
volumen de esta obra, al considerar LA TEOLOGIA PROPIA, se
ha
hecho una extensa consideración sobre los nombres revelados
de la
Deidad. Hay que agregar que mientras en el Antiguo
Testamento
varios títulos son reconocidos como pertenecientes a las
Personas de
la Deidad, el nombre pleno y completo (no nombres) es
revelado en
el Nuevo Testamento. Allí el título es "El Padre, y el
Hijo, y el
Espíritu Santo." A continuación la desconcertante
verdad en relación
a Dios Uno cuya trina subsistencia es presentada.
Escribiendo en sus PRINCIPLES OF THEOLOGY (pág. 24) el Dr.
W. H. Griffith Thomas, declara con relación a LA TRINIDAD
según
es enseñada en el Nuevo Testamento:
"Cuando nos hemos acercado a la doctrina mediante la
experiencia personal
de redención, estamos preparados para hacer una
consideración completa de las
dos líneas de enseñanza que encontramos en el Nuevo
Testamento. (A) Una
línea de enseñanza insiste en la Unidad de la Divinidad (1
Co. 8: 4; S tg. 2: 19); y
(B) la otra revela una distinción entre la Divinidad (Mt.3:
16,17; 28: 19; 2
Co.I3:14). Nosotros vemos claramente que (1) el Padre es
Dios (Mt.l1:25;
Ro.15:6; Ef.4:6); (2) el Hijo es Dios (Jn.l: 1,18; 20:28;
Hch.20:28; Ro.9:5;
He.l:8; Co1.2:9; Fil.2:6; 2 P.l:l); (3) el Espíritu Santo es
Dios (Hch.5:3,4; 1
Co.2:10,11; Ef.2:22); (4) el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo son distintos el
uno del otro, enviando y siendo enviados, honrando y siendo
honrados. El Padre
honra al Hijo, el Hijo honra al Padre, y el Espíritu Santo
honra al Hijo (Jn.15:26;
16: 13,14; 17: 1,8,18,23). (5) sin embargo, cualquiera que
pudiera ser la relación
de subordinación entre las Personas en operar la redención,
los tres son
reputados semejantes como Dios. La doctrina de la Trinidad
es la correlación, la
incorporación, la síntesis de la enseñanza de estos pasajes.
En la Unidad de Dios
hay una Trinidad de Personas operando la Redención. Dios el
Padre es el Creador
y Gobernante del hombre y el Proveedor de la Redención a
través de Su amor
(Jn.3:16). Dios el Hijo es el Redentor, Quien se hizo hombre
para el propósito
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO 843
de nuestra redención. Dios el Espíritu Santo es el
'Ejecutivo de la Deidad'·, el
'Vicario de Cristo' , Quien aplica a cada alma creyente los
beneficios de la
redención. Esto lo vemos bien claro en He.l0:7-17, en donde
el Padre quiere, el
Hijo opera y el Espíritu testifica. Los elementos del plan
de redención así hallan
su raíz, fundamento y manantial en la naturaleza de la
Deidad; y la razón obvia
por qué estas distinciones que nosotros expresamos con los
términos de
'Persona' y 'Trinidad' no fueron revelados anteriormente a
los tiempos del
Nuevo Testamento es que hasta entonces no se había consumado
la redención."
No introduciremos aquí de nuevo la discusión del correcto
punto
de vista trinitario. El objetivo a la vista en este punto es
centrar la
convicción sobre la verdad de que el Espíritu Santo es uno
legítimo e
igual miembro del Dios Trino. En el mismo sentido en que el
Padre y
el Hijo son Personas, el Espíritu Santo es una Persona. Debe
reconocerse, no obstante, que el término Persona
[v1TÓaraat.; -comp.
He.l :3) al aplicarse a cualquiera de las Tres Divinas
Personas se
emplea bajo necesarias y reveladas limitaciones. Estas
Personas no
son tres Seres separados e independientes; más bien, el
pensamiento
de identidad personal señala una distinción indefinible en
la
Divinidad, indefinible porque no está plenamente definida
por Dios
en Su Palabra. Los intentos que se han hecho por los hombres
aun
para ilustrar lo que es la verdad a la manera trinitaria en
cuanto al Ser
de Dios, en páginas previas, han sido rechazados, declarando
que más
bien conducen a la confusión, produciendo incomprensión,
antes que
ayuda.
En la gran comisión (Mt.28:20), se dan instrucciones para
bautizar
en el nombre -dicho nombre es Padre, e Hijo, y 'Espíritu
Santo- no
en los tres nombres pertenecientes a tres Personas vagamente
relacionadas, sino en el único nombre que pertenece a Dios,
cuyo
modo de subsistencia es en el de Tres Personas que son
identificadas
como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si estas distinciones no
parecen
representar relaciones familiares a los hombres, se puede
observar que
estas no son las relaciones peculiares a los hombres. Ellas
significan lo
que es verdad en cuanto a Dios. Esto es peculiar a Dios sin
paralelo
en los asuntos humanos. El pronunciamiento de la gran
comisión es
uno de los más sublimes, pues declara uno de los títulos
divinos, y el
punto que hay que observar y enfatizar en esta conexión es
que el
Espíritu Santo es incluido en este nombre. El hecho de que
Su
nombre es el tercero en el orden no crea la más leve
sugerencia de
inferioridad, siendo que esta secuencia de títulos no trata
de
representar un grado decreciente de exaltación o de
dignidad.
Naturalmente, si una serie de nombres que son absolutamente
idénticos con respecto al carácter de los designados es el
de
nombrarlos, cualesquiera que pudieran ser las razones
divinas para el
844 NEUMATOLOGIA
orden en que los nombres aparezcan, tales como dignidad,
poder,
autoridad, honor y todo lo que concierne a los atributos
divinos, el
último podría haberse mencionado primero, y el primero
podría
haberse mencionado por último. Así también el segundo podría
haber cambiado lugar tanto con el primero como con el
último. Hay
una razón para el orden en que estos nombres aparecen y que
es
enteramente aparte de la idea de una escala descendente en
importancia. En los eternos consejos de Dios, y claro está,
por lo
poco que ha sido revelado a los hombres, evidentemente el
mismo
orden es establecido. El orden refleja lo que ha sido
definido como la
doctrina de procesion. La idea de de procesión (o
procedencia) está
basada en lo que parece ser la no complicada enseñanza
Bíblica con
respecto a la relación existente entre las Personas de la
Deidad. En
reconocimiento de las Escrituras. los grandes credos han
hecho
explícitas declaraciones. El credo Niceno afirma: "Y yo
creo en el
Espíritu Santo, el Señor y dador de la vida, que procede del
Padre y
del Hijo y que juntamente con el Padre y el Hijo, es adorado
y
glorificado" (citado por Watson, Theological Institute.
I, 628). Así
también el credo de Atanasia, declara: "El Espíritu
Santo es del
Padre e Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino
procedente
(Watson, loe. cit.). Del mismo modo los Treinta y Nueve
Artículos
sostienen: "El Espíritu Santo que procede del Padre y
del Hijo, es de
una substancia, majestad y gloria con el Padre y el Hijo,
verdadero y
eterno Dios" (citado por Watson, loe. cit.). Y la
Confesión de
Westminster afirma: "En la unidad de la deidad hay tres
personas de
la misma substancia, poder y eternidad: Dios el Padre, Dios
el Hijo, y
Dios el Espíritu Santo. El Padre no es engendrado ni procede
de
nadie; el Hijo es eternamente engendrado del Padre; el
Espíritu Santo
procede eternamente del Padre y del Hijo" (11 y lll).
El Salmo
104:30 declara de la misma manera: "Envías tu
Espíritu", y Cristo
dijo: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os
enviaré del
Padre, el Espíritu de verdad, el cual proGede del Padre, El
dará
testimonio acerca de mí; ... Pero yo os digo la verdad: Os
conviene
que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no
vendrá a
vosotros; más si me fuere os lo enviaré" (Jn.l5:26 y
16:7). El
Espíritu Santo es el Espíritu de Dios y de Cristo, no
meramente la
presencia espiritual del Padre o del Hijo; es el Espíritu
del Padre
porque es enviado del Padre, y es el Espíritu del Hijo en
que El es
enviado de Cristo. Tal como Cristo es siempre la
manifestación del
Padre (Jn.l: 18), así el Espíritu es enviado por el Padre y
el Hijo.
Estos son hechos externos de la relación que, aunque poco
comprendidos por los hombres, representan poderosas
realidades en
la Deidad.
EL NOMBRE DEL ESPIRITO SANTO 845
En una introducción al libro del Dr. A. J. Gordon, The
Ministry of
the Holy Spirit, el Dr. F. B. Mayer escribe:
"El cristianismo es acosado por tres corrientes, que
operan insidiosamente
para desviarlo de su curso. El materialismo que niega o
ignora lo sobrenatural, y
concentra su atención en mejorar las condiciones externas de
la vida humana; la
crítica, que es hábil en el análisis y la disección, pero no
puede construir un
fundamento sobre el cual puedan edificar y descansar los
líderes religiosos; y un
buen gusto literario que se ha desarrollado en gran manera
en los últimos
tiempos, dispuesto a juzgar por el poder de la fuerza de las
palabras o por la
delicadeza de la expresión. Para todos éstos tenemos una
sola respuesta; que es,
no un sistema, un credo, una iglesia, sino Cristo quien
murió, pero que vive
eternamente y quien tiene las llaves para abrir las
perplejidades, problemas y
fracasos. Aun cuando la sociedad pudiera reconstruirse y ser
suplidas las
necesidades materiales en una forma justa, el descontento
aparecería en alguna
otra forma, a menos que el corazón fuera satisfecho en Su
amor.
La verdad que El revela al alma y que se concentra en El es
solo capaz de
mitigar el hambre devoradora de la mente por los
antecedentes sobre los cuales
fundar su respuesta a las preguntas sobre la vida, el
destino y Dios, que siempre
están llamando a la puerta en demanda de solución. Y los
hombres todavía
tienen que aprender que el más alto poder no reside en
palabras, o metáforas, o
brotes de elocuencia, sino en la Palabra que mora
íntimamente y que se traduce
en obras, que es la sabiduría y el poder de Dios, y que
tiene que ver con las
regiones inferiores ·a aquellas con que la mente inútilmente
labora. Jesucristo, el
Eterno Hijo de Dios, es la única respuesta suprema a la
inquietud y fatiga de
nuestro tiempo. Pero El no puede, ni se revelará a Sí mismo.
Cada Persona de la
Trinidad revela a la otra. El Hijo revela al Padre, pero
para su propia revelació~
espera el testimonio del Espíritu Santo, aunque con frecuencia
es dado
mayormente a través de la Iglesia en forma directa.
Entonces, lo que necesitamos
y lo que el mundo espera, es al Hijo de Dios testificado
para y revelado en toda
su radiante belleza del ministerio del Espíritu Santo, al
animar a los santos, y, a
través de ellos, edifica el santo y místico cuerpo de Su
Iglesia. Es necesario
enfatizar esta distinción. En algunas partes parece
suponerse que el mismo
Espíritu Santo es la solución para las perplejidades de
nuestro tiempo. Lo que
podremos testificar en cierta edad futura no lo sabemos
ahora, pero para ésta
está claro que Dios, en la persona de Cristo, es la sola y
divina respuesta. Aquí
está el sí y amén de Dios, el Alfa y Omega, que da vista al
ciego, sanidad al
paralítico, limpieza a los inmundos, a los muertos vida, las
buenas nuevas para
los pobres, tristes y afligidos. Ahora nosotros ansiamos la
graciosa dádiva del
Espíritu, porque El puede tomar las cosas más profundas de
Cristo y
revelárnoslas. Cuando los discípulos querían conocer al
Padre, el Señor les dijo:
'El que me ha visto ha visto al Padre.' Es Su gloria que
brilla en mi faz, Su
voluntad que moldea mi vida, Su propósito que se cumple en
mi ministerio. Así
el bendito Paracleto hace volver nuestro pensamiento y
atención de Sí mismo
hacia Cristo, con quien El es Uno en la Santísimia Trinidad,
y a quien El ha
venido a revelar. A través de los siglos de la cristiandad
la voz del Espíritu Santo
ha testificado del Señor mediata y directamente.
Directamente, en cada
profundo pensamiento de la conciencia humana, en cada
avivamiento religioso,
en cada época de adelanto en el conocimiento de la verdad
divina, en cada alma
que ha sido regenerada, fortalecida y enseñada. Mediatamente
Su obra ha sido
efectuada a través de la Iglesia, el cuerpo de los que
creen. Pero, ¡Ay! cuán
846 NEUMATOLOGIA
tristemente Su testimonio ha sido debilitado y estorbado por
el instrumento a
través del cual ha venido. El no ha podido hacer muchas
obras poderosas a causa
de la incredulidad que han mantenido cerrados y obstruidos
esos conductos por
los que El hubiera vertido su alegre testimonio a favor del
ausente y glorificado
Señor. Las divisiones en la Iglesia, sus contiendas sobre
asuntos de relativa escasa
importancia, su exageración de los puntos de diferencia, su
materialismo, su
amor al dinero, posición y poder, su auto estimación de
riqueza y abundancia de
bienes y de no tener necesidad de nada, cuando en realidad
ella es pobre, y
miserable, y ciega y desnuda. Estas cosas no sólo le han
robado su testimonio,
sino que han contristado y apagado al Santo Espíritu y
nulificado su testimonio."
Ps. X-XV.
Una vez más una oportuna advertencia para que no dé la
impresión
de tomar en cuenta que la doctrina de la procesión implica
alguna
variación entre las divinas Personas en exaltación o
importancia. Se
ha hecho un esfuerzo en la Teología Propia para defender la
Segunda
Persona de la suposición de que El, siendo la manifestación
del Padre
y habiendo tenido que encarnarse en forma humana, es
inferior al
Padre. También es importante notar que el Espíritu Santo,
tal como
aparece Su nombre en el título completo de la Deidad, aunque
siempre enviado por el Padre y el Hijo, es eternamente igual
al Padre
y. al Hijo. La gran revelación de que el Hijo es engendrado
por el
Padre y que el Espíritu procede del Padre y del Hijo, debe
tomarse
sin confundirla con las relaciones humanas; porque, mientras
las
Escrituras indubitablemente presentan la doctrina de la
Procesión;
estas mismas Escrituras positivamente anuncian la absoluta
igualdad
de las Personas dentro de la Deidad. En la Obra de la divina
interrelación que se manifiesta en la redención, el Hijo
vino al mundo
para hacer la voluntad del Padre (He. 10:4-7) y el Espíritu
está sujeto
a ambos, al Padre y al Hijo; todavía hay que recordar que
Cristo se
sujetó también al Espíritu. Está escrito: "Y Jesús,
lleno del Espíritu,
volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al
desierto" (Le. 4: 1).
De esta manera, la noción humana de que el mayor ha de ser
servido
por el menor, es enteramente extraña en lá interrelación
divina. El
Hijo no es menos igual al Padre, aunque El busca la gloria
del Padre
(Jn. 14: 13), y el Espíritu no es menos igual con el Padre y
el Hijo,
aunque El busca la gloria del Hijo (Jn. 16: 14).
El Dr. William Cooke en su Christian Theology ha escrito
efectivamente sobre el Nombre triple de Dios. Copiamos una
parte de
su tesis:
"En la gran comisión de predicar el Evangelio a toda
criatura, Dios habla de sí
mismo bajo una triple designación, diciendo: 'Por tanto id,
y doctrinad a todas
las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu
Santo.' Si en algi.lna parte de la enseñanza de Nuestro
Señor fuera requisito un
especial cuidado en el uso de las palabras, a fin de dar a
los hombres un correcto
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO 847
punto de vista en cuanto a Dios, era aquí: porque aquí hay
una declaración del
nombre de Dios; aquí hay un mandato autoritativo de dar a
conocer este nombre
al mundo entero; y aquí hay un mandamiento de practicar una
solemne
ordenanza en este nombre como un medio especial de
publicarlo y perpetuarlo
entre la humanidad. Este triple Nombre, entonces, no tiene
un origen humano;
es aplicado por nuestro Señor mismo a la Deidad, y aplicado
por El como
para expresar la Naturaleza Divina; y porque es expresivo de
la Naturaleza Divina,
El ordena que sea proclamado al mundo entero, como el nombre
por el que la
Deidad sería conocida y adorada por toda la humanidad. El
negar este nombre es
negar la autoridad de Cristo; el argüir sobre si es
apropiado o no es negar Su
sabiduría; el separarlo de Dios es rebelarse contra el más
claro mandato de darlo
a conocer. Donde quiera que el Evangelio es predicado, este triple
Nombre debe
ser proclamado como el Nombre de Dios; y donde quiera que se
celebre el
bautismo ha de efectuarse en este nombre como el Nombre de
Aquel a quien
recibimos y conocemos como nuestro único Dios. El Evangelio
no puede ser
predicado sin publicarlo, porque está expresamente
especificado como una parte
del mensaje del Evangelio. Se destaca como una primera y
fundamental
proposición en el sistema del Evangelio. Otras doctrinas se
incluyen
indudablemente en el mensaje divino; pero ésta no sólo se incluye,
está
expresada, y es expresada porque es la base de todas las
otras verdades, y por lo
tanto, debe ser el primer elemento de toda enseñanza
evangélica. Siendo tal la
importancia de este Triple Nombre, es satisfactorio el saber
que el versículo que
lo contiene es admitido por los hombres de todos los credos
como auténtico y
genuino. Aquí no hay discusión, ni aún puede haber
diversidad de opinión. El
texto que contiene este Nombre se halla en todas las copias
del original griego,
tanto antiguas como modernas, no importa cuánto se aleje en
antigüedad.
También se encuentra en todas las versbnes antiguas y
modernas, y la traducción
del Nombre Trino de Dios en cada versión es la misma. Y
claro está, que no
puede darse ninguna traducción diferente, ya que el texto
consta de unos pocos
términos sencillos que admiten sólo una traducción literal.
Esto es tan obvio, que
ninguna diferencia se ha sugerido de lo que nosotros
sabemos, aún por hombres
de diferentes credos y opiniones. Comentaristas, gramáticos
y críticos, aunque
difiriendo en algunos puntos tan distantes como polos
opuestos, concuerdan
uniformemente en la traducción de este pasaje. Aun en las
Versiones Unitarias
del Nuevo Testamento, el nombre de Dios, como 'el Padre, y
el Hijo y el
Espíritu Santo' , en este pasaje está traducido precisamente
como lo está en
nuestra Versión. Esta unanimidad, así como la genuinidad y
la traducción de este
pasaje es de la más alta importancia, porque reduce el
terreno de la controversia
y da una norma de apelación indisputable. Por tanto, tenemos
solamente que
someter nuestro entendimiento a la enseñanza de la sabia
autoridad, a fin de
obtener claros y correctos conceptos de Dios. A esta norma
infalible, entonces,
venimos, y colocándonos ante el oráculo sagrado, preguntamos
reverentemente:
¿Quién es el Dios de los cristianos, y cuál es Su majestuoso
Nombre? ¿Es El una
Unidad absoluta, un ser dual, o una Trinidad? El versículo
que consideramos
nos da una respuesta clara, decisiva, y sin la más leve
ambigüedad: ;El es el
Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo.' Entonces aquí se
aplican tres apelativos a
Dios, ni más ni menos. Cada nombre es diferente y separado
del otro, y todavía
conectados con la conjunción copulativa 'y' . Estamos
seguros que estos tres
apelativos son apropiados, porque fueron aplicados a Dios
por el Gran Maestro Y
Salvador de la humanidad, quien vino a mostrar a los hombres
quién es Dios.
Pero si estos tres apelativos diferentes son apropiados,
constituyendo juntos el
Nombre del Siempre Bendito Dios, deben expresar algunas
distinciones en la
848 NEUMATOLOGIA
Naturaleza Divina. Aun en estas distinciones debe haber, al
mismo tiempo, una
unión esencial; porque los tres nombres juntos constituyen
el Nombre de El Dios
Viviente y Verdadero. Guiados por este importante pasaje y
el tenor general de
las Santas Escrituras, sostenemos que Jehová, quien es uno
en esencia, se ha
revelado a Sí mismo a los hombres como subsistiendo en Tres
Personas distintas,
denominadas el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. No
pretendemos definir o
explicar precisamente la naturaleza de esta distinción,
porque Dios no lo ha
revelado. Es probable, claro está, que los términos del
lenguaje humano son
inadecuados para poder expresarlo, y que nuestras
capacidades en esta vida son
demasiado limitadas y débiles para poder recibirlo. Usamos
la voz 'persona', por
tanto, bajo cierta limitación -no para expresar la
existencia de tres seres
separados e independientes, sino para notar el hecho de una
real triple distinción
que existe en la Deidad. En este sentido la palabra
'persona' tiene la sanción
tanto de las Sagradas Escrituras, como la de una venerable
antigüedad
eclesiástica, siendo la traducción de la palabra imóaraatc;
(hypostasis) como la
usaron los Padres Nicenos, y por nuestros propios
traductores cuando designaron
a Cristo como el resplandor de la gloria del Padre, y la
misma imagen de Su
substancia (persona) (He. 1: 3). La distinción en las
personas de la Deidad es tal,
creemos, como que implica distinto conocimiento, combinado
con participación,
unidad e igualdad de la naturaleza y atributos Divinos. No
obstante, aquí nos
encontramos con tres sentimientos opuestos, siendo nuestro
deber examinarlos y
refutarlos: los Unitarios, los Sabelianos y los Triteistos.
La Teoría Unitaria comprende dos clases de opiniones, que
niegan la doctrina
de la Trinidad y contienden a favor de la absoluta unidad de
Dios. Los altos
Arrianos sostienen que la persona (o Ser) llamada el Hijo es
el jefe de las obras de
Dios, aun más alto que los ángeles; pero los Socinianos lo
consideran solo como
un mero hombre. Como para el Espíritu Santo el sentir de los
Unitarios es vago y
diversüicado. Algunas veces se le mira como un atributo de
Dios, o una
influencia que procede de El; y otras veces sólo como otro
nombre de Dios
mismo. Es evidente, a primera vista, que estos aspectos de
la Naturaleza Divina
no se derivan del triple Nombre que el Salvador aplicó a
Dios en la gran comisión
de predicar el Evangelio. No hay nada en las palabras para
justificar la
inferioridad del Hijo; nada, para sostener la noción de que
el Espíritu Santo sea
un atributo o una mera influencia que procede de Dios; y
nada, para apoyar la
idea de que el Espíritu no es sino otro nombre de Dios
mismo. El signüicado
natural y obvio del pasaje decididamente está opuesto a
tales nociones. En el
triple Nombre de Dios evidentemente tenemos distinción y
co-igualdad
combinadas; porque cada uno que es representado en ese
Nombre, para nosotros
está en la misma relación como nuestro Dios. Cómo, al
parecer, los puntos
esenciales de la herejía Unitaria están incluidos en el
credo Sabeliano, la misma
clase de argumentos escriturales que sirvan para abatir a
los unos se aplicarán
para trastornar a los otros ...
La herejía Sabeliana está algún tanto diversificada en sus
aspectos menores,
pero en sus principios substanciales sostiene que la Deidad
es una Unidad
absoluta; que las distinciones indicadas por los términos
'Padre, Hijo y Espíritu
Santo' no son reales y personales, sino nonimales u
oficiales; que el Padre s6lo es
la Deidad en Su carácter paternal; que el Hijo es la misma
Persona o Ser
encarnado, o 'Dios manifestado en carne' ; y que el Espíritu
Santo es también el
mismo Ser manifestado en Sus influencias espirituales.
Ahora, esta doctrina es
igualmente contraria al triple Nombre aplicado a Jehová en
la Gran Comisión del
Evangelio, y en la fórmula bautismal. Es, a la verdad,
contraria al natural y obvio
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO 849
significado del lenguaje. Es asegurar que nuestro Señor ha
usado palabras sin
significado; y no sólo eso, sino que las ha usado en un
sentido contrario a su
significado usual y propio. Porque en todos los idiomas las
palabras Padre e Hijo
son designaciones personales y nunca nominales; y decir que
nuestro Señor
intentaba darle un significado meramente nominal a estas
palabras, mientras en
todos los i di o m a s ellas tienen un significado personal,
es decir que El
empleaba el lenguaje más bien para engañar que para
instruir; y no sólo eso, sino
que encomendó a otros el perpetuar la misma impostura hasta
el fin del tiempo;
y esto, ¡en una ocasión cuando Su propósito visible era el
de hacer que el
Nombre de Dios fuera conocido por toda la humanidad!
¿Podemos concebir
una más odiosa censura de la sabiduría y sinceridad del
Maestro y Salvador de los
hombres? Más aún, los apelativos aplicados a Dios en la gran
comisión y en la
fórmula bautismal expresan relación; y las relaciones son
distintas y personales
tanto como diferentes; tan personales, realmente, que no se
pueden aplicar a
nadie propiamente sino a personas; y tan distintas que no
son intercambiables,
sino fijas y permanentes en su aplicación personal. Por el
hecho de la relación de
un padre a su propio hijo incluye a ambos en una
personalidad que no puede ser
resuelta dentro de una metáfora, y una distinción que no
puede permutarse;
ambas relaciones están fundadas en la misma naturaleza de
las cosas, y son
eternamente inmutables. Un padre no puede ser idéntico a su
hijo, y un hijo no
puede ser idéntico a su propio padre. Estos términos, por
tanto, aplicados a la
Deidad implican necesariamente ambas, distinción y
personalidad; y,
consecuentemente, la teoría Sabeliana es falsa. Igualmente
clara es la distinción y
personalidad del Espíritu Santo, porque, ya que se resuelva
dentro de un
atributo de Dios, o dentro de una influencia que procede de
Dios, o dentro de
otro nombre para el mismo Padre; implicaría los más groseros
absurdos y
contradicciones. El Espíritu Santo no sólo se distingue .del
Padre y del Hijo por
un nombre distinto, sino que está asociado al Padre y al
Hijo en la ordenanza del
Bautismo; y de aquí las herejías Sabeliana y Unitaria implican
que el 'bautismo
ha de ser administrado en el Nombre del Padre, y de una
criatura y de una
influencia' ; o sea 'en el Nombre del Padre, y de una
criatura, y el Padre/
·¿Podemos concebir absurdos más evidentes? ¿Podemos inventar
un insulto más
grosero contra el gran Maestro y Redentor de la humanidad?
Con este sistema
de interpretación ¿no serían las Escrituras el más absurdo y
falaz volumen que
jamás se haya escrito? Por una parte debemos admitir tales
desatinos y
blasfemias, o rechazar las teorías que las comprenden. Más
aún, el hecho que el
bautismo es una ordenanza religiosa implica la personalidad
del Espíritu Santo,
porque ha de ser efectuado en Su nombre, tanto como en el
Nombre del Padre, y
el del Hijo. Ahora bien, el Ser en cuyo nombre es efectuada
una ordenanza
religiosa, debe ser capaz de aprobar y aceptar la ordenanza
ejecutada en su
nombre. Pero poder aprobar y aceptar implica inteligencia. E
inteligencia y
conciencia no son las propiedades de un atributo, o de una
influencia, sino de
una existencia real y personal. Así el hecho de que el
bautismo se ordena
efectuarse en el Nombre del Espíritu Santo presupone su
personalidad, tanto así
como se implica la personalidad del Padre y la del Hijo. Mas
adelante, las
evidencias de la personalidad del Espíritu Santo, como se
exhiben en Sus
atributos,. se aducirán cuando entremos a discutir sobre Su
Deidad. Los sublimes
hechos registrados en conexión con el bautismo del Redentor
son evidencias
sorprendentes de la distinción y la personalidad de cada Uno
de los Tres
Gloriosos. Cuando nuestro Señor condescendió a recibir esta
ordenanza de
manos de Juan, los cielos fueron abiertos, y el Espíritu
Santo descendió como
850 NEUMATOLOGIA
una Paloma y reposó sobre El, y una voz que procedía del
cielo abierto decía:
'Tú eres mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento' (Mr.
1:1 O, 11). Aquí
estaba una visible y audible demostración de la distinción y
personalidad de cada
una de las Tres Gloriosas Personas. Aquí estaba la presencia
del Hijo Encarnado,
sometiéndose al rito del bautismo; la presencia del Santo
Espíritu, descendiendo
en forma de una paloma, y llenando Su Humanidad con poder
consagrador; y la
presencia del Padre, dando testimonio de Su encarnación y
proclamando Su
complacencia en El. Por lo tanto, el Padre no es el Hijo, el
Hijo no es el Padre y
el Espíritu Santo es distinto de ambos; así que, la
distinción es real, no nominal;
personal, no oficial. Esta gran exhibición de las Tres
Personas en el bautismo del
Salvador es una ilustración práctica de la distinción y
personalidad propuestas en
la fórmula de nuestro propio bautismo, y desmenuza en mil
fragmentos las
herejías Sabeliana y Unitaria.
Otra teoría errónea es la de los Triteistas que sostienen que
no hay tres
personalidades simplemente, sino que son tres Seres
separados e independientes;
o, en otras palabras, tres Dioses en vez de Uno. No es poco
homenaje a la verdad
cuando es atacada por sentimientos diametralmente contrarios
unos a otros;
porque en su oposición naturalmente se destruyen mutuamente;
y al destruirse el
uno al otro, establecen la doctrina verdadera. Los Unitarios
y Sabelianos
sostienen la Unidad Divina; pero niegan la Trinidad. Los
Triteístas por el
contrario, sostienen que la Trinidad es tan evidente que
niegan la Unidad Divina,
y aseguran la existencia de tres Dioses. La verdad íntegra
no es sostenida por
ninguno, pero una parte de esta verdad es sostenida por
ambas facciones. Los
errores de cada uno están en lo que los otros niegan, y la
verdad, en lo que cada
uno sostiene. Las Escrituras afirman claramente que Dios es
tanto Uno en un
sentido como lo es Tres en otro sentido. Y como ellos
sostienen ambos puntos
de vista, los dos tienen que ser verdad; y como toda verdad
debe armonizar,
existe un sentido en el que la Trinidad es compatible con la
Unidad. Por tanto, la
doctrina sólo es ortodoxa cuando no niega ni el uno ni el
otro aspecto, sillo que
los combina y los armoniza; que reconoce al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo
tan real y personalmente distintos; y todavía esencialmente
Unidos. Esta es la
doctrina Trinitaria, que sostiene una pluralidad, no sólo de
nombres, sino de
personas que tienen distinta conciencia con mutua
participación de los mismos
atributos y esencia (Sa. ed., pgs. 67-73)."
Obviamente, el Nombre Trino -Padre, Hijo y Espíritu
Santoincluye y exhibe todo lo que entra en la doctrina de la Trinidad. Por
el momento, esa doctrina puede ser re~onsiderada en vista al
reconocimiento de igual posición y honor que pertenecen a la
Tercera Persona al lado de la Primera y de la Segunda. Como
ya se ha
demostrado bajo la Teología Propia, cuando la discusión se
centró en
el modo trinitario de la existencia de la Deidad, el Antiguo
Testamento es el registro concerniente a un Dios con escaso
reconocimiento de Tres Personas, mientras que el Nuevo
Testamento
es el registro concerniente al carácter y realizaciones de
las Tres
Personas con reconocimiento de Su Unidad esencial. Ningún
judío de
los primeros siglos, ni estudiante sea de esta o de la
pasada generación
podría echar de menos el significado de la forma plural del
Nombre
Elohim. Como el Dr. Griffith Thomas ha señalado en la cita
anterior,
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO 851
no fue el propóstio divino descubrir desde el principio todo
lo que
estaba latente en la doctrina de la Trinidad. En esta
revelación, así
como en muchas otras, están "primero, hierba; luego,
espiga;
después, grano lleno en la espiga" (Mr. 4:28). Así la
revelación
esencial respecto a Dios principia con la intimación que
presenta la
forma plural de Elohim Sin señalar una razón para rechazar
esta
antigua creencia de que el nombre Elohim implica la
Trinidad, ni
descubrir otra razón del por qué para esta terminación en
plural que
amerita el tema, los teólogos modernos han buscado rehuir el
reconocimiento de que la Trinidad se ve en este nombre
Elohim.
Comunmente se acepta que el nombre Jehová, siendo singular,
es una
representación de la unidad de Dios. Está escrito:
"Jehová nuestro
Dios (Elohim), Jehová uno solo es" (Deut. 6:4, V. M.).
No obstante,
en Génesis 11:6-9 está escrito que el mismo Jehová dijo:
"Vamos,
descendamos y confundamos allí mismo su lengua." Como
es
corriente, cuando han de acontecer grandes transformaciones,
claro
está por cierto, el cumplimiento es garantizado por las Tres
Personas;
es decir, cada una por separado puede acreditarse de haber
hecho lo
que ha sido hecho. Así, mientras en diferentes tiempos y
lugares de la
Escritura se dice de cada Persona haber creado cosas que
existen, el
sabio Salomón ha dicho: "Y acuérdate de tus Creadores
en los días
de tu juventud" (Ecl. 12: 1 ). El plural Creadores está
en armonía con
la revelación completa de la Biblia, en relación con la
creación.
Otro reconocimiento de pluralidad dentro de la Deidad, como
se
establece en el Antiguo Testamento, se encuentra en la
triple
imputación de la adoración proferida por los seres
angelicales
registrada en Isaías 6:3: "¡Santo, santo, santo es
Jehová de los
ejércitos; toda la tierra está llena de Su gloria! "
(V. R.). Después que
Isaías hubo testificado," ¡Ay de mí! que soy muerto,
porque siendo
hombre de labios inmundos y habitando en un pueblo de labios
inmundos, mis ojos han visto al Rey, Jehová de los ejércitos";
y
cuando los labios del profeta hubieron sido limpiados con un
carbón
ardiendo sacado del altar, fue cuando el Señor preguntó:
"¿A quién
enviaré y quién irá por nosotros? " El Jehová singular
es así puesto a
la par del pronombre plural nosotros. Entonces sigue la
predicción
relativa a la ceguera de Israel, ceguera que es citada
varias veces en el
Nuevo Testamento. Es un registro completo de un evento desde
la
triple atribución de alabanza hasta el juicio contra Israel.
Siendo que
el contexto no permite división, es importante notar que en
Juan
12:41, al hablar de Cristo, el Hijo de Dios, se dice en
relación a esto,
la visión de gloria de lsaías: "Estas cosas dijo lsaías
cuando vio Su
gloria y habló de El"; y otra vez· en Hch. 28:25,
respecto a la misma
visión, se implica que fue el Espíritu Santo quien habló a
lsaías. Por
852 NEUMATOLOGIA
tanto, se llega a la conclusión que fue el Padre, el Hijo y
el Santo
Espíritu quien habló cuando dijo Jehová: "¿A quién
enviaré y quién
irá por nosotros? " El hecho importante que de aquí
surge es que el
Espíritu Santo está tan esencialmente representado en todas
estas
revelaciones de Isaías, como lo están el Padre o el Hijo.
¿No es El el
Objetivo cuando el tercer "santo" es pronunciado?
Todavía, otra vez
la bendición del Antiguo Testamento (N m. 6: 24-26),
corresponde
perfectamente a la bendición del Nuevo Testamento en 2
Corintios
13: 14. Cuando estas dos bendiciones se leen juntas, la
similitud es
evidente: "Jeh0vá (el Padre) te bendiga y te
guarde" -"El amor de
Dios ... sea con todos vosotros"; "Jehová (el
Hijo) haga resplandecer
Su rostro sobre tí y tenga de tí misericordia"
-"La gracia del Señor
Jesucristo (sea con vosotros);""Jehová (el
Espíritu) alce a tí Su rostro
y ponga en ti paz"-- "La comunión del Espíritu
Santo (sea con
vosotros)." A menos que los hechos sean pasados por
alto, es bueno
considerar cómo la Persona y obra del Espíritu están
mencionados
definitivamente en el Antiguo Testamento. Sólo cabe citar
unos
pocos pasajes: "El Espíritu de Dios se movía sobre la
faz de las
aguas" (Gn. 1: 2); "Mi Espíritu no contenderá para
siempre con el
hombre" (Gn. 6:5); "Tu Espíritu es bueno"
(Sal. 143:10); "No por
fuerza, ni por poder, sino con mi Espíritu, dice Jehová de
los
ejércitos" (Zac. 4:6); "El Espíritu de Jehová me
hizo" (Job 33:4);
"Derramaré mi Espíritu sobre toda carne" (Jn. 2:
28); "No quites de
mí tu Santo Espíritu" (Sal. 51: 11 ).
Yendo más específicamente al Nuevo Testamento, se descubre
que
el progreso de la doctrina Trinitaria alcanza su final y suprema
revelación en Hechos, las Epístolas y el Apocalipsis, en
donde se hace
referencia a la Tercera Persona bajo el título de Espíritu
cuando
menos 125 veces; y en cada referencia se ve su actuación con
toda la
autoridad divina, sabiduría, y gracia. En todos estos
pasajes se le ve
separado del Padre y del Hijo. Este gran volumen de verdad y
revelación distintivas serán consideradas· más ampliamente
en
posteriores divisiones de este volumen.
II. TITULOS DESCRIPTIVOS
Al concluir en este lugar la discusión de la Tercera Persona
tal
como se indica por su lugar en el nombre completo de la
Deidad,
puede decirse que todos los nombres con que el Espíritu es
conocido
también son meros títulos descriptivos. Es llamado El
Espíritu
porque es espíritu; es llamado Santo porque es santo hasta
lo
infinito; es identificado como El Espíritu de Dios porque El
pertenece a la Deidad; es llamado El Espíritu de Cristo
porque por
EL NOMBRE DEL ESPIRITU SANTO 853
Cristo El fue enviado al mundo. En su libro The Doctrine of the Holy
Spirit (La Doctrina del Espíritu Santo), el Dr. Juan F.
Walvoord
presenta un precioso estudio sobre los nombres de la Tercera
Persona. Esto bien puede incluirse aquí:
"Un examen de la revelación Bíblica sobre el Espíritu
Santo indicará que en
ninguna parte Le es dado un nombre formal, tal como el que
tenemos para la
Segunda Persona, el Señor Jesu-Cristo; pero en cambio le son
dados títulos
descriptivos, de los cuales el más común en las Escrituras y
más usado es el de
Espíritu Santo. Como Su persona es espíritu puro, al que
nada material es
esencial, en la Biblia se revela como el Espíritu. El
adjetivo descriptivo santo se
usa para distinguirlo de otros espíritus, que son criaturas.
Un estudio de las
referencias al Espíritu Santo por varios títulos en la Biblia
revelarán algunos
hechos significativos. Las palabras básicas en el original
también son usadas con
referencia a otras entidades distintas del Espíritu Santo.
En el Antiguo
Testamento, sin embargo, ruach se usa más de cien veces para
el Espíritu Santo.
La cuestión de interpretación entra en el problema. Cummings
presenta una lista
de ochenta y ocho referencias al Espíritu Santo en el
Antiguo Testamento
(Through
the Eterna! Spirit, p. 36). La Standard American Version de la Biblia
por medio de letras mayúsculas indica considerablemente más
que esto. De
cualquier modo, los ejemplos son numerosos y bien
distribuidos en el Antiguo
Testamento. Cummings anota que el Pentateuco tiene catorce
referencias
(ninguna en Levítico); que Isaías y Ezequiel tienen quince
cada uno, y que las
referencias están distribuidas a través de veintidós de los
treintinueve de los
libros del Antiguo Testamento (Loe. Cit.). El conciso
sumario de Cummings
sobre la importancia de estas referencias bien pueden ser
citadas: 'Es imposible
decir que los pasajes crecen en número o en claridad con
alguna característica
especial de los libros de la Escritura. Parecen no tener
relación especial con la
cronología, como aparecen particularmente en Isaías (750 A.
C.), en Ezequiel
(590 A. C.), y en los libros de Moisés. Tampoco podemos
trazar relación alguna
con la comparativa espiritualidad de los libros, aunque
Isaías aparece tan a la
cabeza en esta lista; siendo así que Ezequiel se coloca
primero, y Jueces tiene
siete, Salmos tiene sólo seis, Deuteronomio sólo una y 2
Crónicas, cuatro. Pero
es posible discernir que cada uno de los inspirados
escritores han captado algún
aspecto especial de la persona o de la obra del Espíritu
Santo, que está repetido
en sus páginas. En Ezequiel, por ejemplo, es la acción del
Santo Espíritu que
transporta al profeta corporalmente a los lugares en donde
se le necesitaba, lo
que sucede en seis de las ocasiones de las quince apuntadas
arriba. En Jueces es la
llenura de coraje o fortaleza a lo que se alude en cada uno
de los siete pasajes. En
Exodo es como el Espíritu de sabiduría que El es considerado
especialmente. En
Su oficio como el dador de la inspiración profética se habla
más constantemente
en los libros de Samuel y Crónicas. En Isaías y en los Salmos
la doble enseñanza
concerniente al Espíritu es su conexión con el Mesías, por
una parte, y lo que
pudiera llamarse sus cualidades personales, tales como el
ser contristado u
ofendido por ingratitud o rebeldía, por la otra (/bid.,
págs. 37 y 38). En el
Nuevo Testamento las referencias al Espíritu Santo son aún
más numerosas. La
palabra para Espíritu en el Nuevo Testamento, 1TV€VJ.I.a, se
encuentra en 262
pasajes, según Cummings, distribuidos por la mayor parte de
los libros del Nuevo
Testamento (/bid., p. 44). Para citar a Cummings, 'Los
Evangelios contienen 56
pasaies; los Hechos de los Apóstoles, 57; las Espístolas de
San Pablo, 113; y los
otros libros, 36' (Loe. cit.). De estos hechos se puede ver
claramente que hay
854 NEUMATOLOGIA
una consistente referencia al Espíritu Santo desde el
Génesis 1:2 hasta
Apocalipsis 22: 17, y hay una clara inferencia de que hay un
constante y
adecuado ministerio del Espíritu Santo para cada
dispensación. Los títulos del
Espíritu Santo como se traducen ordinariamente son objeto de
una significativa
clasificación que proporciona un interesante fondo a la
doctrina.
De los muchos títulos y variaciones que se refieren al
Espíritu Santo, dieciséis
revelan su relación a las otras Personas de la Trinidad. Se
hallan once títulos
relacionados con el Padre: (1) El Espíritu de Dios (Gn. 1:2;
Mt. 3:16); (2) El
Espíritu del Señor (Le. 4: 18); (3) El Espíritu de Nuestro
Dios (1 Co. 6: 11); (4)
Su Espiritu (N m. 11: 29); (S) El Espiritu de Jehová (Jue.
3: 1 O); (6) Tu Espíritu
(Sal. 139:7); (7) El Espíritu de Jehová el Señor (Is. 61:
11); (8) El Espiritu de
vuestro Padre (Mt. 10:20); (9) El Espíritu del Dios vivo (2
Co. 3:3); (10) Mi
Espíritu (Gn. 6: 3); (11) El Espíritu de Aquel (Ro. 8: 11).
Se encuentran cinco
títulos que relacionan al Espíritu Santo con el Hijo: (1) El
Espíritu de Cristo
(Ro. 8: 9; 1 P. 1: 11 ); (2) El Espíritu de Jesucristo (Fil.
1: 19); (3) El Espíritu de
Jesús (Hch. 16:7 V. R. y Nouvelle Edition Revue avec
Paralleles, 1954 -N. del
T.); (4) El Espíritu de Su Hijo (Gá. 4:6); (S) El Espíritu
del Sefíor (Hch. 5:9).
Siendo que hay alguna distinción en el significado de varios
títulos, lo principal
en su significado es sacar la relación del Espíritu Santo
como la Tercera Persona
de la Trinidad, afirmando todos Su Deidad y procesión.
En los títulos se da abundante revelación para mostrar Sus
atributos. A lo
menos diecisiete de estos títulos indican los atributos
divinos de Su Persona. (1)
La unidad del Espíritu se revela en el título, Un Espíritu
(Ef. 4:4); (2} La
implicación del título Siete Espíritus es perfección (Ap. 1
:4; 3: 1); (3) Se afirma
la identidad del Espíritu Santo y la Esencia de la Trinidad
en el título El Señor
es el Espíritu (2 Co. 3: 18). ( 4) La eternidad del Espiritu
Eterno (He.9: 14). (S)
Espíritu de Gloria connota Su gloria, siendo la Inisma que
la del Padre y del Hijo
(1 P. 4: 14}. (6) Espíritu de Vida, afirma la vida eterna
del Espíritu (Ro. 8:2).
Tres títulos afirman la santidad del Espíritu: (7) Espíritu
de Santidad (Ro. 1 :4),
posiblemente una referencia al espíritu humano santo de
Cristo; (8) Santo
Espiritu (Sal.· SI: 11; M t. 1: 20; Le. 11: 13), el título
más formal y más
frecuentemente usado; (9) El Santo (1 Jn. 2:20). Cinco de
los títulos del
Espíritu Santo se refieren a Su participación como autor de
la revelación y de la
sabiduría: (lO) Espiritu de Sabiduría (Ex. 28:3; Ef. 1:17);
(11) Espíritu de
Sabiduría e Inteligencia (Is. 11:2); (12) Espíritu de
Consejo y de Fortaleza (Is.
11:2); (13) Espíritu de Conocimiento y de Temor de Jehová
(ls. 11:2); (14)
Espíritu de Verdad (Jn. 14: 17). La trascendencia del
Espíritu se indica en el
título, ( 15) El Espíritu Libre (Sal. 51: 12). El atriblito
de gracia se encuentra en
dos títulos, (16) Espíritu de Gracia (He. 6: 29) y (17)
Espíritu de gracia y de
oración (Zac. 12: 1 0).
Muchos de los títulos que indican sus atributos también
indican sus obras. En
la discusión de los títulos que revelan Sus atributos puede
advertirse que el
Espíritu de Gloria (1 P. 4: 14) se compromete a llevar a la
gloria a los santos. El
Espíritu de Vida (Ro. 8:2) es el agente de la regeneración.
El Espíritu de
Santidad (Ro. 1:14), el Espíritu Santo (1 Jn. 2:20) es
nuestro santificador. El
Espíritu de Sabiduría (Ef. 1: 17) el Espíritu de Sabiduría y
de Inteligencia, el
Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de
Conocimiento y de Temor de
Jehová (Is. 11: 2) hablan de diferentes ministerios de Dios
en la enseñanza,
guianza y fortalecilniento de los santos. El Espíritu de
Verdad (Jn. 14: 17) tiene
una idea similar. El Espíritu como el manifestador de la
gracia, se revela en los
títulos, Espíritu de Gracia (He. 10:29) y Espíritu de Gracia
v Oración (Zac.
EL NOMBRE DEL ESPIRITO SANTO 855
12: 1 0). En adición a los precedentes, se le dan dos
títulos al Espíritu afirmando
Su obra. (1) El Espíritu de Adopción (Ro. 8: 15) tiene
referencia a nuestra
adopción como hijos. (2) El Espíritu de Fe (2 Co. 4: 13),
aunque quizá
impersonal, y en este caso no refiriéndose al Espíritu Santo
como tal, si se
admite como una referencia, indica el ministerio del
Espíritu de producir fe en
nosotros. Otro título del Espíritu Santo y que no incluye el
nombre espíritu, no
obstante, es el de Consolador (Paracletos)
rrapÓK./1..1JTOC:, según Thayer, cuando se
usa en su sentido más lato, significa 'un auxiliador' ,
'socorredor' , 'ayudador' ,
'asistente' ; así el Espíritu Santo fue destinado a tomar el
lugar de Cristo con los
apóstoles
(Greek-English Lexicon of the New Testament, pág. 483).
Frecuentemente se encuentra en el Nuevo Testamento (Jn.
14:16, 26; 15:26;
16: 7). Revela al Espíritu Santo como uno que está siempre
listo para ayudar a
los cristianos. Los muchos títulos del Espíritu Santo con
sus múltiples
significados hablan elocuentemente de las bellezas de la
Persona y las maravillas
de Sus atributos. Los muchos aspectos revelados hablan de Su
Persona infinita,
igual en poder y gloria con el Padre y con el Hijo (Págs.
15-19)."
Si se citaran muchas otras Escrituras combinadas entre sí,
probarían que los títulos de Dios, Jehová, el Dios de
Israel, Jehová
Dios, el Dios de los Espíritus, se refieren al Espíritu
Santo. Es cierto
que en la divina estimación, el Espíritu Santo es Uno de los
Tres
Gloriosos, con la misma autondad y exaltación que pertenecen
a la
Deidad.
CAPITULO 11
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO
Si acaso pareciere dudosa la personalidad del Espíritu Santo
a
algún creyente, no se debe a falta alguna en el Texto
Sagrado de
presentar a la Tercera Persona como tal. En lo que atañe a
las
Escrituras, el Espíritu se exhibe en conexión con todas las
acciones y
características que pertenecen a una Persona divina. De
acuerdo con
el relato presentado en la Biblia, el Espíritu Santo, aunque
visto en
acción constantemente, nunca se ve en otra forma aparte de
aquella
en que aparece constituyendo la Deidad. En esto, como se ha
observado antes, hay una amplia lista de distinciones que
anotar
entre lo que comprende la Cristología y· lo que entra en la
Neumatofogía. Un tratamiento digno de la doctrina de Cristo
demanda el reconocimiento de Su nacimiento humano, Su
cuerpo,
alma y espíritu humanos, ciertas limitaciones humanas, Su
muerte,
Su resurrección, Su actual presencia en el cielo en un
cuerpo
glorificado, y Su regreso de nuevo, en forma visible, a la
tierra.
Ninguno de estos rasgos distintivos han estado relacionados
directamente con el Padre o el Espíritu Santo. Por tanto,
confiadamente se afirma que toda la esfera de actividades
del
Espíritu, así como la de Su propia Persona, está enteramente
dentro
de la esfera que concierne a la Deidad. De igual manera, si
las
acciones y las características reveladas pueden imitar la
personalidad,
la personalidad del Espíritu Santo es sustentada por la
evidencia más
que la del Padre, ya que el Espíritu es el ejecutivo, el
Creador del
universo, el Autor divino de las Escrituras, el Generador de
la
humanidad de Cristo, el Regenerador de l~s que creen y la
fuente
directa de todo factor vital en la vida espiritual del
cristiano. No
obstante, cosa singularmente extraña, en todas las
generaciones los
hombres se han rendido ante una rara incertidumbre con
respecto a
la realidad de la Persona del Espíritu Santo. Parece como si
del todo
no se leyesen las Escrituras o, si se leyeran, que la mente
humana
fuera en sí incapaz de percibir las más sencillas y obvias
verdades
respecto a este Miembro de la Deidad. Siendo que todos los
hombres
están afectados en algún grado con la incapacidad para
recibir la
verdad revelada sobre este tema, se convierte en un valioso
motivo de
oración para que El, cuya obra es patentizar al creyente las
cosas
relativas al Padre y al Hijo, se evidencie a Sí mismo
también.
856
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO
l. A TRIBUTOS DIVINOS
857
Es la responsabilidad de cualquier obra que ha de servir
como libro
de texto de presentar, hasta donde sea posible, todos los
hechos
implicados, aún los más obvios. Así es imperativo que a lo
menos
algunos de los atributos del Espíritu Santo serán incluidos
como
evidencia respecto a Su perfección divina. Tomándolos todos
en
cuenta, el intento incluiría un recuento de todos los
atributos de
Dios, ya mencionados en la Teología Propia, porque todo
atributo de
Dios se aplica al Espíritu Santo tan plena y libremente,
como al
Padre y al Hijo.
l. ETERNIDAD. " ... Cristo, quien por el Espíritu
Eterno se
ofreció sin mancha a Dios" (He. 9: 14 ).
Se verá que en esta breve declaración de tan solo doce
palabras
todas las Tres Personas de la Deidad están nombradas y que
sería
verdaderamente forzar la razón alegar que en tal pasaje la
identidad
de la Tercera persona es incierta. De acuerdo a las teorías
humanas,
no se podría leer en el texto que Cristo por Su propio
espíritu, o que
por un atributo, o por mera influencia, se ofreció a Dios.
La
construcción del texto, así como la estupenda empresa que se
dice
que ha de ser acometida, requiere una Persona tan grande en
un
punto como se demanda de las otras dos. El Hijo se está
ofreciendo a
Sí mismo; el Padre está recibiendo; y todo es ejecutado por
el
Espíritu Eterno. ¿Sería posible demostrar que la obra del
Espíritu en
esta vasta empresa es menor que la del Hijo o que la
responsabilidad
del Padre en recibirla? El término eterno, que con toda
propiedad
puede también asignarse a Dios el Padre o a Dios el Hijo,
aquí es
aplicado al Espíritu Santo. Puesto que este atributo solo a
Dios
puede ser aplicado, se concluye que el Espíritu es Dios.
2. OMNIPOTENCIA. "Porque Cristo padeció una vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevamos a Dios,
siendo
muerto en la carne, pero vivificado por el Espíritu" (l
P. 3: 18).
La resurrección de Cristo es acreditada al poder energético
del
Espíritu Santo en este pasaje. Se afirma no menos de
veinticinco
veces que Cristo fue levantado por el poder del Padre (comp.
Hch.
2:32; Gá. 1: 1), y una vez que Cristo dijo en relación a Su
propia
vida: "Tengo poder para ponerla y tengo poder para
volverla a
tomar" (J n. 1 0: 18 ). Así mismo Cristo dijo:
"Destruid este templo
(Su propio cuerpo), y en tres días lo levantaré" (Jn.
2: 19) No
obstante, la inmensurable omnipotencia que puede levantar
los
muertos es atribuida al Espíritu Santo. Esta es sólo una de
las
realizaciones a que puede hacerse referencia. En verdad,
todas las
obras del Espíritu, como se indicará, son obras que demandan
858 NEUMATOLOGIA
omnipotencia divina.
3. OMNIPRESENCIA. "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿y
dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí
estás Tu: y si
en el abismo hiciere mi estrado, he aquí, allí Tú estás. Si
tomare las
alas del alba, y habitare en el extremo de la mar, aún allí
me guiará tu
mano, y me asirá tu diestra" (Sa. 139:7-10).
Aun cuando no todo el contexto está citado aquí, se ve por
el
trozo precedente que la referencia es al Espíritu Santo, la
Tercera
Persona. El es Omnipresente. Siempre ha sido omnipresente en
la
creación entera; pero también es cierto que ahora,
principiando con
el día de Pentecostés y continuando hasta el arrebatamiento
de la
Iglesia, El reside en el mundo (Ef. 2: 18-22).
4. OMNISCIENCIA. "El Espíritu escudriña todas las
cosas, aún lo
profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las
cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así
tampoco,
nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios" (l Co.
2:10, 11).
Jamás nada se ha escondido del discernimiento escudriñador
del
Espíritu Santo, ni aún "lo profundo de Dios". Más
allá de lo que
puede significar lo profundo de Dios, la imaginación humana
no
puede descubrir. El texto declara definitivamente que el
hombre sin
ayuda no puede conocer las cosas de Dios (comp. v. 14); pero
el
Espíritu conoce todas las cosas. Se hace referencia a los.
ilimitados
confines de la Omnisciencia, y nadie puede negar que, si el
conocimiento que posee el Espíritu alcanza lo profundo de
Dios, de
la misma manera todo lo demás sería comprendido por El. Quien
así
sondea el más profundo océano de la verdad y el
entendimiento, es
capaz también de discernir los pensamientos y las
intenciones del
corazón humano. Los que son tentados a pecar en lo secreto
bien
pueden recordar que nada está oculto al Espíritu de Dios. De
igual
modo es consolador saber que El observa plenamente cada
propósito
sincero, haya o no la habilidad para ejecutar!~.
5. AMOR. "El fruto del Espíritu es amor" (Gá.
5:22).
El atributo del amor pertenece al Espíritu Santo en grado de
infinidad. Más aún, El es quien ejecuta las cosas de Dios.
Así El
literalmente ama con divina compasión a través de aquel en
quien El
habita. En tanto que ésta es una provisión de inapreciable
ventaja
para el cristiano, el punto por reconocerse es que el
Espíritu ejercita
la medida completa del amor divino. El es Su fuente.
6. FE. "El fruto del Espíritu es ... fe" (Gá. 5:
22).
La referencia aquí no es a la actitud de fe, como quizá se
sugiera
en la Authorized Version (Versión Autorizada); más bien se
dice del
Espíritu que reproduce en el creyente la fidelidad divina.
Todos los
LA DEIDAD DEL ESPIRITO SANTO 859
pactos de Dios, Sus promesas y sus predicciones, hablan de
Su
fidelidad. "El permanece fiel." "Grande es tu
fidelidad." El Espíritu
Santo participa plenamente de estos atributos divinos.
7. VERACIDAD. "Y el Espíritu es el que da testimonio;
porque el
Espíritu es la verdad" (1 Jn. 5:6).
Cristo previamente había llamado al Espíritu Santo "el
Espíritu de
Verdad." Así puede observarse que el Espíritu no sólo
posee la
verdad: El es el Fiel Testigo de la verdad. Como tal, El es
el autor
divino de las Escrituras y en ellas ha testificado de la
verdad. Una
mentira contra el Espíritu fue castigada instantáneamente
con la
muerte (Hch. 5: 1-11 ). Por tanto, la verdad está vital e
infinitamente
relacionada al Espíritu Santo.
8. SANTIDAD. "El Espíritu Santo."
Cualesquiera que pudieran ser las distinciones dentro de la
Trinidad, no puede haber duda de que las Escrituras ponen un
énfasis
peculiar en la pureza y santidad de la Tercera Persona. El
mismo
título de "Espíritu Santo, da testimonio de esta
solemne realidad.
Más adelante en este volumen se demostrará que el Espíritu
es el que
trata directamente con la naturaleza pecaminosa en el
creyente, de
entre las Tres Personas; y es el único poder que existe por
el que esa
naturaleza es siempre controlada. La verdad de que El es
santo y que
El, por quien Cristo ha obrado trayendo a juicio la
naturaleza
pecaminosa, El mismo en sí nunca ha sido deslustrado ni en
sombra
por el mal que suprime, también se hará claro. Al principio
se ha
indicado cómo le fue inflingida la muerte instantánea a dos
personas
en el comienzo de la presente dispensación porque
presumieron
mentir al Espíritu Santo. Apoyándonos en la misma verdad con
relación a la distintiva santidad del Espíritu, se recordará
que fue un
pecado contra "el Espíritu Santo" que nunca podría
ser perdonado.
Sobre esto Cristo dijo: "Por tanto os digo: todo pecado
y blasfemia
será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el
Espíritu no
les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra
contra el
Hijo del Hombre, le será perdonada; pero al que hable contra
el
Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este siglo ni en
el
venidero" (M t. 12:31, 32). Es imposible para el
carácter íntimo de
una Persona de la Deidad el ser más santa que el de Otra; la
distinción debe recaer en algún modo dentro de la esfera de
la
responsabilidad oficial del Espíritu. Siendo el Divino
ejecutivo, la
Tercera Persona puede tener un nombramiento especial para
manifestar, así como para defender la infinita santidad de
Dios. Es
con la misma propiedad, entonces, que los seres angelicales
tributan a
los Tres Benditos la adoración de "Santo, Santo, Santo
es Jehová de
los ejércitos."
860 NEUMATOLOGIA
11. OBRAS DIVINAS
El Dr. William Cooke, al presentar este tema en su Christian
Theology, escribe:
"Hemos visto las obras de la creación atribuidas al
Padre y al Hijo, y la misma
autoridad se le atribuye al Espíritu Santo. Después del
'fiat' que hizo existir al
universo, la primera agencia que e~contramos empleada en la
confección del
universo es la del Espíritu Santo. Antes que los cielos y la
tierra recibieran su
forma -cuando la masa caótica estaba informe y vacía y las
tinieblas estaban
sobre la haz del abismo, el Espíritu de Dios se estaba
moviendo o cobijando la
inerte y confusa 'masa, penetrándola con Su omnipotente y
vivificante energía,
impregnando el cúmulo de cosas con apropiadas cualidades,
afinidades y leyes;
arreglando y disponiendo el todo de acuerdo con su inerrable
sabiduría y placer
soberano. En cada acto sucesivo de energía creativa
participó el bendito Espíritu
porque, dice Job, 'Su Espíritu adornó los cielos' (26: 13),
y Eliú dice: 'El
Espíritu de Dios me creó y el aliento del Todopoderoso me
dio vida.' Así, si las
obras gloriosas de la creación han sido exhibidas como una
prueba de la
existencia y Deidad del Padre y del Hijo, de igual modo es
una prueba de la
Deidad del Espíritu Santo. La maravillosa economía de la
Providencia implica la
misma agencia omnipotente y omnipresente como la obra de
creación. Es,
realmente, una creación continua; una renovación o
reproducción perpetuas. El
piadoso salmista reconoce este hecho y atribuye la obra al
Espíritu Santo.
Hablando de la absoluta dependencia de Dios de todas sus
criaturas, dice:
'Escondes tu rostro, se turban, les quitas el hálito, dejan
de ser y vuelven al
polvo. Envías tu Espíritu, son creadas y renuevas la faz de
la tierra' (Sal.
104:29, 30). Así cada nueva primavera, y cada generación
sucesiva de hombres y
de animales inferiores, como una nueva creación, es una
declaración de la
presencia del Espíritu y de su omnipotente energía. En la
economía de la Gracia
el Espíritu ejecuta una parte benigna y conspicua. El
inicia, lleva adelante y
completa la obra de la Salvación en los corazones de Su
pueblo. Es imposible
estimar la inmensa suma de bien moral y espiritual que
resulta de Su influencia
santa sobre· el corazón humano. El es el gran manantial de
luz y de gracia para el
mundo: la fuente de. santidad; amor y gozo; y, exceptuando
el don de Cristo, la
d;\diva de Su agencia es la más grande y más importante
bendición jamás
concedida a nuestro mundo caído." -pgs. 154, 155.
Aun cuando mucho ha sido insinuado ·anteriormente en estos
volúmenes sobre la obra del Espíritu Santo y mucho de lo que
todavía aparece ha de ser sobre este mismo tema, para un
análisis del
aspecto presente de la verdad es esencial indicar en orden
algunas de
las o.bras del Espíritu Santo que porporcionan evidencias
respecto a
su Deidad. Estas obras que vamos a enumerar las encaramos
con este
propósito a la vista. Después, las enumeraremos de nuevo y
clasificaremos cuando el carácter esencial de cada una de
ellas haya
de ser considerado.
l. CREACION. Es verdaderamente significativo que en los
primeros dos versículos de la Biblia dos Personas de la
Deidad son
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO 861
mencionadas, Dios y el Espíritu de Dios. La combinación de
la
Primera y la Tercera Personas es mucho menos frecuente que
la
combinación de la Primera y la' Segunda, como en el Salmo
2:2 y
constantemente en el Nuevo Testamento. Se dice que Dios
creó,
mientras que "el Espíritu de Dios se movía (cobijaba
como
incubando) sobre la haz de las aguas." Si hay alguna
división
implícita en la obra creativa no está claro. En el Salmo
39:6 está
escrito: "Por la Palabra de Jehová fueron hechos los
cielos, y todo el
ejército de ellos, por el aliento de Su boca", y Job
declara: "Su
Espíritu adornó los cielos, Su mano creó la serpiente
tortuosa"
(26: 13). Se ha indicado anteriormente que a cada Persona de
la
Deidad se le acredita la creación de todas las cosas; de consiguiente,
siendo que el Espíritu Santo es el Ejecutor del propósito
divino, es
lógico esperar Su parte en la creación. Por su incubación,
El produjo
todo ser viviente. De esta obra específica del Espíritu
Santo Mathew
Henry escribe en su comentario: "El Espíritu de Dios
fue el primero
en moverse. "Se movía sobre la haz de las aguas."
Cuando
consideramos la tierra informe y vacía pensamos en el valle
lleno de
huesos muertos y secos. "¿Pueden vivir éstos? "
¿Puede esta confusa
masa de materia ser formada en un mundo bello? Sí, si el
Espíritu de
Vida que procede de Dios entra en ella, (Ez.37:9). Ahora hay
esperanza con respecto a esto; porque el Espíritu de Dios
empieza a
obrar, y si El obra, ¿qué cosa o quién puede estorbarlo? Se
dice que
Dios hizo el mundo por Su Espíritu (Sal.33:6; Job 26: 13), y
por el
mismo poderoso obrero se ejecuta la obra de la nueva
creación. El se
movía sobre la haz del abismo, como Elíseo se tendió sobre
el niño
muerto, como la gallina que junta sus polluelos debajo de
sus alas, y
revolotea sobre ellos para calentarlos y acariciarlos
(Mt.23:37); como
el águila que alborota su nidada y revolotea sobre sus
pichones (es la
misma palabra que se usa en Dt.32: 11 ). De aquí aprendemos
que
Dios no solo es el autor de todo ser viviente, sino que es
la fuente de
la vida y la causa de la acción (Gn.l: 2). Aquí se insinúa
un paralelo
con la obra del Espíritu al producir la nueva creación
espiritual del
presente, y la creación del nuevo cielo y la nueva tierra,
se ve al
Espíritu trabajando poderosamente en las primeras dos, pero
ningún
dato se nos da en cuanto a Su participación en la última.
Dwelling, en
el contraste entre la creación y la evolución, The Companion
Bible,
afirma:
"La introducción al Génesis (y a toda la Biblia),
Génesis 1:1-2:3 atribuye
todas las cosas al Dios viviente, creando, haciendo,
actuando, moviendo y
hablando. No hay lugar para evolución sin una franca
negación de la revelación
divina. Una tiene que ser verdad, la otra falsa. Todas las
obras de Dios fueron
declaradas 'buenas' por siete veces (Gn.
Gn.l:4,10,12,18,21,25,31). Son
862 NEUMATOLOGIA
• grandes' (Sal.111:2; Ap.l5:3). El hombre parte de la.
nada. Principia en el
desamparo, ignorancia e inexperiencia. Todo su trabajo
procede del principio de
la evolución. Este principio se ve únicamente en los asuntos
humanos; desde la
choza hasta el palacio; desde la canoa hasta el
trasatlántico; desde el azadón y el
arado hasta los taladros mecánicos, segadoras y atadoras,
etc. Pero los pájaros
hacen sus nidos en la actualidad lo mismo que al principio.
Al momento que
pasamos la línea divisoria y entramos en la esfera divina,
no se ve ni una traza o
vestigio de evolución. Hay crecimiento y desarrollo dentro
de, pero no paso,
cambio o evolución entre una y otra especie. Por otra parte,
todas las obras de
Dios son perfectas . . . La evolución es sólo una entre
varias teorías inventadas
para explicar los fenómenos de las cosas creadas. Los
científicos admiten que
ninguna de estas teorías cubren todo el terreno; y el
reclamo más grande hecho
por la Evolución, o Darwinismo, es que 'abarca más campo que
todas las otras.'
La Palabra de Dios reclama que cubre todo el terreno, y la
única manera de
contradecir este reclamo es negando la inspiración de la
Biblia a fin de
debilitarla. Este es el trabajo especial emprendido por la
así llamada 'Alta
Crítica' , que basa sus conclusiones en proposiciones y
razonamientos humanos,
en lugar de basarse en las evidencias documentadas de los
manuscritos, como lo
hace la Crítica Textual."- Vol. 1, apédice 5.
El Creador ha declarado cómo fue hecho y Su testimonio
demanda
la atención.
2. CONTENCION. Jehová dijo: "No contenderá mi Espíritu
con el
hombre para siempre, porque él es carne" (Gn.6:3). La
maldad de los
días anteriores al diluvio y la renuencia para atender a la
predicación
de Noé aceleró esta predicción de parte de Jehová. Estima su
completo cumplimiento para el tiempo futuro, cuando las
ofertas
divinas de misericordia y de gracia y su poder restringente
sean
quitados de la tierra (2 Ts.2:7,8). La restricción del
Espíritu está
estrechamente relacionada con Su obra de redargüir
(Jn.l6:7-ll).
3 INSPIRACION. Hay ciertas empresas divinas de las que se
dice
haber sido ejecutadas por las Tres Personas de la Deidad,
notablemente, la creación, la muerte de Cristo y Su
resurrección; y
hay empresas divinas que pertenecen específicamente a Uno u
Otro
de los miembros de la Deidad. El Padre da al Hijo -no se
podría
decir que el Hijo da al Padre, o que el Espíritu da al Hijo
o al Padre.
El Hijo se encarna, muere y es levantado de la muerte,
asciende al
cielo y vendrá otra vez. Aunque ellos cooperan en lo que
pertenece al
Hijo, no hay la menor insinuación de que el Padre o el
Espíritu se
hayan encarnado, muerto, ascendido al cielo, o que vendrá
otra vez a
la tierra. Hay obras cuya ejecución corresponden sólo al
Espíritu
Santo. El propósito de este capítulo del presente volumen es
enumerar a lo menos diecisiete de estas obras específicas
del Espíritu
Santo. Tres de las cuales son de suma importancia, siendo
que están
en la esfera de la generación y producción, especialmente,
la
inspiración de las Escrituras, la generación de la humanidad
de Cristo
LA DEIDAD DEL ESPIRITO SANTO 863
y la regeneración de los que creen de entre los perdidos.
Parece
probable que la parte que tiene el Espíritu en la producción
de la
Palabra· Viviente y su parte en la producción de la Palabra
Escrita
están por encima del nivel de aquel acto creativo por el que
un alma
e~ regenerada. La estimación humana en la esfera de tales
valores
pu~de únicamente ser considerada como una opinión finita.
Pqesto
que en la producción de la .Palabra, Viviente el Espíritu
añade la
humanidad y en la producción de la Palabra Escrita el
EspíritUafiade
la divinidad, se seguiría (según el mismo modo finito de
razonar) que
la inspiración de las Escrituras es la más grande empresa
del Espíritu
específicamente Suya. Siendo que la verdad procede de Dios y
así
está finalmente contenida en los oráculos Divinos, el
carácter,
autoridad y dependibilidad de esos Oráculos vienen a ser un
asunto
ftmdamental. Naturalmente el problema completo relacionado
con la
inspiración de las Escrituras nuevam.ente se levanta en est~
punt<?;
pero es el propósito del tema general únicamente de sefíalar
aquello
que es obra peculiar del Espiritu Santo y observar en esa
obra la
evidencia de Su Deidad. Que las Escrituras son perfectas,
siendo, en
el lenguaje original, las mismas palabras de Dios, como se
ha
asegurado y defendido en el Primer volumen, bajo
Bibliología; el
propÓsito aquí es demostrar que el Espíritu Santo es el
autor divino
de esos oráculos. Una mente imparcial, suficientemente
instruida y
capacitada para evaluar relativamente cualquier obra de
Dios,
normalmente esperaría tal producción de las Escrituras, y
como la de
todas las otras obras divinas, el resultado ha de ser
infinitamente
perfecto. Que las Escrituras en los escritos originales son
la infalible
Palabra de Dios (una obra maestra del Espíritu Santo)
frecuentemente es demostrado en la apología, al examinar el
texto
.mismo. Ese esfuerzo ha sido hecho por muchos hombres
fieles, y de
modo concluimos, nada menos que por S. R. L. Gaussen, en un
volumen publicado en inglés en 1842, titulado Theopneusty.
En su
definición introductoria de la palabra Theopneustia,
declara:
"Así como Dios, quien haría conocer a Sus elegidos, en
un libro eterno, los
principios espirituales de la divina filosofía; ha dictado
sus páginas durante diez y
seis siglos, a sacerdotes, reyes, guerreros, pastores,
publicanos, pescadores,
escribas, tejedores de tiendas. Su primera línea, su última
línea, todas sus
instrucciones, comprendidas o no, vienen del mismo autor, y
eso es suficiente
para nosotros. Quienesquiera que hubiesen sido los
escritores, y cualquiera la
comprensión del libro, todos ellos han escrito con una mano
fiel, dirigida, en el
mismo rollo, bajo el dictado del mismo maestro, para quien
mil años es como un
día; tal es el origen de la Biblia. Yo no desperdiciaré mi
tiempo en preguntas
vanas; sencillamente estudiaré el libro. Es la palabra de
Moisés, la voz de Amós,
la palabra de Juan o de Pablo; pero es la mente de Dios y la
Palabra de Dios.
864 NEUMATOLOGIA
Tendríamos una idea muy errónea entonces, al afirmar que
ciertos pasajes de la
Biblia son de los hombres y algunos otros, de Dios. No, cada
versículo sin
excepción es de los hombres; y cada versículo sin excepción
es de D10s; sea que
Ifable directamente en su propio nombre, o bien que emplee
toda la personalidad
del escritor sagrado. Y como dice San Bernardo, en cuanto a
las buenas obras de
los regenerados, 'que nuestra voluntad no ejecuta ninguna de
ellas aparte de la
i!"aci~; pero que la gracia también no eJecuta ninguna
de ellas sin nuestra
voluntad' ; así podemos decir que en las Escrituras Dios no
ha hecho nada sino a
través del hombre y ue el hombre no ha hecho n smo o el
Senor. En
e ec o, un per ecto paralelo entre la Theop,neustia y la
gracia eficaz. En las
operaciones del Espíritu Santo al redactar lo~•-t!scritos
sagrados y las del mismo
Espíritu en la conversión de una alma y el hacer que ésta
ande por las sendas de
la santidad, en ciertos respectos el hombre es enteramente
pasivo, en otros,
enteramente activo. Dios ejecuta cada cosa; el hombre las
hace tod~s; y podemos
decir de todas estas obras, como San Pablo dijo de una de
ellas a los filipenses:
'Dios es que obra en vosotros así el querer -Como el hac_er
por Su buena
voluntad.' Y vemos que en las Escrituras el mismo trabajo se
atribuye
simultáneamente a Dios y al hombre. Dios es quien convierte
y el hombre se
convierte; Dios circuncida el corazón, dando un corazón
nuevo, y el hombre es
quien debe circuncidar su propio corazón y hacerse un corazón
nuevo. 'No
solamente porque debemos emplear los medios para alcanzar
tal efecto', dice el
famoso Presbítero Edwards en sus admirables observaciones
contra los
arminianos, 'sino por~ue este mismo efecto es nuestra
actuación, tanto como
nuestro deber; Dios produciéndolo todo y nosotros
efectuándolo todo ... '·
Teóricamente, pOdríamos decir que una religión podría ser
divina sin la
inspiración milagrosa de sus libros. Podría ser posible, por
ejemplo, concebir una
cristiandad sin Theopneustia; y quizá podría concebirse que
todo otro milagro
de nuestra religión fuera un hecho, excepto ese. En esta
suposición (que es
totalmente falsa), el eterno Padre hubiera dado a Su Hijo al
mundo; el Verbo,
creador de todo, hecho carne, hubiera sufrido la muerte en
la cruz por nosotros;·
y hubiera enviado al Espíritu de sabiduría y poderes
milagrosos sobre sus
apóstoles; pero todos estos misterios de la redención, una
vez cumplidos, hubiera
abandonado a esos hombre de Dios la tarea e escribir e ún su
r 1a sabiduría;
y sus escn os nos hubieran presentado solamente el lenguaje
natural de sus
~uminaciones sobrenaturales, de sus convicciones y de su
carisfad. Un orden de
cosas tal es indudablemente· una vana suposición,
diametralmente opuesto al
testimonio de las Escrituras, así como a su propia
naturaleza; pero, sin observarse
aquí, eso no explica nada; y que, milagro por milagro, eso
de la iluminación no
menos inexplicable que la Theopneustia; sin adelantarnos a
decir que la Palabra
de Dios posee un poger djyjno peculiar de ella; tal orden de
cosas, si hubieran
sucedido, nos hubieran expuesto a innumerables errores y
sumergido en la más
tremenda incertidumbre. Sin seguridad alguna contra la
imprudencia de los
escritores, no hubiéramos sido capaces de dar a sus
escrito·s la autoridad que
ahora la Iglesia concede a los de Agustín, Bernardo, Lutero,
Calvino, o de una
multitud de hombres iluminados en la verdad por el Espíritu
Santo. Somos
sabedores lo suficiente de cómo muchas palabras imprudentes
y erróneas
proposiciones manchan las más bellas páginas de estos
admirables escritores. Y
aun los Apóstoles (en la suposición que acabamos de hacer),
hubieran estado
sujetos aún más que ellos, a serios errores, puesto que
ellos no hubieran podido
~ner, como en el caso de los doctores de la iglesia, una
palabra de Dios, por
medio de la cual pudieran corregir sus escritos. Y ya que
fueron 1mpelidos a
formar su propio vocabulario de la ciencia de la religión,
pues sabemos que una
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO 865
ciencia está más que medio formada cuando se establece su
vocabulario. ¡Cuán
fatales errores, qué penosa ignorancia, qué inevitable
imprudencia hubiera
necesariamente acompañado en su caso, una revelación sin
Theopneustia; y en
cuántas deplorables dudas hubiera quedado la Iglesia!
Errores en la selección de
los hechos, errores en la estimación de los mismos, errores
al establecerlos,
errores en la expresión de las relaciones que guardan con
las doctrinas que
contienen, errores en la expresión de estas mismas
doctrinas, errores de omisión,
errores de lenguaje, errores de exageración, errores en la
adopción de prejuicios
nacionales, provinciales y partidarios, errores en la
anticipación del futuro y en la
estimación del pasado. Pero, gracias a Dios, no sucede así
con nuestros libros
sagrados. Estos no~ntienen errores, todos sus escritos son
inspirados por Dios.
'Los santos hombres de Dios hablaroñ s1endo inspirados por
el Espíritu Santo" ;
·'no en palabras de humana sabiduría, sino en la enseñanza
del Espíritu' ; a fin de
que ninguna de estas palabras fueran descuidadas, y estamos
llamados a
respetarlas y a estudiarlas aun la más pe~ueña 'j' y el
'tilde' más diminuto;
porque esta escritura es 'purificada como la plata probada
siete veces en el
fuego' ; 'es perfecta.' Estos acertos, testimonios mismos de
la Palabra de Dios,
contienen precisamente nuestra ultima definición de
Theopneustia, y nos
conduce a caracterizarla finalmente como 'ese poder
inexplicable del EspíritE_
Divino e·ercido primeramente sobre los autores de las
Escrituras a uiarlos
nas a en e emp eo e as p a ras ue habrían de LJSar, y para
preservarlos de
o o error así como e toda omisión' "- Págs. 3
Más determinante e impresivo es el argumento en favor de la
inspiración, basado sobre el obvio carácter divino del Texto
Sagrado
mismo, es el hecho de que 1!1 Sagrada Escritura es el
producto de
Dios, el Espíritu Santo. Las obras de Dios son infinitamente
perfectas
y dignas de El, por supuesto. Por tanto, se asume que la
Biblia,
~iendo obra de Dios, es excepcional, siendo, como lo es, J(J
monumento literario del Espíritu Santo. Al pensar que
existan
errores o imperfecciones, el pnmer- impulso de una mente
verdaderamente devota sería investigar si la dificultad no
surge de la
esfera finita del entendimiento humano. El elemento humano
en la
Palabra Escrita no arriesga más la infinita excelencia del
elemento
divino en esto que la humanidad de Cristo, la Palabra
Viviente haría,
arriesgando su propia Deidad. Creer que la Biblia es un
documento
infalible es honrar a Su Autor, el Espíritu Santo; es
respetar lo que la
lJiblia reclama de sí misma y convenir en las conclusiones
de devotos
. ~ruditos de todas las generaciones. Sabemos que los
saduceos
negaban la resurrección, negación que realmente no altera el
hecho
<le la resurrección, pero solo urgió a Cristo a decirles:
"Erráis,
ignorando las Escrituras y el poder de Dios." Toda
Escritura es
'Theopneustos [9EÓ7rvevaroc;] declaración hecha en 2 Timoteo
3:16,
la que incluye toda la Biblia. Las Escrituras se originan en
Dios y son
Su propio aliento. En el versículo precedente Pablo relata
que
Timoteo desde la mnez ha conocido las sagradas escrituras
(letras) (-ypáJJ.IJ,ara). Toda Escritura (-ypaljJi¡)
compuesta, como
866 NEUMATOLOGIA
realmente lo es, de letras sagradas, es inspirada por Dios.
De acuerdo
con lo que afirma Pedro: "Entendiendo primero esto, que
ninguna
prof~cía de la Escritura es de interpretación privada, sino
que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu
Santo" (2 P.l: 20,21). La palabra profecía como la usa
Pedro en este
pasaje abarca a toda expresión inspirada por Dios, es decir,
que no se
limita sólo a predicación. Incluye tanto relatos como
pronósticos;
comprende toda escritura. De la misma manera, las
declaraciones que
las Escrituras exponen deben ser interpretadas tal como se
relatan y a
la luz de todas las otras Escrituras., La profecía no surgió
en tiempos
pasados, ni en ningún otro tiempo, de la voluntad del
hombre. Los
santos hombres de Dios hablaron guiados o conducidos por el
Espíritu de Dios. El propio , testimonio de los profetas es
más
revelador y convincente. Dijeron: "La boca del Señor lo
ha dicho."
"El Espíritu del Señor habló por mí, y-Su palabra fue
en mi lengua."
"Palabra del Señor vino sobre mi." "Y Jehová
puso palabra en la
&oca de Balaam." "Que por.boc~ de tu siervo
David has dicho ... "
'~Que el Espíritu Santo habló antes por boca de David.'~
"Las cosas
que Dios había hablado por boca de todos sus profetas."
Es muy
claro el testimonio de la Biblia respecto a sí misma de que
es la obra
del Espíritu Santo, sus palabras son la infalible palabra de
Dios y es,
por tanto, en su perfección tan apropiada para el cielo como
lo es
para la tierra.
4. EL ENGENDRAMIENTO DE CRISTO. Qué pudo haber sido la
obra del Espíritu al impartir la vida en la creación no nos
es revelado.
Además, la fase de la obra del Espíritu que ahora
consideramos es
enteramente aparte de Su obra en la regeneración. El magno
acto de
la generación del Espíritu Santo aconteció cuando efectuó la
humanidad de Cristo. Con mucha frecuencia se asume que María
contribuyó con su humanidad y que el Espíritu contribuyó con
Su
Divinidad; pero un momento de reflexión nos descubriría que
la
Deidad de Cristo le fue propia en toda la eternidad, y por
tanto no
fue originada al tiempo de Su concepción. El encarnó cuando
su
Persona eterna tomó la forma humana. También es cierto que
en esta
instancia, como en cualquiera otra gestación humana, María
no
podría haber contribuido más de lo que está asignado a la
mujer en la
maternidad; ella nutrió y desarrolló la vida que le fue
encomendada.
El Espíritu hizo que la humanidad de Cristo se originara y
ese es un
acto de generación. Así lo declara la Escritura: "Y
respondiendo el
ángel dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre tí y el poder del
Altísimo
te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser
que nacerá
será llamado Hijo de Dios" (Lc.l :35).
5. REDARGUIR. La obra convincente del Espíritu Santo es
triple:
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO 867
de pecado, de justicia y de ¿uici?, y mucha luz se vierte
sobre el
carácter de esteministerio esenctal del Espíritu Santo,
cuando se
observa que el fin que El cumple es el impartir la
comprensión de los
~~s, entendimiento que resulta en una iluminación esencial
para
una inteligente aceptación de Cristo como Salvador personal.
La
declaración que Cristo hizo sobre este punto en el discurso
del
Aposento Alto dice así: "Pero yo os digo la verdad. Os
conviene que
yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría
a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando El venga
convencerá al mundo de pecado, de justicia y de jucio. De
pecado,
por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al
Padre, y no
me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este
mundo ha
sido ya juzgado" (Jn. 16:7-11).
Este desarrollo de la verdad no se dirige a los inconversos,
aún
cuando describe una obra del Espíritu Santo en favor de
ellos; se
dirige a los salvos y provee inapreciable instrucción con
relación al
factor más vital en todo esfuerzo misionero. Mucho se ha
dicho al
principio con respecto a este ministerio del Espíritu y el
mismo tema
debe considerarse más adelante. Suficiente se habrá dicho
aquí si se
ha indicado que esta triple convicción es el método divino
de destruir
el velo gue Satán ha echado sobre la mente de cada persona
inconvs,rsa., Acerca de esta ceguera se ha escrito:
"Pero si nuestro
evangelio está aún encubierto, para los que se pierden está
encubierto, en los cuafes el dios de este siglo cegó el
entendimiento
dé los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de
la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2
Co. 4:3, 4). En el
acto de quitar este velo de la mente de los incrédulos, se
obtiene una
clara visión del ~cado de rechazar a Cristo, una visión de
justicia
derivada del invisible Cristo en gloria, y del :eerfecto
juicio en la cruz.
Que este 'uicio se efectúa enteramente en interés de los no
salvos
constituye un reto para la fe. Por eso viene a ser, no a go
para
persuadir a Dios que haga, sino el creer en algo que El ya
ha hecho.
En efecto, la única responsabilidad humana indicada en todas
estas
escrituras terminantes es f!. Es el creer algo cuando se
hace la
declaración respecto a la justicia imputada, justicia que es
la parte de
todos los salvos. Es como pedir a la fe aceptar y descansar
en la
. revelación de ue Cristo h llev ecado individual. El único
pe a o que queda es "que no creen en mí" es decir
· o. Este
mmisterio e re argmr e spíritu Santo l}O es de condenación o
de
impresionar al pecador con su pecarninosidad; por el
,contrario, es un
mensaJe de buenas nuevas que proclama que Cristo ha muerto,
"el
justo por los injustos", y que se ha provisto una
perfecta base y
aceptación ante Dios en el Hijo resucitado de Dios. Parte de
la,.obra
868 NEUMATOLOGIA
convincente del Espíritu es la conveniente amonestación de
las
consecuencias necesarias si este ménsaJe no es creído.
6. RESTRICCION. En la edad presente hay dos ministerios del
Espíritu en favor de los in conversos, que son: el de
conviccióD:t y el
de restricción: El ministerio de convicción que acabamos de
considerar, se dirige al individuo, y la única esperanza es
que él se
vuelva inteligente y suficientemente a Cristo,
reconociéndolo como
su Salvador; mientras que el ministerio de restricción se
dirige a todo
el cosmos o mundo en su totalidad. Como el vocablo cosmos
implica,
tiene que hacer con el impedimento del mal cuanto sea
posible en el
mundo. Evidentemente este refrenamiento no ·tiene en mira
evitar
toda iniquidad, algo que efectuaría sin impedimento; pero es
más
bien, un ministerio por el cual el mal es retenido dentro de
ciertos
límites divinamente predeterminados. El que impide será
quitado a
su debido tiempo, y entonces sigue una tribulación sin
precedentes,
un período de siete años, antes que el Rey regrese para
ejercer
autoridad absoluta en la tierra. Durante estos siete años se
demostrará el verdadero carácter de la iniquidad. Claramente
se
asevera que la restricción es para el fin, que el hombre de
pecado no
se revelará sino hasta el tiempo señalado por Dios, ese
tiempo es el de
la ~gran tribulación. Ese período de angustia no es algo
impuesto
sobre la humanidad desde afuera; es simplemente la reacción
de la
iniquidad cuando la presente restricción divina sea
removida. Es
imposible estimar lo que la iglesia en la tierra, los
gobiernos y la
sociedad en generar deben a esta incesante influencia de
impeoimtmto
del Espíritu Santo. La Escritura que sustenta este tema,
dice: "Y
ahora vosotros sabéis lo que lo detiene (al hombre de
pecado) a fin
de que a su debido tiempo se manifieste; porque ya está en
acción el
ministerio de iniquidad (desorden, desobediericía); sólo que
hay
qu{en (el Espíritu) al presente lo detiene (restringe) hasta
que a su
véZ sea "quitado de en medio. Y entonces se manifestará
aquel inicuo,
a "quien el Sefl.or matará con el espíntu~ (a:Iiento)
de Su boca, y
déstruirá con el respl~mdor de Su venid·a (2 Ts. 2:6-8).
· 7. REGENERACION. La palabra 1ra~tyyeveaía, traducida
regeneración, se usa sólo dos veces en -el Nuevo Testamento.
En la
primera ocasión (M t. 19: 28) el Sefior habla de la
restauración de
todas ias cosas para con Dios, lo que El mismo ha ya
efectuado
(comp. 1 Có. 15:24~28). No se dice que esto sea una obra del
Espíritu Santo, sino más bien una obra del Hijo. La segunda
vez ·se
hálla en 'I)to 3: S, que dice: "~os salvó no por obras
de justicia ,gue
nosotros habíamos hecho, sino por ·Su misericordia or el
lavallliehto e la regeneración y por a renováción en 1 Es
íritu
ara estar seguro, la ver a que se expresa con este término
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO ~-)
se explica en muchas Escrituras y bajo varias formas, pero
sieV
como una obra del Espíritu Santo. El trasfondo de la
doctrina de la
regeneración es su necesidad que surge del estad9 universal
del
hombre caído. Ya que la necesidad es universal, la demanda
por la
regeneración es imperativa en el caso de cada individuo que
nace en
el mundo. Nadie puede exceptuarse aparte del Cristo de Dios.
En su
conversación con Nicodemo, cuando éste vino a _El de noche
(Jn.
3: 1· 21 ), Cristo no reconoció nada aceptable a Dios del
carácter
modelo y logros en el judaísmo de este legislador de Israel.
Fue a esta
persona a quien Cristo le dijo: "Ne>_Je maravilles
de que te dije, os es
necesario nacer otra vez" (o, de arriba); y Cristo dijo
con el mismo
propósito: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y
lo que es nacido
del Espíritu, espíritu es." Como la generación humana
engendra una
vida "según su naturaleza", así la regeneración
divina significa el
impartir una vida procedente de Dios, gue e.s enteramente
extraña a
la del hombre cawo. Es la naturaleza divina. Es "Cristo
en_\':OSºyos,
la esperanza de gloria" (Col. 1: 27). El Señor dijo: ..
"El ladrón no
viene smo para hurtar, y matar, y destruir; Yo he venido
parague
tel}gan vida, y para qUe la tengan en abundancfa" (Jn.
10: 10). Más de
ochentaicinco pasajes del Nuevo Testamento sostienen esta
realidad
de una vida divina impartida. Ningún cambio en el estado
humano
podría ser concebido que pueda ser tan inaccesible y
efectivo como
eso de un real nacimiento en una legítima y verdadera
relación filial
con Dios. Esta provisión constituye el supremo menstg]Ie
Diosa!
hoiñbfe. La regeneración individual, hasta donde el
testimonio de las
Escrituras nos indica, es una provisión del Nuevo Pacto.
Aunque los
Israelitas estaban relacionados correctamente con Dios como
tales
por el nacimiento físico, anticiparon para el futuro la
recepción de la
vida eterna como una "herencia" (comp. Mt. 19:29;
Le. 10:25-29;
10: 18-30). Tocante a la relación de Israel a la
regeneración personal
por el Espíritu Santo, Juan L. Nuelsen escribe en la
INTERNA TI O NAL STANDARD BIBLE ENCYCLOPEDIA: "Sea
que la promesa divina se refiera al final de los tiempos
Mesiánicos, o
que se realicen en una fecha más temprana, todas se refieren
a la
nación de Israel como tal, y a los individuos solamente
hasta donde
· ctllos sean participantes en los beneficios conferidos a
la nación. Esto
es cierto aún en donde las bendiciones profetizadas son sólo
espirituales, como en Isaías 60:21, 22. Por tanto, la masa
del pueblo
de Israel está todavía tan escasamente enterada del hecho de
que las
condiciones en las que estas promesa_s divinas han de ser
alcanzadas,
son más que ceremoniales y rituales"
("Regeneration", IV, 2547). El ~L ll'u1ll~
Evangelio escrito por Juan en su capítulo inicial establece
que~ lllfV~'>: 1N1t
cosa nueva ha entrado en la línea de la experiencia humana.
Este u. • s
870 NEUMATOLOGIA
pasaje declara: "Mas a todos los que le recibieron a
los que creen en
Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los
cuales no
son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad
de varón, sino de Dios" (vs. 12, 13); y Pedro describe
así a un
cristiano: "Siendo renacidos, no de simiente
corruptible, sino de
incorruptible, por la ~abra de Dios, que vive y permanece
para
siempre" (1 P.l:23). - Corno para la responsabilidad
humana en la
regeneración Cristo dijo a Nicoderno: "Porque de tal
manera amó
Dios al mundo, que dio a Su Hijo Unigénito, para que todo
aquel que
en El crea no .se pierda, más tenga vida eterna", (Jn.
3: 16). Corno
este terna ha de ser considerado más adelante en otra
conexión, con
todo, será suficiente agregar que el ser nacido de Dios
significa una
inducción al orden de seres celestiales. Ninguno,
ciertamente, está
ahora en capacidad de comprender la realidad del hecho en la
que
Qios es el que regenera y, pór 'tanto, el Padre legítimo por
toda la
eternidad, y el que en El cree viene a ser hijo legítiJ!lo
regenerado por
toda la eternidad. La salvación incluye una nueva creación
(2 Co.
5: 17), la que es efectuada por el Espíritu Santo corno el
ejecutoide
la Deidad. ·
8. ILUM1NACION. Detrás de la iluminación del Espíritu Santo
de
los creyentes está la triple condición de necesidad que la
reclama,
siendo que todos los miembros de la familia humana están
incapacitados en su poder natural para entender por causa
del
-pécado, así mismo por el velo que Satán ha puesto en sus
mentes (vea
:2 Co. 4:3, 4), y para poder comprender la verdad, siendo de
carácter
celestial, no puede ser percibida aparte de una revelación
personal de
dicha verdad operada en la mente y el corazón por el
Espíritu Santo.
La Divinidad plena hizo provisión con la que el creyente
pueda llegar
a conocer las cosas de Dios, y todo lo que entra en relación
con El
requiere un sistema de· pedagogía muy distinto de cualquiera
otro
conocido en este mundo y totalmente fuera de la línea de la
experiencia dentro de la que el hombre natural pudiera
entrar.
Mucho ha sido hecho ya en este aspecto del ministerio del
Espíritu
Santo bajo el terna de Bibliología, y el mismo terna será
considerado
en forma más exhaustiva en sección posterior de este
volumen. La
Iluminación es específicamente un trabajo ejecutado por la
Tercera
Persona, y, tan pronto corno El abre el entendimiento hacia
las
Escrituras, El mismo descubre aquello que El ha originado;
aun
cuando Cristo declaró que el Espíritu guiaría al creyente a
toda
verdad, aclaró que el Espíritu no origina el mensaje que
imparte,
' · ~.' . " porque El no hablaría de sí mismo, sino que
hablaría todo lo que
~ .. '"" '·; oyere (Jn. 16: 13). En este caso es
Cristo quien origina el mensaje . . 'h\. <·•t"' v.;, ·Cristo introdujo
esta particular declaración con las Palabras: "Aún
LA DEIDAD DEL ESPIRITO SANTO 871
tengo muchas cosas que dedros, pero ahora no las podéis
llevar." Así
en la esfera de "toda verdad", "cosas que han
de venir" y, "todo lo
que tiene el Padre", el mensaje surge con el
"Hijo" y es repartido en
la mente y corazón de los creyentes por el Espíritu en
quienes mora.
A este propósito el Apóstol declara: "Hemos recibido el
Espíritu que
proviene de Dios" ( 1 Co. 2: 12). La posición dentro
del corazón del
creyente que ahora ocupa el Espíritu Santo asegura la más
estrecha
relación, de modo que El, el Espíritu mismo, es así capaz de
crear
impresiones en la conciencia del cristiano que parecen haber
ocurrido
sólo en su propia mente finita. Toda verdad espiritaul debe
ser
impartida por el Espíritu morador en esta forma. Este
aspecto
particular de verdad, o triple grupo de "cosas",
serán conocidas por
el creyente por medio de la revelación que el Espíritu Santo
ejecuta.
De esto afirma el Apóstol: "Antes bien, como está
escrito: cosas que
ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las
que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos
las reveló
a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun
lo profundo de Dios" (1 Co. 2:9, 10). Usando
anteriormente el
mismo término como aquí, esto es, "cosas", Cristo
implica que "toda
verdad" debe ser mostrada al creyente por el Espíritu
Santo (Jn.
16: 12-15). La apelación práctica que los cristianos
confrontan aquí
revela la necesidad de un ajuste del corazón y la vida a la
mente y la
voluntad del Espíritu Santo para que todo progreso en el
aprendizaje
espiritual no sea estorbado.
9. PARACLETO. Cuando los traductores cambian de traducción a
interpretación el resultado puede torcerse fácilmente. En Su
discurso
del Aposento Alto (Jn. 13: 1-17:26), por ejemplo, Cristo se
refirió al
Espíritu Santo varias veces como Paracletos (1TapáKA11TO~).
La
Versión Autorizada (en inglés) traduce la palabra
por'Comforter'(en
español, consolador), que es el resultado de la
interpretación; esto es,
Paracleto, que significa ayudador, o uno que es llamado al
lado como
una ayuda, y, en este caso, el Todo Suficiente. Esto
envuelve la idea
de consolar, pero restringirla sólo al acto de consolar, es
inadecuado.
En la magnitud del significado de este título descriptivo se
podrían
incluir casi todas las actividades del Espíritu, según se
presentan en
esta sección del capítulo II. Por tres años y medio Cristo
había sido
el Paracleto para aquellos a quienes estaba hablando, El era
el Todo
Suficiente. Cuando estaba para dejarlos les prometió 'otro
Paracleto'.
De consiguiente, se sigue que lo que Cristo había sido para
ellos, el
Espíritu Santo lo continuaría siendo. En su WORD STUDIES el
Dr.
M. R. Vincent lo discute en la forma siguiente:
"Unicamente (usado) en el Evangelio de San Juan y la
primera epístola del
872 NEUMATOLOGIA
mismo escritor (14: 16, 26; 15:26; 16:7 y 1 Jn. 2: 1). De
pará 1rapá al lado de, y
kaleo Ka"Aéw citación, llamar. De aquí, originalmente
Uno que es llamado a otro
lado para ayudarle, como un abogado en una corte de
justicia. El último uso
Helenístico de TrapaKaA.ew y Trapá.KA.r¡aLc:; que denota el
acto de confortar y
confortación dio motivo para la traducción de confortador o
consolador, que es
dado a cada paso en el Evangelio, pero que se cambia a
Abogado en 1 Jn. 2:1, de
acuerdo con su significado uniforme en el griego clásico. El
argumento en favor
de esta traducción es conclusivo en todo respecto. Se
argumenta que la
traducción Confortador se justifica por el hecho que, en su
sentido original
significa más que un mero consolador, derivándose del latín
confortare
(fortalecer}, y que confortados, por tanto, uno que
fortalece la causa y el valor
de sus clientes en el tribunal; pero como observa el Obispo
Lightfoot, la historia
de esta interpretación muestra que no se ha alcanzado por
este proceso, sino que
surgió por un error gramatical, y que por eso esta relación
únicamente puede ser
aceptada como una apología posterior al hecho y no como una
explicación del
hecho. El Espíritu Santo es, por tanto, por la palabra
1rapÚK"ll.r¡roc;, de la cual
Paracleto es una transcripción, representado como nuestro
Abogado o Consejero,
'quien sugiere verdaderos razonamientos a nuestras mentes',
y verdadera
dirección a los actos de nuestras vidas, quien convence. a
nuestro adversario, al
mundo, del error, y defiende nuestra causa ante Dios nuestro
Padre. Hay que
notar que Jesús tanto como el Espíritu Santo están
representados como
Paracletos. El Espíritu Santo es el que había de ser el otro
Paracleto, y esto
concuerda con la afirmación de la Epístola, 'Abogado tenemos
para con el
Padre, a Jesucristo el Justo', Compare Romanos 8:26 y vea
Lucas 6:24. Note
también que la palabra otro es li"A"Aov y no
erepov que significa diferente. El
Abogado que había de ser enviado no es diferente de Cristo,
sino semejante a El
mismo." -11, 243, 244.
En el título Paracleto hay abundante evidencia tanto para la
personalidad como para la deidad del Espíritu Santo. En sus
Lectures
on the Doctrine of the Holy Spirit (Disertaciones Sobre la
Doctrina
del Espíritu Santo), William Kelly escribe:
"Pero comprendo que la palabra 'Confortador' algunas
veces falla (quizá
para la mayoría falla) para dar una adecuada noción de qué
es lo que nuestro
Señor Jesús realmente quiso que deduzcamos al ltablar así
del Espíritu Santo.
Naturalmente, nosotros de ello podemos colegir, que el
término fue usado en
relación a tristeza, que indica a una persona que nos
consolaría en medio de las
miserias de este mundo. Y, a la verdad, el Espíritu Santo
nos consuela y nos
conforta. Pero esto es apenas una parte pequeñísima de las
funciones que la
palabra 'Paracleto' da a entender. Esta es la expresión, si
alguien pudiera dar al
efecto una palabra equivalente en nuestro idioma, de la
palabra exacta empleada
por nuestro Señor. Pero el significado de la palabra
'Paracleto' no es meramente
'Confortador', sino alguien que está identificado con
nuestros intereses, uno
que se encarga de toda nuestra causa, uno que se compromete
para vernos a
través de todas nuestras dificultades, quien en todas
maneras llega a ser nuestro
representante y nuestro gran agente personal que gestiona
todos nuestros
negocios en nuestro lugar. Este es el significado del
abogado, Paracleto o
confortador, cualquiera de estos equivalentes que pueda ser
preferido. Entonces,
manifiestamente tiene un extenso significado incomparable,
además de
LA DEIDAD DEL ESPIRITO SANTO 873
'abogado' por una parte, o 'confortador' por la otra: los
incluye a ambos, pero
va mucho más allá de cualquiera de ellos. En efecto, es Uno
que es absoluta e
infinitamente competente para sobrellevar cualquier cosa que
El pueda hacer a
nuestro favor, cualquiera que fuere o pudiere ser el límite
de nuestra necesidad,
cuál sea nuestro deseo en cualquier dificultad, cualesquiera
sean las exigencias de
la gracia de Dios para la bendición de nuestras almas. Tal
es ahora el Espíritu
Santo; y cuánta bendición es tener tal ConGolador. Pero note
aquí que nunca
antes fue conocido. Ya he sugerido, y aún expresado
plenamente la convicción,
que nunca será conocido de nuevo, concediendo completamente,
hasta cierto
punto, un mayor derramamiento de bendiciones en el mundo
venidero. Pero la
presencia personal del Espíritu aquí en la tierra como una
respuesta a la gloria de
Cristo en la presencia del Padre, tal estado de cosas nunca
puede ser repetido.
Mientras el Sumo Sacerdote está en el cielo, el Espíritu
enviado a la tierra
concede una celestial entrada a Su gloria así como a la
redención; cuando el
Sumo Sacerdote venga a Su trono terrenal, el Espíritu
derramado entonces dará
un testimonio adecuado en esta tierra sobre la cual estará
reinando el Señor."
pgs. 87, 88.
1 O. TESTIMONIO. "El mismo Espíritu da testimonio a
nuestro
espíritu que somos hijos de Dios" (Ro. 8: 16). En esta
obra distintiva
el Espíritu Santo realiza en el creyente lo que ha sido
tomado por fe.
No es, por consiguiente, regeneración, o la obra del
Espíritu
regenerando al creyente, sino la conciencia de esta nueva
realidad, el
reconocimiento cristiano de lo que el Espíritu ha obrado en
la
regeneración. Los que han creído en Cristo llegan en su
propio
derecho a ser hijos de Dios (Jn. 1: 12), y el mismo Espíritu
testifica
que esta gran verdad se ha cumplido. Juan declara en su
primera carta
(5: 1 0): "El que cree en el Hijo de Dios tiene el
testimonio en sí
mismo." La ventaja y bendición de esta obra del
Espíritu Santo no
puede ser evaluada. El campo íntegro de la evidencia
experimental de
la regeneración es importante, aunque también lleno de
peligro, si es
que la confianza se ha hecho descansar en la inestable
experiencia
más bien que en la inalterable Palabra de Dios. Una verdad
siempre
ha de ser considerada, esto es, que el testimonio del
Espíritu, como
todos Sus ministerios que se relacionan con la experiencia
de la vida,
será obstaculizado y, a tal grado, imperfecto para el
cristiano que no
está en la correcta relación con Dios. Así el más rico
testimonio del
Espíritu Santo con respecto a la filialidad no es
experimentado en su
totalidad por todos los salvos y esto simplemente porque Su
testimonio es estorbado. Hay muchos en el mundo que son
salvos
pero que carecen de esta clase de seguridad. En una esfera
más amplia
el Espíritu, siendo El Espíritu de Verdad y el autor divino
de las
Sagradas Escrituras, es el Testigo Especial de Dios. Como el
Hijo
manifiesta a Dios tanto por Su vida en la tierra como por Su
ministerio en el cielo, así el Espíritu manifiesta a Dios,
por Su
testimonio escrito y por la iluminación a través de la cual
dicho
874 NEUMATOLOGIA
testimonio puede ser comprendido.
11. UNCION. Morar, y ungir son términos smommos en
Neumatología y, por tanto, dependen de las mismas porciones
bíblicas para expresar su exacto significado. Tan cierto
como es que
cada creyente es habitado por el Espíritu Santo, así
seguramente
cada creyente es ungido por el Espíritu. Sin referirse a
ninguna clase
de cristianos, cuáles éstos sean, el Apóstol Juan escribe:
"Pero la
unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros,
y no
tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción
misma os
enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según
ella os
ha enseñado, permaneced en El", (1 Jn. 2:27). No podría
haber tal
cosa como un cristiano que ha nacido del Espíritu y que ha
sido
hecho particpante de la naturaleza divina, que no haya sido
ungido
por recibir el Espíritu. La doctrina de la morada y unción
del
Espíritu Santo nos insta a un estudio imparcial, y será
considerado en
otro capítulo.
12. BAUTISMO. Mientras priva una trágica confusión relativa
a
varias actividades del Espíritu Santo, debida mayormente a
la falta de
considerar todo lo que las Escrituras declaran sobre un tema
determinado, ningún aspecto de Su obra en favor de los
cristianos es
o ha sido tan pervertido, si se considera en su totalidad,
como Su
bautismo. La palabra bautizar, más distorcionada por
prejuicios
religiosos que cualquiera otro término, .necesita una
cuidadosa
definición. Esto se hace en otras partes de esta obra sobre
teología.
Bien podría agregarse aquí, sin embargo, que la palabra
{3a.7rr(~w en
sus varias formas presenta un uso primario y uno secundario.
El uso
primario que en sí no lleva implicación de que sea usado más
a
menudo o que sea de mayor importancia, indica un literal
envolvimiento dentro de un elemento y así llega a quedar
sujeto a ese
elemento. Hay que distinguir esta palabra de (3á1rrw (Bapto
), de la
que sumergir es el significado primario, por el cual se
incluyen dos
acciones, la de meter y la de sacar. Por otra lado,
(3a1rrl~w (Baptizo ),
como ya se ha mostrado, significa inmersión o sumergir, que
implica
únicamente el acto de meter sin referencia a ser sacado. Su
significado
secundario sin duda se deriva del significado primario, ya
que
representa a un objeto que ha sido puesto bajo la influencia
de otro
completamente distinto de cualquier envolvimiento físico o
inclusión. Tal es, en verdad, el bautismo de
arrepentimiento, el
bautismo para remisión de pecados, el bautismo en el Nombre
del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; el bautismo por la
copa del
sufrimiento, el bautismo de Israel por "Moisés en la
nube y en la
mar", y el bautismo por el Espíritu de Cristo. En
ninguno de éstos
hay la más remota sugerencia de sumersión y emersión
momentánea.
LA DEIDAD DEL ESPIRITUSANTO 875
Lo que es más deseado y plenamente asegurado con respecto a
la
unión con Cristo es que no habrá remoción ya sea en el
tiempo o en
la eternidad; aun cuando no hay un envolvimiento físico o
inclusión,
sino que ha de estar clasificada como en el uso secundario
de la
palabra {3a1rrÍ.~w (baptizo) en el que una cosa es puesta
bajo el poder
e influencia de otra. Por el bautismo del Espíritu de
Cristo, y por
tanto, estando en Cristo, participa de todo lo que Cristo
es. Esta
unión vital ·es la base de cada posición y posesión en la
que todo hijo
de Dios ha entrado. Obviamente, es un grave error confundir
el
bautismo que el Espíritu ejecuta con cualquiera otra
experiencia,
cuando El une al creyente con Cristo; o bien, confundirlo
con la
llenura del Espíritu, por cuyo ministerio la experiencia y
el poder
para la vida y el servicio cristiano son asegurados. Ya que
todo lo que
es vital en la relación del cristiano con Dios depende de
esta unión
con Cristo, es siempre el punto del ataque satánico a fin de
estorbar
cualquiera recta comprensión de ella. Aparte de esta unión
'que
asegura la imputación de los méritos de Cristo, no habría
base para
entrar al cielo y estar delante de Dios.
13. SELLO. La presencia del Espíritu en el creyente viene a
ser
una identificación distintiva, no observada ni utilizada
como tal en
las esferas humanas, sino más bien una marca de
discriminación
divina como Dios la mira. "El Señor conoce a los que
son suyos" (2
Ti. 2: 19), y ¿mayor marca de reconocimiento podría
cualquier
individuo llevar ante la vista de Dios que la de que él es
templo del
Espíritu Santo? Así, siendo habitado por el Espíritu el
creyente está
sellado. Del mismo modo, el sello habla de una garantía
completa.
Ser sellado pertenece a los que son justificados y
perfeccionados para
siempre en Cristo. Así, el sello también indica seguridad.
El que sella
se hace responsable por el objeto sobre el cual se impone el
sello. En
el caso del creyente "él está sellado para el día de la
redención."
Mucho de lo sugerido por la función del sello se presenta en
Jeremías
32:9-12. El Apóstol Pablo declara:· "El cual también
nos ha sellado, y
nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros
corazones" (2 Co.
1: 22); "En el cual esperasteis vosotros en oyendo la
palabra de
verdad, el Evangelio de vuestra salvación; en el cual, desde
que
creísteis fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
promesa" (Ef.
1: 13 ). "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual estáis
sellados para el día de la redención" (Ef. 4: 30).
14. LLENURA. El ministerio del Espíritu Santo conocido como
llenura, es el propio centro del completo tema de la vida
espiritual.
Es el Espíritu cumpliendo en el creyente todo lo que El vino
a
ejecutar en ese corazón. Este ministerio representa dos
esferas
diferentes de realización. En su lado negativo, la vida
espiritual clama
876 NEUMATOLOGIA
por una liberación del poder de los tres grandes enemigos,
el mundo,
la carne y el diablo. Por su lado constructivo o positivo,
la vida
cristiana demanda la manifestación de la gracia divina, nada
menos
que la demostración de las virtudes o poder de aquel que
llamó al
creyente de las tinieblas a Su luz admirable. En otro
capítulo
posterior de este volumen estos dos aspectos de la vida
espiritual
serán investigados y se le dará la debida consideración a la
gran
porción de las Escrituras comprendidas en el tema. Se hará
una
exposición del plan y la provisión divina por la que el
creyente puede
ser salvo del poder y dominio del pecado, así como del
hábito y
práctica de pecar, siendo que hay un arreglo de parte de
Dios por el
que los no salvos pueden llegar a serlo así de la pena del
pecado como
de su estado de perdición. La vida que es libertada no puede
explicarse por medio de las cualidades humanas, o de nuevas
disposiciones del carácter, o bien como algo accidental cómo
se ha
efectuado tal cambio. Descansa completamente en el poder
todo
suficiente del Espíritu Santo, poder que es asequible a los
que siguen
el plan preciso de Dios que El ha revelado. Muy pocos son
los que
afirman que hay un plan preciso para la salvación de los
perdidos; no
obstante, por otra parte, muy pocos han despertado a la
verdad,
igualmente evidente, de que Dios tiene un procedimiento
específico
por qué el poder del Espíritu Santo puede realizarse en la
vida diaria
del creyente. Aunque tan descuidada, esta forma de vida
dependiente
del Espíritu es vital para el creyente más allá de toda
medida.
15. INTERCESION. Un pasaje céntrico se consagra a la
intercesión
del Espíritu Santo, este es Romanos 8:26-27: "Y de
igual manera el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por
nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones
sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad
de Dios intercede por los santos." Sobre este pasaje
Dean Alford
escribe:
"El Espíritu Santo de Dios que mora en nosotros,
conociendo nuestros deseos
mejor que nosotros mismos, El es quien suplica en nuestras
oraciones,
elevándonos a más altos y más santos deseos de lo que
nosotros podemos
expresar, con palabras que solamente pueden hallar expresión
en gemidos y
deseos: véase el versículo siguiente. <;risóstomo
interpreta las palabras del don
espiritual de la oración, y agrega: 'Porque el hombre que es
favorecido con esta
gracia al estar orando con ahinco, suplicando a Dios con
muchos gemidos
mentales, pide lo que es bueno para todo.' Calvino entiende
que el Espíritu nos
sugiere las mismas palabras de la oración aceptable que de
otro modo no
hubieran podido ser expresadas por nosotros. Macedonio
dedujo de este
versículo que el Espíritu Santo es una criatura, e inferior
a Dios, porque El pide
a Dios por nosotros. Pero como hace notar ~gustín: 'El
Espíritu Santo gime no
LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO 877
en sí mismo, consigo mismo, en la Santa Trinidad, sino en
nosotros, en que El
nos hace gemir." Aquí no se habla de intercesión en el
cielo, sino de una.súplica
en nosotros por el Espíritu morador, de una naturaleza
superior a nuestra
comprensión o lenguaje. Pero (opuesto a la palabra
indecible, lo's gemidos son, a
la verdad, indecibles para nosotros, pero ... ) El que
escudriña los corazones
(Dios) sabe cuál es la mente (intento o empeño, escondido en
tales gemidos) del
Espíritu. Se presenta una dificultad en la traducción de la
siguiente cláusula. La
partícula con que principia puede significar ya porque o
que. Si ha de ser casual,
porque El (el Espíritu) suplica por los santos· de acuerdo
a!a voluntad de Dios, y
pareciera que sabe debe tener el significado de aprueba, de
otro modo la
conexión no será clara; y así Calvino y otros la han
traducido de esta manera:
'Sabe cuál es la mente del Espíritu, que El clama, etc. con
(o, de acuerdo a)
Dios." Pero he de confesar que la otra traducción me
parece mejor ajustarse al
contexto; y no veo que el significado ordinario de la
palabra sabe necesita ser
cambiado. La seguridad que tenemos que Dios, el escudriñador
del corazón,
interpreta los gemidos inarticulados del Espíritu en
nosotros -no es,
estrictamente hablando, Su Omnisciencia, sino el hecho que
el mismo Espiritu
que asi clama, lo hace de acuerdo con Dios, en cumplimiento
del propósito
divino, y en conformidad a la buena voluntad de Dios. Todos
estos ruegos del
Espíritu son oídos y contestados aun cuando fueren en
palabras inarticuladas (o
indecibles). Debemos extender la misma consoladora seguridad
a las imperfectas
y equivocadas expresiones verbales de nuestras oraciones,
las que en sí mismas
no son contestadas porque nos dañarían, sino que la
respuesta es a la voz del
Espíritu que habla a través de ellas, las que nosotros
expresariamos, pero no
podemos. Compárese 2 Co. 12:7-10 como un ejemplo en el caso
del propio
Apóstol"New
Testament for English Readers, nueva edición sobre Ro. 8:27.
Esta provisión divina para el correcto y efectivo ejercicio
de la
oración debiera ser asido y reclamado como un privilegio del
nuevo
nacimiento por cada uno de los hijos de Dios. Tan importante
es la
parte del Espíritu Santo en el privilegio de la oración que
una cita
más que explica esta escritura citamos aquí, tomada de W. R.
Newell:
"Y de la misma manera también hemos leído que 'nosotros
que tenemos las
primicias clamando en nosotros' esperando aquel día bendito
de la 'libertad
gloriosa de los hijos de Dios.' Estas palabras 'así mismo'
se refieren a esa
oper~n del Espíritu dentro de nosotros, que nos hace, en una
verdadera
simpatía, uno con los gemidos de la creación por nosotros.
'Así mismo',
entonces, con esta verdadera maravillosa ayuda, el Espíritu
ayuda a nuestra
'flaqueza' en su ignorante débil tr o i s. Note la palabra
'flaqueza' en
numero singu r, porque nosotros no tenemos nada más que
flaqueza. No
sabemos cómo orar como conviene. ¡Oh, cuidado con la
parlería e insinuañre
locuacidad del predicador 'modernista' y de los 'elocuentes'
discursos ante
Dios! No así con Pablo y los verdaderos santos de Dios, que
tienen el Santo
Espíritu. En ellos hay el verdadero sentido de absoluta e
infinita necesidad, y a la
par de esto el sentido de ignorancia e incapacidad. Con
todo, todavía queda el
sentimiento de la ilimitada ayuda del Espíritu Santo
-¡bendito sea Dios! El
mismo Es · "tu pide por nosotros con gemidos
indecibles. Sabemos que~
interc 1a · · s, pero aquí es el Espíritu el gue está
ffii'ciendo a intercesión dentro de nosotros, el Espíritu
que conoce la vasta
878 NEUMATOLOGIA
necesidad abismal de cada uno de nosotros, conoce esa
necesidad hasta el
mínimo detalle posible. Gemidos indecibles, expresa de una
vez la vastedad de
nuestra necesidad, nuestra total ignorancia e incapacida.d,
y el infinito interés
del bendito Espíritu que mora en nosotros. 'Gemidos', ¡qué
palabra! y para
ser usada por el Espíritu del Todopoderoso mismo! ¡Cuán
somera es nuestra
apreciación de lo que es hecho, tanto por Cristo a nuestro
favor, y por el
Espíritu en nosotros! 'Indecibles' , indica entonces las
necesidades nuestras, de
las que nuestras mentes nada saben, y que nuestro lenguaje
no podría alcanzar a
expresar si percibiéramos tales necesidades. Pero es parte
del gran plan de Dios
en nuestra salvación que esta oración efectiva tuviera su
lugar. Orando, el preciso
significado de lo que nosotros no podemos captar. Hombres de
Dios han
testüicado en cuanto al espíritu de oración que los postra
dentro de profundos y
a menudo, contiriuos y largos 'gemidos' . Creemos que tal
conciencia de la
oración del Espíritu dentro de nosotros se incluye en este
versículo, pero la parte
más importante o principal de los gemidos del Espíritu en
nosotros, quizá nunca
alcance la conciencia de nuestro espíritu. Y el que
escudriña los corazones sabe
cuál es el intento del Espíritu porque conforme a la
voluntad de Dios demanda
por nosotros. Aquí es Dios el Padre el que 'escudriña los
corazones' . ¡Cómo
temblamos al pensar en tal escrutinio divino! Pero Dios está
'escudriñando los
corazones' para saber cuál es el intento del Espíritu Santo
morador en relación a
un santo, para saber por qué cosa gime el Espíritu a favor
de aquel santo, a fin de
poderla suplir El. Porque en el plan de salvación, Dios el
Padre es la Fuente;
Cristo, el Canal; y el Espíritu, el Agente. Porque conforme
a la voluntad de Dios
demanda por nosotros (los santos). Sentimos que las palabras
introductivas ··'la
voluntad de' antes de la palabra Dios solo obscurecen el
signüicado. 'Conforme
a Dios' -¡cuán inclusiva, bendita expresión, incluyéndonos
nosotros así como a
nuestra salvación y bendiciones, enteramente dentro del amor
y poder divinos.
No sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu pide por
nosotros ·'conforme
a Dios', conforme a Su naturaleza (de la que somos
participantes); conforme a
nuestras necesidades, las que El conoce; conforme a nuestros
peligros, que El
vigila; de acuerdo a todos los deseos que Eltiene para con
nosotros." Roman 's
Verse by Verse, págs. 326- 327.
16. SANTIFICACION. La raíz de la palabra santificación
significa,
ser puesto aparte, ser clasificado y específicamente
calificado hacia la
realización de un fin particular. Según se presenta en las
Escrituras, la
santificación es triple: (a) la posicional, o separación que
ocurre
cuando el que cree es unido a Cristo por el Espíritu Santo y
así viene
a estar en Cristo. En relación a esto dice la Escritura:
"Porque con
una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados. Y
atestíguanos lo mismo el Espíritu Santo" (He. 10:14,
15). Ninguna
clasificación en el cielo o en la tierra es más distintiva,
trascendente,
o verdadera que la que opera el Espíritu cuando une al
individuo con
C:risto. Este mismo aspecto posicional de la santificación
se expone
también en otros tres pasajes: "Mas de El sois vosotros
en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y
justificación y
santificación y redención" (1 Cor. 1 :30); "Mas nosotros
debemos
siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del
Sefior,
LA DEIDAD DEL ESPIRITO SANTO 879
de que Dios os haya escogido desde el principio para salud,
por la
santificación del Espíritu y fe de la verdad" (2 Tes.
2: 13); "Elegidos
según la presciencia de Dios Padre en santificación del
Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesu-Cristo ...
" 1 P. 1 : 2 ).
(b) La santificación también es experimental, en la que por
el poder
del Espíritu Santo que operando dentro del hijo de Dios uno
es
vigorizado tanto para ser librado del pecado como para ser
efectivo
en cada actitud correcta y en el servicio. La santificación
progresiva o
experimental se ha dicho que es la voluntad de Dios para
cada
creyente, y esto es razonable. Escrito está: "Porque la
voluntad de
Dios es vuestra santificación, que os abstengáis de
fornicación: que
cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y
honor" ( 1
Ts. 4:3, 4 ). El progreso en la madurez del carácter por
obra del
Espíritu puede ser logrado solo y a través de la Tercera
Persona en la
Deidad. (e) La santificación todav¡a será obtenida o
realizada en su
tercera y última forma; es decir, los cristianos serán
presentados sin
falta ante la presencia de Dios (comp. Ef. 1 :4; Jud. 24) y
conformes
a la imagen de Cristo (comp. Ro. 8:29; 1 Jn. 3: 1-3). Así se
revela que
la santificación es la obra del Espíritu Santo. Otras
Escrituras revelan
que el Espíritu Santo, aun cuando infinitamente santo, es
libre para
encargar todos sus ministerios al creyente -aun a pesar de
su
naturaleza caída y sus fracasos- siendo que Cristo no solo
murió por
los pecados del creyente, sino para que éste muriera al
pecado.
17. COMO UNA PRENDA. Este tema final de la lista, recuerda
el
pensamiento de un compromiso de matrimonio. Todas estas
ilimitadas bendiciones juntas son aseguradas por la
presencia y el
poder del Espíritu Santo en el creyente; son como las arras
o prenda,
una previa experiencia de la gloria celestial que ha de
venir. Una
prenda es la prima (primer pago) - semejante en calidad,
pero sólo
una fracción en cuanto a cantidad, aunque una muestra exacta
de la
totalidad - de la segura experiencia del creyente en el
cielo. Escrito
está: •'El cual también nos ha sellado, y dado la prenda del
Espíritu
en nuestros corazones" (2 Co. 1 :22). "Mas el que
nos hizo para esto
mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del
Espíritu" (5:5).
"Desde que creísteis fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la
promesa, que es las arras de nuestra herencia, para la
redención de la
posesión adquirida para alabanza de Su gloria" (Ef. 1:
13, 14 ).
CONCLUSION
Esta lista de las actividades del Espíritu Santo ha sido
presentada
en esta sección con el fin de demostrar Su personalidad y
Deidad.
Ninguna de las promesas y garantías citadas arriba podrían
ser
880 NEUMATOLOGIA
efectuadas en lo mínimo por otro poder que no sea el de
Dios. Así se
ha evidenciado que el Espíritu Santo es una Persona y Uno de
los
Tres de la Deidad.
CAPITULO 111
TIPOS Y SIMBOLOS DEL ESPIRITO SANTO
Aunque la Biblia abunda en metáforas, símiles, símbolos,
parábolas,
alegorías y emblemas -una clasificación de las siete figuras
del
lenguaje o discurso- es necesario recordar que detrás de
cada forma
de expresión hay verdad oculta, verdad que no ha de ser
subestimada
por la forma en que es presentada. Todas estas varias formas
de
expresión que emplea la Biblia son directamente
seleccionadas y
utilizadas por Dios, el Espíritu Santo. Ellas en ningún
sentido
representan únicamente las meras nociones literarias de los
hombres.
Es más que un pasajero interés que el Espíritu Santo mismo
se
presenta bajo diferentes tipos y símbolos. Los símbolos y
tipos que
anunciaba a la Segunda Persona se han efectuado y cumplido
concretamente, en forma visible a través de Su encarnación;
pero la
Persona y obra de la Tercera Persona quedan en oculto de lo
que lo
inteligible y lo invisible siempre implica. En vista que el
conocimiento en cuanto al Espíritu Santo depende mayormente
de
lo que se dice de El más bien que de lo que se ve o se
siente, es
necesario prestarle atención a cada insinuación. Aunque en
las
Escrituras hay buen número de símbolos secundarios, la lista
que se
da aquí se circunscribe a los siguientes, que son muy notorios,
o que
describen mejor al Espíritu Santo.
l. ACEITE
Como el aceite se usaba para sanar, para confortar, para
iluminar y
para ungir con determinados propósitos, así el Espíritu
Santo, sana,
conforta, ilumina y consagra. En la ofrenda de flor de harina,
denominada oblación de presente, de Levítico 2:1-16, en la
que
Cristo es tipificado en Sus perfecciones humanas, el aceite
aparece
primero mezclado con flor de harina, y luego derramado sobre
ella.
Todo esto típicamente anticipa la vida y el ministerio de
Cristo en Su
relación singular con el Espíritu Santo, relación mantenida
aquí en la
tierra - una relación en la que la humanidad de Cristo fue
sustentada
y sus acciones, investidas de potencia por el Espíritu
Santo. De igual
modo era posible, y hubiera sido natural, para Cristo haber
sostenido
Su humanidad por el Poder de Su propia Deidad; además, como
881
882 NEUMATOLOGIA
hombre, de ser sostenido por el Espíritu Santo y no por la
Segunda
Persona, y siendo que Cristo es el hombre ejemplar y el
hombre ideal
de Dios, se requiere que El también se apoyara en el
Espíritu Santo
con respecto a cada necesidad y limitación que presentara su
humanidad. En tipo (Lv. 2:4, 5, 7) la flor de harina es mezclada
con
aceite, sugiriendo que, con respecto a Su humanidad, Cristo
fue
engendrado por el Espíritu Santo; y, otra vez (Lv. 2:1, 6,
15), el
aceite derramado sobre la harina anuncia la unción de Cristo
por el
Espíritu Santo, como se efectuó en Su bautismo. Hay un real
significado en la ordenanza del sacerdote, en la limpieza
del leproso
(Lv. 14: 1 0-32), habría de aplicarse el aceite en la forma
prescrita
específicamente. La obra de Cristo en la sanidad física,
como en la
transformación espiritual, fue operada por el poder del
Espíritu
Santo. La limpieza del leproso es un tipo de los más
evidentes en
cuanto a Cristo, ya que prenuncia la salvación del pecado.
C. H.
Mackintosh dice lo siguiente:
'Y el sacerdote tomará del log del aceite y lo echará en la
palma de su mano
izquierda: y mojará su dedo derecho en el aceite que tiene
en su mano izquierda,
y esparcirá del aceite con su dedo siete veces delante de
Jehová: Y de lo que
quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote
sobre la ternilla de
la oreja derecha del que se purifica, y sobre el pulgar de
su pie derecho, sobre la
sangre de la expiación por la culpa: y lo que quedare del
aceite que tiene en su
mano, pondrá sobre la cabeza del que se purifica; y hará el
sacerdote expiación
por él delante de Jehová' (Lv. 14: 15-18). Así, no solo son
limpiados nuestros
miembros por la sangre de Cristo, sino también consagrados a
Dios en el poder
del Espíritu. La Obra de Dios no es sólo negativa, sino
positiva. El oído es ya no
más el vehículo para comunicar contaminación, sino para
estar prontos para oír
la voz del Buen Pastor; la mano no es ya más usada como un
instrumento de
injusticia, sino para extenderse en actos de justicia, de
gracia y de santidad; el pie
no es ya más para hollar las sendas del vicio, sino para
andar en los caminos de
los santos mandamientos de Dios; y, finalmente, el hombre en
su totalidad es
para ser consagrado a Dios en la energía del Espíritu Santo.
Es en gran manera
interesante ver que 'el aceite' fue puesto sobre la sangre
de la 'ofrenda por la
culpa (sacrificio por el pecado).' La sangre de Cristo es la
base divina de la
operación del Espíritu Santo. La sangre y el aceite van
juntos. Como pecadores,
nada sabríamos del último aparte de la base de la p:¡-imera.
No se podrá poner
aceite sobre el leproso hasta que la sangre del sacrificio
por el pecado fuera
aplicada primero. 'En el cual también desde que creísteis
fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa.'· La exactitud divina del tipo
evoca la admiración
de la mente regenerada. Cuanto más de cerca lo escudriñamos,
cuanta más luz de
la Escritura concentramos sobre el tema, tanto más de su
belleza, fuerza y
precisión se percibe y se goza. Todo, como justamente debe
esperarse, está en la
más hermosa armonía con la entera analogía de la Palabra de
Dios." Notes on
Leviticus, Amer. ed., pgs. 258-59.
Otra vez, en Exodo 40: 10, 13 y 15 se registra el requisito
con
respecto a tres ungimientos particulares: el del altar, que
habla de la
TIPOS Y SIMBOLOS DEL ESPIRITU 883
muerte de Cristo por el Espíritu eterno; el de Aarón como
Sumo
Sacerdote, que habla del Espíritu reposando sobre Cristo
(ls. 61: 1 ); y
el de los hijos de Aarón, tipo de los creyentes de esta
dispensación y
cuya unción contempla la pr~sente relación del Espíritu
Santo con
los cristianos. En la teocracia antigua, los reyes fueron
ungidos
(comp. 1 S. 16: 12) como oficiales que fueron (comp. 1 S.
10:1 ); y
todo esto indica la autoridad directa de Dios sobre Su
pueblo en esa
forma de Su gobierno.
Un tipo igualmente bello del Espíritu Santo se nota en el
hecho
que el aceite servía como una fuente de luz. A los
israelitas se les
ordenó proveer el aceite para las luces en el tabernáculo
(comp. Ex.
25:6). Dos verdades vitales están implicadas en esta
tipología
especial, como son: que Dios Espíritu Santo es la luz
esencial y que
el creyente ha de andar a la luz que el Espíritu Santo
vierte sobre su
mente y corazón, y haciendo así los creyentes mismos son
"como
luces en el mundo." La luz que los cristianos pueden
esparcir es una
manifestación de la presencia y poder del Espíritu Santo en
sus vidas.
En las luces de los tiempos antiguos había aceite, llama y
pábilo, que
servía como intermediario entre el aceite y la llama. Tenía
que haber
contacto entre el aceite y el pábilp, así éste habría de
estar libre de
partículas de carbón. Tenía que despabilarse para permanecer
limpio.
Esta verdad tan esencial es obvia para toda efectividad
espiritual. Las
diez vírgenes de Mateo 25:1-13 fueron o sabias o fatuas de
acuerdo
con su preparación espiritual, hecho que el aceite simboliza
en la
parábola. Cinco habrán de ser excluidas del palacio del Rey
cuando
El vuelva a la tierra, y cinco van a encontrarlo con la
preparación
debida y entrarán con El en el palacio. Las vírgenes
representan a
Israel sobre la tierra esperando el retorno del Mesías con
Su Esposa
(comp. Le. 12:35, 36; Sal. 45:8-15).
Aparecen otros tres temas todavía en conexión con la
tipología
que representa el aceite. En el Salmo 45:7 hay referencia al
"óleo y
gozo". "El fruto del Espíritu es gozo."
Mientras que en Salmo
104: 15 se prescribe el aceite para hacer brillar el rostro,
y en Salmo
23:5 David alaba a Dios que ha "ungido su cabeza con
aceite", todo
lo cual es un presagio de la presencia y poder del Espíritu
en el
creyente.
Escribiendo del aceite como un símbolo del Espíritu Santo,
el Dr.
Juan F. Walvoord declara:
"Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el
Espíritu Santo
frecuentemente se halla en este tipo. En el tabernáculo, el
aceite de oliva puro
que mantiene ardiendo continuamente la lámpara en el lugar
santo habla
elocuentemente del ministerio del Espíritu Santo en la
revelación y la
iluminación, sin el cual el pan de la proposición (Cristo)
hubiera quedado
884 NEUMATOLOGIA
invisible en la obscuridad, y el camino hacia el lugar
santísimo no se hubiera
aclarado (Ex. 27: 20, 21). El aceite jugó un papel
importante en los sacrificios
(Lv. 1-7). Se usó en el ungimiento de los sacerdotes y en la
consagración del
tabernáculo (Lv. 8). Se usó para instalar en su oficio a los
reyes ( 1 S. 1 0: 1;
16: 13; 1 R. 1: 39; etc.). En adición a estos usos sagrados,
se usaba como
alimento, (Ap. 6:6), medicina (Mr. 6: 13), y aún como un medio
de intercambio
(1 R. 5:
11) -Vea International Standard Bible Encyclopedia, s. v., Oil. Los
ejemplos de referencia al aceite en el Antiguo Testamento
exceden en número a
los del Espíritu Santo. Según la Concordancia de Young hay
175 referencias al
aceite en el Antiguo Testamento y una docena de veces en el
Nuevo, siendo las
más notables: Mt. 25:3-8; He. 1:9; Stg. 5:14. Una referencia
interesante en Jn.
3: 34, que habla !lel Espíritu que no se 'da por medida' en
Cristo. De los
distintos usos del aceite en la Biblia podemos llegar a la
conclusión que el aceite
habla de la santidad, santificación, revelación,
iluminación, dedicación y
sanidad."
The Doctrine of the Holy Spirit, págs. 22 y 23.
11. AGUA
Este elemento tan común y tan vasto en el mundo sirve como
tipo
de juicio (Ej.: el diluvio, la destrucción en el Mar Rojo, y
los ríos
descritos por Cristo en Mt. 7:25), de la Palabra de Dios
(comp. Jn.
3:5; Tit. 3:5; 1 Jn. 5:6, 8), y del Espíritu Santo. En Su
conversación
con la mujer samaritana, Cristo habló del agua que El daría
como
"agua de vida", la cual es simbolizada en el tipo
como corrientes de
aguas. El Espíritu Santo está tipificado por el agua, y este
cuerpo de
verdad es realmente extenso. Como el agua es esencial para
la
limpieza, satisfacción, renovación y refrigerio, así el
Espíritu Santo es
vital para el hijo de Dios. Este tema general se puede
dividir en tres
partes: (a) El Espíritu aplica la sangre de Cristo para toda
limpieza,
(b) el Espíritu como morador, y (e) las manifestaciones del
Espíritu
fluyendo. Estas tres divisiones aquí son consideradas más
extensamente. (a) El aspecto de limpieza es-tá tipificado
por el baño
de los sacerdotes en conexión con su iniciación en su oficio
sacerdotal. Ellos entonces eran bañados enteramente y una
vez por
todas por el Sumo Sacerdote (comp. Ex. 29:4; Lv. 8:6), baño
que
representa el lavamiento una vez por todas de la
regeneración
operada para el sacerdote creyente a su entrada tanto a su
estado de
salvo como a su servicio para Dios como sacerdote. Así
también, hay
una limpieza constante para el cristiano en su andar, el
cual se
anticipa en tipo, por la limpieza provista por el sacrificio
y las cenizas
de la vaca roja (N m. 19:2 y sig. ). El antitipo del Nuevo
Testamento
está declarado en 1 Jn. 1:9: "Si confesamos nuestros
pecados, El es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de
toda
TIPOS Y SIMBOLOS DEL ESPIRITU 885
maldad" (comp. Ef. 5: 26). Es el Espíritu Santo el que
aplica la
sangre de la limpieza. Como un acto simbólico, Cristo lavó
los pies de
los discípulos (Jn. 13: 1-17). (b) Como el Santo Espíritu
morador,
Cristo le dijo a la Samaritana: "Mas el que bebiere del
agua que yo le
daré será en él una fuente que salte para vida eterna"
(Jn. 4: 14). El
Espíritu Santo que habita en el creyente es una realidad y
Su
presencia, una bendición inconmensurable, en todos los que
El está
siempre activo. Como un pozo artesiano, El está
"vertiendo" para
vida eterna. La vida eterna es no sólo ganada y lograda por
la
operación del Espíritu Santo, sino que es mantenida, como
son todas
sus manifestaciones, por el Espíritu. (e) Con relación al
Espíritu
fluyendo, la promesa de Cristo, según San Juan 7:37-39, es
central.
Allí está escrito: "En el postrer día de la fiesta,
Jesús se puso en pie y
alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed venga a mí y
beba. El que
cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán
ríos de
agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los
que
creyesen en El; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque
Jesús no había sido aún glorificado." El río mismo es
interpretado
por algunos como un tipo aparte del Espíritu Santo, y, en
tal caso
mucho se debe al río predicho por Ezequiel que saldrá de la
misma
presencia de Jehová en la Era por venir (Ez.4 7: l-12),
simbolizando el
vasto aumento de las bendiciones y poder del Espíritu en
aquel día.
La gran mayoría de los cristianos interpretan el agua, o
ritual, el
bautismo como un signo externo o símbolo de la obra interna
del
Espíritu Santo en el creyente. Por tanto, para algunos, este
tipo (el
agua) representa todos los aspectos de la obra del Espíritu
Santo en
el cristiano; para otros está más específicamente
relacionado al
bautismo del Espíritu. Entre los últimos se cree que el
"un
bautismo" de Efesios 4:5 se refiere al bautismo por el
Espíritu Santo,
pero también incluye su señal externa o símbolo, ambos, el
real y el
ritual, juntos combinados para formar el "un
bautismo." El acceso
del Espíritu al creyente con todo lo que Su graciosa
presencia
garantiza está simbolizado (según se cree) por la aplicación
del agua
en el bautismo; y esto, a su vez, corresponde completamente
con el
uso típico del agua a través de todo el Antiguo Testamento
(comp.
Is.52: 15; Ez.36:25). Un rasgo encomiable de esta
interpretación del
rito bautismal se ve en el hecho de que ningún bautismo
diverso,
separado o independiente se ha apartado del bautismo por el
Espíritu
Santo el cual obligaría a reconocer los dos bautismos -el
del Espíritu
y el ritual - a la luz de la aserción de la Escritura que
hay "un
bautismo". En toda esta verdad respecto a bautismo, por
los que así
lo interpretan, el agua viene a ser una vez más, un emblema
del
Espíritu Santo.
886 NEUMATOLOGIA
111. EL FUEGO
Con referencia al fuego como un símbolo del Espíritu Santo,
el
finado F.E. Marsh, de Londres, escribe:
"A menudo encontramos que un símbolo puede representar
dos o más cosas.
León, por ejemplo, se usa como una metáfora en cuanto a
Cristo y a Satán, y
aun con sus diferencias, porque mientras se usa para
expresar el valor y hazañas
de nuestro Señor, simboliza la crueldad y ferocidad de Satán
(Ap.5:5; 1 P. 5:8).
El fuego también es usado para diferentes cosas. Es un
símbolo de la presencia
del Señor, en consecuencia, Jehová apareció a Moisés 'en
llama de fuego'
(Ex.3:2). El fuegO es señal de la aprobación divina. Así en
conexión con el
tabernáculo (Lv .. 9: 24), en la dedicación del templo (2
Cr. 7: 1), y en el Monte
Carmelo, vino fuego del cielo y consumió el sacrificio como
muestra de la
aprobación y aceptación de Dios (1 R.l8:38). El fuego está
asociado con la
protección de la presencia de Dios, de aquí que era como
'una columna de
fuego' para los hijos de Israel para iluminarlos y
defenderlos (Ex.13:21), y El
promete ser 'un muro de fuego' para Su pueblo (Zac.2:5). El
fuego es un símil
de su disciplina y de la prueba. Cuando el Señor purifica a
los hijos de Leví, lo
hace como un joyero purifica al oro, por la acción del fuego
(Ma1.3:3); y cuando
Cristo escudriña a las siete iglesias, se describe como 'una
llama de fuego'
(Ap.l: 14); y cuando los creyentes son probados se les
recuerda que 'la prueba
de vuestra fe' es 'mucho más preciosa que el oro, el cual
perece, se prueba con
fuego' (1 P. 1: 7). Y así mismo se nos recuerda que 'Nuestro
Dios es fuego
consumidor' (He.l2: 29). El fuego es un emblema de la
Palabra de Dios, que
arde y calienta. La declaración de Dios a Jeremías fue: 'He
aquí que yo pongo
mis palabras en tu boca por fuego' y después, cuando el
profeta resolvió no
hablar la Palabra, tuvo que confesar: 'Y dije: No me
acordaré más de El, ni
hablaré más en Su nombre; no obstante, había en mi corazón
un fuego ardiente
metido en mis huesos; traté de sufrirlo y no pude' (Jer.5:
14; 20:9). El fuego
habla del juicio de Dios. Cuando los hijos de Aarón trajeron
el fuego extraño en
su atrevido egoísmo, 'salió fuego de delante de Jehová y los
quemó' (Lv.l0:2);
también el fuego es una emblema del Espíritu Santo, porque
es comparado a
'Siete lámparas de fuego que ardían delante del trono'
(Ap.4: 5), y cuando
descendió en el Pentecostés se compara a 'lenguas repartidas
como de fuego'
(Hch.2:3). Directa e indirectamente el poder del Espíritu
puede ser comparado
con el fuego. El ardor del servicio, la llama del amqr, el
fervor de la oración, la
sinceridad del testimonio, la devoción de la consagración,
el sacrificio de la
adoración, y el poder ígneo de su influencia, se atribúyen
al Espíritu.".- Emblems
o[ the Holy Spirit, 2a. Ed. pgs. 114,115.
IV. VIENTO
El aliento de Dios es comparado al viento, y pudiera ser
como un
juicio (comp. Is.40:24), o como una bendición. Las
Escrituras, por
ejemplo, son aliento divino. Después de Su resurrección,
Cristo sopló
sobre sus discípulos y dijo, "Recibid el Espíritu"
(Jn. 20:22). Así
también cuando fue creado el hombre, Dios sopló en la forma
sin
vida y el hombre fue un alma viviente. Cristo comparó la
obra del
TIPOS Y SIMBOLOS DEL ESPIRITU 887
Espíritu a la acción del viento al hablar con Nicodemo y le
dijo: "El
viento de donde quiere sopla y oyes su sonido, más no sabes
de
dónde viene ni a dónde va", así es cualquiera que es
nacido del
Espíritu" (Jn.3: 8). Asimismo el Espíritu movió a los
santos hombres
de la antigüedad para escribir el Texto Sagrado. Ellos
fueron traldos
como una nave es impelida por el viento. Pedro afirma:
"Porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu
Santo" (2 P. 1: 21). El Espíritu vino en el Pentecostés
"como un
viento recio que soplaba" y así viene como un poder
animador y
vivificante para salvar a los perdidos.
V. PALOMA
Fue en el bautismo de Cristo cuando el Espíritu Santo
descendió
sobre El en forma corporal como paloma. De este momento
importante de la vida terrenal de Nuestro Señor, Juan el
Bautista
declaró: "Este es aquel de quien yo dije: Después de mi
viene un
varón, el cual es antes de mí, porque era primero que yo. Y
yo no le
conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por esto
vine yo
bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo:
Vi al
Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció
sobre
El. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con
agua,
aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que
permanece sobre El, ése es el que bautiza con el Espíritu
Santo. Y yo
le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de
Dios"
(J n.l: 30:34 ). Hay muchos detalles en que el Espíritu
Santo puede
ser comparado a una paloma. Como por el carácter de una
paloma,
C. H. Mackintosh en sus Notes on Genesis, escribe acerca de
la paloma
que Noé dejó ir del arca:
"' Y sucedió que al cabo de cuarenta días, que Noé
abrió la ventana del arca que
él había hecho: y soltó un cuervo, que anduvo de aquí para
allá, hasta que las
aguas se secaron de sobre la faz de la tierra.' El ave
impura se escapó y halló, no
hay dúda, un lugar en donde descansar en algún cadáver
flotante. No buscó de
nuevo el arca... . . 'No así la paloma. Ella no encontró
dónde descansar y regresó
a él dentro del arca... y otra vez él envió la paloma fuera
del arca, y la paloma
regresó a él en la tarde; y he aquí que traía en su pico una
hoja de olivo.'
¡Precioso emblema de la mente renovada la que, en medio de
la desolación
circundante, busca y encuentra su descanso y su porción en
Cristo; y no sólo eso,
sino también se ase de las arras de la herencia y suministra
la bendita prueba de
que el juicio ha terminado, y que una tierra renovada está
plenamente a la vista.
Por el contrario, la mente carnal puede descansar sobre
cualquier inmundicia.
Las 'hojas de olivo' no tienen para ella ninguna atracción.
Puede hallar para sí
todo lo necesario en una escena de muerte y desolación, y
por lo tanto no se
888 NEUMATOLOGIA
preocupa de pensar en un mundo nuevo y en sus glorias; pero
el corazón que ha
sido instruido y ejercitado por el Espíritu de Dios sólo
puede descansar y gozarse
en aquello en que El descansa y se regocija. Descansa en el
Arca de Su salvación
'hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas.' Que
así sea tanto para tí
como para mí, amado lector - que Cristo sea el descanso
interior y la porción de
nuestros corazones, que así no podamos buscarlos en un mundo
que está bajo el
juicio divino. La paloma regresó a donde Noé, y esperó su
tiempo de descanso; y
nosotros siempre encontraremos nuestro lugar con Cristo,
hasta el tiempo de Su
exaltación y gloria en la edad que está por venir. . . 'El
que ha de venir vendrá y
no tardará.' Todo lo que necesitamos en este caso, es un
poco de paciencia. Que
el Señor Dios dirija nuestros corazones en Su amor y en 'la
paciencia de Cristo'."
4a. E d. pgs. 104,105.
Este emblema, como todos los demás que se encuentran en las
Escrituras, es escogido directamente, indicado y usado como
tal por
Dios, Espíritu Santo.
VI. ARRAS
Mirando hacia ese estado glorioso en la eternidad que espera
cada
hijo de Dios, hay un anticipado sabor de eso que le es
otorgado al
creyente. Esos dones inmensurables y gracias del Espíritu
Santo en
los que los cristianos pueden entrar ahora, son sólo una
prenda de
aquellas bendiciones, de aquella incomparable plenitud, que
espera
libertarnos de esta esfera de vida. Los frutos que trajeron
los espías
de la tierra prometida eran una prenda de lo que la tierra
almacenaba
para el pueblo del Pacto. Las joyas que el siervo de Isaac
le puso a
Rebeca fueron una prenda de todas las riquezas y el honor de
Isaac.
Nada puede añadirse a lo que ya ha sido prometido, cuando se
ha
dicho que "todas las cosas son vuestras", y que
vosotros "sois
coherederos con Cristo." Con todo, es indispensable
notar que los
dones y las bendiciones no son la prenda. Otra vez, como en
la
relación que los creyentes tienen con Cristo, la atención se
centra no
en las cosas, gloriosas por cierto, sino en Un<l Persona.
VII. SELLO
Este tema, que habla de la propiedad y autoridad del
Espíritu
sobre el creyente, y de su seguridad y parte para el día de
la
redención, ha sido considerado anteriormente y será
contemplado
más. extensamente en otro capítulo de este volumen.
VIII. EL SIERVO DE ABRAHAM
Aún queda un tipo sobresaliente del Espíritu Santo,
presentado en
TIPOS Y SIMBOLOS DEL ESPIRITU 889
Génesis 24:1-67. Es la parte del siervo fiel que envió
Abraham para
conseguir una esposa para su hijo Isaac. Siendo que en las
Escrituras
no se da nombre real al Espíritu Santo, sino que se le
conoce
solamente por títulos descriptivos, tampoco a este siervo se
le ha
dado nombre alguno. Indudablemente que era el damasceno
Eliezer,
mayordomo de la casa de Abraham (Gn.l5:2); más con todo, no
se le
da nombre para que el tipo sea completo. Abraham es un tipo
de
Dios el Padre en muchos respectos, aquí y en otras partes,
como
Isaac es tipo del Hijo de Dios. El siervo es enviado a un
lugar distante
para asegurar una esposa para el hijo. Cada paso en este
viaje y todo
lo que se cumplió está saturado de abundantes sugerencias
relativas a
la misión presente del Espíritu Santo en el mundo y el
llamamiento
de la esposa de Cristo. El finado Dr. George E. Guille en un
folleto
titulado "Isaac y Rebeca", escribe:
"En este capítulo 24 de Génesis son prominentes tres
personas: un padre, el
hijo y su siervo.·El padre y el hijo están ocultos en su
casa, la del padre, en Canaán,
mientras que el siervo viaja en busca de la esposa. Canaán
es la bien conocida
prefiguración del cielo, a donde Cristo ha ido a preparar un
lugar para la llegada
de Su esposa, por quien el Padre ha enviado al Espíritu
Santo a la escena de
donde Su hijo fue rechazado. En todo el capítulo (67
versículos) se muestra
cuanto del corazón de Dios se manifiesta en la historia
-cómo está preocupado
en la obra de Su Espíritu; solicitando y ganando almas para
El."- Continuando
con una descripción del viaje que Rebeca hizo con el siervo
el Dr. Guille escribe:
'Él cabalgar en camello no es placentero, y el desierto no
tiene encanto, pero
una cosa hizo una delicia cada hora del viaje: el siervo que
había jurado a su
señor el traer una esposa, estaba allí, indicando el camino
que conducía hasta
Isaac y alentando el corazón de Rebeca al hablarle de él.
Una y otra vez él refirió
la historia de su nacimiento milagroso, de su voluntario
sacrificio en el Monte
Moría, de su posición, honor y riqueza como hijo amado y
heredero de
Abraham, y de su personal amabilidad y dignidad. . . ¡Oh,
alma! , ¿conoces tú
de la experiencia espiritual de lo que esto es sólo una
figura? El Espíritu que te
ganó para Cristo, está morando en tu corazón, y está
guiándote en el camino
hacia el verdadero Isaac. Y a cada paso del viaje El tiene
un bendito ministerio
que efectuar. El tomará las cosas de Cristo y te las
mostrará" (pgs. 15, 26,27).
CONCLUSION
El invisible, el que nunca ha sido manifestado como lo fue
Cristo,
excepto en la forma en que fue identificado por Juan el
Bautista,
mediante el símbolo corporal, como en forma de paloma, sin
embargo, es presentado bajo tipos y símbolos o emblemas con
el fin
de que El pueda llegar a ser real al hijo de Dios y que sus
muchas
características puedan ser reveladas.
CAPITULO IV
EL ESPIRITU SANTO Y LA PROFECIA
En el sentido más amplio de este tema, el Espíritu Santo es
(1) El
autor de la Profecía y (2) El mismo es el sujeto de la
predicación.
Estos dos aspectos de la verdad bien pueden ser considerados
separadamente.
l. EL AUTOR DE LA PROFECIA
Luego se observará que la palabra profecía, como se usa
aquí, está
contemplada en su extenso significado que incluye la
predicación y la
predicción. En la primera idea está incluida la total
revelación de
Dios, mientras que en la última se incluye solamente lo que
es
predicción. Esta distinción demanda completo reconocimiento
de la
primera tanto como de la segunda.
Dios ha hablado. Su voz ha sido escrita y forma el texto de
la
Escritura. La producción de la Biblia es distintamente una
tarea
encomendada al Espíritu Santo de Dios. Fue el Espíritu Santo
el que
produjo las palabras del Padre y las del Hijo para que
fueran escritas;
porque el Espíritu es el anotador de todo lo que está
escrito. En la
unidad que existe en la Divinidad, el Padre puede hablar de
las
Escrituras como "mi palabra" (ls.55: 11) y, de la
misma manera, la
palabra del Hijo puede ser indicada así (Col.3: 16); pero el
Espíritu
Santo permanece como el autor del Texto Sagrado, quien
registró
estas palabras.
En el trabajo sobre Bibliología se ha tratado de modo
extensivo y
en cierta forma completa este tema. Una . repetición de esta
tesis
general no es necesria aquí. El Dr. J. F. Walvoord enfoca
este tema de
tal manera que bien puede aquí ser incorporado. El afirma:
"De los muchos ministerios del Espíritu Santo en el
Antiguo Testamento, hay
pocos que atañen tan de cerca a los cristianos como el de la
inspiración de las
Escrituras del Antiguo Testamento. Siendo que las doctrinas
peculiares del
Cristianismo en gran parte están en las revelaciones del
Nuevo Testamento, es
patente aun para un casual observador, que el Nuevo
Testamento está basado en
el Antiguo, y que el uno sin el otro no constituye una
revelación completa o
satisfactoria. La doctrina de la inspiración, que tiene que
ver con la formación de
las Escrituras, no difiere en mucho en los dos Testamentos.
La doctrina de la
inspiración de las Escrituras ha sido la posición histórica
de la mayor parte de las
890
EL ESPIRITO SANTO Y LA PROFECIA 891
iglesias protestantes, como lo testifican abundantemente sus
credos. Cualquiera
que sea el grado latente de incredulidad entre sus ministros
o los laicos, y
cualesquiera sean los desacuerdos que puedan haber entre los
grupos
denominacionales sobre otras doctrinas, las iglesias
protestantes oficialmente han
sostenido la doctrina de la inspiración de las Escrituras.
Esto ha sido el tema de
largas discusiones y argumentos, con todo, se han propuesto
diferentes puntos de
vista en cuanto a la inspiración.
No se puede aquí acometer una discusión completa de esta
doctrina. La
importancia de la inspiración de las Escrituras, aunque
tácitamente negada por
algunos en los últimos tiempos, es fácilmente sostenible. Es
•m asunto de
tremenda importancia el si las Escrituras, son un producto
sobrenatural de la
Palabra de Dios, o si son una colección de trabajos de
hombres, conteniendo los
errores que se deben esperar en cualquiera obra humana. Como
escribe Boettner:
'Se ve fácilmente que el asunto de la inspiración es de
vital importancia para la
Iglesia Cristiana. Si ella tiene un cuerpo definido y
autoritativo de Escritos a los
cuales acudir, es una tarea comparativamente fácil formular
su doctrina. Todo lo
que tiene que hacer es buscar las enseñanzas de las
Escrituras y reunirlas en su
credo. Pero si las Escrituras no son autoritativas, si han
de ser corregidas y
editadas, y algunas partes han de ser rechazadas
abiertamente, la Iglesia tiene un
problema mucho más serio, y no puede haber fin de opiniones
contradictorias,
ya sea con respecto al propósito de la Iglesia o del sistema
de doctrinas que ella
tiene que
sustentar' (The Inspiration of the Scriptures, p. 1 0). El propósito de
la
presente discusión no es intentar la explanación de los
argumentos que sustentan
la inspiración de las Escrituras. Los argumentos procedentes
de fuentes externas
a las Escrituras del todo no serán considerados, y las
evidencias bíblicas serán
discutidas sólo hasta donde ilustran la obra del Espíritu
Santo. Lo que la Biblia
dice sobre el tema es mucho más conclusivo y claro al ojo de
la fe que todos los
argumentos presuntuosos de los incrédulos.
El significado técnico de la inspiración es bien distinto de
su uso común en
referencia a conceptos no bíblicos. Como señala B.B.
Warfield: 'La palabra
'inspirar' y sus derivados, parecen proceder del francés, y
ha sido empleada desde
el principio (en los albores del siglo XIV) con un
considerable número de
significados, físicos y metafísicos, seculares y religiosos'
(lnternational Standard
Bible
Encyclopaedia, s. v. Inspiration, p. 14 73). Todavía hablamos de ser
inspirados por una bella puesta de sol, o de oír un sermón
inspirador. Tales usos
comunes, no obstante, no son paralelos con inspiración en un
sentido doctrinal.
Aun en el lenguaje ordinario concebimos la inspiración como
una fuerza
proveniente del exterior. Como dice Warfield: ·•subyacente a
todos sus usos, con
todo, está la constante implicación de una influencia
exterior, produciendo en su
objeto movimientos y efectos más allá de lo que le es natural,
o al menos, de su
poder ordinario' (loe. cit.). Volviendo a las Escrituras
observamos escasez de
referencias a la palabra inspiración hasta donde al mismo
término atañe. En Job
32:8 citamos a Eliú: 'Ciertamente espíritu hay en el hombre,
y el soplo del
Omnipotente le hace que entienda.' Esto puede hacer una
fuerte referencia a la
inspiración de la Escritura, sin embargo, es dudoso que algo
de la Biblia existiera
en aquella época, a lo menos en su forma presente. La otra
única referencia se
halla en 2 Ti.3: 16, en donde nuestra versión traduce: 'Toda
la Escritura es
inspirada por Dios y últil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir
en justicia.' En la revisión Americana la traducción se
cambia así: 'Toda
escritura inspirada por Dios es también últil para enseñar,
para reprensión, para
corrección, para instrucción en justicia.' La versión
revisada, al intentar resolver
892 NEUMATOLOGIA
el problema creado por la ausencia de la cópula, nada
extraño en el griego, ha
debilitado en gran manera el pasaje, y eso, injustamente. El
sustantivo
inspiración desaparecería enteramente del Nuevo Testamento
inglés al permitirse
esta traducción, y surge la impresión errónea de que hay
alguna Escritura que no
es inspirada. La dificultad radica mayormente en la palabra
inspiración misma.
La palabra griega OeÓ1rvevaro¡; (aliento de Dios), realmente
no significa
absolutamente inspirando. Como Warfield nota: ·'El término
griego, con todo,
nada dice de inspirando o de inspiración: únicamente habla
de 'spirando' o
'spiración.' Lo que dice de la Escritura es, no que sea
'insuflada' por Dios o que
es 'exhalada' por Dios, 'soplo de Dios', el producto del
aliento creador de Dios.
En pocas palabras, lo que se declara por este pasaje fundamental
es simplemente
que las Escrituras son un producto divino, sin indicación
alguna de cómo ha
operado Dios al producirlas, (lbid., p. 1474). De 2 Timoteo
3:16 podemos
concluir que la inspiración es la obra de Dios por la cual o
a través de la cual han
sido dadas las Escrituras. Después de afirmar el hecho de la
inspiración, no
obstante, el mismo versículo proporciona una conclusión más
interesante y
significativa. Por el hecho de ser las Escrituras
inspiradas, son por tanto, útiles
para doctrinar, redargüir, corregir e instruir en justicia.
En otras palabras, la
inspiración garantiza exactitud y le da autoridad divina a
lo registrado.
Es en gran manera necesario revisar aquí el testimonio
abundante de las
Escrituras a este respecto. Cristo mismo citó frecuentemente
el Antiguo
Testamento como la Palabra de Dios. Los escritores
reclamaron inspiración
tocante a sus trabajos. El contenido de las Escrituras es
tal que sus profecías
tienen que haber sido el producto de la revelación divina; y
sus relatos precisos,
obra de la inspiración. El testimonio a favor de la
inspiración en todo es de lo
más conclusivo porque las Escrituras núsmas no intentan
probar dicha
inspiración; ellas únicamente la afirman y la asumen, de la
misma manera como
ellas mismas asumen la existencia de Dios. Asunto de mayor
observación es que
las Escrituras no sólo son divinas, sino también humanas.
Las palabras usadas
fueron las que estaban dentro del vocabulario de los
escritores. Sus propias
emociones, conocimiento humano, experiencias y esperanzas
entraron en las
Escrituras que ellos redactaron sin comprometer en lo mínimo
su inspiración.
Sin duda, algunas porciones de la Escritura son dictadas,
como lo indican ellas
mismas, pero la mayor parte de ellas no tienen esta
característica. Haciendo caso
oiniso del grado de influencia humana o divina en las
Escrituras, el resultado es
igualmente inspirado e jgualmente apropiado al propósito de
Dios. El examen
de la obra del Espíritu Santo en la inspiración sustentarán
estas evidencias a
favor de la doble paternidad, divina y humana, de las
Escrituras.
Una declaración apropiada del significado de la inspiración
debe afirmar que
Dios dirigió tan sobrenaturalmente a los autores del Texto
Sagrado que sin
renunciar a su inteligencia humana, su individualidad, su
estilo literario, sus
sentimientos naturales, o cualquier otro factor humano; Su
propio mensaje para
el hombre, completo y coherente, fue registrado con completa
exactitud; las
mismísimas palabras de la Escritura llevan la autoridad de
su divino autor. Nada
menos que una plenaria y verbal inspiración satisfarán las
demandas de las
Escrituras mismas y dan a la fe la confianza en la Palabra
de Dios que es esencial
para la fe y la vida.'' - The Doctrine of the Holy Spirit,
pgs. 56-60.
Dentro de la línea de su propia capacidad, ningún ser humano
podría escribir la Biblia. El tema principal ha de estar en
armonía con
el plan eterno y el propósito de Dios. Ha de comprender todo
lo que
EL ESPIRITU SANTO Y LA PROFECIA 893
caracteriza a Dios y la eternidad futura. Ha de reconocer el
intento
divino en todo el campo permitido del mal y proveer una
redención.
Debe haber no sólo una revelación de Dios mismo, sino que ha
de ser
digna de El. Un momento de consideración de estos estupendos
requerimientos convencerían a una mente reflexiva de la
absoluta
necesidad de que hay una doble paternidad con respecto a
cada
palabra (la del Espíritu Santo y la del agente humano) y que
las
Escrituras son un producto divino tan definitivamente como
lo
fueron las tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.
11. EL TEMA DE LA PREDICCION
Otra vez bien puede citarse al Dr. Walvoord. Sobre la
Escatología
con respecto al Espíritu Santo, escribe:
"La doctrina de la obra futura del Espíritu Santo
prácticamente no ha
llamado la atención en las obras existentes sobre teología y
en libros sobre el
Espíritu Santo. Buscamos en vano una exposición sobre esta
doctrina en
teologías regulares tales como Hodge, Strong, Shedd,
Alexander, Watson,
Wardlaw, Dorner, Dick, Miley, Gerhart, Valentain, Buel y el
trabajo reciente de
Berkhof. En obras sobre el Espíritu Santo tales como las de
Kuyper, Smeaton,
Moule, Cummings y Simpson, prácticamente no se menciona la
referida doctrina.
El factor principal responsable de este defecto es la triple
división con que se
enfoca la Escatología misma. La teoría Post-Milenial
sostiene que el milenio
profetizado se efectuará en la edad presente a través de la
predicación del
Evangelio, o sea un retorno 'espiritual' de Cristo. Si tal
teoría fuera sostenida,
por supuesto, el ministerio presente del Espíritu
continuaría por toda la
dispensación culminando en la conclusión de todas las cosas
en el juicio final. En
esta teoría no hay necesidad de estudiar la escatología del
Espíritu Santo.
Análoga situación se halla entre los llamados
Amilenialistas, que sostienen que
esta edad presente continuará y pasará al estado eterno sin
milenio alguno.
Unicamente de los Premilenialistas, que anticipan un milenio
sobre la tierra
después del regreso de Cristo para establecer Su Reino, se
puede esperar una
consideración de la doctrina, y proporcionar una exposición
de ella. Con todo,
en los escritos de los maestros y teólogos premilenialistas
existe también un
sorprendente descuido sobre esta doctrina. Entre los antiguos
premilenialistas,
tales como Van Oosterzee, hay poca exposición y apología de
la posición
premilenial, y prácticamente no se presta atención al
ministerio profetizado del
Espíritu Santo para el período milenial. Se le ha dado más
atención a los otros
grandes temas de la profecía. El resultado es que ha habido
poca comprensión de
la naturaleza de los ministerios del Espíritu profetizados
para los períodos
siguientes de la tribulación y del milenio. Es a esta tarea
que ahora nos
dedicamos.
La corriente posición premilenial es tomada como base de la
discusión. Las
Escrituras profetizan que después del regreso de Cristo por
la Iglesia seguirá un
período de tribulación sin precedentes, período de
aproximadamente siete años,
según Daniel 9:27, reducido un poco (Mt. 24:22), y dividido
en mitades de tres
años y medio cada uno. La última mitad es conocida como la
'gran tribulación' y
en ella hay una expansión sin precedente del pecado y de un
juicio divino sobre
894 NEUMATOLOGIA
el mismo. El retorno de Cristo para establecer Su reino
termina de manera
abrupta la tribulación y sigue el milenio en el que Cristo
gobernará y establecerá
la justicia y la paz universal. El mismo milenio se clausura
con otro brote de
pecado y con el juicio final de los impíos, y el
establecimiento de los nuevos
cielos y la nueva tierra introduce el estado eterno. Es en
medio de estos eventos
conmovedores cuando el Espíritu Santo ministra en
cumplimiento de la
profecía. Es claro que en la naturaleza de las
circunstancias Su obra será muy
diferente de la asumida en el presente a favor de la
Iglesia. Mientras los pasajes de
la Escritura no son tan abundantes, sí hablan con autoridad
sobre puntos tan
importantes.
Uno de los falsos conceptos populares del período de la
tribulación
profetizado es que todos los que entran en él están
irrevocablemente perdidos.
Es cierto que individuos que han tenido la oportunidad de
oír el Evangelio y de
recibir a Cristo durante la presente dispensación de gracia
es improbable que
acepten a Cristo en los días difíciles de la tribulación.
Por otra parte, es obvio
que muchos serán salvos, algunos de ellos sobrevivirán a los
horrores de la
tribulación para entrar al milenio y otros morirán como
mártires. El rapto de la
Iglesia antes del período de los siete años de tribulación
se lleva a todos los
cristianos de esta tierra. Inmediatamente, sin embargo, la
ceguera de Israel será
quitada (Ro. 11: 25) y miles de Israelitas se volverán a Su
Mesías tanto tiempo
despreciado. Entre los gentiles también habrá convertidos de
todas las naciones y
lenguas (Ap. 7:9-17). Mientras el período de la tribulación
se caracteriza por la
maldad y la apostasía, habrá un tiempo seguido por una gran
cosecha de almas.
A. la luz de estos hechos, uno debe esperar que en tal
período el Espíritu Santo
tenga un ministerio eficaz.
Indudablemente que el milenio será la más gloriosa de todas
las
dispensaciones. Será la más completa extensión de la
justicia y caracterizarán al
período la paz y la prosperidad universal. Cristo regirá
toda la tierra y toda
nación Le conocerá. El conocimiento del Señor será de un mar
al otro mar.
Durante el milenio Satán será atado, y no habrá actividad
demoníaca. El hombre
continuará poseyendo su naturaleza pecaminosa con su
inherente debilidad, pero
no habrá tentación exterior para provocarla. El ministerio
de los santos
resucitados en la tierra añadirá su toque distintivo a la
inusitada situación. Es
manifiesto que en tal período el Espíritu Santo tendrá un
ministerio que excede
al de las previas dispensaciones en perfección y poder,
aunque el milenio será
legal en su forma de gobierno, en vez de gracia como en la
presente dispensación.
Las profecías que describen el milenio, a las que ya se han
hecho referencias,
unifican su testimonio de que la obra del Espíritu Santo en
los creyentes será
más abundante y tendrá mayores manifestaciones en el milenio
que en cualquier
otra dispensación anterior. Es evidente por las Escrituras
que todos los creyentes
estarán habitados por el Santo Espíritu en el milenio al
igual que lo son en la era
actual(Ez. 36:17;37:14;Jer. 31:33).
La llenura del Espíritu Santo será cosa común en el milenio,
en contraste a la
poca frecuencia en las otras épocas, y se manifestará en
adoración y alabanza al
Señor y en obediencia voluntaria a El, así como en poder
espiritual y en una
transformación interior (Is. 32:15; 44:3; Ez. 39:29; Jl.
2:28, 29). En contraste
con la apatía espiritual, frieza y mundanalidad del
presente, habrá fervor
espiritual, amor de Dios, santo gozo, un entendimiento
universal de las verdades
espirituales y una maravillosa comunión de los santos. La
unidad espiritual Y
bendición que caracterizó a las reuniones de la Iglesia
primitiva son un anticipo
de la comunión de los santos en todo el mundo en el milenio.
El énfasis caerá
EL ESPIRITU SANTO Y LA PROFECIA 895
sobre la justicia en la vida y en el gozo del Espíritu.
La plenitud del Espíritu descansará también sobre Cristo
(Is. 11: 2) y se
manifestará en Su Persona y en Su justo gobierno de la
tierra. El milenio será el
despliegue final del corazón de Dios previo a la
introducción del estado eterno.
En él Dios es revelado otra vez como amante y justo, la
fuente de todo gozo y
paz; y también al final del período el hombre es presentado
como rebelde de
corazón contra Dios e indispuesto a someterse aun ante tal
gloriosa evidencia de
Su poder.
De tal revelación encontrada en las Escrituras, todos los
ministerios del
Espíritu que nosotros conocemos en la presente era se
hallarán en el milenio, con
excepción del bautismo del Espíritu, del que ya se ha
demostrado que es peculiar
a la dispensación de la gracia, desde el día de Pentecostés
hasta el
arrebatamiento. Aunque nosotros mismos en medio de la
creciente apostasía en
el mundo e indiferencia hacia el Espíritu, aún entre
aquellos en quienes El mora,
podemos avistar el día venidero; y al· esperar a Aquel cuyo
derecho es reinar,
podemos por medio de una rendición y dependencia del
Espíritu morador,
encontrar en nuestros corazones y manifestar en nuestras
vidas la fragancia del
fruto del Espíritu." Ibid., págs. 255-257, 262, 264 y
265.
La predicción más sobresaliente con relación al Espíritu
Santo se
encuentra en Joel 2:28-32. El pasaje es el siguiente:
"Y después de
esto derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros
hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños y
vuestros
jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre
las siervas
derramaré mi espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en
el cielo y
en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. El sol se
convertirá
en tinieblas, y la 1 un a en sangre, antes que venga el día
grande y
espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de
Jehová
será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al
cual El
habrá llamado." Sobre esta importante anticipación, que
tan a
menudo ha sido mal entendida, escribe William Kelly lo
siguiente:
"Como sabemos, es la misma Escritura que el Apóstol
Pedro cita en el día de
Pentecostés para mostrar que la inmensa bendición de aquel
día era de acuerdo
con el más alto favor prometido para el reino, no esa
excitación o locura moral
que confunde o alucina a los hombres para atribuir poderes
espirituales a otros
que les han superado. Pero observe que el apóstol no afirma
que esta escritura se
~bía cumplido. El sólo dice: 'Esto es lo que fue dicho por
el profeta Joel', y
así es. Lo que fue prometido fue el derramamiento del
Espíritu Santo. Sin decir
que el acontecimiento era el cumplimiento de la profecía (el
cual algunos se han
arrogado para la mala interpretación de la Escritura y para
opacamiento del
cristianismo), él hizo ver que era de esa naturaleza y, por
lo tanto, para
vindicarse ante la conciencia de ellos por medio de la
profecía; pero el lenguaje
del apóstol es cauteloso, no así el de los comentadores.
Ellos van demasiado
lejos. Hacemos bien siempre en acogernos pronto a las
Escrituras. Como a la
promesa de que el Espíritu sería derramado sobre 'toda
carne', podemos llevar
en la mente que 'toda carne' está en contraste con la
restricción al judío. Este
896 NEUMATOLOGIA
es otro aspecto que hizo el don pentecostal ilustrar tan
admirablemente la
escritura. Por el hecho patente que hizo Dios que hablaran
en las diferentes
lenguas esparcidas por el mundo gentil a los que recibieron
el Espíritu Santo, no
haciendo a todos los convertidos que hablaran el lenguaje
judío (cosa poca si lo
fuere así, como no lo es, pero tan sólo un sueño de una
paradoja superficial),
sino haciendo que los judíos congregados desde su dispersión
entre las naciones,
hablaran las lenguas de los gentiles, fue un testimonio
magnífico de la gracia, que
estaba saliendo hacia los gentiles para encontrarlos en
donde ellos se hallaban. El
juicio divino había introducido esas lenguas extrañas entre
ellos, y había
arruinado completamente el proyecto ambicioso de juntarse
para establecer la
unidad en su propia mente alrededor de la torre de Babel.
Pero la gracia de Dios
salió exactamente .al lugar en donde el juicio divino los
había colocado. Si un
soplo demoledor destrozó su orgullo en tantísimas
fracciones, la gracia del
Señor salió hacia esas fracciones y las bendijo en donde
estaban, levantándolas de
su estado caído. Tal es, entonces, la primera interrupción
y, en realidad, el
principio de un nuevo esfuerzo, el cual es suficientemente
sencillo en su forma
de introducción. 'Y será que después de aquellos días que Yo
derramaré de mi
Espíritu' - por tanto, va más allá de lo que procede y así
lo acomoda más
admirablemente para el uso al cual lo aplica el apóstol
Pedro. Pero entonces
debemos de recordar que al venir el día cuando el Espíritu
Santo sea nuevamente
derramado, no para reunir un pueblo para el cielo, sino para
cumplir los
propósitos de la gracia divina en la tierra (pues allí está
la diferencia), será
manifiesto que el Espíritu Santo será dado a todos los
hombres juntamente sin
distingos de judíos o gentiles. Así en el día de
Pentecostés, siendo ellos
exclusivamente judíos, se demostró mediante el milagro de
las lenguas gentílicas,
que Dios no quiso parar allí, sino de ir a todas las naciones.
Dios nunca
renunciará a ese principio. El no se limita otra vez sólo a
los hijos de Israel. Otra
vez bendecirá a los hijos de Israel y levantará a Judá como
tal, y cumplirá cada
palabra que ha prometido para su unidad y gozo. No hay
ningún bien que El
haya incluido en Su palabra que no se los. otorgue; pero
nunca más se
circunscribirá a sólo los judíos en el futuro. Y por tanto,
cuando el Espíritu
Santo sea derramado en aquellos días, lo será estrictamente
sobre 'toda carne' ,
no en el sentido de que cada persona en el milenio tendrá el
Espíritu Santo; sino
que ninguna raza dejada después de aquel gran día será
excluida de la dádiva del
Espíritu. Ninguna clase de persona, ni 'edad, ni sexo, será
olvidada en la gracia de
Dios. Pero sería deseable notar que aquí no hay pensamiento
alguno de sanidad
o mejoramiento de la carne como dicen los padres y los
teólogos. La luz del
Nuevo Testamento demuestra la falacia de esa interpretación.
La vieja naturaleza
es juzgada; nuestro viejo hombre es crucificado, no
renovado. Hemos muerto a
nuestro estado adámico, y entrado a una nueva posición en
Cristo, y somos
llamados a andar de acuerdo a nuestra muerte y resurrección
con Cristo. Las
marcas externas mencionadas aquí precederán al día que todavía
estará por
cumplirse. Es un error aplicar a la primera venida los
versículos 30 y 31. 'Y daré
prodigios en el cielo y en la tierra' se refiere
evidentemente a otra clase de cosas.
'Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre y
fuego, y columnas de humo.
El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes
que venga el día grande
y espantoso de Jehová.' Habrán notables manifestaciones
externas del poder
divino. Dios siempre envía un testimonio antes del hecho
mismo. Nunca azota a
nadie antes de amonestarlo. Lo mismo hace al tratar con
nosotros cada día.
¿Qué cristiano es castigado antes de recibir una
amonestación del Espíritu de
Dios? Siempre hay un sentimiento de culpa y una falta de
comunión sensible al
espíritu, antes que el Señor emita la voz que habla de su
vigilante amor sobre
EL ESPIRITU SANTO Y LA PROFECIA 897
nuestros caminos descuidados. El siempre da la oportunidad,
si puede así decirse,
de establecer nuestros derechos morales; y si nosotros no
apreciamos la
enseñanza, entonces viene la tristeza. Así es
aquí.Estasmaravillasnopuedensino
atraer la mente y la atención de los hombres, pero realmente
no se aprovechan.
Infatuados y bajo la dureza judicial ellos se harán sordos a
todo y así el grande y
terrible día de Jehová los sobrecogerá como un ladrón. Pero
.Dios, al menos, no
faltará. Dios les habría anunciado que así sería, y Su
pueblo se aprovechará.
Habrá un remanente capacitado para ver, y preeminentemente,
según sabemos,
de entre los judíos, aunque de ninguna manera limitado sólo
a ellos, como
descubrimos en la segunda mitad de Apocalipsis 7 y al final
de Mateo 25.
Todavía estará el testimonio de 'toda carne' preparado para
la gloria de Jehová
pronto para manifestarse. 'Cualquiera que invocare el nombre
de Jehová será
salvo' , muestra que la bendición es por fe, y por tanto,
por gracia. 'Toda carne'
no significa necesariamente cada individuo, sino, como
sabemos por otros pasajes
de la Escritura, la bendición aquí se dirige extensamente a
todas las clases; esto
es a todas las naciones y pueblos. Pero todo es de gran
importancia,. porque el
sistema judaico naturalmente, tendía a limitar a Dios así
como a separar las
clases entre los judíos. Unicamente la familia de Aarón
podía entrar en el
santuario; solamente los levitas podían tocar los vasos
santos impunemente;
mientras que esta mayor bendición de Dios vendrá con el más
indiscriminado
carácter de gracia. 'Y sucederá, que cualquiera que invocare
el nombre de
Jehová será salvo; porque en el Monte de Sion y en Jerusalén
habrá salvación,
como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual El habrá
llamado.' De aquí
se deduce claramente, aunque hay bendición para Israel,
todavía nuestro profeta
Joel permanece fiel a su propósito. La ciudad de Jerusalén
queda siempre en el
gran centro del rey: el Monte Sion reaparece, la señal de la
gracia para el reino de
Jehová establecerá en aquel día." Lectures Introductory
to the Study of the
Minar Prophets, 5th ed.
En un artículo en la Biblioteca Sacra (CI: 374) sobre
"El Bautismo
con el Espíritu Santo" escribe el Dr. Merril Frederick
Unger: "El
contexto entero de la profecía de Joel, que forma la base de
la cita
de Pedro enHechos 2:17-21, enfatiza (aparte de cualquiera
consideración de los eventos del Pentecostés) que estas
palabras
citadas por Pedro nunca se han cumplido. El Espíritu fue
derramado
en Pentecostés, mas no en el sentido completo de la profecía
de Joel.
Su venida especial para formar la Iglesia no estaba revelada
en el
Antiguo Testamento (Ef. 3: 1-9). Joel no supo nada del
Bautismo con
el Espíritu, o de la formación de la Iglesia. Por tanto, el
cumplimiento de este pasaje gráfico, en el tiempo de la
restauración
de Israel, consistirá no en el bautismo con el Espíritu, que
está
estrictamente confinado a la Era de la Iglesia, sino a la
habitación de,
Y especialmente a la llenura con, el Espíritu que Joel
describe como
'el derramamiento sobre toda carne' (2:28). Antes que nada
se haya
cumplido, no obstante, la gran invasión del Norte ha de
ocurrir (Joel
2: 1-1 0), se efectuará la tribulación (Hch. 2: 19-21 ), se
librará la
batalla de Armagedón (2: 12-17), y se llevará a cabo el
advenimiento
898 NEUMATOLOGIA
de Cristo la segunda vez, resultando en una grande salvación
(Jl.
2: 18-27).
CONCLUSION
El Espíritu Santo es el autor de la profecía en su más
amplia
forma, y en su último y más mínimo detalle. Esta es la
doctrina de la
Inspiración que se insinúa en el mismo Texto Sagrado y que
se ha
defendido en esta Obra Teológica. El Espíritu Santo es
asimismo el
sujeto de la predicción. Su Persona y Obra son tan extensas
y tan
vitales para el plan íntegro de Dios, que cualquier esquema
de
predicción que intente proyectar el plan y propósito de Dios
desde su
principio, no pasará por alto los hechos que pertenecen al
Espíritu
Santo.
CAPITULO V
EL ESPIRITUSANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
La Neumatología tiene que ver más con la verdad del Nuevo
Testamento que con la del Antiguo. No obstante, en
cualquiera
consideración del tema que abarque más o menos completamente
toda la materia, algo del tiempo ha de consagrarse a la
revelación
dada antes de Cristo y de la Iglesia.
l. DESDE ADAN HASTA ABRAHAM
Siendo que la obra del Espíritu Santo relacionada con los
gentiles
en la era actual será tratada en .este volumen (cap. VII) y
en conexión
con el llamamiento de la Iglesia, y siendo que cualquiera
otra historia
desde Abraham hasta el fin de la era del reino tiene su
centro en
Israel, la presente discusión necesariamente está
restringida a los
gentiles y a los primeros dos mil años, o más, de la
historia de la
humanidad, V. y gr., el período desde Adán hasta Abraham. Es
bien
sabido que el Espíritu Santo, siendo la agencia divina
activa en el
mundo, ejerce una soberanía constante sobre los negocios de
los
hombres de todas las clases y de todas las dispensaciones.
El
estupendo programa de Dios que incluye el origen,
surgimiento,
carácter y fin de todas las naciones, extendiéndose hasta la
mínima
concepción de Dios que siempre origina en la mente más
obscura del
individuo, es todo la obra soberana del Espíritu Santo. ¡Qué
lugar
t:;tn importante en el reloj divino ha sido, es y será
siempre el Espíritu
Santo para todos los que entran en esta empresa universal!
El
período comprendido desde Adán hasta Moisés que se estudia
específicamente en esta sección se discutirá bajo una doble
división:
(1) Las referencias directas al Espíritu Santo y (2) El
Espíritu Santo
como el Revelador de la Verdad.
l. REFERENCIAS DIRECTAS. Solo cinco referencias al Espíritu
Santo se encuentran en la historia del largo período que
precede al
llamamiento de Abraham. Estas escrituras están llenas de
significado
Y repletas de verdades sugestivas.
Génesis 1:2. "Y la tierra estaba desordenada y vacía; y
las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se
movía sobre
la faz de las aguas." -
899
900 NEUMATOLOGIA
Esta obra del Espíritu Santo era de reconstrucción después
del
cataclismo que siguió según parece indicarse aquí. Dr. James
M. Gray
declara:
"¿Qué era la condición de la materia inerte como se
presenta en el v. 2? El
primer verbo 'estaba' algunas veces se ha traducido 'llegó a
ser'. Léalo en esta
forma y Ud. tendrá la idea de que originalmente la tierra no
estaba desordenada
y vacía, sino que una catástrofe aconteció y dio por
resultado tal condición. Si
esto es así, significa que pasó un período entre los
versículos l y 2,
suficientemente largo para dar lugar a las formaciones
geológicas de las que
algunos científicos hablan y una raza de hombres
preadámicos, de la que otros
hacen especulaciones. Sugiere también que la tierra como la
conocemos ahora
puede no ser más vieja de en lo que la tradición la coloca.
La palabra 'tierra' en
este u;Jlli~, lll~cerr oarg~t, rl a~Jt>e ten e. _e_ qJJl!l
gitiD~a @~t;r_ g,lo
como lo hace un
ave cuan es m o v . a agencia: inm ttiat: d ·tu, al operar
sobre los elementos muertos y discordantes, combinó, arregló
y los maduró al
estado de adaptarlos para formar la escena de uñilñüeVa
creación. La cronología
de esta nueva creación propiamente comienza al fipal de este
segundo versículo;
y los detalles del proceso están descritos en la forma
natural en que un
observador podría hacerlo, al contemplar los cambios que
sucesivamente fueron
tomando lugar" (The Critica[ and Explanatory
Commentary, sobre Gén. l :2).
Así también C. H. MacKintosh, afirma:
"El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas. El se posó~ando spbre la escena de sus futuras operaciones. Una escena
obscura, en verdad; y una
en la que había amplio espacio para que el Dios de luz y
vida actuara. Solamente
Ef podía alumbrar las tinieblas, hacer que brotara la yida,
sustituir el caos por el
~n, hacer expansión entre !asllgilaS, en donde la vida
pudiera propagarse sin
temor de muerte. Estas fueron operaciones dignas de
Dios." (Notes on Genesis,
4th Amer. Ed., p. 4).
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TEST AMENTO 901
Job 26:13. "Su Espíritu adornó los cielos; Su mano creó
la
serpiente tortuosa."
Las tres referencias al Espíritu Santo en el libro de Job
están
incluidas en el período pre·Abrahámico, tanto por la fecha
probable
del libro dentro de ese período, como por el hecho de que en
este
libro temprano no se hace mención alguna a otro propósito que
al
general propósito de Dios con la familia humana indivisa,
según
existía antes del llamamiento de Abraham. La referencia
arriba citada
es de una creación del Espíritu Santo y contiene el relato
de que por
Su mano el Espíritu Santo formó la "serpiente
tortuosa".
Usualmente esto se toma como referencia a la Vía Láctea con
sus
innumerables constelaciones. La sugerencia directa del
pasaje es que
Dios - El Espíritu Santo, sirvió como Creador del universo
material.
Génesis 6:3. "Y dijo Dios: no contenderá mi Espíritu
con el
. hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más
serán sus
días ciento y veinte años."
Sobre este divino aviso Mathew Henry comenta: "La
resolución de
Dios, de no contender con el hombre por Su Espíritu.
Entonces el
Espíritu contendió por la predicación de Noé (1 P. 3:19, 26)
y por
. un refrenamiento interior, pero fue imposible con la
mayoría de los
, hombres; por tanto, Dios dice que El no contendería para
siempre.
Nótense: l. El bendito Espíritu contiende con los pecadores
por la
convicción y admoniciones de conciencia para hacerlos volver
del
pecado a Dios. 2. Si el Espíritu es resistido, apagado, o
rechazado,
aunque lucha por largo tiempo, no lo hará para siempre
(0s.4: 17).
3. Están completando rápidamente su ruina aquellos con
quienes el
Espíritu de gracia deja de contender. La razón para esta
resolución:
Porque él también es carne, esto es, corrupción incurable, y
camal, y
$ensual, así que es tiempo perdido en contender con él.
¿Puede el
:negro cambiar su piel? El también, esto es, todos, el uno y
el otro;
todos ellos están sumergidos en el fango de la carne"
(Commentary
at Génesis 6:3). Aquí se introduce el tema completo del
Juicio
Divino. Ese juicio era para ser derramado sobre la situación
inmediata
descrita en el contexto; pero el pasaje también sirve como
una
41llonestación de que el tiempo de gracia de Dios está
restringido en
s~ duración. "Hijos dé Dios"- así llamados aquí
(v. 2) y en Job 1:6
y 2:-r-= pueden ser seres angelicales, probablemente los que
no
guardaron su dignidad. El juicio sobre ellos está escrito:
"Porque si
Dios no perdonó a los án eles ue habían ecado si o los echó
en e m terno, para ser reservadas al juicio" (2 P.
2:4). "Y los ángeles
que- no guardaron su dignidad más dejaron su habitación, los
ha
reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el
juicio del
¡ran día" (Jud. 6).
902 NEUMATOLOGIA
Job 27:3 y 33:4. "Que todo el tiempo que mi alma esté
en mí, y
haya hálito de Dios en mis narices ... El Espíritu de Dios
me hizo, y
el soplo del Omnipotente me dio vida."
Estas dos escrituras presentan la vida humana como
dependiendo
enteramente del Espíritu Santo de Dios. En el primero, Job
asemeja
su propio aliento y vida a la inmediata presencia del
Espíritu Santo; y
en el último, Eliú, expresando la convicción de los hombres
piadosos
de su tiempo, asegura que él fue hecho por el Espíritu
Santo.
Todos estos cinco pasajes sirven para establecer una
indicación de
lo que creían los hombres y lo que era verídico del Espíritu
Santo
desde el principio de la raza.
2. EL REVELADOR DE LA VERDAD. El Espíritu que produce y
provee la palabra escrita del mismo modo produce y provee
toda
comunicación de Dios al hombre. En los días que precedieron
a la era
judaica Dios habló al hombre e indudablemente más a menudo y
más
libremente de lo que se descubre por lo que dicen las
Escrituras. Un
ejemplo notable es la verdad revelada a Enoc según se
describe en el
penúltimo libro de la Biblia; una revelación dada a Enoc que
no se
dice en el Antiguo Testamento que le haya sido dada. El
pasaje dice:
"De los cuales también Enoc, séptimo desde Adán,
profetizó de esto
diciendo: He aquí, el Seftor es venido con sus santos
millares, a hacer
juicio contra todos, y a convencer a todos los impíos de
entre ellos
tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho
impíamente, y
a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado
contra
El (Jud. 14, 15). Hay que distinguir entre una cosa revelada
por Dios
que pide que no se proclame y una revelación de Dios q!le
anticipa su
proclamación. Dios habló a Adán, a Caín y a Noé, pero sin
instrucción de ser trasmitida a otros y preservada como una
verdad
reveladora. Pero El habló a los profetas con la esperanza de
que el
mensaje sería transferido a otros de alguna manera. Acerca
de estas
distinciones escribe Kuyper:
"Dios habló a otros, además de los profetas. Por
ejemplo: a Eva, Caín, Agar,
etc. El recibir una revelación o una visión no lo hace a uno
profeta, a menos que
esté acompañada del mandamiento de comunicar a otros la
revelación. La
palabra 'nabi', el término escritura! que se traduce
profeta, no indica una persona
que recibe algo de Dios, sino alguien que trae algo a la
gente. Por tanto, es un
error conferir revelación divina al oficio profético"
(The Work of the Holy
Spirit, p. 70, citado por Walvoord en The Doctrine of the
Holy Spirit, p. 46).
Ante la evidencia que tenemos a la mano sería razonable
asumir
que a los primeros miembros de la raza les fue dada una
revelación
muy completa. Mucho le fue dicho directamente a Adán. La
diferencia del sacrificio ofrecido por Caín del que ofreció
Abel
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 903
implica no sólo el conocimiento relativo al sacrificio por
su parte,
sino que indica que fueron incluidas características
particulares en las
instrucciones divinas. Los antediluvianos tenían suficiente
luz que les
sirviera de base para saber que el mundo de entonces habría
de ser
juzgado por su pecaminosidad. El libro de Job es rico en
doctrina.
Recientemente R. R. Hawthome ha identificado más de cien
doctrinas en el libro de Job y coleccionado los diferentes
pasajes bajo
sus encabezamientos doctrinales (Biblioteca Sacra, CI: 64 en
adelante). Todo lo que Job tenía que vivir para Dios fue
enteramente
aparte aun de un versículo de la Palabra escrita. ¿De dónde
aprendió
Melquisedec para traer el pan y el vino que ofreció a
Abraham? ¿Y a
qué se hace referencia en Génesis 26:5 cuando dice:
"Por cuanto oyó
Abraham (obedeció) mi voz y guardó mi precepto, mis
mandamientos, mis estatutos y mis leyes? ¿Hasta dónde
llegaba el
conocimiento del propósito de Dios y del futuro cumplimiento
de
todas las cosas si la profecía de Enoc ha de ser considerada
como una
indicación de todos los conocimientos que se tenían en los
días en
que él vivió? Noé fue enseñado profundamente por Dios tanto
en
vista a la construcción del arca así como en relación al
tabernáculo;
de la misma manera en cuanto al mensaje que habría de
predicar (no
el suyo propio, sino el de Dios), porque él fue un
predicador de
justicia (2 P. 2: 5). Todo eso caracteriza los primeros dos
mil años o
más de la historia humana resumida en los primeros once
capítulos
de la Biblia, de modo que cada aspecto de ese tiempo tenga
apenas
un débil reconocimiento en el Texto Sagrado; pero de lo que
es
revelado y de lo que puede deducirse ha de llegarse a la
conclusión de
que el Espíritu Santo entonces estaba activo al ayudar en
las
relaciones que existían entre Dios y los hombres. Los
gentiles, o
familias humanas originales, fueron favorecidos por el
ministerio del
Espíritu Santo.
11. DE ABRAHAM A CRISTO
Esta división de la obra del Espíritu es extensa ya que
abarca la
historia completa del judaísmo, según se consigna en las
Escrituras,
cubriendo toda la distancia entre Abraham y Cristo.
Contempla
propiamente toda la Biblia relativo a su inspiración, debido
a la
verdad que estos oráculos son, con escasas excepciones,
dados por
miembros de la raza judía (en el caso del Nuevo Testamento,
no
obstante, los escritores fueron cristianos, estrictamente
hablando). Es
de notarse también que la gran compañía de profetas hablaron
siendo
'inspirados' (movidos) por el Espíritu Santo, y que a menudo
oficiales y gobernantes estuvieron bajo la dirección del
Espíritu de
904 NEUMATOLOGIA
Dios. El Espíritu descendió sobre los . hombres para cumplir
obligaciones divinamente encomendadas, alcanzando aún a
tareas
mecánicas y obras de arte. Especialmente es de observarse
que no
había provisión para, ni promesa de, la presencia del
Espíritu Santo
morando en la vida de ningún santo del Antiguo Testamento.
Hay
que ver en estas verdades uno de los aspectos de mayor
distinción de
la relación del Espíritu en la era Mosaica comparada con la
edad
presente. El término soberano describe mejor la relación del
Espíritu
al hombre de la antigüedad. El vino sobre ellos y se fue
según Su
buena y soberana voluntad. En ningún caso la fe de los
hombres
determinó los actos del Espíritu. En esta conexión se pueden
citar
dos pasajes: (1) Está la petición de Eliseo cuando habría de
ser
separado de Elías. El relato presenta al viejo profeta Elías
acompañado del joven profeta Eliseo mientras caminaban
juntos
hacia el lugar de donde el primero habría de ser trasladado.
Aquí
sigue la descripción que a la letra dice: "Cuando
habían pasado, Elías
dijo a Elíseo: Pide lo que quieras que haga por tí, antes
que yo sea
quitado de tí. Y dijo Elíseo: Te ruego que una doble porción
de tu
espíritu sea sobre mí. El le dijo: Cosa difícil has pedido.
Si me vieres
cuando fuere quitado de tí, te será hecho así; mas si no,
no. Y
aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de
fuego con
caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo
en un
torbellino. Viéndolo Eliseo clamaba: ¡Padre mío, padre mío,
carro
de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más lo vió; y
tornando sus
vestidos los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de
Elías que
se le había caído, y volvió y se paró a la orilla del
Jordán. Y tornando
el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y
dijo:
¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo
golpeado del
mismo modo las aguas, se apartaron a uno y otro lado, y pasó
Elíseo
(11 Reyes 2: 9-14 ). En esta narración Elíseo hace una
petición a Elías
de que "una doble porción" del Espíritu de Elías
pudiera reposar
sobre él. No está del todo determinado por este versículo
que el
joven profeta reconocía y solicitaba para sí el Espíritu
Santo de Dios.
Si él reconoció así al Espíritu Santo, su petición es
inmediatamente
considerada corno "cosa difícil", lo que indicaría
su carácter
excepcional. Todavía permanece corno una característica de
esa
edad, corno una regla que los hombres no esperan recibir el
Espíritu
por pedirlo. (2) El segundo pasaje se encuentra en el Salmo
51: 11 en
donde David ora, "Y no quites de mí tu Santo
Espíritu." Dos cosas
son evidentes en seguida: el Espíritu Santo puede ser
quitado de
David, y David deseaba que la presencia y el poder del
Espíritu Santo
pudieran ser su porción por un período más largo a fin de
poder
servir bien a Israel corno su rey. La evidencia es bien
probada que, en
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 905
contraste a la provisión de la edad presente por la cual
cada creyente
es habitado por el Espíritu Santo y enteramente aparte de
implorar
esa presencia, en la dispensación pasada la relación del
Espíritu a los
hombres era soberana. Se ve la fuerza de esta verdad en el
hecho de
que, cuando al principio de Su ministerio de tres años y
medio~
prometió el Espíritu Santo a quienes lo pidieran. El dijo:
"Si
vosotrossiendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos;
¿cuánto más vuestro Padre Celestial dará el Espíritu Santo a
los que
lo pidieren de El? (Le. 11: 13). Hasta donde el relato
revela, ninguno
de los discípulos jamás hizo tal petición. La oferta y todo
lo que ella
implica, evidentemente, era demasiado como una innovación
por lo
que era la condición de la época con relación al Espíritu y
a la que
estaban sujetos. Más tarde, al final de Su ministerio,
Cristo dijo: "Y
Yo rogaré al Padre, y El os enviará otro Consolador, que
estará con
vosotros para siempre; al Espíritu de verdad, al que el
mundo no
puede recibir porque no le puede ver, ni le conoce; pero
vosotros le
conocéis, porque El está con vosotros, y será en
vosotros" (Jn.
14: 16, 17). ¿Por qué, entonces, habría de orar así Cristo
por el
Espíritu si el Espíritu había sido la porción de los santos
ya en
aquella dispensación? Se observará que la porción que aquí
estamos
considerando sólo tiene que ver con el hecho de que la
relación del
Espíritu a los Santos del pasado era soberana. Los hombres
de ese
tiempo que eran discípulos de Cristo no actuaron como si
hubieran
estado preparados para tan gran privilegío, esto es, que el
Espíritu
Santo podría reclamarse pidiéndolo tan solamente. Nótese
también <>...
que la presente bendición inmensurable de la indefinida
habitación
del Espíritu Santo se debe a la petición de Cristo y no a la
súplica de
persona alguna sobre la tierra. Cada referencia a la
presencia del
Espíritu y a Su obra en esta edad, especialmente esas
referencias
:relacionadas con su introducción que publican y revelan el
nuevo
orden y carácter de esto, implica un plan enteramente nuevo
para el
cristiano, que provee la misma presencia y poder del
Espíritu Santo
en la vida de cada creyente. Estas implicaciones constituyen
una
indicación muy importante de la relación que el Espíritu
sostenía
con los santos de la antigüedad. La interpretación -por cierto
muy
común- que supone que los santos del Antiguo Testamento
estaban
en el mismo terreno de privilegios que tienen los creyentes
de esta
dispensación, posiblemente se debe sólo a una imperdonable
falta de
atención a la revelación que se ha dado sobre este punto.
Del ministerio actual del Espíritu Santo relacionado al
creyente
-regeneración, morada o ungimiento, bautismo, sello y
llenura- a la
verdad nada se dice con respecto a que los santos del
Antiguo
Testamento hayan experimentado algo de esto, con excepción
de
906 NEUMATOLOGIA
pocos ejemplos bien definidos, en donde se dice que algunos
individuos fueron llenos del Espíritu. Les son conferidas
estas
bendiciones a los santos del Antiguo Testamento solo
teóricamente y
sin el apoyo bíblico, por los que leen de las bendiciones
del Nuevo
Testamento anunciadas en el Antiguo -un error igualado, en
cuanto
al peligro de la sana doctrina, sólo por su contraparte, del
que lee las
limitaciones del Antiguo Testamento citadas dentro de las
porciones
del Nuevo con el designio de presentar el nuevo propósito
divino en
la gracia.
Con respecto a la regeneración, evidentemente, los santos
del
Antiguo Testamento fueron renovados; pero como no hay una
enseñanza doctrinal definida relativa a la extensión y
carácter de esa
renovación, no se puede hacer declaración positiva alguna.
En su
aspecto nuevotestamentario la regeneración se provee por el
impartimiento de la naturaleza divina; la persona regenerada
así viene
a ser del mismo linaje de Dios, un heredero de Dios y
coheredero con
Cristo. Resulta ser un miembro de la casa y familia de Dios.
Si ha de
observarse la primera regla de interpretación, la que
restringe cada
verdad doctrinal a la porción exacta de la Escritura a que
pertenece,
no se puede demostrar que esta renovación espiritual
conocida por
los del Antiguo Testamento, cualquiera que pudiera haber
sido su
carácter, resultaba en la impartición de la naturaleza
divina, una
verdadera filialidad, un coheredero con Cristo, o el ser
colocado
dentro de la casa y familia de Dios. Ese es el caso de
Nicodemo, un
santo perfeccionado bajo el judaísmo, siendo repetido en la
experiencia de cada judío que pasó del viejo orden al nuevo.
Cristo
dijo a Nicodemo: "Si no nacieres de nuevo", y este
imperativo fue
muy significativo. No fue dirigido a uno de la clase más
baja de la
sociedad judaica, sino a uno de sus gobernantes, que podría
servir
como supremo ejemplo a todo el que entrara en la realidad
que
proveía el judaísmo. Nicodemo, como Saulo de Tarso, pudo
haber
sido clasificado como "un hombre justo" ante la
Ley Mosaica; pero
para él el declarar que había sido justificado a base de una
justicia
imputada, por el hecho de haber sido puesto en Cristo por el
Espíritu
Santo, es afirmar en verdad, que no tenía fundamento, de
otro modo
él no hubiera tenido necesidad u ocasión de nacer de
"arriba". Debe
estimarse el silencio de Dios relativo a qué constituye a
uno un
hombre justo de acuerdo con las demandas mosaicas. El
naturalmente persistía en la confianza de que la justicia
que es en la
ley, irreprensible, si acaso hubiere provisto el sacrificio
requerido;
pero su verdadero estado con Dios en gran manera era
determinado
por el hecho de que él había nacido dentro de un pacto con
el que
estaba relacionado. En vano se buscará en el Antiguo
Testamento el
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TEST AMENTO 907
relato de judíos que pasaron del estado de no salvos al de
salvos, o de
alguna declaración acerca de términos sobre los cuales tal
cambio se
asegurase. En otras palabras, su pacto nacional en vigencia
era una
tremenda ventaja espiritual; pero no puede ser justamente
comparado
con el actual estado del creyente que es justificado y
perfeccionado
para siempre, habiendo recibido la plenitud de la Divinidad
a través
de la unión vital con Cristo.
l. MORADA. Con respecto a la morada del Espíritu en los
santos
del Antiguo Testamento, se ha afirmado ya que el Espíritu
venía y
partía, de acuerdo con Su soberana relación a los hombres de
la
antigüedad. Su venida a ellos era para un propósito
específico, como
en el caso de Bezaleel únicamente para darle habilidad
(sabiduría) en
su trabajo como un artesano y eso, limitado a la
construcción del
tabernáculo. El concepto de la morada interior del Espíritu
Santo
por lo que el creyente ahora llega a ser un templo
inalterable del
Espíritu Santo, pertenece sólo a esta era de la Iglesia, y
no tiene lugar
en las provisiones del judaísmo.
2. BAUTIZO. De todas las funciones presentes del Espíritu
Santo,
ninguna es tan radicalmente extraña al Antiguo Testamento
como el
bautismo del Espíritu. El Antiguo Testamento nada sabe del
cuerpo
de Cristo, ni de la Cabeza de la Nueva Creación en el Cristo
resucitado. Los hombres eran justos y justificados en su
relación a la
Ley de Moisés; pero ninguno tuvo la justicia de Dios
imputada a base
de una fe sencilla, excepto Abraham, quien fue tan
evidentemente
señalado y levantado por Dios para anticipar e ilustrar
(comp.
Romanos y Gálatas) la doctrina del Nuevo Testamento de la
justicia
imputada; así sólo de Abraham dijo Cristo: "Abraham se
regocijó
viendo mi día, y lo vio y se alegró" (Jn. 8: 56).
3. SELLO. Otra vez, ninguna idea similar se descubre en el
Antiguo Testamento. El "vínculo del pacto" era lo
que ataba al judío
a Jehová y esos lazos fueron reconocidos perfectamente por
Jehová
mismo; pero eso está muy lejos de el sello del Espíritu para
el día de
la redención (comp. Ef. 4:30).
4. LLENURA. La llenura del Espíritu Santo es común en ambos
Testamentos; así mismo, su expresión equivalente, el
Espíritu vino
sobre; pero como la llenura del Espíritu Santo es hasta el
fin para que
todo el propósito de Dios en determinado objetivo pueda ser
cumplido, es importante descubrir en cada caso para qué cosa
precisamente estaba designada esa llenura. En el caso de los
hombres
de los tiempos del Antiguo Testamento el Espíritu Santo vino
sobre
ellos o los llenó para que pudieran efectuar algún trabajo
particular,
objetivo que pudo haber abarcado todo su campo de actividad,
o
haber estado restringido a un solo asunto. Contra todo esto,
se verá
908 NEUMATOLOGIA
que el propósito divino en la llenura según se asegura en el
Nuevo
Testamento, es el más grande e ilimitado ministerio del
Espíritu
manifestado en cada aspecto de la vida del creyente -sus
conflictos,
sus victorias y sus logros. Como se ha indicado antes, se
dice que el
Espíritu vino sobre Bezaleel. También descendió sobre
Balaam,
Samsón, Saúl, el profeta Azarías y Ezequiel;. y, al
considerar las cosas
que fueron hechas a través de esta relación, se verá que la
presencia
del Espíritu no fue determinada por cualidades morales o
espirituales
en los que así fueron bendecidos; por el contrario, como se
enseña
claramente en el Nuevo Testamento la llenura del Espíritu
depende
ahora de un ajuste completo a Su mente y Su voluntad.
En cada consideración del problema de la salvación de los
santos
del Antiguo Testamento, sería bueno recordar que en su forma
completa, todo Israel aún será salvo cuando el Libertador
venga de
Sion (comp. Ro. 11:26, 27), y esto incluye a hombres de las
dispensaciones Abrahámica y Mosaica que serán levantados
para el
juicio específico de Israel y, si son aceptados, para entrar
en Su reino
terrenal; más todos aquellos que sean rechazados serán excluidos
y
condenados en dicho juicio. Cualquier salvación realizada en
tiempos
del Antiguo Testamento fue operada por el Espíritu, tal como
en el
Nuevo Testamento el Espíritu es el Ejecutivo de todas las
Obras de
Dios.
Los "hombres santos de Dios" que escribieron las
Escrituras del
Antiguo Testamento fueron movidos por el Espíritu Santo (2
P.
1:21 ). Esa influencia sobre estos santos hombres representa
una
empresa divina muy distinta y forma una gran parte de la
doctrina
del Espíritu Santo como se encuentra en el Antiguo
Testamento. Los
profetas hablaron por el poder divino, ya sea que su mensaje
haya o
no quedado en forma escrita. Los profetas eran mensajeros de
Dios al
pueblo y sus declaraciones, si fueron decretadas por Dios
fueron
cumplidas por el poder del Espíritu Santo. De este modo el
hecho de
la revelación por el Espíritu y su doctrina afín de la
inspiración están
incluidas en la lista de las obras del Espíritu Santo en su
relación con
el pueblo judío. La declaración de que "toda escritura
es inspirada
divinamente" se refiere en primer lugar al Antiguo
Testamento y
estos Oráculos de Dios son dados casi enteramente por
autores
judíos. Israel le dio al mundo ambas cosas, la Palabra
escrita y la
Palabra Viviente. Sobre la magnitud de la inspiración el Dr.
Juan F.
Walvoord ha escrito:
"Un examen de los relatos del Antiguo Testamento
revelará todo tipo de
literatura: Historia, poesía, drama, sermones, historias de
amor y el
discernimiento intelectual de los pensamientos devocionales
de los escritores. Es
altamente significativo el que la inspiración se proyecte
sobre toda esta clase de
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TEST AMENTO 909
literatura, sin reparar en el origen o el conocimiento
expresado en el escrito.
Naturalmente se presenta la pregunta concerniente a la
relación de la inspiración
a varias porciones de la Escritura. Todo intento por sondear
lo sobrenatural está
condenado al fracaso. El hombre no tiene el criterio para
juzgar aquello que
trasciende a nuestra experiencia. Sin tratar de explicar la
inspiración se puede
emprender un examen de su aplicación. A lo menos se pueden
observar siete
tipos de operaciones en la obra de la inspiración.
( 1) El Pasado Ignoto. Ocasionalmente las Escrituras hablan
con autoridad
con respecto al pasado con tales detalles y sobre tales
temas que serían
desconocidos para el hombre. En los primeros capítulos del
Génesis por ejemplo,
Moisés pinta eventos ocurridos antes de la creación del
Hombre, y por tanto más
allá de toda conexión posible con la tradición. En Isaías y
Ezéquiel se hace
referencia a eventos ocurridos en el cielo, fuera de la
esfera del conocimiento
humano y anterior a su creación. Es evidente que estas
narraciones demandan
tanto una revelación relativa a los hechos así como la obra
del Espíritu Santo en
la inspiración para garantizar su apropiada declaración.
Algunos han expresado la
idea en relación a los relatos de la creación de que éstos
son similares en muchos
detalles a las historias paganas de la misma. Es posible que
la revelación haya sido
dada con antelación a la data de las Escrituras sobre el
tema de la creación, y que
los hombres hayan agregado a, y alterado esta revelación al
formar sus relatos no
escriturales. La existencia de otros relatos de ella y
puntos de similitud de éstos
con las Escrituras en ningún modo afecta la inspiración del
Génesis. El que
Moisés haya o no usado documentos no tiene fuerza en la
redacción. de las
Escrituras. Sea que se usaran documentos o bien que haya
habido conocimientos
de ideas paganas de la creación, o ya que la tradición
hubiera contribuido con
alguna verdad sobre el tema, la obra de la inspiración fué
necesaria en cualquier
evento para distinguir la verdad del error y para incorporar
en el relato todo lo
que fuera verdad, y omitir todo lo que fuera falso. Sin
lugar a duda, la fuente
primaria de información fue la revelación directa, y los
documentos, si hubo
algunos, y tales relatos tradicionales, como pudieron haber
sido conocidos por
Moisés, fueron absolutamente incidentales.
(2) Historia. Una gran parte del Antiguo Testamento se
ajusta a la norma de
la historia. En tales secciones el escritor está hablando
acerca de eventos
conocidos para muchos y concerniente a lo que otros
documentos seculares
pudieron haber regristrado. En muchos casos el escritor está
tratando con
eventos contemporáneos en los que el elemento de la
inspiración está
prácticamente ausente. ¿Cómo puede decirse que opera la
inspiración en tales
'Escrituras? Como en toda Escritura la inspiración nada
tiene que ver con la
fuente de los hechos sino únicamente con la exactitud de lo
afirmado. En el
relato de la historia el Espíritu Santo guió a los
escritores en seleccionar los
eventos que debían asentarse, la declaración propia de la
historia en los eventos,
y en la omisión de todo lo que no habría de ser incluido. El
resultado es un
relato exacto, infalible, de lo que sucedió, con énfasis en
los eventos importantes
para la mente de Dios.
(3) Ley. Ciertas porciones del Antiguo Testamento consisten
en leyes que
gobiernan varias fases de la vida individual y nacional.
Esta clase de escritura se
encuentra sobre todo, en el Pentateuco, en donde la ley es
revelada en tres
divisiones mayores: los mandamientos, que gobiernan la vida
moral del pueblo;
las ordenanzas, para go be mar su vida religiosa; y los
juicios, que tratan de la vida
social. En ciertos casos la ley consistía en mandamientos
dados por medio de
dictados, leyes que en cada detalle retenían la
característica de haber sido
910 NEUMATOLOGIA
dictadas por Dios. En otros casos Moisés ordena al pueblo
como profeta de Dios,
y les da mandamientos que difícilmente puede interpretarse
que se le hayan
encomendado por medio del dictado; con todo, estos
mandamientos tienen la
misma fuerza que otros mandamientos. La inspiración opera en
los escritos de
toda ley en las Escrituras a fin de que las leyes expresen
perfectamente la mente
de Dios para el pueblo al que le son dadas. Dichas leyes son
preservadas de error
e incluyen todo lo que Dios desea mandar en ese tiempo. Las
leyes son
autoritativas y son una base apropiada para todo asunto a
que conciernen.
( 4) Dictado. Como se ha insinuado anteriormente, algunas
porciones de la
Palabra de Dios son citaciones directas de los mandamientos
divinos y sus
revelaciones. ¿Cómo opera la inspiración bajo estas
circunstancias? La
inspiración garantiza que los mandamientos y revelaciones
recibidas de Dios son
apropiadamente registradas y en la forma exacta como Dios
quiere. Por su parte,
Dios habla en el lenguaje del que escribe, usando su
vocabulario y dando su
mensaje en tal manera que natural o sobrenaturalmente el
escritor puede recibir
y registrar el mensaje de Dios. En tales porciones las
particularidades del escritor
son probablemente poco notables. El dictado, no obstante, no
sería visto con
tanta más autoridad que otras porciones de las Escrituras,
aun el relato fiel del
pecado humano y la repetición del discurso humano que puede
no ser verdadero.
La inspiración agrega al relato la estampa de un registro
infalible, justificando al
lector el aceptar las Escrituras con toda confianza.
(5) Literatura Devocional. Uno de los problemas intrincados
de la inspiración
es el de relacionar su operación a la escritura de la
literatura devocional del
Antiguo Testamento, de la que los Salmos son la mayor parte.
¿La inspiración
garantiza meramente el cuadro adecuado de lo que los
escritores sintieron y
pensaron, o hizo más que eso? En el caso del registro del
discurso humano la
inspiración no necesariamente certifica la veracidad de lo
que se dice. Por
ejemplo, en el relato de la tentación, se registra lo que
dijo Satanás,
'Ciertamente no morirás' (Gn.3:4). La inspiración garantiza
la exactitud de esta
cita de las palabras de Satanás; pero eso no hace que sus
palabras sean verdad. En
el caso de los salmistas, que fueron hombres sujetos al
pecado y al error, cuyas
experiencias y pensamientos no fueron necesariamente
exactos, la inspiración
¿hace más que darles un registro fiel a sus escritos? La
respuesta al problema se
encuentra en los salmos mismos. Un examen de su contenido
revelará que Dios
no sólo produjo un registro inspirado de sus pensamientos
para ser escritos, sino
que obró en sus pensamientos y en sus experiencias,
resultado en que ellos
revelaron a Dios, retratando la verdadera adoración del
corazón, el oído atento
de Dios a la oración, el gozo del Espíritu, la carga de
pecado y aun profetizaron
de eventos futuros. Así David, en su propia exp~riencia en
la que realizó la
presencia de Dios, habla de Su bondad, su alabanza que
trasciende los límites de
su propia experiencia a la del máximo David, el Señor
Jesucristo. El se regocija,
diciendo: 'Alegróse por tanto mi corazón y se gozó mi
gloria, también mi carne
reposará segura; porque no dejarás mi alma en el seol, ni
permitirás que tu santo
vea corrupción' (Sal.l6:9,10). Mucho de lo que dijo David se
aplicaba a sí
mismo. El podía decir que su corazón estaba alegre, que su
carne descansaría en
esperanza. David sabía que su alma no quedaría para siempre
en el seol. Pero
cuando dijo que su cuerpo no vería corrupción, él claramente
había traspasado
su propia experiencia y estaba revelando la de Cristo. Pedro
afirmó este hecho en
el sermón el día de Pentecostés (Hch.2: 25-31), y señaló la
diferencia entre David
y Cristo. Por tanto, se puede decir que la inspiración
consiste en mucho más
que registrar los pensamientos devocionales. Mientras que el
proceso es
EL ESPIRITU EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 911
inescrutable, la inspiración hizo que se efectuara un
registro exacto de los
pensamientos de los escritores, siendo tales escritos
preparados por la
providencia divina. No todo lo que experimentaron los
escitores fue incorporado
en las Escrituras. La inspiración fue selectiva. Como
describe tan bien Warfield:
'O considerar cómo un salmista estaría preparado para poner
en verso activo un
trozo de su experiencia religiosa formativa: cómo habría
nacido con la precisa y
justa cualidad de sensibilidad religiosa, de padres a través
de los cuales recibiría la
correcta inclinación hereditaria, y de quienes él adquiriría
precisamente el
ejemplo y disciplina correctos en circunstancias de vida en
las que las tendencias
religiosas se desarrollaran exactamente en sentido
contrario; cómo fue él
conducido a través de correctas experiencias a fin de
despertar en él las
emociones precisas de su llamamiento para expresarlas y,
finalmente, sería
puesto dentro de las precisas exigencias que lo forzarían a
expresarlas,'
(lnternational Standard Bible Encyclopaedia, s. v.
Inspiration, p. 1481).
Mientras no se confundan la preparación providencial con la
inspiración, se
puede ver que con preparación providencial la inspiración de
la literatura
devocional del Antiguo Testamento cobra la naturaleza del
registro de la
revelación; no revelación por la voz de Dios, sino
revelación por el conocimiento
de Dios en el corazón humano.
(6) El Mensaje Profético Contemporáneo. Mucho de lo
registrado como
mensaje de un profeta tenía que ver con las necesidades
inmediatas de su propia
generación. El llevaba para ellos un mensaje de amonestación
de parte de Dios;
los exhortaba; dirigía sus ejércitos; les seleccionaba sus
líderes; en múltiples
necesidades del pueblo, por sabiduría divina, el profeta era
el instrumento de
revelación. En este aspecto del ministerio profético,
indudablemente la Escritura
registra sólo pequeñas porciones. Se da el relato sólo en
beneficio de su
importancia histórica, y para constituir un ejemplo viviente
para la posteridad.
¿Cómo se relaciona la inspiración con este aspecto de la
Escritura? Como en el
caso de otros tipos de la Escritura, la inspiración es,
antes que todo, selectiva. En
la producción de la Escritura el escritor es guiado para
incluir y excluir de
acuerdo a la mente de Dios. La inspiración garantiza que lo
registrado es exacto,
dando al mensaje del profeta el carácter de infalibilidad.
Esto es verdad aun en el
caso de los pocos hombres impíos que profetizaron y que
fueron guiados a
hacerlo por Dios mismo. La obra de la inspiración en este
tipo particular de la
Escritura es similar a esa forma de operación al registrar
la historia en sentido
más amplio, escribiendo la historia, guiándose en la
selección y relatos de la
misma, y en el caso de la profecía, guiándose en la
selección y declaraciones del
mensaje y hechos de Dios a través de sus profetas.
(7) Profecias del Futuro. En la naturaleza de la profecía
frecuentemente
tomó el aspecto de predecir eventos futuros. Advertía de
amenazas de juicio, y
en medio de experiencias de castigos, pintaba la gloria y
liberación que vendrían
con el Mesías. Aproximadamente una cuarta parte del Antiguo
Testamento está
en forma de predicción. ¿Tiene la inspiración una relación
peculiar con esta
forma de profecía? La mayor parte de las Escrituras del
Antiguo Testamento
fue comprendida por los escritores. Ellos podían apreciar
mucho de los salmos.
Lo que ellos escribieron pasaba por sus pensamientos en sumo
grado y al alcance
de su comprensión. La introducción de la profecía
predictiva, no obstante, trae a
la escena la declaración de eventos futuros que no fueron
comprendidos Los
profetas mismos confesaron que no siempre entendían lo que
escribieron. Como
escribe Pedro: 'Los profetas que profetizaron de la gracia
destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta
salvación, escudriñando
912 NEUMATOLOGIA
qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, el
cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían
tras ellas' (1 P.1: 1 O, 11). La obra de la inspiración en
la profecía predictiva es
probablemente más evidente que en otro tipo de la Escritura.
Aquí, a la verdad,
la sabiduría humana no fue de valor y se demandaba exactitud
de la más fina
clase. Aquí puede ser probada la inspiración más severamente
que en cualquier
otro campo, y el testimonio de la profecía cumplida le da su
voz conclusiva a la
obra del Espíritu Santo que fue la causa de su escritura. La
profecía predictiva
requirió la revelación de Dios de tal manera que la
inspiración pudiera animarlos
a escribir revelando el eterno propósito y la soberana
voluntad de Dios. Las
visiones y los trances juegan un papel importante en algunas
revelaciones de
eventos futuros, y el poder de Dios a través del Espíritu
Santo fue especialmente
evidente.
Mientras se puedan ver aspectos distintivos de las
operaciones del Espíritu
Santo correspondientes a los varios tipos de Escritura, se
puede llegar muy bien
a la conclusión de que escntos del Antiguo Testamento. En
toda ella el Espíritu
guió, incluyendo al falso, abarcando todo lo que la mente de
Dios dirigió, dando
a la revelación adecuada presentación; a la historia,
propósito en la selección y
hechos auténticos; a la experiencia providencialmente
dirigida, confidencial
relato de los tratos de Dios con los corazones de sus
siervos; a la profecía, ya un
mensaje contemporáneo o bien predictivo, la exactitud
infalible que la hizo la
norma apropiada en donde pueda acogerse la fe. La obra de la
inspiración no fue
efectuada por una fuerza impersonal, por una ley de la
naturaleza o por la
providencia sola; sino por el Espíritu Santo inmanente,
obrando en los corazones
y negocios de los hombres, no sólo reveló la verdad divina,
sino que produjo la
escritura del Antiguo Testamento, el documento más admirable
que jamás viera
la luz del día, llevando en sus páginas la inequívoca
evidencia de que las manos
que las escribieron fueron guiadas por el inamovible,
infinitamente sabio e
infalible Espíritu Santo." -The Doctrine o[ the Holy
Spirit, pgs. 64-70.
CAPITULO VI
EL CARACTER DISTINTIVO DE LA PRESENTE ERA
Como introducción al vasto tema de la relación del Espíritu
Santo
a la Era Presente -tema que ocupa lo que resta de este
volumensería bueno indicar los cuatro períodos de tiempo que marcan las
actividades del Espíritu Santo a través de toda la historia
de la
humanidad: (1) En el Antiguo Testamento, como se ha indicado
anteriormente, la relación del Espíritu en las primeras
edades fue
soberana. El descendió sobre quien El quiso y para tales
propósitos
según Dios determinaba; y salía de ellos tan libremente·
como había
venido, habiendo realizado sus designios. Si El llegaba a
morar con un
rey o con un profeta, fue únicamente porque el hecho de tal
morada
fue para un propósito inmediato de Dios, de aquí que no en
conformidad a cierta característica de una edad de universal
e
inquebrantable permanencia así de hombres buenos como de
útiles.
En este primer período como ya se ha afirmado, se ha visto
al
Espíritu Santo como Creador, como el poder motor obrando en
ciertos hombres que cumplieron un propósito específico de
Dios, y
como el autor de las Escrituras. (2) El período de
transición, desde el
principio del ministerio terrenal de Cristo al encarnarse
hasta la
predicación del Evangelio a los gentiles en la casa de
Cornelio
(Hch.l 0:44 ). Este período sigue. estos pasos: el Espíritu
Santo fue
ofrecido por Cristo a todo aquel que se lo pidiere
(Lc.ll:l3); El
prometió rogar para que el Espíritu pudiera venir a ser un
morador,
presente interiormente en los suyos (comp. J n.l4: 17, 18);
después de
Su resurrección El sopló sobre ellos el Espíritu (Jn.20:22);
ellos
habrían de quedar en Jerusalén hasta ser investidos del
poder del
Espíritu (Le. 24:49); el Espíritu descendió el día de
Pentecostés
como se había profetizado, tiempo en que los creyentes
judíos
(todavía el Evangelio estaba restringido a sólo los judíos
en ese
tiempo) fueron reunidos en un solo cuerpo espiritual
(Hch.2:47); la
dádiva del Espíritu Santo fue precedida por la imposición de
las
manos apostólicas en Samaria (Hch.8: 14-17; comp. He.6:2), y
el
Espíritu descendió sobre los gentiles creyentes en la casa
de Cornelio
(Hch.l0:44). Mucho de lo que sucedió en esta situación de
transición
llegó a ser permanente; pero la condición de la última Edad
de recibir
el Espíritu Santo, como lo había indicado Cristo en Juan
7:37-39, no
913
914 NEUMATOLOGIA
se estableció sino hasta que los gentiles fueron recibidos
en el mismo
cuerpo espiritual con los creyentes judíos. No hay registro
alguno
respecto a imposición de manos en la casa de Cornelio.
Indudablemente esta experiencia marcó el principio de un
nuevo y
permanente orden para la Era actual. La más grande
revelación btblica
con relación a las empresas del Espíritu Santo, no estará
fuera de
lugar aquí mas que asegurar que en este período se
desarrolla la
nueva realidad completa de que el cristiano tiene como su
responsabilidad y servicio en su vida, vida y servicio que
han de ser
operados por el Espíritu Santo en respuesta a una fe
permanente. ( 4)
La era del Reino. Otra vez, a fin de evitar la repetición,
este tema que
ha constituido el objeto de páginas anteriores a este
volumen (cap.
IV) no se desarrollará aquí. Se recordará, no obstante, que
todavía
resta una edad entera de empresas específicas y benéficas
por parte
del Espíritu Santo; Edad que todavía es futura.
La Edad presente, que se extiende desde la primera venida de
Cristo hasta Su regreso por los suyos, en algunos aspectos
es distinta
de los otros períodos de tiempo que ya se han estudiado.
l. UNA INTERCALACION
La Era misma es una intercalación extraña a todas las
predicciones
del Antiguo Testamento. Estas predicciones
antiguotestamentarias
trazan el curso y destino final del pueblo de Israel, de las
naciones, de
los ángeles y de la tierra Prometida; pero cada una de estas
líneas de
profecía pasan sobre la era presente del llamamiento de la
Iglesia,
como si no existiera. Como fundamental, se apoya en una
comprensión correcta de toda la profecía bíblica, y así que,
la
presente dispensación no sólo no está prevista por los
antiguos
profetas (comp. 1 P.l: 10,11), sino que no está del todo
relacionada
con lo que ya fue ni con lo que será.
11. UN NUEVO PROPOSITO DIVINO
Esta Era también es distintiva siendo, como lo es, el
producto de
un nuevo propósito divino en su totalidad, por ejemplo, la
cosecha
[ÉKKA7Jala] tanto de judíos como de gentiles, de un pueblo
celestial,
el cuerpo y la esposa del Cristo resucitado y glorioso, que
por el
poder transformador divino no sólo será calificada para
residir en el
alto cielo, sino que será calificada así mismo para estar
asociada
eternamente con las personas de la bendita Trinidad. La
Esposa
satisfará todo el ideal del Esposo por toda la eternidad.
Nada sino
una empresa de carácter divino, infinita, puede perfeccionar
esta
EL CARACTER DISTINTIVO DE LA PRESENTE ERA 915
obra. El propósito de esta Edad incomprensible señala esta
dispensación como única y sin relación a ninguna otra era de
la
historia humana pasada o futura. En su intento de unir las
edades
alrededor de un supuesto pacto de gracia divina y de mezclar
la
presente dispensación con las otras dentro de una secuencia
ininterrumpida, los teólogos han perdido la fisonomía
característica
de este período y, por lo tanto, han fallado en poder ver la
posición
sobresaliente y gloria de la Iglesia desligada
históricamente de las
otras edades, como el cuerpo y la Esposa de Cristo.
111. UNA ERA DE TESTIMONIO
Esta edad es peculiarmente una era de testimonio. Israel
como una
nación fue portador de un testimonio concerniente al Dios
único,
Jehová, a las gentes de la tierra; pero ellos no tenían un
evangelio qué
predicar, ninguna gran comisión como la de la Iglesia, ni
tampoco
sostuvieron una empresa misionera. Aun Cristo, cuando se
limitó a su
ministerio para Israel (comp. Ro.l5:8) en Sus tempranos días
de
labor, dijo de Sí mismo: "No soy enviado sino a las
ovejas perdidas
de la casa de Israel" (Mt.l5: 24 ), y cuando envió a
Sus discípulos con
Su mensaje de paz a Su propio pueblo, les mandó de no ir a
los
gentiles, ni entrar en ciudades de samaritanos, sino
"antes a las ovejas
perdidas de la casa de Israel" (Mt.l 0: 5,6). Con
respecto al ministerio
a solo Israel, Cristo no dio instrucciones sobre el
significado del
mensaje que habrían de impartir, bien comprendido como lo
era del
punto de vista del Antiguo Testamento, aunque entró en
detalles
minuciosos relativos a la manera de introducirse entre un
pueblo
todavía rebelde (comp. Mt.lO: 1-42). Contra todo esto está
el último
mandamiento de que estos mismos discípulos irían a todo el
mundo
y predicar una innovación tal como dar el evangelio a toda
criatura,
como un testimonio para El mismo en Su nuevo carácter de un
crucificado y resucitado Salvador. Este sorprendente y
trascendente
contraste no pasaría inadvertido. El había comparado la
empresa de
esta edad con un sembrador que salió a sembrar, no a
cosechar. De
modo similar, el Apóstol declara que "la palabra de la
reconciliación
nos ha sido encomendada" (2 Co.S: 18, 19). En la edad
futura no
habrá necesidad de un evangelio, al menos para Israel,
diciéndoles
"Conoce al Señor", porque todos le conocerán,
desde el más
pequeño hasta el más grande (Jer.31: 34 ). Por lo tanto, se
hace
evidente que la edad presente, limitada como lo está por los
dos
advenimientos de Cristo, es distintiva en que es una edad de
testimonio, hasta los fines de la tierra, de la gracia
salvadora provista
mediante la muerte y resurrección de Cristo.
916 NEUMATOLOGIA
IV. EL LETARGO DE ISRAEL
Ahora Israel está dormido y todo lo relacionado con sus
pactos y
promesas está suspenso. Para ellos -no como una nación, sino
como
individuos- el privilegio de salvarse para la gloria
celestial al par que
los gentiles, se extiende a este día del propósito celestial
de Dios.
Ningún pacto judaico se está cumpliendo al presente; ellos
están
"esparcidos", "desollados",
"quebrantados", y aun serán aborrecidos
de todas las naciones" por amor del nombre de Cristo.
Esta es la edad
peculiar en la que "no hay diferencia" entre judío
y gentil, aun
cuando en los tiempos pasados Dios mismo había instituido la
más
drástica distinción entre estos dos pueblos.
V. CARACTER ESPECIAL DEL MAL
El mal alcanza un carácter especial en la era presente.
Varias
razones explican el hecho de que el Apóstol escribe de que
éste es un
"siglo malo" ( Gá.l: 4 ). (1) Cristo describe el
carácter perverso de este
período en conexión con las siete parábolas de Mateo
capítulo 13.
En esta descripción El habla de la influencia del mal en
relación a la
caída de la semilla, la cizañ-a, las aves y la semilla de
mostaza, la
levadura en la harina, y los peces malos. Es evidente que Su
proposito
fue el de asignar un nuevo, y hasta aquí, inusitado carácter
al mal
según aparece en esta edad. (2) De modo semejante, el
Apóstol
afirma que hay una forma de misterio del mal en esta edad
que había
empezado a obrar aun en sus días mismos (2 Ts.2:7). (3) A
los
creyentes se les advierte para sostener una lucha contra el
mundo, la
carne y el diablo. Sin duda que el mundo y la carne
ejercieron una
mala influencia en las edades pasadas. En Efesios 6: 10-12
se da una
revelación especial, no obstante, en la que se muestra un
conflicto
peculiar a esta edad que existe entre el creyente y Satanás.
( 4)
Satanás mismo ostenta el título de "dios de-este
siglo" (2 Co.4:3,4).
(5) Así también, el conflicto específico de ''los últimos
días" de la
Iglesia sobre la tierra presenta una nueva forma de maldad
en el
mundo. Y (6) El reclamo de Cristo sobre la fe del hombre a
través de
Su muerte y resurrección apremia a toda alma a dar una
respuesta
razonable y por lo tanto, crea la posibilidad de un pecado
nuevo y
sin precedente -el pecado de la incredulidad en el Salvador.
VI. UNA ERA DE PRIVILEGIO PARA EL GENTIL
De acuerdo con una verdad totalmente propia de esta edad,
los
gentiles tienen el privilegio de entrar en el sublime
propósito divino Y
EL CARACTER DISTINTIVO DE LA PRESENTE ERA 917
en la gloria. Su estado ante Dios en los siglos pasados se
describe en
Efesios 2: 12: "En aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa,
sin
esperanza y sin Dios en el mundo." Su estado ante Dios
en la era del
Reino Venidero está, asimismo, clara y plenamente predicho,
según
se encuentra en Isaías 14: 1 ,2; 60: 12. Estos pasajes
dicen: "Porque
Jehová tendrá piedad de Jacob y todavía escogerá a Israel y
los hará
reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se
juntarán a la
familia de Jacob. Y los tomarán los pueblos, y los traerán a
su lugar;
y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la
tierra de
Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán
sobre los
que los afligieron". . . "Porque la nación o el
reino que no te sirviere
perecerá, y del todo será asolado." En el juicio de las
naciones como
se describe en Mateo 25:31-46, ciertas. naciones van a
entrar en el
reino preparado para ellas desde antes de la fundación del
mundo;
pero en esta relación y posición ellos tienen que
conformarse a las
restricciones establecidas en las Escrituras citadas en este
párrafo de
Isaías. De la comparación de las edades pasadas y futuras se
saca en
claro que la era actual ha sido señalada como 1.ma de
privilegio
peculiar y de ventaja para los gentiles.
VII. LA OBRA GLOBAL DEL ESPIRITO
Aun más evidente de lo que precede es la verdad de que la
era
presente es una en la que el Espíritu Santo ejerce una
influencia
sobre la humanidad entera, y especialmente sobre los salvos
y los
que, según el propósito eterno de Dios, aún han de ser
salvos. Como
por esta última compañía, el Apóstol escribe que son los
"que
conforme a Su propósito son llamados" (Ro.8:28-30).
Esta séptima
característica de la era presente no sólo concluye el
resumen
expuesto en este capítulo, sino que señala el más importante
distintivo de toda la doctrina del Espíritu Santo.
CAPITULO VII
LA OBRA DEL ESPIRITO SANTO EN EL MUNDO
A causa de las extensas actividades del Espíritu Santo esta
presente
era justamente ha sido designada como la dispensación del
Espíritu.
Un bien balanceado trato de la Persona y la obra del
Espíritu Santo
tal como se exhiben en la Biblia descubrirá el hecho de que
al menos
noventa por ciento del material que entra en el estudio de
la
Neumatología se encuentra en esos pasajes de las Escrituras
que la
relacionan a la era de la gracia. Esta misma porción
necesariamente
está reflejada de manera extensa en las páginas de este
volumen. Este
extenso estudio será seguido bajo tres divisiones generales.
( 1) El
Espíritu como el Controlador del Mundo Cósmico, (2) el
Espíritu
como el que Redarguye a los pecadores, y (3) el Espíritu en
relación
con el creyente. Las primeras dos divisiones serán
consideradas en
este capítulo.
l. EL CONTROLADOR DEL MUNDO COSMICO
Aunque sólo un pasaje se encuentra que habla sobre la obra
controladora del Espíritu Santo, el alcance de los eventos
involucrados es tal que requiere una seria consideración.
Contempla
el gobierno divino sobre las fuerzas del mal que operan en
el mundo a
través de toda la edad presente. El pasaje, aunque un tanto
velado, no
ha sido interpretado de manera uniforme. Dice así:
"Nadie os engañe
de ninguna manera, porque aquel día no vendrá sin que venga
antes
la apostasía, y se manifieste el hombre tle pecado, el hijo
de
perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que
se llama
Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo
de Dios
como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que
cuando
yo estaba todavía con vosotros os decía esto? Y ahora
vosotros
sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se
manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la
iniquidad; sólo
que hay quien al presente lo detiene hasta que él a su vez
sea quitado
de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien
el Séñor
matará con el Espíritu de su boca, y destruirá con el
resplandor de Su
venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con
gran
poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de
918
LA OBRA DEL ESPIRITU EN EL MUNDO 919
iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron
el amor
de la verdad para ser salvos" (2 Tes. 2:3-1 0). Pocos
pasajes presentan
más verdades vitales concerniente al futuro, que éste.
Después de
haber declarado el hecho de que el día del Seftor - el reino
de mil
años con todos sus juicios introductorios (no el día de
Cristo, como
en la Versión Americana) - no puede venir sin haber
experimentado
la apostasía final y haya aparecido el hombre de pecado,
quien aquí
se identifica, como en cualquiera otra parte, por su
perversa asunción
de las prerrogativas de la Deidad (comp. Ez. 28: 1-10). El
misterio de
esa iniquidad que él lleva a cabo dio principio en los días
del Apóstol
y hubiera sido consumada en tiempo más temprano si esa
iniquidad,
provocada por Satán no hubiera sido restringida. El que
impide
continuará restringiendo, hasta que El, el que impide, sea
quitado de
en medio. Entonces aquel impío será revelado, y no antes.
Pero,
¿quién es El que impide? La noción de que es la Iglesia
misma es
corregida en seguida por la declaración de que El que impide
es una
persona, porque la identificación es de uno que puede ser
designado
con el género masculino. Así mismo, la declaración de que
esta
persona es Satanás es insostenible, ya que no se puede decir
que
Satán se restringe a sí mismo. Que el que Impide está
cumpliendo
una tarea estupenda, sobrenatural Lo clasifica enseguida
como uno
de la Deidad; y aunque el Espíritu Santo es el agente activo
de la
Trinidad en el mundo en toda esta dispensación, es una
conclusión
bien establecida que el que Impide es el Espíritu Santo de
Dios.
Alguna porción de este impedimento es, sin duda, efectuada a
través
de la Iglesia, que es el templo del Espíritu (comp. 1 Cor.
6: 19; Ef.
2: 19-22). Basándose en este pasaje el Dr. C. l. Scofield
afirma: "El
orden de los eventos es: (1) La obra del misterio de
iniquidad bajo la
restricción divina que ya había principiado en el tiempo del
Apóstol
(v. 7); (2) La apostasía de la Iglesia profesante (v. 3; Le.
18:8;2 Ti.
3: 1-8); (3) La remoción de lo que impide el misterio de
iniquidad (vs.
6, 7). El que impide es una persona-"El" y desde
que un misterio
siempre implica un elemento sobrenatural (Mt. 13:11, nota),
esta
Persona no puede ser otra que el Espíritu Santo en la
Iglesia, que ha
de ser 'quitada de en medio' (v. 7; 1 Tes. 4: 14-17); (4) La
manifestación del inicuo (vs. 8-10; 7:8; 9:27; Mt. 24: 15;
Ap.
13:2-1 0); (5) El regreso de Cristo en gloria y la
destrucción del inicuo
(v. 8; Ap. 19:11-21); (6) El día de Jehová (vs. 9-12; Is.
2:12,
referencia)" Biblia Anotada de Scofield, p. 1229.
Claramente se implica el hecho de que no habiendo en el
mundo
impedimento alguno a la ola de iniquidad, ésta se elevaría a
incomprensibles alturas. Esta conclusión concuerda con la
declaración bíblica de que el corazón humano es no sólo
920 NEUMATOLOGIA
"desesperadamente malo" en sí mismo, sino que está
bajo el dominio
de Satanás (Jer. 17:9; Ef. 2:2, 3). En contra de esta
evidencia el
hombre ha alegado que él es fundamentalmente correcto y
necesita
únicamente cultura, educación y refinamiento. La hora en que
el que
al presente impide sea quitado de la tierra demostrará la
veracidad de
la Palabra de Dios con respecto a la corrupción del corazón
humano.
No es necesario imponer nada sobre la humanidad caída para
que la
gran tribulación se establezca: esa tribulación aparecerá
automáticamente cuando el que impide sea removido. La
remoción
del Espíritu es el reverso del Pentecostés. El día de
Pentecostés El
que había sido Omnipresente con relación al mundo, vino a
residir al
mundo, y cuando sea removido El que ahora es residente,
volverá a
ser de nuevo Omnipresente en Su relación al mundo. Esto
explica la
aparente paradoja que El que ya estaba en el mundo por ser
infinito,
vino el Día de Pentecostés, y El que será quitado aún estará
presente.
En cuanto que la Iglesia -la presente morada del Espíritu en
el
mundo- quedará aquí después que el Espíritu sea removido, es
una
mera inferencia; aunque no es mencionada expresamente en
este
contexto su partida con el Espíritu Santo es una necesidad.
El hecho
unificador más vital con respecto a la Iglesia es la verdad
de que sus
miembros son poseídos de la naturaleza divina, la que es
impartida
por la operación del Espíritu Santo de Dios. Cada uno de los
cristianos son habitados por el Espíritu Santo, y Su
presencia
constituye el sello, sello que, lejos de ser intermitente o
temporario,
es "hasta el día de la redención." Es un absurdo
el contemplar la idea
de un cristiano que no haya recibido el Espíritu Santo,
siendo que la
presencia del Espíritu en el cristiano es su característica
más
distintiva. Si el Espíritu Santo saliera de la Iglesia, ésta
instantáneamente dejaría de ser lo que es; y si algunos
miembros de
iglesias, así vacíos del Espíritu, pasaran por la gran
tribulación, tal
compañía no constituiría la Iglesia, y por lo tanto ésta no
estaría
incluida en la hora del juicio. En otras palabras, siendo
que no puede
haber separación entre el Espíritu Santo y la: Iglesia,
cuando llegue la
gran tribulación, bien el Espíritu Santo tiene que
permanecer aquí
con la Iglesia, cosa que es una noción antibíblica, o la
Iglesia tiene
que ser removida de este mundo juntamente con el Espíritu
Santo.
Escondida en una de las más preciosas promesas del Salvador
está la
seguridad de que el Espíritu estará para siempre con
aquellos en
quienes El mora (Jn. 14:16, 17), y Juan mismo escribe en 1
Jn. 2:27:
"Pero la unción que vosotros recibisteis de El
permanece en vosotros,
y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la
unción
misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es
mentira,
según os he enseñado, permaneced en El." De estas declaraciones
se
LA OBRA DEL ESPIRITO EN EL MUNDO 921
debe sacar en conclusión que ninguna separación ahora ni
nunca
entre el Espíritu Santo y el creyente ha sido considerada
divinamente. Cuando sea removido el Espíritu, la Iglesia
será llevada
con El. No puede ser dejada atrás.
El alcance de la restricción del Espíritu en cuanto al
sistema
mundanal no ha sido revelado. Como se implica más arriba, el
alcance
del impedimento del Espíritu puede calcularse al comparar el
mundo
en sus presentes relaciones más o menos civilizadas, su
reconocimiento y defensa de los derechos humanos, y su
actitud de
patrocinio hacia Dios y Su Palabra relativa al cuadro de la
tribulación
venidera conforme a lo que se ve en el Apocalipsis. Una
débil
indicación de ese poder restringente del Espíritu al
presente se puede
notar en el hecho que de todas las blasfemias pronunciadas
por los
labios humanos no hay ni un solo juramento en el nombre del
Espíritu Santo. Esta restricción no se debe a ningún
sentimiento
consciente de aversión a Dios o al Espíritu de Dios de parte
de los
hombres; se debe a la obra sobrenatural de represión del
mismo
Espíritu Santo contra quien el hombre no debe blasfemar. De
este
modo se ha demostrado que el Espíritu Santo restringe la
corrupción
del sistema mundano hasta que la corrupción haya recorrido
su curso
(comp. Gn. 15: 16), que seguirá restringiendo hasta que sea
quitado
de en medio, y que, cuando El sea quitado, los poderes
desenfrenados
de las tinieblas constituirán la prueba y el terror de la
gran
tribulación. Se ha indicado ampliamente que necesariamente
la
Iglesia debe partir con el Espíritu Santo cuando El sea
removido de
su lugar de residencia en el mundo.
11. EL QUE REDARGUYE DE PECADO
Dentro de la divina empresa de ganar a los perdidos no hay factor
más vital que la obra del Espíritu Santo en la que El
convence o
reprueba al sistema mundano respecto al pecado, justicia y
juicio. La
totalidad de la noción de la antibíblica e insostenible
doctrina
arminiana de la comú.R gracia, que asevera que el Espíritu
Santo obra
en todos los hombres al nacer, capacitándolos para dar una
respuesta
favorable a la invitación del Evangelio, tiene, con la ayuda
de la
vanidad humana que no tiene límite en su habilidad, tan
diseminados
sus tergiversados errores, que ·se da muy poco
reconocimiento a la
total incapacidad del incrédulo, el hombre natural, para er
llamamiento del Evangelio. Evangelistas desatentos o
ignorantes y
celosos ganadores de almas muy a menudo continúan pensando
que
todas las personas en todas partes y en cualquier lugar son
capaces en
cualquier tiempo de cumplir con los términos·del evangelio,
en tanto
922 NEUMATOLOGIA
que las Escrituras enseñan que nadie es capaz de hacer una
decisión
inteligente- por Cristo aparte de la obra iluminadora del
Espírifu
Santo. Los evangelistas y predicadores tienen que afrontar,
si lo
quieren, un factor sobrenatural en esta tarea de ganar a los
perdidos.
Sea por no poder entender este factor o por renuncia a
someterse a la
obra soberana del Espíritu, los hombres inventan métodos que
prescriben acciones humanas como la condición por la cual
puede
salvarse un alma, no reconociendo la verdad de que los
perdidos han
de salvarse, no cuando ellos cumplan con alguna cond1c1Ón
prescffia,
sino umcamente cuando ace ten a Cristo como su Salvador. El
pro ema de los evangelistas no es el de coaccionar a las
personas
para que hagan una pública demostración, es más bien la de
producir
una clara concepción de la gracia salvadora de Dios. Ninguna
persona
es capaz en sí misma de creer en Cristo para la salyacjón de
su propia
alma aparte de la obra iluminadora del Espíritu Santo or la
ue
recibe la visión e ns o como Salvador y lo melina a
recibirlo· orla
~ Cada predica or smcero más o menos siente este actor, mas
no
todos están enterados de su verdadero significado. Se toma
desconcertante para el método de ganar almas del evangelista
el
afrontar una situación sobrenatural arbitraria sobre la cual
ni él ni el
inconverso a quien él apela tienen el más leve control. La
obra del
Es íritu en esta esfera articular de influencia es soberana.
Es el
punto en donde la divina elección se ejercita y se
emuestra:-Es
cierto que solo los elegidos serán salvos. Tambien es c1erto
que Dios
puede ins irar dentro del ere ente a uella oración ue ha de
serli"n
actor esencial en la gran obra de inducir a los perdidos a
aceptar al
~or; pero la oración no determina la elección de los
hombres;
más bien, la oración misma estará sujeta al mismo Espíritu
soberano,
si se ora en la voluntad de Dios. Es evidente que la
respuesta humana
al evan elio uede ser as urada en e no se ha operado una
visión divina de Cristo. No obstante, más enfáticas son las
pa a ras e
Cnsto, cuando dijo: "Y esta es la voluntad del que me
envió, que
todo aquel queci_)al Hijo y cree en El, tenga vida eterna; y
Yo le
resucitaré en el día postrerÓ" (Jn. 6:40), porque aquí
no hay la
mínima implicación de que sólo los que hayan creído mediante
una
visión operada por el Espíritu mirando al Hijo como su
Salvador.
También se afirma claramente que no puede haber salvación
aparte
de una ilumina_c;iónpreparatoria del incooverso por el
Espíritu Santo.
Se hace evidente que se requiere tal obra del Espíritu según
ciertas
escrituras que afirman la incapacidad de los inconversos. A
continuación presentamos algunas de dichas porciones.
1 Corintios 2:14. "Porque el hombre natural no percibe
las cosas
que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las
LA OBRA DEL ESPIRITO EN EL MUNDO 923
puede entender porque se han de discernir
espiritualmente."
Este, el hombre natural (1/IVXLK.Óc;) -una de la triple
división de la
humanidad según se presenta en este contexto- es
definitivamente la
persona no regenerada, y su incapacidad es inherente. El no
tiene
control sobre esta incapacidad, y ninguna instrucción
humana, aparte
de la del Espíritu Santo, puede alterar esta incapacidad. El
inconverso por sí mismo no puede recibir las cosas del
Espíritu de
Dios. Para él son locura. El es incapaz aun de
comprenderlas.
Permanece así impotente hasta que es movido por el Espíritu
Santo.
2COrintios 4:3, 4. "Pero si nuestro evangelio está aún
encubierto,
entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el
dios de este
siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no
les
resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el
cual es la
imagen de Dios."
No sólo se dice aquí que los inconversos están cegados con
respecto al mismo Evangelio por el que ellos han de ser salvos,
sino
que tal ceguera es impuesta sobre sus mentes por Satanás,
porque él a
propósito esconde el Evangelio para que no los alcance.
Ninguna
apelación humana del mismo puede esperar remover el velo de
la
mente de uno que no cree. Es un engaño el hablar de la
"común
graCía" sobre todos los hombres a la luz de tales
revelaciones como
ésta. Solo la falta de atención a la Palabra de Dios puede
abogar a
favor de esta peregrina perversión de la verdad.
Juan 14:16, 17. "Y Y o rogaré al Padre y os dará otro
Consolador,
para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de
verdad, al cual
el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en
vosotros."
Uno de los hechos importantes con respecto al Espíritu Santo
en
relación a los hombres en esta era es que todo lo que El
realiza así
como cualquier reconocimiento de El mismo está sgmpletamente
fiíeí.a de la observación de los incrédulos. Con esa
limitación sobre
ellos, es tan irrazonable como antibíblico el suponer que
ellos, sin la
ayuda del Espíritu, son capaces de volverse a Dios con fe
salvadora.
Esta palabra de Cristo afirma claramente que el mundo no
puede
recibir al Espíritu porgue no le conoce.
Efesios 2: l. "Y El os dio vida a vosotros cuando
estábais muertos
en vuestros delitos y pecados."
Aquí se declara que los inconversos están muertos
espiritualmente,
y ciertamente por tal causa no pueden hacer un
reconocimiento de
Cristo para vida.
Juan 6:39, 40. "Y esta es la voluntad del Padre, el que
me envió:
Que todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo
resucite el
924 NEUMATOLOGIA
día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado:
que todo
aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna; y yo
le resucitaré
en el día postrero."
Hay unos que son elegidos del Padre, y ninguno de éstos se
perderá. Es igualmente-'"éierto que no toda persona
"ve al Hijo"
(comp. Jn. 6:40) con aquella visión que engendra el Espíritu
SaQ_to;
pero inmediatamente al verlo a El como la respuesta para
cada
necesidad que tendrá en el tiempo y en la eternidad, el
individuo a
quien el Sefíor así llama, es capaz de recibir a Cristo como
su
Salvador.
Juan 6:44. "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que
me envió
no lo trajere; y Yo le resucitaré en el día postrero."
Como se presenta en este pasaje las restricciones que
descansan
sobre el inconverso son todo lo completas que pueden ser.
Unicamente pueden venir a Cristo aquellos que el Padre trae
por
medio de Su Espíritu Santo. Se reconoce una atracción
general o
universal que acompafía a la predicación de la Cruz de
Cristo; Esta
atracción universal es descrita por Cristo en las siguientes
palabras:
"Y Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré
a mí mismo"
(Jn. 12:32); pero el Salvador no dice de ninguno de los que
así son
atraídos, "Y yo le resucitaré en el día postrero",
pues El levantará
sólo a los que el Padre designe y traiga específicamente.
1 Corintios 1:23, 24. "Pero nosotros predicamos a
Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para
Tos
gentiles; locura; más para los llamados, así judíos como
griegos,
Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios."
OtraVe'ZSe afirma la incapacidad en la dirección del poder
salvador
de la cruz de Cristo para los inconversos gentiles y judíos.
La cruz
por la que ellos sólo pueden ser salvos no les aprovecha en
nada,
siendo para Jos gentiles "locura" y para los
judíos "tropezadero". En
contraste con esto está la evidencia de la obra del Espíritu
Santo en
aquellos que son llamados por Dios. Para 'ellos esa misma
Cruz de
Cristo, que antes no significaba nada, en segUida llegó a
ser la base de
toda la sabiduría y el poder de Dios. Sabiduría, ya que por
la cruz
Dios resolvió Su gran problema de cómo El podía ser iusto
}!. al
mismo tiempo ser el justificador de los impíos; y poder,
porque por
l~cruz toda la infinita habilidad de Dios pata salvar a los
perdidos_es
liberado de todas aquellas restricciOnes que el pecado tm
one sobre
e
Romanos 8:28-30. "Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a
Su
propósito son llamados. Porque a los que antes conoció,
también les
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
Su Hijo,
LA OBRA DEL ESPIRITU EN EL MUNDO 925
para que El sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a
los que
predestinó a éstos también llamó; y a los que llamó a éstos
también
justificó; y a los que justificó a éstos también
glorificó."
Este pasaje vital bien puede ser considerado el pasaje
central del
Nuevo Testamento relacionado con la doctrina de un
llamamiento
eficaz; pero la implicación más profunda por descubrirse en
este
contexto es que sólo los que así son llamados son capaces
f!e
responder. Esto es, que aparte de este llamamiento ninguno
buscará a
Dios. Cada cristiano sincero es consciente del hecho de que
si él no
hubiera sido movido por el Espíritu Santo en ese sentido, él
por sí
mismo, nunca se hubiera convertido a Dios buscando la
salvación por
medio de Cristo. Este pasaje afirma que los que son
"los llamados
según Su propósito" son el objeto de una providencia
completa.
Específicamente, ciertas garantías divinas son pormenorizadas
aquí,
como "obrando juntamente" para bien de los que así
son llamados,
tales como, la presciencia divina, la predestinación divina,
el
llamamiento divino, la justificación divina y la
glorificación divina. Se
debe observar que el llamamiento divino aquí está catalogado
con los
más determinantes y trascendentes de todas las realizaciones
divinas.
En efecto, la verdad enseñ.ada en este contexto, se verá,
está
centralizada específicamente en el hecho del llamamiento
divino. En
primer lugar, los creyentes son designados como "los
llamados según
Su propósito", y, en segundo lugar, de ellos se dice
que son llamados
eor Dios. El título: "los que conforme a Su propósito
son llamados",
puede bien incluir a todos los elegidos, aún los que han de
ser salvos,
porque tal distinción se aplica a ellos, que están
perfectamente
identificados en la mente de Dios (comp. Ef. 1:4, 5). Con
todo, los
elegidos que todavía no son salvos están cegados, igualmente
con los
demás, por Satanás con respecto al evangelio hasta que ellos
sean
iluminados por el Espíritu Santo. Presciencia y
predestinación están
relacionadas con la eternidad pasada; ~lorificación,
asegurada
perfectamente m: la fidelida · · · d
utura. Así los dos restantes de esta lista del compromiso
divino -el
llamamiento y la justificación- quedan como representación
de 16
que Dios efectúa en la presente experiencia terrenal del que
cree. En
el acto se notará que estas dos empresas son exaltadas a la
más
elevada importancia como la representación de todo lo que
Dios
ejecuta al salvar un alma actualmente. La justificación es
sencillamente el acto de la consumación de la divina gracia
salvadora
en- este mundo en el creyente, y no porque se siga otro
lineamiento
con respecto a la salvación en cuanto a tiempo. Se verifica
lógicamente, más no cronológicamente, todos los otros
aspectos de la
salvación en el primer instante de su contacto efectivo del
pecador
926 NEUMATOLOGIA
con Dios. Por otra parte, el llamamiento de Dios marca el
paso inical
en el proceso propiamente dicho de realizarse la salvación
de un
alma. Por tanto, el apóstol emplea el Alfa y Omega del
esfuerzo
divino al aplicar la salvación como una representación de
todo su
contenido. Ahora, finalmente, ¿qué se opera al efectuarse el
llamamiento? ¿Es meramente la extensión de una invitación
que
puede o no ser aceptada al capricho de la voluntad humana,
como
suponen los arminianos? El texto mismo da la respuesta.
Todos los
que están predestinados son llamados, y todos los que son
llamados
son justificados. El lenguaje expresa la absoluta soberanía
de Dios y
por mucho puede sugerir que el llamamiento dlVlnO es una
coerción;
pero el pensamiento expresado en la palabra llamados no es
el de una
coerción, sino de invitación, y el uso del término aquí no
es una
excepción, a menos que se piense diferente en cuanto a que
la
soberanía divina y el libre albedrío humano se junten en
este caso
particular. Lo ue hace el Es íritu Santo de Dios es iluminar
la mente
del que mira a Cristo como Salvador y crear en o mtlmo e a
conc1enc1a del individuo inconverso un deseo de obtener esa
salvación que Cristo provee y en tal grado que la persona
así
impresionada actuará positivamente recibiendo a Cristo como
Salvador; más se observará que cuando el individuo actúa en
esta
furñia ejercita su libre albedrío al último grado. Todavía
permanece
la verdad de que "el que quiera venga", y es
igualmente cierto que
aparte de esta inclinación efectuada divinamente ningún
perdido
jamás querrá venir. Así en la Escritura se declara en cuanto
a Dios ser
uno que, sin ningún grado de coacción aún, no obstante con
la
soberana certeza y con la completa libertad humana incólume,
es
capaz de garantizar que, sin exceptuar a ninguna de las
generacio·nes
de la humanidad en esta era, todos los predestinados serán
llamados,
todos los que son llamados serán justificados, y todos los
que son
justificados serán glorificados. La experiencia de los que
así son
llamados es tal como el tener una nueva conciencia del deseo
de tener
a Cristo y un supremo anhelo de aclamarlo como Salvador. El
grado
al que esta experiencta operada dtvmamente puede
<íeSarrollarse,
aunque sin duda variando con diferentes individuos, en cada
caso será
abundantemente suficiente para asegurar una perfecta
respuesta y
una sincera cooperación de la propia voluntad de la persona.
El
objetivo en esta discusión es demostrar otra vez que ninguna
persona
no regenerada se volverá a Cristo, sin la ayuda del Espíritu
Santo,
clamando por salvación. Por tanto, se puede hacer alguna
preparación
encaminada a un correcto entendimiento del pasaje central en
relación con esta obra del Espíritu Santo en lo más profundo
de la
conciencia del hombre no regenerado, señaladamente.
LA OBRA DEL ESPIRITU EN EL MUNDO 927
Juan 16: 7-11. "Pero Yo os digo la verdad; os conviene
que Yo me
vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a
vosotros,
más si me fuere os lo enviaré. Y cuando El venga convencerá
al
mundo de pecado, de justicia, y de juicio. De pecado, por
cuanto no
creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me
veréis más;
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya
juzgado."
Se puede notar primero que ninguna obra de esta naturaleza
(hasta
donde sabemos) fue emprendida por el Espíritu en otras
épocas de la
historia humana; y como Cristo es el que habla con autoridad
directa
y asboluta, es significativo que esta crucial declaración
sale de los
labios de Cristo mismo y en un contexto que, sobre
cualquiera otro
en donde sus palabras han sido registradas, se caracteriza
como
instrucción a los cristianos. Estas palabras de Cristo no
son dirigidas
para instruir a inconversos; ellas más bien imparten la más
vital
información a los hi' os de Dios u e serían in teli entes
efectivos en
e servicio de con uistar almas. Con gran claridad y énfasis
el
a vador asegura que el Espíritu Santo, habiendo venido, así
como El
efectivamente estaba presente en el mundo, emprendería una
tarea
triple, invisible, en la mente y el corazón de los no
salvos. Aunque se
hace referencia al mundo o cosmos, como el objetivo hacia el
que la
obra del Espíritu se dirige, la convicción que lleva a cabo
el Espíritu
es de necesidad individual-y, de acuerdo a todas las
Escrituras
relacionadas, está limitada a "aquellos a quienes el
Señor nuestro
Dios llamare." La palabra determinante es É'Aé-yxw,
puesto que
define qué es lo que el Espíritu hace en la mente y el
corazón de las
personas no salvas con respecto al pecado, la justicia y el
juicio. La
Versión Americana traduce esta palabra por reprobar; la
Versión
Revisada la traduce por condenar, y aún otros eruditos
traducen,
convencer. En cada ocasión en que aparece esta palabra, ella
connota
la tmpartición de comprensión con res ecto al tema en
cuestión. Con
es o an e a VIsta, la traducción de la palabra por iluminará
es quizá la
más satisfactoria. No se implica que la obra del Espíritu en
el corazón
del individuo sea la de producir pesar o remordimiento.
Desde el
punto de donde llaman la atención del penitente hacia sí
mismo y su
pecaminosidad por la que él debe lamentarse, el Espíritu
Santo dirige
la atención hacia Cristo y la verdad de que Cristo ha
llevado su juicio,
que ellos no necesitan hacer otra cosa sino creer en El para
ser salvos.
Tal es, a la verdad, la buena nueva que el evangelio
proclama. La
Escritura nunca afirma que los pecadores son impedidos de
salvarse
por el hecho de fallar en entristecerse por sus pecados. La
nociÓn
-enteramente de origen humano- de que en adecuado sentido de
culpabilidad con su correspondiente presión deben preceder
al
928 NEUMATOLOGIA
regocijo que ha de asegurar la salvación, no hay duda, en la
suposición de que el motivo que impele a los pecadores es la
conciencia de su maldad, en tanto que ~1 verdadero moti~ue
~1
Espíritu Santo engendra es que, ya que toda condenación
justamente
nuestra a causa de nuest cado ha sido uesta sobre Cristo ' 1
cammo esta a ierto para el perdón absoluto}!. a la pa~ial.
Es
una mamfestación de la perversidad humana cuando algunos,
pretendiendo predicar el evangelio, le dan importancia a la
indignidad
del pecador esperando guiarles a la salvación. Es posible
que la
doctrina íntegra del arrepentimiento sea mal entendida y
pervertida,
S_!lponiendo que el arrepentimiento es una tristeza po~s
bien gue un cambio de mente en cuanto a él. Basando su
mensaje
sobre este error, los hombres han sustituido sentimientos de
depresión de espíritu en lugar del "glorioso eyangelio
d~o."
El triple ministerio del Espíritu Santo para los pecadores
como lo
reveló Cristo es indivisible en el sentido de que el
Espíritu no
emprende uno de sus aspectos y omite otros dos, ni que
responde a
dos y omite uno. ~i el Espíritu hace toda la obra en el
corazón ...del
incrédulo, El hará toga lo que esta triple operación
encierra. La
necesidad de esta obra de iluminación del Espíritu Santo en
la mente
y corazón de los pecadores está claramente indicada en la
Palabra de
Dios. Anteriormente se ha llamado la atención a los pasajes
que
declaran que los inconversos son enteramente incapaces en
ellos
mismos de volverse inteligentemente a Cristo como a su
Salvador. En
2 Co. 4:3, 4 se dice que ~ entendimiento -no los ojQs- de
los
incrédulos está cegado por Satanás. Este velo debe ser
quitado, de lo
contrario la luz del "glorioso evangelio de
Cristo" no llegará. Del
mismo modo, en 1 Co. 2: 14 está escrito que el no
regenerado, el
hombre natural, no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, ni
las puede recibir. En Juan 14: 17 se halla lo que dijo
Cristo acerca del
cosmos· (mundo organizado) que no recibe el Espíritu porque
no le
ve, ni le conoce. Una vez más está escrito' en Hechos 26:18
que el
primer efecto del ministerio del Apóstol a los gentiles
sería el de
"abrir sus ojos", y Cristo declaró a Nicodemo que
a menos que él
"naciera de arriba" no podría ver el reino de Dios
(Jn.3:3). Esta
incapacidad total de los no salvos para entender, ara ar
ibif
y para creer as cosas de Dios, es vencida por la divina
provisió.D
clfañdo el Espíritu Santo alumbra con relación al pecado,
iusticiay
juicio. Estas empresas divinas bien pueden considerarse por
separado
y más específicamente.
l. DE PECADO. Esta iluminación no es de pecados. Si fuera de
pecados personales prodria ir acompafiado únicamente con un
profundo remordimiento y vergüenza, y no proveería curación.
La
--
LA OBRA DEL ESPIRITU EN EL MUNDO 929
iluminación del Espíritu es respecto a un pecado, y aquí el
fracaso en
c~ecibir a Cristo y Su salvación. Esto implica que
el camino de la vida a través de la fe en Cristo ha sido
aclarado a los
que así han sido iluminados, y con esa desvelisada hubo
revelación
del nuevo pecado -un pecado que antes de la muerte de Cristo
no
podía haberse cometido- principalmente, la incredulidad en
Cristo y
en la salvación que El ha consumado. El estudiante mismo
debiera
interesarse con las tmphcactones directas que se hallan en
el pasaje. Si
se inquiriera el por gué el Espíritu no ilumina a los
jocooyersos con
respecto a sus pecados la respuesta es ue Cristo h s
12eca os y que Dios así lo reconoce perfectamente. Parece
todo/
menos que imposible ara los hombres ace tar 1 v rdad de ue
todo
peca o ha sido puesto sobre Cristo y que El ya ha sufrido el
jujcio de
elfos en tal forma gue satisface a Dios hasta lo infinito.
Evidentemente, es la obra del Espíritu el cre.ar esta
conciencia en la
ente mdtvtdual de la ersona no re enerada. Es el mensaje que
el
Espíritu r ve y que El podría usar en los labios del
predicador; pero muy a menudo la obligación de los
inconversos les
es presentada como si fuera necesario por su parte persuadir
a Dios
que sea suficiente bueno para hacer algo con respecto a sus
pecados.
El Evangelio de las buenas nuevas declara que Dios lo ha
hecho todo,
dejando al individuo con la res onsabilidad de creer o de no
creer lo
que a ec o. El Evangelio no presenta algo que el inconverso
tiene que hacer, más bien l~s presenta algo qué creer; y
necesariamente, por supuesto, es la obra del Espíritu Santo
al
ilumiqar a los perdidos acerca del carácter y alcance del
pecado de
''los que no creen en mí."
2. DE JUSTICIA. Este pasaje presenta la única y sola ocasión
en
toda la enseñanza de Cristo cuando El habla directamente de
Justicia
imputada -esa justicia que lejos de ser un producto del
esfuerzo y - . esmero humanos, es el don de Dws (comp. Ro. 5: 17 ), en el que
el
~ente ahora es únicamente acepto a Dios (Ef. 1 :6), y por el
cu~l
unicamente cualquier persona de esta esfera terrenal entrará
al cielo.
ES enteramente a base de esta justicia imputada que Dios
justifica al
iñiPío. Es real y le ítimamente la arte e · e e la
.. ase todo suficiente de Cristo en ue él está ... Siendo un
miembro
en el cuerpo de Cristo e creyente viene a ser por absoluta
necesidad
lp que Cristo es, aun justicia de Dios (comp. Ro. 3:22; 1
Co. 1 :30; 2
Co. 5:21; Fil. 3:9). No se discute el que los inconversos
deben
comprender la difícil doctrina de la justicia imputada; es
evidente,
desde luego, q'Uea1 poner su confianza en Cristo él debe de
abandonar toda confianza en sí mismo, encomendándose él
mismo a
Dios, y considerar que todo lo que un pecador condenado
siempre
930 NEUMATOLOGIA
necesitará ante Dios ha sido provisto y le está esperando en
Cristo
Jesús, quien es la misma justicia de Dios. Siendo que tal
confianza es
extraí'ía a la vida, limitaciones y experiencias del hombre
natural, es
esencial que esta verdad vital sea revelada al inconverso
por el
Espíritu Santo. Esto es lo que hace el Espíritu cuando
ilumina con
respecto a la justicia. El tema principal de la Epístola a
las Romanos
es la justicia imputada:éarta que es la declaración central
y e~a
áéi Evangelio de la gÍ-acia de Dios. De aquí se sigue que el
hecho de la
jUsticia imputada es el factor central en el evangelio de
gracia. Cristo
también le ha dado al tema de la justificación imputada el
lugar
central de acuerdo con este texto. Se sigue que uno que
predis_are
<l!le esta obra del Espíritu es perfecta no sólo incluye
el tema de la
j~sticia imputada en su mensaje, sino que le da el lugar
central. El
hecho obvio de que los predicadores del evangelio casi han
descuidado por completo esta verdad céntrica no es una
excusa válida
para seguirla descuidando continuamente. Como se ha indicado
antes, ninguna aceptación inteligente de Cristo puede ser
segura
aparte de alguna comprensión de esta verdad vital. Ese
conocimiento
de El, precisamente, es el que el Espíritu Santo imparte a
los no
salvos. En el aspecto agradable de Su muerte, Cristo se
ofreció a Sí
mismo sin mancha a Dios (vea He. 9: 14). Esta ofrenda de Sí
mismo
vino a ser una perfecta y eficaz sustitución para los que no
tenían
virtud o mérito propios. Por su muerte en la cruz Cristo
renunció a
Su propia plenitud y perrección, así cuando el Padre
vistiere al que
cree con la p enitud de Cristo, esa plenitud es conferida en
perf~ta
equidad basada en la verdad ~e que es provista y hecha
accesible e.nj.a
muerte de Cristo. La muerte de Cristo en su aspecto
agradable es tan
é'fiCaz en el sentido de garantizar mérito, como en su
aspecto
desagradable es eficaz en disponer de deméritos. El aspecto
agradi6Ie
de la muerte de Cristo no es sólo un mero incidente
sentimental entre
el Padre y el Hijo sin ninguna realización a favor de
aquellos por
quienes Cristo muno. No obstante,' según se trata casi
universalmente, no hay reconocimiento del valor de este
aspecto de
la gracia salvadora de Dios. ¡Cuán esencial es la garantía
de mérito
para los que no tienen ninguno! ¡Y cuán completa es la
provisión en
el aspecto agradable de la ofrenda de Sí mismo, de Cristo,
sin mancha
a Dios!
3. DE JUICIO. Siendo que este aspecto de la obra del
Espíritu en
la mente de los inconversos está tan estrechamente
relacionada a Su
obra de iluminar con respecto al pecado -ya considerada- la
iluminación respecto al juicio ha sido prevista. Mientras se
dice de
este ministerio del Espíritu que ha sido efectuado
directamente en el
juicio de Satán, es algo que ya Cristo llevó a cabo en Su
muerte. No
r--
LA OBRA DEL ESPIRITU EN EL MUNDO 931
es una advertencia con relación a al fu ra ner bar con
e mal, sino que se refiere al más grande de todos los
juicios gue
~mas se han efectuado o se hayan de efectuar, especialmente
cuando
risto ha sido hecho el susr del hombr alll v ión
ue el Padre debe imponer sobre los e ' ecadores. La persona
bien puede rec1 ir por sí misma, al ser aprehendida y
conducida ante
el tribunal del juicio divino, al ser justamente sentenciada
a muerte, y
al ser sacada fuera y ejecutada, a menos que otro se haya
tomado su
lugar y haya sido ejecutada en vez del pecador. La ejecución
pertenecía completa y solamente a Jos individuos que
pecaron. Por la
muerte de Cristo, entonces, el pecador es puesto del otro
lado de su
propia ejecución. Aunque vivo e ileso el pecador creyente
puede
mirar hacia atrás a su ropia e·ecución com ue a se ha
efectuado
(comp. 2 o. 5: 14). Habiendo creído en Cristo y habiendo,
así por la
fe, sido incluidos en el alcance de Su muerte, el juicio que
se ha
efectuado sobre Cristo una vez. no puede ser repetido contra
aqyel
eor quien Cristo murió. "Ahora, pues, ninguna
condenación hay para
los que están en Cristo Jesús" (Ro. 8:1 ). Es de esta
completa
sustitución que el Espíritu Santo ilumina, como el primer
ejemplo de
este triple ministerio, cuando dice: "de pecado, por
cuanto no creen
en mí." Una vez más, es de observarse que el Evangelio
propone algo
que ha de creerse. l\Jlora se afirma en esta tercera y final
declaración
que Satán, el príncipe de este .mundo, ha sido juzgado. La
base sobre
la cual Satanás ha asumido su autoridad los hombres caídos
es
el echo de hacer ue la sentencia divina ca era sobre ellos
or el
peca o. En esta demanda sobre ellos, vinieron a ser como sus
j;risiOñero-; (ls. 14: 1]), pero el mismo profeta del
Antiguo
Testamento cuando anunciaba lo que Cristo habría de cumplir,
afirmó -en palabras que Cristo más tarde se aplicó
directamente a sí
mismo- que El proclamaría "a los cautivos
libertad" (ls. 61: 1 ). Es
probable que,. Cristo en este sentido triunfó sobre
principados y
potestades por Su cruz, como se dice en Colosenses 2:15. El
pasaje
dice así: "Y despojando a los principados y a las
potestades, las
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz."
CONCLUSION
Así se ve que el Espíritu Santo revela a los inconversos, a
los que
El llama, lo más ~al del EvangéfiOde la Gracia divina -la
muerte
sustitutoria de Cristo como algo que ha sido ya cumplido,
juntamente con el pecado de incredulidad en Aquel que ha
sido
mueíto por dichos pecados; del mismo modo revela esa
perfecta base
provista en la misma cruz, la cual es nada menos que la
justicia de
932 NEUMATOLOGIA
Dios imputada al pecador. Aparte de esta iluminación la
persona
inconversa no responde, aunque se le ponga frente a la más
persuasiva
sinceridad y elocuencia humanas. Apenas es necesario
sefialar que
ninguna forma de evangelismo que desconozca esta obra del
Espíritu
Santo y que suponga que los inconversos están interiormente
capacitados para recibir el Evangelio y venir a Cristo con
una fe
salvadora inteligente, está destinada a cosechar resultados
superficiales y al gran peligro de impedir más bien que
ayudar a
aquellos a quienes apela, aunque puede ser que por la
influencia
humana se aseguren manifestaciones externas. Cristo ha de
ser
aceptado como la elección individual del corazón y esto debe
efectuarse con la más profunda convicción de Su capacidad
salvadora, una comprensión y elección que de modo alguno
podría
ser segura fuera de la iluminación del Espíritu con respecto
al pecado,
la justicia y el juicio.
EL ESPIRITO SANTO EN RELACION AL
CRISTIANO
CAPITULO VIII
INTRODUCCION A LA OBRA DEL ESPIRITO
SANTO EN EL CREYENTE
Al considerar la cantidad de Escritura concerniente a la
relación
del Espíritu al cristiano se ve como si fuera el aspecto más
importante de toda la doctrina del Espíritu Santo. Sólo en
el Nuevo
Testamento, en donde se presenta totalmente la verdad con
relación
a esta doctrina se afirma, como se ha dicho antes, el hecho
de que el
Espíritu restringe al mundo (lo que está extensamente
expuesto en
un pasaje) y el hecho que El ilumina a los inconversos
(también es un
limitado aspecto de la vefdad); pero el desarrollo total de
la
revelación del Nuevo Testamento tocante al Espíritu Santo
ocupa
. una gran parte del Nuevo Testamento de tal suerte que esta
era de la
Iglesia también es propiamente designada como 1;f1
dispensación del
Espíritu Santo. Las divisiones de la doctrina del Espíritu
Santo en su
relación con los cristianos contempla dos aspectos
generales, a saber:
(a) la obra del Espíritu en y a través del creyente
(capítulos IX-XI) y
(b) la correspondiente responsabilidad del creyente
(capítulos
XII-XVII). Antes de que estos aspectos principales de esta
verdad se
estudien en forma constructiva, se llama la atención al
hecho de que
a esta altura esta tesis entra en un terreno de vital importancia,
pero
· que es tan rara en las obras teológicas como que si no
existiera. En
efecto, la fuente de la que ministros instruidos han
adquirido su
conocimiento de la doctrina bíblica de Teología Sistemática
es
Censurable por su descuido de la doctrina del Espíritu
Santo, y
especialmente ese aspecto vital de la doctrina que tiene que
yer conJa
viga del creyente y el servicio por el poder habilitador del
Espíritu
Santo. No se ha reconocido la patente verdad de que la
Biblia
cOñtiene tres principales reglas de vida dirigidas
respectivamente a
diferentes pueblos y que son aplicables a distintas épocas
-para estar
seguros, aquí no se hace mención del gobierno divino en
aquellas
épocas anteriores a la data de la ley por Moisés (comp. Gn.
26: 5),
épocas que no pudieron alcanzar el beneficio de los
registros bíblicos
porque los tales no se habían escrito todavía. Las tres
épocas que
933
934 NEUMATOLOGIA
estamos considerando principiaron con la ley, la que fue
seguida por
la presente edad de la gracia, la que a-su-vez será seguida
por la
dispensación del reino milenial. La edad Mosaica prevaleció
hasta la
muerte de Cristo (Jn. 1: 17), y el sistema de gobierno
divino para esa
época en distintos respectos fue adaptado a Israel, para
quien sólo
estaba ordenada, quienes fueron considerados todavía como
menores
de edad y sujetos a tutores y curadores (Gá. 4: 1-3). El
sistema
Mosaico, aunque perfecto en sí (comp. Ro. 7: 12), es,
enCOñtfaSte
éon la gran vocación de la presente dispensación, llamada
"flac~ y
pobres rudimentos" dentro del cual los creyentes de
hoy, volviendo a
tal sistema, pueden caer y hundirse (comp. Gá. 4:9), y hasta
la
erdición, no de su salvación sino de su libertad en Cristo
(Gá.
5: 1-4). Volver a la ley es fracasar en la obediencia e la verdad
Gá.
5:7). Tal error nunca proviene de Dios (Gá. 5:8), sino de
maestros
judaizantes que "fingían celo" por los hijos de
Dios (Gá. 4: 17).
Aunque ellos alentaban a otros a hacerlo así, los teólogos
no tienen
excusa al ignorar el cambio de posición cuales se han
operado tanto
en la posición como en los requisitos correspondientes en
cuanto al
modo de vida que han introducido los eventos estupendos que
han
intervenido entre la era mosaica y la era de la gracLa.
Estos eventos
son, (a) la introdücción de una nueva e imprevista era con
su
revelación específica tocante a su carácter; (b) la muerte
de Cristo
con todas las nuevas realidades y relaciones que la
garantiz;an; (e) la
resurrección de Cristo encabezando Su Nueva'Creación; (d) la
entrega
efectiva de Cristo con sus ilimitadas provisiones; (e) la
venida del
~íritu Santo con sns ilimitadas bendiciones para @e!] li)s
creyentes; (f) la iniciación de un nuevo propósito divino en
el
llamamiento de un pueblo celestial de judíos y gentiles
reuniéndolos
en un solo cuerpo y, (g) la introducción de una nueva ética
de código
d~ gobierno adaptada á un pueblo que ha sido
perfecc10nac.toen
Cristo, vestido con la justicia divina, ·ustificado para
siempre y lleno
con la p enitud de la Deidad. La irreflexiva, aunque ce osa,
imposición de un sistema legal de méritos sobre un pueblo
perfeccionado, es el más erróneo, y se hace solamente porque
los
teólogos mismos han consentido el ser atados por un sistema
de
teorías indefendible, imponiendo sobre la recta división de
las
Escrituras hecha por Dios, la noción humana de unidad a
través de
toda la Palabra de Dios.
De igual modo, los grandes eventos que intervienen formarán
una
grieta entre la responsabilidad humana en esta edad presente
y la
responsabilidad de la gente en la edad futura. Estos eventos
son: (a)
el arrebatamiento de la Iglesia y el fin en la tierra de
todos los que
pertenecen a ella; (b) la restauración y reunión de Israel
con la
INTRODUCCION: EL ESPIRITO Y CREYENTES 935
consumación de los pactos que todavía no se han cumplido;
(e) el fin
de los tiempos de los gentiles con sus juicios
correspondientes; (d) el
glorioso retorno de Cristo para juzgar a judíos y gentiles y
establecer
su Mesiánico y Davídico reino terrenal predicho; (e) la
prisión de
Satanás; (f) la Iglesia corno Esposa y Consorte del Rey en
Su reino
juntamente con El sobre todos los reinos del mundo en donde
El
ejerza Su autoridad, y (g) la aplicación de una nueva regla
de vida
adaptada a las condiciones creadas por estos poderosos
cambios. Una
vez más los teólogos, aunque ellos generalmente no reconocen
la
edad del Reino, o los pactos y las promesas de Dios
-sellados por Sü
JUramento- que demandan la realización de esa edad futura,
buscan
la forma de combinar esta inmensa cantidad de citas bíblicas
dentro
de una sola idea de un pueblo redimido que abarque a los
hombres de
todas las edades. La Teoría del Pacto no puede dar lugar a
propósitos
divinos diferentes y a edades de tiempo correspondientes. De
acuerdo
a esta enseñanza Israel debe fusionarse dentro de la iglesia
y ésta debe
ser la consumación de todos los propósitos terrenales
previos.
Haciendo caso omiso de los errores en la doctrina, no
obstante,
todavía permanece la verdad de que hay nuevas empresas que
se
e~n efectuando por el Espíritu, llamando en la actualidad a
un
pueblo nuevo divinamente perfeccionado, anunciando una nueva
@ligación en la vida y servicio para los llamados, cuya
r~sponsabilidad puede ser desernpenada únicamente mediante
el
poder capacitador del Espíritu morador. Entonces, volviendo
a las
dos principales divisiones de este terna, corno se ha
indicado arriba, se
considerará la obra del Espíritu Santo dentro y a través del
creyente
antes que nada.
En adición a los dos ministerios del Espíritu Santo ya
estudiados
(cap. VII), todavía hay cinco más y constituyen la relación
del
Espíritu a los cristianos. Estos, con los ya estudiados,
hacen un total
de siete ministerios del Espíritu en esta dispensación. De
los cinco
ahora a la vista, los primeros cuatro pueden ser
clasificados en un
grupo (corno antes se ha sugerido), siendo que representan
empresas
d~l_Espíritu a favor de todos los salvos. Estos son aspectos
vitales de
la salvación, siendo efectuados hasta la infinita perfección
para cada
creyente al momento de ser salvado. Así mismo, estos cuatro
ministerios representan as ectos de la obra del Es íritu ue
·arnás
son repetidos, siendo per eccionados una vez por todas. El
quinto en
estas series, que también es el séptimo cuando se contemplan
en total
los siete ministerios del Espíritu, es el de la llenura del
Espíritu.
Unico en sí mismo, en que no es un aspecto de la salvación,
porgue
no todos los cristianos la experimentan y ue ha de ser
renovada
cons antemente. En nmgun sentido las distinciones entre
estos siete
936 NEUMATOLOGIA
ministerios han de tratarse livianamente. Es en este punto,
y en favor
de la exactitud en el análisis de estas verdades que grupos
de
cristianos sinceros, aunque mal informados, se han dividido
sobre
asuntos de la santidad y de ciertas manifestaciones de la
presencia del
Espíritu. Reclamos opuestos entre cristianos y profesiones
religiosas
heréticas generalmente se pueden atribuir al descuido de
algunas
verdades entre los líderes cristianos, y es especialmente
evidente que
la presente confusión entre los creyentes menos instruidos
con
respecto a la obra del Espíritu en esta dispensación se debe
en gran
parte a la omisión, de parte de muchos líderes cristianos e
instructores, de la enseñanza aún la más elemental de estos
extensos
y vitales temas. Maestros bíblicos y exégetas generalmente
han
tratado de vencer los efectos del descuido de la doctrina
del Espíritu
Santo en disciplinas teológicas corrientes que dan especial
énfasis a
estos temas. La iglesia de la presente generación debe mucho
al
movimiento de Keswick en Inglaterra y su amplio testimonio
en
muchos países. La inclusión de estos temas en convenciones
modernas de estudio bíblicos y por hombres capaces de hablar
con
autoridad, ha hecho mucho en darle a estas doctrinas su
énfasis
adecuado. Un gran teólogo que ha escrito muchos tratados
sobre la
persona y obra de Cristo, pero que pfacticamente jamás se
aventura
dentro del campo dela Persona y obra del Espíritu Santo, ha
de ser
reconocido por el testimonio que ha dado, pero debe, al
mismo
tiempo, soportar el descrédito por el estímulo que él ha
prestado al
descuido de tan vital verdad en todos sus seguidores. Para
que esta
presentación de la Teología Sistemática no haya de ser
retada en esta
forma, lo que resta de este volumen forma el cuerpo de este
extenso
trabajo. Los cinco ministerios distintivos del Espíritu
Santo a favor
del creyente van a ser estudiados en el orden siguiente: (a)
la
regeneración, (b) la morada del Espíritu Santo, (e) el
bautismo con el
Espíritu Santo, (d) el sello con el Espíritu Santo y, (e) la
llenura con
el Espíritu Santo.
CAPITULO IX
LA REGENERACION Y EL ESPITIRU SANTO
En el incomparable propósito de Dios por el que El está
llevando
"muchos hijos a la gloria" (He.2: 1 0) y con el
fin de que Cristo pueda
ser el "primogénito entre muchos hermanos"
(Ro.8:29) -nada
menos que una empresa destinada a poblar el tercero y más
alto cielo
(que hasta aquí ha sido la habitación únicamente del Trino
Dios) con
seres preparados para esa santa y exaltada esfera y desde
luego,
suficientemente perfectos para ser la Esposa todo
satisfactoria de la
Segunda Persona- un paso vital es el de constituir a tales
seres
participantes de la misma naturaleza de Dios. Un cambio
estructural
como este es esencial a la misma naturaleza del caso. El
nuevo
nacimiento, entonces, no es meramente el remedio para los
fracasos
humanos; es una creación, por generación divina,
constituyendo de
modo inherente a los creyentes legítimos hijos de Dios. La
mente
humana no puede alcanzar a comprender lo que incluyen las
inmensurables realidades de una. verdadera relación de
filialidad con
Dios, que hace a los cristianos herederos de Dios y
coherederos de
Cristo Jesús (Ro.8: 17). En cada aspecto es una obra de Dios
y es
ejecutado como una expresión de Su sublime propósito y para
la
satisfacción de Su infinito amor para aquellos a quienes así
salva.
Prosiguiendo más completamente estas insinuaciones pueden
observarse algunos hechos:
l. LA NECESIDAD
Antes que un ser caído de esta esfera humana pueda entrar al
reino
de Dios, debe de efectuarse una obra divina de
transformación en
forma de un nacimiento de lo alto. Tal nacimiento es indicado
específicamente por Cristo en Sus palabras a Nicodemo:
"Lo que es
nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu
es" (Jn.3:6). Al anunciar estas grandes verdades acerca
de la carne y
el espíritu Cristo no las dirigió a lo más bajo en el orden
social -los
que obviamente necesitaban ser mejorados. El escogió para
dirigirle
estas palabras a un legislador y maestro de Israel que era
indudablemente la flor y nata del judaísmo. En este punto se
puede
hacer la pregunta de, en qué consiste la relación correcta
de un judío
937
938 NEUMATOLOGIA
con Dios dentro de la esfera de acción y el propósito del
judaísmo. El
Pacto Teológico es el que adelanta en este punto la
suposición que los
santos del Antiguo orden fueron regenerados y sobre la misma
base
de relación a Jehová como se ha establecido para los santos
del
Nuevo Testamento. Para poder sostener su teoría se hace
necesaria
tal suposición. Pero aquí surgen las preguntas pertinentes:
¿Por qué
la demanda directa e incondicional de un nuevo nacimiento a
uno del
carácter representado por Nicodemo? Por qué la tan
enfatizada y a
menudo repetida narración de la salvación de Saulo de Tarso,
quien
vivió con limpia conciencia ante la ley de Dios? (Hch.9; 22;
26); y,
¿por qué la salvación de los apóstoles, de tres mil judíos
el día de
Pentecostés, y de los muchos sacerdotes que obedecieron a la
fe?
¿No se alega que ninguno de los que así se salvaron jamás
habían
respondido antes a los ideales espirituales del judaísmo?
¿Es cierto
que todos éstos debieran haber sido salvos bajo el judaísmo
tan
perfectamente como bajo el cristianismo lo fueron más tarde,
pero
que cada uno sólo accidentalmente declaró su ajustamiento
ante Dios
después del establecimiento de la fe del cristianismo?
Realmente,
¿qué quiere decir el Apóstol cuando dice: "Pero antes
que viniese la
fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que
iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro
ayo, para
llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por
la fe. Pero
venida la fe, ya no estamos bajo ayo ... ? " ¿Por qué,
también oraría
él por Israel y definió su fracaso espiritual como lo hizo
al decir:
"Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi
oración a
Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy
testimonio de
que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque
ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la
suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de
la ley es
Cristo, para justicia de todo aquel que cree" (Ro.l 0:
1-4 )? Y ¿qué
quiere decir el mismo Apóstol cuando refiriéndose a los
motivos que
actuaron en él al momento de escoger a Cristo como Salvador,
dice:
"Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si
alguno
piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
circuncidado al
octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,
hebreo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo,
perseguidor de
la Iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley,
irreprensible. Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Sefíor, por
amor del
cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo, y
ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es
por la ley,
sino la que es de Dios por la fe" (Fil.3:4-9)? ¿Por qué
en cada
contraste entre los distintos aspectos del judaísmo y del
cristianismo,
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 939
el primero está representado como insuficiente, del cual el
individuo
debe ser salvo mediante su adhesión al último? La respuesta
a todas
esas preguntas se hallarán cuando se determine que Dios no
estaba
haciendo precisamente la misma cosa en el judaísmo como lo
está
haciendo ahora en el cristianismo. Dios nunca dijo a Israel,
"para
presentaros sin mancha delante de su gloria."
Sin duda está más acorde con la humanidad el afirmar que uno
no
asume un lugar más elevado en el propósito de Dios que el
que le fue
señalado a los santos del Antiguo Testamento. Pero ninguno
de éstos
es de acuerdo con la elección del hombre. Es un asunto del
inalterable plan de Dios que ha sido revelado. Dios de este
modo
enfatiza la diferencia entre Israel y la Iglesia que, al
recibir dentro de
la Iglesia a los judíos al lado de los gentiles, El no
reconoce
cualidades específicas superiores en los judíos sobre los
gentiles, sino
que declara: "no hay diferencia" (comp. Ro.3:9 y
10: 12). Con todo,
si los judíos estuviesen ya sobre una base cristiana, sería
un
procedimiento más irrazonable el bajarlo al nivel de la
posición del
gentil sólo para exaltarlo de nuevo a su posición original.
AUnque en
la era judaica ese pueblo tenía relaciones de pacto con
Jehová, no se
puede demostrar que ellos estuviesen en ningún sentido sobre
una
base cristiana. La regeneración es, en efecto una necesidad
tanto para
judíos como para gentiles. Sin esto ni aun Nicodemo podría
haber
visto el reino de Dios.
11. COMUNICACION DE LA VIDA
En la estupenda tarea de preparar y de seleccionar seres
terrenales
y caídos para la compañía del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo
-:-hasta hacerlos una Esposa apropiada para el Cordero- en
el cielo
mismo, en gloria, participantes de la naturaleza divina al
impartirles
la misma vida de Dios, es uno de los más importantes
aspectos de la
empresa de la transformación de un pecador. El hecho de
recibir la
naturaleza divina significa que la persona que ha sido
bendecida de
este modo ha nacido de Dios. Dios ha llegado a ser su
legítimo Padre
y él, hijo legítimo del Padre. Este es un cambio tan radical
y tan
completo que así se ha efectuado el paso de un orden a otro
distinto.
En este gran cambio eventualmente la naturaleza adámica será
destruida, y el ego, como una entidad aparte representará
nada
menos que el hecho estupendo de ser un hijo de Dios y un
miembro
legal de la familia y la casa de Dios. El salvo ha llegado a
ser
precisamente lo que su nueva posición en la gloria requiere
que él sea.
La metamorfosis básica que se produce mediante el nuevo
nacimiento -la obra generadora del Espíritu Santo- aunque
todos
940 NEUMATOLOGIA
los que ahora son realmente salvos han entrado, al querer
darle la
debida consideración, la han malentendido casi totalmente.
El
concepto de que la regeneración del Espíritu. Santo es una
influencia
indefinida para hacer el bien en la vida presente de los
individuos,
está muy por debajo del concepto establecido por el Nuevo
Testamento. Allí se enseña que un nuevo y eterno orden de seres
es
creado con el nuevo nacimiento, ya sea que se comprenda o
no, este
es el carácter básico y distintivo del cristiano. La vida de
Dios que es
eterna, la cual es Cristo mismo, ha sido impartida tan
definitivamente
como el aliento de la vida natural fue impartido por Dios en
Adán en
la primera creación. A lo menos ochenta y cinco pasajes del
Nuevo
Testamento declaran que un cristiano es una persona cambiada
en
virtud del hecho de haber recibido la misma vida de Dios.
Por infinito
amor el Hijo de Dios fue dado por el Padre para que los
pecadores no
se pierdan sino que tengan vida eterna (Jn.3: 16). Cristo
dijo: "Yo
soy el camino y la verdad y la vida" (Jn.l4:6) y
"Yo he venido para
que tengan vida" (Jn.l 0: 1 0). De la misma manera,
"la dádiva de Dios
es vida eterna" (Ro.3:23). Se dice que esa vida
impartida "es Cristo
en vosotros la esperanza de gloria" (Col.l :27). Aunque
se
reconociera cierta leve evidencia de este gran cambio
mientras
estamos en este mundo, la experiencia del orbe entero en
cuanto a la
naturaleza divina "espera la manifestación de los hijos
de Dios."
Algunas evidencias presentes de la vida de Dios que mora en
el
corazón bien pueden ser notadas.
l. EL CONOCIMIENTO DE DIOS. Con una conciencia definida
de Su realidad el creyente puede decir de corazón,
"Abba, Padre."
Un reconocimiento tal de Dios como Padre es operado por
Cristo en
el corazón. Acerca de esto dice El, "Todas las cosas me
fueron
entregadas de mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el
Padre; ni al
Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
lo quiera
revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, que
Yo os haré descansar" (Mt.ll: 27 ,28). El descanso
prometido aquí es
el del alma y es el resultado de llegar a conocer a Dios
como Padre.
Es una cosa saber acerca de Dios, pero cosa enteramente
distinta es
conocer a Dios. De acuerdo a esta interpretación es posible
llegar a
conocer al Padre por los oficios de la gracia y la obra
efectiva del
Hijo, y ningún alma jamás ha llegado a encontrar verdadero
descanso
aparte de esta intimidad con Dios.
2. UNA NUEVA REALIDAD EN LA ORACION. La oración es
comunión con Dios basada en la confianza nacida del
éOrlodmlentó
de Dios. No es natural el hablarle a un desconocido e
inconocible
éOiii()sucede con el inconverso cuando trata de orar; pero
cuando
Dios es reconocido y real al corazón hay precisión en cada
forma de
LA REGENERACION Y EL ESPIRITO SANTO 941
oración, y entonces, como en ningún otro tiempo o bajo
ninguna
otra circunstancia, el alma gue ora encuentra reposo.
3. UNA NUEVA. REALIDAD AL LEER LA P ÁLABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios, es alimento sólo para los que han
recibido la
naturaleza divina. Como niño recién nacido clama por
alimento, así
un cristiano normal desea la Palabra de Dios. Esa Palabra es
"leche"
para los tales cuando son "nenes" y "vianda
sólida" para los que
tienen preparado el corazón para recibirla.
4. RECONOCIMIENTO DE LA FAMILIA DE DIOS. San Juan
pone a la cabeza de las pruebas de la que más se puede
depender para
conocer si una persona es o no hija de Dios. Dice él:
"Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a
los
hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en
muerte" ( 1
Jn.3: 14). Los cristianos naturalmente se deleitan en la
comunión de
los salvos. El amor para ellos se manifestará en un
sacrificio de amor
hacia ellos. Esto no es amor humano, sino una obra externa
del amor
de Dios derramado en los corazones de los creyentes por el
Espíritu
que nos habita (Ro. S: 5). En el mismo contexto del pasaje
arriba
citado Juan afirma: "En esto hemos conocido el amor, en
que El
puso Su vida por nosotros; también nosotros debemos poner
nuestras
vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este
mundo y ve a
su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón,
¿cómo
mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de
palabra ni
de lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Jn.3: 16-18).
5. UNA DIVINA COMP AS ION POR EL MUNDO PERDIDO. Los
objetos del amor divino no cambian con respecto a su
identidad aun
cuando ese amor es reproducido en, o a través del cristiano.
Por
tanto, él amará a todo lo que Dios ama. Esto es realmente un
campo
extenso de contemplación. Sobre todo, el amor de Dios para
un
mundo perdido -ese amor que no escatimó el dar a Su propio
Hijoobrará en el hijo de Dios como una incesante carga a favor de
perdidos. Esto constituye un sufrimiento en compañía de
Cristo, y
en ello hay grande galardón. "Si sufrimos con El,
también reinaremos
con El."
Todas estas experiencias que han sido indicadas naturalmente
son
la expresión de la nueva naturaleza divina; pero como toda
experiencia cristiana, puede ser estorbada y no cumplirse
debido a
una condición espiritual que se ha permitido existir en el
corazón del
creyente. Si el Espíritu morador que reproduce a Cristo en
el
creyente es contristado, no se manifestará el poder de Su
presencia.
En este punto, se reconocería el peligro al juzgar a
cualquiera de
acuerdo a esa experiencia o conducta. Aun cuando cada
experiencia
normal se experimente en esta vida, la que espera al
creyente el día
942 NEUMATOLOGIA
de la manifestación de Cristo es infinitamente ilimitada.
III. ADQUISICION DE LA NATURALEZA DIVINA
El hecho básico de haber recibido una nueva y divina
naturaleza es
de tal carácter que al punto debe reconocerse como un cambio
que
sólo Dios puede efectuar. El esfuerzo humano es totalmente
extrañ.o
a la empresa. ¿Dónde empezaría Nicodemo si hubiera intentado
la
realización de su propio nuevo nacimiento? Que sólo lo que
es
nacido del Espíritu espíritu es. Intimamente vinculado al
don de la
vida eterna está el impartimiento de la naturaleza divina.
Probablemente no se pueden trazar distinciones entre ellos.
Con eso
el hijo de Dios al recibir estas realidades, entra en una
carrera o a un
reino de relaciones que pertenecen a otro orden de
existencia. En
verdad, es la más elevada forma de existencia -la vasta
realidad y
eternidad de Dios. No hay comparación posible entre la
posesión de
la naturaleza humana y la adquisición de la naturaleza
divina. La
distinción fundamental, más allá del de su disimilitud con
respecto a
sus caracteres inherentes, está el hecho de que una tiene
principio
aunque no tiene fin, mientras que la otra, estando
relacionada con
Dios, puede no tener ni principio ni fin. Con relación a
conciencia de
sí misma la naturaleza humana ahora es una realidad activa
en varios
grados; pero la consciente experiencia de la naturaleza
divina, aunque
es algo que se posee en su plenitud, espera el tiempo en que
ha de
entrar en la vida y morada celestiales. El aumento del
conocimiento
experimental que desaparecerá de sobre los hijos de Dios al
ser
trasladados de la tierra al cielo, cuando pasen de la forma
de
existencia en el tiempo a una existencia eterna, cuando
"el poder de
una vida indisoluble" sustituya a todas las
limitaciones humanas, es
demasiado grande para poderlo comprender en esta vida. En
esta
esfera humana los hombres están afectados por prejuicios,
opiniones
y falsas estimaciones que constituyen sólo una sombra de la
verdad.
En la posición de la esfera futura se verán todas las cosas,
y entonces
no sólo como una información adicional que pueda ensanchar
la
capacidad humana para entender, sino como Dios las ve, como
Ellas
entiende. Es entonces cuando el salvo conocerá aun como él
también
es conocido (1 Co.13: 12); esto es, él conocerá como Dios lo
conoce
ahora. La frase conoceré como soy conocido debe referirse al
presente conocimiento de Dios. Por el poder habilitador del
Espíritu
Santo alguna medida de la experiencia del amor divino, gozo
divino,
y de la paz divina aún futuras, pueden estar seguras en la
actualidad.
Así de modo semejante, la sabiduría de Dios y especialmente
esa
parte que El ha hecho que se escribiera en la Biblia pueden
haber
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 943
penetrado por medio del mismo Espíritu. Pero cuando se entre
a la
esfera celestial se habrá entrado al inquebrantable e
indisminuible
amor, gozo y paz divinos y a un mayor entendimiento que en
cierto
grado es comparable al de Dios mismo. Todo esto surgirá de
la
posesión de la misma naturaleza de Dios y que será tan
ilimitado,
dentro de los límites finitos, como lo es Dios. Esta es la
base del
compañerismo de los santos con Dios y de los unos con los
otros.
Nada puede esconderse y nada puede ser malentendido. Los
motivos
serán tan puros como Dios es puro y aun la historia de los
pecados en
la tierra, fracasos y dudas, se verán únicamente en esa
forma
retrospectiva y en la comprensión que pertenecen sólo a
Dios. La
vida cristiana en gloria en todo su alcance será en el molde
y a la
medida de lo que ahora se considera sobrenatural, como
decir, la
experiencia de la plenitud de la naturaleza divina. Los
salvos habrán
de adaptarse a la esfera de Dios.
IV. INTRODUCCION A LA FAMILIA Y CASA DE DIOS
No hay relación terrena que una tanto a los miembros de la
raza
humana como lo hace la familia, y así este reino humano es
la mejor
ilustración asequible de la asociación celestial de los
creyentes.
Aparecen tanto el hecho de la relación de Padre e hijo como
el de la
fraternidad. Como se indica arriba, la paternidad de Dios se
debe al
hecho absoluto de ser engendrados por Dios; aunque como en
el caso
del nacimiento de Cristo, el engendramiento es operado por
la
Tercera Persona, universalmente todavía se refieren a la
Primera
Persona como el Padre de todos los creyentes. El introducir
a un
individuo dentro de la familia y la casa de Dios no es una
mera
adopción, aunque un creyente es adoptado en el sentido de
cuando
nace de Dios como Su hijo en seguida alcanza la posición de
un hijo
adulto, con todos los privilegios y responsabilidades que
acompañan
a la completa madurez. La práctica humana de la adopción,
que
meramente establece responsabilidad legal sobre un niño
extraño, no
le imparte la naturaleza paternal y no crea una verdadera
unidad con
el nuevo padre. En las relaciones humanas, así mismo, un
padre
puede repudiar a su hijo y retirar toda responsabilidad
hacia su hijo
mediante una acción legal, aunque no puede evitar la
semejanza con
él en apariencia física, en disposición o en características
sobresalientes. En otras palabras, la naturaleza básica que
se imparte
al engendrarlo no puede extinguirse. Aun en las esferas
humanas, del
mismo modo como no se pueden extinguir en el plan divino.
Una vez
hijo de Dios, para siempre hijo de Dios, es una verdad
enseñada no
sólo en la Escritura, sino sostenida por cada experiencia
filial
944 NEUMATOLOGIA
conocida ya sea aquí en la tierra como en el cielo.
La familia y la casa de Dios están compuestas por la
verdadera y
legítima descendencia de Dios. Tal relación ni aun se
insinúa entre
Jehová y los israelitas. La nación de Israel en su totalidad
es
comparada a un hijo, pero enteramente como una expresión que
describe el cuidado que Dios tiene de ellos. El llamar hijo
a una
nación está muy lejos de el engendrar a individuos para una
eterna e
inalterable descendencia de Dios. El ser miembro de la casa
y familia
de Dios implica idoneidad para tal posición. Por un breve
tiempo -el
período de la vida cristiana sobre la tierra después de su
salvación- el
Padre trata con las imperfecciones de Sus hijos y les
administra la
disciplina debida; pero en la realidad eterna que sigue los
miembros
de Su familia demostrarán por los siglos sin fin cómo los
salvos han
sido hechos "aptos para participar de la suerte de los
santos en luz"
(Col.l: 12).
V. LA PARTE DE LA HERENCIA DE UN HIJO
Basado en la realidad de la filialidad a través del poder
generador
del Espíritu Santo está el hecho inevitable de la posesión
de la parte
del hijo. La magnitud de la participación la indica el
Apóstol al
afirmar: "El mismo Espíritu testifica a nuestro
espíritu que somos
hijos de Dios; y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y
coherederos con Cristo" (Ro.8: 16,17). Aquí está a la
vista la eterna
filialidad de Cristo y el derecho a la herencia en la que
están incluidos
todos los tesoros del universo, todos los 1fA:I¡pwJla de
sabiduría y en
la infinita autoridad y poder, los recientemente
constituidos hijos son
hechos "coherederos con Cristo." En tanto que el
creyente es
retenido en el mundo como un testigo, no se puede más que
hacer
poco uso de estas riquezas celestiales. Estas pertenecen a
otro reino,
y el disfrute de su gozo espera el tiempo de la entrada a la
esfera a la
que pertenecen estas riquezas.
VI. PROPOSITO DE DIOS PARA SU ETERNA GLORIA
Más subyugante y consoladora es la verdad revelada de que
todo lo
que entra en la constitución de un cristiano, lo que él es y
lo que ha
de ser en gloria es obra de Dios. El Apóstol declara:
"Porque somos
hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
ordenadas
por Dios para que anduvésemos en ellas" (Ef.2: 1 0).
Por lo tanto,
toda incertidumbre en cuanto a los resultados finales de la
regeneración para siempre es descontada. Las varias
experiencias de la
vida pueden presentar problemas inmediatos; pero los
factores
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 945
esenciales de la salvación, preservación y eterna gloria son
perfeccionados por El, y nunca se hacen depender del éxito,
realización o méritos humanos. El cristiano aprende después
de ser
salvo -no antes- que ha sido "escogido en El (en
Cristo) antes de la
constitución del mundo," que en el debido tiempo y sólo
por el
poder de Dios él entró en relación con Dios de uno que es
salvado
sobre el principio de gracia, y que por el mismo poder
divino él
aparecerá en gloria, todo por la inmutable fidelidad de
Dios.
En cuanto a los creyentes, está escrito: "Estando
cierto de esto,
que el que principió en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta
el día de Su venida" (Fil. 1 :6). Ha de ser muy
significativa la
descripción de un creyente que "conforme al propósito
es llamado"
(Ro.8: 28). Ese propósito de Dios está definido en el
contexto que
dice: "Porque a los que antes conoció a éstos también
predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo,
para que
El sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó a éstos
también
justificó; y a los que justificó a éstos también
glorificó" (vs. 29,30).
"Para ser conformados a la imagen de su Hijo"
indica que la filialidad
divina ha de realizarse en la parte del que es salvo
-filialidad
modelada según la misma imagen del Hijo de Dios.
Nunca la palabra de Dios jamás reveló un estado y destino
más alto
que éste; pero todavía se agrega "para que El sea el
primogénito entre
muchos hermanos." Cristo realmente será el Primogénito
en cuanto a
tiempo y carácter; La Fuente de todo lo que comprende la
eterna
realidad y gloria del cristiano; pero el énfasis aquí indicado
es más
bien sobre el hecho de que todos los que así son salvos son
Sus
hermanos, siendo engendrados por Dios como tales y
constituidos
real e inmutablemente en hijos de Dios. Se supone muy a
menudo
que Cristo vino al mundo para que los hombres tengan un
nuevo
ideal para la vida diaria, un ejemplo de un carácter
exaltado, o una
nueva regla de conducta. Cuando Cristo dice, no obstante:
"El ladrón
no viene sino para robar, y matar y destruir; Yo he venido
para que
tengan vida y para que la tengan en abundancia" (Jn.lO:
lO)- es sólo
uno de entre como 85 pasajes en relación con este factor
importante
en la nueva personalidad del cristiano- El hablaba de la
vida
impartida que ningún ser humano había jamás recibido o
poseído
aparte del poder regenerador del Espíritu Santo. Con toda
razón Dios
apela al salvo para que viva la vida diaria de acuerdo con
el sublime
llamamiento de Cristo; pero la necesidad de una vida santa
nunca
debe estar separada de la dádiva de Dios que es la vida
eterna en
Cristo Jesús (Ro.6: 23). La posesión de la vida eterna crea
el
verdadero motivo para una vida santa; ciertamente, una vida
santa
946 NEUMATOLOGIA
jamás impartirá vida divina o un sustituto del nuevo
nacimiento por
el Espíritu. Una vida diaria loable representa la eterna provisión
de
Dios para el hombre que El se propuso crear en Cristo Jesús.
Partiendo de esta sublime verdad la mente espiritual avanza
hacia la
contemplación del hecho de que el propósito divino, como
todas las
obras de Dios, también será así realizado y perfeccionado
hasta el
infinito para que Dios sea satisfecho y sea glorificado por
él. De este
modo se llega propiamente a la conclusión que la salvación
desde el
principio en los eternos consejos de Dios, aquí por medio de
la
provisión y el ejercicio de la gracia redentora, y de allí
hasta la
consumación en gloria, es ejecutada por Dios únicamente y
siempre
con el mismo propósito a la vista, esto es, que redunde en
su eterna
gloria. De esta manera El será ciertamente glorificado.
VIL EL FUNDAMENTO DE LA FE
La razón sola aclararía la verdad que, siendo que la
salvación es
efectuada por Dios, el individuo que se preocupa por ser
salvo no
puede alcanzarla por otro medio aparte de la fe sencilla.
Todos los
aspecto. qe la salvación ya completos, en tiempo pasado,
libres del
castigo dt-. 'r;ado; en tiempo presente, libres del poder
del pecado ;y
en tiempo futuro, libres de la presencia del pec~do,
requieren la
dependencia de Dios. Las grandes realidades, como el perdón
el don
de la vida eterna y el don de la justicia que es la base de
la
justificación (Ro.3:22,26; 4:5; 10:4), son la porción de los
que no
hacen otra cosa más que creer en Jesús como Salvador.
Bastarán aquí
dos pasajes relacionados con esta verdad esencial: (a) Juan
1: 12,13:
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en
Su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de
varón, sino de Dios." Es a los que reciben a Gristo, o
creen en El que
tienen derecho tanto para llegar a ser como para ser los
hijos de Dios
por concesión divina. Esto significa que la respuesta de
Dios a la fe de
una persona en Cristo es tal, que por el poder de Dios él es
nacido ge
lo alto y así llega a ser Su verdadero hijo. El conocimiento
del
"'v Salvador, sobre uien debe descansar la fe se
obfiene por medio de la
Palabra de Dios, revelado por el Espíritu. De aquí el que
risto dijera
que los tales son nacidos de la Palabra, que es simbolizada
por el
agua, el Espíritu (Jn.3: 5), y el Apóstol declara: "No
por obras de
justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su
misericordia nos
salvó, por el lavacro de la regeneración y de la renovación
del
Espíritu Santo" (Tit.3:5). (b) Juan 3:16: "Porque
de tal manera amó
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 94 7
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel
que en El cree no se pierda, sino que tenga vida
eterna." ¿Qué
declaración podría ser más directa y conclusiva que ésta? Se
afirma
que cualquiera que "en El cree no se pierda más tenga
vida e tero a."
~sí que sin excepcióii"""todo lo que entra en
la salvación, incluyengo
la dádiva de la vida eterna, depende del único requerimiento
de creer
en...el Salvador.
En el libro del Dr. Juan F. Walvoord citado previamente se
incluye
un excelente estudio de la doctrina de la regeneración.
Siendo que
esto está bien establecido y desde que el tema es de tan
vital
importancia, aunque estas páginas son extensas, las
reproducimos
aquí:
"En su introducción el Dr. Walvoord afirma: 'Pocas
doctrinas son más
fundamentales para la predicación efectiva que la doctrina
de la regeneración. No
poder comprender su naturaleza ni entender claramente su necesidad
impedirá la
eficacia de la predicación del Evangelio. Tanto para el
maestro bíbfu::a.l:.omo para
el evangelista, es indispensable un conocimiento apropiado
de la doctrina de la
regeneración. El concepto bíblico de la regeneración es
comparativamente
sencillo, y no es necesario un estudio de su historia
teológica para una adecuada
predicación. La historia de la doctrina, sin embargo, revela
sus peligros naturales
y puede advertir al incauto de los peligros de una somera
comprensión de esta
doctrina. La doctrina de la regeneración ofrece una rica
recompensa a los que
contemplan sus tesoros y viven a la luz de sus
realidades" (The Doctrine of the
Holy 3pirit, p. 140).
Sobre el significado de la regeneración el Dr. Walvoord
escribe:
"La palabra regeneración se encuentra sólo <tes
yeces en el Nuevo Testamento
(Mt.19:28; Tit.3:5), pero se ha apropiado como el término
general para designar
la impartición de la vida eterna. De los dos ejemplos del
Nuevo Testamento sólo
uña vez se usa en este sentido (Tit.3: 5), en donde se
refiere al 'lavamiento de la
regeneración y renovación del Espíritu Santo.' La palabra
griega rra'Atyyeveaía
es apropiadamente traducida 'nuevo nacimiento, reproducción.
renovarjón,
re-creación' (Thayer). Se aplica no sÓlo a seres humanos,
sino también a los
cielos nuevos y tierra nueva del milenio (Mt.19: 28). En
relación a la naturaleza
del hombre, incluye las varias expresiones usadas para vida
eterna tales como
nuevo nacimiento. resurrección espiritual. nueva creacjón
mente nueva 'hecho
tlvir,' hijos de Dios y trasladados al reiuo. En lenguajes
sencillo, ta regeneración
consiste en todo lo que representa la vida eterna en el ser
humano. El uso
teológico de la palabra regeneración ha tendido a confundir
más bien que a
enriquecer la palabra. Otras palabras tales corno
conversión, justificación y
santificación, han sido ya identificadas con o bien
incluidas en el conce to de
regenerac10n. os teologos católico-romanos han considerado
la regeneración
como inclusiva de todo lo que la salvación abarca, no sólo
justificación y
santificación, pero aún glorificación. Se toma la re
eneración r · cluir los
medios, el acto, el proceso y la conc usión final de la
salvación. Los teólogos
protestantes han sido más cautos en extender el significado
de la regeneración.
Los primeros teólogos luteranos usaron la regeneración para
incluir todo el
948 NEUMATOLOGIA
proceso por el que un pecador pasó de su estado de perdición
al de salvación,
incluyendo la justificación. Más tarde los luteranos
intentaron clarificar ja
doctrina sosteniendo que la justificación no incluía una t'
·' · ,
exc u yen o con eso la santificación de la doctrina de la re
eneración. La Iglesia
uterana s1gue sostemen o que los infantes son regenerados al
momento de ser
bautizados con agua, no obstante, afirman al mismo tiempo
que esta
regeneración significa solamente su entrada a la iglesia
visible, no su verdadera
salvación. Entonces la regeneración viene a ser meramente
una obra preparatoria
para la salvación. Sobre el tema de la regeneración infantil
el teólogo luterano
Valentine, escribe: '¿Se puede decir que el niño es
regenerado por el acto del
bautismo? Podemos contestar apropiadamente que Sí; pero
únicamente en el
sentido de la relación vital y gracia conducente establecida,
bajo la gracia
imputada y el Espíritu Santo, se puede decir para tomar, en
sus provisiones y
fuerzas, el desarrollo final del pacto.' (Christian
Theology, Vol. 11, pgs.
229,230). Valentine objeta, sin embargo, a la afirmación de
que el bautismo
regenera a los niños. En otra parte Valentine escribe: 'La
justificación precede A
l e eneración y la santificaíón' (lb., p. 237). Es claro que
la teología luterana
no usa el termmo en su sen 1 o 1 co de impartición de vida
eterna. Con todo,
la teología luterana excluye la santificación de la doctrina
de la regeneración.
Los teólogos reformados también han fallado en ser
consistentes, y han
compartido en gran parte los errores abrazados por otros.
Durante el siglo XVII,
la conversión se tenía generalmente como sinónimo de
regeneración ... Este uso
iiJloraba, no obstante. un hecho más importante: que la
conversión es el acto'"
~.!!!,mano y la regeneración es una obra de Dios. Más
adelante, la conversión,
aunque usualmente relacionada con la regeneración no siempre
es así, como se
demuestra en conexión con el arrepentimiento y restauración
de Pedro
(Lc.22: 32) como lo había profetizado Cristo. Aún Calvino
falló en hacer una
distinción apropiada entre regeneración y conversión. Ch
Hodge, no
obstante, u e efectivamente la necesa · ·' el ·
estos términos (Systematic Theology, Vol. III. pgs. 3-5).
Shedd concuerda con
Hodge y cita los contrastes siguientes: 'Re eneración en
efecto es u t ;
conver ión es una activ' · ·' ar i e a la vida,
conve ·' n es la volución manifestación de la vida. . Re
eneración es
otalmente un acta de Dios. conversjon es enteramente una
actjyjda<ljel
hombre. Regeneración es una causa· conversión es un efecto.
La re eneració es
instan anea; a convers10n es continua' fDogmatic Theolagy
vol JI p 494).
Por el último siglo, los teólogos reformados se han puesto
de acuerdo en que la
regeneración es propiamente el acto de la comunicación de la
vida eterna .. Como
lo afirma Charles Hodge: 'Por un consenso casi universal la
palabra designa, no
la obra de la santificación en su totalidad, ni los primeros
estados de la obra
comprendidos en la conversión, mucho menos la justificación
o algún mero
cambio de estado externo, sino el cambio instantáneo de
muerte es iritual 'da
espiritual' (Op. cit., Vol. III p . En un estudio de la
doctrina de la
regeneración, entonces el investigador está interesado
únicamente en el aspecto
de la salvación relacionado con el impartimiento de la vida
eterna. Otras obras
importantes que pueden acompañarla, sea antes o
inmediatamente después,
deben ser consideradas como obras distintas de Dios"
(lbd., pgs. 140-43)~
Así también, acerca de la regeneración como un acto del
Espíritu
Santo, el Dr. Walvoord declara:
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 949
"La regeneración por su naturaleza es únicamente una
obra diviPa. Mientras
alguñas veces constderada como un resultado, cada ejemplo
asume o afirma que
el acto de la regeneración era una obra de Dios. Un buen
número de pasajes
importantes sustentan el tema de la regeneración, Un.J·J3;
3· 3-7· 5·21;
Ro.6: 13; 2 Co.5: 17; Ef.2: 5,1 O; 4: 24; Tit.3: 5· St · St
.1:18 · 1 P 2: 9). Se sostiene
exp ICl amen e que e! regenera o es 'nacido, no de sangre,
ni de voluntad de
carne, ni de voluntad e v 6 ' · ' · 3). La regeneración es
com ara a a a resurrección la ue or su naturalez nterame s
Jn.5: 21; Ro.6: 13; Ef.2: 5). En otras ocasiones se declara
que la regeneración es
un acto creativo, la naturaleza de la cual da por sentado
que es un acto de Dios
(Ef.2:10; 4:24; 2 Co.5:17). Se puede ver claramente,
entonces, que la
re ener ·• · e revelada como una obra e Dios e·ecutada Su
ódei- so renatural aparte de cualquier otra agencia. La obra de la regeneración
se
atribuye propiamente al Espíritu Santo. Como obra de la
gracia eficaz la
regeneración se atribuye a Dios a menudo sin distingo de
personas, y en algunos
casos se atribuye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
separadamente. Se declara
que la Primera Persona es la fuente a lo menos en una
ocasión (Stg.l: 17, 18).
Cristo mismo está relacionado con la regeneración varias
veces en la Escritura
(Jn.5:2; 2 Co.5:17; 1 Jn.5:12). Otra vez se declara que el
Espíritu Santo es el
agente de la regeneración (Jn. 3:5-7; Tit. 3:5). Como en
otras grandes empresas
de la Deidad, cada Persona tiene una parte importante en
armonía con Su única
esencia. Como en caso del nacimiento de Cristo, cuando todas
las Personas de la
Deidad estuvieron relacionadas con la concepción de Cristo,
así en el nuevo
nacimiento del · v· 1 c~e ente la
egunda Persona imparte Su propia vida eterna ( 1 Jn.S: f2).
y el Espíritu Santo,
la 'Tercera Persona, actúa como el agente eficiente de la
regeneración. La obra de la regeneración puede asignarse al Espíritu Santo tan
definitivamente como la
obra de la salvación puede asignarse a Cristo."-Ibid.,
pgs. 143,144.
Sobre la importante verdad de que la vida eterna es
impartida por
la regeneración, el mismo escritor afirma:
"Como la palabra misma implica, el pensamiento central
en la doctrina de la
regeneración es que la vj.!!a eterna es impartida. La
regeneración encuentra la
necesidad creada por la presencia de la muerte espiritual.
El método seguido por
la comunicación es, por supuesto, inescrutable. No hay un método
visible o
proceso discernible. Por su naturaleza es sobrenatural y por
lo tanto, su
explicación está más allá del alcance humano. Las
Escrituras, al presentar la
comunicación de la vida eterna, usan tres fj¡:uras para
describirla. La ~AS
regeneración algunas veces es presentada eñ:""la
figura del nuevo nacimiento.
Como Cristo le dijo a Nicodemo: 'No te maravilles de que te
dije: os es
necesario nacer de nuevo' (Jn.3:7). En contraste al
nacimiento natural de
parentesco humano, uno tiene que nacer 'de Dios' (Jn.l: 13)
a fin de llegar a ser
un hijo de Dios. De acuerdo a Santiago 1: 18, 'El de Su
voluntad nos ha
engendrado por la Palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus
criaturas.' La figura es elocuente al describir la íntima
relación de los hijos de
Dios a Su Padre celestial y al relacionar la clase de vida
que recibe el creyente en
Cristo con la vida eterna que es en Dios. En la Escritura
frecuentemente es
relacionada la re eneración a la res e ·' - · · u al. De los
cristianos se dice
ue son 'vivos de entre los muertos' (Ro.6: 13), 'aun estando
nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo' (Ef.2: 5).
Cristo mismo dijo:
950 NEUMATOLOGIA
Otra vez, que la regeneración se lleva a cabo por agentes,
lo
expresa el Dr. Walvoord, como sigue:
"La teología reformada se ha opuesto definitivamente a
la introducción de
algunos medios en la ejecución del acto divino de la
regeneración. La cuestión de
si los medios se usan para efectuar la regeneración es
determinada en gran parte
por la actitud asumida hacia la gracia eficaz. Los teólogos
pelagianos y
arminianos, sosteniendo como lo hacen, la cooperación de la
voluntad humana y
la parcial habilidad de la voluntad a través de la gracia
común, o poderes
naturales, en cierto grado reconocen la presencia de medios
en la obra de la
regeneración. Si es reconocida la incapacidad total del
hombre y creída la
doctrina de la gracia eficaz, se sigue naturalmente, que la
regeneración es
efectuada aparte de medios. Los teólogos reformados en
armonía con su
doctrina de la gracia eficaz han sostenido que la voluntad
humana en sí misma es
inefectiva en producir cambjo alguno que acompañe en la
salvación del alma.
COmo relacionada a la fe, la voluntad humana uede actuar por
medio de la gracia
e 1caz. a vo u a u te de aci e icaz al
escuchar e Evangelio. E~acto ~-~a regeneración, no obstante,
la volun.tad
LA REGENERACION Y EL ESPIRITU SANTO 951
humana es enteramente pasiva. No hay cooperación posible. La
naturaleza de la
obra de la regeneración excluye cualquiera posible
asistencia humana. Lo mismo
que un niño en su nacimiento natural es concebido y nace sin
volición alguna de
su parte, así el hijo de Dios recibe el nuevo nacimiento
aparte de cualquiera
volición de sí mismo. Por supuesto, en el nuevo nacimiento
la voluntad humana
no se opone a la regeneración y quiere creer oor gracia
divina, pero este acto en
si mismo no produce el nuevo · ·ento. Como en la
resurrección del cuerpo
liumano e muerte física, el cuerpo en ningún sentido ayuda
en la obra de la
resurrección, así en la regeneración la voluntad humana es
enteramente pasiva.
No es que la voluntad del hombre sea descartada o ue desista
de la voluntad de
creer. as ten es que regenera'cion es la obra de Dios en un
corazón creyente.
Todos los otros medios son igualmente excluidos en la obra
de la regeneración.
Mientras la regeneración a menudo es precedida por distintos
antecedentes tales
como la obra de la común gracia, e influencias que la
acompañan, éstas deben ser
rigurosamente distinguidas de la regeneración. Aun la obra
de la gracia eficaz,
aunque simultánea con la regeneración, e indispensable para
ella, en sí misma la
produce la regeneración. La gracia eficaz sólo hace posible
y segura la
regeneración. pta, en su misma naturaleza es instantánea, un
acta inmediato de
Dios, y en la naturaleza de un acto instantáneo no hay
medios posibles. El hecho
de que la regeneración es consistentemente revelada como un
acto divino y la
doctrina bíblica de la gracia eficaz son evidencias
suficientes para excluir la
posibilidad del uso de medios para efectuar la
regeneración." -/bid., pgs.
145-47.
De gran importancia, especialmente para todo esfuerzo /
evangelístico, es la palabra del Dr. Walvoord con
respecto-e.I carácter .
no experimental de la regeneración, cuyo texto es como
sigue:
952 NEUMATOLOGIA
r~seneración que sólo Ojos puede efectuar.
La naturaleza no experimental de la regeneración también ha
abierto la
puerta, desafortunadamente, a la enseñanza de la
regeneración infantil como
sostiene la Iglesia Luterana. Se arguye que si la
regeneración no es experimental,
no hay razón sólida por qué los infantes no puedan ser
regenerados. Aun Shedd
aprueba la idea de la regeneración infantil basado en que la
regeneración no es
experimental, en la siguiente declaración: 'La regeneración
es una obra divina en
el alma humana que está consciente de sí misma. No causa
ninguna sensación
interna. Nadie ·amás ha sentido el acto instantáneo del Es
iritu ual
él ha sido echo una nueva cna ura en nsto Jesús. Y siendo
que la obra es sólo
de Dios, no es necesario que el hombre sea consciente de
ella. Este hecho pone a
los infantes y a los adultos sobre el mismo terreno, y hace
la regeneración de los
infantes tan posible como la de los adultos. La regeneración
infantil es enseñada
en las Escrituras. Lucas 1: 15: '. . . y será lleno del
Espíritu Santo aun desde el
vientre de su madre'; Lucas 8:15,16: 'Dejad a los niños
venir a mí; porque de
los tales es el reino de Dios' ; Hechos 2:39: 'La promesa es
para vosotros y para
vuestros hijos' ; 1 Corintios 7: 14: 'Ahora vuestros hijos
son santos.' La
regeneración también es enseñada simbólicamente. (a) Por la
circuncisión en el
Antiguo Testamento. (b) Por el bautismo de niños en el Nuevo
Testamento' !Op.
cjt, Vol. 11, p~. SQS, 506). Es muy dudoso que algunos de
los textos citados por
Shedd prueben realmente la regeneración infantil. Mientras
por una parte es
cierto que muchos cristianos nunca han sabido de una crisis
como experiencia
del acto del nuevo nacimiento que pudiera describir, no hay
determinadas
garantías escriturales que afirmen la regeneración infantil,
a lo menos en la
presente dispensación. La pauta normal de la re¡eneración es
gue ocurre al
~momento de ejercerse lal'e salvadora. No hay ninguna
ape}ación dirigida jam᧠a
hombre alguno a que debe creer porque ya ha sido regenerado.
Por el contrario, ei gue deben creer Para recibir yida eterna. Se ha dicho
definitivamente en
cuanto a los creyentes que antes de creer en Cristo estaban
'muertos en delitos y
pecados' (Ef.2: 1). El caso de los que mueren antes de
llegar a la edad de
responsabilidad es un problema diferente. Parece ser la
posición propia que los
infantes son regenerados al momento de su muerte, no antes;
y si ellos llegan a la
madurez, son regenerados al momento de aceptar a Cristo. En
efecto, el
bautismo infantil es ineficaz, y la posición de la Iglesia
Reformada está en
cpntraste con la de la Luterana en este punto. Si se cree
(si es de creerse) la
doctrina de la regeneración infantil confunde tanto la
doctrina como despojarla
de todo su carácter decisivo. No podría declararse
regenerado a nadie a quien no
pudiera, de la misma manera, estar salvo por todaJa
eternidad."- /bid., pgs.
147-149.
Concluyendo su tesis sobre la regeneracwn, el Dr. Walvoord
escribe del efecto de ella, e indica la verdad respecto a
una nueva
1\ituraleza, una nueva experiencia y una nueva segurid~d. Al
res.Pe"cto
dice: -
"La obra de la regeneración es tremenda en sus
aplicaciones. Un alma, muerta
una vez, ha recibido la vida eterna que caracteriza la
existencia de Dios. El efecto
de la regeneración es agregado en el hecho de la posesión de
la vida eterna. Todos
los otros resultados en el hecho de la regeneración son
propiamente una
extensión del hecho de la vida eterna. Mientras que la vida
en sí es difícil de
LA REGENERACION Y EL ESPIRITO SANTO 953
definir, y la vida eterna es inmaterial, ciertas cualidades
pertenecen a cualquier
regenerado en virtud del hecho de poseer la vida eterna.
En la naturaleza de la vida eterna, e~ primer lu&ar
incluye la creación de una
divina naturaleza en la persona regenerada. Sin erradicar la
vieja naturaleza con
su capacidad para, y deseo de pecar, la nueva naturaleza
tiene en sí el anhelo de
Dios y de Su voluntad. que podríamos esperar que procede de
esa vida eterna. La
presencia de la nueva naturaleza constituye un cambio
fundamental én la
persom~ que es llamado 'nueva criatura' (2 Co.S: 17; Gá.6:
15) y 'hombre
nuevo' (Ef.4: 24). Un cambio drástico en el modo de vida, en
su actitud hacia
Dios las cosas de Dios en los deseos del corazón humano son
cosas quese
pueden esperar de uno que recibe la nueva naturaleza. Esta,
que es parte .. e a
regeneración, no debe confundirse con la naturaleza sin
pecado de Adán antes de
la caída. La naturaleza de Adán era una naturaleza humana
sin la experiencia, e
inocente del pecado. No tenía como fuente determinante de su
naturaleza la vida
eterna que es otorgada a una persona regenerada. La
naturaleza humana de Adán
estaba abierta al pecado y a la tentación, y era accesible
al pecado. Es dudoso
que la naturaleza divina otorgada en conexión con la
regeneración alguna vez sea
envuelta directamente en el pecado. En tanto, las Escrituras
son claras en cuanto
a que una persona regenerada pueda pecar, y peca, la caída
se adjudica a la
ni]uraleza pecañjinosa, aun cuando el acto es el de la
persona integra. Esto no
debe confundirse con algunas declaraciones tocante a que un
cristiano es
impecable e incapaz de pecar.
~ estado de la perfección impecable nunca puede ser
alcanzado hasta que la
1\!turaleza humana sea expulsada, y esto se cumple
únicamente a través de la
muerte del cuerpo físico o la transformación del cuerpo en
el arrebatami::nto de
la Iglesia. Aun la nueva naturaleza. aunque nunca es oñr¡en
de pecado, no tiene la
suficiente capacidad para vencer a la vie' turaleza. El
poder de la victoria
reSI e en la resencia ·os ue mor e el ere ente. La nueva
naturaleza da el
eseo de hacer la voluntad de Dios, el oder de Dios provee la
ca acidad para
cum e e ro OSI e la inna e · · a de 1 naturaleza
liumana. La osición de estar en la voluntad de Dios se
alcanza cuando la
vOluñ'tad e la nueya naturaleza es plenamente realizada.
Vida eterna y nueva
ñaturaleza están unidas inseparablemente, correspondiendo la
naturaleza a la
vida que la origina.
Mientras la regeneración en sí no es experimental, ella es
la fuente de la
experiencia. Siendo instantáneo el acto de la comunicación
de la vida eterna, no
puede ser una experiencia; pero la presencia de la vida
eterna después de la
regeneración es la fuente de la nueva experiencia espiritual
que debe esperarse.
La nueva vida trae consigo nueva capacidad. La persona que
antes de la
regeneración estaba muerta espiritualmente y ciega a la
verdad espiritual ahora
llega a estar viva a un nuevo mundo de realidades. Como un
ciego al recobrar la
vista contempla por primera vez las perspectivas y las
bellezas de los colores, así
el alma renacida contempla la nueva revelación de la verdad
espiritual. Por
primera vez él está en capacidad de entender el ministerio
de enseñanza del
Espíritu Santo. Ahora está en capacidad de gozar las
intimidades de la comunión
con Dios y de la libertad en la oración. Como su vida está
bajo el control del
Espíritu Santo, v está en ca acidad de manil 1 fru s íritu,
enteramen x a os para el hombre natural. Su ser entero tiene
nuevas
ca~cidades para el gozo y la tristeza el amor, la páz. la
dirección y toda la
hueste de realidades del mundo espiritual. Aun cuando la
regeneración no es una
experiencia, es sí el fundamento de toda experiencia
cristiana. Esto demanda que
la regeneración sea simultánea con la salvación e
inseparable de ella, y que la
954 NEUMATOLOGIA
regeneración se manifieste en la experiencia normal de una
vida cristiana rendida.
La regeneración que no resulta en una experiencia cnstiana
puede ser dudosa.
'-./ Una de las muchas razones de la confusión sobre la
doctrina de la
r~eneración es el intento de eyadir la inevitable conclusión
de que un alma, uñ~
vez genuinamente re¡enerada, es salva para siempre. La
dádiva de la vida eterna
no puede ser revocada. Declara el inmutable proposito de
llevar a la gloria a los
regenerados. NuncíLse halla en la Sagrada Escritura el caso
de uno gue haya sido
regenerado una segunda :yez. Mientras un cristiano puede
perder mucho de la
experiencia cristiana normal por el pecado, necesitando
confesión
desesperadamente para lograr la restauración, el hecho de la
regeneración no
cambia. En último análisis, las experiencias en esta vida
son sólo un precedente
dela magnas experiencias que los creyentes tendrán después
de la liberación de
la presencia y de la· tentación del pecado. La regeneración
tendrá su final
manifestación cuando la persona regenerada sea completamente
santificada y
glorificada. Nuestras experiencias actuales, limitadas como
lo son por la
presencia de una naturaleza y un cuerpo pecaminosos, son
sólo un retrato parcial
de las glorias de la vida eterna. A través de las
experiencias de la vida con todo, el
hecho de la regeneración sería una fuente de constante
esperanza y de confianza
permanente "que el que ha principiado la buena obra, la
perfeccionará hasta el
día de Jesu-Cristo" (Fil.l:6).-/bid., pgs. 149-151).
CONCLUSION
La regeneración es el paso más esencial en la preparación
gue ha de
efe6tuarse si las personas de esta raza caída han de ser
tenidas por
dignas de morar en aquellas sublimes esferas y estar allí
asociadas con
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Viene a ser uno de
los más
grandes hechos en todo el universo. Su completa grandeza y
valor se
vera, no en la tierra o en el tiempo, sino en gloria y por
toda la
eternidad.
CAPITULO X
LA MORADA DEL ESPIRITU SANTO
Desde el punto de vista doctrinal o como un fundamento para
toda verdad con respecto a la relación entre el Espíritu
Santo y el
creyente en esta dispensación, no hay hecho más
caracterizante o
determinante que el de que el Espíritu Santo mora en cada
persona
regenerada. El no reconocer la cantidad abrumadora de citas
sobre
que se apoya esta distinción de doctrina es no captar uno de
los
factores más esenciales en la personalidad del cristü!_no,
es concebir al
cristiano como totalmente sin preparación para las grandes y
santas
obligaciones que se le han asignado, es abrir la puerta a la
introducción de suposiciones antibtblicas relativas a la
santidad
personal, y es crear inexcusables divisiones en el Cuerpo de
Cristo.
Ningún estudiante debería pasar sobre este aspecto de la
verdad
desapercibidamente. No se puede hacer ningún progreso en el
conociñíiento en cuanto a la relación del Espíritu Santo al
creyente
hasta que este aspecto de la doctrina del Espíritu es
reconocido y
aceptado como lo declara el Texto Sagrado. Fallar en el
discernimiento de que el Espíritu Santo mora en cada
creyente es un
error común y casi univ
generaciones. se error fue promovido en las primeras
conferencias
de Keswick y recibido y ensefiado generalmente por toda Gran
Bretafia y América. Sin embargo, expositores americanos de
las
últimas dos generaciones han hecho mucho para recobrar esa
importante doctrina de éste y otros conceptos erróneos
similares. La
noción de que el Espíritu se recibe como una segunda obra de
gracia,
actualmente es defendido por grupos extremistas de la
Santidad. En
otras palabras, es comprendido más claramente de lo que fue
antes,
de que no puede haber tal cosa como cristianos que no tienen
_el
Espíritu Santo morando en ellos. Esta verdad está declarada
tan
enfáticamente en el Nuevo Testamento que parece casi
imposible que
se hubiera tomado en cuenta cualquier otro punto de vista.
Se
recordará que el ministerio del Espíritu Santo como morador
en el
creyente, es uno de sus presentes beneficios y no hay que
confundirlo con Su bautismo, Su sello, o Su llenura. Todavía
se
hablará más acerca de estas otras obras. Aunque, como se ha
observado, la presencia del Espíritu Santo en el creyente
puede no
955
956 NEUMATOLOGIA
estar indicada por alguna experiencia revolucionaria
correspondiente,
Su morada es nada menos que uno de los más caracterizantes
aspectos de todos los que constituyen lo que un cristiano es
(comp.
Ro.8:8,9). El mismo hecho de la morada del Espíritu Santo
viene a
ser, además, una caracterización de la edad. La presente es
la
dispensación del Espíritu, un período de tiem o en el ue el
Espmtu
anto es el recurso todo suficiente del creyente, así de
poder como
de dirección. En esta edad se le indica al cristiano vivir
según un
nuevo pnncipio de vida (comp. Ro.6:4). La realización de la
presencia, poder dirección del 1 u · métóOo
e teramente nuevo del diario vivir y está en contraste con
el dominio
y autoridad que la Ley Mosaica ejercía sobre Israel en la
dispensación
easada. Está escrito en Romanos 7:6: "Mas ahora estamos
~ibres de la
ley, habiendo muerto a aquella en la cual estábamos
detenidos, para
que sirvamos en novedad de espíritu y no en vejez de
letra." La frase
"en novedad de espíritu" está en contraste con
"en vejez de letra."
Estas no se refieren a métodos de espiritualizar o
materializar para la
interpretación de la verdad; más bien indican diferentes
economías
divinas que caracterizan dos dispensaciones diferentes. La
dispensación pasada está marcada con la letra de la ley, en
cuya edad
no se hizo jamás provisión al una para ca acitar 1 hombre.
La edad
presente se 1stingue como el eeríodo del Eseíritu
moradof,"CüY'a
presencia rovee toda la fuente de oder ara la realización de
un
1ario vivir gue glorifique a Dios. Se presenta la misma
distinción en
f Corintios 3:6, que dice: "Ei cual así mismo nos hizo
ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del
espíritu;
porque la letra mata, más el espíritu vivifica." De
esta suerte, lejos de
capacitar, la ley era un ministerio de muerte y condenación
(comp.
Ro.7:4,6,10,ll). Contra todo esto, el Espíritu morador ahora
es una
'[!lente ilimitada que sustenta cada aseecto de la vida hu~
Reconociendo los mismos principios por los que la vida de
los
hombres han sido guiadas en dos diferentes dispensaciones,
el
Apóstol declara en Gálatas 5: 18: "Pero si sois ¡miados
pat., el
Espíritu, po estáis bajo la ley." ~í se puede ver que
por causa de la
nueva provisión ase uible a e · i no de e el asta el
mayor a sido equipado con la suficiencia necesaria por la
que toga
r~sponsabilidad sobrenatural uede cum lirse lenamente para
la
ona e 1os. El cristiano se enfrenta con eroblemas de a.Wste,
pero
estos nunca son problemas en cuanto a la adquisición del
Espíritu o
de capacitación. El andar por medio del Espíritu Santo es
totalmente
una nueva técnica; siendo que a cada hijo de Dios se le ha
comisionado con una vida sobrehumana; no obstante, cada uno,
Sin
~cepción, ha recibido el Eseíritu y por lo tanto, cada uno
es puesto
LA MORADA DEL ESPIRITU SANTO 957
ante la necesidad de vivir su vida en el poder capacitador
del Espíritu, V
sílía de llenar el ideal divino, lo cual es una nueva
técnica. -
El hecho de la morada del Espíritu habría de ser reconocido
en sus
propios aspectos sin complicaciones. Este ministerio ha de
distinguirse de otros ministerios suyos, aparte de la
dependencia que
otros ministerios tienen con respecto a éste. Mas a menudo
el
conflicto con respecto a la posesión del Espíritu· surge
entre los
creyentes. La llenura depende del ajuste personal, de lo que
trataremos en un capítulo posterior de este volumen; y por
causa de
estos ajustes puede manifestarse la debilidad humana y así
la
'éiperiencia de la llenura del Espíritu puede no estar
seg~ra, mientras
en otros casos la llenura puede caracterizarse como parcial,
variable,
o completa. Una llenura imperfecta del Espíritu no es
satisfactoria a
Dios, pues El manda a todos los cristianos sin excepción el
ser llenos r--
del Espíritu (Ef.S: 18). La posesión del Espíritu, siendo el
resultado
de la salvación y asegurada por la fe salvadora, es común a
todos los
regenerados por igual. El Espíritu Santo se recibe sólo una
vez y
nunca se separa; pero hay tantas llenuras como necesidades
surjan. El
Espíritu mora sin producir necesariamente una experiencia· r
-
1 enura se dirige al amor, al gozo, la paz y a la plenitud
de vida y de
servicio. La posesión del Espíritu por cada cristiano se
establece por
revelacion y la razón lo demanda. Ahora en su orden viene la
consideración de c~mo enfocar los dos amplios aspectos de
esta
verdad, además que Iiay que tomar nota en su debido lugar de
los
ñiiñTsterios del Espíritu relacionados, es decir, el
ungimiento y el
sello.
l. DE ACUERDO A LA REVELACION
El estudio de la verdad relativa a la morada del Espíritu
Santo ha
de ser con el debido reconocimiento de sus otros ministerios
para el
creyente, porque ninguno de ellos es completo en sí, sino
que
depende, desde luego, de la presencia del Espíritu. No obstante,
en
interés de una verdadera evaluación, se requiere un análisis
de cada
ministerio separadamente. Cada uno debe ser considerado en
su
carácter peculiar e individual. Las Escrituras
abundantemente
sostienen la verdad de la morada del Espíritu, cuyo ministerio
estudiaremos aquí. Ahora vamos a tomar los principales
pasajes en su
orden, por libros, cada uno dentro de su contexto.
Juan 7:3 ?:J.9. "En el último gran día de la fiesta,
Jesús se puso en
piey alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí
y beba. El
que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior
correrán ríos de
agua viva. Esto dijo del Espíritu que habrían de recibir los
que
958 NEUMATOLOGIA
creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque
Jesús no había sido aún glorificado."
Esta predicción pronunciada por Cristo antes de Su muerte
anticipa la presente era y asegura que en esta era todos los
que creen
reciben el Espíritu Santo al creer. En otras palabras, el
Espíritu se
recibe precisamente en la misma condición en que se opera la
salvación. No se mencionan dos operaciones de fe; la única
instrumentalidad humana ·' esa COIJ}Q!eta
s~ vactón que así es asegurada incluye la venida del
Espíritu Santo a
morar en el redimido. Siendo un aspecto esencial de la
salvación, la
condición humana para la posesión del Espíritu, cuando ese
aspecto
de la verdad soteriológica se considera separadamente, es
!(.reer y sólo
creer. Por tanto se sigue, partiendo de este pasaje, que el
Espíritu
santo es dado a todos los que creen al mome . Cuando
Cristo ah o, e sprritu todavía no había venido ni podía
haber sido
dado, sino hasta que Cristo fuera glorificado (comp.
Jn.l6:7).
Incidentalmente se traza una distinción muy marcada entre
los santos
de la dispensación pasada y los de la presente. A los que se
han
identificado con el Cristo glorificado les pertenecen,
ciertamente,
nuevas y trascendentales realidades.
Juan 14:16, 17; 1 Juan 2:2 7. "Y yo rogaré al Padre, y
os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el
Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve,
ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros
y estará
en vosotros". . . "Pero la unción que vosotros
recibisteis de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe;
así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y
no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en
él."
Aquí se presenta la misma implicación, que bajo la debida
consideración no puede confundirse a efecto de que cada
cristiano ha
recibido el Espíritu Santo; pero se ha propuesto una verdad
adicional
que es de importancia ilimitada a la dootrina de la morada
del
Espíritu, señaladamente que, habiendo hecho Su habitación en
el
creyente, nunca Su presencia es removida. El habita allí
para siempre.
Tan importante como lo es en sí, una forma correcta de vida
no entra
en las condiciones sobre las que el Espíritu es concedido,
del mismo
modo como no entra en los términos sobre los que un hijo de
Dios
puede ser lleno del Espíritu. Para mayor seguridad, es la
misma
presencia del Espíritu Santo la que clama por una vida
santa. Cuando
el Apóstol Pablo corregía a los creyentes de Corinto con
respecto a
sus prácticas espirituales, les dijo: "¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de
Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados
por
LA MORADA DEL ESPIRITO SANTO 959
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro
espíritu, los cuales son de Dios" (l Co.6: 19,20). El
temor de que el
Espíritu Santo no se vaya a ausentar del corazón ha causado
profunda pena en las generaciones pasadas. Su inseguridad de
alma se
halla bien expresada en una estrofa de un himno de William
Cowper,
cantado con frecuencia:
"Vuelve, Santísima Paloma, vuelve,
¡Oh, dulce mensajera de reposo!
Aborrezco el pecado que te aflige
Y que hace que te alejes de mi pecho."
Es muy dudoso que el pasaje que estamos considerando pudiera
ser negado más enfaticamente que en este trozo poético.
Hechos 11:17. "Si Dios, pues, les concedió el mismo don
que a
nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era
yo que
pudiese estorbar a Dios? "
Este pasaje contiene el relato que Pedro hizo de su primera
predicación a los gentiles. Lo que atrajo la atención del
Apóstol en
aquella memorable ocasión de que él habla es que los
gentiles, como
sucedió a los judíos el día de Pentecostés, recibieron el Espíritu
Santo cuando creyeron en Cristo. Esa recepción era y es una
parte de
la misma salvación. La presencia del Espíritu morador es el
don de
Dios para los que creen.
Romanos 5:5. "Y la esperanza no avergüenza; porque el
amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo
que nos fue dado."
Una traducción más literal de este pasaje es a efecto de que
el
amor de Dios fluye del corazón del creyente, y ese amor
divino
procede del Espíritu Santo que le es dado para que more en
él. Este
texto es el primero en orden de entre algunos que declaran
específicamente que el Espíritu le es dado igualmente a
todos los que
son salvos. La universalidad del don del Espíritu se enseña
aquí en el
uso de la palabra nos, como pasa con frecuencia, que hay
salvos que
no han recibido el Espíritu Santo, la respuesta que aquí se
halla, así
como en otros pasajes que hemos de estudiar más adelante, es
que el
pronombre nos no puede ser limitado, pues representa a todos
los
salvos.
Romanos 8:9. "Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno
no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él."
Esta declaración es dogmática y final. "Si alguno no
tiene" -que
significa la presencia morando en- "el Espíritu de
Cristo"
-claramente una porción del Espíritu Santo, ya que el
Espíritu
960 NEUMATOLOGIA
procede de Cristo y es enviado al mundo por El (comp. Jn.16:
7)-
"el tal no es de El." La base de este acerto es de
lo más razonable.
Entre otras cosas y sobre muchas cosas, el cristiano se
caracteriza por
el hecho que él ha recibido la naturaleza divina. Nadie
podría ser
cristiano sin poseer la vida divina que es esencial a su
nueva criatura.
A menudo se declara que esa nueva criatura no es otra que el
Espíritu
Santo.
Romanos 8:23. "Y no sólo ella, sino que también
nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros
también
gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la
redención de nuestro cuerpo."
Otra vez un significado universal es inherente en las
palabras
nosotros mismos. Este término no puede referirse a ninguna
clase o
grupo dentro de la comunión cristiana; alcanza a todos. Y la
declaración positiva es que todos tienen las primicias que
sólo la
presencia del Espíritu Santo puede asegurar.
1 Corintios 2:12. "Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo
que Dios nos ha concedido."
De modo similar, como se ha dicho arriba, el pronombre
nosotros
abarca una compañía que incluye a todos los creyentes. El
propósito
de Dios es que cada uno de los redimidos sea instruido
respecto a
estas verdades que pueden entrar en el entendimiento humano
únicamente por revelación divina. No daremos ninguna
atención, ni
aún por un momento, a la suposición de que el ministerio de
enseñanza del Espíritu, como se afirma en este contexto
(comp. vers.
9-16), es dirigido únicamente para una compañía reducida de
entre
los salvos. Se sigue que, si el propósito de Dios para todos
Sus hijos es
igual, que sepan las gloriosas revelaciones que El ha
preparado para
ellos, igualmente ellos deben estar en estrecha y vital
relación con el
Espíritu Santo, su Maestro. Dios no podría esperar que algún
creyente pueda progresar en el conocimiento de Sí, o estar
informado acerca de Su voluntad para con ellos si, por
alguna razón,
ese creyente no estuviere en posesión del Espíritu, el
divino maestro,
quien es el único que revela las cosas de Dios. Esta gran
provisión y
necesidad se declara en términos inequívocos cuando dice:
"Ahora
hemos recibido. . . el Espíritu que proviene de Dios, para
que
sepamos lo que Dios nos ha concedido."
1 Corintios 6:19,20. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y
que no sois vuestros.? Porque habéis sido comprados por
precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los
cuales son de Dios."
LA MORADA DEL ESPIRITO SANTO 961
Este pasaje sirve de nuevo para responder a los que afirman
que el
Espíritu es concedido solamente a un grupo favorecido y
contesta
especialmente la afrrmación de que se da sólo a los que se
han
rendido y son fieles en sus vidas. La apelación citada
arriba, es como
una crítica a los creyentes que el mismo Apóstol los ha
declarado
carnales (comp. 3: 1-4); al mismo tiempo, todavía son
conminados a
volverse de estos procedimientos impíos, a base del hecho de
que sus
cuerpos son templos del Espíritu Santo. No habrá que
invertir esta
apelación como hacen algunos, y asegurar que cristianos como
los
corintios, si se arrepienten de sus pecados, serían
recompensados con
la presencia del Espíritu Santo en sus vidas. La razón
directa para
invocar la práctica de una vida santa es que los creyentes
son ya
templos del Espíritu. Por tanto, no es cuestión de asegurar
el Espíritu
por una vida santa, sino más bien, se espera una vida santa
de uno
que ha recibido el Espíritu. Este es el orden fundamental de
la gracia
en cuanto a la relación con Dios. El sistema Mosaico de
méritos diría:
"Sed buenos para que seáis templos del Espíritu
Santo"; la gracia
dice: "Sois templos del Espíritu Santo, por tanto, sed
buenos."
1 Corintios 12:13. "Porque por un solo Espíritu fuimos
todos
bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean
esclavos o libres;
y a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu."
De los mismos corintios sin méritos se dice otra vez que
"han
bebido de un mismo Espíritu" -no algunos de ellos, sino
todos. En
.este mismo versículo también se declara que estos mismos
creyentes
carnales, cada uno se ha unido al Sefior por medio del
bautismo del
Espíritu Santo. No es más difícil creer que el Espíritu
Santo mora en
.todos los creyentes que creen, que todos han sido
bautizados por el
Espíritu en el cuerpo de Cristo. Ambas verdades están
claramente
ensefiadas en el Nuevo Testamento y en ningún caso la obra
se
efectúa por causa de merecimiento personal de los hijos de Dios,
sino
sencillamente en respuesta a la fe que resulta en salvación
-esa obra
·de gracia de la que tanto la morada como el bautismo del
Espíritu
son parte integrante.
2 Coritnios 5:5. Más el que nos hizo para esto mismo es
Dios,
quien nos ha dado las arras del Espíritu."
Un arra (o prenda) es un pago que se da en adelanto y que
garantiza la totalidad del pago. La bendición divina que
asegura la
presencia y el poder del Espíritu morador, como prenda,
garantiza la
realización final y completa de inmensurables provisiones en
gloria
para el creyente. En las transacciones comerciales,
similarmente, un
pago adelantado cierra el compromiso en la seguridad de que
se
pagará el total y que será pagado en la misma forma. El don
del
Espíritu no sólo asegura el cumplimiento de esa promesa que
Dios ha
962 NEUMATOLOGIA
hecho, sino que indica el carácter de lo que está por venir.
El Espíritu
es llamado "prenda" en tres pasajes del Nuevo
Testamento (2
Co.l :22; 5:5 y Ef.l: 14), y será dudoso realmente, suponer
que esta
prueba adelantada de todas la glorias celestiales sería
quitada de aun
el más pequeñ.o de todos los santos. Su presencia interior
se le
asegura al cristiano, siendo que El mismo ha de habitar en
el creyente
para ser, como lo es, la prenda que nos ha sido dada.
Gálatas 3:2. "Esto solo quiero saber de vosotros:
¿Recibisteis el
Espíritu por las obras de la ley, o por el oír de la
fe?"
La seguridad que se da en este texto es que los gálatas
habían
recibido el Espíritu en respuesta a la fe salvadora, es
decir, como una
parte de su salvación. De este modo nuevamente se enseña que
el
Espíritu viene a ser la presencia moradora en cada individuo
que es
salvo y al momento de serlo.
Gálatas 4:6. "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros
corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama ¡Abba,
Padre! "
Esta Escritura determinante es enteramente contradicha por
la
teoría de que el Espíritu es dado en respuesta a la
santificación
personal. Por el contrario, es por el hecho de que los
creyentes son
hijos que el Espíritu les es dado, y este procedimiento debe
incluir a
cada hijo necesariamente.
1 Juan 3:24 y 4: 13. "El que guarda sus mandamientos,
permanece
en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en
nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." ...
"En esto conocemos ·
que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado
de Su
Espíritu."
Estos pasajes sirven para sellar y confirmar la verdad de
que el
Espíritu, habiéndosenos dado, le ha sido dado a todos los
salvos. Ni
uno solo de los nacidos de Dios podría ser excluido.
La conclusión lógica que se desprende de estas porciones
bíblicas
es que el Espíritu Santo es una presencia viviente en todo
cristiano;
en base de este hecho concluyente surgen otras relaciones
entre el
Espíritu y el creyente. Es evidente que una vez smja una
mala
interpretación de esta verdad básica también vendrán falsos
conceptos de esos otros ministerios que se fundan en ellas.
Ciertos pasajes, ya sea por su posición dispensacional o por
su
forma de expresión, han sido tomados por algunos para
contradecir
el cuerpo de Escrituras que declaran que el Espíritu Santo
mora y
está con Su presencia permanente en cada hijo de Dios. Al
considerar
estos pasajes se podría hacer un estudio separado en cuanto
a la
morada del Espíritu Santo.
1 de Samuel 16:14. "El Espíritu de Jehová se apartó de
Saúl, y le
atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová."
LA MORADA DEL ESPIRITU SANTO 963
En una época en la que el Espíritu no moraba en los santos
universalmente y cuando ejercía Su libertad soberana
entrando y
saliendo de aquellos sobre los que El descendía, fue
enteramente
correcto para el Espíritu dejar al rey Saúl, y especialmente
como un
juicio en contra de él.
Salmo 51:11. "No me eches de delante de tí, y no quites
de mí tu
santo Espíritu."
Así, dentro de la misma dispensación como el rey Saúl y sin
duda
recordando el juicio divino sobre el primer rey, David ora
que él
pueda evitar el mismo juicio. El sabía que el Espíritu podía
en
completa libertad -hasta entonces no se había dado promesa
alguna
de lo contrario- dejarlo para no volver nunca. David
evidentemente,
en alguna medida era consciente de las ventajas y
bendiciones que
significaba para él la presencia del Espíritu.
Lucas 11:13. "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis
dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
celestial dará el
Espíritu Santo a los que lo pidan? "
Por hallarse en el Nuevo Testamento y por haber sido
pronunciado
por Cristo, muchos han llegado a la conclusión que este
pasaje debe
ser incorporado a la doctrina general de la relación del
Espíritu con el
cristiano. Así se ha engendrado un gran error y mal
entendido. Hay
dos provisiones ampliamente distanciadas e irreconciliables
entre sí
en este punto de la Neumatología y no hay ocasión ni hay
motivo
para intentar su reconciliación. El pasaje que nos ocupa
condiciona la
recepción del Es íritu Santo a la tición mientras ue el
cristiano,
co o se a dich ibe el Es íritu Santo sin edirlo como una ran
p r e de su salvación y al momento de creer. En
consecuencia, ahora
ef"Espíritu se concede a quien no hace otra cosa más
que creer. En la
división dispensacional de la doctrina del Espíritu Santo,
como se
declaró al principio de este volumen, se señaló que el
período entre el
bautismo de Cristo y el día de Pentecostés estaba
caracterizado por la
transición, y en ese período Cristo ofreció el Espíritu a
los que lo
pidieran. Esta provisión Suya fue así como un avance a la
relación
que el Espíritu mantenía con los santos del tiempo del Anti
uo
Tes amen o, re acton a a que os apóstoles estaban sujetos en
cierto
grado, aünque no hay relato alguno que ellos en alguna
ocasión se
hayan aventurado en este nuevo terreno; de consiguiente, al
final de
Su ministerio Cristo dijo: "Y Y o rogaré al Padre y El
os dará otro
Consolador que esté con vosotros para siempre" (Jn. 14:
16). Esto
introduce una relación con el Espíritu enteramente nueva.
Los
discípulos no iban ahora a recibir el Espíritu Santo en
respuesta a su
propia petición, sino en respuesta a la petición de Cristo.
De este
modo se indica que el Espíritu Santo ha sido dado ahora por
la
964 NEUMATOLOGIA
oración de Cristo, y a todos los que creen. Como 1 Samuel
16:14 y
Salmo 51: 11 sirven para demostrar que la experiencia de los
santos
del Antiguo Testamento no puede ser la norma de la
experiencia
cristiana, de la misma manera Lucas 11: 13, que era para los
discípulos entre el bautismo de Cristo y el Día de
Pentecostés, no
puede ser la norma de la experiencia actual.
Todavía quedan cuatro pasajes por considerarse que a menudo
se
suponen enseñar que el Espíritu se recibe como un paso o
experiencia subsecuente a la salvación. Estas Escrituras
entran dentro
de la presente relación divina del Espíritu, y son:
Hechos 5:32. "Y nosotros somos testigos suyos de estas
cosas, y
también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le
obedecen."
El uso de este texto para probar que el Espíritu Santo se da
únicamente a los que son obedientes a la voluntad divina en
sus vidas
diarias, sólo es posible cuando se falla en reconocer que la
obediencia
Ytlli:ITCada aquí es la adherencia de los in conversos al
evan~elio de su
salvación. El contexto sostiene claramente que la
interpretación y,
aoemás, la obediencia al evangelio como un requerimiento
para la
salvación está ligado con otros pasajes del Nuevo
Testamento. El
Apóstol escribe de la venganza que caerá sobre los que no
conocen a
Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo (2
Tes.
1: 8). Hacer depender la rece ción del Es íritu e la o
ediencia en la
vida dtaria es ignorar en su totalidad el cuerpo de
Escrituras y
presentado en las que El se puede ver presente en cada
creyente, y
e!!_tonces asignar al cristiano la habilidad de ser
obediente dentro: de
su poder, considerando que la vida de fidelidad se vive
únicamen~ a
través del poder que proporciona el Espíritu que en él mora.
Realmente, ¿quién jamás cumpliría los requerimientos de
obediencia
si esa adherencia fuera exaltada, como habría de ser hasta 1
'1 · a
demanda de a Justicia in mJta?
Hechos 8:14-20. "Cuando los apóstoles que estaban en
Jerusalén
oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios,
enviaron allá a
Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por
ellos para
que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había
descendido
sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido
bautizados en
el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos y
recibían el
Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de
las
manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les
ofreció dinero,
diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera
a
quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.
Entonces
Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado
que el
don de Dios se obtiene con dinero."
LA MORADA DEL ESPIRITU SANTO 965
Este pasaje introduce le que pareciera ser una excepción a
todas
las otras enseñanzas directas por las que se establece que
el Espíritu
Santo es concedido en esta edad como un don sobre todos los
que
creen y al momento de creer. A causa de su carácter
contradictorio
una excepción de tal naturaleza sería de lo más serio. A la
verdad,
que el pasaje registra una excepción al presente orden se
admite
libremente. Es bueno notar, sin embargo, como se ha indicado
antes,
que el orden final para esta dispensación y para otra gente
distinta de
los judíos, no fue establecida sino hasta en la casa de
Cornelio, como
lo relata Hechos 10:44-46. La introducción a la relación del
Espíritu
con los judíos que recibieron a Cristo se efectuó en el Día
de
Pentecostés, e insinuaciones en varios pasajes sugieren la
importancia
que da el Espíritu a este evento. Tan cierto como que el
Espíritu fue
dado a su debido tiempo a samaritanos y a gentiles, tan
cierto como
que ellos no tuvieron parte en el Pentecostés, y tan seguro
como era
importante en la dádiva del Espíritu evitar una actitud
superior de
parte de los judíos sobre gentiles y samaritanos, era
necesario señalar
la recepción inicial del evangelio por cada uno de los
grupos con
énfasis distintivo sobre el ministerio del Espíritu a su
favor. Ningún
reclamo se ha hecho en cuanto a que si aquí en Samaria hubo
una
repetición del Pentecostés; es meramente para señalar que no
se le
concedió a los creyentes judíos mirar a los gentiles con
menosprecio
-,.inclinados como lo eran a hacerlos de menos- para poder
presumir
que ellos, habiendo tenido la experiencia del Pentecostés,
fueran
superiores a todos los otros. Es significativo cuando Pedro
declara
que la manifestación del Espíritu en casa de Cornelio para
él fue un
recuerdo del Pentecostés (Hch. 11: 15). El relato en cuanto
a Samaria
según el pasaje citado, entonces, es de una demostración
especial del
Espíritu Santo y con el fin de que el Evangelio pudiera ser
sellado a
los samaritanos con no mermado poder. Con eso se introdujo
una
notable y muy necesaria excepción al orden de esta era.
Hechos 19:1-6. "Y aconteció que entre tanto que Apolos
estaba
en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores,
vino a
Efeso, y hallando a ciertos discípulos les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera
hemos oído si
hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis
bautizados? Éllos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo
Pablo: Juan
bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo
que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en
Jesús el
Cristo. Cuadando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre
del
Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre
ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas y
profetizaban."
En primer lugar :1 término discípulo no es sinónimo de
cristi~o.
966 NEUMATOLOGIA
Un discípulo es un seguidor o aprendiz, y además de ser un
discípulo
de Juan Bautista, estaban lejos de ser salvos por fe en el
Cristo
crucificado y resucitado. El Apóstol, habiendo echado de
menos
ciertas realidades en estos doce hombres, evidencias propias
de los
regenerados, les preguntó: ¿Recibisteis el Espíritu Santo al
creer?
Esta es una traducción más apropiada (comp. R. V.; tambtén
Ef.
1: 13), y esta pregunta sacó la respuesta que de inmediato
reveló su
condición de no ser salvos aún. Desde allí el Apóstol les
llamó la
atención hacia Cristo, en quien deben confiar y habiendo
creído
fueron bautizados en el nombre del Seí'íor Jesucristo.
También en
este caso excepcional siguieron seí'íales, como en el caso
previamente
citado y por las mismas razones.
Efesios 1:13. "En él también vosotros, habiendo oído la
palabra
de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo
creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa."
Toda la dificultad que parece presentar este pasaje se debe
a una
traducción defectuosa. El pasaje puede leerse así: En
creyendo
~uisteis sellados (V . .R,.). Creer es la causa lógica, y no
c~onológica de
ser sellado. Los creyentes son sellados cuando creen y
porque creen.
11. EN RELACION AL UNGIMIENTO
Siendo que la morada del Espíritu y Su Ungimiento son la
misma
cosa, incluiremos en este capítulo las tres referencias al
Espíritu
Santo en este sentido. Por los mismos argumentos conclusivos
de la
revelación citada arriba, el ungimiento parece ser, lo mismo
que la
morada, un hecho presente en la vida de cada creyente. Estos
pasajes
incluyen:
2 Corintios 1:21, 22. "Y el que nos confirma con
vosotros en
Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha
selladó,Y
ñ'Osha dado las arras del Espírjtu en nuestros
corazones."
-Aquí se sugieren cuatro resultados inmediatos de la morada
del
Espíritu: (a) El bautismo con el Espíritu coloca al creyente
en Cristo;
así se dice ahora que cada hijo de Dios está
"establecido
(confrrmado) ... en Cristo" (1 Co. 12: 13; 6: 17; Gá.
3:27). (b) Del
mismo modo Qios al darnos el Espíritu nos "ha ungido''.
(e) Otra vez
Dios, por Su lrspíritu nos ha sellado (Ef. 4:30), y el sello
es el
Espíritu mismo. (d) Así, también, aquí se dice que Dios nos
ha dado
el Espíritu como una "prenda" (arras), y siendo
que una prenda es
parte del dinero de la compra, o la propiedad, dada en
adelanto como
garantía de lo restante, El Espíritu parece ser fa prenda
que garantiza
toda la herencia celestial que por gracia infinita le
pertenece a todo
creyente (2 Co. 5: 5; Ef. 1: 14; 1 P. 1 :4).
LA MORADA DEL ESPIRITO SANTO 967
1 Juan 2:20. "Y vosotros tenéis una unción del Santo, y
sabéis
todas las cosas."
Aquí otra vez se implica que cada crisitano, siendo ungido,
es
habitado por el Espíritu y por consiguiente, está en camino
de
conocer esas "cosas profundas de Dios, que únicamente
son
impartidas por el Espíritu morador (1 Co. 2: 1 O, 12, 15; J
n.
16:12-15).
1 Juan 2:2 7. "Pero la unción que vosotros recibisteis
de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe;
así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y
no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en
él."
En este pasaje, la verdad importante descubierta es que la
unción
habita (está en). El Espíritu verdaderamente puede ser
contristado
(Ef. 4: 30), pero El nunca se aleja triste. El puede ser
apagado, o
resistido (1 Tes. 5: 19), pero nunca se ausenta (Jn. 14:
16).
Por lo dicho se ha demostrado que no hay Escritura que
contradiga el claro testimonio del Nuevo Testamento a favor
de la
verdad de que todos los creyentes son habitados
permanentemente
por el Espíritu Santo una vez que creen.
111. DE ACUERDO A LA RAZON
Tan cierto como se exige a todos los sa!Yos a vivir una vida
sobrenatural, así es cierta la necesidad ue tienen todos de
ese oder
capacita or que el spíritu Santo proporciona. Dios no se ha
burlado
nunca m aun de uno de sus redimidos, poniéndole una tarea
sobrenatural sin proveerle al mismo tiempo los recursos por
los que él
pueda hacer Su voluntad. Por tanto, puede ser el testimonio
de la
razón que cada creyente ha recibido el Espíritu Santo. No se
dice que
cada creyente sea lleno del Espíritu para que pueda lograr
todos los
propósitos de Dios en él. La llenura de ende de la ada
tación
humana al Es íritu ue 1 h ilita esto mu a me udo falla. Por
otra parte, lt_ morada interior del Espíritu Santo es
responsabilidad
de Dios para con Su hijo sin nin una otra condición humana
ue la
e ejercitar la fe que asegura la salvación con todos sus
distintivos.
Siendo que todas sus promesas y que El es fiel en todo en
cumplir
todo lo que tiene que hacer, no puede haber tal cosa como un
cristiano que no esté rovisto de- todos los recursos r los
ue él
pue a hacer la voluntad de Dios. Aún más, se registra una
protesta
contra la noción de que por fuerza propia y esfuerzo del
creyente sea
en sí mismo capaz para recibir el Espíritu Santo. Esto no
podrá ser
cierto desde que la fuerza para ejecutar la voluntad de Dios
es
asequible únicamente a través del nuevo plan para la vida
diaria bajo
968 NEUMATOLOGIA
la gracia que se deriva del hecho de la morada del
Espíritu.~
declaró: "Sin mí nada podéis hacer"; pero un
sistema de méritos
siempre afirma que completamente aparte de Cristo el indivi
be
hacer todo a m e merecer su presencia y bendición.
Por tanto, la razon dicta que siendo que se demanda una vida
santa, tanto de un cristiano como de otro, y siendo que no
hay dos
normas para la vida diaria -una para los que tienen el
Espíritu y
otra para los que no lo tienen - y también siendo que cada
requisito
aplicado al creyente en su alcance es sobrenatural, el
Espíritu Santo
ha de ser dado a todos igualmente. El hecho de que -Dios se
dirigea
todos los cristianos como si todos poseyeran el Espíritu es
suficiente
evidencia de que todos tienen el Espíritu.
El Dr. Juan F. Walvoord hace un sumario de las enseñanzas
bíblicas sobre el hecho de la morada del Espíritu, en la
forma
siguiente:
"Siendo que la morada del Espíritu Santo principia en
el momento mismo que
las otras grandes empres~s de Dios a favor de las almas
recién salvadas, debe
mantenerse una cuidadosa distinción entre estas diferentes
obras divinas. Morada
nQ es sinónimo de regeneragón. Mientras la nueva vida del
creyente es divma y
por su naturaleza está identificada con la vida de Dios, la
posesión de vida divina
y la presencia divina son distintas. La obra del bautismo
del Espíritu también ha
de distinguirse de la morada. El bautismo ocurre una vez
para siempre y se
relaciona con la separación dermundo y la unión con Cristo.
La morada, en
tanto que empieza al mismo instante como el bautismo, es
continua. Como se
indicará en la discusión siguiente, la presencia interior
del Espíritu Santo tiene
una mayor relación íntima con el sello del Espíritu, siendo
que Su presencia
constituye dicho sello. Probablemente la distinción más
difícil es la de la morada
y de la llenura del Espíritu. Ambas doctrinas están
estrechamente relacionadas,
aunque no son términos sinónimos. L,!! llenura se relaciona
totalmente con la
experiencia, mientras que la morada no es expenmenfal en sí
misma. En el
período del Antiguo Testamento, unos pocos santos fueron
llenos
temporalmente sin ser habitados permanentemente por el
Espíritu. Mientras
estaban llenos del Espíritu los santos del Antiguo
Testamento en cierto sentido
podrían ser considerados también habitados, mas ho en la
forma permanente e
incambiable revelada en el Nuevo Testamento. En la era de la
Iglesia es imposible
que uno que no está habitado por el Espíritu pueda ser lleno
por El. La morada
s íri u viviendo en, mientras que la llenura del Espíritu
a 1 ue i lViduo. OnlO
morador, El no es activo. Todo el ministerio del Espíritu y
la· experi~
r!:,lacionada con la comunión y el fruto son el producto de
Su llenura. Por tanto,
mientras nunca se nos exhorta a ser la morada, sí se nos
urge a ser llenos del
Espíritu (Ef. 5: 18). La importancia de la presenciaoel
Espíritu Santo en la vüla
del cnstiano no puede ser sobreestimada. Constituye una
significativa prueba de
la gracia y el propósito divino en conexión con la
santificación y la
fructificación. La presencia del Espíritu Santo es nuestra
'prenda' (garantía) de
la bendición futura (2 Co. 1:22; 5:5 y Ef. 1:14). La
presencia del Espíritu no
solo trae toda la seguridad del constante cuidado de Dios y
del ministerio en esta
LA MORADA DEL ESPIRITU SANTO 969
vida, sino el infalible propósito de Dios de suplir todas
sus promesas para
nosotros. La presencia del Espíritu Santo hace del cuerpo
del creyente un
templo de Dios ( 1 Co. 6: 19); revela el propósito de Dios
de que el Espíritu resida
en la tierra durante la edad presente. Renunciar a esta
doctrina o permitir que su
certeza sea puesta en duda es dar un rudo golpe a todo el
sistema de la doctrina
Cristiana. El hecho bendito de que Dios ha hecho de los
cuerpos terrenos de los
cristianos Su presente templo terrenal suministra a la vida
y al servicio un poder
y significado que es el corazón de toda la experiencia
cristiana." The Doctrine of
the Holy Spirit, págs. 173-175.
IV. CON RELACIONAL SELLO
Mucho de la verdad que pertenece a la salvación del
cristiano
presenta lo que en su carácter esencial para Dios es de
mayor ventaja
que para el salvo. Esto es así especialmente en el hecho del
sellamiento, que es como una clasificación y una
identificación
peculiar del cielo en la ejecución del propósito divino. Es
la misma
presencia del Espíritu Santo en el creyente lo que
constituye el sello.
Así este aspecto de la verdad está estrechamente relacionado
a la
doctrina de la morada del Espíritu. Se hace referencia al
sello del
Espíritu en tres pasajes del Nuevo Testamento: 2 Corintios
1:22;
Efesios 1:13 y 4:30. A la letra dicen: "El cual también
nos ha
sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros
corazones";
En El también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad,
el
evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en El,
fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa; Y no
contristéis al
Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para
el día de la
redención." Se observará que esta es una obra de Dios
desde el
momento que no se apela a persona alguna, salva o no salva,
a orar o
pedir por esta realidad. Siendo que pertenece a todos los
creyentes es
evidente que es efectuada por Dios al momento de ser salvado
y
como un factor esencial de la salvación. La traducción en
Efesios
1: 13, "y habiendo creído en El fuisteis sellados"
pudiera confundir
un tanto. Sería más correcta esta traducción "Cuando
creísteis
fuisteis sellados" (comp. R. V.); "Desde que creísteis,
fuisteis
sellados" (Valera, 1909- nota del traductor).
Naturalmente, solo los
que creen son sellados y el acto de creer viene a ser
lógicamente, no
cronológicamente, la causa del sellamiento. Hay una
seguridad muy
vital en Efesios 4:30 relativa al carácter eterno del sello,
y de
consiguiente, de la salvación, de lo que forma una parte. La
consumación futura de la salvación cuando el cuerpo sea
redimido
está a la vista en este versículo. Como está basada sobre
los méritos_y
el valor de Cristo, la salvación es tan segura y tan
duradera como lo
es, por el fundamento sobre el cual descansa. Por eso no es
una idea
970 NEUMATOLOGIA
nueva o increíble que el sello del Espíritu señalara la
medida plena e
intento de Dios con respecto a los que son salvos según Su
propósito
(comp. Ro. 8: 28). Aunque no hay una experiencia
correspondiente
en conexión con el acto del sello del Espíritu, este
ministerio
peculiar, no obstante, es real e inspira incesante alabanza
a Dios
cuando la fe se apropia de lo que Dios ha revelado.
CAPITULO XI
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO
Siendo que por el bautismo del Espíritu se operan las más
grandes
transformaciones a favor del creyente, es de esperarse que
Satán, el
enemigo de Dios, dentro de sus posibilidades hará todo para
distraer,
torcer y confundir la investigación respecto a este
ministerio
específico del Espíritu Santo. A Satán se le ha permitido
hacer este
daño. No sólo es necesario corregir tanto concepto falso que
ha
alcanzado a las masas de gente cándida, sino que se requiere
especial
atención de parte de los que han de ser instruidos, de lo
contrario
ellos mismos fallarán en comprender la verdad precisa que la
doctrina
encierra. Ninguna otra explicación se necesita fuera de la
influencia
satánica para tanto desorden inexplicable e ignorancia de,
junto a un
correspondiente prejuicio hacia, esta doctrina específica.
Es el punto
estratégico en el que Satanás puede desviar el efecto de la
verdad
presente. Esta forma de nulificar la verdad se ve a lo menos
en tres
importantes campos de doctrina, especialmente, en la
posición y
fundamento del creyente en Cristo, su eterna seguridad, y la
base del
único motivo efectivo para un servicio y vida diaria que
glorifique a
Dios.
Consideraremos cuatro divisiones generales del tema
procurando
alcanzar una recta comprensión del carácter de este
ministerio del
Espíritu Santo, como sigue: ( 1) El significado de la
palabra {3a1rrltw ,
(2) Los pasajes clásicos de la Escritura determinantes, (3)
La cosa que
es consumada, y (4) Su carácter distintivo.
l. LA PALABRA BAITTIZ.Q
Más de un significado pasajero se debe atribuir al hecho de
que la
misma palabra {3a1rrl~w se usa en el Nuevo Testamento tanto
para el
real como para el bautismo ritual, estableciendo así un lazo
de
relación entre estos dos aspectos de la verdad. Difícilmente
se
emplearía la palabra apropiadamente si tuviera un
significado distinto
sin relación en el ejemplo dado. La palabra básica de esta
raíz,
Bá1rrw, en su sentido primario connota una sumersión y
ocurre sdlo
tres veces en el Nuevo Testamento: Lucas 16:24; Juan 13:26 y
Apocalipsis 19:13. En su sentido secundario -que es morir o
tefiir;
971
972 NEUMATOLOGIA
que se efectúa por medio de la inmersión, pero no siempre
así- la
palabra aparece una sola vez y eso en el tercer pasaje ya
citado
anteriormente, que dice: "Y estaba vestido de una ropa
tei'íida en
sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS." El mismo
evento y
situación se presenta en Isaías 63: 1-6 en donde, entre
otros detalles,
está escrito: "¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas
como del que
ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los
pueblos nadie
había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi
furor; y su
sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas."
Las ropas del
Mesías a su regreso no serán sumergidas en un cubo de
sangre; más
han sido salpicadas con sangre; con todo esto se describe
todavía con
la palabra {3árrrw en la LXX. De igual modo la palabra
{3arrrtrw tiene
dos significados, uno primario y el otro secundario. En el sentido
primario indica una sumersión, un envolvimiento físico
(dentro de)
en un elemento, el cual tiene poder para influenciar o
cambiar
aquello que es envuelto. Sin embargo, en su significado
secundario,
{3arrrírw, como en el caso del significado secundario de
{3árrrw, se
aparta un poco del aspecto físico original y se refiere a
una cosa que
se ha traído bajo el poder transformador o influencia de
otra cosa.
Nadie puede hablar con tanta autoridad con relación al
significado
preciso del {3arrrl~w que el Dr. Jaime W. Dale, por su
extensa
investigación. El define esta palabra en su sentido
secundario, así:
"Cualquiera que es capaz de cambiar completamente el
carácter,
estado o condición, de cualquier objeto es capaz de bautizar
ese
objeto; y por tal cambio de carácter, estado o condición, en
efecto,
lo ha bautizado" ( Classic Baptism, 2a. Ed. p. 354 ).
Tal definición es
de mayor importancia por cuanto que la gran mayoría de los
usos de
esta palabra en el Nuevo Testamento está enteramente dentro
de este
sentido secundario. En el curso de sus grandes obras sobre
el tema del
bautismo, el Dr. Dale afirma que la palabra, en su opinión,
nunca es
usada en el Nuevo Testamento en otro sentido que en el
secundario.
Se notará aquí que la misma distinción se obtiene entre las
palabras
griegas {3árrrw y {3arrrlrw, como su equivalente en nuestra
lengua,
especialmente sumersión e inmersión. Una sumersión es un
contacto
momentáneo que envuelve dos acciones, metiendo en y sacando
de.
En el estricto y propio uso de las palabras, haciendo caso
omiso de la
universal pero descuidada manera en que son empleadas, el
bautismo
ritual no es una inmersión; ésta resultaría en la muerte por
ahogamiento. Lo que comunmente se ha designado como una
inmersión se describe mejor por la palabra {3árrrw en su
significado
primario. Ciertamente no se ve ninguna sepultura física
cuando la
Escritura habla de bautismo de arrepentimiento (Mt. 3: 11),
bautismo
para la remisión de pecados (Mr. 1:4 ); bautismo en el
nombre del
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 973
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28: 19), cuando
Cristo
mismo fue bautizado al tomar la copa del sufrimiento (Mt.
20:23;
Le. 12: 50), del bautismo de Israel en Moisés (1 Co. 10: 2).
Estos
bautismos, permítasenos repetir, no representan una
sepultura física
y deben clasificarse entre los que pertenecen al uso
secundario de
{3a1rn~w. Ninguno podría ser clasificado propiamente como
{3á1rrw, ya
sea en su significado primario o secundario. Estos no
podrían ser
meramente un sumergimiento dentro de un elemento, porque
ellos
son presentados como en un estado permanente. Cuando un
creyente
es bautizado en Cristo por el Espíritu, la cosa que
mayormente ha de
desearse es la de no ser separado nunca más. El ser
bautizado para
arrepentimiento es ser traído bajo la influencia del
arrepentimiento
-no por un momento, sino para siempre; ser bautizado para
remisión
de pecados es ser traído bajo el poder o valor de la
remisión de
pecados- no por un momento, sino para siempre; ser bautizado
en el
nombre del Dios Trino es ser conducido bajo el poder de Dios
-no
por un momento, sino para siempre; ser bautizado en Moisés
como lo
fue Israel por agencia de la nube y de la mar fue para ser
conducidos
bajo la dirección de Moisés, liderazgo que antes no se le
había
declarado- no momentáneamente, sino para siempre; el ser
bautizado en la muerte y resurrección de Cristo es ser
identificado
con El en esa muerte y resurrección, que todos sus valores
son
asegurados -no por un corto tiempo, sino eternamente. Ser
bautizado en el cuerpo de Cristo es ser traído bajo el poder
y
supremacía de Cristo, es estar unido al Señor, ser
identificado con El,
participar de lo que El es y de lo que ha hecho -no por un
momento,
sino eternamente.
Se puede decir en conclusión de esta parte del capítulo que
el ser
colocado en Cristo por la agencia del bautismo del Espíritu
Santo
resulta en una nueva realidad de relación en la que la
persona que es
bendecida de este modo llega a estar bajo el poder, jefatura
y
posición que reemplaza la relación del primer Adán es en sí
misma
una nueva unión orgánica con el Postrer Adán, el Cristo
resucitado.
En este caso, como en otros bautismos, la palabra {3a7rr{~w
se usa solo
en su significado secundario, aparte de una sepultura
física, porque
asegura el mérito, la influencia dominante y la supremacía
de Cristo.
II. LOS PASAJES CLASICOS DETERMINANTES
Aquellos pasajes en los que el Espíritu Santo está
relacionado con
el bautismo han de ser clasificados en dos divisiones. En un
grupo
Cristo es el agente del bautismo, aunque el Espíritu Santo
es la
bendita influencia que caracteriza el bautismo. En el otro
grupo de
974 NEUMATOLOGIA
pasajes el Espíritu es el agente y Cristo, como Cabeza de Su
Cuerpo
místico, es el elemento recipiente y por lo tanto, esa
bendita
influencia que caracteriza el bautismo. Hay que identificar
seis
pasajes que pertenecen al primer grupo, como son: Mateo
3:11;
Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5 y 11:16.
Aunque
hay algunas repeticiones, estos pasajes -todos ellos para
presentar el
testimonio de Juan el Bautista con respecto a Cristo - son
citados
íntegramente. "Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo
no soy
digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en
Espíritu
Santo y fuego" (Mt. 3:11 ); "Yo a la verdad os he
bautizado con
agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo" (Mr. 1
:8); "Respondió
Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua;
pero viene
uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la
correa
de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego" (Luc. 3: 16);
"Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar
con agua, aquél
me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que
permanece
sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo"
(Jn. 1 :33);
"Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros
seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos
días" (Hch.
1: 5); "Entonces me acordé de lo dicho por el Sefior,
cuando dijo:
Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis
bautizados con
el Espíritu Santo" (Hch. 11: 16). Por la autoridad de
Cristo el
Espíritu Santo es dado a todos los que creen, y llegar a
estar bajo la
influencia y poder del Espíritu como le sucede a cada
creyente al
creer, es haber sido bautizado por esa influencia. Sin
embargo, esta
bendición universal de la morada del Espíritu hay que
distinguirla de
cierta supuesta segunda obra de gracia subsecuente a la
salvación,
experiencia que, como alegan los grupos extremistas de
santidad, es
acompafiada por manifestaciones sobrenaturales. Ya se ha
demostrado por el Nuevo Testamento que el Espíritu Santo se
recibe
como un don de Cristo por todos los que cteen y cuando
creen. El
don es el nuevo derecho de nacimiento, y siendo poseído por
todos,
indica que todos los salvos están bajo el poder del Espíritu
Santo,
hecho que, de acuerdo al estricto significado de la palabra
(3a1rrltw, es
un bautismo. Se podría decir en base a este significado de
la palabra
que cualquier persona que está bajo la influencia de Satán
en un
sentido está bautizado en Satán. Este bautismo particular
relacionado
tan estrechamente con el Espíritu Santo es enteramente
removido del
bautismo operado por El cuando los creyentes son
introducidos en el
Cuerpo de Cristo, realidad que ahora vamos a considerar.
La segunda clasificación de pasajes presenta al Espíritu
Santo
como agente del bautismo y el Cuerpo de Cristo, o el mismo
Cristo,
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 975
como el elemento recipiente. Estos pasajes por sí mismos
constituyen
un testimonio distinto, a efecto de que por la operación del
Espíritu
Santo el creyente es orgánica y vitalmente unido al Sefior y
así ha
llegado a ser participante de la posición, mérito y valor
perfecto de
Cristo. Desde el momento que estos pasajes sobre el
ministerio del
bautismo del Espíritu, o bautismo real, es superior al
ritual, han de
ser tratados de manera específica. Indudablemente que
surgirán
desacuerdos sobre cuáles pasajes han de incluirse en esta
lista; pero en
donde los resultados del bautismo son tales que nunca
podrían ser
efectuados por un mero bautismo ritual, es evidente que la
referencia
es a uno real, o sea, al bautismo del Espíritu:
verdaderamente,
además de los pasajes ya considerados que afirman que la
presencia
del Espíritu Santo en el creyente es un bautismo especial
operado
por Cristo el concedernos el Espíritu, los pasajes restantes
deben
referirse tanto a un bautismo real como a uno ritual. Se
indicará una
excepción más tarde al considerar Efesios 4:5. Estos pasajes
son:
1 Corintios 12:12, 13. "Porque así como el cuerpo es
uno, y tiene
muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo
muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por
un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o
griegos,
sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un
mismo
Espíritu."
Cuando se encuentra cualquier pasaje presentando
definiciones
didácticas, ese pasaje define el bautismo del Espíritu. Es
la unión del
creyente a, la colocación dentro de, el cuerpo de Cristo -en
otras
palabras, la formación de esa relación orgánica entre Cristo
y el
creyente que se expresa por la palabra en Cristo, y que
consitituye la
base de todas las posiciones y posesiones del cristiano. El
contexto de
este pasaje establece la absoluta unidad que se obtiene
entre Cristo y
los miembros de Su Cuerpo. Los miembros son una unidad, siendo
un Cuerpo, y en su más extenso significado este cuerpo unido
a Su
Cabeza es también una unidad- el Cristo. Esta relación, que
es un
aspecto vital en la doctrina Paulina en cuanto al cuerpo, es
más
iluminadora, enfática y convincente. Sin embargo, este énfasis
sobre
la unidad que declara el v. 12 es sólo con el fin de
preparar el camino
para la revelación de cómo los miembros son unidos al
cuerpo. De
ellos se dice que son bautizados en este cuerpo por un
Espíritu. La
referencia a un Espíritu no es sino la continuación de
aquello que ha
sido declarado una y otra vez en la porción precedente de
este
capítulo, principalmente, que es por uno y el mismo Espíritu
que son
dados los diferentes dones. De esta manera, también, aunque
muchos
son bautizados en el cuerpo de Cristo, en cada caso la obra
es
efectuada por un Espíritu. La verdad central es que un
Espíritu los
976 NEUMATOLOGIA
bautiza a todos -a cada creyente- en un Cuerpo. Lo que de
este
modo es efectuado para cada creyente es una parte de su
misma
salvación, bien que no incluyera a cada una. La
investigación de lo
que este bautismo efectúa se reserva para la parte siguiente
del
capítulo. Que a todos los creyentes se les ha dado a beber
del mismo
Espíritu es un testimonio adicional a favor del hecho de la
morada
del Espíritu, cuya morada, como se ha dicho, es un asunto de
bautismo. La universalidad tanto del bautismo en el Cuerpo
como de
la morada interior es afirmada por el uso repetido de la
palabra
todos, término que incluye a judíos y gentiles que creen.
Gálatas 3:27 "Porque todos los que habéis sido
bautizados en
Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Habéis sido
puestos en Cristo, A.
V.).
De acuerdo con esta reveladora declaración el bautismo que
es en
Cristo ha resultado en la unión vital que se describe aquí
por la
expresión "Habéis sido puestos en Cristo" (A. V.).
Sobre este pasaje
Dean Alford escribe, a la par de una cita de Crisóstomo:
"No, 'habéis
sido bautizados' y 'sido puestos en', como en la American
Version,
que deja las dos acciones solo concomitantes; los tiempos
pasados los
hace idénticos: todos los que habéis sido bautizados en
Cristo, hecho
en ese mismo acto, puestos en, revestidos con, Cristo. La
fuerza del
argumento está bien expresada por Crisóstomo: "¿Por qué
no dijo él,
'muchos de vosotros que habéis sido bautizados en Cristo
fuisteis
nacidos por Dios? ", porque esto naturalmente hubiera
seguido
después de haber mostrado que ellos eran hijos. Porque él
lanza una
proposición más sorprendente. Porque si Cristo es el Hijo de
Dios, y
tú has sido puesto en El, teniendo al Hijo en tí, y modelado
a Su
Semejanza, tú has sido introducido con El a Su familia y a
una casta"
(New Testament for English Readers, new Ed., Gá. 3:27). Es
importante notar que en el verso precedente -'pues todos
sois hijos
de Dios por fe en Cristo Jesús'- se declara el hecho de la
filialidad y
es esta compañ.ía numérica precisa que por• ser bautizada en
Cristo,
que ha sido puesta en El. La frase 'todos los que' (de
vosotros) es
propiamente una referencia a todos (vosotros) sois hijos de
Dios. Así
éstos han sido unidos a Cristo. Por medio de otras
Escrituras se hace
claro que este bautismo es efectuado por el Espíritu Santo,
y que el
Cuerpo de Cristo, o Cristo mismo, es el elemento recipiente.
Es
imposible que uno que ha sido unido a Cristo que no sea
puesto en
Cristo con todos sus méritos y posición. El error tal como
hacer esto
un efecto emanado del bautismo ritual sólo es excedido por
los que
lo hacen meramente una experiencia emocional o excitante.
Este
bautismo es ejecutado por el Espíritu Santo y es enteramente
posicional y por ende, vital.
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 977
Romanos 6:1-4. "¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en
el
pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque
los
que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no
sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo
Jesús,
hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados
juntamente con El para muerte por el bautismo, a fin de que
como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así
también
nosotros andemos en vida nueva."
Habiendo declarado que el creyente es justificado
eternamente
-porque la justificación es tan duradera como los méritos de
Cristo,
en quien descansa- el Apóstol introduce la pregunta de si
alguno que
es salvo y seguro de este modo, permanecería en pecado,
sometiéndose de tal modo a la naturaleza pecaminosa, para
que la
gracia abunde. La respuesta inspirada a esta pregunta será
la de todo
regenerado, esto es, "en ninguna manera". J'io es
consistente ni
necesario continuar llevando el fruto de la naturaleza
pecaminosa.
Con respecto al punto de su necesidad, la verdad revelada
que en la
muerte de Cristo la naturaleza pecaminosa del creyente ya
ha"Sido
juzgada. "Porque los que hemos muerto al pecado (esto
es, los que
iimrieron en la muerte de Cristo), ¿cómo viviremos aún en
él?" Es
verdad que Cristo murió "por nuestros pecados",
que fue sepultado,
y que se levantó de los muertos para que los hombres puedan
ser
salvos (comp. 1 Co. 15:3, 4); pero es igualmente verdad -y
Romanos
6:1-10 que ahora está bajo consideración sólo tiene que ver
con este
hecho extra- ue Cristo murió "al ecado l aleza de
pecado comp. Ro. 6: l 0; Col. 2: 11, 12). En este contexto
el juicio
de ·la naturaleza pecaminosa en la e · · · -
acertos - "muerto
a la semejanza de Su muerte nuestro i o hombre
.@ntamente ue crucificado con El" (v 6), "si
morimos con Cristo"
(v. 8), "al pecado murió una vez e · za " v. 1 0).
or todo esto no hay implicación alguna que la muerte haya V
resultado en la destrucción o terminación de esta naturaleza
(la
palabra Karap'Yéw del v. 6, traducida destruida, sería mejor
la
triiaucción anulada); es más bten que la muerte de Cristo al
pecado
h~uicio contra la naturaleza de pecado a los ojos de
Dios, a fin de que el Espíritu Santo uien vive en el ere
ente ueda
tener ibertad de tratar con la naturaleza "uz ada
restrin iéndola o
milificándola en res uesta a la de endenc·a del ere ente del
que o
ha ita para interponerse o controlar esa naturaleza. Este
aspecto e
la muerte de Cristo y la identificación del creyente con
ella es todo
con el único fin de que "nosotros andemos en novedad de
vida."
"Así como Cristo fue levantado de entre los muertos
para gloria del
978 NEUMATOLOGIA
Padre, así nosotros también nosotros andemos en novedad
(significando el poder del Cristo resucitado) de vida"
(v. 4 ), que es la
nueva provisión para un nuevo andar en y por el poder
capacitador
del Espíritu Santo, habiendo El mismo quedado en libertad
para
suministrar ayuda por el juicio del pecado que Cristo llevó
en Su
muerte. La unión del cristiano con Cristo, llevada a cabo
por el
~utismo del Espíritu Santo en El, es la base de la perfecta
identificación con Cristo en todo lo que logra Su muerte al
pecado.
Ef entrar de esta manera en el valor y bajo el poder de la
crucifixión,
muerte, sepultura y resurrección de Cristo es un bautismo en
el
significado secundario de la palabra. Los que han sido
bautizadoMn
Cristo son a · n Su muerte sóñ se ultados con Cri or su
autismo en la muerte del Salvador. Por estas expresiones no
se
ii'isiñfui ninguna ordenanza, ni se impone obligación alguna
que
justifique un intento de establecer lo que aquí se expone.
Este pasaje,
con el que sigue en el contexto, presenta la declaración
central
respecto a las bases de la victoria cristiana sobre la
naturaleza
pecaminosa en la vida diaria. Este es su objetivo y su
significado.
Descubrir en esto solo la forma externa de la ordenanza
ritual, como
han hecho muchos, es renunciar a una de las más
inapreciables
posesiones en todo el campo de la doctrina cristiana y en
gran parte
(por muchos) abandonar la esperanza de una vida agradable a
Dios;
porque si este contexto significa una cosa, no puede
significar la otra.
Colosenses 2:9-13. "Porque en El habita corporalmente
toda la
plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en El,
que es la
cabeza de todo principado y potestad. En El tamhlén fuisteis
circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de
vosotros
ercllerpopecaminoso camal, en la circuncisión de Cristo;
sepuH-ªS)os
con El en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados
con El,
mediante la fe en el poder de Diosque le levantó de los
muertos. ''Y
a vosotros, estando muertos en pecados y en la
incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con El,
}>erdonándoos!fOñósJJ.os
pecados." ~
La pasajera referencia al bautismo que presenta este pasaje
no ha
de entenderse aparte de todo el contexto. Relacionadas con
el rito de
la circuncisión, el Apóstol divide a la familia humana en
tres clases,
esto es, l~Incircuncisión" -los gentiles, "la
Circuncisión en la carne
hecha a mano"- los judíos, y "la Circuncisión no
hecha a mano"
-los crisitianos (Ef. 2: 11; Col. 2: 11 ). Aquella
circuncisión que
caracteriza a los judíos y que falta a los gentiles es
"hecha a mano",
mientras que la circuncisión que han recibido los cristianos
"no es
hecha a mano", y es una realidad espiritual. La Biblia
cuatro veces
habla de circuncisión del corazón -Deuteronomio 1 : 16;
3Q]>;
r-
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 979
Jkequiel 44:7; Hechos 7:51- antes de mencionar las
bendiciones
traídas a los cristianos cuando el cuerpo de los pecados en
la carne
f~ quitado y eso por la circuncisión de Cristo. Como el
cuerpo
humano manifiesta la vida que hay en él, de igual modo la
naturaleza
pecaminosa se manifiesta en los " ecados de la
carne." La
circunctsiOn e Cristo mencionada aquí no es la que se le
practicó
cuando tenía ocho días de edad, sino en su muerte, a la
naturaleza, de
pecado. Hay una sorprendente similitud con Romanos 6: 1-1 O
que se
eii'Cllentra en el pasaje que hemos considerado, y esta
similitud
concierne a la referencia de la sepultura y resurrección de
Cristo
como factores que proveen valor inmensurable para, e
influencia
sobre, el creyente. Asegurando los resultados que ellos traen,
la
muerte, sepultura y resurrección de Cristo, un bautismo en
su sentido
más absoluto. La transformación que aquí se indica, como en
Romanos 6: 1-1 O, nunca podría ser producida por el bautismo
ritual,
y leer de un bautismo ritual en este pasaje es ignorar de
nuevo las
ilimitadas realidades por las que Cristo murió, fue
sepultado y
resucitó. Es sustituir por un esfuerzo humano una de las mas
gloriosas ejecuciones de Dios. Indudablemente, es más fácil
para los
que comprenden muy poco de estas grandes realidades, el
sustituir un
compromiso tangible y físico tal como el bautismo ritual por
los más
profundos, invisibles valores espirituales del bautismo
real. Con todo,
a pesar de las limitaciones humanas, el significado de este
pasaje no
desciende al nivel de un ritual impotente.
Efesios 4:4-6. "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis
también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un
Señor, una
fe, un bautismo, un Dios y padre de todos, el cual es sobre
todos y
por todos, y en todos."
En medio de estas siete agencias unificadoras, y no menos
que
cualquiera de ellos, está "un bautismo". En el
acto puede surgir en
muchas mentes esta pregunta: "si la referencia en esta
ocasión es al
bautismo real efectuado por el Espíritu al colocar a los
creyentes en
el cuerpo de Cristo, o al bautismo ritual en agua."
Algunos arguyen
que éste último bautismo está a la vista y que sólo hay una
forma de
bautismo correcta. Imponer tal limitación sobre el texto es
deplorable. Nada hay en el pasaje que enseñe y sostenga una
forma
de bautismo. La incalificable aseveración de que no hay más
que una
forma de bautismo se vuelve un problema muy exigente para
aquellos
que han elevado el bautismo de agua a un lugar donde tiene
que ser
un bautismo separado, independiente y diverso -por lo tanto,
algo
que está enteramente desconectado del bautismo del Espíritu.
Algunos arguyen que si de este modo el bautismo real excede
al ritual
en importancia, este no debe mencionarse para nada
comparándolo
980 NEUMATOLOGIA
con el real, en esta conexión o en cualquiera otra. Todavía
otros
reclaman que el Apóstol aquí no contempla el bautismo
ritual,
estimando en él únicamente afirmaciones que en el campo de
las
fuerzas espirituales unificadoras, no hay más que un
bautismo y éste,
necesariamente ha de ser el bautismo del Espíritu Santo.
Todavía
más, hay una clase de intérpretes que han de considerarse,
que
sostienen que el bautismo del Espíritu ocurrió una vez por
todas a
favor de la Iglesia el Día de Pentecostés y que eso no es
cosa que
sucede cada vez que alguien es salvado. Este concepto, que
muy poco
se ajusta a las Escrituras del Nuevo Testamento que tratan
del tema,
no es un reto al hecho, aunque intenta cambiar el tiempo del
bautismo del Espíritu, tan plenamente mencionado en la
Epístola a
los Efesios. La mayor parte de la Iglesia, no obstante,
hasta donde
ellos consideran el tema en un todo, afirman que el bautismo
ritual es
señal o un símbolo externo de la obra del Espíritu y así
ambos
combinan para formar lo que aquí se llama un bautismo. Entre
los
argumentos desarrollados en apoyo de la convicción de que el
un
bautismo es el del Espíritu por el cual los creyentes son
u-nidos al
Señor y por el que ellos obtienen todas las posesiones y posiciones,
el
más eficaz, advierte que esta referencia a un bautismo se da
como
uno de los siete agentes unificadores. Se distingue
fácilmente que el
bautismo del Espíritu Santo en un Cuerpo engendra la unión
más
vital y perfecta que pudiera formarse entre los hombres; por
otra
parte, si la historia de la Iglesia sobre la tierra arroja
un testimonio
del curso de los eventos en todo, es a efecto de que el
bautismo ritual
ha servido más que cualquiera otra cosa para destruir esa
manifestación de la unión orgánica que se espera que los
creyentes
deben exhibir por la comunión cristiana. Sobre la correcta
interpretación de Efesios 4:5, el Dr. Juan W. Bradbury,
Editor del
Watchman Examiner, el diario Bautista principal de
actualidad en
Estados Unidos, escribe lo siguiente, como una contribución
especial
a la presente discusión de Efesios 4: "El eoncepto
corporal de la
Iglesia es tan esencial como el del individual. El
"Cuerpo" de Cristo
es unido "en el vínculo de la paz" al guardar la
"unidad del Espíritu"
(v. 3). El pensamiento de que la Iglesia es un
"cuerpo" cuya vida está
identificada uniformemente con el Espíritu Santo se ilustra
por lo
que conocemos de un organismo tal como el cuerpo humano,
teniendo el espíritu humano como un signo de vida. Tenemos,
por
tanto, en la ecclesia un cuerpo que tiene el Espíritu de
Dios,
evidenciando tal aserto por medio de la profesión de
"una
esperanza .. , un Señor, una fe, un bautismo, un Dios ... en
todos.
El énfasis sobre la palabra "un" está en oposición
a la diversidad en el
"cuerpo" de Cristo. Como en cuanto a
"esperanza", "Dios", habrá
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 981
poca si no ninguna diferencia entre los verdaderos
creyentes. Pero
con relación a la palabra "bautismo" hay mucha
diferencia, porque la
mayor parte de la gente tiene sólo un punto de vista en
cuanto al
bautismo, es decir, una ordenanza. Pero en este pasaje, en
donde no
se nos mencionan ordenanzas, sino la verdad con respecto al
organismo llamado "el Cuerpo de Cristo", tenemos
el "bautismo"
mencionado en iguales términos con "esperanza",
"Señor", "Dios",
etc. Esto significa que el "bautismo" que aquí se
menciona se refiere
al de 1 Corintios 12: 13 -"Porque por un Espíritu somos
todos
bautizados en un cuerpo, ya sean judíos o gentiles, siervos
o libres; y
todos hemos bebido de un mismo espíritu". De modo
semejante, en
la creencia de que el bautismo de Efesios 4 no es un
bautismo ritual,
el Dr. Merril Frederick Unger escribe:
"Erróneamente se ha dicho que el bautismo del Espíritu
Santo es una
operación efectuada una vez por todas en el Pentecostés
(Hch. 2) y en la casa de
Comelio (Hch. 1 O) y que entonces cesó. Se sostiene que
durante la edad presente
no hay bautismo con el Espíritu Santo. Dicen que 1 Corintios
12: 13 está
construido como refiriéndose a esos eventos. Pasajes tales
como Romanos 6:3,4;
Colosenses 2: 12; Gálatas 3: 27; 1 Pedro 3: 21, se refieren
exclusivamente al
bautismo de agua. El 'un bautismo' de Efesios 4:5 también se
sostiene
firmemente que se refiere al bautismo de agua, y a eso
solamente. El Dr. L. M.
Haldeman 1, adoptando esta posición comenta así sobre
Efesios 4:5: 'Si fuera
bautismo del Espíritu Santo, el bautismo con agua sería
excluido. No hay
autoridad ni lugar para él. Ningún ministro tendría derecho
de efectuarlo, o
someterse a él sería no sólo sin autoridad sino inútil,
totalmente sin sentido. Si es
el bautismo con agua, el bautismo del Espíritu Santo no es
efectivo por más
tiempo. El bautismo tiene que ser o el uno o el otro, el del
Espíritu o el de agua.
No puede ser ambos a la vez. No son admisibles ambos por más
tiempo' (Holy
Ghost or Water?, p. 4). Otros, adoptando la posición
opuesta, mientras insisten
correctamente que Efesios 4: 5 se refiere al bautismo del
Espíritu Santo,
drásticamente descartan cualquiera otra práctica de bautismo
con agua para la
era de la Iglesia. Por supuesto, aunque ellos encuentran la
práctica del bautismo
ritual regularmente en la iglesia primitiva (Hch.2:38; 8:
12,13,16,36; 9: 18;
10:47,48; 16:15,33; 18:8; 19:3,5) y mencionado en 1
Corintios 1:13-17, se
1 Nota del autor: El Dr. Haldeman es uno de los más
esclarecidos pensadores
y lógicos de su generación. Por lo tanto, es raro que él no
reconociera la
necesaria. confusión a la que llevaría a la postre su
interpretación. Lógicamente o
no, aquí el Dr. Haldeman admite la perplejidad que surge
cuando se supone que
hay dos bautismos independientes y no relacionados en la
Iglesia -el de agua,
relacionado con la muerte de Cristo, y el otro relacionado
con el Espíritu Santo.
Aparentemente el Dr. Haldeman sostiene junto con otros de su
escuela exegética,
que el bautismo fue efectuado para todos, y una vez por
todas en el Pentecostés,
que anticipó la compañía elegida que sería salva, y que,
siendo ejecutado al
principio de la historia de la Iglesia, no entra en
conflicto con el bautismo ritual.
Pero seguramente, la mera cuestión de tiempo, para
determinar cuándo fue
operado el bautismo del Espíritu, no cambia el hecho de
aquel bautismo
particular, bien puede ser, aún si se operase el día de
Pentecostés el bautismo de
Efesios 4: 5.
982 NEUMATOLOGIA
piensa que de esta práctica, como que la han confinado a la
temprana iglesia
'Judaica', y descontinuado por el Apóstol Pablo, cuando la
'Real' iglesia
Nuevotestamentaria hubo de empezar tarde en el libro de los
Hechos. Esta
posición ha de ser repudiada. El hecho básico, que es
ignorado, es que la Iglesia
propiamente principió con el bautismo del Espíritu el Día de
Pentecostés
(Hch.l:4;2:4,47 con 11:6; 1 Co.12:13), y que el bautismo con
agua fue
regularmente administrado no sólo en la así llamada temprana
iglesia "Judaica",
sino también mucho tiempo después en las iglesias 'gentiles'
plenamente
establecidas (Hch.l8: 8; 1 Co.l: 13-17).
El Apóstol, hablando del 'un bautismo' en Efesios 4:5, para
estar seguro,
está hablando del bautismo del Espíritu, el cual es
semejante al caso de Romanos
6:3y4; Colosenses 2:12; Gálatas 3:27. Pero cuando él
describe esta
trascendental operación como el 'un bautismo' , y como una
de las siete
unidades esenciales que hay que reconocer y guardar para
mantener la unidad
cristiana y la concordia ¿quiere decir él necesariamente que
no ha de
administrarse más el bautismo de agua? ¿No quiere decir él
meramente, Hay
un solo bautismo (espiritual)? Su tema en Romanos 6: 3,4;
Colosenses 2: 12 y
Gálatas 3:27 no es más el bautismo de agua de lo que es en
Efesios 4:5. En estos
pasajes el santo Apóstol para nada está considerando el
bautismo ritual. La
sublimidad del pensamiento, el contexto del argumento, la
exaltada naturaleza
de las realidades enseñadas concurren fuertemente en apoyo
de esta posición. El
está hablando de algo infinitamente más alto -no de una mera
ordenanza
simbólica que no tiene poder para operar un cambio
intrínseco, sino de una
operación divina que nos coloca eternamente en Cristo, y en
Sus experiencias de
la crucifixión, muerte, sepultura y resurrección. Es de
temerse que el que lee en
estos sublimes pasajes algo así como el bautismo de agua,
los ha colocado en el
'potro' eclesiástico, torturándolos y retorciéndolos hasta
hacerlos proferir
alguna confesión que no se encuentra escrita en ellos. Por
cierto, este torcido y
corruptor proceso principió muy temprano, quizá aún en el
mismo tiempo del
gran Apóstol. Pero parece evidente, si los hechos históricos
y filológicos nos
permiten hablar, aquellos lectores del primer siglo,
íntegros como la verdad,
nunca hubieron de pensar en leer de bautismo de agua en
estos pasajes. Para ellos
significaban bautismo del Espíritu, y nada más. Su propio
patrón les hubiera
impedido asociarse con cualquier uso ritual del agua. Su
cabal concepto del
significado y forma del bautismo les hubiera sido enteramente
extraños en
cuanto a las palabras del Apóstol concernientes a 'muerte',
'sepultura' y
'resurrección'. Nunca se le hubiera ocurrido a él relacionar
estas figuras con el
bautismo de agua.
El bautismo, con referencia a las ceremonias levíticas del
Antiguo
Testamento (He.9: 10), había alcanzado un amplio significado
de ''limpiamiento
ceremonial,' o de purificación ritual por agua, y eso por
medio de aspersión o
afusión (pringamiento o derramamiento), siglos antes de la
era cristiana.
Fairchild, con pleno acopio de hechos é indiscutible lógica,
prueba
conclusivamente este uso establecido de {3amítw aportado de
la Septuaginta, los
Apócrifos, Josefo y del Nuevo Testamento griego (Edmund B.
Fairchild, Letters
on Baptism, pgs. 32-122). Dale, con brillante y exhaustiva
instrucción, empleó
con consumada minuciosa habilidad, exámenes científicos de
cada frase sobre
esta materia, concluyendo así su obra monumental sobre el
estudio del bautismo
entre los antiguos judíos: 'El bautismo judaico es una
condición de purificación
ceremonial efectuada por el lavamiento. . . rociamiento,
derramamiento, no
dependiendo en manera alguna de ninguna forma o acto, o
bien, cubriendo el
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 983
objeto' (James W. Dale, Judaic Baptism, p. 400). Dale
concluye su gran obra
sobre el estudio de Juan el Bautista con estas palabras:
'Este mismo {3árrrw¡J.a es
declarado por palabra y exhibido en símbolo por la
aplicación de agua pura a la
persona en la ordenanza ritual. Este es el Bautismo Juanino
en su sombra ...
Hundir o sumergir en agua es fraseología enteramente
desconocida al bautismo
de Juan' (Johannic Baptism, p. 417). Abundan pruebas
bíblicas, históricas y
filosóficas, por tanto, que Juan el Bautista 'purificaba
ceremonialmente'
(bautizaba) pringando o vertiendo agua, que Jesús fue de
esta manera bautizado
(consagrado) en Su Sacerdocio (Ex.29:4; Sal. 110:1; Mt.3:15;
He.7:9, E. E.
Hawes, Baptism Mode Studies, pgs. 81-109), y ese temprano
bautismo judío o
cristiano no conoció otra manera (James W. Dale, Christic
and Patristic Baptism,
pgs. 162-240).Con todo el peso del uso establecido de la
palabra {3arrrltw:que lo
respalda aclara el cristal como un resultado del gran
conocimiento del judaísmo,
como Rabí instruido, cuán irreflexivo es que el gran Apóstol
hubiera violado así
cada principio del uso en lenguaje y costumbre de siglos,
como para haber hecho
{3arrrítwen pasajes tales como Romanos 6: 3,4; Colosenses 2:
12; Gálatas 3: 27;
Efesios 4: 5, referirse a algún modo a bautismo de agua,
ciertamente, no por
cierto al bautismo de agua! "- The Baptism with the
Holy Spirit, Bibliotheca
Sacra, CI, 244-47.
1 Pedro 3:21. "El bautismo que corresponde a esto ahora
nos salva
(no quitando las inmundicias de la carne, sino como la
aspiración de
una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de
Jesucristo."
La tendencia peculiar de muchos de asumir que en cualquier
parte
en donde ocurre la palabra {3a1rrítw implica el bautismo
ritual, ha
producido mucha confusión. A la luz de su relativa
importancia, sería
razonable asumir que el bautismo real está a la vista hasta
que no
aparezca prueba de que se trata del bautismo ritual. En este
pasaje se
notan dos puntos: ( 1) que el bautismo mencionado tiene un
efecto
salvador y (2) que está relacionado con la resurrección de
Cristo, el
cual es, vitalmente el real y verdadero bautismo, cosa que
no es cierto
en cuanto al bautismo ritual.
Marcos 16:16. "El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; más
el que no creyere, será condenado."
Otra vez se menciona el bautismo como con poder para salvar.
Evidentemente la referencia es al bautismo real. Sobre este
pasaje el
Dr. G. Campbel Morgan escribe: "El que creyere (esa es
la condición
humana) y fuere bautizado (ese es el milagro divino) será
salvo.
Cuando se afirma el lado negativo, se omite el bautismo,
como que es
innecesario; porque el que no cree no puede ser bautizado.
Si es
bautismo de agua, se puede; pero si es el bautismo del
Espíritu Santo,
no" (The Spirit of God, pgs, 181 y 182).
Como sumario de estos siete pasajes sobre el bautismo del
Espíritu
Santo, se puede observar que 1 Corintios 12: 13 -que no sólo
es el
primero de ellos cronológicamente, sino que es el testimonio
central
respecto al bautismo del Espíritu- declara directamente lo
que ese
984 NEUMATOLOGIA
bautismo cumple. En el segundo (Gá.3:27) se dice que el
bautismo
del Espíritu resulta en la colocación en Cristo. En el
tercero
(Ro.6: 1-l O) está a la vista la identificación con Cristo
en Su
crucifixión, muerte, sepultura y resurrección, como un
juicio del
pecado, y con el fin de que los creyentes puedan andar en el
poder de
la resurrección a pesar de la naturaleza pecaminosa. En el
cuarto
pasaje (Col. 2: 9-12) la misma influencia de la muerte de
Cristo
(contemplada aquí como una circuncisión espiritual),
sepultura y
resurrección otra vez se dice que es un bautismo. En el
quinto pasaje
(Ef. 4:4-6) se presenta el bautismo del Espíritu como uno de
los
elementos unificadores en el Cuerpo de Cristo. En el sexto y
séptimo
(l P.3:21 y Mr.l6: 16) este bautismo está relacionado a la
salvación
como un mayor y vital aspecto de ella. Siendo que por el
bautismo
del Espíritu el creyente es unido a Cristo, más de cien
pasajes que
contienen la frase en Cristo o en El (esto es, en Cristo) se
podrían
agregar a esta lista si fuese necesario.
Puede resultar provechoso el llamar la atención una vez más
en
este punto al significado secundario de {3a1rrítw -significado
que tan
extensamente tiene en el Nuevo Testamento- es decir, que
aparte de
una inmersión física una cosa bautiza a otra cuando ejercita
su poder
e influencia sobre esa otra cosa. Cristo da el Espíritu
Santo a todos
los creyentes para que viva en ellos, para conformados y
para
capacitarlos; así el creyente viene a estar bajo la
influencia del
Espíritu Santo. Un don semejante no es un bautismo físico en
ningún
sentido, pero es esa forma de bautismo que asegura ese poder
dominante y su influencia. El ser unido a Cristo por el
bautismo del
Espíritu no es un envolvimiento físico en Cristo o en Su
Cuerpo; no
obstante, es un verdadero bautismo en que el que así es
unido al
Señor no sólo ha sido colocado por el Espíritu que bautiza,
sino que
el tal viene a quedar bajo todos los inmensurables valores
de todo lo
que Cristo es y todo lo que El ha hecho, estando en Cristo.
La
importancia de un debido reconocimiento de todo lo que
incluye el
significado secundario de {3a1rrítw difícilmente puede ser
sobreestimado. La mayor parte de los teólogos más o menos
han
relacionado definitivamente el bautismo ritual con la obra
del
Espíritu, como una sombra o símbolo está relacionado con la
sustancia o realidad. Pareciera que otros teólogos han
perdido del
todo el significado secundario de esta gran palabra por la
manera
sectaria de defender la forma del bautismo ritual.
111. LA COSA CONSUMADA
En este punto de la discusión se hace frente a una de las
más
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 985
grandes revelaciones del Nuevo Testamento: Nada menos que el
tema
de toda la doctrina Paulina de la Iglesia. Aunque a este
gran aspecto
de la verdad se le ha dado un extenso tratamiento al
estudiar
Eclesiología, ha de introducirse nuevamente, siendo, como lo
es, un
aspecto tan vital en la doctrina del bautismo del Espíritu.
Prescindiendo de su lugar fundamental en la teología
Paulina, esta
fase de la Eclesiología es casi totalmente descuidada por
los teólog_os
~1 Pacto, y por la razón obvia que su ideal de un pacto que
unifique
tod"a la Biblia es frustrado pói' la revelación de una
nueva Jefatura y
su Nueva Creación. La denuncia antes mencionada, hecha a
efecto de
que el aspecto total de la doctrina de la resurrección de
Cristo
-céntrico en la teología Paulina- es descuidado, es de lo
más serio y
dafiino. El alcance e importancia de la doctrina del
bautismo del
Espíritu, entonces, hay que verlo desde el punto de vista
del objeto
que logra.
l. UNION ORGANICA. Las ilustraciones divinas de esta unión
producida entre Cristo y el creyente incluye aquella del
olivo silvestre
injertado en la oliva (Ro.ll: 17) y la unión de un miembro
al cuerpo
humano. Fácilmente se reconoce que la cirir'ía humana no
intenta ~
una ejecución de esta naturaleza, más esto n6' determina
nada en el
valor de la figura en cuanto al establecimiento de la unión
que
engendra el Espíritu. Una intensidad de obras internas se
aseguran
cuando el creyente es unido a Cristo que, aunque enteramente
sobrehumana, sin embargo está pálidamente ilustrada por
estas
figuras humanas. Tanto la rama como el miembro del cuerpo
llegan a
tener vida, a ser partes orgánicas de aquello a que están
unidos. Esta
nueva relación según se establece en el caso de las ramas y
de los
miembros, resulta en la vida de la oliva y del cuerpo,
circulando en
esa rama y en ese miembro. Este doble resultado lo expresa
Cristo en
siete de las más pequefias, pero más significativas palabras
jamás
expresadas. Ellas proporcionan una expresión en miniatura de
una de
las obras maestras del infinito. Las siete palabras son:
"Y o en
vosotros y vosotros en mí" (Jn.l4:20). Como se ha
indicado antes,
aquí se reconocen dos poderosos ministerios del Espíritu -el
de
formar a Cristo en el creyente, o sea la obra de la
regeneración ("Y o
eñ vosotros") y la de colocar al creyente en Cristo, o
sea la obra de
bautizo que El realiza ("vosotros en mí"). Ningún
lenguaje humano
puede descnb1r estas dos realidades:Ya sea con respecto al
carácter
celestial sublime de estas bendiciones o con respecto a su
eterna
duración.
2. LA ORACION CUADRUPLE DE CRISTO. No cabe la mínima
sorpresa cuando se observa por primera vez que Cristo hizo
la misma
declaración en su última oración sacerdotal. Dos veces dijo
El: "Ellos
986 NEUMATOLOGIA
no son del mundo como tampoco yo soy del mundo" (Jn.l7:
14,16).
¿Por qué, realmente, habría de repetirse alguna palabra del
Hijo
dirigida al Padre? La respuesta es que por hacerlo así se ha
registraqo
un énfasis, en este caso, uno que exalte la verdad de la
separación del
creyente del mund~ o sistema mundano. Con todo, si el
Salvador
repitiera cuatro veces la misma petición, como efectivamente
sucedió
en la misma oración sacerdotal, el énfasis excede todos los
límites y
demanda la atención en un grado incomparable. Estas son las
cuatro
peticiones similares que El expresó en esta oración:
"Que ellos sean
una cosa, como nosotros somos una cosa" (v.ll ),
"Que todos se-ªn
uñó; como tú Padre, en mí, y yo en tí; que también ellos
sean !:n
nosotros una cosa" (v.21), "Para que sean una cosa
como también
nosotros somos una cosa" (v.22), "Para que sean
consumadamente
una cosa" (v.23). Este énfasis cuádruple exalta el
objeto por el cual
El oró, sobre otros aspectos de esta oración, haciendo caso
omiso de
que todas tenían un carácter sobrenatural. El Seftor está
pidiendo al
Padre que realice una cosa muy definida. A pesar de las
nociones a
efecto de que los hombres tienen la responsabilidad de
contestar esta
petición, la súplica es para que el Padre haga esta misma
cosa; y
cuando se considera la naturaleza y el alcance de la cosa
pedida, hay
completa evidencia de que solamente . Dios podría contestar
esta
oración. ij_ay tres grandes unidades expresadas en la
Biblia: La uni<!,ad
entre las Person · a Deidad l i ad entre las Personas de la
. eidad y el creyente, en la que se dice que cada Persona
está en el
creyente y el creyente está en cada Persona; y la unidad
entre los
éreyentes mismos. A todas estas tres unidades se refiere
Cristo en esta
oración sacerdotal, como se hallan registradas en los
versículos 21,22
y 23. De cualquier modo, la unidad de los creyentes es la
petición
básica en esta parte de Su oración. El presenta la unidad
entre las
Personas de la Deidad y los creyentes como la base para la
unidad
entre los mismos creyentes. Por tanto, ellos serán uno
cuando esta
oración sea contestada, porque ellos "están en
nosotros"' esto es, en
las Personas de la Deidad. Sería imposible para los
creyentes estar en
las Personas de la Deidad, que son una, y así no estar
constituidos en
una unidad entre ellos; pero todavía el dominio del
infinito~s
alcanzado cuando el Salvador ora que los creyentes puedan
ser .J.i.J:Jo
con relación del uno al otro, "como tú, oh Padre, en mí
y yo en tí"
( v. 21 ). ¿Qué m en te puede concebir o qué lenguaje puede
expresarla
realidad declarada de lo que el Hijo pide, oración que no
puede
quedar sin respuesta, que el Padre críe una unidad entre los
creyentes
al nivel de la unidad que existe entre las Personas de la
Deidad? La
verdad de la existencia trina de Dios es un misterio
sublime, así su
exaltación es una realidad que entra completamente en la
esfera de lo
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 987
infinito. A la luz de este hecho, debe llegarse a la
conclusión de gue
medida por el mismo Dios, es realizada por Su poder creativo
l!!!a
unidad entre los cristianos similar a la que une a las
Personas de la
~d. ¡Cuán trágico es que por carecer de la debida
instrucciót;k,s
cristianos en su mayoría nunca han oído de una relación tal!
¡Y
cuán deplorable el falso concepto de concebir esta unidad
como una
mera membresía en organizaciones eclesiásticas humanas!
Esta cuádruple petición del Hijo de Dios fue primeramente
contestada el Día de Pentecostés, cuando todos los creyentes
existentes entonces fueron bautizados en un cuerpo por el
Espíritu
Santo, formando así el cuerpo de Cristo, y todos bebieron de
un
mi~mo Espíritu, a fin de que pueda existir una unidad entre
las
Personas de la Deidad y los creyentes. A esta compañía
original y por
la misma operación del Espíritu Santo, todos los que han
sido salvos
desde aquel día hasta hoy, han sido unidos a Cristo cuando
creyeron,
y como un aspecto de su salvación. De esta manera, y sólo
así, ha
sido contestada la oración de Cristo.
3. LA UNICA BASE DE JUSTICIA IMPUTADA. Que haya una
justicia que el creyente posee enteramente aparte de toda
obra propia
o esfuerzo alguno, y como un don de Dios (comp. Ro. 5: 17)
es pura
revelación y está libre de cualquier experiencia
confirmatoria;
además, esta justicia conferida es la única ue Dios ace ta a
en el
tiempo o en a eternidad. El mismo, siendo infinitamente
·usto, no
pí'tede recibir nada menos ue o ue 1 mismo es. Desde el
momento
ue a presente salvación es eterna e íntimamente asociada con
Dios
en Su habitación en la sublime gloria, es obvia la necesidad
de ser
clasificada para esa esfera con una erfección ue e la ue
pue e proveer la capacidad humana. Así escribe el Apóstol:
"Dando
gracias a Dws que nos hizo aptos para participar de la
suerte de los
santos en luz" (Col.l: 12). Con respecto a esa justicia
que es don de
Dios por medio de Su Hijo, Abraham es el modelo divinamente
ordenado. Aunque es la cabezá de la raza judaica, él no
representa a
los judíos bajo la Ley Mosaica, siendo que la ley no fue
promulgada
entonces; más bien él representa al creyente de la era
actual bajo la
relación de acia cómo él mismo lo estaba, ba·o la misma re
"ón.
racticamente ca a 1 us racion emp eada por el Apóstol para
enseñar
la gracia de Dios como ahora es ejercitada a favor de los
que no
tienen mérito alguno, es tomada de la vida y experiencia de
Abraham. En respuesta a la promesa de Dios acerca de un
hijo,
Abraham creyó a Dios y dijo amén, y su fe vino a ser la base
de la
justicia imputada. Esa justicia que le lüe otorgada a
Abraham en
respuesta a su fe, 'iihora es conferida a todos los que
ejercitan la
misma fe en la Palabra o promesa de Dios. Está escrito:
"Y no
988 NEUMATOLOGIA
solamente por él fue escrito que le haya sido imputado, esto
es, a los
que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús Señor
nuestro"
(Ro.4: 23,24 ). Se dice de Israel que fracasó en asegurarse
esta justicia
porque la buscaron por medio de las obras de la ley y no por
la fe;
pero algunos gentiles que anduvieron no en la justicia que
es por la
Ley, o sea sobre una base que no es mérito personal,
hallaron la
perfecta justicia de Dios creyendo en Cristo. El fracaso de
Israel
-como pasa con incontables miembros de las iglesias
actualmenteha de hallarse en el hecho .de que ellos eran "ignorantes"
respecto a la
perfecta provisión de la justicia imputada y procuraban
establecer su
propia justicia personal como la base de su aceptación ante
Dios, no
sabiendo que Cristo contesta cada necesidad del que no tiene
mérito
alguno y que El mismo es "el fin de la Ley para aquel
que cree"
(Ro.9:30-10:4) V Estar en Cristo es estar en posesión de la
·usticia de Dios ue es en
Cristo Jesús ue respon e a cada necesidad ara un carácter
así
tanto para esta vida como para a vem era. Los incrédulos no
están
én Cristo, ni Cristo en ellos; pero cuando uno de éstos cree
en El
como su Salvador, instantáneamente llega a estar en Cristo
por el
ministerio regenerador del mismo Espíritu. Esta gran
operación doble
del Espíritu Santo cumple la predicción hecha por Cristo a
Sus
discípulos en Su despedida en el aposento alto, en especial:
"En
aquel día vosotros conoceréis que Yo soy en mi Padre, y
vosotros en
mí y Yo en vosotros" (Jn.14:20). Las palabras
determinantes en esta
operación es en Cristo o sus sinó" irnos en El, en el
Amado, y es
rectsamente esa incomparable posición en Cristo, asegurada
por el
bautismo del Espíritu en Cristo; porque es imposible que al
uien
p~ iera estar en risto y no participar e o que Cristo es,
Quien es Ja
justicia de Dios. A causa de su carácter aparentemente
insignificante,
las palabras en Cristo o en El, son pasadas por alto, aun en
los
siguientes pasajes; ~do lo que se declara en cuanto a los
cristianos _se
hace depender únicamente del hecho de que uno que de este
modo
ha sido bendecido está en Cristo: "Porque no hay
condenación para
los que están en Cnsto Jesús" (Ro.8: 1); "Mas de
El sois vosotros,
quien por Dios es hecho sabiduría, y justificación y
santificación y
redención ( 1 Co.l: 30); "Si alguno está en Cristo,
nueva criatura es;
las cosas viejas pasaron y he aquí, todo es hecho
nuevo". . . "porque
al que no conoció pecado por nosotros Dios lo hizo pecado;
para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El" (2
Co.S: 17 y 21 );
"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en
Cristo. . . para alabanza de Su gracia, en la que nos hizo
aceptos en el
Amado" (Ef.l: 3,6); "Mas ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 989
tiempo estabais lejos habéis sido hechos cercanos por la
sangre de
Cristo" (Ef.2: 13 ); "Porque en El habita
corporalmente toda la
plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en El,
que es la
cabeza de todo principado y potestad" (Co.2:9,10). Sumados
a estas
Escrituras están todos los pasajes relacionados con la
aceptación,
justicia, y justificación en el acto de creer.
En un previo estudio de la doctrina de la justicia imputada
como
algo que es garantizado por el Bautismo del Espíritu, se ha
señalado
que al alcanzar la justicia de Dios no sólo se realiza en
base a la
posición del creyente en Cristo, sino que,...e,l don de la
justicia está
f"!;!ndado en el aspecto agradable de la muerte de
Cristo por el cual El,
como sustituto de los que sin méritos vienen a El, se
ofreció sin
mancha a Dios, habiendo así renunciado a Sus pro ios méritos
ara
ha~rlos asegm les, sobre un terrena de justicia, para todos
los que
c~n
4. DEBIDO RECONOCIMIENTO DE LA UNION. Habiendo
declarado en los primeros tres capítulos de la Epístola a
los Efesios
las posiciones y posesiones de todos los que están en Cristo
Jesús, el
Apostol apela a ella para que quienes han recibido tales
bendiciones
se esfuercen en "guardar la unidad del Espíritu en el
vínculo de la
paz." No se les dice que formen una unión, sino más
bien que
guarden la unión que el Espíritu ha efectuado. Esto se hará
únicamente cuando cada hijo de Dios reconozca y aine a todos
los
otros hijos de Dios. Ese reconocimiento y amor no producen
unidad,
pero tienden a guardar la unidad existente. Esta unidad se
manifiesta
en siete factores que el mismo Apóstol enumera: "Hay un
cuerpo, y
un Espíritu, como sois también llamados a una misma
esperanza de
VÜestra vocación: un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y
Padre de
todos, el cual es sobre todoSY'Por todos, y en todos"
(Ef.4:4-6).
'IOOas estas cosas son unificadoras en su carácter y ninguna
más que
"el bautismo" por el Espíritu, por el cual el
individuo llega a ser
miembro de un Cuerpo espiritual. El bautismo ritual, como se
ha
indicado antes, en sí mismo no tiene oder i ad;
an es, por el contrario, ha servido más que otras cosas para
romper la
observancia de la unidad que Dios ha hecho.
Al reprobar Pablo la conducta de los cristianos de Corinto
respecto
a pecados, o tolerados entre ellos en sus asambleas, él
colocó a la
cabeza de la lista de cosas reprobables, sus divisiones y
espíritu
sectario. Tales divisiones son lo opuesto a la gracia
cristiana de
guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. El
Apóstol la
pone esta amonestación en primer lugar en la Epístola a los
Corintios
siendo, como lo es, de primera importancia en la estimación
divina
para guardar la unidad del Espíritu. Así se ve que el
sectarismo es de
990 NEUMATOLOGIA
lo más desagradable a Dios y un rudo desaire para aquello
que Dios
ha efectuado. Como el guardar la unidad del Espíritu es una
responsabilidad personal, de la misma manera la amonestación
viene
a ser de una consideración personal.
5. LA BASE DE APELACION PARA UNA VIDA SANTA. Hay
una infinita diferencia entre lo que Dios puede hacer para
el creyente
y lo que el creyente puede hacer para Dios. El orden de la
verdad en
las grandes Epístolas doctrinales al reflejar la revelación
bajo la gracia,
es declarar primero lo que ha hecho Dios por los que creen
para
salvación de sus almas y entonces apela a los tales para que
anden
dignamente, o como conviene a los que así han sido salvados.
Este
orden no puede ser invertido o descuidado sin producir gran
confusión o perjuicio. Intentar ser bueno a fin de ser
acepto ante
Dios no sólo es sin esperanza, sino ue en su carácter es un
legalismo
Y..:... e acuerdo con los resultados ya obtenidos, probará
ser tan débil
como la carne en la cual se apoya. Por otra parte, exhortar
a los
hombres a andar dignamente con cabalidad y perfección en
Cristo a
quien el Espíritu los ha traído, es ponerlos ante el más
elevado de
todos los motivos de acción. El nuevo problema en ·cada vida
cristiana no es cuán bueno tiene que ser uno para ser acepto
a Dios;
sino cuán bueno ha de ser uno que ha s1do aceptado por Dios.
Tál
conformidad al más alto de los ideales celestiales en cuanto
a su
carácter es de pura gracia, siendo sus demandas una
expresión
voluntaria de un corazón agradecido, y no una obediencia
forzada de
la ley como el fundamento de una relación para con Dios.
Jamás fue
ofrecida por Dios tal capacitación bajo la ley; pero una
vida que
glorifique a Dios es posible bajo las provisiones de la
gracia.
IV. SU CARACTER DISTINTIVO
Como una consumación de lo dicho anteriormente y habiéndose
implicado en discusiones previas, los varios aspectos de la
verdad que
son peculiares a este tema ahora puede presentarse en orden.
Los
hechos primarios -distintos de las obras de regeneración,
morada y
llenura- no mencionados en el Antiguo Testamento, que no
estuvieron en operación antes del Día de Pentecostés, y que
no se
anuncia para la era futura, los restringe a la edad
presente, y se ve que
sus beneficios son exclusivamente a favor de la Iglesia, la
Nueva
Creación; en efecto, lo que IÍ:t Iglesia representa en su
exaltada gloria
celestial es debido casi totalmente a este ministerio
específico del
Espíritu Santo. El que una compafiía sería llamada uno por
uno de
entre judíos y gentiles, de los cuales cada individuo es
perfeccionado
en la absoluta plenitud o 1T).-'TÍPWIJ.a de Cristo, el mismo
que es la
EL BAUTISMO DEL ESPIRITO SANTO 991
7r}..i¡pw¡J.a de la divinidad corporalmente (comp. Jn. 1: 16;
Col. 1: 19;
2:9, 10), siendo así acondicionado en cada respecto para la
magnífica
gloria, es una innovación que los del Pacto no pueden
admitir. En el
bautismo con el Espíritu Santo los méritos de cada miembro
en el
Cuerpo de Cristo dependen de lo que él ha sido hecho
"apto para
participar de la suerte de los santos en luz" (Col. 1:
12). Es
verdaderamente trágico el descuidar estas grandes
realidades, si no
rechazarlas, sólo porque algunos sistemas humanos no pueden
hallar
un lugar para ellas. Los que así han quedado desposeídos de
la
revelación ¡cuántas privaciones del conocimiento de la
verdad y de
su poder santificador han sufrido! Debe dársele gracias a
Dios que
los salvos, de cualquier sistema teológico a que
pertenezcan, poseen
estas bendiciones ya sea que lo entiendan o no; porque tal
es el sello
de su salvación. En Su misericordia Dios nunca ha limitado
sus
bendiciones a lo que el creyente entiende. Al explicar las
peculiaridades del bautismo real enfatizaremos una vez más
ciertas
verdades sobresalientes.
l. NO ES REGENERACION. La obra del Espíritu Santo al
regenerar resulta en la comunicación de la naturaleza divina
que es
"Cristo en vosotros la esperanza de gloria" (Col.
1 :27), mientras que
el bautismo del Espíritu resulta en la colocación del
creyente en
Cristo. Como ya se ha asegurado, hay una infinita diferencia
en lo
que Cristo expresó cuando dijo: "Vosotros en mí"
-el resultado del
bautismo del Espíritu, y "Y o en vosotros"- el
resultado de la
regeneración por el Espíritu.
2. NO ES LA MORADA. El Espíritu Morador, la dádiva de Cristo
a cada creyente es, en el estricto pero secundario
significado de
{3a1rrítw, una forma de bautismo. Cristo bautiza así a cada
creyente
cuando éste es salvado, con el don del Espíritu Santo. En
esta
conexión se han citado seis pasajes: Mateo 3: 11; Marcos 1 :
8; Lucas
3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5; 11:16. Cada uno de estos
versículos
afirma claramente que Cristo es el agente bautizante y que
por Su
bautismo el creyente es puesto bajo la influencia que
engendra la
presencia del Espíritu Santo. El don del Espíritu para morar
en el
creyente, dádiva que es universal y otorgada al momento de
la
salvación y entonces como parte integrante de ella, no debe
estar mal
fundada por causa de un error muy común, especialmente el
que
supone que el Espíritu se recibe subsecuentemente a la
salvación y
por un limitado número de personas que
"perseveran" o "buscan"
una segunda bendición. Los beneficios que el Espíritu
asegura son la
porción de todo creyente y no son las manifestaciones
resultantes de
la llenura del Espíritu. Contra todas estas falsas
interpretaciones hay
un grupo de pasajes ya citados -especialmente 1 Corintios
12: 13;
992 NEUMATOLOGIA
Gálatas 3:27; Romanos 6:3, 4; Colosenses 2: 11-13; Efesios
4:5;
Pedro 3:21; Marcos 16:16- que representan o sugieren al
Espíritu
como el bautizante, y a Cristo, o Su Cuerpo, como el
elemento
receptor. Esto es lo que se llama bautismo real, porque es
efectuado
por el Espíritu Santo, colocando al creyente en Cristo y
asegurándole
así los méritos de, y la permanencia en el Hijo de Dios.
3. NO ES LLENURA. Se observará que el bautismo del Espíritu
es
confundido más con la llenura del Espíritu que con
cualquiera de Sus
otros ministerios. Aunque el examen del ministerio de la
llenura del
Espíritu Santo no se ha intentado todavía, siendo la próxima
y final
división mayor de este volumen, bien pueden seiíalarse
ciertos
contrastes obvios entre el bautismo y la llenura del Espíritu.
Primero,
y de manera permanente, el bautismo en Cristo por el
Espíritu es
efectuado una sola vez, cuando el creyente es salvado (y
permanece
como una realidad inmutable para el tiempo y la eternidad),
mientras
que la llenura del Espíritu puede ser subsecuente a la
salvación y
repetida a menudo. Segundo, no hay experiencia o llenura
relacionada con el bautismo del creyente en Cristo por el
Espíritu,
pero todas las manifestaciones de bendiciones y de poder
están
relacionadas directamente con, y debido a, la llenura del
Espíritu.
Tercero, nunca se ordena a los cristianos que sean
bautizados en
Cristo por el Espíritu, siendo que esa es la parte de todos
los que
creen; pero cada hijo de Dios es exhortado a ser lleno
constantemente por el Espíritu Santo. Cuarto, como se
declara
arriba, cada creyente es bautizado en Cristo por el
Espíritu; pero no
todo creyente necesariamente es lleno del Espíritu Santo.
Quinto, el
bautismo. en Cristo por el Espíritu resulta en que el
creyente está
unido vitalmente con Cristo por toda la eternidad, mientras
que la
llenura del Espíritu produce manifestaciones externas y
bendiciones
para el presente. El bautismo establece el fundamento del
cristiano,
mientras que la llenura tiende a perfeccionar el estado del
cristiano.
El bautismo es un aspecto de la salvaciófl, mientras la
llenura se
relaciona con servicio y galardón. Sexto, el bautismo en
Cristo por el
Espíritu se efectúa cuando se cumplen los términos de la
salvación,
en tanto que los términos que gobiernan la llenura de los
cristianos son
tales como que el cristiano se ponga día tras día en la
relación
correcta con el que lo ha salvado.
CONCLUSION
Tanto la introducción como la conclusión del artículo ya
citado,
El Bautismo del Espíritu Santo del Dr. Merril Frederick
Unger, puede
servir como el cierre de esta discusión relativa al bautismo
del
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO 993
Espíritu para colocar al creyente en Cristo. Escribe el Dr.
Unger así:
"El bautismo del Espíritu Santo es una de las doctrinas
escriturales más
vitales e importantes. Su vasto significado realmente puede
apreciarse cuando se
realiza que es la operación divina del Espíritu de Dios,
quien coloca al creyente
'en Cristo' , en Su Cuerpo místico, la Iglesia, y quien lo
hace uno con todos los
creyentes en Cristo; uno en vida, la misma vida del Hijo, de
Dios mismo; uno en
El, una Cabeza común; uno en la participación de la común
salvación, esperanza
y destino. Verdaderamente, una somera consideración revelará
el valor
supremo y las arrolladoras ramificaciones de este vital
terna bíblico, afectando,
corno lo hace, tan íntimamente y de modo vital la posición y
experiencia del
creyente, su permanencia y estado. Lo asombroso es, sin
embargo, que un sujeto
de tan trascendental importancia, de efectos tan latos en la
posición y la práctica
del cristiano, sufriera tan tristemente a manos de amigos y
de enemigos. De sus
enemigos no ha sufrido tanto una abierta oposición y
hostilidad como su crónico
menosprecio. Es simplemente ignorado o, a lo menos, tratado
superficialmente.
Los que rechazan la enseñanza dispensacional que proponen
'Un Pacto de
Gracia Permanente' , que no hacen distinción adecuada entre
la 'asamblea' de
Israel en el desierto en el Antiguo Testamento, y la Iglesia
corno el Cuerpo de
Cristo en el Nuevo Testamento, sencillamente no saben qué
hacer con ella. Les
queda en todo ello un acertijo escritura!. Si esta doctrina
ha sufrido a manos de
sus enemigos, ha sido especialmente 'herida en casa de sus
amigos.' Una
multitud de inteligentes y significantes cristianos, en
evidente reacción contra el
descuido y omisiones con que se ha atendido esta verdad, la
han tornado con
ánimo según su gran énfasis y prominencia. En su celo y
entusiasmo, sin
embargo, no siempre se han limitado a las declaraciones
claras y apropiadas de la
Biblia. Ciertamente, sería difícil encontrar un tema bíblico
usado tan
apropiadamente para enseñar de una vida espiritual más
profunda, y que al
mismo tiempo esté tan sujeto a más equivocaciones, falencia
y confusión corno
éste. En ninguna parte de toda la línea de la teología
Bíblica hay mayor
necesidad de precisar y corregir la base de la verdad vital
que en el campo de esta
doctrina ...
Habiendo trazado en detalle la doctrina del bautismo del
Espíritu como se
presenta en las Escrituras en todo el material a la mano,
arreglado
ordenadamente, se ofrecen los resultados y conclusiones
siguientes: ( 1) El
bautismo del Espíritu Santo es un tema de valor inmenso
afectando vitalmente la
vida y andar de los creyentes, su permanencia y estado, sus
posiciones y
posesiones en Cristo. (2) El bautismo con el Espíritu es uno
de los que más se
abusa y confunden en toda la línea de sujetos de la teología
Bíblica. (3) La causa
de la confusión se centra en confundir esta doctrina con las
de la regeneración, la
recepción del Espíritu, la morada del Espíritu, el sello,
con "una segunda
gracia", la llenura y con el bautismo de agua. ( 4) Los
tristes resultados de la
confusión son: divisiones, malas interpretaciones, desunión
en el Cuerpo de
Cristo, opacamiento del Evangelio de Gracia, perversión de
la verdad de la unión
del creyente con Cristo, y tristes impedimentos en la
santidad del andar y de la
vida cristiana. (5) Un cuidadoso estudio de todas las
Escrituras que tratan del
terna ha descubierto que el bautismo del Espíritu Santo es
meramente uno de los
diferentes ministerios ejecutados por la Tercera Persona de
la Deidad desde Su
venida al mundo: que cada creyente en el momento que cree en
Cristo es
regenerado, bautizado habitado y sellado por toda la
eternidad, y tiene el deber
y privilegio de ser continuamente lleno para vida y
servicio. (6) No hay ejemplo
994 NEUMATOLOGIA
en el libro de los Hechos, visto en la apropiada perspectiva
dispensacional, de
ninguna variante con esta verdad. Que no hay base en toda la
Palabra de Dios
para el error de considerar que el bautismo del Espíritu
Santo sea una "segunda
experiencia" que se hace patente después de la
regeneración. (7) El bautismo de
agua no aparece para nada en Romanos 6:3, 4,; Gálatas 3: 27;
Efesios 4:5;
Colosenses 2: 12, y leerlo en estos versículos es obscurecer
la verdad y aumentar
la confusión.
"Al proyectar su énfasis apropiado estas diferentes
verdades, la doctrina del
bautismo del Espíritu Santo en seguida surge de la niebla y
la bruma del error que
de tal modo la ha obscurecido y, en su majestuosa pureza y
gran simplicidad,
viene a ser uno de los más preciosos factores de la unidad
cristiana. ¡No
sorprende que el gran Apóstol clame que el "un
bautismo" es uno de los siete
medios indispensables que hay que guardar para la
realización de la "unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz! (Ef. 4: 3-6)" ¿Quién
puede imaginar la
majestuosa transformación que se operaría en la pobre,
desgarrada y dividida
cristiandad si súbitamente desapareciera toda la coñfusión y
obscurecimiento, y
que empezara a brillar en todo su esplendor la gloria de la
verdad llenando el
orbe de la unidad de los cristianos en la Persona de Cristo
por la obra del
bautismo del Espíritu, brotando en la conciencia de todo el
pueblo de Dios?
Bendición, avivamiento, comunión y poder tal como la Iglesia
jamás ha
experimentado, quizá desde los días de los Apóstoles; ese
sería el resultado
inevitable. ¡Entonces no es de asombrarse que esta doctrina
vital hubiera sido
siempre el blanco de los más arteros asaltos satánicos!
Sabiendo que tal es el
caso en la actualidad debiera inspirarnos a su proclamación
y su defensa con
intrépido denuedo é intransigente fidelidad, en vista de la
sublime gloria de la
verdad imperecedera que representa." Op. cit., CI,
232-33, 497-99.
LA RESPONSABILIDAD DEL CREYENTE
CAPITULO XII
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD
DEL CREYENTE
Aunque privados del aspecto experimental, los ministerios
del
Espíritu a favor del creyente ya citados: regeneración,
morada, sello
y bautismo, han servido para establecer la verdad
relacionada con las
posiciones y posesiones del cristiano. Este cuerpo de verdad
bien
puede llamarse fundamental y primario en toda la doctrina
cristiana;
pero también eslo que justamente se llama aspecto rráctico
de la
verdad. Estos comprenden la responsabilidad de creyente en
pensamiento y acción Eara con Dios, para con su próiimo y
para
consigo mismo. Con respecto a importancia, no puede haber
comparación entre estos dos aspectos de doctrina, aunque en
un
sentido todo es efectuado completamente cuando uno cree, y
por
otra parte ueda una perpetua obli ación descansando sobre el
convertido. o o stante la situación, toda igual, que cada
pastor
confronta en la vida individual de sus feligreses está
dentro de la
esfera de lo menos importante, la fase práctica de la
doctrina. Bien
podría llamársele la verdad de la vida, siendo que tiene que
ver con la
manifestación externa de lo que es infinitamente cierto y
evidente en
la esfera de la verdad posicional. Cuán desvalido debe
sentirse el
aspirante a doctor de almas que durante su entrenamiento
nunca ha
oído ni siquiera una insinuación de 1.? instrucción
específica que Dios
dirige a los creyentes, o de los planes divinos tan
extensamente
enseriados en el Nuevo Testamento por las que el cristiano
puede ser
más que vencedor sobre las fuerzas del mal por el poder del
Espíritu
que en él mora. Sin embargo, no se puede esperar que los
instructores
en los seminarios enseí'ien materias y cursos (no importa
cuán
importantes sean) de los que ellos a su vez nunca han oído
durante
los días de su preparación y que, naturalmente, siempre han
ignorado.
l. MOTIVOS INTELIGENTES
El cristiano que ha sido hecho perfecto para siempre,
estando en
995
996 NEUMATOLOGIA
Cristo, no tiene que vivir una vida de imperfección mientras
esté en el
mundo. El nuevo problema que enfrenta, corno se ha indicado
antes
varias veces, no es cómo ha de vivir para ser acepto y
perfeccionado
ante Dios, sino más bien, de cómo él que ha sido aceptado y
perfeccionado ha de vivir después que estas estupendas
realidades se
han efectuado por la gracia y poder de Dios. Hasta que no
sea
comprendida y recibida esta vital distinción, no habrá
progreso en el
amplio campo de la verdad que dirige la vida y el servicio
del
cristiano. Hasta que la verdad posicional es reconocida y
recibida
hasta el punto de que el salvo conoce que él es salvado y
p_erfeccionado ante la vista de Dios sobre ninguna otra base
que ésa;
por su parte él ha creído en Cristo para la salvación de su
alma, y por
parte de Dios, él es justificado, siendo al mismo tiempo
perdonado y
constituido ·usto or rnedi · rable bstitu ión
e Cristo: sufriendo la condena ·' or el demérito del
creyente y
ofreciéndose El mismo corno la fuente de mérito, sólo puede
a er
confusión y malentendido acerca del verdadero principio
motriz en la
vida diaria del cnshano. Ciertamente, no puede negarse que la
gran
mayoría de los profesantes cristianos han sido privados del
conocimiento de la verdad posicional y por esto nunca han
concebido de ningún otro modo la idea de la conducta
cristiana
aparte de la en que ellos están obligados a hacerse aceptos
ante Dios
por medio de sus propias obras de justicia. Naturalmente,
siendo así
pr1Vados del conocimiento de la verdad posicional, ignoran
la
verdadera base y motivo para la vida verdadera. Esta
distinción entre
la verdad posicional de la verdadera vida constituye uno de
los más
vitales contrastes entre la ley y la gracia. Se declara que
el fracaso
de los judíos se debió a que ellos buscaron justificarse
ante Dios por
medio de las obras de la ley, "ignorando" la verdad
de que Dios ha
prov·sto toda base y mérito en y a través de Cristo ue es lo
menos
que po na requerir Su santidad. A causa de esta ignorancia
el judío
procedio a "establecer su propia justicia"' y no
se "acogió" a la
justicia de Dios, o no se amparó bajo e!l_a, siendo
"Cristo el fin de la
ley para justicia de todo aquel que cree." Contra todo
esto, alguños
gentiles, a quienes la ley jamás fue dirigida y por
consiguiente, nunca
procuraron allegarse a Dios por medio de las obras de
justicia de la
ley, alcanzaron instantáneamente la justicia otorgada por
Dios
cuando recibieron a Cristo corno Salvador mediante la fe
(Ro.
9:30-10:4 ). La cuestión del motivo en la vida diaria del
cristiano es
Suprema en esta discusión. La parte de la verdad que ahora
considerarnos concierne a la vida diaria del creyente, y
ningún
aspecto es más determinante que el. de la razón o principio
que
inspira al que alcanza una vida que glorifica a Dios por el
camino que
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 997
El sefiala a través del Espíritu morador. El Espíritu Santo
no puede
cooperar en, o producir ninguna ex erlencia verdadera cuando
se
i nora a mtsma base de la relación con Dios por medio de la
gracia.
Ciertamente, ¿cómo podría el Espíritu Santo llenar de poder
u.qa
vida que está enteramente extraviada y equivocada en sus
objetivos,
métodos y motivos? Necesariamente, sus beneficios tienen
significado solamente para aquellos que reconocen y creen
que ellos
son perfeccionados l;!!_la vez por todas por medio de una fe
sencilla en
Cristo como Salvador y que su nueva obligación es no hacerse
aceptos por sí mismos, sino más bien andar como es digno de
Aquel a
quien han aceptado. En San Juan 15: 1-16 se registran las
palabras de
Cristo en cuiñto a estar en El. Debe trazarse una distinción
fundamental en estos conceptos entre 1Lunión del creyente
con
Cristo y su comunión con .El. Se supone muy a menudo que en
este
pasaje CristO está enseñando que el pámpano que representa
al
creyente tiene que mantener su unión con la vid, que
representa a
Cristo. Esa comunión, sin embargo, está a la vista que en
todo el
pasaje se indica claramente. En el versículo 2 se lee:
"Todo pámpano
que en mí no lleva fruto", y las palabras en mf
declaran la perfecta
unión del pámpano estéril con Cristo. L'i" obligación
en cuanto al
pámpano es seguir en relación con Cnsto que hace posible la
comunión, por medio de la cual la vida divina o ener ía ueda
fluir
entro de la rama para gue pueda llevar fruto. La salvación,
que es
unión con Cristo, y la perfecta base que asegura la
continuidad,
siendo que tales beneficios dependen únicamente de la
posición en
Cristo de los creyentes. Sin embargo, los creyentes siempre
están
frente al hecho de su propia debilidad y de los poderosos
adversarios
que están contra ellos; y sólo guardando los mandamientos de
Cristo,
que significa ajuste a su perfecta voluntad (comp. Jn. 15: 1
0). es la
rñanera de mantenerse limpios para gue fluya el poder divino
~cesarlo en el creyente, así· como la savia brota en la
rama. Este
pasaje ilustra la importancia de un objetivo recto y el
método en la
vida cristiana para llegar a ser espiritual a través de la
energía divina
impartida. Aunque el creyente está en perfecta e inalterable
unión
con Cristo, será estéril si no permanece en esa obediente
relación con
Cristo para que el poder del Espíritu pueda realizarse en y
a través de
él. Cristo . declaró en el versículo 1 O que El guardaba los
mandamientos de Su Padre y que estaba en Su amor, y esto es
lo que
se establece como ejemplo para que el creyente pueda estar
así en El.
Ciertamente, Cristo no se empeña en que los salvos se
guarden por
hacer alguna cosa requerida con ese fin; no obstante, El
guardó
perfecta comunión con el Padre por la obediencia a Su voluntad
. .,La
unión con Cristo es una empresa divina y es efectuada para,
y
998 NEUMATOLOGIA
continúa como la porción de, aquel que cree sencillamente.
La
comunión es la parte del creyente: up plan específico de
vida ~
reclama un propósito y método de vida, adaptado a la precisa
voluntad de Dios por parte del salvo. -
11. OBLIGACIONES PRESCRITAS
Los requerimientos sobrehumanos que descansan sobre el
creyente
demandan el poder sobrenatural de la llenura del Espíritu
Santo.
Esto anticipa la correcta y verdadera comprensión de las
Escrituras
así como los ajustes necesarios que aseguran el poder
divino.
El Apóstol ha clasificado en tres grupos a toda la familia
humana
en tres diferentes ocasiones:
( 1 ) Con respecto a su carácter esencial con relación a
Dios,
identifica a los gentiles inconversos como la
"Incircuncisión" y de
ellos declara: "En aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la
ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa,
sin
esperanza y sin Dios en el mundo" (Ef. 2: 12). En el
mismo contexto
(vs. 11 y 12) el Apóstol distingue al judío como uno que ha
recibido
la "Circuncisión hecha con mano en la carne",
cambio físico que
selló para los judíos las promesas del pacto de Jehová"
(comp. Gn.
17: 11 ). Pero además, el Apóstol afinna que el cristiano es
puesto
aparte con una "circuncisión no hecha con mano"
(Col. 2: 11 ),
escritura que, como se ha notado antes, reconoce S,!l unión
vital con
Cristo por la cual él es artici ante de todas las
bendiciones
ce estiales, habien o sido identificado con Cristo en Su
muerte,
sepultura y resurrección. La misma triple división se
establece en 1
Gorintios 10:32, que dice: "No seáis tropiezo ni a
judíos, nia
gentiles, ni a la !g!esi_e de Dios." -
rm Con respecto a su relación sobrenatural son clasificados
de
acuerdo a su actitud hacia la Palabra escrita de Dios. En
esto, como
se ha indicado antes, ellos son hombres naturales, que es
una
referencia a los incrédulos de esta era ya sean judíos o
gentiles,
hombres carnales, término que identifica a los salvos,
judíos o
gentiles, que viven según la carne; y hombres espirituales,
terminología que señ.ala a judíos o gentiles que andan con
Dios en
sujeción a Su voluntad revelada · u oder.
malmente, el Apóstol divide a los hombres en tres clases con
respecto al ejercicio de la ley divina o su autoridad sobre
ellos. En 1
Corintios 9:20, 21, se descubre esto, y dice así: "Me
he hecho a los
judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están
sujetos a la
ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la
ley, para
ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin
ley, como si
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 999
yo estuviera sin ley (no estRndo yo sin ley de Dios, sino
bajo la ley de
Cristo), para ganar a los que están sin ley." En esta
agrupación,
'Primero los gentiles inconversos de todas las edades y
judíos
incrédulos de esta dispensación han de ser reconocidos como
unos
que no están bajo la Ley mosaica; pero entonces al tiempo de
producirse las Escrituras en los siglos pasados, y así mismo
hasta
cerca del tiempo en que los escritos apóstolicos o
Escrituras cristianas
empezaron a tomar forma, todos los judíos tenían su lugar
correcto
bajo la ley. Esto, la vieja clasificación del judío bajo la
ley, constituye
aquí la segunda división: los hombres bajo la ley. En la
presente
dispensación, para mayor seguridad, en la que el judío es
reconocido
a la par del gentil como uno que no tiene mérito ante Dios,
la
humanidad entera está igualmente sin ley. La tercera
división de los
hombres es la de los cristianos, sean judíos o gentiles, en
cuyo grupo
el Apóstol mismo se coloca como uno que no está bajo la ley
ni está
sin ley, sino mas bien en la ley de Cristo. "La ley de
Cristo" (comp.
Gá. 6: 2) está contenida en Sus enseñanzas a los cnstianos
acerca de
su responsabilidad por haber sido hechos perfectos por la
gracia
salvadora de Uios. ~a frase "mis mandamientos",
suficientemente
significativa, no fue usada or Cristo sino hasta en Su
discurso del
Aposento to. El cuerpo de verdad contenido en estas palabras
es
acrecentado por lo que se presenta en las Epístolas del
Nuevo
Testamento, escritas por hombres que fueron comisionados por
Cristo para esa precisa tarea. Juntamente se presenta una
obligación
p_eculiar ajustada en carácter a la perfección que el
creyente sustenta
en Cristo. Sin excepción esta base de apelación es ignorada.
Se hace
unpieño re'conocimiento de la revelación de que el más
pegúeñQd!if
los creyentes es artici ante de la rrX' w a de la deidad com
. Jn.
1: 6; Col. 1: 19; 2:9, 1 0). La dirección de la vida de uno
que está ya
cóíiiPíé"to en Cristo es técnica hasta el último grado;
aun esto ha sido
descuidado en grado sumo por los teólogos de pasadas generaciones.
Estas enseñanzas de la gracia son claras y manifiestas, y su
descuido a
la persistente confusión de ellas con otras cosas relativas
no pueden
ser explicadas fácilmente.
Al capacitar el Espíritu Santo al hijo de Dios para cumplir
toda la
voluntad del Padre para con él en su conducta diaria puede
esperarse
que funcione ventajosamente sólo en la esfera de actividad
de aquello
que Dios ~quiere del creyente. Si a causa de una ignorancia
extraviada el cristiano se somete a guardar el orden Mosaico
cuando
Dios le ha advertido que el someterse a guardar la ley no es
Su
voluntad para con él, y que Dios lo ha salvado de la ley, no
debe
esperar cooperación alguna del Espíritu Santo al continuar
en un
error de esa naturaleza. La Biblia, naturalmente, no se
dirige a la
1000 NEUMATOLOGIA
gente que VlVIO y cuyas obligaciones fueron cumplidas antes
que
fuera escrito su texto; no obstante, se dirige a la gente de
la época de
la ley que principió con Moisés y terminó con Cristo, se
dirige a la
gente de la época actual, y también contempla un siglo
venidero. Así
se han escrito simultáneamente tres grandes reglas de vida y
cada una
corresponde perfectamente con éí carácter del propósito
divino en la
edad a la que está relacionada. La Teología del Pacto, que
por
muchas generaciones ha moldeado la mayor parte de la
conciencia
teológica, no reconoce diferencia de dispensaciones, por lo
tanto, no
puede admitir distinciones entre la ley y la gracia. Esta
actiiud •
predominante de la Teología del Pacto tiene que dar cuenta
por el
absoluto descuido de la verdad tocante a la vida en todas
sus obras
~ ~
Fe de
~~~--~~~~MN~e.~--~_. .. .__.~no parala
vida cotidiana del creyente incluye el aspecto del método
por el cual
éste ha de vivir. Dos procedimientos son posibles,
especialmente,
dependencia de su propia capacjdad y dependencia del poder
del
~íritu que mora en él. Estos dos métodos son enteramente
incompatibles o, para usar el lenguaje del Apóstol,
"ellos se oponen
el uno al otro" (Gá. 5: 17). Cua}guier.jptento de
combinar ambos
métodos todos fracasará rotundamente. Ciertjllllente,
cualqui~r
intento de vivir por las normas celestiales dependiendo de
recursos
ljumanos, sera una desilusiÓn aun cuando sea-motivado por la
ml!)!Ür
sinceridªd. La obra del Espíritu Santo es comunicar poder al
creyente, no solo en cuanto a escoger una manera inteligente
de viaa
que procure:éstahlecer la unión con Cristo, sino más bien,
entender la
rtecesidad de m t ner la comunión e n El nunca intentando
otras
re as e vida que las que han sido señaladas a los ciudadanos
el
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 1001
cielo; y también en hacer frente a las vicisitudes de la
vida diaria al
encomendarle - todo a -El conscientes de la incapacidad
humana y de
~ infinito poder. Así se exhibe la verdad fundamental que el
método de vida de fe, está enteramente en contra del poder
human'O:
ya que es el único que asegura y efectúa el poder y las
realizaciones
del Espíritu.
IV. LA PALABRA DE DIOS
La actitud de cualquier persona hacia la Palabra de Dios es
una
indicación segura del carácter interno y realidad del estado
espiritual
de tal persona. Reconociendo esta verdad básica el Apóstol
afirma
que todos los hombres están divididos, como se ha indicado
antes, en
tres clases, esto es: (a) el hombre natural (el hombre
1/JVXIKÓC: ), que
no es regenerado; (b) el hombre espiritual ~1 hombre
7TV€VJJ.CLTLK.Óc;),
que es salvo y con poder del Espíritu Santo,y (e) el hombre
camal
(el hombre aapK.tK.Óc;), que es regenerado por estar en
Cristo, pero
que está viviendo en la esfera de la carne. Es tan vital
esta manera de
agrupar a los hombres, que le daremos atención específica a
los
pasajes que tratan de ellos. Se verá que el hombre natural
no puede
conocer las cosas que son del Espíritu de Dios, el hombre
espiritual
discierne todas las cosas, y el hombre camal sólo puede
r.ecibir la
leche de la Palabra y no "la vianda sólida." El
pasaje principal dice:
"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de
Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se
han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual
juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién
conoció la
mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos
la
mente de Cristo. De manera que yo, hermanos, no pude
hablaros
como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en
Cristo. Os
di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces,
ni sois
capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo
entre
vosotros celos, contiendas y disenciones, ¿no sois carnales,
y andáis
como hombres? " (1 Co. 2: 14-3:3). La declaración
respecto al
hombre natural en relación a su incapacidad para conocer las
cosas de
Dios es de gran importancia como una explicación de la
situación
religiosa en el mundo moderno. No hay cosa que perjudique
tanto la
verdad de Dios y tan extensamenté, como lo que hacen los
hombres n2 regenerados que se permiten interpretar y dehmr las cosas de D¿os
en el terreno del saber humano. Difícilmente pueden ser
salvos los
hombres que niegan la única base sobre la cual toda alma
puede ser
redimida. Es obvio que grandes denominaciones conocidas una
vez
como cristianas, bajo la dirección de hombres instruidos
según el
1002 NEUMATOLOGIA
mundo, rechazan ahora el fundamento mismo de la salvación
p()r
gracia mediante la muerte de Cristo. Profesores en colegios
y
universidades casi sin excepción están contestes en la
hipótesis no
probada en la que se tilda a la Palabra de Dios como falsa e
intenta
vanamente solucionar el problema del origen de las cosas,
sólo por la
básica incapacidad del hombre natural, no regenerado, de
poder
recibir las cosas que son del Espíritu de Dios. Estas cosas
son
"locura" para el inconverso, aun cuando sea
altamente instruido, y
no las puede entender por no estar en vital relación con el
Espíritu de
Dios. Todavía queda la verdad de que la salvación con toda
la luz que
imparte se obtiene únicamente por fe en un Salvador que fue
crucificado y resucitado, y ninguna cantidad de sabiduría o
de
prominencia eclesiástica podrá disipar la obscuridad
espiritual de los
inconversos. En todos los temas espirituales la opinión y el
fallo de
los incrédulos no sólo es ineficaz como el balbuceo de un
bebé, sino
que llega a ser injurioso como la misma base e influencia de
los falsos
maestros que los producen. La necesidad básica de lo¡¡
iaGoaver•ws ~o
es la educación o cultura (q~ en su lugar son de gran
valor), sino de
lasalvación. Un sincero estudiante juzgará las
opinio""ñe'Sy
deClaraciones de un hombre en base de esta primaria
consideración:
¿Es él salvo y, por lo tanto, está autorizado ara hablar
como uno
que ha sido iluminado por e Espíritu Santo?
-El tema del resto de este libro es el hombre espiritual. En
este
punto es suficiente decir que él es llamado espiritual
porque
manifiesta un ajuste correcto al Espíritu Santo que vive en
él. Esta
mamfestación mcluye la iluminación dada al individuo por la
cual el
hombre espiritual puede llegar a conocer la Palabra de Dios.
El hombre carnal, al que todavía se le dará una
consideración más
extensa, es tal porque él, aunque perfectamente salvo y
seguro en
Cristo, aún está andando en la carne. En la porción del
contexto que
lo describe y que ahora contemplamos (1 Co. 3: 1-3) se
dirige a él
como a un hermano. Cuando se usa este, título en una
relación
espiritual se refiere solamente a uno que es definitivamente
hijo de
Dios por el nuevo nacimiento. También se afirma en el mismo
contexto que un hombre carnal está en Cristo. Estas palabras
determinantes no deben que dar inadvertidas, porque ellas
suministran la más fuerte evidencia posible de que él es
salvo y está
seguro. Su unión con Cristo está establecida, y siendo que
depende
de los méritos de Cristo imputados, dicha relación nunca
puede ser
rota. La comunión del creyente carnal, no obstante, es
alterada por el
modo carnal de su vida. Aún más serio que todo eso, siendo
que él
recibe sólo la "leche de la palabra", es que él
está privado del poder
santificador de las Escrituras y de esta suerte, sometido a
envidias,
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 1003
rivalidades y divisiones. Mientras el "hombre
espiritual" anda en el
"Espíritu", los que son carnales, "andan como
los hombres", esto es,
como andan los in conversos. En vez de un "andar en
amor", ellos
prefieren las divisiones y separaciones, violando el mandato
esencial
que "guarden la unidad del Espíritu" en el vínculo
de la paz". De
todos los diversos males en la iglesia de Corinto contra los
que el
Apóstol levanta la voz, el primero que se menciona es el
sectarismo.
La intensa pecaminosidad del mal se indica aquí tan
plenamente
como en cualquiera otra parte del Nuevo Testamento. El
sectarista,
entonces, si en efecto es salvo, es un niño en el desarrollo
espiritual.
Cada discurso que ensalza a su facción de profesantes
creyentes es
propiamente clasificada como pueril. Pero sólo hay un Cuerpo
y un
Espíritu. Se exhorta a cada cristiano a amar a todos los
otros
cristianos basados en la unidad de un Cuerpo y el parentesco
existente como familia de Dios. El hecho de las divisiones y
de
promoverlas es una expresión externa del pecado interno de
su
carnalidad carente de amor. Uno de los aspectos
sobresalientes de
carnalidad tal como el A óstoll ribe aquí es la arac1 ntre
os creyentes. Esto es ordinariamente precipitado por uno de
dos que
se cree mas santo que el otro, estando hasta allí carente de
humildad
o inconsciente de su propia manera de vida nada espiritual.
Aparte de
esos ejemplos específicos cuando la iglesia debe ejercer su
disciplina
sobre los culpables, el hombre carnal bien uede uedar
confiadamente en las manos e ios. amo amonesta el Apóstol
' ¿quten eres tú que juzgas a siervo ajeno? Para su Señor
está en pie,
o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para
hacerle
estar firme." (Ro. 14:4 ). En el corazón de aquellos
que tratan fiel y
verdaderamente su propia condición espiritual delante de
Dios les
será engendrada una actitud caritativa y amable hacia los
creyentes
que caen en error. La Biblia enseña por medio de varios
términos que
hay dos clases de cristianos: los que "permanecen en
Cristo" y los
que "no permanecen", los que "andan en
luz" y los que "andan en
tinieblas", los que "andan en el Espíritu" y
los que "andan como
hombres", los que "andan en novedad de vida"
y los que "andan
según la carne", los que "tienen en y sobre ellos
el Espíritu" y los
que tienen el Espíritu en pero no sobre ellos, los que son
"espirituales" y los que son "carnales",
los que "están llenos del
Espíritu" y los que "no lo están". Todo esto
tiene que ver con la .
calidad de la vida diaria de los salvos y de ningún modo es
un
eOiltraste entre los salvos y los no salvos. En donde hay
tal énfasis en
la Biblia como se indica por estas distinciones debe haber
una
correspondiente realidad. Entonces hay la posibilidad de una
gran
transición para los que son carnales a la realidad de una
verdadera
1004 NEUMATOLOGIA
vida espiritual. La revelación concerniente a esta posible
transición,
con todas sus experiencias y bendiciones, es tomada en
seriÓs6lo por
creyentes fervorosos que están buscando fielmente una vida
diaria
que honre a Dios. Para los tales hay ilimitado gozo y
consolación en
este evangeliode libertad, poder y victoria.
Es probable que hay grados de diferencia dentro del grupo
conocido como espiritual y dentro del grupo conocido como
carnal.
Algunos que están clasificados como espirituales pueden ser
más
espirituales que otros dentro de su grupo, y algunos que son
clasificados como carnales pueden ser más carnales que otros
dentro
de su compafiía; pero el Nuevo Testamento no entra en estas
sombras
de distinción. Este silencio es razonable. Cualquier
relación a DiQs
q_ue no sea una completa sumisión necesariameute debe se.r
clasificada como carnal en algún grado. Debiera ser más
apropiado
sostener que la carnahdad abarca una gran esfera de la
experiencia
humana, mientras que la espiritualidad, aunque su extensión
sea
admitida por variadas personalidades, por varios grados de disciplinas
educativas y por distintos ambientes, no obstante, es
regulada al
rado que la experiencia de la llenura del Espíritu es
concedida a
to os os e ese eterminado grupo. Sin embargo, se recordara
que el
aspecto de la manifestación del Espíritu que entra en el
campo del
servicio cristiano debe ser, y es, adaptado a las
necesidades peculiares
del individuo que es así sefialado por el Espíritu Santo. El
creyente
no es un autómata, sino que aparentemente manifiesta todas
l~s
i!!finitas variaciones que se hallan en las características
y Qersonalidad
humanas. Ni está en relación con un Dios que no es más que
la
eñCañiación de leyes inflextbles. Así como un padre humano
debe
reconocer el temperamento peculiar de un hijo en particular,
también
Dios, pero en un infinito grado de efectividad, reconoce el
campo
total de aspectos que presenta una persona individual. •
¿Qué mejor
interpretación puede hacerse del texto que dice: "Pero
si sois guiados
por el Espíritu, no estáis bajo la ley" (Gá. 5:-J. 8),
de que la vida es no
sólo dirigida por el Espíritu Santo hasta en su último
detalle ero
que es a....en..- o con una Persona viviente más bien que en
una
mera conformidad a una colección de reglamentos? Ningún
logro en
la experiencia crisitana es más efectivo o realizable en su
valor
instructivo que el de llegar a conocer a Dios; no s6lo saber
acerca de
El, sino experimentar el descanso del alma que engendra tal
CQ.nocimiento íntimo de Dios. En esta conexión se puede
notar la
importancia de no separar Mateo 11:27 de Mateo 11:28. El
pasaje
junto dice: "Todas las cosas me fueron entregadas por
mi Padre; y
nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre conoce
alguno sino el
Hijo, yaquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí
todos los
-
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 1005
que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar."
Espiritualmente no puede ser prQ.Qiamente definido como la
conformidad a un conjunto de reglas; es comunión,
cooperación y
sumisión a una Persona soberana. fl principio legal puede
fácilmente
lle ar a ser un ma or obstáculo r 1 vid · "tual. Dios
indica en
u Palabra esa manera particular de vida que vuelve
espiritual a un
creyente, y Dios reconoce las limitaciones de comprensión
del
creyente; pero debe notarse también que tales direcciones
para la
apropiada conducta pueden ser observadas por el cristiano
más bien
involuntariamente, o aparte de un sentido de necesidad, o
sin la
menor conciencia de una relación a Dios como hijo suyo. Para
ser un
c_Qstiano espiritual. no obstante. es andar can Dios en
inquebrantable
CQmpañerismo y comunión vital en el poder capacitador del
Espíritu
Santo. -
V. UNA TRANSFORMACION ESPIRITUAL
Así como hay una gran !ransición del estado de inconverso al
de
salvo, también hay para el cristiano una transición del
estado de
Cagialidad al de espiritualidad. El primero es operado por
Dios en
respuesta a la fe salvadora en Cristo, mientras que la
última es
producida libremente de modo natural por el poder del
Espíritu en el
creyente cuando se han hecho los ajustes necesarios, poder
que se ha
poseído, aunque necesariamente no haya experimentado, desde
el
momento de la salvación. Es posible que el salvo mediante la
fe
pueda, al mismo tiempo, rendirse a Dios y así entrar en
seguida en
una verdadera experiencia espiritual; pero tal estado
espiritual no es
una realización de una vez por todas: ha-de- ser sostenido
por una
renovación del Espíritu. Parece que el Apóstol Pablo entró
en una
experiencia -de llenura- del Espíritu unos tres días después
de ser salvo
y en conexión con la visita de Ananías (Hch. 9: 17-18); aún
el
Apóstol no entendía plenamente las condiciones por las que
él podía
ser espiritual," según todas las apariencias, siendo
que en tiempo
posterior pasó por una experiencia que se registra en
Romanos 7. Allí
él asegura: "Porque el querer el bien está en mí, pero
no al hacerlo"
(v. 18).
Personas celosas pero irreflexivas han promovido una grave
distorsión doctrinal con respecto a los términos de la
salvación, los
cuales deben incluir, además de la fe en Cristo, una
completa
rendición a Su autoridad. Tan importante como lo es en su
lugar, no
obstante, rendición es un aspecto que pertenece sólo a los
hijos de
Dios. Los abogados de este idealismo deberían considerar que
la
áemanda de rendición (como es la verdad en cuanto a toda
otra
1006 NEUMATOLOGIA
obligación humana que los hombres han solido agregar a la
sencilla
fe) no aparece ni una sola vez en más de cien pasajes en Jos
que se
dice que la salvación depende de la fe o de creer solamente.
Si la
rendición, o cualquiera otra condición se agrega, esos
pasajes vienen a
ser no sólo enteramente Inadecuados sino que propiamente
engañosos y confusos. San Juan 3:16 nos dice: "Porque
de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito,
para
que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna."
No dice "todo aquel que se rinda a El. " Si así
fuera, esas palabras o
sus equivalentes habrían de agregarse allí como en todas las
otras
escrituras similares, si cualquiera de estos textos ha de
depender de
tales direcciones relativas a la manera de alcanzar la
salvación. Desde
luego, existe la verdad de que hay condiciones bien
definidas sobre
las que un creyente carnal puede llegar a ser espiritual,
las cuales no
tienen relación alguna a lo que se requiere para que un
perdido llegue
a ser salvo. Se reconoce y deplora el hecho de que los
cristianos muy
a menudo son carnales, y muchos sermones exhortativos se
dirigen a
ellos; pero hay poca instrucción que les ensefte cómo el
creyente
carnal puede llegar a ser un cristiano espiritual.
Seguramente que el
Ápóstol no carecía de ideales o deseos de practicarlos
cuando dijo:
"Porque el querer el bien está en mí, pero no el
hacerlo". Todavía en
ese tiempo él no había adquirido el conocimiento del plan de
Dios y
la provisión para la vida espiritual. Esto, ciertamente, le
fue revelado
más tarde siendo que él, más que todos los otros, ha
establecido lo
tocante a la vida espiritual en toda su maravillosa realidad
y declaró
las precisas condiciones sobre las cualespuedeéstaser
experimentada.
VI. TERMINOLOGIA USADA
En la Palabra de Dios se usan tres frases para representar
la vida
llena del Espíritu, a saber, el ESpfritu so'bre vosotros, el
que es
es iritual, y l[enos de Espfritú. En el primer ejemplo,
"el Espfrltu
obre vosotros", hay que distinguir entre el Espíritu
morando en el
creyente, y Su venida sobre los cristianos. Anticipando la
relación
que obtendrían entre el Espíritu Santo y el creyente después
de Su
venida al mundo en el Pentecostés y declarando la relación
que el
Espíritu Santo sostenía entonces con los discípulos a través
de la
dispensación en la que El estaba hablando, Cristo dijo:
"Y yo rogaré
al Padre, y os dará otro Consolador, para que .esté con
vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque I_!!9ra
con vosotros, y estará en vosotros" (Jn. 14:16, 17). A
esto hay que
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 1007
agregar las instrucciones dadas a los discípulos después de
haber
soplado sobre ellos y dicho: "Recibid el Espíritu
Santo" (Jn. 10:22),
especialmente que ellos tenían que asentar en Jerusalén
(esto es, no
encargarse de misión o servicio) hasta que el Espíritu
viniera sobre
ellos (Le. 24: 49). Más tarde El dijo que al venir sobre
ellos el
Espíritu, ellos serían sus testigos hasta lo último de la
tierra" (Hch.
1: 8). La referencia al descenso del Espíritu asentando
sobre el
c~entese ve que es idéntico a Su llenura. En el segundo
ejemplo: el
que es espiritual, se hace referencia al estado del que es
lleno del
Espíritu. El tal ha de ser estimado espiritual (1 Co. 2:
15). En el
tercer ejemplo: llenos del Espíritu; la frase indica una
plena e
irresistible manifestación del Espíritu morador. La llenura
del
Espíritu no es un recibimiento del mismo, siendo que esto
fue hecho
como una parte de la salvación; ni es recibir una porción
más del
Espíritu. El es una Persona, y ninguna persona es
susceptible de
subdivisiones, ni podría una persona estar más o menos
presente en
un lugar dado. Mediante una más completa libertad del
Espíritu en la
vida del creyenle y siendo, que el Espíritu mora en él,
puede así
asegurar una mayor esfera de manifestaciones. Estar lleno
del/
_gspiritu es tener al Espíritu cumpliendo todo lo gue El
vino a hacer
en el corazón. Esta verdad está muy lejos de la noción de
que el
Éspíritu Santo ha de recibirse como "una segunda
bendición". La
vida llena del Espíritu es una realización en la actual
experiencia de
lOaue se ha poseído desde el momento en que uno es salvo.
Efesios
1; 3 revela la verdad de que toda bendición espiritual es
asegurada al
ser salvado. El versículo dice así: "Bendito el Dios y
Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición en los
lugares
celestiales en Cristo." De todos los cinco ministerios
del Espíritu a
favor del creyente, que son: regeneración, morada, sello,
bautismo y
llc.1ura, sólo el último es recomendado al, y esperado por
el creyente.
La implicación es que este ministerio, muy diferente de los
otros
cuatro, depende de la cooperación y ajuste humanos. Es claro
que
más allá de la responsabilidad de creer en Cristo para
salvación, no
queda ninguna obligación sobre el creyente con respecto a
los
primeros cuatro ministerios mencionados. El mandato de ser
llenos
del Espíritu (Ef. 5: 18), siendo dirigido al hijo de Dios,
no sólo indica
que es una experiencia subsecuente a la salvación, sino que
la misma
fidelidad del cristiano determina el grado de llenura.
_. En el capítulo anterior de este volumen el bautismo del
Espíritu
ha sido contrastado con la llenura del Espíritu. Por la
confusión
prevaleciente en cuanto a estos dos ministerios del Espíritu
Santo, se
ha puesto un especial énfasis sobre esta distinción. Muy
poco es
necesario agregar a lo que ya se ha presentado, más que
señalar otra
1008 NEUMATOLOGIA
vez los hechos que el bautismo del Espíritu es efectuado por
Dios en
todos los creyentes al momento de creer, que no produce una
correspondiente experiencia por la que pueda ser
identificada su
realidad, y que de modo alguno está relacionado con los
servicios o
los actos del cristiano. Frente a esta lista de hechos están
las verdades
de que la llenura del Espíritu depende de la fidelidad
humana, que es
la fuente correcta de toda experiencia cristiana, y que es
la tuerza
suficiente detrás de toda vida y servicio cristianos. Habría
de notarse
aquí que el Espíritu Santo produce en aquel a quien El
domina el
manifestar .. su propia personalidad individual, ejercitar
los dañes
adquiridos por él para el servicio divinamente conferidos
como lo
son , y cumplir la obra. llenando el lugar gue Dios le ha
asignado. e
ha supuesto muy a menudo que la vida llena del Espíritu la
induciría
a conformarse a algún tipo de experiencia normal, manera de
vida, o
de servicio. Aún no hay nada más vital o que ha de ser
estimado en
relación coh el mdtviduo que la individualidad. No es el
'v ~roced1miento del Espíntu en, o a través del creyente, ef
anular la
individualidad sino obrar a través de la individualid ia
e Dios. El creyente lleno del Espíritu es el cristiano
normal del
~ aunque no sea eso lo ordinario. El ser lleno del Espíritu
no es
habe'r logrado alguna concesión extraordinaria de parte de
Dios; es
ser capacitado normalmente para cumplir la voluntad de Dios
.en Ta
esfera de lo ue divinamente es determinado para cada
individuo. En
st mtsma no podría ser extraordinaria sten o que es añadida
a cada
individuo y, fuera de esto, todos permanecerían carnales.
Hay que
notar ep cualquier parte del Nuevo Testamento gue Dios
espera de
todos los c:¡ue testifican de El, sean investidos. de poder
para Su
servicio por la llenura del Espíritu Santo. Y así, mientras
puede haber
sacrificio en la senda, la nota predominante para los
hombres llenos
del Espíritu es la de gozosa experiencia y de paz rebozante.
De
acuerdo a Romanos 12: 2 la vida rendida comprueba la buena,
agradable y perfecta voluntad de Dios. Lo.s tratos de Dios
con la
Iglesia primitiva ciertamente, es el patrón para todos los
creyentes,
habiéndose incorporado los relatos en el texto sagrado con
ese
propósito obvio. Por estos relatos se verá que el ideal
divino para
C,!lda creyente individualmente es q_ue sea lleno del
Espíritu antes..Qe
empezar cualquier servicio cristiano; y así como los
cristianos
primitivos fueron nuevamente llenos para estar preparados
para cada
misión, de igual modo sería así con los cristianos de hoy.
Como se ha
notado antes, a los discípulos se les pidió permanecer en
Jerusalén
hasta ser investidos de poder de lo alto (Lc.24:49). Fue una
espera
hasta que el Espíritu vino sobre ellos .. El Salvador les
dijo: "Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu
INTRODUCCION A LA RESPONSABILIDAD 1009
Santo. . . " (Hch.l : 8 ). Las significativas palabras,
"y todos ellos
fueron llenos del Espíritu" preceden al relato de cada
servicio
importante que ellos ejecutaron. La familia entera:
Zacarías, Elisabet
y Juan el Bautista, de todos ellos se dice que fueron llenos
del
Espíritu; y sobre Cristo, en la esfera de Su humanidad, que
es el más
definitivo ejemplo dejado al creyente, el Espíritu le fue
dado sin
medida (Jn.3: 14), y la frase "habiendo sido lleno del
Espíritu Santo"
(Lc.4: 1 ), califica todas las cosas que El hizo.
A la luz de los ejemplos puestos ante los cristianos y de la
alta
vocación celestial que tiene con respecto al carácter de su
vida diaria,
no es extrafío que todos sin excepción sean instados a ser
llenos del
Espíritu.
En conclusión de esta extensa introducción a una
consideración
más detallada en cuanto a la vida llena del Espíritu por
seguir, es
importante notar que el efecto de las bebidas alcohólicas es
puesto
corno contraste con la vida llena del Espíritu en el Nuevo
Testamento
(Lc.l:lS; Hch.2:12-21; Ef.5:18). Tal corno las bebidas
alcohólicas
estimulan las fuerzas físicas del cuerpo y los hombres son
propensos
a acudír a ellas por ayuda ante difíciles problemas, así el
hijo de Dios,
frente a lo gue parece una imposible responsabilidad en Su
servicio y
a"iidar celestial, se dirige al Espíritu como la fuente
de toda
suficiencia. C,¡tda momento en la vida espiritual es de
inmensmabJe
iÍecesidad y de demandas sobrehumanas, y es entonces cuando
el
poder ca acitador de la gracia ha de ser recibido ern leado
constantemente. ' corno tus días serán tus fuerzas"
CDt.33: 25 ). Ser
lfeño del Espíritu es tener al Espíritu cumpliendo en
nosotros todOlO
que Dios se proponía gue El hiciera cuando lo puso allí. El
ser lleno
no es asunto de tener más del Espíritu; es más bien cuestión
de que el
Espíritu tenga más de los cristianos. Nadie va a obtener
jarnásliña
mayor porctón del Espíritu que la unción que cada cristiano
ha
recibido. Por otra parte, el Espíritu sí puede tener control
de todo en
el creyente y así poder manifestar en él la vida y el
carácter de Cristo.
Una persona espiritual, entonces, es uno gue experimenta eV
propósito y plan de Dios en su vida diaria por el poder del
Es íritu
e o a ita. El caracter de esa vida será tal corno el
manifestar a
risto. La causa radical de esa vida será nada menos que el
no oner
o'bstácuos al spmtu morador (Ef. 3:16-21; 2 Co.3:18). El
Nuevo
Testamento es claro respecto a lo que produciría el Espíritu
en una
vida enteramente consagrada, y toda esta revelación
constituye la
definición bíblica de lo que es espiritualidad. Estas
empresas en la
vida de un creyente son distintamente asignadas al Espíritu
y, por
tanto, son Su manifestación en y a través del cristiano.
Hay un doble desarrollo de la obra del Espíritu en y a
través del
1010 NEUMATOLOGIA
cristiano, particularmente el aspecto negativo y el
positivo. "Siguiendo
a la presente introducción sin más dilación, estos dos
aspectos serán
tratados en los capítulos sucesivos.
CAPITULO XIII
PODER PARA VENCER EL MAL
El individuo es un cristiano cuando está en relación
correcta con
Cristo. El cristiano es espiritual cuando está en relación
correcta con
el Espíritu. La espiritualidad contempla dos ejecuciones,
particularmente, victoria contra el pecado y P,romoción del
bien en la
vida y experiencia del creyente. Uno es negativo: anulación
del
pecado; el otro es positivo, una realización de las
cualidades
sobrehumanas y obras que pertenecen a una sobrehumana manera
de
vida. Aunque tan diferentes en sus propósitos inmediatos,
ambas
obras esenciales y en alguna extensión inseparables, aun
cuando es
-claramente imaginable que el librarse del mal debe
alcanzarse
también sin la manifestación del poder del Espíritu en el
campo de
los logros vitales para el bien. Lo contrario seguramente no
podría ser
cierto, es decir, la experiencia del poder del Espíritu para
el bien no
se podría disfrutar si en algún grado no fuera vencido el
mal. Más por
otra parte, es difícil esperar que el Espíritu Santo.
estando )jhre para
obrar en el hijo de Dios, no hiciera todo lo que El desea; y
ambos
áspectos de la espiritualidad, seguramente, son partes de Su
obra en /
el creyente. Aquí surge lo que pareciera ser una paradoja:
El mal no v
puede ser vencido a arte del oder ener ético del Es ír' u o,
este latente poder no puede ser experimentado en donde el
mal no
está siendo vencido. La respuesta a este problema se
encuentra en la
verdad de que el Espíritu Santo, cuando confiamos en que
Ello h'!8!l,
efectuará ambos propósitos de la espiritualidad, estando en
tal
relación con El mismo como pueda ser necesario. Por tanto,
ninguna
carga le es puesta al cristiano en cuanto a ordenar o
arreglar aquello
que solamente el Espíritu puede realizar; por el contrario,
al cristiano
no se le encarga más que mantener una dependencia correcta
del
Espíritu con respecto a toda su obra en el corazón d 1 i
divid o.
Iendo que e ma siempre emerge del corazón a causa del poder
de la
naturaleza pecaminosa, siempre se necesita el poder del Es
íritu para
vencerlo; y desde que la o IgaciOn e VIVIr y servrr para la
gloria de
Dios siempre está presente, se requiere incesantemente el
mismo
poder capacitador. Priva en muchos un pobre pensamiento y
éxcéntrica noción, a sªber, de que la espiritualidad es
lograda cuando
cesan algunas formas externas de pecado; que ella consiste
en lo que
1 o 11
1012 NEUMATOLOGIA
no se hace. Sin embargo, la espiritualidad no es sólo
supresu:~n;
también es expresión. No es sólo auto-restricción; es la
expresión de
la vida de Cristo que habita en el creyente. El no
regenerado no ;e
salvará cesando de pecar; pues siempre quedará sin el nuevo
nacimiento. El cristiano tampoco se haría espiritual si se
abstuviera
de la mundanalidad; le faltaría manifestación positiva del
Espíritu.
Espiritualidad es, primariamente, ca acitación una vivencia
vital, y
un serv1c1o ructífero para Dios. Sin embargo, ambos
aspectos,
negativos y positivos, de la vida espiritual son esenciales
y a cada uno
hay que darle aquí la debida consideración.
El pasaje central al que hay que referirse a menudo es
Gálatas
S: 16-23. En esta porción primero hay un desarrollo de la
óbra der
ESpírrtu hacia la carne pecaminosa y a pesar de toda la
oposición que
la carne engendra. El pasaje dice: "Digo, pues: Andad
en el Espíritu
y no satisfagáis los deseos de la sarne. Porque ef deseo de
la carnees
contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
éstos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero
si sois
guiados por el Espíritu no estáis bajo la ley. Y manifiestas
son las
obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras,
orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de la cuales os
amonesto,
como yo os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no
heredarán ~1 reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza;
contra tales cosas no hay ley." Aquí se ponen frente a
frente las
obras de la carne y el fruto del Espíritu, siendo el último
un poder
positivo, constructivo, espiritual. Ahora se puede estudiar
uno de
estos aspectos de una vida espiritual.
El cristiano experimenta un triple conflicto, incesante,
simultáneo:
con el ,!!!!!!1Qo, 1~ ..E!!le y el ~lo. La vida cristiana es
comparada a
una carrera, un andar y una milicia. En la carrera (He.l2: 1
,2) deben
dejarse --las cargas --que el mundo - impone; en el andar
(Ro.8:4;
Gá.S: 16,1 7) el poder de la carne ha de ser vencido; en la
milicia
(Ef.6: 1 0-12) Satán y sus huestes han de ser vencidos. El
conflicto
con el mundo es exterior y pide una drástica separación de
él; el
conflicto con la carne es interno y reclama una completa
confianza
en el poder divino y una inteligente y apreciable
comprensión de las
fuerzas internas de la vida humana; el conflicto con Satán
es
mayormente en los dominios espirituales e incluye la misma
absoluta
dependencia del poder suficiente del Espíritu morador. Satán
es el
más poderoso, el más inicuo, el más despótico, el más
engañoso, el
más mortal enemigo. El conflicto con el mundo es contra
influencias,
PODER PARA VENCER EL MAL 1013
el conflicto con la carne es contra deseos íntimos; pero el
conflicto
con Satanás es contra una persona inexorable y cruel, una
persona
que, si no fuera obligadó" a obtener permiso de Dios
para todo lo que
hace hacia los santos (comp. Job 1: 11-12), los destruiría a
todos en
un momento. No es una forma de lenguaje figurado solamente
la
declaración de que el diablo anda como león rugiente
buscando a
quien devorar. ~n ningún momento de la vida el hijo de Dios
está
libre de estos enemigos, en ningún momento está en capacidad
de
hacer frente ni aun a uno de ellos, y en ningún momento de
la vida
está él sin la ayuda e infinita capacitación del Espíritu
Santo que le es
dado como recurso en este inmensurable encuentro con el mal.
Cristo
dijo: "Sin mí nada podéis hacer" (Jn.lS: 5). Sobre
todo esto, como el
reversÓ del cuadro, el Apóstol declara: "Todo lo puedo
en Cristo qpe
me fortalece" (Fil 4: 13 ). Otra vez dedara él:
"Porque la le; del
lfu?ítitu de vida en Cfiij:o Jesús me ha librado de la ley
deG)ec do y
de la muerte" (Ro.8: 2). Ninguno de estos enemigos es
superior al
Espíritu Santo. Descubrir esto, creerlo y demandar su
suficiencia V"'
mediante una actitud de fe es la clave de una vida
yjctorjosa que
honra al Sefior. Es una actitud de fe y no un acto, ya sea
de fe o de
una crisis o experiencia. Pelear "la buena batalla de
la fe" significa
fuantener una confianza en el Es íritu ara combatir al enemi
o. Este
con icto continúa tanto cuanto exista ese enemigo. En esta
vida
nunca es erradicada la influencia del mundo, ni la de la
carne, tamp~o
la de Satanás. Bien se puede hacer un examen más extenso e
individual de estos enemigos.
l. EL MUNDO
Después de la verdad revelada en cuanto a Satán está en
segundo
lugar en su alcance la confusión, ignorancia e incomprensión
que
priva respecto a los hechos declarados en el Nuevo
Testamento acerca
del cosmos o sistema mundano, g_obernado por Satanás. La
verdad en
cuanto a Satanás y su sistema en el cosmos, está bien
establecida en
las· Escrituras; a pesar de esto, existe mucho más que un
normal
descuido y perversión de estas doctrinas. Se produce mucho
peligro
para el creyente por la distorción de la verdad para que él
mismo,
reflejando la ignorancia de su día, no se percate de la
naturaleza,
poder y designios de estos enemigos. La verdad con respecto
a Satán
y su sistema mundano ha sido examinado extensamente bajo
Satanología, una división de Angeleología. Se requiere un
retorno a
la meditación de esta doctrina en el orden y curso de este
capítulo.
En el Nuevo Testamento la palabra mundo es una traducción,
en
su mayor parte de tres términos griegos muy diferentes: aíwv
usado
1014 NEUMATOLOGIA l.(( A
cuarenta y una veces, al referirse a tiempo, y denota una
edad;
oixov#Í,eV17 usado catorce veces, denota la tierra habitada;
y KÓaJ,J.oc;,
Úsado ciento ochenta y seis veces, indica un vasto sistema
mundial.
L~ palabra cosmos (su antítesis es caos) significa un orden,
sistema, y
arreglo ue resulta asÍ or U . X erta.
obre este sistema está aquel a quien Cristo designó tres
veces como
"el príncipe de este mundo" (Jn.l2: 31; 14: 30;
16: 11 ). Como tanto
seña d1cho antes, el sistema mundial es el que proyecta la
realización
de lo que procuró Satán al principio cuando se apartó de la
voluntad
de Dios (Jn.8:44; ls.l4: 12-14), sistema que Dios ha
permitido que
lleve a cabo Satán a fin de que pueda ser juzgado JUntamente
con.su
J2.ríncipe, porque habrá demostrado ser lo que es en
realidad. Más allá
y aparte del evidente permiso divino para que este sistema
siga su
curso, incluyendo el mal que encarna, Dios está ejercitando
Su propia
autoridad sin merma alguna sobre Su creación. Estrictamente
h,ablando. Satán no ha producido nada. Todo lo que él
utiliza se lo ha
apropiado en lo QYe de manera al~una le pertenece.
Elconocimiento
preciso de todo lo que abarca el sistema cósmico de Satanás
se
alcanzará sólo al examinar los contextos en los que ocurre
la palabra
cosmos. Esto viene a ser el estudio específico de una de las
más
grandes doctrinas del Nuevo Testamento, lo que muchos
hombres
importantes no han podido conseguir; y porque esta verdad es
captada escasamente, muchos creyentes están ajenos de la
enemistad
que el sistema mundano mantiene contra Dios y Su pueblo.
Santiago
escribe: "Oh, almas adúlteras, ¿no sabéis que la
amistad del mundo
es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del
mundo, se constituye enemigo de Dios" (4:4). Esta
referencia al
adulterio aquí está ligada a una costumbre espiritual y por
lo tanto,
significa un olvido del verdadero amor y lealtad a Dios.
sustituyendo
en su lugar las cosas de este mundo gobernado por Satanás.
Santiago
otra vez dice que la responsabilidad del cristiano es de
mantenerse sin
mancha en este mundo ( 1: 27). Para el cristicmo es una gran
ventaja el
conocer la naturaleza y extensión del sistema mundano o
cosmos.
Incluye a los ll9biernos regidos por la fuerza y motivados
por la
codicia (Mt.4: 8,9; Lc.4: 5,6); con todo, el creyente tiene
que vivir
bajo y, en muchos aspectos, participar con, y orar por,
estos
gobernantes. Se dice que sus leyes son ordenadas de Dios.
Este
sistema satánico tiene sus normas educativas e ideales que
se oponen,
e ignoran cada hecho y aspecto de la revelación. "Pues
ya que en la
sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría" (1 Co.l: 21); todavía el hijo de Dios debe
tener relación
con el sistema mundano y su educación en varias maneras.
Este
sistema mundano profesa defender, o a lo menos tolerar, sus
propios
PODER PARA VENCER EL MAL 1015
ideales religiosos, ideales que son no más que un
reconocimiento de
la ehca unida a una negación de cada aspecto de la gracia
salvadora
de Dios hecha posible a través de la sangre del sacrificio
de Cristo;
aún así el creyente es llamado a asociarse con los hombres
que de
este modo interpretan la fe cristiana y guardar tal relación
con ellos
que pueda testificarles de su fe. De manera semejante, el
sistema
mundano tiene sus propios pasatiempos. El mundo y los
cristianos
"mundanos" acuden a las cosas llamadas mundanas
porque
descubren en ellas un anestésico gue amortiGua las penas de
u.n
corazón y una vida yacios. Ese lenitivo que a menudo en sí
es casi
inocente, no es un asunto tan serio como lo es el corazón y
la vida
vacíos. Muy poco se gana a favor de la verdadera
espiritualidad
cuando algunos curanderos de almas han tenido cierto éxito
en
persuadir a los afligidos de seguir adelante sin echar mano
a sus
calmantes. Si estos maestros no presentan la realidad de tal
consolación, llenando el corazón y la vida como Dios ha
provisto, no
mejorará su condición. ¡Cuán equivocada es la teoría de gue
para ser
espiritual hay que abaÓdonar el juego, los pasatiempos y las
aivéfsiones inocentes! Tal concepto de la espiritualidad
nace de una
mórbida conciencia humana es extraño a la alabra de Dios. Es
un
ar I lCIO e atanás para hacer aparecer ante la juventud
aborrecibles
las bendiciones de Dios, a esa juventud que rebosa de vida y
de
energía física. Es lamentable que algunos estén enfatizando
los
negativos de la verdad cristiana, como para crear la
impresión de que
la espiritualidad está opuesta al gozo, la libertad y la
naturalidad de
e'Xí>reswn en pensamiento y vida cuando tales cosas se
hallan en. el
~spmtu. L.a espiritualidad no consiste en una pose piadosa.
No es
meramente un "no harás", o "harás esto".
Ella abre las puertas a la
bendición eterna a las ener ías recursos divinos. Es una
cosa seria
e remover los elementos de relajación y los juegos de
cualquier vida.
No podemos ser física, mental es iritualmente normales si ne
amos
es os actores vitales a la vida humana. Dios ha hecho tan
buena
provlSlón para que nuestro gozo sea completo.
Hay que notar que una de las características de la verdadera
espiritualidad es que la invoca para efectuar los más
pequeños deseos
y decisiones. La cura · bíblica, tanto como práctica para la
J
mundanalidad entre los cristianos es la de llenar el corazón
y la vida
con las eternas bendiciones de Dios que habrá una
preocupación
gozosá y una relativa abstracción de lo gue no es
espiritual. Una hoja
muerta que puede pender externamente de la ramita será
echada
silenciosamente a tierra por furiosas tempestades cuando la
nueva
savia fluya al principio de la primavera. La hoja cae porque
hay una
nueva manifestación de vida preciosa que procede del
interior hacia
1016 NEUMATOLOGIA
el exterior. Una hoja muerta no puede permanecer en donde
está
brotando un nuevo pimpollo, ni puede la mundanalidad
prevalecer en
donde las bendiciones del Espíritu están fluyendo. El pastor
no e's
llamado a redicar contra las "ho ·as muertas." El
tie'ñe un mensaje
del manantial imperecedero¡ de la efusión de la vida
ilimitada _e
Dios. Cuando andáis por el Espíritu no podréis hacer las
cosas que
haríais de otro modo. ""\> No siem re se puede
discernir la línea de separación entre las cosas
de ios las cosas del cosmos, o mundo organiza o. n este
punto
es Imperativo que el cristiano sea gUI ado por el Espíritu.
No
obstante, el conflicto con el mundo, con su resplandor, su
oropel y
sus engaños, es muy real. El apóstol Juan escribe: "No
améis al
mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama el
mundo,
el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en
el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los oios, y la
vanagloria de la
vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo
pasa, y sus
®seós; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre" (1 Jn.2: 15-17). El hijo de Dios no es del
mundo en este
sentido. En su última oración en el aposento alto Cristo
dijo dos
veces: "No son del mundo como tampoco yo soy del
mundo"
(Jn.l7: 14,16). Así otra vez: "Sabemos que somos de
Dios, y todo el
mundo está puesto en el malo" (1 Jn.5: 19, R. V.). Por
lo tanto, esto
hace que él viva separado del mundo. Solamente puede hacer
esto
cuan.Qo-está capacitado de poder y dirigido constantemente
por el
~ EspÍritu Santo. Otra vez Juan d(1clara en su primera
carta: "Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria
que ha vencido ai mundo, nuestra fe. ¿Quién es el gue vence
al
mundo, sino el que cree que Jesús es el Hi'o de Dios? "
5:4 5). Es
ev1 ente, basado en e echo e versículo 5, que la fe a que se
refiere
es en el Hijo de Dios como el camino a la victoria sobre el
mu~o,
que él está contemplando la liberación del cristiano del
sistema
mundano, o cosmos, la cual se lleva a cab'o cuando el
creyente es
redimido (comp. Col.l: 13 ); pero es igualmente cierto decir
que es
~ por la fe o confianza en el oder · s ue él es libertado de
la
in uencia del mundo-cosmos de día en día. La liberación
postenor
cada dia de este mundo parece ser aquella a que se refiere
la segunda
mitad del versículo 4: "Y esta es la victoria que vence
al mundo,
nuestra fe." Aun cuando es muy difícil trazar la línea
de
demarcación entre el andar espiritual del creyente y la
elección del
mundo, y por causa de los atractivos y demandas del mundo
que son
tan incitantes, cuando no prevalecientes, en todo tiempo y
bajo
cualquier circunstancia el poder suficiente de Dios debe ser
reclamado.
PODER PARA VENCER EL MAL
11. LA CARNE
1017
En algunos casos la voz aáp~, traducida carne, es smommo de
awpa, traducida cuerpo. La palabra carne es empleada más a
menudo
con referencia a la totalidad del hombre no regenerado:
espíritu,
alma y cuerpo. En este caso asume un significado ético, no
sólo
incluye el cuerpo, sino también lo gue ñace un ser viviente.
la
realidad invisible ue se ex resa y manifiesta a través del
o. Se
con ronta una situación muy compleja en donde los factores
vivientes de la existencia humana son todas partes integrales,
es decir:
espíritu, alma, naturaleza adámica, corazón, riñones, mente,
sensibilidad, voluntad, y conciencia. Así, para repetir
brevemente lo '-'-
del volumen segundo, ~s en realidad un aspecto de la parte
inmaterial .y,~ +'
del hombre que incluye una naturaleza inclinada al ecado ue
ha w LUb
sido contamma a, y como a se ha reproducido a través de
todas las
generacwnes sucesivas. Por su pnmer pecado el primer hombre
en seguida llegó a ser de un orden diferente de aquel en que
había
sido creado, y por la ley de la procreación la adquirió su
descendencia, esto es, que las especies se reproducen según
su
especie. Que la descendencia de Adán había caído está
confirmado y
demostrado por medio del crimen de su primogénito.
Habiéndose
derivado de Adán, esta naturaleza caída es propiamente
llamada la
naturaleza Adámica. No reconocer esta naturaleza como un
aspecto
inalterable y universal no cambia el hecho, y es parte de la
sabiduría
el admitirla y debería ser el plan de la vida de cada uno el
c'Oiiiormarse a él. Hay que identificar y evitar cuatro
errores: ( 1) que
el hombre no es malo por naturaleza, (2) que los mños vienen
al
mundo sin pecado, (3) que la naturaleza adámica puede ser
erradicada, y ( 4) que la naturaleza adámica puede ser
controlada por
el poder y la voluntad de la determinación hl}imana. Siendo
una
parte del ser integral del hombre esta naturaleza mala no
puede ser
removida hasta que el cuerpo mismo en el que funciona sea
redimido,
o hasta que la separación entre el cuerpo y los elementos
inmateriales
de alma y espíritu sea efectuada por la muerte. La
naturaleza
adámica es el factor dominante en todo lo que entra en la
carne. Esa
naturaleza queda sin merma e inalterable en el creyente
después de
ser salvado y viene a ser uno de los tres grandes enemigos
de la vida
espiritual. Con la recepción de la naturaleza divina que le
es
impartida por la regeneración, el cristiano se convierte en
un ser
complejp, poseyendo dos naturaleza1)Nno dos personalidades)
con
una correspondiente complejidad de vida, porque, a menos que
la
naturaleza pecaminosa sea controlada por algo superior a la
capacidad humana, se hará sentir procurando deshonrar a
Dios. No
1018 NEUMATOLOGIA
está dentro de la línea de la voluntad humana, aún cuando
ésta sea
fortificada con las mejores resoluciones, el controlar la
naturaleza
adámica. El conflicto debe transferirse al Espíritu Santo
con
fidelidad constante e inflexible. Para obtener la victoria
el creyente
debe mantener una actitud de fe a objeto de poder ser salvo
del
poder reinante del pecado, del mismo modo en que fue salvo
de la
culpa y la pena del pecado por un acto de fe. En cada
aspecto de la
situación es claro que uno debe vivir por fe.
La vida que debe vivir uno que es justificado, por razón de
sus
enemigos superiores y de su propia impotencia, lo ru~l sería
imposible aparte de la capacitación divina realiz,ada en
respuesta a~a
fe. Tanto la seguridad de la salvación del juicio eterno como
la
santificación son una obra de Dios. La determinación humana
no
puede ayudar más en la una que en la otra. Es admitido
generalmente
de que el no regenerado posee una naturaleza caída. El mal
entendido es en relación al cristiano. La enseñanza bíblica
es clara y
también existen algunos profesantes cristianos que han caído
en el
error asumiendo que ellos ya no tienen más tendencia al
pecado. Este
asunto puede discutirse bajo dos puntos de vista, tanto por
el
experimental como por el bíblico. Experimentalmente los más
santos
entre los hijos de Dios han sido conscientes de la presencia
y el poder
de una naturaleza caída. A esto puede llamársele la
conciencia
normal del creyente devoto. Tal conciencia no es una
evidencia de
falta de madurez; más bien es evidencia de verdadera
humildad y de
una clara visión de su propio corazón. No implica una falta
de
comunión con Dios ocasionada por contristar al Espíritu
Santo a
causa de pecado. ¿Quién puede detestar más el pecado que
aquel que
está consciente de su presencia y poder? ¿Y quién está en
may~r
peligro de su ruma. en la vida espiritUal que aquel que en
incauta
presunción ha asumido que le ha sido sustraída la
disposición a
pecar? La pretensión de que uno ya no tiene la disposición
al pecado
debe basarse en una terrible falta de conocimiento de sí
mismo con
respecto a los motivos e impulsos del corazón o, si no, tal
presunción
es a causa de no comprender el verdadero carácter del pecado
mismo.
Si un individuo puede convencerse a sí mismo que el pecado
es algo
diferente de cualquier cosa que él siempre hace o que está
propenso a
hacer, ciertamente más allá de cualquier cosa que él siempre
piensa,
siente o emprende, sin duda podrá convencerse que él jamás
ha
pecado. Si uno puede modificar el carácter del pecado en su
propia
mente, por el mismo proceso puede relevarse a sí mismo de la
conciencia de pecado. No son pocas las personas en el mundo
que
piensan de esta manera actualmente. La verdad de una
naturaleza
espiritual no puede prevalecer cuando se basa en la
experiencia
PODER PARA VENCER EL MAL 1019
humana; debe basarse en la revelación. El pecado no es lo
que alguna
persona prejuiciada y extraviada pretende que sea; es lo que
Dios a
revelado ser. Por medio de un estudio de toda la Palabra de
Dios el
pecado ha sido bien definido como "cualquier violación
de, o deseo
de conformarse a, la voluntad revelada de Dios." El
errar el blanco.
¿Pero qué blanco? Seguramtne es la norma divina. El creyente
puede
preguntarse: ¿He hecho yo toda y solamente Su voluntad con
motivos tan uros como el cielo y con fidelidad inalterable
la
orma, caracterizando o m mito? Dios ha provisto la
posibilidad de
una victoria completa; pero los cristianos muy a menudo han
fallado
en su realización. Si en algún grado poseen el conocimiento
de Dios y
de sí mismos, ellos son conscientes con frecuencia que no
son limpios
de pecado a los. ojos de Dios. El testimonio de los
cristianos más
espirituales en sus tiempos en todas las generaciones ha
sido la
conciencia de la pecaminosidad en sus vidas, el ser
capacitados para
contemplar la Persona de Dios en contraste con ellos mismos.
Job, el
perfecto de corazón, se aborreció a sí mismo ante la
presencia de
Dios. Daniel, contra quien no se ha registrado pecado
alguno, dijo:
"Y no'"'(iiiedó fuerza en mí, antes mi fuerza se
cambió en
desfallecimiento, y no tuve vigor alguno" En Romanos
7:15-8:4 se
halla el pasaje principal sobre esa verdad, de que el
creyente posee
dos naturalezas y que una de ellas, la naturaleza
pecaminosa, no
puede ser gobernada aun por el poder de la voluntad de una
persona
regenerada. Pero antes de citar el pasaje es de orden
adelantar algunas
palabras de introducción general. Este pasaje presenta el
conflicto
entre dos aspectos del ego que el creyente representa. La
palabra yo
apareceen dos muy diferentes y opuestos usos, pero todo
dentro de
la personalidad del Apóstol, cuya experiencia es aquí
descrita. La
controversia es real, sostenida, como lo es, entre dos
naturalezas: la
naturaleza original caída, que está inclinada al mal y que
llamaremos
la vieja naturaleza, por conveniencia; y la que en la misma
persona
responde a su ente salvado y a la que puede llamársele la
nueva
naturaleza. Siendo por el momento y por la mejor de las
razones, que
el yo salvado se contempla hipotéticamente distinto del
Espíritu
Santo que en él mora. La cuestión vital es si el cristiano,
en sí mismo
y por ser salvo meramente, tiene el poder para controlar
victoriosamente su naturaleza pecaminosa, sería imposible
concebir
conflicto más astuto e ilusorio. En este conflicto entre el
salvo que
posee una nueva naturaleza y su naturaleza caída, el salvo,
con sus
propósitos santos es derrotado completamente. Siendo salvo,
ahora
tiene ideales santos y elevados, y todavía, por su
incapacidad de
realizarlos, llega a ser un "miserable hombre ...
" En perfecto
contraste con esta clase de lucha está el conflicto descrito
en Gálatas
1020 NEUMATOLOGIA
5: 16 y 17, que dice: "Digo pues, andad en el Espíritu
y no satisfagáis
los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es
contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se
oponen entre
sí, para que no hagáis lo que quisiereis." Aquí se
asegura la victoria
sobre la carne si se lucha confiando en el Espíritu. También
se
descubre en est~ pasaje que la vieja naturaleza del creyente
y el
Espíritu siempre están "en oposición" el uno al
otro. Estos nunca
pueden llegar a ponerse de acuerdo ni ligeramente por
disposición.
alguna de la vieja naturaleza. Según Gálatas 5: 16, 17 lo
que es verdad
respecto al desacuerdo entre el Espíritu Santo y la vieja
naturaleza es
igualmente cierto en cuanto a la nueva naturaleza, o el ego
salvado y
la vieja naturaleza, de acuerdo con el pasaje de Romanos que
estamos
considerando. De los dos pasajes hay que observar que el uno
registra
un completo fracaso y el otro, una total victoria. La
esencial e
impresiva diferencia entre ellos es que en uno la fuerza
limitada del
salvo ha producido, en conflicto con la vieja naturaleza,
una
completa derrota, y en el otro, andando en pos del Espíritu
Santo al
luchar contra la vieja naturaleza. ha obtenido una total
vicJQria.
-Se han propuesto varias interpretaciones de Romanos
7:15-25,
todas las cuales han fallado en algún grado en cuanto a la
situación
que el contexto establece. La más común y más errónea es la
propuesta por Felipe Mauro en la que sostiene que aquí la
Escritura
registra una experiencia del gran Apóstol antes de ser
salvo. Lo
ilógico de esta interpretación es evidente. Ninguna
experiencia tal
podría haber ocurrido realmente en la vida del Apóstol, ni
puede
suceder en la experiencia de persona alguna no regenerada.
Por el
contrario, el Apóstol declara que antes de ser salvo él
vivía con toda
limpia conciencia y ante la ley como uno que es
"irreprensible" (Fil.
3:6). El inconverso no adopta ideales o propósitos tales
como los de
Romanos 7 que van más allá de los dictados de la débil
conciencia.
Dios no está en todos sus pensamientos. Finalmente y en
conclusión,
el mismo ego de Romanos capítulo 7 continúa en el 8 y en su
mismo
énfasis cristiano. La diferencia indicada entre los
capítulos 7 y 8 no
es en cuanto a la salvación, sino a la liberación del poder
del pecado y
d~ la muerte que siempre es el legítimo fruto de la
naturaleza
pecaminosa.
Este relato es enteramente de la experiencia del Apóstol
Pablo.
D~scribe aquella por la cual pasó cuan~o con menos
comprensión de
su propio yo procuró realizar los ideales celestiales en su
vida
confiando en su propia fuerza de propósito y voluntad. Sería
inconsistente para los que nunca se han esforzado por ningún
medio,
falso o verdadero, alcanzar tales ideales de mirar con
compasión a
uno que a lo menos está en el camino de descubrir sus
propias
PODER PARA VENCER EL MAL ~ limitaciones
morador.
y los recursos ilimitados que residen en el ~
Habiendo determinado que este pasaje registra la lucha de un
hijo
de Dios es verdaderamente valioso notar que él, aunque
salvo, posee
una naturaleza caída, y su liberación no es por la
erradicación sino
por el poder victorioso del Espíritu Santo (Ro. 8:2). De
cada
referencia al viejo "yo" así como por la
fraseología paralela que se
encuentra en el pasaje, especialmente: "el pecado
(naturaleza) que
mora en mí" (vs. 17 y 20), "en mí (esto es, en mi
carne), no mora el
bien" (v. 18), "el mal está en mí" (v. 21),
"El pecado que está en mis
miembros" (v. 23), "yo mismo sirvo ... con mi
carne a la ley del
pecado" (es decir, la naturaleza, v. 25), es evidente
que el escritor
poseía una naturaleza caída. La porción de este pasaje que
conduce a
la pregunta, "¿Quién me librará? ",como se lee en
cierto comentario
intercalado, es como sigue: "Porque lo que hago (a
causa de la vieja
naturaleza), no lo entiendo (por causa de la nueva); pues no
hago lo
que quiero (la nueva), sino lo que aborrezco (nueva) eso
hago (vieja).
Y si lo que no quiero (nueva), esto hago (vieja), apruebo
(nueva) que
la ley (o, la voluntad de Dios para mí) es buena. De manera
que ya
no soy yo (la nueva) quien hace aquello, sino el pecado (la
vieja) que
mora en _!!lÍ. Y yo se que en mí (la vieja), esto es, en mi
carne, no
mora el bien; porgue el querer el bien está en mí, pero no
el hacerlo.
Porque no hago (la nueva) el bien que quiero (la nueva),
sino el mal
que no quiero, eso hago (la vieja). Y si hago (la vieja) lo
que no
quiero (la nueva), ya no soy yo (la nueva), sino el pecado
(la vieja)
que mora en mí. Así que, queriendo yo (la nueva) hacer el
bien, hallo
esta ley (no la de Moisés), que el mal (la vieja) está en mí
(la nueva).
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de
Dios; pero
veo otra ley en mis míembros (la vieja), que se rebela
contra la ley de
mi mente (la nueva que se deleita en la ley de Dios), y que
me lleva
cautivo a la ley del pecado (la vieja) que está en mis
miembros.
¡Miserable de mí (el cristiano)! ¿Quién me librará de este
cuerpo de
muerte?
La naturaleza de este conflicto es evidente como también lo
es el
completo fracaso registrado. El ~ómo efectuar lo que es
bueno es un
problema que afronta tGdo cristiano serio, y mientras
centenares de
predicadores están ocu ados en exhortar a sus con re aciones
que /
e en ser uenos rácticamente ninguno está diciéndoles como V
ser o. ste fallo se debe al descuido e a verdad en cuanto a
a vida
cnstiana en las instituciones en donde se preparan los
ministros. Esta
indiferencia no se debe a ningún deseo de apoyarlo en
pasajes
explícitos, o en alguna falta de provisión de parte de Dios
a fin de
que los creyentes puedan ser victoriosos en sus vidas y
servicio. El
1022 NEUMATOLOGIA
gran Apóstol descubrió lo que otros muchísimos han
descubierto,
esto es, que cuando él quería hacer el bien, el mal (la
naturaleza
pecaminosa con su inclinación a pecar) estaba presente en
él. Su
esfuerzo propio por realizar esos altos ideales, que son los
acompañantes naturales del estado de un regenerado, fue
ineficaz.
Así con extrema pena exclama:" ¡Miserable hombre de
mi~n
me librará de este cuerpo de muerte?" Mediante una
horrible figura
muy significativa el Apóstol compara su naturaleza caída con
un
\ cadáver a él atado que debe llevar a donde quiera que
vaya.
v La respuesta al problema es doble: Será liberado medi
salva ora el Sefior esucns o 7:25) orla intervención ersonal
Qe SQmtu anto (8: 2). La liberación efectiva o experimental
es por
el Espíritu Santo, pero es hecho posible únicamente por lo
que Cristo
ha efectuado en Su muerte como un verdadero juicio de la
naturaleza
pecaminosa. Aunque ya se ha visto antes, este tema surge de
nuevo y
para un cuidadoso examen, siendo como es un factor
primordial en
toda vida y servicio, capacitados con el poder del Espíritu.
Siendo
que este aspecto de la muerte de Cristo ha constituido el
tema central
del capítulo precedente de la Epístola a los Romanos, el
Apóstol es
justificado al construir su argumento sobre él y eso sin
ulteriores
análisis del mismo. Como se ha aseverado anteriormente, el
Espíritu
Santo, no estaría en libertad de hacer nada con la
naturaleza
pecaminosa (por Su misma santidad) a menos que ésta fuese
antes
juzgada por Dios y en una forma del todo satisfactoria para
El. Toda
barrera a la infinita santidad tiene que ser removida. En
esta
conexión puede observarse que ttl Espíritu Santo está en
libert~d de
re_generar a los incrédulos sin juicios o aplicándola por un
simple acto
de soplar, y basado en la verdad de ue C · "ó orlos
ecados
e aque a quien el spíritu ha de s&lvar. Así se ve que la
obra
regeneradora del Espíritu es "a través de Jesucristo,
nuestro Sefior."
Del mismo modo habiendo Cristo padecido una muerte como el
juicio sobre la naturaleza pecaminosa, el Espíritu está en
libertad qe
salvar incesantemente a través de Cristo. La muerte de
Cristo al
pecado, esto es, a la naturaleza, es descrita en Romanos
6:1-10, y
consiste en la crucifixión del creyente, aun su naturaleza
pecaminosa,
quedó baio esa sustitución, lo gue ha llegado a ser una
satisfacci9_,n
judicial asegurada por parte de Dios contra esa naturaleza.
Siendo
que la estructura completa del plan divinamente arreglado,
por el
cual e! creyente puede vivir sobre el poder de la carne para
la glQria
de Dios, está basado absoluta y únicamente sobre la verdad
de que
Cñsto murió a la naturaleza de pecado, como un juicio
plenameñte
satisfactorio ante Dios. Este hecho, desde luego, llega a
ser el aspecto
pnmario, el ev~ngelio de libertad, las buenas nuevas con
respecto a
PODER PARA VENCER EL MAL 1023
una obra consumada a favor del creyente, que, en cuanto a
importancia y alcances está en segundo lugar a la obra
salvadora del
Espíritu Santo, basado en la obra consumada de Cristo a
favor de los
perdidos. Por amor de Sí mismo y por amor de otros para
quienes
pueden se1 llamados para ministrar, los ministros deben ser
conscientes de .cuatro inmensurables realidades: ( 1} que
cada
creyente mientras está en la carne todavía es llamado a
sostener una
luf_fia incesante contra la vieja naturaleza, (2) q_ue en
cada cristiano
habita el Espíritu Santo y de este modo está equipado con
poder
Pf!a vencer sobre la carne_, (3) que Cristo ha sufrido la
pena de /
muerte requerida contra la naturaleza ec · a, y (4) gue la V
li ~ración e po er de la carne es efectuada sobre el
principio de fe
o dependencia del Espíritu, en vez de a base de cualQuier recyrso
proruo. Estas cuatro verdades que están tan estrechamente
relacionadas entre sí son probablemente las más mal
entendidas y
descuidadas que muchas otras entre las doctrinas bíblicas.
Ciertamente, quien estime lo que pudiera haber sido la
historia de los
creyentes en cuanto a su carácter y fidelidad le habrá dado
el énfasis
aclaratorio que le corresponde a estas verdades. ¡Cuán
importante es
para el progreso de cada creyente que llegue a
unaer!Jtrt~mprensión
y reconocimiento de sí mismo, esto es, del hecho y de la
fuerza
dominante de la carne con la que él lucha. Al principio de
este
volumen, al examinar la doctrina del bautismo del Espíritu,
se
presentó la verdad de que por ese bautismo Cristo ha sido
"puesto
en" (Gá. 3: 27), y esto sobre la base justa del aspecto
agradable de la
muerte de Cristo. Bajo la presente discusión se contempla la
verdad
complementaria guerevela lo que por la muerte de Cristo en
el juicio
d{1a naturaleza pecaminosa. el "viejo hombre" es
"despojado" por
Cristo para ser "vestido de". Experimentalmente,
por medio del
poaer del Espíritu Santo, el creyente puede realizar el
aspecto
negativo de la vida espmtua:l, lo ue st mhca hberacwn y
preservación e ma ; y posicionalmente, por medio del Es
íritu él
puede efectuar e a vi a la
exteriorización de la vida de Cristo gue vive en él (Gá.
2:20).
Algunos pasajes importantes afirman la verdad de que la
carne del
creyente con su naturaleza pecaminosa fue juzgada por Cristo
en Su
muerte, y muestran como fue una substitución completa al
punto en
que la carne con su naturaleza de pecado fueron tan
perfectamente
tratados como lo hubieran sido en el creyente mismo. En
verdad,
siendo que Cristo no tenía una naturaleza pecaminosa por la
cual
tuviera que sufrir un juicio de muerte, la única explicación
posible en
este aspecto es prueba de que lo hizo en sustitución por
otros; las
almas por las que El sufrió dicha muerte (comp. Gá. 5:24) a
base de
1024 NEUMATOLOGIA
fe, son consideradas por Dios de estar entera y eternamente
en
posesión de cada valor de esa muerte. Podemos bien observar
ciertos
pasajes:
Gálatas 5:24. "Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne
con sus pasiones y deseos."
Diferente a algunas otras referencias en el Nuevo Testamento
a la
muerte de Cristo como un juicio de la naturaleza pecaminosa
que
reside en el creyente, el tiempo del verbo como se traduce
en este
versículo está propiamente representado. La carne del
creyente en un
sentido pasado y completo, con sus pasiones y deseos, fue
crucificada
cuando lo fue Cristo. En verdad, esta remoción está lejos
de· la idea
de que el creyente debe procurar su auto-crucifixión de
cualquier
modo; por el contrario, la gran transacción ha sido hecha y
la
responsabilidad que descansa sobre el cnstiano es creerla y
reconocer
que es ·la verdad. De este modo se adquiere seguridad de que
el
cammo ~ailibiéii está despejado para que el Espíritu Santo
efecflle
una completa liberación ex erimental del od · ado.
La ec aración de pasaje es directa y conclusiva. Todos los
que son
de Cristo han crucificado la carne. Esta es la realización
divina en y a
través de la muerte de Cristo. Lo más evidente es que esto
se refiere a
la posición más bien que a una realidad experimental;
todavía ¡cuán
ilimitado es el valor del hecho de que el juicio ya se
efectuó y la
victoria es posible para el creyente! No es de maravillarse
si este
hecho no es generalmente comprendido y reconocido. Aun la
muerte
de Cristo como la base justa del perdón y de la
justificación es
minimizada y mal comprendida por la mayoría de la gente; y
es
probable que de cien que han llegado a comprender y a
depender de la
muerte de Cristo para su salvación, no hay más de uno que se
apropie
de la muerte de Cristo dependiendo de ella para su
santificación.
Romanos 6:1-10. Aunque no lo copiamos aquí de nuevo, esta
porción de la Escritura debiera de leerse con cuidado
considerando el
hecho de que se trata de un relato (el más éxtenso y exhaustivo
en el
Nuevo Testamento) de lo que Cristo hizo al "uz ar la
naturaleza
pecaminosa del creyente. contexto continúa en el capítulo 8
con
referenchi~ala presencia y poder de la naturaleza pecaminosa
y la
posible victoria sobre ella. Habiendo declarado en 6: 1-1 O
la verdad de
que se ha ganado un juicio contra la naturaleza pecaminosa
en
6: 11-23 el Apóstol apremia a apropiarse de estos ilimitados
beneficios. En 7:1-14 declara que el sistema de méritos ha
de ser
quit~ para que la vida ahora en relacion mmediata con Cristo
pueda ser efectivamente realizada. En 7:15-8:2 se declara la
incapacidad del salvo para vencer la naturaleza pecaminosa
en sus
propias fuerzas. La referencia frecuentemente repetida de lo
que una
PODER PARA VENCER EL MAL 1025
vez fue descrito como "el pecado que está en mis
miembros", indica
la presencia de la naturaleza pecaminosa en el creyente;
algo que,
aunque identificado, es incapaz de ser gobernado por poder
alguno, a
no ser el del Espíritu morador. Sin embargo, el camino a la
victoria
e~t!.._QJ"e¡>_arado desde que Cristo murió por la
naturaleza pecaminosa
([].:J_]). La victoria tiene que ser "por Jesucristo
Seftor nuestr9";
pero tiene que efectuarse en la ex eriencia aun una
liberación del
po er del ecado y de la muerte, por el Es íritu de Vida en
Cristo
esús. En uno de los versículos (8: 3) se hace una
declaración más
~górica. Dice así: "Porque lo que era imposible para la
ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a Su Hijo en
semejanza
de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecada
en la
carne." EISistema de méritos, en sí mismo, es santo, y
justo y bueno;
por tanto el fallo se debe, en efecto, a que estaba dirigido
a la carne
débil, que no podía en manera alguna responder a sus
demandas.
Siendo que el sistema de méritos falla, como siempre sucede,
Dios se
mueve en un nuevo principio de vida (8: 1-13), mayormente en
un
andar según el Espíritu, o en dependencia del Espíritu. En
tal cas;Ia
co.mpleta voluntad de Dios será cumplida en el creyente,
pero nunca
sera cumplida por el creyente. Detrás de esta ejecución por
el
Espíritu está la verdad que, para hacer posible el nuevo
andar Dios
envió a Su propio Hijo, quien vino no como Uno de carne
pecadora,
siño en la "semejanza de carne de pecado", y por
el pecado (esto es,
la naturaleza) así condenar, en el sentido de llevar a
juicio, ese
pecado (la naturaleza) que está en la carne. De esta manera,
como un
clímax al final de un pasaje tan extenso que trata de la
naturaleza
pecaminosa y su control, se hace la afirmación directa de
que Cristo
trajo a juicio la naturaleza de pecado del ere ente sobre
estab'aSe
le a us a e s m u t triunfe al
punto de realizar la plena voluntad de Dios.
Segunda en lugar únicamente a la salvación misma está esta
gran
realidad de una vida que glorifica a Dios y la manera
divinamente
provista de cómo alcanzarla. Es obvio que el pasaje que
estamos
considerando sólo presenta el problema de la naturaleza
pecaminosa,
siendo que se identifica por la repetición de ella en todo
el pasaje
(Ro. 6: 1-10) y que sigue hasta el final del contexto (8:
13). No están
a la vista los pecados de los inconversos, ni los pecados de
los salvos
.como tales; es un problema enteramente relacionado con la
raíz de
todo: la naturaleza pecaminosa y su enjuiciamiento. Las
siguientes
expresiones en este contexto, incluyendo 7: 15-25 y 8:3,
declaran
esto: "muerte al pecado" (6:2),
"plantados" (o ligado) juntamente
(con El) a la semejanza de Su muerte" (6: 5),
"nuestro viejo hombre
fue crucificado juntamente con El" (6:6), "si
morimos con Cristo"
1026 NEUMATOLOGIA
(6: 8), "al pecado murió una vez por todas" (6: 1
0), "vosotros
consideraos muertos al pecado" (6: 11 ), "el
pecado no se enseñoreará
de vosotro~" ( 6: 14 ), "el pecado que mora en
mí" (7: 17, 20), "el
pecado que está en mis miembros" (7: 23 ),
"condenó el pecado en la
carne" (8:3). En ningún sentido este gran tema es un
mero mandato
al cristiano para tratar de crucificar su propia carne, ni
es algo que él
está llamado a desempeñar como práctica de un mero mandato.
Cuando una de estas falsas interpretaciones se da a estos u
otros
pasajes, es a expensas de lo que es vital o de un valor
incalculable.
De modo semejante, y por la resurrección de Jesucristo en el
aspecto de la sustitución, el cristiano es judicialmente
trasladado al
terreno de la resurrección en donde la muerte, como un
juicio por la
naturaleza pecaminosa, es cosa totalmente del pasado. Esta
es la
sublime realipad aseverada en Romanos 6:7-1 O, que dice: "Porque
el
que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos
cOñ
Cñsto creemos que también viviremos con El; sabiendo que
Cristo,
habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte
no se
enseñoreará más de El. Porque en cuanto murió, al pecado
murió una
vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive." El
que está
muerto, como se considera estarlo el creyente en el juicio a
muerte
de Cristo, es liberado de esas demandas respecto al juicio
de .. la
naturaleza pecaminosa que requería la pena de muerte. Pero
uno no
puede haber muerto juntamente con Cnsto sm ha6er sido
resucitado
también con El en Su resurrección. Como .este juicio a
muerte de
Cristo no se ha repetido, habiendo sido completo hasta el
infinito, El
ya no muere, ni hay ya más necesidad de tal muerte. Por
tanto, surge
la gran realidad de que, como Cristo murió a la naturaleza
pecaminosa una vez 120r todas, igualmente aquel por quien
fue
electuada dicha muerte, posee todos los beneficios de ella
al ado de
perfección infinita, para lle ar a ser as1 no so o uno en
quien la
naturaleza pecammosa es ya juzgada y que está h re del
juicio <k la
pena de muerte,. sino uno que judicialmente entró en la · ·
'tada
esfera de la vida resucitada de Cristo. sta posición en la
resurrección
es tan verdadera como la de la muerte y sepultura de Cristo.
En este
nuevo terreno se le ordena al nuevo creyente con relación a
la vida
cristiana: "Si pues habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned la mira
éñTa's cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque
habefs muerto, Y
fuestra vida está escondida con Cristo en Dios" (Col.
3: 1-3 ).
Colosenses 2:11, 12. "En El también fuisteis
circuncidados con
circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo
pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cñsto; sepultados
con:]I en
el baubsmo, en el cual también fuisteis resucitadOs con El,
mediante
PODER PARA VENCER EL MAL 1027
la fe en el poder de Dios que le levantó de los
muertos."
La recta comprensión de esta Escritura depende en gran parte
de
reconocer que la referencia a la circuncisión de Cristo es
una
referencia a Su muerte: un despojamiento del cuerpo o
substancia de
ía carne como un formidable obstaculo para la espmtualidad,
no el
é,!!.erpo físico de Cristo como Pablo quiso decir
anteriormente en
Colosenses 1:22, ni el cuerpo físico del creyente, sino una
circuncisión ética en la que la naturaleza pecaminosa que se
encuentra en la carne es judicialmente destituida de su
poder. Como
antes se ha indicado, siendo que Cristo no tenía naturaleza
pecaminosa, esto es un caso de sustitución; es el juicio de
la muerte
de Cristo en lugar de la naturaleza residente en aquellos por
quienes
murió, la misma triple empresa anunciada en Romanos 6:2-4,
es
decir, la muerte, sepultura y resurrección. La muerte
representa l¡t
ejecución de las demandas de la infinita santidad contra la
ofensa ge
la naturaleza pecaminosa y en todos los casos es presentada
como
algo enteramente cumplida por el creyente. La sepultura
representa
la disposición de la naturaleza pecaminosa delante de Dios,
como esa
misma sepultura, según 1 Corintios 15:3,4, es también la
disposición
de la ofensa de los pecados del mundo. De manera semejante,
Romanos 6:4 declara que la sepultura es la disposición
judicial de la
ofensa de la naturaleza pecaminosa, siendo ella misma
asegurada por
la unión de Cristo y los creyentes por la operación del
bautismo del
Espíritu. Una vez más, no hay mandamiento, ejemplo,
precepto,
concerniente a una ordenanza incorporada a este sublime
pasaje de
Colosenses dos. La referencia al bautismo es un
reconocimiento al
bautismo del Espíritu, el que sólo engendra esa unión vital
con Cristo
por la que el creyente llega a identificarse tanto con El
que ha
asegurado para sí el valor de la crucifixión, muerte,
sepultura y
resurrección de Cristo.
Efesios 4: 20-24; Colosenses 3:8-1 O. "Mas vosotros no
habéis
aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y
habéis sido por
El enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En
cuanto a la
pasada manera de vivir,~ del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y novaos n el espíritu de
vuestra
mente, y~el nuevo hombre, crea o se~n Dios en la justicia y
santidadcre-fa verdad" . . . "Pero ahora dejad
también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas
de vuestra boca. No mintáis los unos a los habiéndoos
(.(léspoi<id0 del viejo hombre con sus hechos y evestid
del nuevo, el
cual conforme a la imagen del que creó se va renovando hasta
el
conocimiento pleno."
Las dos expresiones, despojado y revestido son muy
significativas
1028 NEUMATOLOGIA
cuando en la traducción es introducida la forma correcta del
verbo.
De nuevo es una alusión a ese pasado, un logro completo de
Cristo en
su muerte y resurrección. Por esa muerte el viejo hombre fue
quitado
(comp. Ro. 6:6; Gá. 5:24), y por esa muerte y resurrección
fue hecha
la provisión por la cual puede vestirse el nuevo hombre.
Todo esto,
que es tan evidente en su carácter posicional, conduce de
modo muy
racional a las exhortaciones que siguen inmediatamente,
pidiendo un
andar que honre a Dios.
111. EL DIABLO
Cualquier lectura seria y atenta del Texto Sagrado
descubrirá dos
hechos: ( 1) que Satán es un ser tan real como cual uier
persona
descrita en la Bib ia, y (2) ....9.ue, aunque limitado en su
poder por
causa de la restricción divina, él sostiene una uerra
incesante cruel
cQntra los sa yos. a Ignorancia de las maquinaciones de
Satán,
aunque todas son universales, es inexcusable, máxime cuando
la
Palabra de Dios presenta los hechos tal como aparecen tanto
del lado
humano como del lado divino. El tema general de Satanología,
ya
extensamente estudiado, abarca los aspectos sobresalientes
de la
doctrina de Satanás, tales como sus ~os, su influencia sobre
el
cosmos, y su enemistad contra los creyentes. Allí se ha
observado
que Satá~, como un león rugiente, anda buscando a quien
devorar ( 1
P. 5: 8). Siendo que no existe enemistad entre Satán y los
inconversos
visto que ~!lR.~~~~tán sujetos (Col. 1: 13 ), a quienes él
vigoriza (E f.
2: 2), sus "Rs'lt'rtos ']on siempre dirigidos contra
los hijos de Dios, y,
evidentemente, por causa de la naturaleza divina que está en
ellos.
Poseyendo esa naturaleza enseguida ellos se toman una
oportunidad
para los fieros dardos de Satán al ser dirigidos contra
Dios, con quien
él está primariamente en confli~;;to. Esta guerra contra los
hijos le
Óios y por el hecho de poseer la naturaleza divina, está
descrita en
Efesios 6: 10-17, como sigue: "Por lo 'demás, hermanos
míos,
fortaleceos en el Seftor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la
armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas
del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino
contra principados, contra potestades, contra gobernadores
de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las
regiones celestiale . Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para
que o áis tir n el día malo, y habiendo acabado todo, estar
trmes. Estad, pues, firmes, ceftidos vuestros lomos con la
~erdad, y
vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con
el apresto
del evangelio de paz. Sobre todo, tomad el escudo de~· con
qÜe
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad
el
PODER PARA VENCER EL MAL 1029
yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
~M;'h de
Dios." Entoñces esta guerra no sólo es real y el
enemigo, verdadero,
pero su fortaleza sobrepasa los límites de la habilidad y
comprensión
humana. Así en el pasaje que acabamos de citar el cristiano
es
exhortado a confiar totalmente en Dios, y a usar las armas
siguiendo
las instrucciones que Dios ha provisto. Ninguna situación o
combinación de circunstancias puede ser tan desesperada como
aquella en la que el creyente se coloca cuando en el
conflicto con
Satán está dependiendo de íos recursos humanos. Como se ha
declarado anteriormente, el conflicto con el mundo es
exterior, la
lucha con la carne es interna y en gran parte está
circunscrita a solo el
individuo, mientras que el conflicto con Satán es contra una
persona
poderosa del dominio de los espíritus. En cada caso la única
c;;speranza . de éxito está basada en lo que el Espíritu
Santo
proporciona a los creyentes. ':Mayor es el que está con
vosotros que
el ue está en el mund " J n. · 4 ). '' 4_1 cual
resistid firmes en la
fe" (1 P. : ), y "Fortaleceos en el Señ.or"
(Ef. 6.:.1 0). Estas no sóÍo
son sabias instrucciones, sino que presentan el único camino
a la
victoria. Ni Satanás, ni el mundo, ni la carne son jamás
erradicados,
ni el conflicto jamás es disminuido. La provisión de Dios es
suficiente
para una victoriosa lucha aun cuando al parecer los enemigos
sean
incontrolables.
CONCLUSION
Al concluir este capítulo con relación a los aspectos
negativos de la
vida espiritual, puede reafirmarse que los tres enemigos: el
mundo, la
carne y el diablo, pueden exceder toda la habilidad humana,
y puede
obtenerse la victoria sobre ellos únicamente or el oder su
eri'Oreíel
' spmtu Santo; y este éxito, de llegar a ser una realidad en
la vida
cotidiana, demandá un lan de vida o rinci io eculiar a la ar
ue
~te. El cambio de una auto-suficiencia a la dependencia del
Espíritu es un cambio amplio, aun cuando los creyentes estén
plenamente capacitados, en ningún tiempo el Espíritu Santo
hace la
obra aparte de las funciones de la voluntad humana, ni hay
una
consciente experiencia de que ningún otro que su propio yo
está
actuando o determinando en la lucha. La vida es iritual no
consiste
en la expulsión del yo, o la inicia tva, o de la conciencia
de
tesponsabilidad. El Apóstol declara: "Es Dios quien
obra en vosotros
así el querer (con tu propia voluntad) como el hacer (con tu
propia
actuación), por Su buena voluntad" (Fil. 2: 13). Así se
ve que la
verdadera ex · a 1 cr ente a la ue es inducido como un
resu tado de la dependencia del Espíritu, no es una coerción
de su
1030 NEUMATOLOGIA
voluntad, sino un ejercicio más amplio y .mas efectivo de
ella. No es
asunto de compulsión del Espíritu Santo en aquellos a
quienes
capacita para que escojan los ideales correctos, si han de
hacer de esta
u otra forma; es la más profunda, efectiva y normal
ejecución del
Espíritu de inclinar a los que de El dependen, a querer en
el sentido
de desear, y a hacer en el sentido de cumplir a cabalidad lo
que
c:Onshtuye la voluntad de Dios (Ro. 12: 2), o lo que está de
acuerdo a
"~u buena voluntad". El punto en cuestión es de
vital importanctaSI
el principio de fe ha de ser ejercitado en la vida del
creyente. Sería
natural inferir que, si otra persona distinta del creyente
mismo ha de
sobrellevar en su lugar el conflicto con el mundo, la carne
y el diablo,
el creyente debe retirarse de la escena y convertirse no más
que en un
interesado espectador; pero en este triple impacto no hay
jubilación.
Los cristiañ'os que confían permanecen en el fragor de la
batalla, sin
l["conciencia de la inmediata presencia del Espíritu de
quien e..Qos
dependen. Con todo, la presencia del Espíritu Santo se
evidencia Q9rV
el hech6 de que la voluntad está escogiendo aquello que
honra a D.ios
y or el hecho de ue se ex erimenta la victona en vez de la
derrota.
ebiera oírse la advertencia tocante a cada conflicto
relacionado con
la vida espiritual, a efecto de que, hasta donde alcance la
conciencia
del creyente, no sea asunto de una indolente retirada de la
realidag_o
responsabilidad, sino por el contrario, del deleite de la victoria
a
través de una acción más efectiva de la voluntad. moyida.
como debe
s~lo, por una más vívida apreciación de, y más vital
determinadóñ
P.Or, alcanzar cada ideal divino. El conflicto no es una
prueba de
fortaleza física en un encueñtro con un enemigo exterior. Es
una
batalla interior y a cristiano que es vencido descubre que
él no tiene
suficiente fuerza de voluntad para determinar los
resultados; aún al
Sér capacitado por el Espmtu Santo él no solamente tieñe la
fuerza
de voluntad, sino que ve claramente y con un balance tal
tod""os
los aspectos e pro ema en que esta envuelto. El arangón e
este
metodo divino de tratar con la voluntad humana se ve
salvación
de los perdidos, caso en el que el escoger a Cristo por la
acción del
deseo de corazón es desarrollado por el Espíritu al punto de
convertirse en una pasión; pero en todo esto la voluntad
humana
actúa sin compulsión y es preservada la inalterable yerdad
de "el.gue
quiera, venga". Así la vida espiritual es el resultado
de una elección
v~untana ae hacer la voluntad de Dios y, consecuentemente,
se
puede decir que "cualquiera podrá alcanzar la victoria
sobre el
eñemig,o." Como el in converso no hace, ni está en su
poder el elegir
las cosas de Cristo hasta que es movido a hacerlo por el
Espíritu al
obrar en la mente y corazón. El vivir la vida espiritual
sobre una_llase
de fe no es en realidad una cesactón de las obras, por el
contrario es
PODER PARA VENCER 1031
CAPITULO XIV
PODER PARA HACER EL BIEN
Lo razonable del mandamiento dirigido a cada creyente, como
lo
es de ser lleno del Espíritu (Ef. 5: 18) es mantenido tanto
por el
hecho de que Cristo instruyó a Sus discípulos de que no
emprendieran ningún servicio antes de que el Espíritu
viniera sobre
ellos (comp. Le. 24:49; Hch. 1 :4, 8) y que en cada empresa
importante subsecuente se les advirtió que tendrían que ser
llenos de
nuevo para dicho servicio. La obra del Espíritu Santo en y a
través de
cada creyente es, como se ha indicado, negativa (victoria
sobre el
mundo, la carne y el diablo) y positiva: una exteriorización
de lo que
es bueno; además, la llenura del Espíritu, mientras hace
provisión
para triunfar sobre el mal, tiene como su objetivo más
importante
una vida enteramente de servicio que sólo Dios, Espíritu
Santo,
puede lograr plenamente. En el campo positivo, que es mayor,
la
obra del Espíritu durante la presente dispensación abarca
siete
ministerios de los que la llenura es sólo uno de ellos. Sin
embargo, es
admitido que sólo este ministerio está relacionado
directamente con
los cristianos como base y fuente de la vida espiritual. Los
otros seis
ministerios: restricción, reprensión, regeneracwn, morada,
sellamiento y bautismo, ya han sido estudiados en la primera
parte de
este volumen. Es por esto que el séptimo ministerio del
Espíritu,
cuando está relacionado con la manifestación de la vida
espiritual y el
servicio en el Nuevo Testamento es estimado como la séptima
manifestación del Espíritu en esta era. Es decir, la
expresión positiva
del poder del Espíritu (aparte de Su obra eficaz de vencer
el mal) se
manifiesta no menos que en siete distintas maneras. Aquí hay
un
motivo de acción de gracias respecto a este hecho, por lo
tanto, el
cristiano no está en la obscuridad con relación a las
realidades
precisas que constituyen una vida espiritual y de servicio
positivo y
digno. Unicamente incertidumbre y desilusión alcanzarán los
que
procuran vivir tal vida, si todo lo que se pudiera descubrir
con
respecto a la expresión de la vida espiritual hubiera de
alcanzarse por
medio de la experiencia. La norma o modelo de Dios está
claramente
indicada. Cualquier cosa que hayan supuesto que sea la vida
espiritual
algunas mentes ignaras, sigue un canal que es la expresión
normal de
la mente de Diós a favor del creyente, aparte del variable
ejercicio de
1032
PODER PARA HACER EL BIEN 1033
los dones individuales y de la obra de la responsabilidad
individual.
Un cristiano es iritual es un hi"o de Dios normal, aun
ue en su andar
de la VI a diaria con sus debilidades humanas y sus faltas
pueda no
s~r el JDOdelo norllJal. Todavía permanecería la verdad que~
llena del Espíritu con su rica realidad es la norma divina
ideal,
a!tnque nadie jamás la haya logrado. La exposición de estas
siete
manifestaciones del Espíritu en el Nuevo Testamento no es
para
poner ante el creyente un ideal que él debe tratar de
alcanzar en sus
propias fuerzas; más bien es la presentación de aquella vida
bendecida
q,!!e puede anticipar como el resultado de la operación del
Espíritu <m
y a través de él. Los cristianos deberían prestar atención a
estos
ideales manifestados por Dios y someterse a ellos con
simpatía y
cooperación, pero el lograrlo es definitivamente propio del
Espíritu
Santo: son manifestaciones del Espíritu únicamente. Las
siete
realidades manifestadas en el Nuevo Testamento son: ( 1) El
fruto del
Espíritu, (2) los dones del Espíritu que son operados
interiormente
por El mismo, (3) la alabanza y acción de gracias que son
inspiradas
por el Espíritu, (4) la enseñanza del Espíritu, (5) la
guianza, (6) la
vída de fe que es llevada a cabo por el Espíritu, y (7) la
intercesión
del Espíritu.
l. EL FRUTO DEL ESPIRITU
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
tolerancia,
benignidad, bondad, fe, (o fidelidad), mansedumbre, dominio
propio" (Gá. 5:22, 23).
Este contexto (Gá. 5: 16-25) naturalmente sigue después de
una
porción de la Escritura que ha sido estudiada recientemente,
como
sea Romanos 6:1-8:4, en la que el Apóstol ha echado los
fundamentos en los que están basados toda la vida espiritual
y el
servicio cristianos. Es ese aspecto de la muerte de Cristo,
el juicio
sobre la naturaleza pecaminosa, y por el cual la libertad es
asegurada
para I?roseguir una obra sin impedimentos dentro del
cristiano a pesar
de la presencia activa de la naturaleza vieja que est!t en
la carne.
Siendo que Dios en Cristo "ha condenado el pecado en la
carne",
toda la voluntad de Dios puede ser cumplida en nosotros",
mas
ñunca por nosotros (comp. Ro. 8:3, 4). Es decir, el Espíritu
ha siao
desi nado ara hacer u a la voluntad de Dios sea realizada en
la
vi a del creyente, experiencia que nunca podría ser lograda
dependiendo de la capacidad humana (comp. Ro. 7: 15-25).
Este
resultado final, que está operando la total voluntad de
Dios, no es
perfeccionado en todos los cristianos en virtud del hecho de
que lo
son, sino sólo entre los salvos que andan "no cdnforme
a la carne,
1034 NEUMATOLOGIA
sino conforme al Espíritu". El contraste está entre
aquellos cristianos
que dependen de sus propios recursos humanos (cuya línea de
acción
se ajusta al carácter de toda relación legal con Dios) y
aquellos
cristianos que dependen del poder del Espíritu que mora en
ellos. Un
método representa "las obras de la carne", o lo
que anticipó la ley
cuando apelaba a los recursos hymanos; el otro método,
siendo que
contempla al Espíritu morador, resulta en una realización de
todo lo
que el Espíritu puede hacer. Lo que sigue en el contexto de
Romanos
8:4 es un importante de~arrollo del contraste entre el
principio legal
y: el principio de fe. Entqnces también, como se ha dicho
antes, el
determinante del andar dependiendo del Espíritu ~anto como
se
anuncia en Romanos 8:4 es considerado de nuevo en Gálatas
5:16-25, continuando el mismo contraste entre las obras de
la carne
y" lo que efeGtúa inte.riormente el Espíritu Santo. En
el pasaje de
Gálatas se declara que la carne y el Espíritu son
completamente
irreconciliables. El hecho de que los dos jamás pueden
reconciliarse
es cierto en todo hijo de Dios sin excepción (comp. Gá. 5:
17), y eso,
mientras permanezca en el cuerpo y en este mundo. Ningún
creyente
jamás ha alcanzado el lugar donde él ya no necesite andar
.por mediQ
del Espíritu Santo. El cristiano más maduro debe, si
despierta a la
verdad respecto a sí mismo, testificar en cuanto al hecho de
que la
carne con sus afectos y deseos está presente en él y lo
demostrará por
medio de las "obras de la carne" si no es
controlada por el supremo
poder del Espíritu. Ideales de crédito lo pueden disuadir a
uno para
no hacer caso á las demandas ofensivas de la sociedad; pero
la
completa victoria interior sobre la carne se logra
únicamente por la
obra del Espíritu en res uesta a la es ecífica de endencia
de El. "Las
o ras de la carne" son continuas y espantosas:
"porque la carne
codicia contra el Espíritu y el Espíritu contra la carne, y
éstas se
oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que
quisiereis. Pero si
sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y
manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, .fornicación,
inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras,
orgías y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os
amonesto,
como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no
heredarán el reino de Dios" (Gá. 5: 17-21 ). Pero
contra las obras de la
carne está el fruto del Espíritu.
Cuando se anda por fe o dependiendo del Espíritu Santo
esto~..Qps
resÜÍtados son seguros: (1) No se harán las obras de la
carne (2) Se
manifestara e ruto del Espíritu. Tanto el aspecto negativo
como el
positivo <re la vida espiritual son garantizados a los
que dependen así
del Espíritu. Lo que constituye el fruto del Espíritu está
PODER PARA HACER EL BIEN 1035
precisamente indicado. Es un producto del Espíritu que opera
en y a
través del creyente. Como se emplean en el pasaje en
consideración
(Gá. 5:22, 23), las nueve palabras que denotan el fruto del
Espíritu
representan cualidades sobrehumanas del carácter; ellas no
podrían
ser producidas por la habilidad humana bajo ninguna
circunstancia
natural; son características divinas. De igual modo, estas
nueve
gracias en conjunto constituyen el fruto del Espíritu. La
forma
singular en que se usa la palabra frnto, se explica por el
hecho de que
estas nueve gracias forman un todo indivisible. §.1 Espíritu
Santo no
producirá sólo unos;;ocos de ellos y no la totalidad. Si
existe uno de
errüs, existirán realnrente todos. Así también, estas nueve
gracias
constituyen los elementos esenciales del carácter cristiano.
Aparentemente se piensa, por las implicaciones que envuelve,
que el
carácter cristiano es algo que hay que edificar, según la
idea que
muchos líderes han inculcado en los creyentes, por un tenaz
esfuerzo
~ con lo cual ellos se colocan en una senda que no sólo es
caracterizada por, sino que termina con una dependencia de
las obras
humanas como base para cualquier aceptación delante de Dios.
En la
supuesta secuencia en la edificación del .carácter cristiano
seO'iee
'" si~plemente que los pensamientos determinan los
actos, los actos
determinan el carácter, el carácter determina el destino.
Ciertamente,
poca necesidad fiabría de un salvador o del poder de Dios en
un
programa tal de desarrollo. El mundo puede elegir cualquier
método
como su plan por el cual el hombre puede lograr lo que se
supone ser
el carácter correcto; pero Dios ha asignado a sus hijos un
métod~
único, inmediato y efectivo. El carácter cristiano es un
producto
dtvmo y que no ha de realizarse-parcialmente como resultado
de un
penoso esfuerzo propiO, como lo es en el caso de los métodos
usuaJes
en el mundo, sino que es un producto que llega a ser total e
instantáneamente asequible cuando la relación correcta con
el
Espíritu Santo no es estorbada. Como bien se ha dicho,
Gálatas 5:22,
23 es la más corta bio afía de Cristo · 's ' · , porqu_e
e o de spíritu es la expresión externa del Cris o ue mora en
el
in ividuo. n onces ten puede aceptarse como la realización
de ......___
aquella experiencia a la que el Apóstol se refirió cuando
dijo: "Para
mí el vivir es Cristo" (Fil. 1:21; comp. con Gá. 2:
20). Con respecto a
las nueve gracias que juntas comprenden el fruto del
Espíritu, el Dr.
C. l. Scofield ha escrito: "El carácter cristiano no es
meramente
corrección moral o legal, sino la posesión y manifestación
de nueve
gracias: amor, gozo, paz (el carácter como un estado
interior);
tolerancia, benignidad, bondad (el carácter como una
expresión hacia
el hombre); fe, mansedumbre, templanza (el carácter en una
expresión hacia Dios). Tomados en conjunto representan un
retrato
1036 NEUMATOLOGIA
moral de Cristo, y pueden ser tomadas como la explicación
del
Apóstol de Gálatas 2:20, 'no yo, sino Cristo en mí', y como
una
definición de la palabra fruto de Juan 15~1-8. El carácter
es posible a
qusa de la unión vital del creyente con Cristo (In 1 5 · 5;
1 Co.
12: 12, 13), y es enteramente el fruto del Espíritu en
aquellos
creyentes que se han rendido a EL(Gá. 5:22, 23)" (La
Biblia Anotada
de Scofield, págs. 1204, 1205). ·
Con estas palabras de introducción general en la mente
estudiaremos cada una de estas nueve palabras en su orden y
se
notará el carácter divino así como lo apetecible de lo que
ellas
representan.
l. AMOR. En vista de que el Espíritu Santo declara (1 Co.
13) que
el amor es supremo entre todos los dones, es razonable que
aparezca
en primer lugar en la lista del fruto múltiple del Espíritu.
El amor es
el aspecto preeminente de la experiencia humana tanto en la
dispensación Mosaica, y en la del Reino, así como en la
cristiana. En
cuanto a la Mosaica, se declara que "El cumplimiento de
la ley es el
amor" (Ro. 13: 1 0); y el ascenso en responsabilidad
con respecto al
amor que el Reino venidero anticipa se establece en Mateo
5:43-46:
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y
aborrecerás a tu
enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid
a los
que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad
por los
que os ultrajan y os persiguen ... porque si amareis a los
que os
aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo
los
publicanos? " En todo caso, la norma de amor que Cristo
encarga a
los creyentes de su época es sobrenatural y enteramente
divina en su
carácter. El dijo: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis
unos a otros; como yo os. he amado, que también os améis
unos a
otros. En esto conoceréis todos .que sois mis discípulos, si
tuvie.teis
~r los unos con los otros" (Jn. 13:34l. _ _35). Cuando
se le
encomienda ejercitar una característica divina y cuando se
le _p_rove~
suficiente poder para su tarea por el cual ésta- pueda
realizarse no está
Pidiendo demasiado al creyente al esperar que manifieste
esas
características.
Habiendo indicado la compasión divina que guía a los
perdidos
hasta el sacrificio efectuado en la cruz y habiendo indicado
también
la falta de amor en aquel que no hace sacrificio para otros,
de los
tales el Apóstol Juan inquiere: "¿Cómo puede morar el
amor de Dios
en él? (1 Jn.2: 17). Igualmente el Apóstol, después de haber
declarado que no hay que amar al mundo al decir: "Si
alguno ama al
mundo o cosmos, el amor del Padre no está en él" (1
Jn.2: 15). Otra
vez esto no es una referencia al amor del creyente para
Dios; es el
amor de Dios operado a través del creyente. Fue por esto
también
PODER PARA HACER EL BIEN 1037
cómo, al concluir su oración sacerdotal, Cristo habló de
proveer ese
amor con el cual el Padre lo había amado a El, para que
pudiera estar
en aquellos por los cuales El oraba (Jn.l7:26). Aun más
directamente
el Apóstol Pablo asegura que el amor de Dios es derramado en
(o
quizá. brota de) nuestros corazones por (esto es, procedente
~ el
Espíritu Santo que nos es dado" (Ro.5:5). A la luz de
estas
Escrituras no es difícil aceptar la realidad a la que se
refiere el
Apóstol cuando dice: "El fruto del Espíritu es
amor." El Dr. Norman
B. Harrison ha hablado del mismo "amor de Dios moviendo
la vida
humana." Así afirma otra vez: "Dios designó Su
amor para el
mundo" (Jn.3: 16: 1 Jn.2:2). Dios canalizó ese amor
hacia la tierra
por medio de la persona de Su Hijo. Encauzó ese amor dentro
de
nuestros corazones a través de la Persona del Espíritu
Santo. El
canalizó ese amor hacia los hombres necesitados en todas
partes a
través de Sus redimidos. Así el amor es la clave de Su
programa
redentor: recibido, es nuestra salvación; respondiendo a él,
viene a ser
nuestra santificación; manifestado a otros, se convierte en
nuestro
servicio. Y, recordémoslo bien, el amor no tiene
sustituto" (His Lave,
pgs. 632,33).
Tan cierto como que el mismo amor de Dios pasa por Su Hijo
al
ser lleno del Espíritu, así es cierto que ese amor
continuará siendo
dirigido hacia su objetivo, y el cristiano que ha sido
bendecido de
esta manera amará a lo que Dios ama y aborrecerá lo que Dios
aborrece. Por tanto, es pertinente el observar lo que se
dice que Dios
ama y notar cómo se expresa en aquellos que son llenos del
Espíritu;
pero se recordará que esto no es amor humano acrecentado o
estimulado, aunque el amor humano en sí mismo es muy real.
Es el
amor divino manifestado por y surgiendo de la misma Persona
de la
Deidad que habita en el creyente. Los objetivos del amor
divino están
señalados en la Escritura.
a. Incluyendo al Mundo Entero. El énfasis de la Escritura
sobre
esto es amplio y completo, principalmente, que Dios ama a la
humanidad (comp. Jn.3: 16; 1 Jn.2:2). Lo que llamamos
"espíritu
misionero" no es otra cosa que la compasión que trajo
al Hijo de
Dios del cielo a la tierra, y entonces lo llevó a la muerte
para que los
hombres pudieran ser salvos. El interés en los perdidos no
es cosa
accidental en los cristianos, ni es una cualidad humana; es
la
inmediata realización del amor divino. La pásión por las
almas no
puede ser asegurada por la exhortación; es una expresión
normal del
interior del creyente de una realidad divina.
b. Exclusivo en Cuanto al Sistema Mundano. Juan declara:
"No
améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno
ama al
mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que
hay en el
1038 NEUMATOLOGIA
mundo, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de
los ojos y
la soberbia de la vida, no es del Padre, más es del
mundo" ( 1
Jn.2: 15,16). Esta aparente contradicción con el punto del
párrafo
precedente puede explicarse fácilmente al reconocer que,
aunque es
al mismo cosmos (mundo) que Dios ama y aborrece al mismo
tiempo, es a los hombres de ese mundo a los que El ama, y
solo
aborrece a sus instituciones y a sus maldades. Así mismo el
cristiano
debe amar a los hombres perdidos del mundo y al mismo tiempo
aborrecer el sistema satánico en que están los perdidos.
c. Inclusivo de la Verdadera Iglesia. "Mucho más ahora,
siendo
justificados por Su sangre, por El seremos salvos de la ira.
Porque si
siendo enemigos fuimos reconciliados por la muerte de Su
Hijo,
mucho más, siendo reconciliados, seremos salvos por Su
vida"
(Ro.5:9,10); "Cristo amó a la Iglesia y se entregó así
mismo por ella"
(Ef.5:25). El ama a los suyos aun cuando ellos anden vagando
lejos
como se revela en la escena del regreso del "hijo
pródigo." Si nos
amamos los unos a los otros, Dios mora en nosotros y Su amor
es
perfecto en nosotros" (1 J n.4: 12). Por esta divina
compasión de los
unos a los otros el cristiano testifica de la realidad de su
profesión
ante el mundo. "Un nuevo mandamiento os doy: que os
améis los
unos a los otros; como yo os he amado, que también os améis
los
unos a los otros. Por esto conocerán los hombres que sois
mis
discípulos; si os amáis los unos a los otros"
(Jn.13:34,35). Tal amor
divino es también la prueba de la fraternidad en Cristo:
"En esto
conocemos el amor de Dios, en que El puso Su vida por
nosotros: y
nosotros debemos poner la vida por los hermanos. Pero el que
tiene
bienes de este mundo, y viere a su hermano tener necesidad,
y cierra
contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en
él?" (1
Jn.3: 16,17). "Nosotros sabemos que hemos pasado de
muerte a vida,
en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano,
está en
muerte" (1 Jn.3: 14).
d. Es Infinito. "Como había amado a los•suyos que
estaban en el
mundo, los amó hasta el fin" (y por tanto, eternamente)
(Jn.13: 1).
Se dice que el amor de Dios obrando en el creyente es
"sufrido" y,
por tanto, va más allá de todo lo manso (1 Co.13:4).
e. Hacia Israel. Dios les ha dicho: "Con amor eterno te
he amado"
(Jer.31: 3). Con algún conocimiento de los propósitos
eternos para la
nación elegida y también en cuanto a los creyentes que andan
en la
correcta relación con Dios por la cual el amor divino puede
fluir sin
obstáculos, habrá la experiencia de un amor muy definido por
este
pueblo a quien ama tan definida y eternamente como lo hace
con el
cristiano mismo.
f. Sacrificial. Los que experimentan el amor divino serán
impelidos
PODER PARA HACER EL BIEN 1039
a sacrificar a fin de que otros puedan salvarse y ser
edificados en
Cristo. En Corintios está escrito: "Porque ya conocéis
la gracia de
nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros se .hizo
pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos"
(2 Co.8: 9). Tal actitud de parte del Hijo de Dios hacia las
riquezas
eternas, si se produce en el cristiano, debe afectar en gran
manera su
actitud en cuanto a las riquezas terrenales. El amor de Dios
no sólo es
sacrificial en cuanto a las riquezas celestiales, sino
también con
respecto a la vida misma. "En esto conocemos el amor de
Dios, en
que El puso Su vida por nosotros" (1 J n.3: 16). El
Apóstol Pablo
testifica: "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi
conciencia me da
testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y
continuo
dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema,
separado
de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis
parientes según
la carne" (Ro.9: 1-3). El Apóstol sabía perfectamente
que no había
ocasión para que él fuera anatematizado, siendo que su Señor
había
sido hecho maldición por todos, pero él podía aun desear el
ser
hecho maldición. Una experiencia de tal naturaleza es la
expresión
directa en una vida humana del amor divino que llevó a
Cristo a
morir bajo la maldición y el juicio del pecado del mundo.
Cuando
esta divina compasión por los perdidos se reproduce en el
creyente se
convierte en la dinámica verdadera y suficiente del trabajo
del
salvador de almas.
g. Desinteresado y Puro. El amor de Dios no busca
compensación
y es tan santo en su carácter como Aquel de quien procede.
No sería
fácil definir los elementos humanos imperfectos que pudieran
mezclársele; pero él mismo viene del corazón de Dios sin
complicación e infinitamente digno. Dios mismo es amor. Esto
no
significa que El haya logrado amar, o que mantenga el amor
por un
esfuerzo. El es amor por razón de Su naturaleza esencial y
la fuente
de todo amor verdadero que se halla en el universo. No
obstante,
entre otras cosas, amor signfica capacidad para indignarse y
reaccionar en juicio contra aquello que ilegalmente se opone
a él. Se
puede creer que esto es también uno de los aspectos del amor
infinito.
En verdad, es inútil tratar de imitar el amor divino
impartido tal
como ha de manifestarse normalmente en el creyente
espiritual. Aun
el amor humano no está sujeto a la voluntad del hombre. Una
persona no puede hacerse a sí misma amar a algo que no ama,
ni
puede por habilidad alguna anhelar dentro de sí misma el
hacer que
cese cualquier amor que ella experimenta. Ciertamente, es
inconcebible la posibilidad de un impostor de la compasión
divina. Si
los afectos de los objetos normales del amor humano no
pueden ser
1040 NEUMATOLOGIA
gobernados por la voluntad del hombre, ¿cómo podrían ser
engendrados o despedidos a voluntad los afectos de los
objetos
divinos? Así se ha demostrado que la presencia de la
compasión
divina en el corazón del creyente no es otra cosa que el
directo
ejercicio por Dios mismo de Su propio amor a través del
creyente
como un canal. Cuando hay alguna falla que debe arreglarse o
ponerse en la correcta relación con Dios, el amor divino no
brotará
libremente; pero cuando se mantiene la relación correcta
fluirá ·el
amor divino sin obstáculos. Un control tal de la expresión
del amor
divino está muy lejos de la mera voluntad humana de amar o
de no
amar lo que Dios ama. El amor de Dios es la dinámica, la
fuerza
motriz en la vida espiritual. Con él la vida es por mucho
una
realización del ideal divino; sin él sólo hay trágico
desaliento y
fracaso.
Igualmente, el carácter sobrehumano del amor divino es
realmente
· aparente. No sólo es ese amor más allá de la capacidad
humana, sino
que está tan lejos de la calidad del afecto humano como lo
es el cielo
más alto que la tierra. Considerando de nuevo la medida de
amor
requerido cuando Cristo dijo: "Un mandamiento nuevo os
doy: que
os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os
améis
unos a otros" (Jn.l3:34). No es extraño que El fuera
adelante al
decir que este amor sobrenatural sería el signo o evidencia
indisputable ante el mundo de lo que es la realidad
cristiana. El dijo:
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor
los unos con los otros" (v. 35). En Su oración
sacerdotal Cristo pidió
cuatro veces que los creyentes fueran uno, así como el Padre
y el
Hijo son uno. Esta oración es contestada en la unidad
efectuada por
el un cuerpo que ha formado el Espíritu Santo. El hecho de
esta
unidad crea una obligación para cada creyente de amar a cada
hermano con un amor no inferior a la compasión de Cristo,
quien
murió por ellos. Si un amor tal fuera verdaderamente
manifestado
entre los creyentes, Cristo declaró que, como consecuencia
segura, el
mundo llegaría a conocerlo y a creer en El (comp.
Jn.l7:21-25). El
poseer y manifestar la compasión de Dios no es nada opcional
ya que
es un mandato de Cristo. Igualmente es esencial para la vida
de los
cristianos, de otro modo, el mundo no conocerá a, ni creerá
en,
Cristo. En vista de tan deplorable desunión entre los
cristianos se
pudiera preguntar si el mundo ha tenido alguna vez siquiera
una
pasajera oportunidad de conocer a, o de creer en Cristo. Un
amor
cristiano puro tiene una inmensurable atracción y
efectividad para
otros; y para aquel que ama de este modo, el gozo y la
satisfacción
son inefables. No será extraño que el Apóstol sostenga que
el amor es
supremo y es el don que hay que desear sobre todos los
otros; ni hay
PODER PARA HACER EL BIEN 1041
otro tan propio como el amor que pudiera citarse como el
primero
entre los elementos que constituyen el fruto del Espíritu.
Quien ama
con esa divina compasión toma del vino celestial y entra
realmente
por experiencia en el éxtasis que constituye la felicidad de
Dios.
2. GOZO. De igual modo, el gozo, mencionado en segundo lugar
entre los elementos del fruto del Espíritu, no es otra cosa
que el gozo
celestial divino pasando por, o reproducido en el hijo de
Dios. No es
el gozo humano estimulado o aumentado por la influencia
divina. Es
el gozo del Espíritu Santo mismo y de Cristo y del Padre,
operado
como una experiencia en el creyente. Nehemías declaró:
"El gozo del
Señor es vuestra fortaleza" (Neh.8: 1 0), y su verdad
permanece
eternamente. Del gozo divino impartido, Cristo dijo: "
... para que
mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido"
(Jn.IS: 11 ). El
Apóstol Juan, habiendo declarado la comunión entre Dios,
Padre e
Hijo y el creyente, afirma: "Estas cosas os escribimos,
para que
vuestro gozo sea cumplido" (1 Jn.l :4). Cuando la
oración se realiza
con toda su bendición el gozo será completo (Jn.l6:24). Así
también
Pedro escribe: "A quien amáis sin haberle visto, en
quien creyendo,
aunque ahora no le veáis, os alegráis con gozo inefable y
glorificado"
(1 P. 1: 8). Sólo el amor divino es un 1rA.i¡pwJ.J,a, o
infinitamente
completo. Mucha confusión han causado los artistas que
procuran
pintar sus retratos imaginarios de Cristo (una atrevida
empresa a la
luz de 2 Co.5: 16), por los cuales parece que ellos se
esfuerzan
compitiendo entre sí en destacar la tristeza y, o el dolor.
Para ellos El
fue sólo "un varón de dolores, experimentado en
quebrantos"
(ls.53:3); pero sus discípulos con quienes El habló y que lo
acompañaron en Sus tres años y medio de ministerio, supieron
perfectamente a qué se referían cuando les habló de Su gozo,
tal
como sus escritos testifican.
Manifestando las mismas características como el amor, de la
misma
manera el gozo divino no puede ni crecer ni decrecer por
mandato de
la voluntad humana, e igualmente cierta es la evidencia de
que tal
gozo no puede ser imitado. El gozo celestial en el corazón
constituye
una atracción más efectiva de lo que puede describirse. Es
un
elemento altamente deseado por Dios para la vida del
cristiano si no
fuera, como lo es, provisto por El. Es un elemento divino
donado por
Dios a fin de capacitamos para el sufrimiento con Cristo
como uno
que comparte con El las cargas de un mundo perdido, y aun el
gozo
celestial y las penas divinas (un aspecto de Su amor) han de
ser
experimentados por el cristiano a una y al mismo tiempo. De
sugerir
estos términos una contradicción es sólo en el dictado de
las
limitaciones del entendimiento humano. Es de la naturaleza
divina el
ser alegre y triste al mismo tiempo, y así debe ser el
creyente
1042 NEUMATOLOGIA
espiritual como resultado de las manifestaciones de las
características
divinas: no ser neutral, porque un aspecto neutralizaría al
otro, sino
ser ambos a la vez, triste y alegre, sin disminuir la
plenitud divina,
siendo que estas características son generadas por el
Espíritu Santo.
"Regocijáos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡
Regocijaos! "
(Fil.4:4; comp. 1 Tes.S: 16).
3. PAZ. Así como Cristo legó Su gozo, de la misma manera
legó Su
paz, cuando dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no
os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo"
(J n.l4: 27). Aquí se hace referencia a la paz divina y que
no puede
ser menoscabada en· el corazón humano. El Apóstol Pablo la
definió
al decir: "Y la paz de Dios que sobrepasa todo
entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús"
(Fil.4:7). Hay que observar la diferencia entre "la paz
de Dios", que
es una experiencia subjetiva operada interiormente, y la
"paz con
Dios" (Ro.S: 1). Esta última frase se refiere a la verdad
que, por la
obra consumada de Cristo, el creyente está para siempre en
paz con
Dios. En el primer caso Pablo describe la perfección de la
reconciliación. La paz que Cristo heredó y que es uno de los
elementos del fruto del Espíritu, no obstante, es una
experiencia de
paz que se siente en el corazón. Como todo lo incluido en el
fruto del
Espíritu es la directa y constante impartición de lo que
constituye la
misma naturaleza del carácter de Dios. El amor y el gozo
nunca
podrán ser asegurados o mermados por la mera fuerza de la
voluntad
humana. Sólo habiéndola experimentado puede demostramos lo
que
es realmente la paz de Dios; una sublime tranquilidad de
corazón y
mente en lugar de todo recuerdo perturbador, presagio,
circunstancia
o condición. Una paz tal, inapreciable como lo es, honra a
Dios
delante de los hombres y así satisface a Dios; ciertamente,
esa "gran
paz" únicamente la disfrutan aquellos cuyas vidas
"están escondidas
con Cristo en Dios" (Col.3:3).
Estos tres: el amor, el gozo y la paz ·forman un grupo que
representa el carácter como un estado interno que el corazón
experimenta directamente de Dios, y en especial, cuando se
mira
como una entidad en sí.
4. TOLERANCIA. Cada elemento en el fruto del Espíritu es
opuesto a un aspecto no espiritual correspondiente en el
corazón
humano. La cura para las condiciones materiales no es un
intento de
dejar de hacer lo malo, sino el sustituirlos con los frutos
del Espíritu,
esto es, todas las virtudes que Dios imparte. La paciencia,
por
ejemplo, es el antídoto divino para la impaciencia. No es
una mera
prolongación de la paciencia humana al ser contemplada; más
bien es
la paciencia de Dios operada internamente. La paciencia
infinita de
PODER PARA HACER EL BIEN 1043
Dios no conoce límites. Esto se ve en su largo trato con la
humanidad, en su paciencia con los individuos que rechazan a
Cristo,
y en Su paciencia con los que trae a El (Lc.l8:7). Cuando
Jehová
proclamó Su nombre a Moisés en el monte ardiente, dijo:
"¡Jehová,
Jehová! , fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la
ira, y grande
en misericordia y verdad" (Ex.34:6). Así Moisés en una
oración
intercesora recuerda a Jehová acerca de Su propia revelación
de Sí, y
exclama: "Jehová, tardo para la ira y grande en
misericordia, que
perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo
tendrá
por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres
sobre los
hijos hasta los terceros y hasta los cuartos" (Nm.l4:
18). Y el
Salmista declaró: "Mas tú, Sefior, Dios misericordioso
y clemente,
lento para la ira, y grande en misericordia y verdad"
(Sal.86: 15). El
Apóstol Pablo advierte a los que se oponen a Dios cuando
pregunta:
"¿O menosprecias las riquezas de Su benignidad, y
paciencia, y
longanimidad, ignorando que Su benignidad te guía a
arrepentimiento?" (Ro.2:4). Aun los "vasos de ira
preparados para
destrucción" son objeto de la paciencia de Dios. Está
escrito: "¿Y
qué, si Dios queriendo mostrar su ira y hacer notorio Su
poder,
soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para
destrucción .. ? " (Ro.9: 22). Pedro declara: "El
Sefior no retarda Su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente
para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos
procedan al arrepentimiento" (2 P.3:9), y en otra parte
afirma: "la
paciencia de nuestro Sefior es para salvación" (2 P.3:
15).
Que la característica divina de la paciencia ha de ser
comunicada
directamente al creyente y a través de él manifestada para
la gloria de
Dios, no es sólo declarada cuando se dice que es un elemento
del
fruto del Espíritu, sino también está escrito en cuanto a él
y al Sefior
a quien sirve: "Fortalecidos con todo poder, conforme a
la potencia
de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad" (Col.l:
11 ). Así
otra vez, al creyente se le ordena vestirse, por el medio
divinamente
provisto, "de entrafias de misericordia, de benignidad,
de humildad,
de mansedumbre, de pacienCia" (3: 12). Pero cuán
definido y
personal se toma el gran Apóstol respecto a la paciencia de
Cristo
operada para con él cuando dice: "Pero por esto fui
recibido a
misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero
toda Su
clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en El
para vida
eterna" ( 1 Ti.l: 16).
La paciencia es una virtud que debe esperarse que aparezca
en la
vida del creyente. En medio de las más vitales direcciones
acerca de la
responsabilidad de "andar dignamente", está
escrito: "Con toda
humildad y mansedumbre, soportando con paciencia los unos a
los
1044 NEUMATOLOGIA
otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu
en el
vínculo de la paz" (Ef.4:2,3). Igualmente dice Pablo:
"Que seáis
pacientes para con todos" (1 Tes. 5: 14 ). Fue una
práctica de la propia
experiencia de Pablo. Por eso testifica a Timoteo:
"Pero tú has
seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad,
amor,
paciencia" (2 Ti.2: 10); ciertamente, esta virtud
pertenece
especialmente a los que son llamados a predicar.
Dirigiéndose de
nuevo a Timoteo, el mismo Apóstol le manda: "Que
prediques la
palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Ti.4: 2). Fue
después que
Abraham habiendo esperado con paciencia que alcanzó la
promesa"
(He.6: 15). La tardanza en el retorno de Cristo requiere
paciencia. Así
Santiago exhorta: "Por tanto, hermanos, tened paciencia
hasta la
venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso
fruto de
la tierra, aguardando con paciencia hasta que recibe la
lluvia
temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y
afirmad
vuestros corazones; porque la venida del Señor se
acerca" (Stg.6:7,8).
El fruto del Espíritu morador incluye esta paciencia. Será
definitiva y
suficientemente realizada, y como una manifestación de su
propia
paciencia infinita cuando el fruto del Espíritu sea
producido en la
vida del creyente.
5. MANSEDUMBRE. La mansedumbre de Dios no implica
debilidad. El cordero mudo ante sus angustiadores es una
demostración que en Dios, como El lo es según lo demande la
ocasión, es no resistencia; pero esto no nos lleva a la
conclusión de
que también no hay otros atributos en Dios que no defiendan
Su
Santidad y Su gobierno de justicia; ni que el creyente lleno
del
Espíritu manifestará sólo mansedumbre. El también puede
conocer el
poder de la indignación, pero así mismo será manso. En su
canto de
liberación David dice: "También me has dado el escudo
de tu
salvación, y tu mansedumbre me ha hecho grande" (2
S.22:36).
David repite este testimonio revelador en el .Salmo 18:35.
El Apóstol
exhorta a los corintios "por la mansedumbre y ternura
de Cristo.~' En
adición a la declaración en Gálatas 5:22 de que la
mansedumbre se
deriva del Espíritu para ser reproducida por El en la vida
rendida del
creyente, también Santiago afirma: "Pero la sabiduría
que es de lo
alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
benigna, llena
de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía"
(3: 17). Esta sabiduría es la sabiduría de Dios. Es de
arriba. Se
manifiesta en y a través del hijo de Dios. ¡Cuán plenamente
pudo
experimentar el gran Apóstol el poder directo del Espíritu
productor
de mansedumbre cuando dijo: "Antes fuimos tiernos entre
vosotros
como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos!
" ( 1
PODER PARA HACER EL BIEN 1045
Tes. 2: 7). También se requiere esta misma virtud de todos
los que han
de manifestar la verdadera gracia de Dios en el servicio.
Está escrito:
"Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso,
sino amable
para con todos; apto para enseñar, sufrido; que con
mansedumbre
corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda
que se
arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del
diablo, en
que están cautivos a voluntad de él" (2 Ti.2:24-26). De
igual modo el
Apóstol recomienda que a nadie difamen:, que no sean
pendencieros,
sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres" (Tit.3:2). Otra vez, al corazón ansioso de la
amable
mansedumbre semejante a la de Cristo se le anima a creer que
puede
llegar a obtenerla, no por el esfuerzo humano, o por una
inútil
imitación, sino como un fruto directo del Espíritu.
6. BENIGNIDAD. Un elemento oculto, pero no menos vital en la
benignidad distingue esa virtud de su afín, la justicia. El
Apóstol, por
ejemplo, escribe: "Ciertamente, apenas muere alguno por
un justo,
con todo pudiera ser que alguno osara morir por el
bueno" (Ro.5: 7).
Esta distinción puede indicarse por el hecho de que un
hombre justo
pudiera desauciar de su hogar a una viuda sin recursos
cuando se
atrasa en la renta, en tanto que un hombre bueno hallaría la
manera
de evitarlo. En la persona de Dios la bondad alcanza el
infinito, y la
Escritura da abundante testimonio de Su ilimitada bondad.
Verdaderamente aunque con poco conocimiento consciente de
ello,
el mundo pende de la convicción fundamental de que Dios es
bueno.
Ninguna mente puede pintar la calamidad y confusión en que
estuviera el mundo si en alguna ocasión tuviese la peregrina
convicción de que Dios es malo en sí. Aun la soberanía de
Dios,
aunque en sí misma poco comprendida, es una expresión de Su
bondad esencial. En consecuencia, Dios dijo a Moisés después
que
éste hubo intercedido por Israel: "Y o haré pasar todo
mi bien
delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová
delante de tí;
y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré
clemente
para con el que seré clemente" (Ex.33: 19). En defensa
de la
perfección de Dios y Su voluntad soberana, escribió el
Salmista:
"Porque recta es la palabra de Jehová, y toda Su obra
es hecha con
fidelidad. El ama justicia y juicio; de la misericordia de
Jehová está
llena la tierra" (Sal.33:4,5). Nehemías habla de Dios y
de Su gran
bondad (9:25 y 35) y David anticipó que esa "bondad y
misericordia" lo seguirían todos los días de su
vida" (Sa1.23:6). Así
otra vez declara: "Hubiera yo desmayado, si no creyese
que veré la
bondad de Jehová en la tierra de los vivientes" (Sal.27:
13).
Igualmente dijo: "¡Cuán grande es tu bondad que has
guardado para
con los que te temen, que has mostrado para los que esperan
en tí,
1046 NEUMATOLOGIA
delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu
presencia los
esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un
tabernáculo a cubierto de contención de lenguas"
(Sal.31:19,20).
Como se ha notado arriba, es la bondad de Dios la que
produce
arrepentimiento en el perverso corazón. Este principio de
acción
divina no debiera ser menospreciado (Ro.2:4). Una
amonestación a
los gentiles a la luz de los juicios de Dios sobre Israel
hace referencia
a Su bondad: "Mira, pues, la bondad y la severidad de
Dios: la
severidad, ciertamente para con los que cayeron; pero la
bondad para
contigo, si permanecieres en esa bondad; pues de otra manera
tú
también serás cortado" (Ro.ll: 22). De este modo se
puede ver que
Dios es esencialmente bondad, característica que se halla en
perfecto
balance con todos Sus otros atributos, y que el Espíritu es
el
indicado para reproducir bondad divina en aquel a quien El
mismo
capacita.
7. FIDELIDAD. La palabra usada aquí por Gálatas 5:22 como el
séptimo elemento del fruto del Espíritu no es fe en el
sentido
subjetivo, desde luego. También es cierto que la fe
salvadora es una
obra de Dios en el corazón, pero obviamente no es verdad que
Dios
ejercite semejante clase de fe; mas bien El es fiel, digno
de confianza
y de inmutabilidad, y Gálatas 5:22 es un registro de estas
características divinas reproducidas en el creyente por el
Espíritu
Santo. La huella humana de infidelidad es corregida
únicamente por
la más grande manifestación de fidelidad de Dios. El es
siempre fiel.
Se declara en Lamentaciones 3:22, 23 así: "Por la
misericordia de
Jehová nosotros no hemos sido consumidos, porque nunca
decayeron
sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad".
Sobre este tema no hay palabra más fuerte que la del Salmo
36:5:
"Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu
fidelidad alcanza
hasta las nubes". Dios había prometido, en Su
fidelidad, recordar a
David. Le dijo: "Y mi verdad y mi misericordia estarán
con él, y en
mi nombre será exaltado su poder ... Mas no quitaré de él mi
misericordia, ni falsearé mi verdad" (Sal. 89:24, 33).
El mismo Salmo
89 bien puede ser llamado el Salmo de la fidelidad de
Jehová, siendo
que esta virtud es mencionada a lo menos seis veces. El
Salmo se
inicia con las palabras "las misericordias de Jehová
cantaré
perpetuamente; de generación en generación haré notoria tu
fidelidad
con mi boca. Porque dije: para siempre será edificada
misericordia;
en los cielos mismos afirmarás tu verdad ... Y celebrarán
los cielos
tus maravillas, oh Jehová, Tu verdad también en la
congregación de
los santos (Sal. 89:1, 2 y 5). La fidelidad de Jehová es un
buen tema
de alabanza. De aquí que el Salmo 92: 1, 2 dice: "Bueno
es alabarte,
oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;
anunciar por la
PODER PARA HACER EL BIEN 1047
mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche."
Entonces, tan
cierto como este atributo imperativo pertenece a Dios, así
es cierto
que puede ser reproducido, y lo será, en el creyente
consagrado, por
el Espíritu. Tal fidelidad se manifestará en las relaciones
del creyente
con Dios, con sus semejantes y consigo mismo. Honradez,
sinceridad
y devoción sacrificial son factores en esta fidelidad divina
manifestada. Esta gracia impartida será dirigida hacia
aquello a que el
mismo Dios es fiel.
8. MANSEDUMBRE. De todos los elementos que constituyen el
frut-o del Espíritu ninguno es tan esquivo o difícil de
definir como la
mansedumbre, y ninguno que sea tan necesitado, ya que la
vanidad y
el orgullo son los más comunes en las relaciones humanas. Si
por el
esfuerzo propio uno lograra la mansedumbre aun en el menor
grado,
uno llegaría pronto a estar orgulloso por tal logro. Tan
extraño como
pudiera parecer, y tan contradictorio como apareciere cuando
se
consideren la Omnipotencia, la Soberanía y la Gloria
esenciales de
Dios, no obstante, es cierto que una de las características
divinas es la
mansedumbre. Hay que recordar que la mansedumbre no consiste
en
pretender ser menos de lo que uno en realidad es; más bien
es
demostrada cuando uno no pretende ser más de lo que es.
Ciertamente, la verdad de lo que es Dios, demanda que El
publique
todo lo que es cierto en cuanto a Sí mismo. Menos que esto
sería
falso y más que esto sería vanidad y orgullo agregado a la
falsedad.
En 2 Corintios 10: 1 se hace referencia a la mansedumbre de
Cristo, y
de manera similar, la mansedumbre está relacionada con el
creyente a
lo menos doce veces en la Palabra de Dios. Sofonías ordena:
"Buscad
a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis
por obra sus
juicios; quizás seréis guardados en el día del enojo de
Jehová" (2:3).
En adición a su afirmación del hecho notable de que la
mansedumbre
divina ha de ser reproducida en el creyente como uno de los
elementos del fruto del Espíritu, el mismo Apóstol escribe:
"Así,
pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos
también a
que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 Co. 6: 1;
comp. con 2
Ti. 2: 25), y uno de los más vitales aspectos de un andar
digno como
este, según se presenta en Efesios 4:2, es la mansedumbre.
Así,
igualmente, entre otras virtudes necesarias, hay que mostrar
virtud,
todo por medio de la provisión divina. Así está escrito en
Colosenses
3: 12: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y
amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia." Se recomienda la misma
virtud en 1 Ti.
6: 11: "Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas,
y sigue la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre".
Mansedumbre es la justa condición que ha de tener la mente
para
1048 NEUMATOLOGIA
poder recibir la Palabra de Dios. Por eso declara Santiago:
"Por lo
cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,
recibid
con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar
vuestras
almas" ( 1:21 ). Santiago también habla de "sabia
mansedumbre"
(3: 13). Agregando a todo esto el Apóstol Pedro da una
palabra final:
"Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y
estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y
reverencia
ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros" ( 1 P. 3: 15 ). Lo que es tan necesitado en
cada corazón
humano y tan esencial para una recta manera de vivir la vida
espiritual, es provisto para cada creyente por el ministerio
del
Espíritu Santo.
9. TEMPLANZA. Otra vez en el elemento del fruto del
Espíritu, la
palabra, templanza como se encuentra en nuestra versión (y
en
muchas otras, y por su significado de temperancia), por su
alcance
restringido actual, no es exacta en trasmitir el mensaje del
Apóstol.
Este último elemento que comprende el fruto del Espíritu es
realmente dominio propio. No es necesario afirmar ni
defender que
esa realidad sea verdadera en cuanto a Dios; pero de la
misma manera
se prevé como una virtud en el creyente. Más aún, cuando se
menciona entre las nueve virtudes que estamos estudiando,
debe
estarse seguro que no sólo se prevé, sino que es provista
para el
creyente por el poder del Espíritu. Pedro incluye esta
característica
entre otras importantes virtudes que él menciona, cuando
escribe:
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto
mismo, añadid
a vuestra fe virtud; y a la virtud, conocimiendo; al
conocimiento,
dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia, piedad;
a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal,
amor" (2 P. 1: 5-7).
El Apóstol Pablo afirma que la templanza debe caracterizar a
uno
que luche por una corona: "Todo aquel que lucha, de
todo se
abstiene, ellos, a la verdad, para obtener una corona
corruptible; pero
nosotros, una incorruptible" (1 Co. 9:25). Para ser un
obispo o
anciano en la iglesia, se requiere templanza o control
propio (comp.
Ti t. 1: 7-9), así también en cuanto a los creyentes maduros
(Ti t. 2: 2).
Para concluir este estudio de palabras y la consideración de
aquello a lo que ellas aseguran, , sería bueno enfatizar de
nuevo la
verdad de que Dios no sólo prevé una santa y elevada manera
de vida
por parte del que El ha salvado, sino que ha provisto cada
recurso
necesario en donde quiera que esa vida que satisfaga y lo
glorifique a
El pueda ser experimentada como una manifestación del
Espíritu. El
Apóstol (en 2 Co. 6:3-10), ha expresado más clara y
plenamente
cómo es la vida aprobada por Dios: "No demos a nadie
ninguna
ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea
vituperado;
PODER PARA HACER EL BIEN 1049
antes bien nos encomendamos en todo como ministros de Dios,
en
mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en
angustias, en
azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos,
en ayunos;
en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en
Espíritu
Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de
Dios, con
armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por
deshonra, por
mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces;
como
desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero he
aquí
vivimos; como castigados, mas no muertos; como
entristecidos, mas
siempre gozosos; como pobres, más enriqueciendo a muchos;
como
no teniendo nada, más poseyéndolo todo." El nuevo
principio
aprobado mediante el cual el creyente puede, ajustándose a
la mente
y a la voluntad de Dios, experimentar la llenura del Espíritu,
se ve
bien en la revelación respecto al fruto del Espíritu,
revelación que es
la primera en la serie de siete manifestaciones del Espíritu
que juntas
explican lo que constituye la llenura del Espíritu, o la
vida espiritual.
Lo que Dios es, naturalmente, es lo que El requiere, y
ciertamente
sus atributos, hasta donde puedan adaptarse a la vida
humana, han de
ser reproducidos en el creyente por el Espíritu. La vida que
hay que
vivir no podría ser más divina si el creyente tuviera que
salir de su
cuerpo y quedara solo el Espíritu como el ocupante, sino
fuera por el
hecho de que el Espíritu hace uso de todas las facultades
como lo
hace del cuerpo del creyente. Entonces, también las
manifestaciones
directas de las características divinas no son estorbadas
por la
presencia de las facultades humanas existentes. El estudio
de estas
nuevas obras de la gracia divina estimulará a una
apreciación de su
deseabilidad y necesidad, si es que la vida cristiana ha de
glorificar a
Dios, o tener para sí mismo el alivio que sólo puede
impartir el amor,
el gozo y la paz íntimamente. El hombre no regenerado que
busca
incesantemente alivio de tal interminable angustia que solo
un
corazón y una vida vacíos pueden producir, podría realizar
su valor
experimental y si tales bendiciones pudieran comprarse con
oro,
dando todo lo que tiene en su poder para gozar siquiera por
un breve
momento de tal satisfacción y descanso; aún tal es la
ceguera de la
carnalidad de aquellos para quienes tales riquezas están al
alcance,
caen en lo indeseable para entrar en el dominio de la
inmensurable
realidad. Considerando lo que son estas ilimitadas
bendiciones no es
de maravillarse que Dios ordenara por medio de Su Apóstol
que
todos los que son salvos por Su gracia sean llenos del
Espíritu.
11. EL DON DEL ESPIRITU SANTO
Sin cuidarse del universal desprecio de ella, la doctrina
respecto al
1050 NEUMATOLOGIA
don del servtcto que es efectuado por medio del Espíritu en
el
creyente, ocupa un gran campo en el Nuevo Testamento y
demanda
su completo reconocimiento en cualquier tratado sobre
Neumatología. La acción de gracias del Apóstol por la
iglesia de
Corinto al asegurar en cuanto a ellos, "de tal manera
que nada os
falta en ninún don" es difícilmente comprendida hoy;
con todo, este
gran ministerio del Espíritu es una realidad presente, y
viene a ser un
reto para cada cristiano y para cada iglesia que se propone
mantener
los ideales del Nuevo Testamento.
Intentando una adecuada definición, se podría decir que un
don
en el sentido espiritual significa la operación de un
servicio particular
por el Espíritu Santo a través del creyente y el uso del
creyente para
hacerlo. No es algo que el creyente esté haciendo con la
ayuda del
Espíritu Santo, ni es un mero aumento de lo que se llama un
talento
natural o innato. De acuerdo con 1 Corintios 12:7, un don es
"una
manifestación del Espíritu". Es concebible que el
Espíritu puede usar
los dones naturales, pero el don que es producto del
Espíritu es una
expresión de Su habilidad propia más bien que el mero uso de
las
cualidades humanas en aquel por quien la ejecuta. Como se ha
visto
con respecto al fruto del Espíritu dentro del creyente, de
igual modo
el ejercicio de un don espiritual es una ejecución directa
del Espíritu
Santo. El fruto del Espíritu es interno, está normalizado, y
es
uniforme en su expresión; pero los dones que son ejecutados
por el
Espíritu son externos en el dominio del servicio y son
variados al
punto de que se puede asumir que dos cristianos no están
comisionados exactamente para la misma responsabilidad,
siendo que
los mismos no están en la misma situación, ni tienen las
mismas
obligaciones. Para que esta importante verdad pueda
entenderse se
mencionan ciertos dones en el Texto Sagrado. Estos pueden
servir
como una clasificación general de las actividades del
Espíritu en el
campo del servicio del creyente. Los dones específicos se
enumeran
en los pasajes siguientes:
"Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos
miembros, pero no todos los miembros tienen la misma
función, así
nosotros siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo
diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese
conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir;
o el que
enseña, en la ensefianza; el que exhorta, en la exhortación;
el que
reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el
que hace
misericordia, con alegría" (Ro. 12:4-8); "Ahora
bien, hay diversidad
de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de
ministerios, pero el Sefior es el mismo. Y hay diversidad de
PODER PARA HACER EL BIEN 1051
operaciones pero Dios que hace todas las cosas en todos, es
el mismo.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu
para
provecho, porque a éste es dada por el Espíritu palabra de
sabiduría;
a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro,
fe por el
mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo
Espíritu.
A otro, el hacer milagros, a otro, profecía; a otro,
discernimiento de
espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro,
interpretación
de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como El quiere" (1
Co.
12:4-11 ); "Pero a cada uno de nosotros fue dada la
gracia conforme a
la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo
alto,
llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y
eso de que
subió, ¿Qué es, sino que también había descendido primero a
las
partes mas bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo
que
también subió por encima de todos los cielos para llenarlo
todo. Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros,
evangelistas; a ,otros, pastores y maestros" (Ef. 4:
11-12); "Cada uno
según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como
buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno
habla,
hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre
conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado
por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio
por los siglos
de los siglos, Amén" ( 1 P. 4: 1 O, 11 ).
Para una ulterior explicación de la doctrina de los dones en
los
capítulos 12 a 14 de 1 Corintios, al notar cuidadosamente,
se
observarán dos importantes verdades, (1) que cada cristiano
es un
recipiente de algún don, pues está escrito: "Porque a
cada uno le es
dada la manifestación del Espíritu para provecho ... ; Pero
todas
estas cosas la hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno
en particular como El quiere" ( 1 Co. 12:7, 11 ).
"Pero a cada uno de
nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de
Cristo"
(Ef. 4: 7), y (2) que estos dones son siempre hechos por uno
y el
mismo Espíritu. Cinco veces en 1 Corintios 12:4-11 se
declara que
aparte de la variedad o del número de creyentes por medio de
los que
El obra, sin excepción, los dones son efectuados por una y
la misma
persona, el Espíritu Santo.
Como una ilustración del funcionamiento de los dones
espirituales
en el Cuerpo de Cristo, el Apóstol compara ese Cuerpo
espiritual con
el cuerpo humano con sus diferentes miembros, y como los
miembros del cuerpo humano no sirven al mismo propósito, de
la
misma manera los que componen el Cuerpo de Cristo sirven de
distintos modos y con varios fines. Las instrucciones que
gobiernan el
uso de los dones en la Iglesia, el valor comparativo de
ellos y el
1052 NEUMATOLOGIA
reconocimiento requerido, regulación y coordinación de los
dones,
tal como está establecido en el Nuevo Testamento, cada
estudiante
tendría que prestarle una atenta consideración.
De los distintos dones mencionados en Efesios 4: 11 -"Y
El
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros,
pastores y maestros"- puede decirse que hay ministerios
de
liderazgos en la Iglesia actual de ordenación divina. El
servicio de los
que aquí son designados como apóstoles evidentemente cesó
con la
primera generación de la Iglesia, porque en la Iglesia
actual no se
puede reconocer un ministerio con tales cualidades. El
servicio de
profetas del Nuevo Testamento es definido como sigue:
"Pero el que
profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación
y
consolación" (l Co. 14:3 ). El que aquí es llamado
evangelista no es
el de los avivamientos de los tiempos modernos, sino más
bien el
m1s1onero a los no evangelizados. El pastor y maestro
(probablemente se refiere a dos dones diferentes ejercitados
por una
misma persona) ambos para pastorear al rebaño y para
instruir al
pueblo de Dios. Bajo su ministerio los santos son
perfeccionados para
la obra divinamente encomendada a ellos y son edificados. Cada
pastor es el decano de la escuela Bíblica de preparación, la
qtte está
compuesta por aquellos miembros de la Iglesia de Dios a él
encomendados. Si el pastor no ha tenido la adecuada
preparación
como maestro de la Palabra de Dios, puede quedar sin cumplirse
toda
esta responsabilidad (comp. Ef. 4: 11-12).
El servicio cristiano como se designa y se presenta en el
Nuevo
Testamento es mucho más metódico y efectivo que el más o
menos
accidental y esfuerzos desordenados que reciben ese nombre
hoy en
día. En la Iglesia primitiva a nadie se le permitía servir
que no se
considerara estar lleno del Espíritu, la posesión del
Espíritu fue
reconocida y estos dones fueron empleados inteligentemente.
Es
evidente que todo esto ahora casi se ha perdido de vista y
es extraño
a las condiciones presentes.
Este limitado estudio de toda la doctrina de los dones
espirituales
es reforzado por la siguiente acotación tomada del Dr. Juan
F.
Walvoord:
"Antes de regresar a la discusión de los dones mismos,
han de mencionarse
ciertos factores generales relacionados con los dones. ~o,
se revela que los
dones espirituales son dos soberanamente or Dios, y como
tales, no son ellos
el objeto de la búsqueda de los hombres. Pablo escri 10 a os
corintios, quienes
estabán exaltando los menores dones, descuidando los más
importantes. Dice él:
'Procurad, pues, los dones mejores' ( 1 Co. 12:31 ). Aun en
sus otras Epístolas es
claro, por el silencio que guarda sobre el tema, que el
buscar dones espirituales
no es un sujeto propio para la exhortación. Por ser Sus
dones soberanos, se sigue
que no es cuestión de espiritualidad. Un cristiano no
consagrado al Señor puede
PODER PARA HACER EL BIEN 1053
poseer grandes dones espirituales, mientras que uno que es
consagrado puede
tener relativamente menores habilidades espirituales. De
acuerdo a las Escrituras.
' ... todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu' (1
Co. 12: 11). Por
supuesto, permanece la verdad de el que los ~st~s apropiados
en la vida
espiritual del creyente son necesarios para ejercitar
debidamente sus dones; pero
la espiritualidad en sí no produce dQI1es espirituales. Ha
surgido la pregunta de si
los dones espirituales, son una parte de la dádiva original
de la gracia
acompañando a la salvación, o si es una obra subsecuente.
Las Escrituras no dan
una respuesta clara, más por la naturaleza del bautismo del
Espíritu Santo, que
ocurre al momento del nuevo nacimiento, y la colocación
resultante del creyente
en el Cuerpo de Cristo, sería razonable deducir que los
dones son otorgados al
mismo tiempo en que el creyente es colocado en el Cuerpo,
aun cuando dichos
dones no sean observados ni ejercidos inmediatamente. De
consiguiente, los
dones espirituales acompañan al bautismo del Espíritu Santo,
aun cuando su
otorgamiento no esté incluido en el acto mismo del bautismo.
En la analogía de
los dones naturales como se ven en el hombre natural, es
evidente que los
factores de habilidad y talentos naturales están latentes en
el recién nacido. Así
también puede ser lo mismo en cuanto a los dones
espirituales en el regenerado.
Tanto en la esfera natural como en la espiritual, es asunto
de darle el ~
ade~ y el desarrollo a los dones más bien que la concesión
de algunos dones
adicionales. En segundo lugar, se puede observar que cada
cristiano tiene dones
~irituales. Conforme a las Escrituras, 'La manifestación del
Espíritu es para
provecho' ( 1 Co. 12: 7), y 'todas estas cosas las hace uno
y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como El quiere' (1 Co.
12: 11). Los
cristianos 'son miembros cada uno en particular' ( 1 Co. 12:
27), y son 'un
cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los
otros" (Ro. 12: 5). Ya sean
pequeños los dones, o el lugar insignificante, cada creyente
es esencial en el
cuerpo de Cristo. Como la Escritura lo expresa: 'Antes bien,
los miembros del
cuerpo que parecen más débiles, son los mas necesarios' (1
Co. 12:22). Hayu_!l
ro ósito divino en la vida de cada ere ente los done s iri ·
n
armoma con ese proposito. 1 reto de la Escritura sobre est~
tema (comp. 1 Pe.
4: 1 O) es que cada cristiano cumpla el mmlSterio para el
cual ha sido equipado
por Di~Én tercer lugar, es claro que los dones difieren en
valor. Mientras hay
iguiÍdad de privile'gios en la fe cristiana, no hay igualdad
de dones. De acuerdo a
1 Corintios 12:28: 'A unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles,
luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen
milagros, después los que
sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen
don de lenguas' En la
naturaleza de los diferentes dones unos son más efectivos y
esenciales que otros.
Pablo contrasta los dones de profecía y de lenguas con estas
palabras: 'Quisiera
que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que
profetizaseis' ( 1 Co.
14: S); y otra vez: 'Pero en la iglesia prefiero hablar
cinco palabras con mi
entendimiento para enseñar también a otros que diez mil
palabras en lengua
desconocida' ( 1 Co. 14: 19). En ~tg lugar, como testifica 1
Corintios 13, para
que los dones espirutales sean provechosos deben de
practjcarse en amor. En sí
mismos los dones espirituales no producen grandes
cristianos. Su uso de manera
adecuada motivados por el amor divino, que es fruto del
Espíritu, es efectivo y
glorifica el nombre de Dios. Un quinto aspecto general de
los dones espirituales
es que c¿ertos dones fueron tem¡;}ofaie~_~n_su otorgamiento
y en su uso. Es claro
que el gran conglomerado de cristianos que aman la Biblia no
tienen entre ellos
una manifestación de todos los dones como lo hizo la iglesia
apostólica. Por otra
parte, ciertos dones caracterizan claramente toda la
presente dispensación. La
consideración que conduce a la clasificación de cada don se
notará en el estudio
1054 NEUMATOLOGIA
particular de los mismos. Un ~~tQ y final aspecto de los
dones espirituales, de
gran importancia, es el gran contraste entre los dones
espirituales y los naturales.
Mientras Dios puede escoger hombres de habilidades
naturales, es claro que los
dones espirituales pertenecen al nacimiento espiritual de
los cristianos más bien
que a su nacimiento natural. Las cualidades de los dones
espirituales no son
evidentes en el individuo antes de su salvación. Los dones
espirituales pertenecen
a su nueva naturaleza en vez que a la vieja. Entonces, los
dones espirituales no
deben mirarse como una extensión de los poderes naturales,
sino como un don
sobrenatural concedido en conformidad al propósito de Dios
al colocar a ese
individuo en el Cuerpo de Cristo. Frecuentemente puede
observarse que personas
con poco talento natural a menudo son usados poderosamente
por Dios cuando
aquellos que tienen gran talento natural, aunque salvos,
nunca son usados de
modo semejante. El don espiritual no es entonces, una
demostración de lo que el
hombre puede hacer aun bajo circunstancias favorables, sino
más bien revela lo
que Dios puede conceder en gracia.
Un examen de los quince dones espirituales revelados en el
Nuevo
Testamento, descubrirá düerencias considerables en el
carácter de los mismos.
Ciertos dones son claramente la posesión de la Iglesia
actual tal como se han
manifestado en su ejercicio por hombres dotados a través de
la presente
dispensación. No cabe duda que algunos hombres hoy tienen
(1) el don de la
enseñanza, (2) el don de ayudar o de servir, (3) el don· de
administración o de
gobernar, (4) el don de evangelismo, (5) el don de
pastorear, (6) el don de
exhortar, (7) el don de ofrendar y, (8) el don de mostrar
misericordia. En
contraste con esto, como lo demostrará su exposición
particular, hay otros dones
espirituales conocidos por los cristianos primitivos, que
parecen haber pasado de
la escena con el período apostólico. Algunos de ellos son
reclamados hoy por
algunas sectas, cuyo descuido en cuanto a las instrucciones
escriturales para el
uso de dichos dones es en sí mismo un testimonio de la
calidad espuria de sus
afectados dones. Entre estos dones temporales se pueden
mencionár los
si,guientes: (1) el don del apostolado, (2) el don de
profecía, (3) el don de
milagros, (4) el don de sanidad, (5) el don de lenguas, (6)
el don de
interpretación de lenguas y (7) el don de discernimiento de
espíritus." The
Doétrine of the_Holy Spirit, págs. 182-185.
111. LA OFRENDA DE GRATITUD Y ALABANZA
Estrechamente relacionado a la experiencia de gozo, que
viene en
segundo lugar en la lista de las nueva virtudes que
comprende el fruto
del Espíritu, está el de alabanza y gratitud. Este aspecto
adicional de
la vida espiritual obtiene la distinción de estar
directamente
relacionado a, y el resultado normal de, el mandamiento de
ser lleno
del Espíritu, siendo la implicación que, en su expresión
primaria, la
llenura del Espíritu resulta en alabanza y gratitud. Todo el
contexto
que estamos considerando en este punto, dice: "Mirad,
pues, con
diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por
tanto,
no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad
del Señor.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes
bien sed
llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con
himnos
PODER PARA HACER EL BIEN 1055
y cánticos espirituales, cantando y alabando al Sefior en
vuestros
corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,
en el
nombre de nuestro Seftor Jesucristo. Someteos unos a otros
en el
temor de Dios" (Ef. 5: 15-21 ).
La tremenda obligación de ofrecer alabanza de adoración a
Dios y
de rendir gratitud por sus incesantes beneficios es tal que
no puede
ser evadida por ningún ser humano aunque aún recibiera
únicamente
beneficios humanos. Los santos ángeles que sólo han estado
en la
gloriosa presencia de Dios desde su creación no cesan de
clamar:
"Santo, santo, santo, es Jehová de los ejércitos"
(ls. 6:3); aun cuando
nunca les ha alcanzado ni se les ha requerido el infinito
valor de la
redención. Ellos adoran a Dios por Su valor intrínseco; pero
¡cuánta
mayor obligación descansa sobre la humanidad que no sólo
tienen la
misma obligación de conocer el valor infinito de Dios, sino
que son
los recipientes de la gracia salvadora del Sefior! En
verdad, una
inmensurable obligación descansa sobre todos los hombres de
adorar
a Dios por lo que El es, y de conocer Su amor expresado en
la muerte
de Cristo, sea que lo reciban o no como la base de su
salvación. La
obra normal del Espíritu es inspirar honra de alabanza a
Dios en el
corazón del creyente. Esta adoración resulta directa y
automáticamente en el corazón cuando el Espíritu tiene toda
libertad
de obrar. Hay gran satisfacción al ser hallado ofreciendo
digna
alabanza a Dios. Un ejercicio tal estimula otras gracias en
el corazón
y nada menos que esto es humildad.
De modo similar, como un resultado de Su llenura de los
cristianos, el Espíritu mueve el corazón a la gratitud, y a
tal grado al
que ningún ser humano podría alcanzar. Quizá está dentro de
los
límites humanos el dar gracias algunas veces por ciertas
cosas; pero,
¡cuán diferente es el requerimiento que el texto bíblico
presenta
mandando a uno a ser agradecido "siempre por
todo"! Entonces,
una gratitud sobrehumana tal es incluida en el mandato de
ser lleno
del Espíritu. Si todas las cosas "obran para bien de a
los que aman a
Dios", hay una amplia razón para dar gracias por fe por
todas las
cosas. No se necesita argumento alguno para demostrar lo
razonable
de la alabanza y gratitud en los labios y desde el corazón
de los
redimidos, o de convencer a una mente despreocupada de la
imposibilidad de exonerarse de esta obligación cuando es
ocasionada
aun solo por la habilidad humana. Una vida llena del
Espíritu sólo
será radiante cuando está llena de alabanza y gratitud.
IV. LA ENSEÑANZA DEL ESPIRITU
El Espíritu Santo es el Maestro por excelencia, pero este
ministerio
1056 NEUMATOLOGIA
está restringido espiritualmente a lo más importante, la
Palabra de
Dios. La Palabra ha sido dada por Dios a los hombres en
buena fe y
con la esperanza de que fuera comprendida y aceptada por
aquellos a
quienes es enviada. El que ellos necesitan estudiarla y
presentarse a sí
mismos aprobados ante Dios al dividir correctamente las
doctrinas y
alcanzado su verdadero significado, no merma su obligación
de
hacerlo el hecho de ser ense.ñados por el Espíritu. Ciertamente,
pocos
perciben que la Palabra de Dios, muy diferente de otros
temas del
saber, no puede ser recibida de otro modo que no sea por la
iluminación personal que sólo el Espíritu Santo puede
ejecutar. Ni
aun los inconversos reciben el Evangelio a menos que el
Espíritu se
los revele (comp. Jn. 16:7-11 ), e igualmente la verdad
puede venir al
creyente sólo cuando le es revelada por el Espíritu.
Multitudes hay
que "siempre están aprendiendo y nunca llegan al
conocimiento de la
verdad" (2 Ti. 3: 7)- aprendiendo en ese sentido
limitado en que
ellos obscuramente captan ciertos aspectos de la verdad,
pero que
nunca están cabalmente informados o transformados por ella.
Una
evidencia de la llenura del Espíritu (la que El hace cuando
tiene plena
libertad de obrar efectivamente en todo) es el de conducir a
aquel en
quien El mora a un constante crecimiento en la comprensión
de las
Escrituras con todo su poder santificador (Jn. 17: 17). Así
la única
llave para lograr el conocimiento de la Palabra de Dios, en
sí una ley
pedagógica que no aparece en ninguna disciplina académica,
es
sugerida en la imperativa necesidad de mantener una correcta
relación con el Espíritu Santo, sólo por la cual Su
ministerio
didáctico puede· avanzar sin tropiezo. El estudiante que no
está en
correcta relación· con Dios no puede esperar hacer progresos
en el
estudio de la verdad espiritual. Ciertamente, es lamentable
que en
tantas ocasiones se ofrecen cursos enteros sobre doctrina
bíblica sin
que ocurra ni una advertencia o instrucción respecto a este
más vital
y fundamental aspecto de la pedagogía cristiana. Parece que
poco se
había dicho o sobrentendido en las Escritutas sobre este
tema antes
del Discurso del Aposento Alto. Es entonces cuando Cristo
presentó
esta gran verdad en términos inequívocos. En este discurso
dijo:
"Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las
podéis
sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, El os
guiará a
toda verdad; porque ·no hablará por su propia cuenta, sino
que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de
venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío y os lo
hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará
de lo mío,
y os lo hará saber" (Jn. 16: 12-15).
Aun después de tres años y medio incomparables en la
compañía e
instrucción de Cristo, todavía era evidente para los
discípulos que El
PODER PARA HACER EL BIEN 1057
tenía muchas cosas que decirles. Así debe ser con los
creyentes al
final de esta vida. El siempre tendrá más qué revelar al que
puede oír
y lo atenderá. Que es cierto que ellos entonces no podían
entender se
reconoce en el hecho de que estos hombres fueron incapaces
de
recibir alguna y aun toda la verdad relacionada con la
muerte y la
resurrección de Cristo, ya que por aquel tiempo ellos no
sabían o más
bien, no creían que El moriría y sería levantado de nuevo.
Cuando
toda la verdad que pertenece a la presente dispensación que
depende
ya de la muerte de Cristo o de Su resurrección haya sido
revelada ya
poco restará por conocer, y de consiguiente esto demuestra
el hecho
que los doce discípulos nunca habían predicado el evangelio
de la
divina gracia, evangelio que está enteramente basado en la
muerte,
sepultura y resurrección de Cristo (comp. 1 Co. 15:3, 4).
Como
muestran las mismas Escrituras, estos hombres predicaron el
evangelio del reino. Sin embargo, una nueva dispensación con
todas
sus realidades es trazada para ellos y a todos les han de
ser enseñadas
nuevas y maravillosas revelaciones por el ministerio directo
del
Espíritu. Mas temprano Elles ha dicho que el Espíritu Santo
"estará
en vosotros" (Jn. 14:17), y a esto agrega (16:12-15) la
nueva e
importante verdad de que al Espíritu morador le está
encomendado
cumplir el inmensurable ministerio de la enseñanza, y eso
desde el
incomparable y ventajoso terreno de la posición que ocupa en
el
corazón. Directa y efectiva más allá de lo que puede
registrar la
experiencia humana, es este acercamiento interior del
Espíritu al
entendimiento y al corazón del hombre. En apoyo de esto
testifica el
hecho de que el impetuoso Pedro audazmente reprendió a
Cristo solo
un año, o menos, antes de Su muerte porque El había
declarado que
iba a morir y levantarse otra vez; y ese mismo Pedro unos
cincuenta
días después de la muerte de Cristo se levantó en medio de
una
multitud en Jerusalén y predicó el más grande sermón jamás
escuchado de labios humanos, al considerarse los resultados,
sabiendo
que su apelación toda estaba basada en la muerte y
resurrección de
Cristo. Muchísima verdad ha alcanzado la mente de Pedro en
el
interín y evidentemente, no de otra fuente que de la
enseñanza del
Espíritu Santo dentro del propio corazón de Pedro. Así el
plan
divino provisto llama la atención de cada creyente sincero.
El
Espíritu Santo desde el corazón es la "guía a toda
verdad". El
alcance de esta promesa debería de observarse así como la
ausencia
de toda condición meritoria. Ninguna limitación humana puede
estorbarla. Una mente obtusa no se considera un problema
especial
para el Espíritu. Todavía es cierto que El guiará a toda
verdad. Aun
El, el Espíritu, no pronuncia el mensaje que imparte como si
él fuera
su autor o generador. Lo que El oye, eso dice. Si se
preguntara quién
1058 NEUMATOLOGIA
origina y trasmite el mensaje al Espíritu Santo que vive en
el corazón,
la respuesta es doble en este limitado contexto,
especialmente, El que
dijo: "Aun tengo muchas cosas que deciros", y
quien dijo, hablando
del Espíritu: "Tomará de lo mío y os lo hará
saber". El tema
mencionado primeramente en el ministerio didáctico del
Espíritu es
el de revelar las Escrituras proféticas. "El os hará
saber las cosas que
han de venir". También hay que observar que el Espíritu
en ~1
corazón humano glorifica a Cristo más bien que a Sí mismo y
que lo
más rico de todos los tesoros del conocimiento por impartir,
las cosas
de Cristo, son aumentadas al punto de incluir "todas
las cosas" del
Padre.
Como el discurso del Aposento Alto es la semilla del plan de
las
doctrinas de las Epístolas, especialmente las del Apóstol
Pablo, es de
esperarse que un tema tan nuevo y tan vital como el
ministerio de
enseñanza del Espíritu y el modo de hacerlo, como se declara
en el
pasaje ya examinado, se le daría una más grande y detallada
presentación en las Epístolas doctrinales. Ciertamente, tal
tratamiento se halla en l Corintios 2:9-12, que dice:
"Antes bien,
como está escrito, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, son
las que Dios
ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló
a
nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo
profundo de Dios. ¿Porque quién de los hombres sabe las
cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así
tampoco
nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y
nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu
que
proviene de Dios, para que sepamos las cosas que Dios nos ha
concedido".
Como en Juan 16:12-15 de nuevo el tema del pasaje es
"cosas"
-"las cosas que han de venir", las cosas de
Cristo, y "todas las cosas"
del Padre. De este modo el Apóstol se refiere a
"cosas" que alcanzan
el corazón del hombre por revelación directa sin referencia
a los
canales naturales de información que proceden a través de
las puertas
del ojo, del oído y del corazón o capacidad de razonar del
hombre.
Hace mucho la moderna psicología procuraba ponderar los tres
canales naturales ·para acercarse al entendimiento humano,
esta
porción de la Palabra de Dios los había identificado, pero
había
agregado aquel al que ningún psicólogo o pedagogo humano
puede
lograr por sí mismo, y mucho menos, impartir, es decir,
cosas que
son reveladas directamente por el Espíritu Santo a aquel en
quien El
habita. En esta relación el Apóstol afirma: "Ahora
hemos recibido
"el Espíritu que proviene de Dios" y para el gran
fin: "Para que
sepamos las cosas que Dios nos ha concedido". La
infinita capac.idad
del Espíritu en este aspecto como maestro se describe en las
palabras:
PODER PARA HACER EL BIEN 1059
"Porque el Espíritu todo lo escudrifia, aun lo profundo
de Dios". El
hombre puede conocer las cosas de la esfera humana, pero
sólo el
Espíritu conoce las cosas que pertenecen a la esfera de
Dios. Una obra
tal de iluminación como esta fue efectuada por el Hijo de
Dios,
Jesucristo, por ejemplo, en el corazón de dos discípulos en
el camino
de Enmaus. Acerca de esto está escrito: "Y se decían el
uno al otro:
¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba
en el
camino, y cuando nos abría las Escrituras? ... Entonces les
abrió el
entendimiento para que comprendieran las Escrituras"
(Le. 24:32,
45). Así por el ministerio de ensefianza del Espíritu el
creyente es
colocado en esa posición única de uno que puede ser directa
e
interiormente ensefiado por el Maestro de maestros por
excelencia, el
Espíritu Santo de Dios. Con toda seguridad el Espíritu
funcionará en
el corazón de aquel que El llena.
V. LA GUIANZA DEL ESPIRITU
El ser guiado por Dios es una de las grandes realidades aun
del
Antiguo Testamento. Más de cuarenta veces las manos
directrices de
Dios se ven moviéndose sobre Su pueblo de antafio; y
mientras
estuvo en el mundo, Cristo fue guiado por el Espíritu (comp.
Mt.
4: 1; Le. 4: 1 ). En esto, tanto como en cualquier aspecto
de la
humanidad de Cristo, El vino a ser y es el ejemplo o patrón
para el
hijo de Dios. El alcance de la ventaja que provee este
ministerio del
Espíritu Santo sobrepasa todo cálculo. Tal como un paciente
puede
recuperar su salud al cumplir todas las indicaciones de un
buen
médico, así el cristiano puede ser conducido por el Espíritu
Santo
por sendas escogidas por infinito amor, infinito poder e
infinita
sabiduría. Así está designado, por Dios que un ser humano no
pueda
guiarse por sí solo. Por eso Jeremías afirma: "Conozco,
oh Jehová,
que el hombre no es sefior de su camino, ni del hombre que
camina
es el ordenar sus pasos" (Jer. 10:23). No es posible
contempa1r el
desamparo expresado por David sin tener conciencia de la
necesidad
de una guianza divina semejante. Dijo él: "Guíame,
Jehová, en tu
justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu
camino"
(Sal. 5: 8); "Encamíname en tu verdad y enséfiame,
porque tú eres el
Dios de mi salvación; en tí he esperado todo el día"
(25:5);
"Enséfiame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de
rectitud a
causa de mis enemigos" (27: 11 ); "Porque tú eres
mi roca y mi
castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás"
(31:3);
"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame, y
conoce
mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y
guíame
en el camino eterno" (139:23, 24). No hay mandamiento
alguno en
1060 NEUMATOLOGIA
el Nuevo Testamento que ordene al creyente ser guiado por el
Espíritu; sin embargo, se asume como una conclusión previa
que
fuera de este ministerio ninguno puede seguir el camino de
Dios por
elección propia. Por ejemplo, se dice: "que los que son
guiados por el
Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios" (Ro. 8:
14). Es decir,
ellos prueban que son hijos maduros de Dios por ser guiados
por el
Espíritu. De manera semejante aquí se traza una distinción
entre el
niño de Dios (révov) y el hijo maduro (vw~), de donde se
deduce que
no todos los cristianos, aunque hijos de Dios en general,
están
manifestando las características de los que han crecido en
madurez.
En otras palabras, no todos los cristianos son espirituales
o llenos del
Espíritu porque lo son los que "son guiados por el
Espíritu". Así
mismo está escrito: "Pero si sois guiados por el
Espíritu, no estáis
bajo la ley" (Gá. S: 18). De este modo, puede sugerirse
de nuevo que
no todo salvo es guiado por el Espíritu Santo; porque los
que son
guiados así, son suplidos de consejo verdadero y dirección
que
manifiestamente ellos no necesitan de mandamientos externos.
Esta
maravillosa relación que provee estas benditas. realidades
puede
fácilmente ser pervertida por personas sinceras si no
conocen la
correcta relación con Dios por la que puede asegurarse la
verdadera
guianza. No solamente se pide que haya de tenerse un
correcto
entendimiento relativo a la dirección del Espíritu, sino que
puedan
librarse del fanatismo, del emocionalismo indebido y de la
superstición. Siendo que el curso entero de una vida puede
estar mal
dirigido y que a pesar de la sinceridad es necesario en
grado
superlativo para que el creyente aprenda por sí mismo
-porque la
experiencia de otros no es el patrón- para saber cómo poder
ser
guiados por el Espíritu. Fuera de la dirección divina no se
puede dar
paso seguro en el mundo. Pero se puede lograr poca ayuda
imitando
la experiencia de otros o siguiendo las reglas preparadas
pór los
hombres. La guianza del Espíritu, como lo implica el mismo
término
que se usa para este ministerio, es mayormente una experiencia
íntima y personal. Para los que por constante atención y
oración se
han familiarizado con las maneras en que el Espíritu los
guía, dicha
guianza llega a ser una de las más ricas experiencias
conocidas por
el corazón del creyente. La importancia de sustituir la
suposición
finita por la infinita sabiduría, jamás puede ser
sobrestimada. Es el
propósito de Dios que un niño dentro de un hogar mediante la
obediencia propia se aprove<;he de la sabiduría de sus
padres. Así
mismo es el propósito de Dios que sus hijos se aprovechen de
la
infinita sabiduría de Dios mediante la dirección del
Espíritu. Para el
creyente es menos que inútil depender de su propia sabiduría
y aún
más inútil y peligroso para él buscar la sabiduría y el
consejo de
PODER PARA HACER EL BIEN 1061
otros, aun cuando sean creyentes. En los asuntos en que los
hombres
no pueden saber nada, son correctamente llamados ciegos.
Sobre este
punto Cristo preguntó: "¿Puede un ciego guiar a otro
ciego? " (Le.
6:39).
Considerando la manera en que la voluntad· de Dios puede
ahora
ser conocida, se observará que la guianza directa del
Espíritu
morador ha sobrepasado, en forma muy ventajosa, el método de
guiar en el Antiguo Testamento por la luz natural, por
sueños, por
voces y por pruebas. Todos estos métodos antiguos ahora
serían
considerados inefectivos. El hijo de Dios no puede
magnificar mucho
la verdad de que, bajo la presente relación de gracia, él
vive y sirve al
Señor en estrecho compañerismo con el Espíritu Santo. El,
juntamente con el Espíritu, ocupa el mismo cuerpo y como
compañeros ellos entran en las mismas empresas que Dios el
Padre
pueda señalar. Por supuesto, la suerte de vida es
sobrenatural en
grado sumo; sin embargo, ningún hijo de Dios debiera de
tener miedo
de cosas sobrenaturales. También es cierto que cada demanda
de la
dirección del Espíritu debe ser contemplada bajo tres
tiempos de
relación. Hay un tiempo antes de la experiencia, el tiempo
de la
experiencia misma, y un tiempo posterior a ella que es
caracterizado
como retrospectivo. Así, si uno es lleno del Espíritu
siempre está
preparándose para la experiencia, siendo siempre guiado, y
siempre
mirando hacia atrás a la fidelidad de Dios en sus tratos. En
cuanto a
la preparación dos pasajes pueden servir para la preparación
necesaria. "Fíate de Jehová de todo tu corazón y no
estribe en tu
prudencia" (Pr. 3: 5); "Así que, hermanos, os
ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en
sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. Y no os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación
de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la
buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Ro. 12: 1, 2).
Para el que ha
de ser guiado es necesario no sólo estar dependiendo
definitivamente
del Espíritu en cuanto a la dirección, sino que debe siempre
estar
deseando el ser guiado. Con respecto al tiempo cuando uno
. realmente está siendo guiado se puede preguntar: ¿Cómo
puede uno
saber o estar consciente de lo que Dios quiere? La respuesta
a esta
duda abarca grandes realidades personales, los grados de
desarrollo y
experiencia a los que concierne jamás habrían dos
semejantes. No
hay otra escritura tan reveladora sobre el asunto que
Filipenses 2:13,
que afirma: "Porque Dios es el que en vosotros produce
así el querer
como el hacer, por Su buena voluntad". Esta revelación
trae
seguridad que es tan definida como final. Puede ser posible
que se
imponga una dilación sobre la acción que se considera o que
Dios
1062 NEUMATOLOGIA
expresara Su voluntad por alguna otra providencia o
circunstancia;
pero con una cosa siempre podría contarse: El trabajo
interior y la
dirección al final producen una convicción mental que de
algún
modo han engendrado todas las influencias. Ciertamente, Dios
puede
hablar lo suficientemente fuerte para que un alma ansiosa
pueda
oírlo. Jorge Müller enseñó y testificó acerca de una
riquísima
experiencia a la que Dios guía en el compañerismo del
Espíritu
Santo, no por señas o cosas externas; sino por la mente
deseosa y
expectante. El influye en el juicio mismo, y entonces uno
llega a estar
claro y convencido con respecto al rumbo que Dios indicaría.
La voz
de los hombres puede ser escuchada únicamente si Dios la ha
enviado
a sus hijos para ese propósito. Como para el tiempo después
que uno
ha sido guiado, entonces es necesario descansar en aquello
en que ha
sido determinado para él. La dirección debe ser tan
convincente que
no hayan dudas en los días siguientes cuando acaso puedan
sobrevenir tiempos de pruebas. Esa dirección que lo lleva a
uno a un
particular campo de servicio ha de ser de tan definida
natuarleza que
el sufrimiento y las privaciones puedan ser sobrellevados
sin discusión
alguna del paso que nos llevó al lugar de la prueba.
Finalmente, uno que está rendido a Dios debe contarse a sí
mismo
en la voluntad de Dios cuando está deseando hacer Su
voluntad sin
reserva. Si la posición que uno ocupa en la vida o en el
servicio no es
la que Dios quiere, El puede moverlo seguramente al lugar
que El
elige para el tal. Ciertamente, la voluntad de Dios no es
asunto de que
el cristiano esté en un lugar o en otro; es más bien de
estar deseando
hacer la voluntad de Dios. Todos los demás ajustes se hacen
fácilmente. Un factor muy vital, entonces, en la vida
espiritual es el
de ser guiado por el Espíritu Santo, y esta experiencia
necesaria será
la parte de todo el que es lleno del Espíritu.
VI. LA VIDA DE FE
Ciertamente, la hazaña más vital del 'Espíritu Santo es
aquella por
la cual El hace real las cosas sobrenaturales a aquel en
quien El mora.
Esta empresa es muy semejante en carácter a la de su obra de
enseñanza, salvo que la última está restringida en gran
parte a la de
impartir conocimiento de las Escrituras, mientras que la
primera
comprende un amplio campo en la experiencia del creyente. Lo
que
debe enfatizarse mayormente en la primera es la verdad de
que el
Espíritu Santo testifica en el corazón del creyente,
testimonio que
llega a ser de que el creyente es un hijo de Dios. El
Apóstol Pablo
declara: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu que
PODER PARA HACER EL BIEN 1063
somos hijos de Dios" (Ro.8: 16). El Apóstol Juan de la
misma manera
escribe: "Si recibimos el testimonio de los hombres, el
testimonio de
Dios es mayor, porque este es el testimonio de Dios, que ha
testificado de Su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios,
tiene el
testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho
mentiroso;
porque no ha creído en el testimonio que Dios ha testificado
de Su
Hijo" (1 Jn.5:9,10). Así también, la habilidad de
dirigirse a Dios en
el sentido de relación filial, es una obra del Espíritu
Santo efectuada
en el corazón y, entonces también, por lo genuino de la
filialidad es
que al creyente le es dado el Espíritu Santo en donde El
puede con
éxito producir la conciencia de filialidad. De consiguiente,
está
escrito: "Y porque sois hijos, Dios ha enviado el
Espíritu de Su Hijo
en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre"
(Gá.4:6). El
Espíritu no sólo actualiza la relación filial, sino que a El
también se le
ha encomendado el hacer real cada gran hecho de relacionar
la verdad
de lo que puede haber sido teóricamente conocido por fe. La
oración
del Apostol produce directamente esta obra específica del
Espíritu
Santo. El oró que el "Dios de nuestro Señ.or
Jesucristo, el Padre de
gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento
de El, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para
que sepáis
cuál es la esperanza a que El os ha llamado, y cuáles las
riquezas de la
gloria de Su herencia en los santos, y cuál la supereminente
grandeza
de Su poder para con nosotros los que creernos, según la
operación
del poder de Su fuerza, la cual operó en Cristo,
resucitándole de los
muertos, y sentándole a Su diestra en los lugares
celestiales, sobre
todo principado y autoridad y poder y señ.orío, y sobre todo
nombre
que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el
venidero"
(Ef.l: 17-21 ); y "para que os dé, conforme a las
riquezas de Su gloria,
el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su
Espíritu;
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a
fin de que
arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a
todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud
de Dios"
(Ef.3: 16-19).
Corno la guianza del Espíritu, la obra del Espíritu de dar
realidad,
haciéndola tan definida en el dominio de la experiencia,
también
puede ser deformada por los que carecen de una recta
instrucción y
conocimiento de los métodos de Dios para ellos; a pesar de eso,
la
guianza y el verdadero testimonio del Espíritu debe
reconocerse y
mantenerse sin hacer caso de las falsedades. Es un asunto,
que ha sido
registrado en la Escritura, de que un creyente será
consciente de su
relación filial con Dios por el testimonio a, y con su
espíritu humano,
1064 NEUMATOLOGIA
por la Tercera Persona que vive en él. Verdaderamente, es la
actitud
ordinaria de los que componen la gran compañía de creyentes
espirituales, el tener paz en sus corazones respecto a su
salvación
personal. Pueden ellos tener varios problemas en el aspecto
de su vida
diaria; pero, a menos que sea muy anormal, ellos no abrigan
la
inseguridad de su aceptación ante Dios. Tal paz es
fundamental
porque nadie que no esté seguro en cuanto a su propia
relación con
Dios, podrá crecer en el conocimiento de Cristo y en la
gracia (comp.
2 P.3: 18).
Entonces puede resumirse, que las grandes realidades que
entran
en las relaciones de un creyente con Dios serán hechas
efectivas en él
por el Espíritu Santo.
VII. LA INTERCESION DEL ESPIRITU
Ningún creyente debiera ignorar . cuanto al arreglo divino
en esta
dispensación con respecto a la oración. Como un nuevo
_privilegio
para el hijo de Dios (Jn.l6:24), Cristo mismo indicó que la
oración
sea dirigida al Padre en nombre del Hijo (comp. Jn. 16:23).
El
Apóstol agrega a esto por la misma autoridad divina, que la
oración
se ofrece en el poder capacitador del Espíritu Santo.
Escribe así: "Y
de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el
que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque
conforme a la voluntad de Dios intercede por nosotros"
(Ro.8: 26,27); "Orando en todo tiempo, con toda oración
y súplica
en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y
súplica por
todos los santos" Ü~f.6: 18). Y a este testimonio Judas
agrega: "Pero
vosotros amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe,
orando en
el Espíritu Santo" (Jud. 20). De acuerdo al primero de
estos pasajes
(Ro.8: 26,27) se indica que en la esfera de la forma
particular de
oración designada intercesión, que es el acto de ponerse
entre Dios y
el hombre en favor de otro, el instrumento humano no sabe
por lo
que él debe orar. ¿Cómo podría él saber cuál es el propósito
de Dios
para lo que debiera ser en la vida de otra persona? O, ¿cómo
podría
él saber qué relación existe entre Dios y su amigo? A causa
de estas
obvias limitaciones, el Espíritu inspira la oración de
intercesión, y,
además, El, como una Persona de la Deidad, que por sí mismo
conoce la necesidad del corazón humano y que, ciertamente,
escudriña los corazones, es atendido por el Padre, siendo
que El
conoce perfectamente las peticiones presentadas por el
Espíritu
Santo cuando el Espíritu intercede por los santos de acuerdo
a la
PODER PARA HACER EL BIEN 1065
voluntad del Padre. En cuanto a este plan divino de la
oración Dean
Alford escribe: "El Espíritu Santo de Dios que mora en
nosotros
conociendo nuestros anhelos mejor que nosotros mismos, El
mismo
clama en nuestras oraciones, elevándonos a los más altos y
santos
deseos de lo que podemos expresar en palabras, que sólo pueden
hallar expresión en gemidos y suspiros" (New Testament
for English
Readers, new ed., sobre Ro. 8: 27).
De este modo el hombre lleno del Espíritu puede entrar, y
entra
en una esfera de ministerio efectivo de oración por la
intercesión del
Espíritu que opera en él.
CONCLUSION
El propósito de este capítulo de Neumatología ha sido
presentar y
ampliar la verdad revelada con respecto a lo que es operado
por el
Espíritu Santo en el corazón y la vida de aquel a quien El
llama. La
llenura del Espíritu resulta en siete manifestaciones de Sí
mismo en y
a través del hijo de Dios. No hay duda en cuanto a cuáles
son los
objetivos del Espíritu. Por la clara exposición en el Texto
Sagrado,
toda experiencia humana en desacuerdo ha de ser rechazada
como
impertinente, y el cristiano puede auto-juzgarse en modo más
práctico con respecto a la medida en que él está lleno del
Espíritu. Se
ha llamado la atención repetidamente al hecho determinante
de que
todos estos siete efectos son operados en y a través del
creyente hasta
que apropiadamente puedan llamarse manifestaciones del
Espíritu.
Estas operaciones no han de ser vistas como concesiones
especiales de
Dios, sino que son las actividades normales del Espíritu
dentro de
aquel a quien El llena. Esta verdad nos lleva a la
consideración del
problema de cuáles son los términos o condiciones, según se
revelan
en el Nuevo Testamento, sobre cómo un cristiano puede entrar
en la
realización de esta inapreciable experiencia de glorificar a
Dios en la
vida diaria.
CAPITULO XV
CONDICIONES O PRERREQUISITOS
DE LA LLENURA
Una vez más el creyente ha de ser confrontado con las más
sencillas condiciones, y precisamente con las que son
requeridas del
lado humano, naturalmente, a fin de que pueda ser lleno del
Espíritu.
Como sucede muy a menudo con los intérpretes, sin embargo,
se han
aumentado los prerrequisitos de los ajustes trazados por las
Escrituras, se han agregado extrañas demandas a las
revelaciones que
Dios ha dado. Exhibiendo la misma disposición de agregar
obligaciones no especificadas, disposición que se exhibe
cuando algo
se agrega a la única condición para la salvación por la fe
sola, los
hombres han extendido más allá de la medida las obligaciones
humanas supuestas con relación a la llenura del Espíritu.
Comunmente se recomienda que se pida o que se ore por la
llenura,
pues de ello depende. Este error es promovido por la noción
de que
orar por la llenura del Espíritu es razonable: También
algunos que
confunden el recibimiento del Espíritu con la llenura, creen
que el
orar por el Espíritu está ordenado en Lucas 11: 13, en donde
las
palabras del Salvador aparecen como sigue: "Si
vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos; ¿cuánto más
vuestro Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren?
" Previamente
se ha demostrado que la dirección que Cristo dio a estas
palabras,
como se afirma en este pasaje, no se aplica, ni se podría
aplicar a los
creyentes de la edad presente, y es igualmente cierto que la
recepción
del Espíritu no es lo mismo que la llenura del Espíritu. El
orar por la
llenura del Espíritu es un error de grandes proporciones e
indica una
falta de comprensión de las condiciones en las que se
obtiene en la
actualidad. La llenura del Espíritu no espera la influencia
de la
oracwn. Dios no está reteniendo esta bendición hasta ser
reconvenido, o que alguna renuencia de Su parte sea vencida.
El
espera los debidos ajustes de los requisitos humanos. En
otras
palabras, espera que el creyente se rinda totalmente a El.
Cuando son
alcanzadas las condiciones reveladas, que son más
razonables, el
Espíritu continúa en el corazón del creyente con todas las
actividades
que juntas constituyen la llenura del Espíritu. No se
necesita
implorar al Espíritu que haga aquello que él vino a hacer en
el
1066
CONDICIONES DE LA LLENURA 1067
corazón del cristiano; más bien él está implorando al
cristiano que
despeje el camino para poder hacer su obra de gracia. Los
resultados
son inmediatos y la bendición segura cuando se cumplen las
condiciones; pero la oración por la llenura del Espíritu no
es una de
esas condiciones.
Siguiendo al error de la suposición de que el orar es una
condición
para que el creyente pueda ser lleno del Espíritu está el de
presumir
que todos los creyentes tienen que esperar la llegada del
Espíritu, por
el hecho de que los discípulos esperaron diez días Su
llegada antes
del Día de Pentecostés. Esta noción es posible sólo porque
no se
observa la verdad de que los discípulos no estaban esperando
su
llenura, sino que esperaban el advenimiento del Espíritu
Santo al
mundo. Desde que el Espíritu vino como lo hizo en el
Pentecostés,
ninguno ha tenido la más ligera ocasión de esperar por El;
pero
¡cuánto tiempo y con cuánta paciencia el Espíritu ha
esperado que
las vidas no rendidas se sometan a El!
Similarmente, están aquellos que, continuando un
malentendido
de hace dos o tres generaciones, sostienen que la llenura
del Espíritu
depende de alguna crisis o experiencia, al tiempo cuando se
pide la
llenura con esfuerzo supremo de fe resultando en lo que se
piensa ser
un estado de espiritualidad pemanente. Los hombres han
enseñado
que los cristianos recibirían la llenura del Espíritu
mediante un
esfuerzo específico, tanto como si hicieran una profunda
aspiración
en sus pulmones. Todo esto, aunque sincero, ignora la verdad
sencilla
de que el Espíritu mora en cada creyente y así el problema
ante todo
creyente es sólo de ajustarse a fin de que la obra del
Espíritu en el
corazón y la vida pueda ser sin impedimento.
Al acercarse al tema respecto a los términos sobre cómo el
hijo de
Dios puede ser lleno del Espíritu, será claro para todos que
sólo
aquellas instrucciones registradas en las Escrituras han de
ser
consideradas. Un gran predicador de los dieciocho requisitos
tabulados anteriormente que han de ser alcanzados por los
que han
de ser llenos del Espíritu, según su declaración; no
obstante, en su
autobiografía, al describir su propia experiencia de ser
lleno de esta
manera, falló en indicar que él no obró de acuerdo con
siquiera uno
de estos infundados requisitos. Debe evitarse una cosa tan
irreal, y
sólo serán consideradas las condiciones que Dios ha
revelado. En el
Nuevo Testamento se establecen directamente tres
condiciones. No
hay más ni menos. Siendo que esto es así, es evidente que
estas tres
representan todo lo que se requiere. De estas tres
condiciones, dos
son negativas (lo que el creyente no debe hacer) y una es
positiva (lo
que él debe hacer). Las direcciones negativas son: "Y
no contristéis al
Espíritu Santo de Dios" (Ef.4: 30), y "No apaguéis
el Espíritu" ( 1
1068 NEUMATOLOGIA
Tes.S: 19), mientras que la condición positiva es:
"Andad en el
Espíritu" (Gá.S: 16). Ahora bien, éstas han de ser
consideradas por
separado y en el mismo orden.
l. NO CONTRISTEIS AL ESPIRITU
SANTO DE DIOS
En el cristiano mora el Espíritu Santo con el propósito de
que la
vida divina dirija todos los pensamientos, acciones y
sentimientos en
vez del pecado que es tan extraño al Espíritu, realmente el
extremo
opuesto y que es echado lo más lejos de la absoluta pureza y
santidad
del Huésped Divino. La presencia de pecado en la vida del
creyente
contrista al Espíritu Santo. Este es el testimonio de la
Biblia y es
también el abundante testimonio de la razón. Cuando el
pecado es
tolerado en la vida diaria del cristiano necesariamente el
Espíritu
tiene que cambiar su ministerio a través del cristiano por
un
ministerio de intercesión a favor de él. La Biblia no
sanciona la idea,
tan frecuentemente sugerida, de que el Espíritu siempre
queda lejos
contristado. Por el contrario, se asegura que, habiendo
hecho su
residencia en el hijo de Dios, El mora para siempre (Jn.l4:
15,16; 1
Jn.2:27). El permanece, pero contristado cuando el pecado
está
presente. Entristecer al Espíritu viene a ser una
experiencia definida
en aquel en quien el Espíritu mora, experiencia que tiene
una
estrecha semejanza a la de su propia alma o espíritu cuando
está
deprimido. David expresó el sentimiento que le sobrevino
después de
su gran pecado, diciendo: "Mientras callé,
envejeciéronse mis huesos
en mi gemir todo el día; porque de día y de noche tu mano se
agravó
sobre mí; se volvió mi verdor en sequedades de verano"
(Sal.32:3,4).
Todo esto, siendo asunto de la experiencia humana, es
factible de
malentendido y de faisa interpretación. A menudo las
condiciones
físicas producen un estado mental deprimido, estado que no
tiene
relación alguna con la tristeza del Esp.íritu. Siempre
debiera
permitirse una indulgencia cuando los nervios están agotados
o
cuando está baja la vitalidad física. Son muchos los casos
cuando la
mente (a causa de debilidad de los nervios o del cuerpo) se
inclina a
imaginar que está separada de Dios, y aun a sospechar que se
ha
cometido un pecado imperdonable. No obstante, la prueba de
todo
esto es muy sencilla. El pecado que contrista al Espíritu en
el acto se
hace conocido. El pecado aparecerá como la causa conocida y
reconocida de la carga del corazón. La medicina es confesión
a Dios Y
el que debe confesar no estará dudoso o incierto de lo que
ha de ser
confesado. Nadie puede ser definido confesando pecados
desconocidos. El pecado conocido puede ser confesado en
armonía
CONDICIONES DE LA LLENURA 1069
con ese conocimiento de él que el Espíritu crea en la mente
y el
corazón. Si un creyente está deprimido sin que un error
salte a la
vista, es seguro que la causa es física más bien que
espiritual. A la luz
de la verdad de que el Espíritu es contristado por el pecado
y que esa
reacción al pecado por parte del Espíritu es experimentada
por aquel
en quien El mora, bien puede ser objetada si el creyente
vive siempre
por los dictados de su conciencia después de haber sido
salvo. La
presencia del Espíritu Santo crea nuevas normas tan altas
como la
misma santidad divina, y la manera de vida del cristiano en
ese plano
santo y elevado. El Apóstol testificó que su conciencia le
daba
testimonio en el Espíritu Santo (Ro.9: 1-3). Es probable que
el
Espíritu emplee la conciencia humana, pero como El
ciertamente le
ha impartido una nueva norma concerniente a lo que es
correcto y lo
que es malo. El mandamiento claro dirigido al creyente es
que "no
contriste al Espíritu Santo de Dios." Habrá poco
argumento de
alguna fuente en contra de la verdad de que el pecado en el
cristiano
es la causa de tristeza del Espíritu Santo; ni hay necesidad
de tener
que decir contra el hecho de que el hijo de Dios, teniendo
una vieja
naturaleza, y estando sujeto a incesante conflicto con el
mundo, la
carne y el diablo, peca y contrista así al Espíritu Santo.
El problema
práctico es doble: {a) cómo evitar el pecado y (b) cómo
poder aplicar
la cura provista por Dios una vez que el pecado ha entrado
en la vida.
l. PREVENCION DE PECAR EN EL CRISTIANO. Tres factores
principales entran en la prevención de pecar en la vida del
cristiano.
Primero, la Palabra de Dios misma es una protección cuando
se
guarda en el corazón. El Salmista declaró: "En mi
corazón he
guardado tus dichos para no pecar contra tí" (Sal.ll9:
11 ). La
Palabra de Dios es no sólo un poder inevitable en guardar
del pecado,
sino que es un poder para detectar el pecado en la vida. Los
cristianos
que descuidadamente pecan no se sienten cómodos cuando leen
la
Palabra de Dios y naturalmente evitan su lectura. Escrito
está:
"Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más
penetrante que
toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y
el espíritu,
las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las
intenciones del corazón" (He.4: 12).
Segundo, el Espíritu morador es la fuente de donde se puede
recibir poder abundante para resistir contra el pecado. El
hecho de la
presencia y poder del Espíritu es la base inmediata de toda
vida
santa. Relacionado con este aspecto de capacitación divina
está el
acto de la voluntad humana, la determinación fortalecida
para hacer
lo que trae honra a Dios. La voluntad es motivada por el
conocimiento de las posiciones exaltadas a las que uno ha
sido
llevado por gracia y es capacitado por el Espíritu Santo
para querer y
1070 NEUMATOLOGIA
para hacer lo que a Dios agrada.
Tercero, la intercesión de Cristo es ese aspecto de Su
ministerio
sacerdotal en el cielo por el cual El sostiene a los Suyos
que están en
el mundo. Tiene que ver con su impotencia, debilidades y
limitaciones. Pertenece al pastorado de Cristo.
2. REMEDIO DEL PECADO DEL CRISTIANO. Como
introducción al tema mencionado sería bueno señalar, y
ciertamente
es fácil reconocer como fundamental que, en adición a la
verdad de la
pecaminosidad del pecado, el creyente no debe pecar por
cuanto el
pecado contrista el Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento
se le da
mucho énfasis a ·esta última verdad y, como se ha visto
anteriormente, Dios ha provisto vitales impedimentos para el
pecado;
pero aun queda la verdad que por dejar de reclamar la
protección que
Dios ha provisto, a causa de la fortaleza de los enemigos
que hay que
afrontar (el mundo, la carne y el diablo), aunque éstos no
son tan
grandes que Dios no los pueda controlar, y por causa de la
debilidad
humana, los cristianos pecan en más o menos grado, y por
tanto se
enfrentan a un problema diferente a la sola prevención del
pecado: él
debe estar informado con respecto a, y actuar de acuerdo
con, el plan
divino en cuanto al remedio. A la luz de la posibilidad de
algún
pecado en su vida, el cristiano que no pide la curación del
efecto de
su pecado necesariamente llegará al lugar en donde todas las
manifestaciones de la presencia y poder del Espíritu son
anuladas y
se vivirá bajo la nube de la depresión que produce la
incesante
tristeza del EspíritU. Por eso es un aspecto importante para
el
creyente, en la realización de la vida espiritual, el
entender las
provisiones para la restauración de la correcta relación con
Dios y
actuar sobre estas provisiones con fidelidad inquebrantable.
Estas
provisiones divinamente preparadas para la restauración del
creyente
herido por el pecado para estar en perfecta relación con el
Espíritu
Santo están consignadas en la Biblia en ciertos pasajes
especiales y se
podría decir que estas provisiones conducen al cristiano que
ha sido
afectado por el pecado a restablecer su compañerismo con
Dios. Al
seguir el plan arreglado divinamente para la restauración,
los
resultados son absolutos. Sobre este hecho no se puede
enfatizar
demasiado, y siempre hay necesidad de repetir la verdad ante
la
tendencia de suponer que el perdón divino y la restauración
están
sujetos a las mismas limitaciones que caracterizan el perdón
y la
restauración tal como los practican los hombres entre sí en
base de
lenidad y generosidad. Ahora vamos a considerar los pasajes
principales respecto al perdón y la restauración divinos.
Juan 13:3-11. "Sabiendo Jesús que el Padre le había
dado todas
las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios
iba, se
CONDICIONES DE LA LLENURA 1071
levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una
toalla, se la
ciñ.ó. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los
pies de los
discípulos, y a enjugados con la toalla con que estaba
ceñido.
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señ.or, ¿tú me
lavas
los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no
lo
comprendes ahora; más lo entenderás después. Pedro le dijo:
No me
lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare,
no tendrás
parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señ.or, no sólo mis
pies, sino
también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está
lavado, no
necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y
vosotos limpios
estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a
entregar; por eso
dijo: No estáis limpios todos."
Entre otros aspectos importantes que se presentan en este
pasaje
de la Escritura y que entran en las relaciones correctas del
cristiano
con Dios, está una que es la más importante, esto es, que
sólo Cristo
puede limpiar al creyente de la contaminación del pecado. En
los
primeros capítulos de este Evangelio se ha presentado el
plan de la
salvación; pero principiando con el capítulo 13 y
continuando hasta
el capítulo 1 7 se declaran el privilegio y la
responsabilidad del
creyente en relación a Dios. En varios de los principales
aspectos que
se incluyen en este pasaje o discurso particular, es
importante notar
que la limpieza de la contaminación es la primera que se
menciona y
que aparte de la limpieza no puede haber una experiencia
normal de
las grandes realidades que presenta este discurso. Que
Cristo pudiera
decir, como en realidad lo dijo más tarde ( 15:3 ): "Ya
vosotros estáis
limpios por la palabra que os he hablado", es lo más
impresionante.
La limpieza, sin embargo, es contemplada por Cristo en dos
amplios
aspectos diferentes, esto es, la que ha sido efectuada como
una parte
de la salvación y la que hace posible la limpieza del
creyente
contaminado. Así en el versículo 1 O de este pasaje Cristo
declara a
Pedro: "El que está lavado (A.oúw -bañ.ado enteramente)
no necesita
(ser bañ.ado) sino lavarse los pies, pues está todo
limpio." Esta verdad
deriva su realidad de la costumbre cuando la gente se
bañ.aba en
bañ.os públicos y regresando a casa con los pies desnudos, o
con
sandalias, a través de calles polvorientas o sucias
necesitaban al llegar
no un bañ.o completo, sino uno parcial, el lavamiento de los
pies.
Viniendo a Pedro, se le pone una normal resistencia por
parte de éste
que no entendía el simbolismo del lavamiento de los pies, y
quien
había dicho a Cristo unos momentos antes: "Tu eres el
Cristo, el Hijo
del Dios viviente" (Mt.l6: 16). Dicha resistencia fue
introducida con
la observación de Pedro, "¿Tú me lavas los pies?
", a la que Cristo
respondió: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora;
pero lo
entenderás después, indicando así que había una lección
escondida
1072 NEUMATOLOGIA
en el acto del lavamiento de los pies de los discípulos, un
significado
que dependía de su comprensión del derramamiento de la
sangre de
Cristo que sería vertida para la limpieza; pero que los
discípulos no
podían entender siendo que no creían que Cristo habría de
morir
(comp. Lc.l8:31-34).
Pedro es poco impresionado con algún oculto significado. El
sólo
mira lo irrazonable de que el Hijo de Dios esté lavando los
pies a
hombres pecadores. Su respuesta terminante es: "Tú no
me lavarás
los pies jamás." Esta protesta sacó del Salvador una
afirmación que
explica mucho más de lo que está implicado. Cristo dijo:
"Si no te
lavares no tendrás parte conmigo." Aquí se hallan dos
palabras que es
necesario entender en su verdadero significado. La palabra
lavar
[vÍ1TTW] habla sólo de un lavamiento parcial como el que
Cristo estaba
efectuando, y está en completo contraste con la palabra
'Aoúw del
versículo 1 O que se refiere a un baño completo. La segunda
palabra
que hay que entender correctamente es !Jépoc;, traducida
parte - "No
tendrás parte conmigo." No hay implicación alguna de
que Pedro no
tuviera relación con Cristo alguna vez; es más bien cuestión
de
comunión. Pedro no estaría en comunión a menos que fuera
removido lo impuro por la sangre purificadora de Cristo. El
sacerdote
de los tiempos del Antiguo Testamento es el tipo del
sacerdote del
Nuevo Testamento y cada cristiano es un sacerdote en el
Nuevo
Testamento. Cumpliendo el tipo, el sacerdote del Antiguo
Testamento fue bañado totalmente en un ritual una vez al
entrar a su
oficio sacerdotal (Ex.29:4). De la misma manera, el
sacerdote del
Nuevo Testamento, como parte de su salvación, es lavado con
el
lavamiento de la regeneración (Ti t. 3:5 ). También, así el
sacerdote
del Nuevo Testamento debe ser limpiado repetidamente cada
vez que
se contraiga la iniquidad; pero sólo Cristo puede limpiar y
aunque se
les ordena a los discípulos lavarse los pies los unos a los
otros como
una evidencia de servicio, ningún ser humano puede limpiar
las
impurezas espirituales de sus semejantes, ni está en
posición alguna,
aun simbólicamente, de llevar a cabo una empresa tan grande.
Así se
establece la verdad de que sólo Cristo puede limpiar las
iniquidades
del cristiano, y esto porque El murió y derramó Su sangre en
sacrificio por el creyente (1 Jn.2: 2).
1 Juan 1:7-2:2. " ... pero si andamos en luz, como
él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre
de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que
no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad
no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel
y justo
para perdonar nuestros pecados y limpiamos de toda maldad.
Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su
CONDICIONES DE LA LLENURA 1073
palabra no está en nosotros. Hijitos míos, estas cosas os
escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos
para
con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación
por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de
todo el mundo."
Juan es el testigo experimentado en relación a una comunión
ininterrumpida con el Padre y con el Hijo como se indica en
el prime·r
versículo de 1 Juan. En el primer capítulo de esta Epístola
se
adelanta un mensaje directamente traído del ministerio
terrenal de
Cristo, que no aparece registrado en ninguno de los
evangelios. El
mensaje tiene que ver con mantener la comunión con el Padre
y con
el Hijo. Al contemplar tal relación sería bueno recordar que
Dios es
luz", frase que se refiere a la perfección moral o
santidad, y es con
una Persona tal con quien el creyente tiene comunión. El
poner al
cristiano en comunión con Dios no se logra por rebajar lo
que
pertenece a Dios; por el contrario, se alcanza elevando al
creyente al
nivel sobre el cual es posible la comunión con EL Para uno
que dice
que tiene comunión con Dios mientras al mismo tiempo está
andando en tinieblas, es mentir y no hacer la verdad; pero
si el
cristiano anda en la luz como Dios está en la luz, es
experimentar
comunión con El, comunión que es la experiencia moral de
todos los
salvos. Una comunión tal no es una concesión especial de
parte de
Dios, sino más bien es lo que está provisto para todos los
que andan
en perfecta relación con Dios. Toda esta bendición
inmensurable está
condicionada a "andar en la luz." Andar en la luz
no es convertirse
en luz, lo que sería perfección impecable; es más bien el
ajustarse a la
luz. Cuando la luz escrutadora, la cual es Dios, revela
cambios que se
necesitan en la vida de uno delante de Dios, entonces uno
debe de
adaptarse a la voluntad de Dios así revelada a fin de andar
en la luz.
Cuando se haya adaptado de esa manera, la sangre de Cristo
sigue
limpiándolo continuamente de todo pecado. La comunión no
depende de una perfección imposible, sino de un ajustamiento
voluntario a todo lo que Dios desea y comunica. Entonces la
confesión, que es la expresión externa de un arrepentimiento
interior, llega a ser la condición sobre la cual un hijo de
Dios ha sido
dañado por el pecado puede alcanzar restauración nuevamente
a una
comunión inquebrantable. Esa restauración no sólo será
absoluta
hasta el infinito,· sino que la gracia divina que restaura y
limpia se
perfecciona en una base de justicia al grado infinito.
Siendo que el
mismo hijo de Dios que ha pecado y con quien él está unido
con
lazos eternos, El es fiel a esa relación y siendo que Dios
ha satisfecho
todos los justos juicios contra el pecado en cuestión, El es
"justo"
para limpiar y perdonar. Así lo fue en el orden del Antiguo
1074 NEUMATOLOGIA
Testamento y siempre debe ser así el trato del Dios Santo
con el
pecado humano. Los israelitas traían sus sacrificios y era
después que
el sacerdote ofrecía el sacrificio que el oferente traía por
su pecado,
que éste era perdonado. Levítico 4:35 declara: "Y le
quitará toda su
grosura, como fue quitada toda la grosura del sacrificio de
paz, y el
sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda
encendida a
Jehová; y le hará el sacerdote expiación de su pecado que
habrá
cometido y será perdonado." Se hace gran énfasis en el
hecho de que
la condición para conseguir la restauración del creyente,
para la
comunión con Dios, es la confesión de pecado. Con mucha
frecuencia se sustituye por la oración; pero orar por el
perdón no está
en armonía con la luz que es Dios. Orar por el perdón
realmente
asume que Dios mismo necesita ser cambiado en su actitud
hacia el
pecado.
1 Corintios 11:31,32. "Si pues, nos examinásemos a
nosotros
mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con
el
mundo."
Llegando al final de esta parte de la Epístola, porción que
es
dedicada a la corrección de carnalidades en la iglesia de
los corintios
( 1: 10-11:34 ), esta clara dirección relativa a la
responsabilidad
humana en la curación de los efectos del pecado en ellos es
de lo más
apropiado. La contribución particular de este pasaje a la
doctrina
total del andar del creyente con Dios se ve en el orden de
los eventos
que desarrolla. Aquí se ve al Padre esperando el
auto-examen, o
confesión de sus hijos que han pecado. Este período de
aparente
silencio o falta de atención de parte de Dios que sigue a la
comisión
del pecado del creyente es fácilmente malentendido, y puede
ser
malinterpretado por el creyente, pensando que Dios no ha
observado
el pecado cometido. Es la gracia de Dios que así espera que
el
creyente actúe primero a favor de sí mismo con respecto al
pecado.
Sin embargo, si el hijo de Dios peca y no s~ examina de este
modo
con una confesión completa, se hace necesario que el Padre
someta a
juicio a Su hijo, ya que El es el perfecto disciplinador.
Esta es la
fuerza de las palabras del Apóstol: "Que si nos
examinásemos a
nosotros mismos, cierto, no seríamos juzgados." El acto
voluntario
de un auto-examen satisface cada demanda divina y no se
impondrá
ningún juicio de parte del Padre. Es sólo cuando el
cristiano retiene
su confesión y por lo tanto asume la actitud de
justificación propia
con respecto a su pecado, o que por amor a él rehusa
conformarse a
la santa voluntad de Dios, que el Padre debe llevarlo al
lugar de
corrección. Otra vez se reconocerá que el caso no es el de
mantener
unión con el Padre, unión que, como es la filialidad, al ser
una vez
CONDICIONES DE LA LLENURA 1075
establecida nunca puede ser quebrantada; es más bien el
aspecto de
comumon o compañerismo. En consecuencia, se pregunta:
"¿Andarán dos juntos si no estuvieren de concierto?
(Am.3:3). Dios
no puede andar en las tinieblas con el creyente, ni se puede
experimentar el compañerismo cuando el creyente a lo blanco
llama
negro, y a lo negro, blanco. El creyente debe estar de
acuerdo con
Dios en que lo blanco es blanco y lo negro es negro. Estando
de
acuerdo con Dios, no queda obstáculo que impida esa comunión
y el
compañerismo es restablecido por el perdón y la limpieza que
Dios
otorga en Su gracia. El pasaje de Pablo sigue diciendo:
"Pero siendo
juzgados somos castigados del Señor." En este punto es
obvia una
distinción entre castigo y condena, o satisfacción. Aun
cuando el
creyente es castigado, la condena por su pecado no es
requerida de él,
ya que Cristo ha llevado todo el castigo sobre Sí mismo y
nunca se
requerirá de nuevo. Con frecuencia los cristianos no
entienden la
verdad de que no hay ni puede haber ninguna condenación. El
castigo tiene por objeto el de traer al creyente a la
penitencia y por
medio de ella la correspondiente confesión para la
restauración. Que
el castigo no es penal se demuestra en que la restauración y
el perdón
se aseguran en seguida aun aparte del castigo cuando sin
tardanza se
hace la confesión. Si el castigo hubiere de caer sobre el
creyente no se
demoraría ni podría ser remitido. Habiendo compromiso para
salvar
al cristiano de toda pena de juicio (comp. Jer.3:18; 5:24;
Ro.8:1), y
habiendo pactado de perdonar y limpiar instantáneamente y de
modo perfecto, basado en la única condición de la confesión,
el
creyente sólo es castigado cuando resiste a Dios.
Descansando én el
mérito del Hijo de Dios y habiéndose amparado bajo la
eficacia de la
sangre de Cristo, el hijo de Dios nunca puede ser
"condenado con el
mundo."
Hebreos 12:5-11. "Y habéis ya olvidado la exhortación
que como
a hijos se os dirije diciendo: Hijos míos, no menosprecies
la disciplina
del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por El; Porque
el
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe
por hijo. Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque
¿qué hijo
es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja
sin
disciplina, de la cual todos han sido participantes,
entonces, sois
bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros
padres
terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por
qué no
obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y
viviremos? Y
aquellos ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a
ellos
les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para
que
participemos de su santidad. Es verdad que ninguna
disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
después da
1{)76 NEUMATOLOGIA
fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados."
La importancia de la doctrina respecto al castigo justifica
el lugar
que se le da en el texto sagrado. El pasaje citado es
céntrico y por
este contexto y el de otras Escrituras se puede ver que el
castigo o
disciplina, comprende más que la corrección de lo malo:
puede
incluir disciplina, o instrucción, así como sus objetivos.
Si estuviera
limitado sólo a la corrección del mal en los hijos de Dios,
difícilmente se podría decir que tiene un alcance universal.
Como por
su carácter universal está escrito: "Dios al que ama
castiga." y en su
castigo Dios "trata con vosotros como con hijos",
y a menos que
seáis castigados (como lo son todos los hijos) "no sois
hijos." El
creyente no debiera "menospreciar" el castigo
"ni desmayar" bajo Su
disciplina. Como en el caso de un hijo terrenal, cada
ventaja
incrementa al que por "él es ejercitado." El
versículo 6 sugiere una
distinción entre castigo y azote. El castigo tan amplio como
puede
ser en su alcance, puede ser experimentado muchas veces; pero
el
azote, que parece ser la conquista final de la voluntad del
creyente,
necesitaría ser experimentado una sola vez. Muchos episodios
tristes
en la vida del creyente no consagrado se podrían evitar si
él sometiera
su voluntad a la de Dios.
Aunque en las Escrituras se mencionan varias fonnas
específicas de
castigo, y su ejecución divina se ve en acción en muchas de
las vidas
de los que están registradas en la Palabra de Dios, es
posible que,
siendo que Dios trate con hijos individuales, sus modos y
medios sean
múltiples. Pueden variar con la situación de cada individuo.
Hasta
dónde puede llegar el castigo se describe en 1 Corintios
11:30,
hablando de irregularidades en la mesa del Sefior y la
disciplina que
debe acompafiar a tales acciones, el Apóstol dice: "Por
lo cual hay
muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos
duermem."
Así se descubre que el Padre puede emplear enfennedad y
debilidad
físicas en sus medios de castigo y aun la muerte misma. En
otros
textos del N. T. se hace referencia a la muerte física en la
misma
conexión. El pámpano que en Cristo no lleva fruto es cortado
y
echado de su lugar (Jn.l S: 2), y hay un pecado que puede
cometer el
hennano, que lo lleva hasta la muerte (l Jn.S: 16); y en tal
caso la
oración por su sanidad no es eficaz. Aun Satanás puede ser
usado
como un instrumento de castigo. El Apóstol declara: "De
los cuales
son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para
que
aprendan a no blasfemar" ( 1 Ti.l: 20).
Por el consuelo que asegura y por el hecho de la revelación
respecto al carácter de Dios, la verdad que el amor es el
motivo
divino en cada caso donde se emplea el castigo, no puede
pasarse por
alto. Ningún intento de explicar esta importante doctrina
puede hacer
CONDICIONES DE LA LLENURA 1077
que falte en indicar que el castigo divino surge en la
infinita
compasión de Dios y es administrado bajo la infinita bondad
divina.
2 Corintios 7:8-11. "Por lo cual os ruego que
confirméis el amor
para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener
la
prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que
vosotros
perdonáis, yo también; porque también yo lo que he
perdonado, si
algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de
Cristo.
Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues
no
ignoráis sus maquinacwnes."
Este pasaje es citado como un ejemplo de un verdadero
arrepentimiento por parte de los creyentes. El Apóstol había
escrito
a la iglesia de Corinto (está a la vista la correspondencia
de su primera
Epístola), y en ese mensaje, como antes se ha observado, el
exhibió
sus pecados e irregularidades con el resultado de que ellos
fueron
convencidos de sus malos caminos, y con el arrepentimiento
(que
significa un completo cambio de mente) ellos se limpiaron
enteramente delante de Dios. Un verdadero arrepentimiento no
resultaría en una somera experiencia temporal, que sigue
tolerando y
repitiendo el pecado; sin embargo, el poder para evitar el
retomo no
está en el grado del arrepentimiento, sino en una confianza
más
efectiva en el Espíritu habilitador. Se estudiará este
pasaje a la luz de
la verdad de que es una norma de lo que Dios tiene derecho
de
esperar de todos los que El castiga.
Salmo 51: 1-19. Este conocido salmo muy extenso para
copiarse
aquí, presenta a David como un ejemplo sobresaliente de
arrepentimiento y de confesión entre los santos del Antiguo
Testamento. En la Palabra de Dios, el pecado de David es
descrito
desnudo (sin rodeos) y con su corazón quebrantado y
contrito. El era
participante de esa forma de la salvación que había sido
acordada por
Dios, como debe ser toda salvación que se había establecido
para los
santos del Antiguo Testamento, la que habiendo sido
efectuada por
Dios como debe ser toda salvación, él no la perdió. Por lo
tanto,
David oró que el gozo de su salvación, más bien que la
salvación
misma, pudiera serie restablecido. Así se indica que David
entendió
precisamente lo que él había perdido por su pecado. También
su
testimonio había sido estorbado. Después de suplicar por su
restauración y anticipando su beatitud, dijo: "Entonces
enseñaré a
los pecadores tus caminos y los pecadores se convertirán a
tí." Hasta
esta medida los santos del Antiguo Testamento eran similares
en sus
relaciones con Dios a los santos del Nuevo Testamento; no
obstante,
deben observarse notables diferencias y tal como se exponen
en este
salmo. El creyente del Nuevo Testamento nunca debe orar,
"Y no
quites de mí tu Santo Espíritu, ya que el Espíritu una vez
concedido,
1078 NEUMATOLOGIA
jamás es quitado del corazón del cristiano; ni debe pedir
perdón y
restauración. Después que Cristo murió llevando todo el
pecado (los
de los cristianos así como los de los incrédulos) y después
que la
muerte por el pecado ha ofrecido propiciación no queda base
para
que el creyente pase tiempo pidiendo misericordia a Dios
para que le
perdone su pecado. El perdona exactamente como lo ha
prometido,
cuando el pecado es confesado (comp. 1 Jn.l :9). David
reconoció,
como todo santo debe hacer, que este pecado era primeramente
contra Dios. "Contra tí solo he pecado, y he hecho lo
malo delante
de tus ojos", fue el grito de su quebrantado
corazón."Su restauración
fue completa basada en su confesión; porque fue a pesar del
pecado
de David y después de su restauración cuando dijo Jehová,
"He
hl,lllado a David, hijo de Jesé, un hombre según mi propio
corazón"
(Hch.l3:22; comp. 1 S. 13: 14). El pecado de David no había
agradado a Dios; pero habiéndose arrepentido y confesado su
pecado,
él fue restaurado al favor de Dios.
Lucas 15:1-32. El último de los siete pasajes principales
que
hablan de la cura de los efectos del pecado sobre la vida
espiritual de
los santos (ya sean del Antiguo como del Nuevo Testamento)
se
encuentra en Lucas 15:1-32. Esta porción contiene una
parábola en
tres partes (comp. v. 3). Es la historia triple de una oveja
perdida, la
dracma perdida, y el hijo perdido. Aunque se encuentran tres
incidentes, hay un solo propósito subrayado. El valor
particular de
este pasaje en la presente conexión, descansa en su
revelación de la
compasión divina como se ve en la restauración de un santo
pecador.
Es la revelación del corazón del Padre. El énfasis cae sobre
el pastor
más bien que sobre la oveja; sobre la mujer, en lugar de la
dracma; y
sobre el Padre antes que sobre cualquiera de sus hijos. Al
considerar
este pasaje debe brotar en la mente que lo que aquí se
registra refleja
las condiciones que se obtuvieron antes de la cruz. Por
consiguiente,
tiene que ver primeramente con Israel. Ellos eran el pueblo
del Pacto
del Antiguo Testamento, las "ovejas de su p.rado",
y su posición no
tuvo cambio hasta que el Nuevo Pacto fue efectuado en Su
sangre.
Siendo el pueblo del pacto, ellos volverían a las
bendiciones de su
pacto, si esas bendiciones se perdiesen por causa del
pecado, sobre la
base de arrepentimiento y confesión. De acuerdo a las
Escrituras y
como se ha visto, esto es cierto de todo el pueblo del
pacto. Los
pactos de Israel no son lo mismo en carácter como el
"nuevo pacto"
(hecho) en Su sangre; pero los términos de la restauración
dentro de
las bendiciones del pacto son los mismos en ambos casos. La
efectividad del pacto descansa en la fidelidad de Dios; pero
las
bendiciones del pacto pueden perderse por la infidelidad de
los
santos. La bendición es reconquistada también, no por
efectuar otro
CONDICIONES DE LA LLENURA 1079
pacto, sino por la restauración dentro de los privilegios
inmutables
del pacto original. La triple parábola aquí es en cuanto a
los
israelitas, a quienes fue dirigida. Cualquier aplicación que
pueda
hacerse de la parábola a los cristianos bajo el nuevo pacto
sólo es
posible sobre el terreno del hecho de que el camino de la
restauración
por el arrepentimiento y la confesión es común para ambos,
tanto al
Antiguo como al Nuevo Testamentos. Por eso, en la parábola
se
presenta un cuadro del corazón de Dios hacia cualesquiera y
todos
los de Su pueblo del pacto, cuando pecan.
La parábola principia así: "Entonces se llegaron a El
todos los
publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los
escribas
murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con
ellos
come." Aquí está la llave de lo que sigue.
"Publicanos y pecadores"
no eran gentiles. Los "publicanos" eran israelitas
bajo el pacto hecho
con los "padres" que habían traicionado a su
nación al punto de
hacerse cobradores de impuestos para Roma. Los
"pecadores" eran
israelitas bajo el mismo pacto que habían dejado de
presentar el
sacrificio por el pecado como se prescribe en la ley de
Moisés. Un
israelita era contado "sin culpa" ante la Ley
cuando había traído las
ofrendas requeridas. Así Pablo pudo decir de sí mismo
concerniente
a su anterior posición como no más que un judío bajo la ley:
"En
cuanto a la justicia que es en la ley, 'irrepensible".
El Apóstol no está
reclamando perfección de impecable. El está dando testimonio
del
hecho de que había sido fiel en proveer el sacrificio
prescrito bajo la
ley de Moisés. Los fariseos y los escribas eran israelitas
que daban
toda su energía al cumplimiento exacto de la ley de Moisés.
Pablo fue
una vez sólo un fariseo, "un hebreo de hebreos."
Estos hombres no
eran cristianos y no serían juzgados como tales. Hay poco en
común
aquí con los cristianos. Estos israelitas eran sin culpa a
través de los
sacrificios que predecían la muerte de Cristo. Los
cristianos son sin
culpa por la fe en la efectividad de la sangre de Cristo.
que ya ha sido
derramada. La primera es una justificación por obras,
inadecuada a
causa de su lado humano; la otra es justificación por la fe
concerniente a una obra de Dios consumada. Los fariseos y
escribas
murmuraban al ver que Jesús recibía a publicanos y
pecadores, y
comía con ellos. Por consiguiente, El pronunció esta
parábola para
ellos, sus críticos. La parábola es dirigida explícitamente
a los
fariseos y escribas murmuradores más bien que a todo mundo
en
cualquier parte. Y muy poco puede entenderse de la verdad en
ella
contenida a menos que se tenga en mente todo el propósito
para el
que fue pronunciada. Volviendo a la interpretación de la
parábola,
debe darse alguna atención a la inmediata impresión de que
esta
parábola es un cuadro que representa la salvación, mientras
ella es un
1080 NEUMATOLOGIA
retrato del corazón de Dios; tiene que ver más evidentemente
con Su
obra de restauración que con la de la regeneración.
La primera división de la parábola se refiere a un hombre
que tenía
cien ovejas. "¿Qué hombre hay de vosotros que teniendo
cien ovejas,
si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto, y va
tras la que se perdió, hasta encontrarla? " Esto no es
un retrato de
noventa y nueve ovejas y una cabra; es el de cien ovejas, y
"ovejas",
de acuerdo a las Escrituras, es siempre símbolo del pueblo
del pacto.
Los israelitas eran ovejas, así también lo son los
cristianos en esta
dispensación. Cristo, hablando de los que habrían de ser
salvos por
Su muerte, dijo a los judíos: "También tengo otras
ovejas que no son
de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz;
y habrá un
rebaño, y un pastor", (Jn.lO: 16). Se notará otra
importante
distinción en esta parábola: La oveja, la dracma y el hijo
se habían
perdido, pero estaban perdidos solamente al punto de su
necesidad
de ser encontrados. Difícilmente esto puede ser lo mismo que
estar
perdidos en tal extremos de necesitar la salvación. El uso
bíbico de la
palabra perdido tiene al menos estos dos amplios
significados
diferentes. "El Hijo del Hombre vino a buscar y a
salvar lo que se
había perdido"; pero, en todas las tres partes de esta
parábola, él está
buscando y encontrando más bien que buscando y salvando.
Debiera
de observarse, la palabra salvar no aparece ni una sola vez
en esta
parábola. Si ella fuera aceptada como una enseñanza respecto
a la
salvación no habría modo de escapar el error del
universalismo;
porque este pastor busca hasta encontrar lo que está
perdido. Por
otra parte, este pasaje presenta una bendita revelación del
corazón de
Dios hacia su hijo descarriado que necesita ser hallado y no
ser
salvado. "Noventa y nueve" que están seguras en el
redil comparado
con una que está perdida es un pobre retrato de la
proporción que
siempre ha existido en esta era entre los salvos y los
perdidos. Si la
parábola enseñara la salvación de un pecador, mucho mejor
hubiera
sido haber cambiado los números con noventa y nueve perdidos
en
contraste con uno que está salvo en el redil. La parábola
continúa:
"Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros
gozoso; y al
llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos diciendoles:
Gozaos
conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
Os
digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se
arrepiente que de noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento."
El pecador aquí mencionado puede no ser otro que un pecador
de
los del pacto mencionado en el primer versículo del pasaje y
que
concierne a quienes la parábola es dirigida. El, siendo una
persona del
pacto, es aquí retratado por el Espíritu Santo como regresando
a
CONDICIONES DE LA LLENURA 1081
base de arrepentimiento, en vez de ser salvado a base de la
fe
salvadora. Otra vez, así uno con dificultad podría hallar
dentro de la
iglesia alguna persona que corresponda a los "noventa y
nueve justos
que no necesitan arrepentimiento." Un caso tal era
posible, no
obstante, bajo la ley de Moisés, siendo el Apóstol Pablo un
buen
ejemplo estando bajo el judaísmo. Los mismos fariseos y
escribas a
quienes fue dirigida la parábola eran también de esa clase.
Dentro de
las demandas externas de la ley de Moisés ellos no
necesitaban
arrepentimiento. El arrepentimiento, que significa un cambio
de
mente, es un elemento vital en la salvación presente; pero
ahora es
incluido en el acto de creer, porque ciento cincuenta
pasajes del
Nuevo Testamento condicionan plenamente nuestra salvación
presente al acto de creer, o a su sinónimo, la fe. El
Evangelio de Juan,
escrito especialmente para que podamos creer que Jesús es el
Cristo,
el Hijo de Dios, y para que creyendo podamos tener vida en
Su
nombre, ni una sola vez usa la palabra arrepentimiento.
Ahora los
incrédulos se salvan creyendo en Cristo que, evidentemente,
incluye
tal arrepentimiento como puede producirse en aquellos que
están
muertos "en delitos y pecados." Arrepentimiento
significa un cambio
de mente, y nadie puede creer en Cristo sin haber cambiado
su mente
con respecto a su pecado, su condición perdida y el poner su
fe en El.
La segunda división de la parábola concierne a la mujer de
la
dracma perdida. Es la misma historia de buscar y hallar lo
que se
había perdido. El énfasis en esta división de la parábola
cae
principalmente en el gozo de la que encuentra lo perdido. Es
el gozo
de Aquel en cuya presencia están los ángeles. Otra vez la
historia es la
de un pecador arrepentido en vez de la de un pecador
creyendo.
La tercera parte de la parábola habla de "cierto
hombre."
Evidentemente esta historia es referida para revelar el
corazón del
Padre. Casualmente él tiene dos hijos; y uno de ellos era el
tipo de un
"publicano y pecador", y el otro, el de un
"fariseo y escriba." Uno
deja las bendiciones de la casa de su padre, (mas no cesa de
ser hijo);
el otro murmuró, como lo hicieron los escribas y fariseos,
cuando el
pecador fue restaurado. Es imposible señalar una más
profunda
degradación que se le podría pintar a la mente de un judío,
que la de
ser hallado en un campo alimentando cerdos. Aquí tenemos la
declaración del Señor, en términos de Su propio tiempo y
gente, que
un hijo vagabundo puede regresar mediante la confesión, aun
de las
más bajas profundidades del pecado. Que allí, en ese campo
con los
cerdos, en donde el hijo "volvió en sí" y se
propuso regresar a su
padre con una confesión que es únicamente la normal
expresión de
un sincero arrepentimiento de corazón. Aquí no se menciona
la
regeneración. Nada se dice de la fe, aparte de la cual
ningún alma
1082 NEUMATOLOGIA
podría esperar ser salva, llegando a ser hijo. El era hijo y
regresó a su
padre corno hijo. El sentimiento expresado muchas veces en
sermones y en himnos de que un inconverso, cuando viene a
Cristo,
está "regresando al hogar" es extraño a la
enseñanza de la Palabra
de Dios. Mas bien la Biblia enseña que los hijos que se han
alejado
errabundos, pueden volver al hogar y, corno perdidos en el aspe.cto
de
descarriados, pueden ser hallados. Esto no se podría aplicar
a uno
que jamás ha sido un hijo de Dios. Los tales están
ciertamente
perdidos, pero más bien necesitan ser salvos. En esta
dispensación los
perdidos pueden venir a Dios, pero ellos no regresan a Dios.
Cuando
el hijo que regresa estaba aún lejos, violo su padre y tuvo
compasión
de él y corrió y cayó sobre su cuello y besólo. El padre lo
vio porque
él estaba mirando en esa dirección. No había cesado de mirar
desde la
hora en que el hijo había partido. Tal es el cuadro del
corazón del
Padre Dios, expresado aquí, así corno en la búsqueda
enseñada tanto
en el pastor corno en la mujer de la dracma. La justicia
hubiera
requerido que este muchacho al regresar fuera castigado en
la forma
más severa. ¿No había deshonrado el nombre del padre? ¿No
había
traído ruina sobre sí mismo? ¿No había desperdiciado los
bienes de
su padre? Pero él no fue castigado. El hecho que no fuera
castigado
incluye a los creyentes de esta dispensación y la verdad
bendita que,
a causa de la obra de Cristo en la cruz, el Padre puede
recibir y
recibirá a sus hijos sin castigarlos. Los términos en que se
puede
conseguir la restauración es solamente la confesión de un
corazón
quebrantado. La culpa del pecado ha caído sobre otro en
nuestro
lugar.
Es importante notar que el padre besó al hijo aún antes de
que él
hiciera su confesión. La razón dictaría que el hijo hubiera
sido
besado después de su confesión. Hasta donde este incidente
puede ser
correctamente aplicado a las presentes reacciones entre Dios
Padre y
los cristianos que han pecado, se enfatiza la verdad de que
Dios es
propzczo, habiendo hecho propiciación • por la muerte todo
satisfactoria de Cristo, corno sustituyó en el juicio
impuesto por los
pecados del cristiano. En este respecto está escrito:
"Y El (Cristo en
Su muerte) es la propiciación por nuestros pecados (de los
cristianos)" (1 Jn.2:2). El hecho de que Cristo murió
corno sustituto
es que hace posible que Dios reciba a aquellos por quienes
El murió,
corno si toda obligación para con la justicia divina que sus
pecados
merecen hubiera sido ejecutada, corno en verdad las fueron
cumplidas por Cristo en lugar de ellos. No son lágrimas,
arrepentimientos o ruegos por parte de los que han pecado.
Tanto los
inconversos corno los creyentes que pecan son invitados a
acudir a
Dios quien es propicio para con todos. Es también de gran
CONDICIONES DE LA LLENURA 1083
importancia el hecho que, sin reprimendas ni castigos, el
hijo fue
restablecido a la posición y bendiciones de la casa paterna.
La
confesión que él había preparado no fue repetida totalmente
ante el
padre. Las últimas palabras "Y hazme como uno de tus
jornaleros"
fueron cortadas por el vigoroso mandato del padre,
"Traed ... "Así
instantáneamente, cuando se hace una completa confesión se
efectúa
la restauración, prescindiendo de toda palabra adicional que
el
penitente pudiera presentar.
La confesión de este hijo fue primeramente hacia el cielo, y
entonces a su padre. Este es el verdadero orden de toda
confesión.
Grande es el poder de la confesión de un corazón
quebrantado. Nadie
puede creer que el hijo descarriado, después de haber sido
restaurado,
y después de estar nuevamente descansando en la comodidad
del
hogar y de la comunión, hubiera pedido inmediatamente a su
padre
más de sus bienes para volver a su vida de pecado. Una
acción tal
sería del todo inconsistente con la confesión de su contrito
corazón
que había hecho. La confesión verdadera es real y
reformadora en su
poder (comp. 2 Co.7: 11). El era un hijo durante todos los
días de
ausencia del hogar. Si hubiera muerto en la hacienda donde
cuidaba
puercos, él hubiera muerto como un hijo. Hasta donde esto
ilustra el
estado de un cristiano en pecado, por este y otros pasajes
sobre el
tema, se puede concluir que un cristiano imperfecto, tal
como lo
somos todos, sería recibido en el hogar celestial al morir
aunque sufra
la pérdida de todos sus premios y mucho gozo y, aunque al
encontrarse con su Señor cara a cara, sea llamado a hacer
su, hasta
aquí, descuidada confesión.
En vista de estos siete pasajes principales, se puede sacar
en
conclusión que la cura de los efectos del pecado en la vida
espiritual
de un hijo de Dios es prometida al que con un corazón
arrepentido
hace una genuina confesión de su pecado. A la vista de Dios
el
pecado es siempre pecado. No es menos pecado por el hecho de
ser
cometido por un cristiano, ni puede ser curado de otro modo
que en
la redención que es en Cristo. Es por el precio de la
redención que ya
ha sido pagado con la preciosa sangre de Cristo que Dios
puede salvar
a los pecadores que sólo creen y restaurar a los santos que
sólo
confiesan sus pecados. Ningún grado del castigo que cayó
sobre
nuestro sustituto puede jamás caer sobre los santos o los
pecadores.
Siendo que Cristo lo llevó todo por nosotros, creer o
confesar es todo
lo que legalmente puede demandarse. Hasta que la confesión
es hecha
por el que ha cometido el pecado, el tal está defendiendo lo
que es
malo, estando así en desacuerdo con el Padre. "¿Pueden
andar dos
juntos si no estuvieren de acuerdo?" Dios no puede
estar de acuerdo
con el pecado. El hijo puede ponerse de acuerdo con el
Padre, y esto
1084 NEUMATOLOGIA
es el verdadero arrepentimiento que se expresa en la
confesión. Otra
vez permítase decir: Arrepentimiento es un cambio de mente.
Por
eso, los que han pecado se vuelven de él hacia Dios. La
bendición no
depende de la perfección inmaculada; es asunto de no
contristar al
Espíritu. No es el caso de un pecado desconocido. "Si
confesamos
nuestros pecados El es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y
limpiarnos de toda maldad." El cristiano que confiesa
plenamente
todo pecado conocido habrá removido uno, si no todos, de los
obstáculos de la plena manifestación del Espíritu. "Y
no contristéis
al Espíritu Santo de Dios con el cual estáis sellados para
el día de la
redención" (Ef.4: 30).
De la discusión anterior se puede determinar que una de las
condiciones por las cuales el creyente puede ser lleno del
Espíritu se
halla en que sea quitado todo aquello que contrista al
Espíritu Santo
por una completa confesión, la que es expresión de un
corazón
contrito. El secreto por el cual este aspecto de la
responsabilidad
puede mantenerse es guardar cuentas exactas con Dios.
Permita qu'e
la primera impresión de depresión espiritual sea un signo
para
descubrir en el acto la causa y estar listo para aplicar el
remedio: la
confesión a Dios.
11. NO AP AGUEIS AL ESPIRITO
El segundo mandato directo que gobierna la recta relación
entre el
Espíritu Santo y el creyente se establece en 1
Tesalonicenses 5: 19, "No
apaguéis al Espíritu."· Estas son palabras de
importancia solemne
siendo que ellas Implican una más seria responsabilidad en
la actitud
del cristiano hacia el Espíritu Santo. Al hijo de Dios
inteligente se le
recuerda de este modo de su responsabilidad celestial y la
realidad
que impone un inquebrantable compañerismo con el Espíritu
Santo,
una responsabilidad y un compañerismo que no pueden ser
subestimados o evadidos. Aunque las demandas son
sobrehumanas,
no hay base sobre la que puedan considerarse propiamente una
carga
o esclavitud para apagar o evitar el Espíritu. Cada demanda
que
engendra la presencia del Espíritu es en sí un camino hacia las
riquezas de bendiciones indecibles. En verdad la presencia
del
Espíritu Santo y las riquezas de sus beneficios constituyen
una
importante y anticipada prueba. de las inmensurables
realidades del
cielo. La cordura espiritual o sano juicio no deben mermarse
nunca
de las obligaciones que crean la vida en relación con el
Espíritu
Santo. A lo mejor esas relaciones pueden ser cumplidas
parcialmente,
pero la ambición de cumplir a cabalidad con todo, nunca debe
faltar.
Una vez más se dirige la atención al hecho que esto, como el
primer
CONDICIONES DE LA LLENURA 1085
aspecto relativo a contristar al Espíritu, es un mandato
directo que
no tiene opción a aquiescencia. Ambos preceptos son
negativos,
siendo que demandan cosas específicas que no se deben
permitir si ha
de realizarse la plenitud de la bendición del Espíritu.
Aunque en
cierto modo son similares siendo que ellas son dirigidas
igualmente a
la vida interior del creyente y el poder para reaccionar,
ellos en sí son
diferentes. Es contristado el Espíritu cuando el pecado
ocurre y
queda sin confesión. Este aspecto de la verdad está
enteramente
dentro del aspecto negativo de la vida espiritual. El
Espíritu es
apagado cuando el cristiano resiste o rechaza la voluntad de
Dios para
con él, verdad que, según se establece en las Escrituras, se
halla
dentro del lado positivo de la vida espiritual, aunque es
posible
apagar el Espíritu al resistir a Dios en relación a aspectos
que tienen
que ver con la victoria sobre el pecado, así como con
aspectos que
pertenecen a la vida y al servicio. Los tres requerimientos
que
condicionan la llenura del Espíritu -(a) confesión de todo
pecado
conocido; (b) rendición a la voluntad de Dios, y (e) caminar
en
dependencia del Espíritu Santo- no se basan en un capricho
irracional de Dios. Ellos indican lo que es el fundamento de
comunión y compañerismo, lo que debe sostenerse entre el
Espíritu
y la persona en la que él mora. Nada está oculto en el
misterio o
velado aun para los que son menos capaces para entender. El
problema está en aceptar y hacer la voluntad de Dios. Este
es
totalmente el aspecto central del problema de la vida
espiritual. En
último análisis, la confesión de todo pecado conocido y el
mantenimiento del principio de confianza en el Espíritu en
el diario
andar dependen de la actitud de la voluntad humana; pero es
igualmente cierto y mucho más consecuente que la voluntad
humana
está fortalecida por el Espíritu Santo, de otro modo no
actuaría para
la gloria de Dios. Está escrito: "Porque Dios es el que
en vosotros
produce (lvEp'Yéw -ejercita) así el querer como el hacer,
por su
buena voluntad" (Fil. 2: 13 ). El acto inicial es un
sometimiento a la
voluntad de Dios, de la cual la voluntad humana puede
depender
después para cumplir sus responsabilidades según esté
capacitado por
el Espíritu Santo. En defensa de un calvinismo teórico y
como una
crítica de la enseñanza de que la vida espiritual depende de
la acción
de la voluntad humana aunque movida por Dios, el Dr. B.B.
Warfield
escribió que, por tanto le importó "sujetar todas las
obras de gracia
de Dios a la determinación humana" (Princeton Review,
abril de
1919, p. 322). Ningún estudiante serio de la doctrina bíbica
dudaría
que Dios tiene propósitos soberanos, o que todas las cosas
contribuyen hacia la realización de ese propósito, pero debe
saberse
tanto por pasajes como Romanos 12: 1,2; Gálatas 5: 16;
Efesios 4:30;
1086 NEUMATOLOGIA
1 Tesalonicenses 5: 19 y 1 Juan 1:9, que la apelación es a la
voluntad
humana, con cada presente aplicación que pueda establecer la
verdad
que, en el plan divino, la voluntad humana determina el
curso entero
de la vida del creyente. La falla en este punto con los
calvinistas
extremados surge del hecho que, en su celo por defender la
doctrina
de la soberanía de Dios, no reconocen cómo la verdadera
soberanía
de Dios en sus obras utiliza la voluntad humana como
instrumento,
no obstante, no como en alguna forma de coerción, sino en
forma de
persuación que ilumina y engendra deseos a los que la
voluntad
puede responder y por la cual puede ser motivada. Otra vez
aquí
debe afirmarse con toda la fuerza posible que cuando se hace
una
decisión con respecto a algún paso en la vida espiritual,
aun bajo las
más poderosas inducciones que Dios pueda impartir, la acción
de la
voluntad humana es soberana y libre en su propia elección.
Como se
ha demostrado antes, este mismo procedimiento en toda la
empresa
cuando un alma es salva por fe en Cristo. No importa que la
voluntad
humana no tenga poder en sí para aceptar a Cristo. El
corazón debe
ser movido completamente por el Espíritu Santo, o no habrá
elección
por Cristo; pero cabalmente lo mismo es hecha la elección no
debiéndose a la coerción, sino a la voluntad actuando en su
soberana
libertad. Nadie puede dudar de las implicaciones que afirma
el texto:
"El que quiera tome del agua de la vida de balde."
Es un error el
afirmar, como el Dr. Warfield sabía hacerlo, que
"cualquiera que
Dios quiere puede venir." Esto es verdad, sin embargo,
pero no en el
mismo sentido que los calvinistas extremistas lo han
presentado,
especialmente que a cualquiera que Dios compele, vendrá (más
bien
se debiera afirmar de este modo: que cualquiera que Dios
llama con
un llamamiento eficaz, llamamiento que es una persuación
suficiente
para garantizar la elección determinada; voluntad de su
propia
soberana determinación). No debe suponerse que esta
interpretación
de una importante doctrina bíblica presta algún apoyo a la
noción
arminiana que los hombres no regenerados (por la hipotética
de
cierto impartimiento universal de la "común
gracia"), en cualquier
tiempo, bajo cualquier circunstancia y en virtud de su
propia visión y
determinación, sin ayuda alguna, pueden aceptar a í .isto
como
salvador si así lo desean. Sólo trágicos errores han sido el
fruto de un
calvinismo extremista que concibe que la voluntad humana
está
sobrefortalecida por Dios, y de la falacia del arminianismo
que no da
lugar en su suposición para la inherente necesidad
constitucional de
la inmediata acción divina sobre la voluntad humana antes de
hacerse
una correcta elección. La vida espiritual es presentada en
todos los
casos como el resultado de la libre elección de voluntad del
creyente;
pero esta doctrina no debe dejarse que por sí sola se
afirme. Otra
CONDICIONES DE LA LLENURA 1087
doctrina de más vital significado aún es la verdad de que la
voluntad
ha de ser movida por Dios. Este hecho bien puede conducir a
la
consideración del problema concerniente a apagar el Espíritu
de
Dios. Un tema semejante se estudiará bajo cinco divisiones
generales
como son: (1) la resistencia del Espíritu, (2) la vida
rendida, (3) el
ejemplo de Cristo, (4) la voluntad de Dios, y (5) la vida
sacrificial.
l. LA RESISTENCIA DEL ESPIRITU. Como se usa en
Tesalonicenses 5: 19 la palabra apagar no significa
extinguir en el
sentido que el Espíritu pueda quedar extinguido o ser
expulsado del
corazón. Una interpretación tal estaría en contradicción directa
con
otros escritos que aseguran que el Espíritu Santo mora en el
cristiano
para siempre. Se refiere más bien a la supresión de las
manifestaciones del Espíritu, o lo que resulta cuando las
fuerzas
divinas son quitadas de sobre aquel de quien depende la vida
espiritual. Como se asegura arriba, el Espíritu es apagado
por una
actitud de resistencia o indiferencia hacia la voluntad
conocida de
Dios. En palabras más sencillas, es decir "No" al
Señor.
2. LA VIDA RENDIDA. Toda la responsabilidad que descansa
sobre el creyente con respecto a apagar el Espíritu,
semejante a la
que descansa sobre él en cuanto a contristar al Espíritu, se
resume en
una palabra, rendición. En las siguientes divisiones se verá
que el
requerimiento que asegura la curación de un andar según la
carne se
concentra en la palabra andar, en su relación con el
Espíritu Santo.
Así en la forma más breve y más vital tres grandes
responsabilidades,
que condicionan la espiritualidad, se han condensado en tres
palabras: confesión, rendición y andar. El contexto en el
que se
puede encontrar principalmente la vida rendida es Romanos
6:1-23.
El tema en ese punto, como se ha notado anteriormente, es la
santificación en la vida diaria y sólo mediante el poder del
Espíritu
Santo. La victoria diaria sobre la carne por medio del
Espíritu es
hecha posible sobre una base de justicia por el hecho de que
Cristo ha
sufrido la muerte como el juicio que le pertenecía a la
naturaleza
caída del creyente. Siguen dos vitales responsabilidades que
descansan directa e incesantemente sobre el hijo de Dios: él
debe
reconocer el juicio de muerte que sufrió Cristo, que tenía
por objeto
la completa ejecución de la naturaleza caída del creyente, y
así creer
que se ha provisto toda la liberación y hecha posible ahora
a un costo
infinito; y que él debe rendirse a Dios como uno que ha
pasado por la
crucifixión, muerte y sepultura juntamente con Cristo como
sobre su
naturaleza caída, y así creer que ahora por la unión con
Cristo en la
resurrección él es un "vivo de entre los muertos."
El creyente ha de
tener los miembros de su cuerpo como instrumentos de
justicia para
Dios." Así se ve que la rendición a Dios es más que una
1088 NEUMATOLOGIA
responsabilidad secundaria y aislada. Es tan esencial como
toda la
doctrina de la santificación experimental que de ella
depende. La
apelación para vivir la vida consagrada como se presenta en
Romanos
seis es como sigue: "Así vosotros consideraos muertos
al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Sefíor nuestro. No
reine, pues,
es pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo
obedezcáis en
sus concupiscericias; ni tampoco presentéis vuestros
miembros al
pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros
mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros
a Dios como instrumentos de justicia." El mismo
llamamiento se
hace otra vez en Romanos 12:1,2, que dice: "Así que,
hermanos, os
ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
La presentación
total del cuerpo a Dios es llamada aquí un "racional
culto", o quizá
mejor: "culto espiritual", que no es un sacrificio
que ha de ofrecerse
en muerte, sino un sacrificio viviente que continúa su
dedicación a
través de toda la vida sobre la tierra. La vida no debe
ajustarse al
molde de este siglo, sino ser transfigurada por la
manifestación de la
mente, sin estorbos, divinamente renovada. La Versión
Autorizada
usa la palabra transformación como una traducción de
¡J.era¡.u)pcf>oo¡J.at
palabra que probablemente se .traduciría transfigurar (comp.
Mt.l7:2; Mr.9:2; 2 Co.3: 18). Esta distinción es importante.
Urta cosa
puede ser transformada por una luz que desde afuera brilla
sobre ella;
pero una cosa es transfigurada solamente cuando la luz es
liberada
desde el interior. La transfiguración de Cristo no fue desde
afuera,
sino que fue más bien la brillantez de Su propia gloria, o
shekina,
esencial. La apelación de Romanos 12:2 es por la
manifestación o
brillantez de la naturaleza divina que posee el creyente, o
sea, la
manifestación del Espíritu en la realización de una
verdadera vida
espiritual. Una consagración tal a la que es llamado, se
asegura que
daría una plena prueba de lo que es esa buena, esa
aceptable, esa
perfecta voluntad de Dios. No se puede concebir más rica
experiencia
que aquella descrita por estas tres palabras descriptivas.
Es la vida
suprema. Las palabras "Os ruego" con las que
principia esta frase
(comp. Ef.4: 1) están lejos de ser una orden; son una
súplica por una
específica manera de vida a la que viene a ser el hijo de
Dios. No es
una súplica por algo que el creyente debe hacer para ser
salvo, o para
mantenerse salvo; es más bien algo que uno haría porque es
salvo. La
exhortación es para dedicación y no para consagración (como
frecuentemente se afirma), siendo que la consagración es un
acto solo
CONDICIONES DE LA LLENURA 1089
de Dios por la cual El toma y aplica lo que se ha dedicado.
El
cristiano rinde, somete y dedica: Dios debe emplear lo que
de esta
manera se ha presentado. La llamada reconsagración es
también una
terminología que se presta a la discusión, aunque ha sido y
es
generalmente mencionada y practicada. La dedicación, si se
hace del
todo como ha de ser hecha para Dios, difícilmente habría de
hacerse
de nuevo. En otras palabras, la dedicación es un acto del
todo
terminado y no un proceso.
Bien podría hacerse esta pregunta: ¿Por qué a la luz del
derecho
soberano inherente del Creador sobre la criatura que El ha
hecho
tendría que haber alguna duda en el corazón humano con
respecto a
una absoluta conformidad a la mente y a la voluntad de Dios?
Como
se ha demostrado plenamente bajo la satanología, la primera
resistencia a la autoridad de Dios fue introducida por
Lucifer, hijo de
la mañana, quien, de acuerdo con la Escritura, es el más
grande de
todos los ángeles. Es él quien capitaneó lo que pudiera
haber sido la
tercera parte de los ángeles de Dios que le siguieron en su
rebeldía
contra el Señor, los que llegaron a ser los demonios y
poderes
malignos de origen sobrenatural, descritos e identificados
en el Nuevo
Testamento. Este mismo gran ángel entró al Jardín del Edén
la
degeneración constitucional del primer hombre y la primera
mujer, y
a través de ellos, la ruina de la raza de la cual sólo
podría rescatar la
redención del cruento sacrificio del Hijo de Dios. Es
evidente que los
hombres están caídos y en un estado de imdependencia en
cuanto a
Dios, lo que claramente está indicado por el hecho de que es
tan
difícil, aun para los regenerados, el conformarse a la
voluntad de
Dios. ¿Por qué ninguna criatura hallaría fácil el ser
obediente a
Dios? Dios no sólo tiene el derecho inherente y soberano
sobre lo
que El ha hecho, sino que el más alto destino de cada individuo,
sean
ángeles o humanos, se encuentra en el cumplimiento preciso
de
aquello para lo que han sido creados. Nada es tan irracional
que
suponer que una criatura pueda mejorar su estado o
perfecionar su
porvenir confiando la dirección de su vida en sus propias
manos.
Satanás mismo es el supremo ejemplo de este desatino.
Evidentemente, él supuso que estaba mejorando su fortuna al
cambiar de su elevada posición y gloria siempre creciente,
que por
creación le pertenecía, a la de un programa cósmico en oposición
a
Dios. Mas en lugar de su honor y gloria eternos como el más
elevado
de los ángeles, que en una ocasión era su parte, él tiene
que pasar la
eternidad en el lago de fuego. En cuanto al destino de
Satanás no hay
incertidumbre alguna. Ese lago de fuego ha sido hecho
"para el
diablo y sus ángeles" (M t. 25:41 ), y es también la
respuesta para la
criatura que se rebela contra su perfecta autoridad. Si los
hombres
1090 NEUMATOLOGIA
han de ir al lago de fuego es porque ellos también han
adoptado la
filosofía satánica, o independencia de Dios (comp. Ap.20:
12-15). A
fin de que en tal discusión y en vista de la aplastante
derrota y eterna
miseria que viene a los enemigos de Dios no dé la impresión
de que El
hace el papel de un tirano que está dispuesto sólo a destruir
a los que
se le oponen, se recordará que en el amor de Dios solamente
beneficios inconmensurables están preparados para los que
hacen Su
voluntad; y como un mensaje para los inconversos que el
obedecer al
Evangelio, conformarse al plan inapreciable de la gracia
redentora de
Dios, es el primer paso en cuanto a hacer Su voluntad.
3. EL EJEMPLO DE CRISTO. En el aspecto de Su humanidad
Cristo vino a ser de esa manera el ejemplo de vida que sólo
agrada al
Padre. A fin de que El pueda representar el perfecto ideal
divino en
todo respecto. Aparentemente Cristo no echó mano de Sus
propios
recursos como miembro de la Deidad, sino que El mismo
consintió el
ser santo dependiendo del Espíritu Santo, como todo creyente
debe
hacer. En la misma perfecta conformidad El sometió su vida
humana
y su mente a la voluntad del Padre. Habiendo entrado en la
esfera
humana no había otro cauce sefialado para El para llegar a
ser la
perfección del ideal divino. Sobre todo eso, se convierte en
uno que
entra en la esfera humana para someterse enteramente a la
voluntad
de Dios. Nada menos que no sea un completo sometimiento, es
anarquía en la economía divina.
Regresando por el momento al pasaje respecto a la
insubordinación del arcángel, se recordará que su pecado
consistió no
sólo en rechazar la voluntad de Dios, sino sustituir en su
lugar con
algo de sus propios designios en vez de esa voluntad. Como
una
consumación de cinco "yo haré" en oposición a la
mente de Dios,
Satán dijo: "Seré semejante al Altísimo (ls. 14:13, 14)
-como Dios
es el único particular en el que la criatura puede
asemejarse a El,
sefialadamente, es actuando en dependencia de Dios; y tal
desobediencia es la misma esencia del· pecado. Fue la misma
desobediencia la que Satán trató de insinuar en la humanidad
de
Cristo por medio y a través de la triple tentación en el
desierto.
Como en el caso del primer Adán, no había maldad inherente
en la
cosa propuesta, así en el caso del postrer Adán las cosas
propuestas
en sí mismas no eran malas. Como debe ser siempre, el pecado
consiste en la desobediencia de la criatura a Su Creador. En
esto Su
perfecta voluntad vino a ser el modelo de la correcta
relación con
Dios. De El está escrito con respecto a su venida al mundo:
"Por lo
cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no
quisiste;
mas me preparaste cuerpo. Holocausto y expiaciones por el
pecado
no te agradaron .. Entonces dije: He aquí que vengo, oh
Dios, para
CONDICIONES DE LA LLENURA 1091
hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito
de mí", (He.
10:5-7). Al acercarse a la cruz dijo: "Padre, si
quieres pasa de mí esta
copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Le.
22:42). Así
mismo se ha escrito de El que en la hora más negra de Su
separación
de un consciente compañerismo con el Padre. Dijo El:
"Pero tú eres
santo" (Sal. 22:3 ). El Apóstol escribe de Cristo:
"Haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil.
2:8). El, que
verdaderamente podía decir: "Porque yo hago siempre lo que
le
agrada" (Jn. 8: 29), y del mismo se dijo: "Y
aunque era Hijo, por lo
que padeció aprendió la obediencia" (He. 5:8). La
absoluta rendición
del Gran Hijo a Su Padre, así vino a ser ejemplo de ese
sometimiento
que es la actitud correcta de todos los que por la obra de
la
regeneración del Espíritu han sido hechos hijos de Dios. A
los tales
escribe el Apóstol: "Haya pues, en vosotros este sentir
que hubo
también en Cristo Jesús" (Fil. 2: 5). La primera
palabra de este
mandato, 'haya', es iluminadora. Por cualquier palabra que
se
traduzca el vocablo griego, sugiere que la obra de la mente
de Cristo
se reproducirá en el creyente por, o en lugar de otro, y que
la
responsabilidad del creyente es la de permitir, o elegir el
sentir de
Cristo. Una mente de tal modo exaltada jamás podrá ser
producida
por el creyente mismo, ni sostenida por él; pero el que obra
en el hijo
de Dios "así el querer como el hacer por Su buena
voluntad" (Fil.
2: 13) es perfectamente capaz de perfeccionar este gran
propósito. Es
esencial que los cristianos sepan lo que abarca la mente de
Cristo que
así ha de ser reproducida en él, de otro modo no puede haber
cooperación inteligente en la empresa. De aquí que los
elementos
esenciales que constituyen la mente de Cristo son enumerados.
El
pasaje es como sigue: "El cual, siendo en forma de
Dios, no estimó el
ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se
despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por
lo cual
Dios también le exaltó a lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre
todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda
rodilla de
los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra; y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Sei'l.or, para gloria
de Dios Padre"
(Fil. 2:6-11 ). Los siete pasos de humillación seguidos por
otros siete
pasos de exaltación, que juntamente comprenden esta
declaración de
la mente de Cristo (comp. He. 12: 1-2) no son enumerados
meramente para relacionar hechos vitales respecto a Cristo,
sino para
informar al creyente y así prepararlo para la ejecución de
estos
grandes valores en su propia vida. Estos siete pasos hacia
abajo
representan sacrificio, mientras los siete pasos hacia
arriba
1092 NEUMATOLOGIA
representan gloria. La cruz es seguida por la corona. No
todos los
elementos de la mente de Cristo pueden hallar inmediata
reproducción en el creyente; con todo se pueden considerar
en
particular y como representativos de todos. (1) El deseo de
Cristo de
salir de su esfera nativa y su habitación perfecta y venir,
según lo que
el Padre eligió lo que El habría de hacer, dentro de este
mundo como
una expresión de la gracia salvadora de Dios, todo lo cual
podría ser
expresado con las palabras, "Iré donde tú quieras que
vaya", (2) De
manera similar también Cristo deseaba ser lo que Su Padre
deseaba
que fuera, aun el llegar a tener "reputación
alguna", y al hacerlo así
en efecto, El estaba diciendo a Su Padre: "Yo seré lo
que tú quieres
que sea"; y (3) en Su obediencia El estaba diciendo
virtualmente:
"Yo haré lo que tú quieras que haga". Estas y
otras palabras similares
se cantan muy a menudo, y sin duda al cantarlas es una
demanda
menor a la de entrar en la directa e inmediata experiencia
de todo lo
que estas frases encierran. Ciertamente, ésta debe ser la
norma de la
vida que se ha rendido a Cristo.
En otro ejemplo de la vida rendida es comparada por Cristo a
un
pámpano en la vid (J n. 15: 1-16). Como antes se ha
indicado, el estar
en Cristo no es asunto de mantener unión con El. Dicha unión
mas
bien es asegurada por el bautismo del Espíritu y dura tanto
como
duran los méritos de Cristo, sino que es un asunto de
mantener
comunión con Cristo. Morar en El es continuar en la relación
en
donde la vitalidad divina puede ser impartida y producir el
fruto que
honra a Dios. Cuando el cristiano está relacionado con
Cristo de este
modo, en inquebrantable comunión, la oración es efectiva (J
n. 15: 7),
el gozo es celestial (Jn. 15: 11) y el fruto es perpetuo
(Jn. 15: 16).
Esta vida (que ha de ser anhelada) depende de morar en
obediencia.
El Salvador dijo: "Si guardareis mis mandamientos
estaréis en mi
amor; como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
estoy
en Su amor" (Jn. 15: 10). Una vez más Cristo aparece
como el
supremo ejemplo de fidelidad. El objeto a la vista con Su
propio
sometimiento u obediencia a los mandatos del Padre no fue el
de
mantener la unión, ya que esa nunca podría romperse; sino
fue la de
mantener la comunión entre el Padre y el Hijo en la esfera
de su
humanidad. De igual modo, permítase la repetición, el
guardar los
mandamientos de Cristo de parte del creyente no es para
mantener la
unión, la que nunca puede ser rota, pero es para mantener
inquebrantable la comunión, comunión que depende de
encontrar y
de hacer la voluntad de Dios. La morada es el resultado de
la
rendición a la voluntad conocida de Dios, así como Cristo se
sometió
a la voluntad del Padre. En todo esto Cristo es puesto como
el
modelo.
CONDICIONES DE LA LLENURA 1093
Es bueno observar en este punto que el sometimiento a la
voluntad
de Dios no se demuestra por algún aspecto particular
aislado; es más
bien asunto de haber tomado la voluntad de Dios como la
regla o
principio dominante de la vida de uno en su totalidad. Estar
en la
voluntad de Dios es simplemente estar deseando hacer Su
voluntad
sin referencia a ningún aspecto distintivo de esa voluntad.
Es elegir el
que la voluntad de Dios sea la decisión final ante cualquier
problema
específico que pueda surgir. No es el deseo de hacer alguna
cosa, sino
la buena voluntad para hacer cualquier cosa cuando, donde y
como
parezcan mejor a la sabiduría y al amor de Dios. Es tomar una
posición semejante a la confianza del niño que consiente
libremente
al deseo del padre ante cualquier detalle que se presente.
La
importancia de la distinción es clara. A menudo se dice:
"Si El quiere
que yo haga cierta cosa, deje que El me muestre qué es y yo
determinaré lo que haré al respecto". A esa actitud de
corazón nada
le es revelado. Debiera ser y debe ser una relación de
confianza en la
que la voluntad de Dios es aceptada una vez por todas y sin
reservas.
¿Por qué habría de ser así? En la mente y el corazón está en
acecho
el decir: "Señor, te conocía que eres hombre duro ...
" ¿Es El un
duro capataz? ¿Hay esperanza alguna de que el hijo de Dios
pueda
por sí mismo escoger cuál es lo mejor cuando toma
enteramente su
vida toda en sus propias manos? No es necesario hacerle a
Dios
ninguna promesa fútil de que ya no pecará más o que los
deseos
naturales del corazón serán revolucionados sólo en la
capacidad
humana. El Padre se deleita solamente en lo que es mejor
para Su
hijo y nunca le impondrá nada ni lo descuidará. Basados en
que en
todo sentido la voluntad de Dios es lo mejor, hay que
convenir que
cuando la voluntad es revelada no es difícil ejecutarla. De
allí en
adelante es Su parte hacer en el creyente "así el
querer como el
hacer, por Su buena voluntad." Una larga espera puede
suceder antes
que Su voluntad sea revelada; pero cuando ésta ha sido
revelada, no
hay lugar a discusión. Dudar es decirle "no" a
Dios y apagar el
Espíritu.
4. LA VOLUNTAD DE DIOS. De nuevo, un aspecto vital de la
vida espiritual (la guianza) debe introducirse en una forma
lógica para
acercarnos a la verdad que estamos considerando. Ciertas
sugerencias
generales vienen en orden: ( 1) La dirección del Espíritu
Santo es s6lo
para los que ya han confiado para hacer la voluntad de Dios.
El es
capaz de hablar suficientemente alto para hacerse oír de un
alma
ansiosa. (2) La guianza del Espíritu siempre estará en
armonía con las
Escrituras que en su aplicación primaria dirige la vida del
creyente en
esta dispensación. El Cristiano que busca ser guiado puede
acudir a
las Escrituras con oración expectante;sin embargo la Biblia
no es una
1094 NEUMATOLOGIA
rifa mágica. La voluntad de Dios no se halla al abrir la
Biblia al azar,
en el primer versículo que aparezca, y luego dejarse guiar
por su
mensaje. Tales nociones desestiman la verdad esencial que la
dirección es del Espíritu Santo que, siendo el Morador
interno,
manifiesta Su guianza dentro del corazón y la mente del
creyente;
pero ahora no por medio de señales o visiones. El Espíritu
puede usar
cosas externas, eventos, o circunstancias; sin embargo es
todavía una
cuestión de Su guianza y no del mero instrumento que El
puede
emplear. Es de desearse un conocimiento general de la Palabra
de
Dios como un todo siendo que la guianza está más en armonía
con
todo lo que la Biblia presenta y no centraliza en un
versículo
particular. (3) No hay reglas que gobiernen la guianza del
Espíritu.
Dos personas no son guiadas igualmente y del mismo modo. Se
pueden enunciar principios generales como los que aquí se
indican;
no obstante, la aplicación de éstos varía en cada caso. En
vista de la
importancia vital de la guianza del Espíritu Santo en cada
vida
cristiana, la habilidad para ser guiado es uno de los
factores de mayor
consecuencia en esa vida. Esta capacidad se alcanzará sólo
por
atención y experiencia personal. Cada Creyente debería de
aprender
a exaltar la realidad de la morada y presencia del Espíritu
y debiera
familiarizarse con las maneras del Espíritu en relación a su
propia
vida. A la luz del hecho de que la guianza del Espíritu
prueba así al
individuo, es obvio que el buscar dirección aun de los
mejores
hombres es más peligroso. Dios puede elegir el uso de
hombres para
dar la dirección que el creyente necesita; todavía,
repetimos, no es la
guianza del hombre, sino del Espíritu a través de tales
hombres. El
ser guiados por el Espíritu es ser movido por las más
delicadas
relaciones que el corazón puede conocer. El ser guiado por
la tierna
mirada de Su ojo -El dijo: " ... te enseñaré el camino
en que debes
andar; sobre tí fijaré mis ojos" (Sal. 32:8)- es mucho
más deseable
que el "ser sujetado con cabestro y con freno"
(comp. v. 9). La
apelación a una conciencia mórbida, impresiones equívocas
acerca
del deber, o una falta de entendimiento de la Palabra de
Dios pueden
desviar, pero a menudo el error es detectado por el hecho de
que la
falsa guianza es tediosa, dolorosa y desagradable, mientras
que según
Romanos 12:2 "la voluntad de Dios es buena, agradable y
perfecta".
Dios es quien está obrando en el creyente "lo que es
agradable
delante de El por Jesucristo" (He. 13:21), porque
"El que en
vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena
voluntad" (Fil. 2: 13).
5. LA VIDA SACRIFICIAL. El hacer la voluntad de Dios debe
ser
siempre voluntario de parte del creyente. El fue salvo de la
esclavitud
del pecado y trasladado a la gloriosa libertad de los hijos
de Dios. Se
CONDICIONES DE LA LLENURA 1095
le manda estar firme en la libertad con la que Cristo le ha
hecho libre.
Cristo no es dueño de esclavos. Su sangre redentora no los
compró
para transferirlos de una esclavitud a otra. El puede decir,
no
obstante, como a un siervo hebreo en el Antiguo Testamento
se le
permitió hacer: "Yo amo a mi señor ... no saldré
libre" (Ex. 21 :5),
y así, por una dedicación enteramente voluntaria viene a ser
un siervo
de Cristo. Fué así como Cristo vino a ser siervo en la
relación humana
con el Padre. La frase "has abierto mis oídos"
(literalmente,
perforado ú horadado; Sal. 40:6 R. V. margen),
indudablemente
relaciona la auto-dedicación de Cristo al tipo establecido
en Exodo
21:5, 6. El más alto motivo para someterse a Dios no es
meramente
un deseo de victoria en la vida diaria o de poder o de
bendición; ha
de realizarse por\ la vida de Cristo, que es sacrificial.
Sacrificial
necesariamente no significa dolor; en este caso es
simplemente
descriptivo en cuanto a hacer la voluntad de Otro. Algún
dolor puede
ocurrir en el camino, pero la nota prevaleciente es la de
gozo y la
experiencia del corazón es de paz.
Entonces, cada hijo de Dios definitivamente debe someterse a
El,
no con respecto a algún aspecto de su vida diaria, sino de
todas las
cosas como una aptitud permanente delante de Dios. Aparte de
tal
auto-dedicación, no hay modo de escapar de la mano
disciplinadora
del Padre, porque El no puede ni podrá, y no dejará que Su
hijo siga
viviendo sin las inapreciables bendiciones que Su amor anhela
impartir a los que necesariamente están condicionadas para
los que
han rendido su voluntad. Satán y Cristo están en oposición
en cuanto
al asunto de hacer la voluntad de Dios. Satán por medio de
.,,neo
odiosos "yo quieros" repudió la voluntad de Dios;
Cristo, en tantas
diferentes declaraciones se encomendó a Sí mismo a la
voluntad de
Su Padre. Cada voluntad no rendida sólo perpetuará el pecado
de
Satán. Para ser espiritual y lleno del Espíritu el creyente
no debe
decir "No" a Dios. "No apaguéis el Espíritu".
111. "ANDAD EN EL ESPIRITU"
Avanzando en el estudio de la tercera condición para
experimentar
la llenura del Espíritu Santo habría de reafirmarse que esta
condición
es de carácter positivo, mientras que las dos que se han
considerado
son negativas con respecto a lo que no debiera permitirse.
El
requerimiento positivo concierne a lo que ha de ser
ejecutado en la
vida por el .Espíritu Santo e incluye cosas de largo
alcance. La
traducción de la Versión Autorizada (en inglés) de un
versículo
conclusivo, como Gálatas 5: 16 es ambigua. Por esta forma de
traducción parece que el versículo impone sobre el creyente
la
1096 NEUMATOLOGIA
responsabilidad de mantener un andar en el Espíritu Santo,
mientras
que una traducción más adecuada del texto asigna al Espíritu
la
ejecución del andar y encarga al creyente la actitud de
depender del
Espíritu Santo. Es obvio que el cristiano dentro de sí mismo
no tiene
poder, a pesar de la nueva naturaleza, por el que pueda
iniciar,
promover o mantener un andar en el Espíritu. Es por causa de
esta
incapacidad innata que le es dado el Espíritu para que
habite en él.
La situación completa es contraria y se sugieren imposibles
suposiciones cuando se le exige al creyente que ande en su
propia
capacidad más bien que el andar en el Espíritu Santo. La
responsabilidad que descansa sobre el cristiano no es la de
intentar el
andar; es más bien la de conservar una actitud de confianza
y de
expectación hacia el Espíritu Santo, dependencia que hará
una
bendita realidad la de andar movidos por el Espíritu. Una
interpretación de este pasaje de Gálatas implica que el
creyente ha de
guiar o dirigir al Espíritu Santo, mientras que el punto de
vista más
defendible enseña que el creyente ha de ser guiado en una
senda que
es de la propia elección divina y que ha de recibir el poder
del
Espíritu para toda buena obra. La promesa inmediata al
creyente es
la de que al andar en el Espíritu, los deseos de la carne no
llegarán a
realizarse. En el mismo contexto (Gá. 5: 16-23) en el verso
18 se
declara que los que son guiados por el Espíritu no están
bajo la ley.
Esta declaración es más que una aserción de que el creyente
al ser
guiado por el Espíritu está libre del sistema mosaico de
méritos; más
bien se implica que la guianza del Espíritu se abre a un
campo de
responsabilidad enteramente diferente, campo que abarca toda
la
voluntad de Dios, un campo más extensamente vasto respecto a
lo
que incluye, antes que una mera conformidad a normas y
leyes. En la
esfera de la dirección del Espíritu es contemplada cada fase
de la vida
personal y del servicio, y se asegura su realización.
"Andar en el
Espíritu" significa depender del Espíritu. Es propia la
figura literaria
del acto de andar para representar la continua
responsabilidad de
vivir diariamente para la gloria de Dios. Cada paso en el
proceso del
andar físico es una incipiente caída. En cada paso el cuerpo
se sale de
su balance y avanza fuera del soporte físico dependiendo del
paso del
pie que se adelanta para recobrar el balance y el soporte.
Así el andar
en el Espíritu es no sólo una serie de traslados, sino una
entrega
constante de uno mismo al Espíritu con la confianza y la
anticipación de que todo el sostén necesario se efectuará. Todo
esto
sugiere intimidad personal con el Espíritu Santo. Su
presencia ha de
ser una actualidad en la experiencia y debe mantenerse la
práctica de
depender consciente y habitualmente de Su poder capacitador.
Esta
manera de vida específica es enteramente distinta de los
modos Y
CONDICIONES DE LA LLENURA 1097
prácticas de los hombres. El andar por medio del Espíritu es
una
empresa que pide atención incesante y progreso paciente,
buscando
su realización. Todos los que nacen en este mundo tienen que
aprender a andar como una función propia del cuerpo físico;
no es de
extrañarse que se requiera que los regenerados aprendan a
andar por
experiencia y práctica por medio del mismo Espíritu. Debe
esperarse
que un niño gatee antes de andar y que experimente muchos
fracasos
antes de ser capaz de caminar libremente. Es igualmente
razonable
esperar que ocurra cierta cantidad de esfuerzo/y fracasos en
la senda
antes de que el andar en el Espíritu sea perfecto.
Indudablemente es
sólo una consideración teórica sin experiencia en la mente
de la gran
mayoría de los creyentes en quienes el Espíritu ha hecho Su
morada
en el corazón. Para los tales llega a ser un día de un
descubrimiento
maravillosos cuando quizá con una débil fe depositaron en El
sus
cargas y descubren por experiencia propia que El está allí,
listo y
deseoso para efectuar lo que se le ha encomendado. No es
preciso ir
más allá para demostrar que si el poder del Espíritu ha de
hacerse
efectivo uno tiene que pasar del campo de las teorías de Su
Persona
preciosa aún para dar el primer paso en el andar en el
Espíritu. No se
puede dar ningún paso inteligente hasta que se establezca en
la mente
alguna distinción en cuanto a la diferencia en método y
práctica
entre el andar dependiendo de uno mismo o sea, de la carne,
y andar
en dependencia del Espíritu. Otra vez aquí las reglas son de
poca
ayuda. El andar en el Espíritu debe ser el resultado de la
experiencia
personal -no el intento de imitar a otros, sino el resultado
de la
prueba de fe de uno mismo. Es probable que como un método
general hacer por la mañana un encarecimiento de todo lo que
le
espera a uno durante el día es efectivo, aunque a menudo se
necesitan otros especiales mientras el día avanza. El aspecto
importante está en el carácter de dicho encarecimiento. No
es
meramente pedir la ayuda necesaria para el día (práctica muy
común
entre creyentes espirituales); es entrar en un pacto de
entendimiento
definido con Dios en el que se renuncia a las habilidades y
recursos
naturales y se ejercita la confianza en el Espíritu de que
El mismo
actuará y motivará la vida entera. Estos ejercicios de fe
han de ser
suficientemente definidos de modo que produzcan una
verdadera
expectación y se observe un tiempo de evaluación y de acción
de
gracias al finalizar el día. Una verdadera confidencia en la
maí'íana
requerirá una supervisión y un recuento al pasar el día.
Entonces, a la
luz del éxito ·o fracaso, se pueden aprender lecciones
acerca del
verdadero progreso de uno en un andar espiritual.
Aquí sería de orden agregar una palabra sobre lo que
anteriormente se ha presentado en relación al aspecto
experimental
1098 NEUMATOLOGIA
de andar en el Espíritu, especialmente en lo relativo a la
experiencia
del creyente, no hay indicación, manifestación o
identificación, ya
sea de la presencia o de la actividad del Espíritu más allá
de los
resultados perceptibles que El ejecuta. La mente humana
continúa
pesando todos los aspectos, las afecciones y deseos que
todavía
dominan, y la voluntad actúa con libertad y responsabilidad
normales. El punto que hay que notar es que el Espíritu,
enteramente aparte de cualquier intromisión de sus propias
facultades está operando -excitando- en el creyente así el
querer
como el hacer de lo que agrada a Dios (Fil. 2: 13). El hecho
y la
fuerza de la energía del Espíritu se verán en la calidad de
los
resultados y no en el reconocimiento de alguna de sus
maneras de
obrar. Con todo, el creyente verdaderamente sincero de
corazón y
por causa de los verdaderos resultados será impelido a la
acción de
gracia cuando esa vida sea así perfeccionada. En muchas
ocasiones la
vida espiritual ha estado mal fundada y por lo tanto, mal
comprendida. Se ha creado la impresión que las funciones
naturales
de la vida humana han de ser desechadas y que han de
adormecerse la
mente y voluntad, a fin de que el Espíritu pueda ejercitar
Su propia
mente y voluntad. Tal noción es extraña a los planes de Dios
tal
como se revela ese propósito en el Nuevo Testamento. Como lo
hizo
con Gedeón, el Espíritu se reviste del cuerpo y las
facultades del
creyente y, sin manifestarse a sí mismo, obra en y a través
de esas
facultades. Aunque de este modo oculto en cuanto a la
observación,
así actúa el Espíritu sencillamente, sin complicaciones. En
vista del
tremendo aspecto y resultados en la vida del creyente es
evidente, en
definitiva, que la mayor importancia está en la actitud de
confianza
del creyente.
Con esta introducción del tema en la mente, se puede prestar
atención al descubrimiento que el cristiano encara
incesantemente,
en el lado negativo de su vida espiritual, a tres enemigos
superiores: al
mundo, la carne y el diablo; y en el lado positivo de la
vida espiritual
él está ante la sobrehumana responsabilidad de llenar la medida
de
perfección en todo lo que entra en esas manifestaciones que
juntas
constituyen la llenura del Espíritu. Una gran parte de este
volumen se
ha dedicado al estudio de estos elevados aspectos que
constituyen la
vida y servicio del creyente. No es necesario repetir todo
este aspecto
de la verdad. Sin embargo, nos resta ver que la victoria,
tanto en la
esfera del conflicto con los enemigos, como en la manera de
vida y de
servicio que honran a Dios dependen enteramente de una
relación
con el Espíritu, la que no es estorbada por la presencia del
pecado Y
que confía activamente en El para la ejecución de Su
perfecta
voluntad. De este modo se ve al hijo de Dios nuevamente
frente a la
CONDICIONES DE LA LLENURA 1099
cuestión de su verdadera dependencia del Espíritu morador.
Puede
fácilmente llegar a ser el principio de una vida espiritual
efectiva por
parte de un cristiano que cree y practica la Palabra de Dios
con
respecto a las provisiones que le pertenecen, que le han sido
dadas
por el Espíritu. El racionalismo está directamente opuesto a
la fe.
Hay quienes se rebelan contra la enseñanza de que la
salvación es por
la fe sola. Se rebelan ya porque no conocen o porque no
creen la
Palabra de Dios. Igualmente hay quienes se rebelan contra la
enseñanza de que una inquebrantable victoria en la vida
diaria del
creyente se obtiene sólo por la fe, y esto también es porque
no saben,
o no creen, las Escrituras. La doctrina concerniente a una
santidad de
vida producida divinamente no se apoya en uno o dos textos
para
probarse. Es uno de los grandes temas, si no el más extenso,
de todas
las epístolas; porque no sólo se enseña la doctrina en su
extensión,
sino que cada requerimiento al cristiano está basado sobre
principios
exactos revelados en la doctrina. Es uno de los más vitales
elementos
de las provisiones que caracterizan la edad de la gracia.
l. EL MUNDO. El sistema satánico del cosmos, llamado el
mundo
ha sido extensamente definido en anteriores capítulos de
esta obra.
En este sistema del cosmos los cristianos deben vivir y aun
guardarse
sin mancha de él (Stg. 1: 27). No se puede definir bien el
límite que
separa el mundo y lo que es la esfera correcta de la vida
espiritual.
Nada sino una dirección personal del Espíritu determinará la
solución
de este problema. Es aquí en donde los cristianos necesitan
aprender
a tener gracia los unos con los otros. Las Escrituras
afirman que los
que son fuertes están en libertad para hacer lo que los
débiles no
pueden hacer con éxito. Así, los débiles deben evitar el
juzgar a los
fuertes, y es esencial que éstos eviten el poner tropiezo en
el camino
de los débiles. El Apóstol declara: "Recibid al débil
en la fe, pero no
para contender sobre opiniones, porque uno cree que se ha de
comer
de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no
menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al
que
come; pero Dios le ha recibido." Nada puede ser más
definido que
esta enseñanza, que afirma que cada hombre en sinceridad ha
de estar
persuadido en su propia mente. Si por casualidad alguno
cometiera
un error bajo estas circunstancias, hay que recordar que los
cristianos
han de rendir cuenta a Dios y no los unos a los otros al fin
de cuentas
(comp. Ro. 14:4). Tal es la necesidad ciertamente que se ha
presentado, tanto de la dirección del Espíritu Santo con
relación a
todo lo que surja como un conflicto entre el creyente y el
sistema
mundano, y también una provisión definida por la que el
creyente
puede clamar sobre el principio de fe para ser capacitado
del poder
del Espíritu Santo para vencer las tentaciones del sistema
mundano.
1100 NEUMATOLOGIA
Para andar en el Espíritu Santo en su relación con el
sistema
mundano, irremisiblemente se requiere poner en práctica una
positiva
dependencia del Espíritu.
2. LA CARNE. Lo que dentro del cristiano codicia contra el
Espíritu Santo, creando varios problemas, en el Nuevo
Testamento es
llamado la carne. Los cristianos descuidados no están
interesados en
la Persona y obra del Espíritu, o en los exactos distintivos
que
condiciona la verdadera espiritualidad; pero estos
distintivos y
verdades apelan a los que realmente desean una vida que
agrade a
Dios. Satanás tiene fosos e imposturas en el campo de las
más
profundas realidades espirituales. La mayoría de estas
falsas
enseñanzas están basadas en una errada comprensión de la
enseñanza
b te.
con e logros
personales de la santidad. A los tales les parece que una
"corrección"
o "reproche" es una insinuación hacia la
apostasía, y nadie que tenga
una mente celosa escogería tal proceder. Mwchos errores
medran en
este sentido sin ningún otro impulso que el celo humano,
siendo la
Palabra de Dios distorsionada persistentemente a fm de
sostener sus
humanas teorías. Muchos de estos errores son reprobados y
corregidos cuando se reconocen la distinción fundamental
entre la
posición del cristiano en Cristo y experiencia en su vida
diaria. Todo
lo que Dios ha hecho por los creyentes en Cristo es perfecto
y
completo; pero tal perfección no debe confundirse con la
conducta
imperfecta de la vida diaria.
3. EL DIABLO. La Biblia representa a Satán como el enemigo
de
estos santos de Dios, y se ve que esto es la verdad
especialmente en
los santos de esta dispensación. Entre Satanás y los
inconversos no
CONDICIONES DE LA LLENURA 1101
hay controversia, porque ellos son parte de su sistema
mundano.
Ellos no han sido liberados del poder de las tinieblas y
trasladados al
reino del Amado Hijo de Dios (Ef. 2:2),. y Dios es el poder
vigorizador de los salvos (Fil. 2: 13 ). Todo ser humano
está o bien
bajo el poder de Satanás o bien bajo el poder de Dios. Esto
no quiere
decir que los cristianos no puedan ser influenciados por
Satán o que
los perdidos no puedan ser influenciados por el Espíritu de
Dios, sino
que la vida de cada hombre está ligada a uno ú otro dominio;
y más
aún, el dominio de Satán no está caracterizado en todo
sentido por
cosas que son inherentemente malas como se estima la vida
del
mundo. El vital propósito de Satán es "ser como el
Altísimo" (ls.
14: 14 ), y él aparece como un "ángel de luz" y
sus ministros "como
ministros de justicia" (2 Co. 11: 13-15). Sus
seguidores, en su papel
de "ministros de justicia" predican un evangelio
de reformación y
una salvación lograda por el carácter y comportamiento
humano, en
vez de una salvación que ha sido a 1 e a n z a da sólo por
gracia
desconectada de toda virtud humana. Por tanto el mundo, a
pesar de
todas sus normas morales y su cultura, no está
necesariamente libre
del poder y control energético de Satán. El es quien siempre
promueve formas de religión y de excelencias humanas aparte
de la
redención que es en Cristo, y el mundo, evidentemente, está
movilizándose para intentar lo mismo. El ha cegado a los
incrédulos,
pero sólo en relación a una cosa: Están ciegos para que la
luz del
glorioso evangelio no les resplandezca (2 Co. 4:3, 4 ). La
enemistad de
Satán siempre ha sido dirigida contra la Persona de Dios
solamente y
no contra la humanidad como tal. Sólo cuando los hombres han
sido
"hechos participantes de la naturaleza divina es cuando
tienen que
enfrentarse con este poderoso enemigo. Los disparos de sus
"terribles
dardos son dirigidos realmente contra Dios quien vive en
ellos. Sin
embargo, el conflicto no es menos real y el enemigo es
sobrehumano:' "Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las
regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para
que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar
firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y
vestidos de la coraza de justicia" (Ef. 6: 12-14 ).
Estos gobernadores
de las tinieblas de este siglo, los poderes espirituales de
iniquidad de
los que aquí se dice que sostienen un constante conflicto en
contra
nuestra, no pueden ser vencidos por la estrategia o poder
humanos.
La Biblia no sanciona la torpe suposición de que el Diablo
huirá ante
la mera resistencia de determinada voluntad humana. Nosotros
debemos "resistir al diablo", pero debe ser hecho
mientras "estemos
1102 NEUMATOLOGIA
firmes en la fe" y "sometidos a Dios" (Stg.
4:7; 1 P. 5:9). Satanás,
por razón de creación, siendo superior en gloria a toda otra
criatura,
no puede ser vencido por ninguna de ellas sin ayuda
especial. Aun de
Miguel el Arcángel se dice que no usó de juicio de maldición
en
contra suya cuando "contendió con el diablo", sino
que dijo: "El
Señor te reprenda". El Arcángel Miguel no contendió con
Satán sin
previa autorización. El, más bien tuvo que depender del
poder de
Otro, actuando así sobre un principio de dependencia. Ciertamente,
un cristiano con todas sus muchas limitaciones actuales,
debe apelar
al poder de Dios en el conflicto con este poderoso enemigo,
y, desde
luego, él es amonestado a hacer esto: "Sobre todo,
tomad el escudo
de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego
del
maligno" (del malo V. R.) (Ef. 6: 16).
El conflicto del creyente con Satán es tan feroz e incesante
como
solo ese ser superhumano puede hacerlo. Delante de él los
cristianos
en sí mismos son como nada; pero Dios se ha anticipado a
este
desamparo y ha provisto una perfecta victoria por medio del
Espíritu
que mora en el creyente. " ... porque mayor es el que
está en
vosotros, que el que está en el mundo" (1 Jn. 4:4). Por
causa del
poder de su nuevo enemigo un cristiano debe "andar en
el Espíritu"
si quiere ser vencedor sobre el diablo.
CAPITULO XVI
DOCTRINAS RELACIONADAS
Siendo que el problema de la influencia de la carne en el
cristiano
es interno y siempre presente, hay tres importantes
doctrinas
involucradas en esta discusión, como son: ( 1) la doctrina
de la
participación del creyente en la muerte de Cristo, (2) la
doctrina de
la perfección, y (3) la doctrina de la santificación. Estas
están
estrechamente relacionadas, especialmente las dos últimas; y
la
primera viene a ser la base sobre la cual las dos últimas
son hechas
posibles, como se verá. Se habrían evitado muchas
suposiciones sin
garantía y fanáticas nociones con respecto a la perfección y
la
santificación si se hubieran observado las Escrituras que
tratan de
estas doctrinas. De nuevo aquí deben tomar un lugar
importante la
reprobación y la corrección (2 Ti. 3: 16, 17) si así se le
permitiese.
Aunque ya se ha tratado ampliamente en páginas anteriores,
hay
que llamar la atención en primer lugar a los términos
"hombre viejo"
-nal\aw¡; ávOpwno¡;- y "pecado" - áJJ.apTía- con
referencia a la
vieja naturaleza. La palabra carne tiene un significado
lato, y dentro
de sus límites y cosas concernientes están estos dos
factores: el
"hombre viejo" y el "pecado". Aunque
estos factores son similares al
grado que pocos pueden hacer la diferencia entre ellos, es
bueno
prestar atención a los pasajes que se relacionan con ellos.
El término "hombre viejo" se usa sólo tres veces
en el Nuevo
Testamento. Una tiene que ver con la posición presente del
"viejo
hombre" a través de la muerte de Cristo (Ro. 6:6). En
los otros dos
pasajes (Ef. 4:22-24 y Col. 3:9) el hecho de que "el
viejo hombre" ha
sido quitado para siempre viene a ser la base de apelación
para una
vida santa. Está escrito en Romanos 6:6: "Sabiendo
esto, que
nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para
que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más
al
pecado." Aquí no puede haber referencia a la
experiencia del
cristiano, sino más bien a una ca-crucifixión con El, y más
evidentemente al tiempo y lugar en que Cristo fue
crucificado. En el
contexto este pasaje sigue inmediatamente a la afirmación de
la
transición del primer Adán al postrer Adán como su cabeza
federal
(Ro. 5: 12-21). El primer Adán, como si se hubiera efectuado
en el
creyente, fue juzgado en la crucifixión de Cristo. El
"hombre viejo",
1103
1104 NEUMATOLOGIA
la naturaleza caída heredada de Adán, fue crucificada con
El. Esta
crucifixión, como se ha visto, es de la mayor importancia,
de parte de
Dios, en hacer posible una verdadera liberación del poder
del
"hombre viejo". Debe lograrse un justo juicio
contra la naturaleza
pecaminosa antes de que una obra divina pueda ser realizada
en pro
de la liberación. El juicio ahora está asegurado por la
cruz, y el
camino queda abierto para la bendita victoria mediante el
Espíritu.
En el segundo pasaje en donde se usa el término "hombre
viejo", el
hecho de que el "hombre viejo" ya fue crucificado
con Cristo es la
base de una apelación para pasar al siguiente: "En
cuanto a la pasada
manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de
vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y
santidad de verdad" (Ef. 4:22-24). En el tercer pasaje
la posición en
Cristo sugiere nuevamente una experiencia correspondiente:
"No
mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo
hombre
con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la
imagen
del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento
pleno" (Col.
3:9, 10). Posicionalmente el "hombre viejo" ha
sido quitado para
siempre. Experimentalmente "el hombre viejo"
permanece como una
fuerza activa en la vida que sólo puede ser controlada por
Dios. Los
mismos cristianos se benefician de la suficiencia cuando
renuncian
enteramente al pensamiento de tener compromiso con, o la
tolerancia del fruto de la vieja naturaleza y por fe contar
con la
agencia divinamente propuesta para la victoria por la
dependencia del
Espíritu. El resultado de "reconocerse" como
muerto y "hacer morir
vuestros miembros" será preparar el camino para que el
Espíritu
produzca en la vida las manifestaciones del "nuevo
hombre~' Eso, no
obstante, ha sido hecho por Cristo en su lugar. Ni puede él
controlar
al "hombre viejo". "Vestíos del Señ.or
Jesucristo, y no proveáis para
los deseos de la carne" (Ro. 13: 14 ). El fruto del
"viejo hombre" y el
fruto del "nuevo hombre", se recordará, están
claramente
contrastados en Gálatas 5:19-23: "Y manifiestas son las
obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disenciones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes ... Mas el fruto del Espíritu es ampr, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra
tales cosas no hay ley (control propio V. R.). No hay base
bíblica
para hacer distinción entre la "naturaleza
adámica" y la "naturaleza
humana". El hombre natural no tiene sino una sola
naturaleza,
mientras que el regenerado tiene dos. Hay sólo una
naturaleza caída,
que es la de Adán, y no hay sino una sola naturaleza que
viene de
DOCTRINAS RELACIONADAS 1105
Dios, la "nueva". El "hombre viejo",
entonces es la naturaleza
adámica que ha sido juzgada en la muerte de Cristo. Todavía
habita
con el salvo como un principio activo en su vida, y su
victoria
experimental sobre ella será realizada únicamente a través
de una
confianza completa y definid a en el Espíritu morador.
"El hombre
viejo" es una parte, desde luego, pero no todo, de la
"carne".
En ciertas porciones de las Escrituras, especialmente
Romanos
6: 1-8: 13 y 1 Juan 1: 1-2:2, hay también una importante
distinción
entre dos usos de la palabra áJ.Lapr{a, pecado. Serán obvios
los dos
significados si se recuerda que la palabra algunas veces se
refiere a la
naturaleza adámica, y otras, al mal resultante de esa
naturaleza. El
pecado, como una naturaleza, es la raíz de los pecados que
se
cometen. Pecado es la raíz que produce su propio fruto en
pecados,
que es mala conducta. Pecado es el "hombre viejo",
mientras que
pecados son las manifestaciones en la vida diaria. Pecado es
lo que el
individuo es por nacimiento, mientras que pecados es el mal
que él
comete en la vida. Hay abundante testimonio bíblico en
cuanto al
hecho de que la "carne", el "hombre
viejo" o "pecado" son la fuente
del mal, y quedan en la vida del hijo de Dios tanto como él
permanezca en el cuerpo. Los creyentes tienen un bendito
tesoro en
la posesión del "hombre nuevo" como morador; pero
ellos tienen
este "tesoro en vasos de barro". Lo terrenal es el
"cuerpo de nuestra
humillación" (2 Co. 4:7; Fil. 3: 21). La personalidad
-el ego- queda
con su misma individualidad a través de todas las de la
gracia, aunque
se experimente el más grande avance posible, transformación
y
regeneración desde su estado de perdición en Adán hasta el
de
perdonado, justificado y salvo en las posiciones y
posesiones de un
hijo de Dios en Cristo. Lo que estaba perdido se dice que es
perdonado, justificado, salvado y recibe la nueva naturaleza
divina,
que es vida eterna. Lo que estaba muerto es nacido otra vez
y llega a
ser una nueva criatura en Cristo Jesús, aunque queda la
misma
personalidad que nació de determinados padres según la
carne.
Aunque nacido de Dios y poseedor de una nueva naturaleza
divina, la
debilidad de la carne y la disposición de la naturaleza
pecaminosa
mora hasta que llegue el cambio final de su residencia de
esta tierra al
cielo. En 1 Juan 1:8 y 1 O se hace una clara advertencia
contra
cualquier presunción concerniente al pecado. En primer lugar
se
advierte a los cristianos que suponen no tener ya la
naturaleza
pecaminosa: "Si decimos que no tenemos pecado nos
engañamos a
nosotros mismos y la verdad no está en nosotros." Esta
es
distintivamente una palabra que concierne a la naturaleza pecaminosa
del cristiano y que en modo alguno tiene aplicación a los
perdidos. Es
dirigida a los creyentes, y a todos los creyentes. No debe
suponerse
1106 NEUMATOLOGIA
que en el pasaje se hace referencia a alguna clase de
cristianos
desafortunados, ignorantes o no santificados. Aquí no hay
distinción
de clases sean cuales fueren. Es el testimonio del Espíritu
de Dios con
referencia a toda persona regenerada. Si alguno dijere que
no tiene
naturaleza pecaminosa significa que el tal se engaña a sí
mismo y la
verdad no está en él. Evidentemente, este pasaje se propone
corr.egir a
aquellos cristianos que proclaman ser libres del pecado
innato y que
pueden haberse hecho creer que lo son en realidad. Una mente
auto-satisfecha no es necesariamente la mente de Dios. En el
mismo
pasaje también se advierte a los cristianos en contra de
andar
diciendo que ellos no tienen pecado, siendo que los pecados
son el
fruto de la vieja naturaleza: "Si decimos que no hemos
pecado, lo
hacemos a El mentiroso y Su palabra no está en nosotros (1
Jn.
1: 1 0). Nada puede ser más específico que esta declaración.
Es posible
que a un cristiano se le pueda haber enseñado a decir que él
no ha
pecado; pero aquí hay una palabra de reproche cuando se le
coloca
frente al testimonio del Espíritu de Dios. Otra vez, no .se
dice esto
con relación a cierta clase de creyentes no consagrados; es
algo
concerniente a todos los cristianos. Alejarse de la clara
enseñanza de
este gran pasaje correctivo es "hacer a Dios mentiroso"
y descubrir
que "Su palabra no está en nosotros". La fuente de
pecado es,
entonces, la naturaleza pecaminosa, y no la nueva naturaleza
divina.
Esta importante verdad está señalada en la misma Epístola un
poco
más adelante en un pasaje que en primer lugar enseña que los
cristianos ahora no practican el pecado ilegalmente como lo
hacían
antes de haber recibido la nueva naturaleza divina; pero
también
enseña que no puede adjudicarse el pecado a la naturaleza
divina
como su fuente: "Todo aquel que es nacido de Dios no
practica el
pecado, porque la simiente (es decir, la naturaleza divina)
de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de
Dios" (3:9).
Es evidente que la nueva naturaleza es algo que ha sido
engendrado
de Dios y por causa de la presencia de esta naturaleza aquel
en quien
El mora ahora no practica el pecado ·como lo hacía antes de
ser salvo,
ni jamás el pecado puede ser producido por la nueva
naturaleza que
procede de Dios. El pasaje no enseña que los cristianos no
pecan, ni
aun que algunos cristianos no lo hacen; ya que no hay aquí a
la vista
alguna clase de cristianos, lo que aquí se dice es cierto en
cuanto a
todos los que han sido "engendrados de Dios". En
las Escrituras se
enseña mucho más, siendo que hay dos naturalezas en el creyente,
hay un conflicto entre la nueva naturaleza, operado por el
Espíritu, y
la vieja naturaleza, que trabaja a través de la carne.
"Digo pues:
Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la
carne, porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu
es contra la
DOCTRINAS RELACIONADAS 1107
carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que
quisieres"
(Gál. 5:16, 17). Otro aspecto de esta verdad es tratado
extensamente
en Romanos 7: 15-8:4. En este pasaje al viejo "yo"
se le ve en activa
oposición al nuevo "yo". Algunas veces se aboga en
favor de que este
pasaje se refiere a una experiencia en la vida del Apóstol
antes de ser
salvo. Esto da lugar a serias discusiones. Un conflicto tal
no puede
relacionarse bíblicamente a Saulo de Tarso, y por ende a
ninguna
otra persona inconversa. Saulo de Tarso no era un
"hombre
desdichado", él fue un fariseo auto-satisfecho,
viviendo "con toda
buena conciencia" y "en cuanto a la justicia que
es en la ley
irreprensible". Fue sólo cuando él empezó a
"deleitarse en la ley de
Dios en el "hombre interior" que fue
experimentando el más
profundo conflicto. Así también algunas veces el alegato es
hecho en
relación al tiempo cuando Pablo estaba en una ocasión
únicamente
bajo la ley de Moisés y así no podría aplicarse a ningún
gentil, ya que
la ley de Moisés no se 4irigía a los gentiles. Es muy cierto
que la ley
no fue dada a los gentiles. El propósito primario de este
pasaje no es
el de establecer alguna característica distintiva de un
judío convicto
bajo la ley; representa plenamente a un santo de la
actualidad
confrontado ante la imposibilidad revelada de Dios, no solo
por causa
de la impotencia humana, sino a causa de un principio activo
que se
opone y que se halla en la "carne". Como se ha
visto, la mente y la
voluntad de Dios para el creyente bajo la gracia es
infinitamente más
imposible en la fuerza humana que la ley de Moisés. Tanto
más se
encuentran cristianos que son "hombres miserables"
cuanto procuran
afrontar su propio conflicto sin más ayuda que el
"brazo de carne".
La Ley de Dios, como se indica en el Nuevo Testamento,
algunas
veces significa su propia voluntad a favor de Su pueblo más
bien que
la "ley de Moisés" simplemente. Es claro que el
conflicto en este
pasaje de Romanos es entre el mal y el bien, en términos
generales,
más bien que un asunto de la ley de Moisés. Si los creyentes
bajo la
gracia no están a la vista en Romanos capítulo 7, ni se
encuentran en
el capítulo 8, porque pasando de un capítulo al otro no hay
discontinuación en el desarrollo de la doctrina ni en su
aplicación. En
contraste con este punto de vista se ha señalado que hay una
crisis
particular indicada por las palabras de 7: 25: "Gracias
doy a Dios por
Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente
sirvo a la
ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado."
Como quiera que
ésta realmente no es una palabra de gratitud por la
salvación, sino
que es una palabra de alabanza por la liberación del pecado
reinante.
Y es la liberación de uno que pudo decir en seguida:
"Así con la
mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del
pecado".
Esta afirmación dificílmente puede describir la experiencia
de un
1108 NEUMATOLOGIA
hombre no regenerado. Arriba en el contexto la ley de Moisés
ha sido
puesta a un lado como la regla de vida para un creyente de
hoy
(6: 14-7:6), y la nueva ley de Cristo (1 Co. 9:21; Gá. 6:
12; Jn.
15: 10), la "vida en Cristo Jesús" (Ro. 8:2), o la
que es reproducida
en el creyente por el Espíritu (Ro. 8:4) ha aparecido a la
vista. No se
hace mención del Espíritu en este pasaje. Por tanto, no es
ni siquiera
un conflicto entre el Espíritu y la "carne"; es
mas bien uno entre el
nuevo "yo" y el viejo "yo". Es el nuevo
"yo", el hombre regenerado,
aislado por ese tiempo, del poder capacitador del Espíritu,
y viéndolo
enfrentarse solo en sus propias fuerzas ante la ley de Dios
(vs. 22, 23,
25). Aquí se levanta una cuestión vital: ¿Puede el hombre
regenerado, aparte del Espíritu, cumplir toda la voluntad de
Dios?
La respuesta es clara. Aunque él se "deleita" en
la ley de Dios (en lo
que ningún hombre no regenerado se deleita (comp. Ro. 3:
10-18; 1
Co. 2: 14 ), él debe descubrir el poder divinamente provisto
para vivir
lo que es únicamente por la muerte de Cristo (v. 25), y a
través del
poder del Espíritu (8: 2). Aparte de esto aún para él no hay
sino una
continua derrota.
El pasaje, con algunas interpretaciones, como se ha
presentado
anteriormente, es como sigue: "Por lo que yo (a causa
de la vieja
naturaleza) hago (a causa de la nueva) no lo alcanzo; por
que lo que
yo no quiero (el nuevo), eso hago (el viejo). Y si lo que no
quiero (el
nuevo), esto hago (el viejo), apruebo (el nuevo) que la ley
(o
voluntad de Dios para mí) es buena. De manera que ya no soy
yo (el
nuevo) quien hace aquello, sino el pecado (el viejo) que
mora en mí.
Y yo sé que en mí (el viejo), esto as, en mi carne, no mora
el bien;
porque el querer el bien está en mí (el nuevo), pero no el
hacerlo (el
viejo); porque no hago (el viejo) el bien que quiero (el
nuevo), sino el
mal que no quiero éso hago (el viejo). Y si hago (el viejo)
el mal que
no quiero (el nuevo), ya no lo hago yo (el nuevo), sino el
pecado (el
viejo) que mora en mí. Así que, queriendo yo (el nuevo)
hacer el
bien, hallo esta ley (no una ley de Moisés): que el mal está
en mí (el
viejo). Porque según el hombre interior (el nuevo) me
deleito en la
ley de Dios; pero veo otta ley en mis miembros (el viejo),
que se
rebela contra la ley de mi mente (el nuevo que se deleita en
la ley de
Dios), y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está
en mis
miembros (el viejo). ¡Miserable (cristiano) de mí! ¿Quién me
librará
de este cuerpo de muerte? ( vs. 1 5-24 ).
La respuesta a esta gran pregunta y exclamación de
desaliento con
que el pasaje termina se da en un versículo siguiente (8:
2): "Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de
la ley del
pecado y de la muerte". Esto es más que la liberación
de la ley de
Moisés, es la inmediata liberación del pecado (el viejo
hombre) Y de
DOCTRINAS RELACIONADAS 1109
la muerte (su resultado; comp. Ro. 6:23 ). El efecto de esta
liberación
se indica por la bienaventuranza registrada en el capítulo
ocho, en
contraste con la miseria registrada en el capítulo siete. Es
todo lo del
desamparado y vencido "yo" en un caso, y del
suficiente y victorioso
"yo", por la capacitación del Espíritu, por otra
parte. Los cristianos,
entonces, han de ser libertados por la ley o poder del
Espíritu. Pero
hay que llamar la atención de nuevo al hecho, como se afirma
en
7:25, que es posible solamente "por Jesucristo, Señor
nuestro". Los
creyentes son liberados por el Espíritu, pero puede
efectuarse
justamente por Jesucristo Señor nuestro, por causa de su
unión con
El en Su crucifixión, muerte y sepultura.
l. LA PARTICIPACION DEL CREYENTE
EN LA MUERTE DE CRISTO
La doctrina que exhibe la participación del creyente en la
muerte
de Cristo ocupa un lugar en las Epístolas de San Pablo y es
la base
sobre la cual la vida cristiana es hecha posible. Nada puede
ser más
explícito o determinante que la palabra del Apóstol en
Gálatas 5:24,
que declara: "Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con
sus pasiones y deseos." En este texto se hace
referencia a ese aspecto
especial de la muerte de Cristo que fue y es un juicio de la
naturaleza
pecaminosa del creyente y sobre la base en la cual el
Espíritu Santo,
que vive en el creyente, está en justificada libertad para
tomar
control de la naturaleza pecaminosa. Todas las formas de
perfección
y de santificación (que pronto han de ser estudiadas) que
relacionan
a la experiencia diaria en la cuestión de la liberación de
la naturaleza
pecaminosa, se derivan enteramente de esta muerte
sustitutora de
Cristo tomando el lugar de la naturaleza pecaminosa. La
liberación es
efectuada por el Espíritu solo y la libertad del Espíritu
para vencer la
naturaleza pecaminosa depende enteramente de la verdad de
que ella
ha sido juzgada por Cristo en la cruz. No obstante, lo que
Cristo ha
efectuado es provisto para, y espera una inteligente
apropiación de
parte del creyente.
En Romanos 6: 11-13 se introducen tres verbos que presentan
en
orden lógico la responsabilidad de los cristianos al dirigir
la acción de
su propia voluntad.
Primero, considerar: "Así también vosotros consideraos
muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro" (v. 11 ).
La exhortación presentada en este pasaje significa
simplemente creer
estos hechos revelados de la unión con Cristo,
considerándolos como
a uno mismo, y creerlos suficientemente tal como para actuar
sobre
ellos con confianza.
1110 NEUMATOLOGIA
Segundo, no permitir: "No reine el pecado en vuestro
cuerpo
mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias"
(v. 12). No
deis sanción al pecado es el pensamiento aquí, pero la
prohibición
que se halla en las palabras "No reine" implica
que el plan seguido está
de acuerdo con la promesa de Dios de vencer al pecado por
una
dependencia del Espíritu Santo.
Tercero, presentar: "Ni tampoco presentéis vuestros
miembros al
pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros
mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros
a Dios como instrumentos de justicia." (v.l3). Esta
exhortación
presenta desnuda la misma esencia del acto de depender del
Espíritu.
"Presentad vuestros miembros por instrumentos de
justicia" como
harían los que se fundan en el terreno de la resurrección.
En una reconsideración de la muerte de Cristo relacionada
con la
naturaleza pecaminosa -reafirmación que parece obligada para
completar esta declaración de la verdad respecto al andar
por medio
del Espíritu Santo, y para concluir el estudio de la porción
más
extensa de la Escritura relativo a la vida espiritual- se
puede decir
que por la muerte de Cristo tanto la pena de los pecados
cometidos
fue llevada por todos los hombres, y el poder del pecado fue
destruido y juzgado para los hijos de Dios. El cumplimiento
de todo
esto fue un problema de infinitas dimensiones, porque el
pecado es
en primer término contra Dios, y únicamente Dios puede
tratarlo. La
Biblia retrata el pecado desde el punto de vista divino.
También
descubre un problema de Dios, que fue creado por el pecado,
y
describe Su manera y método exacto de solucionarlo.
El tema que estamos considerando concierne a la muerte dé
Cristo
solamente en el sentido en que ese sacrificio se relaciona
con el juicio
divino del pecado y la sublime revelación de que la obra del
juicio
ahora es enteramente cumplida a favor del creyente se relata
en
Romanos 6: 1-1 O. Este pasaje es el fundamento de, así como
la llave a
la posibilidad de un "andar en el Espíritu."
hlcluso se declara que los
cristianos no tienen que "continuar en el pecado; sino,
por el
contrario, deben andar "en novedad de vida."
"El pecado no se
ensefioreará de vosotros", se declara, y el hijo de
Dios no debe ser un
esclavo del pecado por más tiempo. Con este fin El ha
efectuado Su
obra en la cruz. Entonces, cuán importante es ante Sus ojos
la calidad
de la vida diaria del cristiano; porque la muerte de Cristo
no sólo
contemplaba su eterna beatitud en gloria, sino también su
andar
presente. La vieja naturaleza debía ser juzgada a fin de que
Dios
tuviera libertad de tratar con ella en la vida diaria del
creyente aparte
de cualquier juicio futuro. ¡Cuán tremenda destrucción
caería sobre
el inconverso si Dios tuviera que juzgarlo por sus pecados
antes de
DOCTRINAS RELACIONADAS 1111
que pudiera ser salvo! "Castígame, oh Jehová, más con
juicio; no
con tu furor, para que no me aniquiles" (Jer.l0:24).
¡Cuán grande es
su misericordia! También El ya ha tomado el asunto del
pecado y lo
ha solucionado a favor de todos los hombres en la muerte de
Cristo,
el sustituto. Es por esto que El puede ahora salvar del
castigo del
pecado. Aún así, cuán lejos ha ido Su misericordia, siendo
que
también El ha entrado en el justo juicio del "viejo
hombre! Y por
esto ahora Dios es capaz de librar del poder del pecado a
Sus hijos. Se
dice que "el viejo hombre ha sido crucificado con
El" y que ha
"muerto al pecado" juntamente con Cristo y que
"ha sido sepultado
con El", así mismo que participa de Su vida resucitada.
Se ha
revelado que todo esto fue para servir un gran propósito:
que
también nosotros "andemos en novedad de vida", así
como Cristo
"fue levantado de entre los muertos para la gloria del
Padre", ¡qué
liberación y qué andar pueden experimentar siendo que todo
es de
acuerdo con el poder y gloria de la resurrección!
Puede agregarse que la resurrección no es meramente la
antítesis
de la muerte; es la introducción al poder y al ilimitado
campo de la
vida eterna. En esa nueva esperanza y por ese nuevo poder
ahora
pueden andar los cristianos.
El pasaje empieza así: "¿Qué, pues diremos?
¿Perseveraremos en
pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera; porque
los
que hemos muerto (nosotros que hemos muerto al pecado- V.
R.)
¿cómo viviremos aún en él? Así también los versículos 7,8,11
y Col.
2:20 y 3:3, tratan el mismo asunto. En los capítulos
precedentes de
esta Epístola a los Romanos se ha presentado la seguridad de
la
salvación. Al principio de este pasaje se presenta la
cuestión de la
salvación al punto de la santificación de la vida diaria.
Este segundo
aspecto de la salvación se provee únicamente para el que ya
es salvo y
seguro. "¿Perseveraremos (los que ahora somos salvos y
seguros) en
pecado?" No volverían ellos a hacerlo así, como hijos
de Dios, y no
es necesario que ellos lo hagan siendo que ahora están
"muertos al
pecado." Pero ¿quién está "muerto al pecado"?
Es la verdad que
todo cristiano siempre ha experimentado el estar muerto al
pecado?
Jamás ha habido ninguno. Pero se dice que la muerte mencionada
en
este pasaje ha sido efectuada para cada creyente. Aquí se
dice que
todos los cristianos han muerto al pecado. Una muerte que
los
incluye a todos no podría tenerse como experimental. Es más
bien
posicional. En relación a su naturaleza pecaminosa, Dios
reconoce a
todo creyente el haber muerto en Cristo; pues solamente así
pueden
ellos "andar en novedad de vida" como los que
están "vivos en
Dios." No es necesario pecar por más tiempo. Los
cristianos no
pueden defender el poder de una tendencia que ellos no
pueden
1112 NEUMATOLOGIA
controlar; pero Dios ha provisto la posibilidad de una
completa
victoria, así como la libertad, habiendo juzgado la vieja
naturaleza y
dádoles la presencia y el poder del Espíritu, pues ellos
todavía tienen
la tendencia y más de lo que pueden controlar. Entonces
continúa la
importante explicación de la presente relación del creyente
con la
muerte de Cristo, que forma la base de su liberación del
poder del
pecado. Primero se da un bosquejo (6:3,4), y entonces se
repite la
misma verdad, pero más detallada (vs. 5-1 0). No entra en el
propósito
de esta discusión el considerar la importancia de un
sacramento cuyo
objeto sea presentar la verdad de la muerte del creyente con
Cristo. A
lo mejor eso no sería sino la sombra de la substancia. Lo
que aquí se
describe no puede ser efectuado por ninguna ordenanza
arreglada por
el hombre. El bautismo del Cristiano en Cristo no puede ser
otra cosa
que el acto de Dios de colocarlo en Cristo (comp. Gá.3:27).
Es
evidente que esto es un bautismo efectuado por el Espíritu
en Su
cuerpo (1 Co.12: 13); porque en ningún otro sentido son
todos
bautizados en Cristo Jesús. Estando unidos vitalmente y
colocados
"en El" por el bautismo del Espíritu los que son
salvos participan de
lo que El es y de lo que El ha hecho. El es la justicia de
Dios, y la
Biblia enseña que ellos son "hechos justicia de Dios en
El" (2
Co.5:21) y hechos aceptos en el Amado (Ef.l :6). Todo esto
es cierto
porque ellos están "en EL" Así también, El ha hecho
por ellos la
sustitución y lo que El ha hecho les es reconocido a ellos
porque ellos
están "en El", o, en otras palabras, ellos son
bautizados en Cristo.
El argumento en este pasaje de Romanos 6 está basado en la
unión
vital por la que los cristianos están unidos a Cristo por
ser bautizados
en Su Cuerpo: "¿No sabéis (o 'sois ignorantes' R. V.)
que los que sois
bautizados en Jesucristo fuisteis bautizados en Su muerte?
" Tan
seguro como los creyentes están en El", ellos
participan del valor de
Su muerte." Así también lo afirma el pasaje:
"Porque somos
sepultados juntamente con El para muerte" (comp. Co1.2:
12).
Entonces se declara que también los cristianos son
participantes de
Su crucifixión (v. 6), muerte (v. 8), sepultura (v. 4) y
resurrección
(vs. 4,5 y 8), y tan esencialmente como ellos participaron
en esta
unión, así han sido crucificados, muertos, sepultados y
resucitados.
El ser bautizados en Cristo Jesús es la substancia de lo que
son los
atributos de la crucifixión, muerte, sepultura y resurrección
juntamente con El. Una es la causa, mientras los otros son
los
efectos. La concordancia de todas estas cosas tienen por fin
la
realización de un gran propósito, como sea, que "como
Cristo
resucitó de entre los muertos para la gloria del Padre, así
también
andemos en novedad de vida", o por un nuevo principio
de vida.
Entonces, el "andar" de la vida cristiana es el
objetivo divino. Cristo
DOCTRINAS RELACIONADAS 1113
murió en lugar del creyente. El juicio le correspondía
sufrirlo al
creyente, pero Cristo vino a ser su sustituto. Así él es
contado como
un coparticipante en todo lo que su sustituto hizo. Lo que
El hizo
satisfizo para siempre las justas demandas de Dios contra
"el hombre
viejo" y abrió el camino para un "andar"
agradable a Dios (comp. 2
Co.5: 15). Según prosigue el pasaje, esta verdad de la
co-participación
del creyente en Cristo se presenta otra vez y con mayores
detalles:
"Porque si (o, como) fuimos plantados (rejuntados,
unidos, crecidos
juntos; la palabra es usada una sola vez en el Nuevo
Testamento)
juntamente con El en la semejanza (es decir, individualidad,
comp.
Ro.8: 3; Fil. 2: 7) de Su muerte, así también lo seremos
(ahora y
eternamente) en la de Su resurrección." El cristiano ya
está unido a
Cristo por el bautismo del Espíritu (1 Co.l2: 13), que lo
coloca
posicionalmente más allá del juicio del pecado y por eso él
es libre
para entrar en la experiencia del poder eterno y victoria de
la
resurrección. "Sabiendo esto (o, porque sabemos esto),
que nuestro
viejo hombre fue crucificado juntamente con El (y por el
mismo
propósito divino antes afirmado), para que el cuerpo del
pecado sea
destruido (nuestro poder de expresión es a través del
cuerpo. Este
bien conocido hecho es usado como figura con respecto a la
manifestación del pecado. El cuerpo no es destruido, sino el
poder y
el medio de expresión del pecado pueden ser anulados (comp.
v. 12),
a fin de que no sirvamos (ser esclavos de) más al pecado
(esto es, al
hombre viejo). Porque el que es muerto (justificado, R. V.)
ha sido
justificado del pecado (es decir, los que una vez han muerto
al
pecado, como lo ha sido el creyente en Su Sustituto, ahora
está libre
de sus demandas legales). Y si morimos con Cristo (o, siendo
que
hemos muerto con Cristo), creemos que también viviremos con
El
(no sólo en el cielo, sino también ahora). Hay tanta
certidumbre para
vivir en El como la hay por haber muerto en El; sabiendo que
Cristo
(porque nosotros sabemos, R. S. V.) habiendo resucitado de
los
muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de El
(por
tanto, el cristiano es animado a creer cuanto le es
concerniente).
Porque en cuanto murió, al pecado (es decir, a la
naturaleza) murió
una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive (y de
aquí que
el creyente es, puede vivir para Dios)." Tales hechos
están registrados
en las Escrituras, concerniente al significado y valor de la
muerte de
Cristo y la presente posición del cristiano en Su ilimitada
gracia y
reto a entrar en la vida victoriosa. Hasta aquí en este
pasaje nada ha
sido dicho tocante a alguna obligación humana, ni aun se ha
hecho
referencia a obra humana alguna. Es toda la obra de Dios
para los
hijos de Dios, realmente, y la conclusión de este gran
pasaje es a
efecto de que él sepa que en el plan de Dios ya se ha
provisto la
1114 NEUMATOLOGIA
liberación de la esclavitud del pecado. Basados en este
conocimiento
de la Palabra respecto a todo lo que Dios ha hecho en
Cristo, al
pasaje que consideramos sigue inmediatamente un mandato que
presenta la responsabilidad cristiana: "Así también
vosotros
consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús,
Sefíor nuestro." No se le exhorta a reconocer que la
naturaleza
pecaminosa está muerta, sino a reconocerse él mismo estar
muerto a
ella.
Literalmente la muerte de Cristo destruyó el poder del
"viejo
hombre" de modo que el creyente pueda no tener la
disposición al
pecado? No, porque el pasaje sigue adelante para afirmar:
"No reine,
pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal para que le
obedezcáis en
sus concupiscencias." Entonces, evidentemente, el
"viejo hombre"
quedará activo, si no es suficientemente controlado. La
unión con
Cristo ha provisto la liberación posible; pero se ha de
entrar a ella y
ser reclamada por un acto de como lo que expresan las
palabras
"reconoced", "no reine", y palabras
adicionales que siguen en el
pasaje: "sino someteos a Dios como vivos de los
muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia; porque el pecado
no
se ensefíoreará de vosotros (es decir, la naturaleza);
porque no estáis
bajo la ley (que no provee poder para su cumplimiento), sino
bajo la
gracia" (que proveyó para su cumplimiento el Sustituto
suficiente y
la capacitación ilimitada del Espíritu de Dios). Se ha hecho
toda
provisión. "No reine el pecado en vuestro cuerpo mortal
para que le
obedezcáis en sus concupiscencias." ¿Quién es capaz de
medir la
verdad contenida en la palabra que encabeza esta súplica -
"por
tanto"? Se refiere a toda la empresa divina en la
muerte de Cristo
por la cual el cristiano se ha unido a El a fin de que pueda
recibir los
valores eternos de Su Crucifixión, muerte, sepultura y
resurrección.
Todo esto fue ejecutado a su favor antes que naciera.
"Por tanto, a
causa de todo esto que ahora es ejecutado y provisto para
él, el
creyente tiene un incentivo ilimitado pata entrar en el plan
y
propósito de Dios para su liberación. La fe, que cree que la
victoria es
posible porque reconoce que el "viejo hombre" ha
sido juzgado, es el
resultado normal de una revelación semejante. A los
cristianos en
ninguna parte se les manda el repetir Su crucifixión,
muerte,
sepultura y resurrección; pero son alentados por la
revelación de lo
que ha sido hecho para que reconozcan los requerimientos divinos
para su liberación del "viejo hombre" y ser
hallados perfectos y creer
que por esta causa, ahora ellos pueden andar en novedad de
vida."
¿Habrá alguna Escritura que justifique la pretensión de
algunos
cristianos de que ellos han muerto al pecado como una
experiencia
personal? Algunos pasajes del Nuevo Testamento se refieren
al
DOCTRINAS RELACIONADAS 1115
creyente como ya muertos. Ninguno de ellos, no obstante,
señalan
una experiencia; se refieren más bien a una posición, a la
que el
creyente ha sido traído por su unión con Jesu-Cristo en Su
muerte de
cruz. "Porque si habéis muerto con Cristo" (Col.2:
20); "Porque
muertos sois" (R. V.), y vuestra vida está escondida
con Cristo en
Dios" (Col.3: 3); "Con Cristo estoy juntamente
crucificado" (Gá.
2: 20); "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz
del Señor
Jesu-Cristo, por lo cual el mundo me es crucificado a mí y
yo al
mundo" (Gá.6: 14); y "los que son de Cristo han
crucificado la carne
con sus afectos" (Gá.5: 24). En el último pasaje, como
en los demás,
se hace referencia a algo que ha sido efectuado en todos los
que son
de Cristo. Por lo tanto, no se podría referir a alguna
experiencia, el
resultado de una santidad especial o particular por parte de
unos
pocos. Este pasaje, ya que se refiere a todos los creyentes,
no puede
tener sino un solo significado: en su unión con Cristo la
"carne con
sus afectos y concupiscencias" posicionalmente ha sido
crucificada.
La palabra "crucificado" relacionada con los
creyentes está siempre
en pretérito, lo que implica el hecho judicial y no una
experiencia
espiritual. El creyente puede "mortificar", que
significa reconocer
que está muerto; pero él nunca es llamado a crucificarse a
sí mismo.
Aun mortificarse es posible únicamente por el poder
capacitador del
Espíritu. "Mas si por el Espíritu hacéis morir las
obras de la carne,
viviréis" (Ro.8: 13). En la. Escritura está plenamente
establecido que
la crucifixión fue efectuada una vez por todas. En vista de
esta básica
operación divina, se exhorta al hijo de Dios a
"reconocerse, someterse,
mortificarse (contarse por muerto); quitar, no permitir,
echar, tomar
toda la armadura de Dios; poner la mira en las cosas de
arriba;
vestirse del nuevo hombre, que es renovado según la imagen
del que
lo creo; negarse a sí mismo; estar en Cristo; pelear; correr
la carrera;
andar en amor; andar en el Espíritu; andar en la luz; andar
en
novedad de vida." Tal es la responsabilidad humana en
cuanto a la
liberación que Dios ha provisto a través de la muerte de Su
hijo, y
que ahora se propone perfeccionar por el Espíritu. Entonces,
el
objetivo divino en todo lo que está escrito en Romanos 6:
1-1 O en un
"andar en novedad de vida." Por medio de Cristo
Dios ha encarado
cada demanda de Su santidad para el creyente, todo el juicio
contra
la naturaleza pecaminosa que El jamás podría demandar. Ahora
para
el creyente se dice que tiene que entenderlo y creerlo.
"Sabiendo
esto" o, "porque él sabe esto", él es
justificado al creer que puede
"andar en novedad de vida" por medio del poder
capacitador del
Espíritu. ¡Cuánto descanso, paz y victoria sería la parte de
los hijos
de Dios si ellos supieran realmente que "el viejo
hombre" fue
crucificado con Cristo y así, del lado divino les es hecho
posible vivir
1116 NEUMATOLOGIA
en donde el poder del pecado y sus manifestaciones pueden
ser
constantemente anulados!
Toda la exposición doctrinal concerniente a una posible
liberación
de la servidumbre del pecado según se halla en Romanos
6:1-8:4, está
resumida y concluida en los dos últimos versículos del
contexto
(6:3,4). En estos dos versículos siete factores que entran
en la
revelación relativa a una posible victoria sobre el pecado y
que han
sido el tema de todo lo que se ha dicho antes. Los siete
factores son:
(1) "la ley" (8: 3) que aquí representa la
perfecta voluntad de Dios,
porque no se limita a la ley de Moisés (comp. 6: 14;
7:4,25), la que
pasó como una regla de conducta (7: l-6; 2 Co.3:7-l8;
Gá.3:24,25).
Antes bien, incluye aquello que el Espíritu produce en aquel
que es
espiritual (8:4; Gá.5:22,23). Intentarlo, en la mera fuerza
humana
para asegurar la perfecta justicia por medio de la
obediencia a
cualesquiera preceptos, siempre terminará en fracaso. La
gracia provee
el poder energético del Espíritu. (2) Siendo "débil por
la carne"
(8: 3 ), o la completa incapacidad de los recursos humanos
ante los
requerimientos espirituales (7: 14-23; Jn.15:5). (3)
"El pecado en la
carne" (8:3), o aquello en la carne que es diferente a
"debilidad";
aquí es lo opuesto al Espíritu (7: 14-23; Gá.S: 17). (4)
Cristo vino "en
semejanza de carne de pecado" (8:3). El tomó el lugar
del pecador en
una unión vital, al participar de la naturaleza humana no
vino a ser
un pecador, ni a participar de la naturaleza pecaminosa
(He.4: 15;
7:26). (5) "Y por el pecado, condenó (o, juzgó) el
pecado en la
carne" (8:3). De este modo El afrontó toda la demanda
de justicia de
Dios contra el "viejo hombre" (6: 10; 7:25). (6)
"Para que la justicia
de la ley se cumpliera en nosotros" (8:4; 7:22 y 25),
aunque nunca
cumplida por nosotros (6:4,14; 7:4,6). Es por tanto,
"el fruto del
Espíritu" (8:4). Tal es la condición humana para un
"andar"
victorioso. Tiene que ser efectuado por el Espíritu (6:
11-22). Se ha
hecho una completa provisión por medio del juicio divino de la
carne
y del viejo hombre para la vida espiritual de cada
cristiano, aun el
cumplimiento de toda la voluntad de Dios en él por medio del
Espíritu. Pero estas provisiones llegaron a ser efectivas
sólo para
aquellos que "no andan según la carne, sino según el
Espíritu." El
creyente tiene clara revelación e instrucción de parte de
Dios, y es
peligroso descuidar o confundir, o fallar en la exacta
responsabilidad
que a él se le encomienda.
II. PERFECCION
Estrechamente relacionada a la doctrina de la vida espiritual
Y
especialmente la muerte de Cristo como parte de ella, son
las dos
DOCTRINAS RELACIONADAS 1117
doctrinas afines de la perfección y la santificación. Aquí
es necesario
hacer una breve referencia a cada una de ellas.
En la Palabra de Dios la perfección es presentada bajo siete
aspectos: ( 1) El uso de la palabra en el Nuevo Testamento
aplicada a
personas. Esta palabra en el Nuevo Testamento tiene el
significado de
"sincero" y "recto." Noé fue
"perfecto" (Gn.6:9); Job fue
"perfecto" (Job 1: 1,8); a Israel, al evitar los
pecados de las naciones
gentiles, se le pidió "ser perfecto" (Dt.37:37);
así también la orden
de los santos del Antiguo Testamento aparecerá como "el
espíritu de
los justos hechos perfectos" (He.l2: 23 ). La Biblia no
enseña que
tales personas fueran impecables.
(2) Perfección posicional con Cristo. "Porque con una
sola ofrenda
hizo perfectos para siempre a los santificados" (He.l
0: 14 ), es decir,
los que han sido apartados para Dios por su salvación. El
alcance y
fuerza de este mensaje se verá más claramente si la palabra
salvos se
sustituye por la palabra santificados. Claramente este es un
versículo
sobre la perfección de la obra de Cristo a favor del
creyente, y así no
debe relacionarse con la vida diaria del cristiano.
(3) Madurez y entendimiento espiritual. "Sin embargo,
hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez" (1
Co.2:6; comp.
12: 20; y 2 Co.l3: 11 ; Fil.3: 15; 2 Ti.3: 1 7 ).
( 4) Perfección progresiva. · "¿Tan necios sois?
¿Habiendo
principiado por el Espíritu ahora vais a acabar (o, a ser
hechos
perfectos) por la carne? "(Gá.3:3).
(5) Perfección en algo en particular. (a) En la voluntad de
Dios:
". . . que estéis firmes, perfectos y completos en todo
lo que Dios
quiere" (Col.4: 12). (b) En imitar un aspecto de la
plenitud de Dios:
"Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que
está en los
cielos es perfecto" (Mt.5:48). El contexto es del amor
del Padre por
Sus enemigos y así el mandato es a efecto de que este
aspecto de la
bondad del Padre sea perfeccionado. (e) En servicio:
"Os haga aptos
(perfectos) en toda buena obra" (He.l3:21). (d) En
paciencia: "Mas
tenga la paciencia perfecta su obra para que seáis perfectos
(o,
maduros) y cabales, sin que os falte cosa alguna"
(Stg.l :4).
(6) El final de la perfección del individuo en el cielo.
"A quien
anunciamos, amonestando a todo hombre y enseñando a todo
hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en
Cristo Jesús
a todo hombre" (Col.l :22; Fil.3: 12; 1 Tes.3: 13; 1 P.
5: 10).
(7) La final perfección de la integración de los creyentes
en el
cielo. "Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe
y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la
estatura de la plenitud de Cristo" (Ef.4: 13; y 5:27; J
n.l7: 24;
Ap.14:5).
El nombre perfección como se encuentra en el Nuevo
Testamento
1118 NEUMATOLOGIA
es una traducción de las raíces griegas, Té'Xewc;, que
significa maduro
y K.aTapTÍtw, que significa ajustar. Y es obvio que ninguna
de estas
palabras, consideradas etimológicamente, tiene referencia
alguna a
impecabilidad. Estos hechos deben estimarse más
cuidadosamente
por quienes hayan procurado formar una doctrina sobre la
palabra
perfecto, cuando por esa palabra se implica la incapacidad
de pecar.
111. SANTIFICACION
Una vez más, la doctrina no debe hacérsela exceder a lo que
es
propiamente expresado por el uso bíblico de su palabra
fundamental,
santidad. Para descubrir el alcance completo y significado
de esta
palabra es necesario incluir todos los pasajes del Antiguo y
Nuevo
Testamento, en donde se usa, y agregar a éstos así mismo,
todos los
pasajes en donde se usan las palabras santo y sagrado, ya
que estas
tres palabras ordinariamente son traducciones de la misma
raíz, tanto
en hebreo como en griego. El significado básico de
santificar, santo y
sagrado es tal que una persona o una cosa por medio de ella
se dice
que son apartadas, o clasificadas ordinariamente como
pertenecientes
a Dios. Aunque estas palabras y la verdad que expresan se
hallan a
través de toda la Biblia, ahora la discusión tiene que ver
sólo con ése
aspecto de la enseñanza que se aplica al hijo de Dios bajo
la gracia.
Aquí se encontrará que los creyentes son objeto de una
triple
santificación.
Primero. Santificación posicional. "Pero de El sois
vosotros en
Cristo Jesús, quien ha sido hecho para nosotros por
Dios ... santificación" ( 1 Co. 1: 30); "Por el
cual somos santificados
por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola
vez" (He.
1 0: 1 0). De este modo, también, el Apostol se dirige a
todos los
creyentes como santos y como santificados ya, y en las
Escrituras se
hace referencia a los "santos profetas, santos
hermanos, sacerdocio
santo, santas mujeres, una nación santa". Lo son así
por su posición
en Cristo. Pablo se dirigió aun a los creyentes de Corinto
como a
santos y como a ya santificados (1 Co. 1 :2; y 6:11 ); aun
su misma
carta a los Corintios fue escrita para corregir a los
creyentes a causa
del pecado (1 Co. 5:1, 2; 6:1, 7, 8). Ellos eran santos y
santificados
en Cristo, pero estaban lejos de ser tales en la vida
diaria.
Segundo. Santificación experimental. Este segundo aspecto de
la
obra de santificación de Dios a favor del creyente es
progresiva en
algunos de sus aspectos estando así casi en contraste con la
Santificación posicional "hecha una sola vez".
Esta es realizada por el
poder de Dios por medio del Espíritu y por la Palabra:
"Santifícalos
DOCTRINAS RELACIONADAS 1119
en tu verdad; tu palabra es la verdad" (Jn. 17: 17; vea
también 2 Co.
3: 18; Ef. 5:25, 26; 1 Tes. 5:23; 2 P. 3: 18). La
santificación progresa
de acuerdo a varias relaciones. (1) En relación al
sometimiento del
creyente a Dios. En virtud de presentar su cuerpo como un
sacrificio
vivo, el hijo de Dios es por ello apartado para Dios, y así
es
santificado experimentalmente. La presentación puede ser
absoluta y
así no admite progresión, o puede ser parcial y entonces
requiere un
desarrollo posterior. En ambos casos es una obra de
santificación
experimental. (2). En relación al pecado. El hijo de Dios
puede
encomendarse a El en cada condición de la verdadera
espiritualidad al
experimentar toda la liberación provista y la victoria del
poder del
pecado o, por otra parte, el puede no estar experimentando
sino una
liberación parcial del poder del pecado. En ambos casos él
es
apartado y así santificado experimentalmente. (3) En
relación al
crecimiento cristiano. Este aspecto de santificación
experimental es
progresivo en cada caso. Por tanto, en ningún modo debe
confundirse
con una rendición incompleta a Dios, o victoria incompleta
sobre el
pecado. Significa que el conocimiento de la verdad, la
devoción y la
experiencia cristiana están naturalmente sujetas a su
desarrollo. De
acuerdo a su estado presente de desarrollo como cristianos
los
creyentes son apartados para Dios. Ese desarrollo debería
avanzar
con cada día que pasa. Y así una vez más el cristiano está
sujeto a
una progresiva santificación experimental.
Tercero. Santificación final. Aun la santificación
experimental será
perfeccionada cuando los santos sean reunidos ante la
presencia del
Salvador en gloria: "Cuando El apareciere seremos
semejantes a El
porque le veremos como El es" y "hechos conformes
a la imagen de
Su hijo" (1 Jn. 3:2; Ro. 8:29).
Entonces, la enseí'íanza bíblica con respecto a la
santificación es:
( 1) que todos los creyentes son santificados
posicionalmente en
Cristo Jesús "una vez para siempre" en el momento
de ser salvos.
Esta santificación es tan perfecta como El es perfecto. (2)
Todos los
creyentes están siendo santificados por el poder de Dios por
medio
de la Palabra, y esta santificación es tan perfecta como lo
es el
creyente. (3) Todos los creyentes serán santificados y
perfeccionados
en gloria a la misma imagen del Hijo de Dios. Por tanto, la
Biblia no
enseí'ía que ningún hijo de Dios sea enteramente santificado
experimentalmente en la vida diaria antes de aquella final
consumación de todas las cosas.
IV. LA ENSEÑANZA DE LA ERRADICACION
Que hay una naturaleza pecaminosa en el cristiano que Dios
1120 NEUMATOLOGIA
reconoce como tal y por la que El ha hecho completa
provisión a fin
de poderla tratar de manera satisfactoria a Su infinita
santidad, es
una aparente y solemne verdad que la revelación descubre, y
con la
que cada real y verdadera experiencia necesariamente debe
estar en
armonía. La revelación es igualmente tan explícita con
respecto
al plan divino que hay que seguir para la santificación,
como en
relación a las provisiones divinas que han de emplearse para
que esta
naturaleza pueda ser conducida al lugar de control que Dios
le ha
designado. Por otra parte, el racionalismo, en forma velada
y piadosa
y haciéndose pasar por superespiritual ha propagado una
doctrina o
teoría respecto a la disposición de la naturaleza
pecaminosa. Ninguna
Escritura, interpretada correctamente, enseña esta teoría
racionalista,
y ninguna experiencia humana jamás se ha conformado
verdaderamente a ella. El tema entero es metafísico en grado
avanzado y en su consideración la opinión humana, o supuesta
experiencia, no puede probar ni establecer nada. Es el
testimonio
claro y directo y la instrucción que se encuentran en el
Nuevo
Testamento los que deben aceptarse. La teoría supone que es
el
propósito de Dios erradicar la naturaleza pecaminosa y es
esto lo que
cada creyente debe buscar. De aquí que muchas ideas y raros
requerimientos extraños a las Escrituras se han introducido.
Las
verdades y las doctrinas son distorsionadas y carentes de
base
enteramente a fin de sostener una infundada noción humana.
Esta
crítica no es meramente la opinión de una persona enfilada
contra la
opinión de otra persona. Pero los que enseñan la
erradicación de la
vieja naturaleza no la pueden basar, y por lo tanto, no se
apoyan en
la Palabra de Dios. Ellos no sólo ignoran la enseñanza de la
Escritura
de que la naturaleza pecaminosa permanece con su poder
activo, a
pesar del hecho que ya ha sido juzgada en lugar del creyente
por
Cristo en Su muerte, así mismo ignoran la gran cantidad de
pasajes
que se dirigen al creyente para obtener una constante
liberación
mediante el poder del Espíritu morador. En efecto, si la
erradicación
fuera el método divino para tratar con la naturaleza caída,
prácticamente no hay necesidad de la obra presente del
Espíritu
Santo. Así toda esta obra divina perjudica la teoría,
mientras que la
teoría en sí es peligrosa para las almas sinceras. Siendo
que no tiene
base bíblica en qué apoyarse, esta teoría es afirmada de
tantas
maneras como maestros que la promueven. La presente
discusión
puede tener que ver solamente con los principios incluidos
que de allí
han de derivarse. Una sincera determinación que ha de ser
agradable a
Dios sin duda induce a muchos a promover la idea de la
erradicación;
sin embargo, la doctrina Bíblica de una incesante victoria
por el
poder del Espíritu Santo en respuesta a una definida
dependencia del
DOCTRINAS RELACIONADAS 1121
Espíritu, es diametralmente opuesta y contraria a la idea de
la
erradicación. Si una es la verdad la otra no puede seria. La
consideración de algunos aspectos involucrados pueden servir
para
hacer conclusivos estos acertos de la crítica.
Primero, la erradicación no es el método divino de tratar
con estos
tres grandes enemigos. Como se ha indicado antes, ellos son
el
mundo, la carne y el diablo. Nadie jamás ha indicado un plan
para
librarse de la influencia del mundo que pueda conseguir
erradicar al
mundo. Tan cierto es que la carne en su más extenso campo de
acción y realidad, que incluye la naturaleza pecaminosa,
nunca se
dice que ha de ser erradicada, pero definidamente se dice
que hay
que ponerla en sujeción por el Espíritu cuando a El se le
encomienda
el andar cotidiano (Gá. 5: 16, 17). Ni tampoco persona
alguna jamás
ha sido relevada de la influencia satánica por la erradicación
de Satán.
¿Por qué, entonces, y con cuál gran ventaja para sí misma al
quedar
sola, sería la erradicación de la naturaleza pecaminosa, que
es sólo
una parte integral de estos poderosos enemigos, ninguno de
los cuales
jamás puede ser erradicado?
Segundo, la erradicación no es acorde con la experiencia
humana.
Aunque algunos atrevidamente proclaman la erradicación de su
pecado innato, pocos han demostrado una vida inmaculada muy
exitosa. El ácido de la prueba de esta presunción se haría
si un
hombre y una mujer que creyeran que ellos mismos (y sobre
las
mejores evidencias conocidas de semejante pretensión) han
tenido la
experiencia de la erradicación, se casaron y tuvieron hijos,
¿nacerían
éstos sin pecado original? No, y simplemente por el hecho de
que de
ninguno de los padres ha sido quitada la naturaleza
pecaminosa, a
pesar de la suposición de ellos. Algunos han alegado que la
erradicación los regresó al estado de inocencia de la que
cayó Adán;
pero ese estado, si alguna vez se lograra, no se mantendría por
un
momento "bajo las presentes tensiones de la vida".
El primer error
necesariamente regresaría al supuesto inmaculado al estado
de caído.
No obstante, la Escritura nada sabe de otra caída de parte
de un ser
humano aparte de los primeros padres, pero afirma que la
redención
se ha efectuado para todos y que se ha asegurado un camino
de
liberación de la naturaleza caída heredada para los hijos de
Dios por
medio de la muerte de Cristo y por el poder del Espíritu Santo.
Tercero, la erradicación desconoce la gran verdad que
presenta la
obra vencedora del Espíritu Santo en el creyente y el
aspecto más
profundo de la muerte de Cristo que sirve de base a toda
liberación.
Esa muerte al pecado que es posicional y que incluye a todo
creyente, por otra parte, se interpreta como que fuera
experimental y
limitada a unos pocos que han alegado un estado del que nada
1122 NEUMATOLOGIA
conoce el Nuevo Testamento. No obstante, todo lo que Dios ha
efectuado es con el fin de que el creyente pueda
"andar" sobre un
nuevo principio de vida (Ro. 6:4). La responsabilidad humana
en este
andar es quitada, realmente, de lo que sería si por
casualidad la
naturaleza pecaminosa fuera efectivamente quitada. En tales
circunstancias no se podría hallar lugar para las palabras,
"reconoced,
someteos, no reine el pecado, quitad, haced morir, o
habite". No es
tanto reconocer que la naturaleza está muerta como que el
creyente
está muerto a ella.
Cuarto, la erradicación magnifica la experiencia humana al
punto
que ellos descuidan cualquier revelación que no concuerda
con su
experiencia. ¿De qué valor es la revelación, piensa alguien,
cuando
uno ha tenido una experiencia, especialmente si ésta
revelación
tiende a corregir o a contradecir la experiencia?
Quinto, el Nuevo Testamento advierte especialmente contra el
error de la erradicación En 1 Jn. 1:8 se dice: "Si
decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad
no
está en nosotros". Aquí se hace referencia a una
naturaleza
pecaminosa, mientras en el versículo 1 O se refiere al
pecado que es
fruto de la mala naturaleza. El decir como una suposición
que uno no
tiene una naturaleza pecaminosa puede ser debido a un
auto-engaño;
sin embargo, a quien tal cosa afirma se le declara: "La
verdad no está
en él". El reclamo básico de la erradicación se afirma
bien sobre las
palabras: "No puedo pecar porque mi naturaleza
pecaminosa está
erradicada", mientras que el testimonio del que sigue
la provisión y la
norma divinas es: "A causa de la muerte de Cristo y el
poder
inmediato del Espíritu yo puedo no pecar". Las dos
teorías,
entonces, no pueden reconciliarse. Porque los creyentes, de
acuerdo
con una teoría racionalista han de ser relevados de la
tensión por una
abrupta remoción de la disposición a pecar, remoción que
termina
con todo conflicto futuro con la naturaleza pecaminosa, y
exalta a
los beneficiados al supuesto nivel elevado de existencia a
donde la
Palabra de Dios no se aplica a ellos con respecto a la
liberación por el
Espíritu Santo a través de la muerte de Cristo. Por otro
lado, el
Nuevo Testamento enseña una perfecta victoria sobre todo mal
(el
mundo, la carne con todos los aspectos que la integran, y el
diablo),
por el poder constante y capacitador del Espíritu Santo. Ni
aun hay
lugar para discusión en cuanto a determinar cuál de estas
dos
proposiciones es lo que la Biblia enseña.
CONCLUSION
Entonces, la tercera condición por la cual uno puede ser
espiritual
DOCTRINAS RELACIONADAS 1123
es una definida confianza en el Espíritu, que significa
"un andar en el
Espíritu". Una confianza tal en el Espíritu es
imperativa por causa
del imposible (hablando humanamente) llamamiento celestial,
el
poder anti-espiritual del mundo, el poder opuesto de Satán,
y la
continua presencia de la "carne" con su naturaleza
adámica. El hijo
de Dios no puede hoy afrontar aspectos del mañana. El andar
es algo
que se efectúa paso a paso y esto demanda una apropiación
constante
del poder de Dios. La vida cristiana jamás es semejante a
una
ascensión en la que uno puede subir espiritualmente sobre el
nivel
terrenal una vez por todas y no tener problemas o
tentaciones aquí
de nuevo. Es más bien un "andar, una carrera, una
lucha". Todo esto
habla de continuación. La buena batalla de la fe es la de
una actitud
continua de confianza en el Espíritu. Para los que así
caminan con
Dios, está abierta una puerta a la "comunión con el
Padre y con Su
Hijo Jesucristo", y a una vida fructífera y de servicio
con cada
manifestación de poder espiritual para la gloria de Dios.
Entonces,
¿qué es la espiritualidad? Es la manifestación no
obstaculizada del
Espíritu morador. En todo son siete aspectos de
manifestación.
Todas estas benditas realidades son provistas con la
presencia y poder
del Espíritu y serán producidas normalmente por el Espíritu
en el
cristiano que no lo está contristando, sino que confiesa
todo pecado
conocido, y que está andando en el Espíritu con una actitud
de
dependencia de Su poder solamente (Gá. 5:22, 23). El tal es
espiritual porque está lleno del Espíritu. El Espíritu tiene
libertad
para cumplir en él todo el propósito y deseo de Dios para su
vida. No
hay nada, en la vida diaria y en el servicio, que desear más
allá de
esto. "Gracias a Dios que nos da la victoria por medio
de nuestro
Señor Jesucristo".
"Nuestro amado y bendito Redentor
En Su postrera y tierna despedida
Para estar con nosotros de por vida
Nos dio un guía y fiel Consolador ...
Y todas las virtudes de su gente
Y cada victoria aquí obtenida,
La santidad que ya en su mente anida,
Son suyas solamente".
CAPITULO XVII
UNA ANALOGIA
Aunque dentro del aspecto positivo de la vida espiritual se
puede
trazar una comparación entre aquellas cosas que son donadas
o
impartidas al ser salvados y la manifestación del Espíritu
en la vida
diaria del cristiano lleno del Espíritu, hay también varios
aspectos
bien definidos de comparación que sugieren una analogía
entre
liberación de la penalidad del pecado de los que están sin
Cristo y la
liberación del poder del pecado, por parte de aquellos
creyentes que
se acomodan a las condiciones que gobiernan la vida
espiritual. Sin
lugar a dudas, los beneficios positivos recibidos cuando
Dios salva son
de importancia primaria; aun la analogía que ahora
perseguimos,
como se sugiere atrás, contempla nada menos que dos formas
de
salvación -la una de la penalidad, y la otra del poder del
pecado.
Quizá sea necesario señalar el hecho de la servidumbre del
pecado
como una distinta forma de salvación. Como se esperaría de
la carta a
los Romanos, epístola que declara el aspecto completo de la
salvación, tanto de la penalidad como del poder del pecado
hacia la
absoluta seguridad eterna, allí aparece en la misma
estructura
principal del libro, esta diferenciación entre salvación de
la penalidad
del pecado para perdón, justicia imputada, y justificación a
través de
la muerte de Cristo (Ro. 1: 1-5:21) por una parte, y
salvación del
poder del pecado, hacia la santificación, la posicional y la
experimental, hecha posible por la muerte de Cristo (Ro. 6:
1-8:27)
por otra parte. Esta misma estructura de la parte doctrinal
de la
epístola a los Romanos servirá para ehfatizar la fuerza de
la
quíntuple analogía que sigue.
l. EL ESTADO DE PERDICION
La Palabra de Dios presenta una amplia descripción del
estado de
todos los inconversos en su necesidad de salvación de la
culpa y
penalidad del pecado. De ellos se dice que están
"perdidos",
condenados y (espiritualmente) "muertos"; "no
hay justo ni aún
uno"; "todos han pecado y están destituidos de la
gloria de Dios".
Pero detrás de todo esto está la revelación de que en ellos
mismos
están desamparados y sin poder para alterar o mejorar su
condición.
1124
UNA ANALOGIA 1125
Su única esperanza está en depender enteramente de Otro por
Su
poder y gracia salvadora. "Cree en el Sefior Jesucristo
y serás
salvo ... "
- De la misma manera, las Escrituras revelan el estado de
los
regenerados en relación al poder de la naturaleza pecaminosa
en
cuanto a su impotencia y desamparo: "Yo se que en mí
(es decir en
mi carne) no mora el bien"; "así que queriendo yo
hacer el bien,
hallo esta ley: que el mal está en mi". La esperanza
del hijo de Dios
en su salvación del poder del pecado también está unida a
una
completa dependencia del poder y la gracia de Cristo.
"Porque la ley
del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del
pecado y de la muerte"; "Hijitos, vosotros sois de
Dios, y lo habéis
vencido; porque mayor es el que está en vosotros que el que
está en
el mundo"; "Si andáis en el Espíritu, no
satisfaréis la concupiscencia
de la carne".
11. EL OBJETIVO E IDEAL DIVINOS
Existe el mayor de los contrastes entre el estado del
inconverso y
el estado de la misma persona después de ser salvado. Sólo
la
eternidad puede medir esta transformación. Para él el perdón
es
infinitamente perfecto, a tal grado de purificación que
califica al hijo
de Dios como libre para siempre aun de la sombra de pecado
en la
presencia de Dios; así mismo, le da el derecho de ser hijo
de Dios en
verdad y eternamente, la justicia divina que le es imputada,
la
perfección una vez para siempre, la justificación sin un
proceso, la
recepción de la verdadera 7rA.f7pwJJ.a o llenura de la
Deidad por la que
El se va conformando a la misma "imagen del Gran
Hijo", por no
mencionar sino unas pocas bendiciones de la posición en
Cristo.
No menos que con un perfecto ideal divino a la vista, el
cristiano
es llamado a un elevado modo de vida celestial y de
victoria, por la
muerte de Cristo a la naturaleza de pecado y del poder
capacitador
ilimitado del Espíritu Santo. Al creyente se le ruega a
"andar como
es digno de su gloriosa posición que le pertenece mediante
la gracia y
poder infinitos. Se le "reta a andar en la luz".
111. EL DON DE DIOS
La salvación debe ser de Dios solamente, porque cada aspecto
de
ella está más allá del poder y la fuerza humanos. De los
muchos
grandes milagros que, tomados en conjunto, constituyen la
salvación
de la culpa· y la pena del pecado, ninguno de ellos podría
aun
entenderse, menos el ser ejecutados por el hombre. (El
evangelio de
1126 NEUMATOLOGIA
Cristo) "Es el poder de Dios para salvación ... ; para
que El sea el
Justo y el que justifica al que cree".
De la misma manera es cierto que el creyente es incapaz de
librarse
a sí mismo del poder del pecado. Solo Dios puede hacerlo, y
El se
propone hacerlo de acuerdo a Su revelación contenida en Su
Palabra.
No hay poder en el hombre cualquiera que sea, para.librarlo
del
mundo, la carne y el diablo. "Si andáis en el Espíritu,
no satisfaréis la
concupiscencia de la carne"; "Dios es el que obra
en vosotros así el
querer como el hacer por Su buena voluntad"; "La
ley del Espíritu
de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pe(;ado
y de la
muerte"; "Finalmente, hermanos, confortaos en el
Señor y en el
poder de Su fortaleza"; "Quién me librará ... ?
¡Gracias a Dios por
Jesucristo, Señor nuestro! "
IV. LA OBRA DE LA CRUZ
Si el pecador estuviera desamparado y Dios tuviera que
juzgarlo
directamente por sus pecados, ninguno podría ser salvo. Es
sólo
porque Dios ya ha juzgado la vida del pecador en un
Sustituto que El
puede salvarlo de los juicios consumidores; ciertamente,
siendo que
esa sustitución fue perfecta y completa, el creyente ahora
es salvo de
todo castigo o pena, así como para una infinita perfección
en Cristo.
Una salvación satisfactoria tanto para el amor de Dios por
aquel a
quien salva como glorifica a Dios para siempre. Siendo que
no queda
ningún obstáculo moral para impedir al amor divino de su
máxima
expresión, Dios procede a ejecutar todo lo que El puede
hacer de
manera infinita -El hace que el salvo llegue a ser semejante
a
Jesucristo, Su Hijo. Una maravilla de la gracia divina como
ésta no
puede efectuarla Dios sobre otra base que no sea la
sustitución que
Cristo ha efectuado. También es esencial que el pecador
tenga
conocimiento de la base sobre la que él es salvado. Entonces
él debe
venir voluntaria e inteligentemente a Die~s por medio del
Salvador
propuesto. Por la muerte de Su Hijo, Dios queda en libertad
para
salvar al primero de los pecadores, por ejemplo, para
transformarlo a
Su semejanza, recto y puro. En semejante caso, para el
cristiano no
habría salvación del poder del pecado si Dios primero no
hubiera
juzgado a la carne con su naturaleza pecaminosa, con su
"hombre
viejo". Ciertamente, la condición del creyente sería
sin esperanza si
Cristo primero no hubiera juzgado así la naturaleza
pecaminosa.
Como en el caso de la pena por el pecado, la obra del juicio
sobre la
cruz se efectúa ahora y Dios es hecho propicio tanto hacia
los
pecadores como para los santos. El hombre viejo fue juzgado
en una
crucifixión, una muerte y una sepultura juntamente con Cristo.
UNA ANALOGIA 1127
" ... Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado con
El". Siendo que Cristo ha muerto a la naturaleza de
pecado,
perfeccionando todos los juicios divinos en contra de ella,
ahora Dios
está en infinita libertad para controlar la carne y su
naturaleza de
pecado, a fin de que pueda llevar a cabo la liberación de
los santos de
la esclavitud del pecado. Todo esto ha de ser reconocido por
el
creyente, que es cierto, y que lo es sobre la base aceptada
del juicio
de Cristo en lugar del "hombre viejo",
sometiéndose él mismo a Dios.
V. EL LUGAR DE LA FE
Siendo que la salvación es siempre y únicamente una obra de
Dios,
la única relación que el hombre puede tener con ella es la
de
esperanza en El que puede sólo sobrellevarla y ejecutarla.
La
salvación de la culpa y la pena del pecado para el
inconverso se
efectúa en el mismo momento que él cree. Está condicionado a
un
solo acto de fe. Los hombres no son salvos o permanecen
salvos de
las consecuencias de los pecados porque ellos continúen en
su fe. La
fe salvadora relacionada con este primer aspecto de la
salvación, es
una transacción completa. "Porque de tal manera amó
Dios al
mundo, que Dio a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que
en El
crea no se pierda, más tenga vida eterna" (Jn. 3: 16).
"De cierto, de
cierto os digo, el que oye mi palabra, y cree al que me
envió, tiene
vida eterna y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a
vida"
(Jn. 5:24). Cree en el Señ.or Jesucristo, y serás salvo tú y
tu casa"
(Hch. 16:31).
La salvación para la santidad de la vida diaria es
igualmente una
obra de Dios, y la única relación que el hijo de Dios puede
sostener
con ella es una de expectación hacia Aquél que solo es
capaz. Habrá
también un ajuste de la vida y de la voluntad a Dios, y esta
salvación
debe entonces, ser invocada por fe; pero en este caso
todavía es una
actitud de fe. Los creyentes son salvos del poder del pecado
al creer.
El que ha sido justificado por un acto de fe puede de ahora
en
adelante vivir por fe. Hay una multitud de pecadores por
quienes ha
muerto Cristo que todavía no son salvos. Por el lado divino,
ha sido
provista cada cosa y ellos sólo tienen que entrar por fe a
Su gracia
salvadora, y para ellos es asequible en Cristo Jesús.
También, del
mismo modo, hay una multitud de santos cuya naturaleza
pecaminosa ha sido juzgada perfectamente y se ha hecho toda
provisión por parte de Dios para una vida de victoria y de
gloria para
Dios, los cuales actualmente no están viviendo la vida
victoriosa.
Ellos sólo tienen que entrar por fe en dicha vida victoriosa
que puede
lograrse para la liberación del poder y del dominio del
pecado. Este
1128 NEUMATOLOGIA
paso los introducirá a la realidad de "un andar, una
carrera, una
lucha". Todo esto significa una actitud constante. Se
pide a los
cristianos "pelear la buena batalla de la fe". Los
pecadores no son
salvados mientras no confíen en el Salvador, y los creyentes
no son
vencedores hasta que confíen en el libertador del poder
reinante del
pecado. Dios ha hecho posible este rescate a través de la
cruz de Su
Hijo. La salvación del poder del pecado debe reclamarse por
fe.
Discutiendo este quinto aspecto de la analogía el Obispo H.
C. G.
Moule de Durham, Inglaterra, escribe:
El primer caso es en su naturaleza uno y singular: una
admisión, una
incorporación. El segundo es en su naturaleza, progresivo y
de desarrollo:
adelantándonos con la ocasión, el descubrimiento de la
grandeza de los recursos
de Cristo para la vida. El último puede, no debe, así
incluir una gran crisis en la
conciencia, un acto espiritual particular. Es mucho más
seguro incluir muchos
puntos iniciales, desarrollos críticos, avances notables. El
acto de sometimiento
de fe al poder de Cristo para la limpieza interior de la
voluntad y los afectos
puede ser, y a menudo realmente lo es, como si fuera una
nueva conversión, un
nuevo "llamamiento efectivo". Pero es seguro, si
el hombre se conoce a sí mismo
a la luz de Cristo, que ha de ser seguido por hechos y
reiteraciones hasta el fin;
no un mero regreso a y principios desde el antiguo nivel
(ciertamente no es el
plan de Dios que tuviera que ser así), sino un definido
desarrollo debido al nuevo
descubrimiento de la necesidad personal y del pecado, y de
más de las
correspondientes "riquezas en Cristo". Con cada
adelanto tal, la sagrada promesa
de la llenura del Espíritu se recibirá con una santa y feliz
realización. Outlines of
Christian Doctrine, 2a. Ed. Rev. pág. 199.
El Espíritu, cuando salva del poder reinante del pecado, no
despoja de su personalidad al individuo. Meramente toma
posesión de
las facultades y poderes del individuo. Es el poder de Dios
actuando a
través de las facultades humanas de la voluntad, emociones,
deseos y
disposición. La experiencia del creyente que está siendo
investido de
poder es sólo la de ser consciente de su propio poder de
elección, sus
propios sentimientos, deseos, y disposición como
relacionados
consigo mismo. La fuerza que él posee, no 6bstante, es
"en el Señor y
en el poder de Su fortaleza".
CONCLUSION
Por el hecho de que hasta aquí esta discusión ha tenido que
ver
con la teoría o doctrina de la vida espiritual, la adición
de unas pocas
sugerencias prácticas pueden no estar de más. Siendo que una
vida en
el poder del Espíritu depende de una actitud continua de
UNA ANALOGIA 1129
reconocimiento y de apropiación es importante para la
mayoría de
cristianos el tener un tiempo de trato definido con Dios en
el que
puedan examinar sus corazones en cuanto al asunto del pecado
y su
necesidad de consagración, y en el que puedan conocer tanto
su
insuficiencia como su suficiencia según lo revela el
Espíritu. Entonces
en ese tiempo particular, ellos pueden reclamar Su poder y
fortaleza
que suplante su debilidad. La Biblia no formula reglas en
cuanto a
tiempo o condiciones. Es un caso del hijo individual, en
todos los
aspectos de su exclusiva personalidad, tratando con su
Padre.
La espiritualidad no es un ideal futuro; es para
experimentarse
ahora mismo. La cuestión vital es, "¿Estoy andando en
el Espíritu
ahora? " La respuesta a esta pregunta no dependerá de
la presencia o
ausencia de alguna manifestación rara de lo sobrenatural.
Mucho de
la vida de cada uno será vivida no de modo eventual, sino en
la vida
ordinaria; pero aún allí el creyente tendría convicción de
que él anda
en rectitud delante de Dios y en su compañía ininterrumpida.
"Amados, si nuestro corazón no nos reprende tenemos
confianza en
Dios" (l Jn. 3:21). Así mismo, el hijo de Dios no
confundiría el
agotamiento nervioso, la debilidad física o la depresión,
con la falta
de espiritualidad. Muchas veces dormir es más necesario que
orar, y la
recreación física, que el escudriñar el corazón.
Hay que recordar también que sus provisiones son siempre
perfectas, pero la forma de allegarse los cristianos a
dichas
provisiones a menudo es imperfecta. No hay duda que hay
demasiada
charlatanería con referencia a las actitudes y acciones
humanas en
relación con Dios, como si ellas fueran absolutas, de tales
cosas como
consagración absoluta, absoluta rendición y absoluta
devoción. Si
hay- condiciones bien definidas sobre las que el creyente
puede llegar
a ser espiritual, permítasele recordar que, desde el punto
de vista del
infinito Dios, su condescendencia con esas condiciones a
menudo son
imperfectas, pero los ajustes de los cristianos son humanos
y por lo
tanto ordinariamente sujetos a mejoramiento. No obstante, el
hecho
de la posible liberación del cristiano que depende sólo del
Espíritu
Santo, no cambia. El hijo de Dios tendrá tanto en cualquier
tiempo
cuanto él lo haga posible al Espíritu el otorgárselo.
Normalmente el cristiano espiritual estará ocupado en
servicio
efectivo para su Señor. Esto, sin embargo, no es. una regla.
Los
cristianos sólo necesitan tener el cuidado de estar rendidos
y estar
listos para hacer cualquier cosa que El quiera elegir.
"Descansar en el
Señor" es una de las victorias esenciales en una vida
espiritual.
"Venid vosotros aparte ... y reposad un poco". Un
hijo de Dios es
tan espiritual cuando está descansando, orando, durmiendo, o
incapacitado, si esa es la voluntad del Señor para con él,
como
cuando está sirviendo.
1130 NEUMATOLOGIA
La vida espiritual no es pasiva. Muy a menudo es así mal
juzgado
por el hecho de que uno, para ser espiritual, ha de cesar de
todo
esfuerzo propio con respecto a logros espirituales y
aprender a vivir
y servir por el poder que Dios ha provisto. La verdadera
espiritualidad poco sabe de quietismo. Por el contrario, es
una vida
mucho más activa, abundante y vital, porque es vigorizada
por el
ilimitado poder de Dios. Los cristianos llenos del Espíritu
están casi
listos para quedar exhaustos físicamente al fin de cada día.
Están
fatigados en el trabajo, pero no fatigados de el trabajo.
La vida llena del Espíritu nunca está libre de tentaciones;
pero
"Dios es fiel que rto os dejará ser tentados más de lo
que podáis
llevar; antes os d: · juntamente con la tentación la salida
para que
podáis aguantar. La ensefianza clara de esta promesa, en
armonía con
toda la Escritura sobre el referido tema, es que las
tentaciones como
los fenómenos que le son "comunes al hombre"
atacan a todos los
cristianos, pero que, además, hay un camino de escape
divinamente
provisto. El hijo de Dios no tiene que someterse a la tentación.
Siempre hay la posibilidad de pecar, mas nunca la necesidad
de
hacerlo. Bien se ha dicho que los creyentes son honrados con
la lucha
en las trincheras del frente de combate. Allí es donde se
siente la más
fiera presión del enemigo. Pero ellos también tienen el
privilegio de
testificar de la aplastante derrota del enemigo. ¡Tan
abundante es el
poder de Dios! Y así el creyente espiritual es altamente
honrado. El
vivir de irrealidades es un impedimento para la
espiritualidad.
Cualquier cosa que· sepa a una 'pose religiosa' es dafiina.
En un
sentido muy particular, el que ha sido cambiado de lo
natural a lo
espiritual algunas veces necesita cambiar de nuevo a la
naturalidad
-es decir, a una naturalidad de maneras y de vida, por
supuesto. La
verdadera vida espiritual presenta una latitud suficiente
que permite
al creyente estar muy cerca a toda clase de gente que nunca
lo
separan de Dios. La espiritualidad evita el pecado, pero
nunca
impedirá la amistad y la confianza de los pecadores (Le. 15:
l ).
¿Quién puede mirar mejor los fracasos de otros más que uno
que
tiene una visión espiritual? Y a causa de esto, ¿quién
necesita más
del poder divino para guardarlo de tornarse un crítico, con
todo lo
que de eso se deriva? Los cristianos necesitan estudiar más
cuidadosamente la adaptación practicada por el Apóstol Pablo
como
lo revela en 1 Corintios 9: 19-22. Si la clase de
espiritualidad de uno
no hace a Cristo atractivo a otros, necesita algunos cambios
drásticos.
¡Que Dios salva a sus hijos de asumir un tono de voz de
santidad, una
santa expresión de rostro, o un garbo santo (si por esto
ellos quieren
aparentar santidad)! La verdadera espiritualidad es un
adorno
interior. Es lo más sencillo y natural y sería una atracción
y deleite
para todos.
UNA ANALOGIA 1131
No procurará ideales impersonales, o la imitación de otros.
Precisamente aquí está el gran peligro al analizar
experiencias.
Algunos son inducidos fácilmente a tratar de imitar a
alguien. Lo que
da a un cristiano una distinción inapreciable es su propia
personalidad, y él no puede agradar a Dios más que siendo lo
que El
ha planeado que sea. Algunos cristianos están dispuestos a
transitar
por vidas irreales, repitiendo frases piadosas, la realidad
de las cuales
ellos nunca han experimentado. Esto siempre debe contristar
al
Espíritu.
Los hijos de Dios tratan siempre con su Padre. Muy a menudo
se
piensa que el andar en el Espíritu es una cosa mecánica. El
creyente
no está tratando con una máquina; él está tratando con el
Padre más
amante y tierno de corazón en todo el universo. El más
profundo
secreto de su andar es precisamente el conocerlo a El, y así
confiar en
el corazón de su Padre, que él puede expresar sus fracasos
sobre Su
tierno pecho, si es necesario, o hablarle a El claramente en
alabanzas
por cada victoria alcanzada. Cuando los cristianos conozcan
la
consolación y el descanso de tal comunión, tendrán menos
ocasión
de apelar a cualquiera otro. A ellos concierne el decirle
exactamente
lo que sienten, .así como lo malo que tienen en el corazón
-y aun su
más dura incredulidad. Hacer esto sólo abre el corazón para
que El
envíe su bendita luz y fortaleza. La separación de una tan
estrecha
comunión es lo primero a que uno debe temer, y la primera
ayuda en
cada accidente espiritual es el simple acto de decirle a El
todo de
manera contrita. Habiendo hecho confesión, el creyente
reconocerá
su perdón restauración completamente consumada e
inmediatamente
volverá a Su comunión y a Su gracia.
La enseñanza de que "pájaro con el ala rota nunca
volverá a
remontarse tan alto" es lo más antibíblico. Por el
sacrificio de Cristo
ningún castigo queda ahora para el pecador o el santo (si el
primero
lo recibe como Salvador). Más bien, "el pájaro con el
ala rota puede
remontarse más alto; pero no hay que complacerse con el
fracaso o la
derrota por esa razón, desde luego".
Los cristianos nunca son santos maravillosos de los cuales
Dios
pueda enorgullecerse justamente; ellos son Sus hijitos,
inmaduros y
llenos de necesidades, con quienes El es infinitamente
paciente y
sobre quienes se ha complacido en poner todo Su infinito
corazón
lleno de amor. El es maravilloso y no los cristianos.
Creed lo que está escrito. Recordad las palabras vitales de
Romanos 6:6, 9: "Sabiendo esto ... " o,
"porque sabemos esto".
Uno es siempre justificado actuando sobre buena evidencia.
Entonces, ¿dónde hay una palabra de testimonio más segura
que en
la imperecedera Palabra de nuestro Dios? De esa misma
Palabra los
1132 NEUMATOLOGIA
creyentes saben que Dios ha provisto un sacrificio perfecto
por sus
pecados y por su pecado, y que el camino está expedito para
una vida
rebozante en el poder del Santo y bendito Espíritu. El
creyente
debiera saber que una vida tal es Su amante propósito para
con él.
Este debe creer su infalible promesa. Antes de ser una
imposición el
reclamarle esta gracia el fallar en reclamar todo lo que El
en Su amor
le confiere le lastimaría más que nada.
La verdadera espiritualidad es una gran realidad. Es todas
las
manifestaciones del Espíritu en y a través de uno en quien
El vive. El
manifiesta en el creyente la vida que es en Cristo. El vino
no para
revelarse a sí mismo, sino para hacer real a Cristo al
corazón, y a
través del corazón, al hombre. Así el Apóstol Pablo podía
escribir:
"Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de
nuestro Sefíor
Jesucristo, de quien toma nombre toda la familia en los
cielos y en la
tierra, para que os de, conforme a las riquezas de Su gloria
el ser
fortalecidos en el hombre interior por Su Espíritu; para que
habite
Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,
arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender
con
todos los santos cuál sea la anchura, la longura, la
profundidad y la
altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel
que es
poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente
de
lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros,
a El sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las
edades, por
los siglos de los siglos. Amén."
INDICE DE TEXTOS SAGRADOS
El lndice de Textos Sagrados sólo incluye aquellos que se
les da
un comentario interpretativo. Los demás textos que se
mencionan
con el fin de apoyar la presentación de las doctrinas no se
incluyen.