"Baruc, 1 1.Este es el texto del libro que Baruc, hijo de Neriyías, hijo de Maaseías, hijo de Sedecías, hijo de Asadías, hijo de Jilquías, escribió en Babilonia, ADVERTISEMENT 2.el año quinto, el día siete del mes, en el tiempo en que los caldeos habían tomado e incendiado Jerusalén. 3.Baru leyó el texto de este libro a oídos de Jeconías, hijo de Yoyaquim, rey de Judá, y a oídos de todo el pueblo venido para escuchar el libro; 4.a oídos de las autoridades y de los hijos del rey, a oídos de los ancianos, a oídos del pueblo entero desde el menor al mayor, de todos los que habitaban en Babilonia, a orillas del río Sud. 5.Todos lloraron, ayunaron y oraron delante del Señor. ADVERTISEMENT 6.Luego reunieron dinero, según las posibilidades de cada uno, 7.y lo enviaron a Jerusalén, al sacerdote Joaquín, hijo de Jilquías, hijo de Salom, a los demás sacerdotes y a todo el pueblo que se encontraba con él en Jerusalén. 8.Y a Baruc, el día diez del mes de Siván, había tomado los objetos sagrados de la Casa del Señor que habían sido llevados del Templo, con ánimo de volverlos a llevar a la tierra de Judá; objetos de plata mandados hacer por Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, 9.después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a Jeconías, a los príncipes, a los cerrajeros, a las autoridades y al pueblo de la tierra, llevándolos a Babilonia. 10.Se les decía: Ahí os enviamos dinero; comprad con él holocaustos, sacrificios por el pecado e incienso; haced oblaciones y ofrendas sobre el altar del Señor Dios nuestro. 11.Rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de su hijo Baltasar, para que sean sus días como los días del cielo sobre la tierra. 12.El Señor nos dará fuerzas e iluminará nuestros ojos para vivir a la sombra de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a la sombra de su hijo Baltasar; les serviremos largos días y hallaremos gracia a sus ojos. 13.Rogad también por nosotros al Señor Dios nuestro, porque hemos pecado contra el Señor Dios nuestro, y todavía hoy no se ha retirado de nosotros el furor y la ira del Señor. 14.Y leed este libro que os mandamos para que hagáis lectura pública en la Casa del Señor, el día de la fiesta y en días oportunos. 15.Diréis: Al Señor Dios nuestro la justicia, a nosotros, en cambio, la confusión del rostro, como sucede en este día; a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, 16.a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas y a nuestros padres. 17.Porque hemos pecado ante el Señor, 18.le hemos desobedecido y no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro siguiendo las órdenes que el Señor nos había puesto delante. 19.Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres del país de Egipto hasta el día de hoy hemos sido indóciles al Señor Dios nuestro y prestos en desoír su voz. 20.Por esto se nos han pegado los males y la maldición con que el Señor conminó a su siervo Moisés el día que sacó a nuestros padres del país de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel, como sucede en este día. 21.Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro de acuerdo con todas las palabras de los profetas que nos ha enviado, 22.sino que hemos sido, cada uno de nosotros según el capricho de su perverso corazón, a servir a dioses extraños, a hacer lo malo a los ojos del Señor Dios nuestro."
"Baruc, 2 1.Por eso el Señor Dios nuesro ha cumplido la
palabra que había pronunciado contra nosotros, contra nuestros jueces que
juzgaron a Israel, contra nuestros reyes y nuestros príncipes, contra los
habitantes de Israel y de Judá. 2.Jamás se hizo debajo del cielo entero nada
semejante a lo que hizo él en Jerusalén, conforme está escrito en la Ley de
Moisés, 3.hasta el punto de que llegamos a comer uno la carne de su propio
hijo, otro la carne de su propia hija. 4.Y los entregó el Señor en poder de
todos los reinos de nuestro alrededor para que fuesen objeto de oprobio y
maldición entre todos los pueblos circundantes donde el Señor los dispersó.
5.Hemos pasado a estar debajo y no encima, por haber pecado contra el Señor
Dios nuestro desoyendo su voz. ADVERTISEMENT 6.Al Señor Dios nuestro la
justicia; a nosotros y a nuestros padres la confusión del rostro, como sucede
en este día. 7.Lo que el Señor había dicho contra nosotros, todos esos males
nos han sobrevenido. 8.Pero nosotros no hemos suplicado al rostro del Señor
volviéndonos cada uno de los pensamientos de su perverso corazón. 9.Por eso el
Señor ha estado atento a los males y los ha descargado el Señor sobre nosotros;
porque es justo el Señor en todas las obras que nos ordenó; 10.y nosotros no
hemos escuchado su voz siguiendo las órdenes que el Señor nos había puesto
delante. 11.Y ahora, oh Señor, Dios de Israel, que sacaste a tu pueblo del país
de Egipto con mano fuerte, entre señales y prodigios, con gran poder y tenso
brazo, haciéndote así un nombre como se ve en este día, 12.nosotros hemos
pecado, hemos sido impíos, hemos cometido injusticia, Señor Dios nuestro,
contra todos tus decretos. 13.Que tu furor se retire de nosotros, porque hemos
quedado bien pocos entre las naciones en medio de las cuales tú nos
dispersaste. 14.Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra súplica, líbranos por
ti mismo, y haz que hallemos gracia a los ojos de los que nos deportaron,
15.para que sepa toda la tierra que tú eres el Señor Dios nuestro y que tu
Nombre se invoca sobre Israel y sobre su raza. 16.Mira, Señor, desde tu santa
Casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu oído y escucha; 17.abre, Señor,
tus ojos y mira que no son los muertos en el seol, aquellos cuyo espíritu fue
arrancado de sus entrañas, los que dan gloria y justicia al Señor, 18.sino el
alma comada de aflición, el que camina encorvado y extenuado, los ojos
lánguidos y el alma hambrienta, esos son los que te dan gloria y justicia,
Señor. 19.No apoyados en las obras justas de nuestros padres y de nuestros
reyes derramamos nuestra súplica de piedad ante tu rostro, oh Señor Dios
nuestro. 20.Porque has descargado sobre nosotros tu furor y tu ira, como habías
hablado por medio de tus siervos los profetas diciendo diciendo: 21.«Así dice
el Señor: Doblegad vuestra espalda, servid al rey de Babilonia, y os asentaréis
en la tierra que yo di a vuestros padres. 22.Pero si no escucháis la invitación
del Señor a servir al rey de Babilonia, 23.yo haré cesar en las ciudades de
Judá y en Jerusalén el canto de alegría y el canto de alborozo, el canto del
novio y el canto de la novia, y todo el país quedará hecho un desierto, sin
habitantes.» 24.Pero nosotros no escuchamos tu invitación de servir al rey de
Babilonia, y tú entonces ha cumplido tus palabras, pronunciadas por medio de
tus siervos los profetas: que los huesos de nuestros reyes y los huesos de
nuestros padres serían sacados de sus sepulcros. 25.Y he aquí que efectivamente
yacen tirados por el suelo al calor del día y al frío de la noche; y ellos
murieron en medio en medio de atroces sufrimientos,de hambre, de espada y de
peste; 26.y la Casa sobre la que se invoca tu Nombre la has reducido al estado
en que se encuentra en este día, a causa de la maldad de la casa de Israel y de
la casa de Judá. 27.Sin embargo has obrado con nosotros, Señor Dios nuestro,
según toda tu indulgencia y tu gran misericordia, 28.como habías hablado por
medio de tu siervo Moisés, el día en que le ordenaste escribir tu Ley en
presencia de los hijos de Israel, diciendo: 29.«Si no escucháis mi voz, esta
misma grande, inmensa muchedumbre quedará reducida a un pequeño número en medio
de las naciones donde yo los dispersaré. 30.Pues bien sé que no me escucharán, porque
es un pueblo de dura cerviz; pero se convertirán en sus corazones en el país de
su destierro; 31.y reconocerán entonces que yo soy el Señor su Dios. Yo les
daré un corazón y unos oídos que oigan. 32.Y ellos me alabarán en el país de su
destierro, se acordarán de mi nombre, 33.desistirán de su dura cerviz y de su
perversa conducta acordándose de lo que les sucedió a sus padres que pecaron
delante del Señor. 34.Yo les volveré a la tierra que bajo juramento prometí a
sus padres, a Abraham, Isaac y Jacob, y tomarán posesión de ella. Los
multiplicaré y ya no menguarán. 35.Y estableceré con ellos una alianza eterna
de ser yo su Dios y ser ellos mi pueblo, y no volveré a arrojar ya a mi pueblo
Israel de la tierra que les di.»"
"Baruc, 3 1.Señor omnipotente, Dios de Israel, mi alma
en angustia, mi espíritu abatido es el que clama a ti. 2.Escucha, Señor, ten
piedad, porque hemos pecado ante ti. 3.Pues tú te sientas en tu trono
eternamente; mas nosotros por siempre perecemos. 4.Señor omnipotente, Dios de
Israel, escucha la oración los muertos de Israel, de los hijos de aquellos que
pecaron contra ti: desoyeron ellos la voz del Señor su Dios, y por eso se han
pegado a nosotros estos males. 5.No te acuerdes de las iniquidades de nuestros
padres, sino acuérdate de tu mano y de tu Nombre en esta hora. ADVERTISEMENT
6.Pues eres el Señor Dios nuestro, y nosotros queremos alabarte, Señor. 7.Para
eso pusiste tu temor en nuestros corazones, para que invocáramos tu Nombre.
Queremos alabarte en nuestro destierro, porque hemos apartado de nuestro
corazón toda la iniquidad de nuestros padres, que pecaron ante ti. 8.Aquí
estamos todavía en nuestro destierro, donde tú nos dispersaste, para que
fuésemos oprobio, maldición y condenación por todas las iniquidades de nuestros
padres que apartaron del Señor Dios nuestro. 9.Escucha, Israel, los
mandamientos de vida, tiende tu oído para conocer la prudencia. 10.¿Por qué, Israel,
por qué estás en país de enemigos, has envejecido en un país extraño, 11.te has
contaminado con cadáveres, contado entre los que bajan al seol? 12.¡Es que
abandonaste la fuente de la sabiduría! 13.Si hubieras andado por el camino de
Dios, habrías vivido en paz eternamente. 14.Aprende dónde está la prudencia,
dónde la fuerza, dónde la inteligencia, para saber al mismo tiempo dónde está
la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz. 15.Pero ¿quién ha
encontrado su mansión, quién ha entrado en sus tesoros? 16.¿Dónde están los
príncipes de las naciones, y los que dominan las bestias de la tierra, 17.los
que juegan con las aves del cielo, los que atesoran la plata y el oro en que
confían los hombres, y cuyo afán de adquirir no tiene fin; 18.los que labran la
plata con cuidado, mas no dejan rastro de sus obras? 19.Desaparecieron, bajaron
al seol, y otros surgieron en su lugar. 20.Otros más jóvenes que ellos vieron
la luz, y vivieron en la tierra; pero el camino de la ciencia no lo conocieron,
21.ni comprendieron sus senderos. Sus hijos tampoco se preocuparon de ella,
quedaron lejos de su camino. 22.No se oyó hablar de ella en Canaán, ni fue
vista en Temán. 23.Los hijos de Agar, que andan buscando la inteligencia en la
tierra, los mercaderes de Madián y de Temán, los autores de fábulas y los
buscadores de inteligencia, no conocieron el camino de la sabiduría ni tuvieron
memoria de sus senderos. 24.¡Oh Israel, qué grande es la casa de Dios, qué
vasto el lugar de su dominio! 25.Grande es y sin límites, excelso y sin medida.
26.Allí nacieron los famosos gigantes antiguos, de alta estatura y expertos en
la guerra. 27.Pero no fue a éstos a quienes eligió Dios ni les enseñó el camino
de la ciencia; 28.y perecieron por no tener prudencia, por su locura perecieron.
29.¿Quién subió al cielo y la tomó? ¿quién la hizo bajar desde las nubes?
30.¿Quién atravesó el mar y la encontró? ¿quién la traerá a precio de oro puro?
31.No hay quien conozca su camino, nadie imagina sus senderos. 32.Pero el que
todo lo sabe la conoce, con su inteligencia la escrutó, el que dispuso la
tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos, 33.el que envía la luz,
y ella va, el que llama, y temblorosa le obedece; 34.brillan los astros en su
puesto de guardia llenos de alegría, 35.los llama él y dicen: ¡Aquí estamos!, y
brillan alegres para su Hacedor. 36.Este es nuestro Dios, ningún otro es
comparable a él. 37.El descubrió el camino entero de la ciencia, y se lo enseñó
a su siervo Jacob, y a Israel su amado. 38.Después apareció ella en la tierra,
y entre los hombres convivió."
"Baruc, 4 1.Ella es el libro de los preceptos de Dios,
la Ley que subsiste eternamente: todos los que la retienen alcanzarán la vida,
mas los que la abandonan morirán. 2.Vuelve, Jacob y abrázala, camina hacia el
esplendor bajo su luz. 3.No des tu gloria a otro, ni tus privilegios a nación
extranjera. 4.Felices somos, Israel, pues lo que agrada al Señor se nos ha
revelado. 5.¡Animo, pueblo mío, memorial de Israel! 6.Vendidos habéis sido a
las naciones, mas no para la destrucción. Por haber provocado la ira de Dios,
habéis sido entregados a los enemigos. 7.Pues irritasteis a vuestro Creador,
sacrificando a los demonios y no a Dios. 8.Olvidasteis al Dios eterno, el que
os sustenta, y afligisteis a Jerusalén, la que os crió. 9.Pues vio ella caer
sobre vosotros la ira que viene de Dios, y dijo: Escuchad, vecinas de Sión:
Dios me ha enviado un gran dolor: 10.he visto el cautiverio de mis hijos y mis
hijas que el Eterno hizo venir sobre ellos. 11.Con gozo los había yo criado, y
los he despedido con lágrimas y duelo. 12.Que nadie se regocije de mí, la viuda
abandonada de tantos; estoy en soledad por los pecados de mis hijos, porque se
desviaron de la Ley de Dios, 13.no conocieron sus decretos, no fueron por el
camino de los mandamientos de Dios, ni siguieron las sendas de disciplina según
su justicia. 14.¡Que vengan las vecinas de Sión! Acordaos del cautiverio de mis
hijos y mis hijas, que el Eterno hizo venir sobre ellos. 15.Pues él trajo sobre
ellos una nación de lejos, nación insolente, de lenguaje extraño, que no
respetó al anciano, ni del niño tuvo compasión, 16.se llevó a los hijos amados
de la viuda, y la dejó sola, privada de sus hijas. 17.Y yo ¿cómo puedo
ayudaros? 18.Aquel que trajo sobre vosotros los males os librará de la mano de
vuestros enemigos. 19.Andad, hijos, andad vuestro camino, que yo me he quedado
sola. 20.Me ha quitado el vestido de paz, me he puesto el sayal de mis
súplicas, clamaré al Eterno mientras viva. 21.Animo, hijos, clamad al Señor: el
os librará de la tiranía y de la mano de vuestros enemigos. 22.Yo espero del
Eterno vuestra salvación, del Santo me ha venido la alegría, por la misericordia
que llegará pronto a vosotros de parte del Eterno, vuestro Salvador. 23.Os
despedí con duelo y lágrimas, pero Dios os devolverá a mí entre contento y
regocijo para siempre. 24.Y como las vecinas de Sión ven ahora vuestro
cautiverio, así verán pronto vuestra salvación de parte de Dios, que os llegará
con gran gloria y resplandor del Eterno. 25.Hijos, soportad con paciencia la
ira que de parte de Dios os ha sobrevenido. Te ha perseguido tu enemigo, pero
pronto verás su ruina y en su cerviz pondrás tu pie. 26.Mis hijos más delicados
han marchado por ásperos caminos, han sido llevados como rebaño arrebatado por
enemigos. 27.¡Animo, hijos, clamad a Dios! pues el que os trajo esto se
acordará de vosotros; 28.y como vuestro pensamiento sólo fue de alejaros de
Dios, vueltos a él, buscadle con ardor diez veces mayor. 29.Pues el que trajo
sobre vosotros estos males os traerá la alegría eterna con vuestra salvación.
30.¡Animo, Jerusalén!: te consolará Aquel que te dio nombre. 31.Desdichados los
que te hicieron daño y se alegraron de tu caída. 32.Desdichadas las ciudades a
las que sirvieron tus hijos. desdichada la que a tus hijos recibió. 33.Pues
como se alegró de tu caída y de tu ruina se regocijó, así se afligirá por su
desolación. 34.Yo le quitaré su alborozo de ciudad bien poblada y en duelo se
trocará su orgullo. 35.Fuego vendrá sobre ella de parte del Eterno por largos
días, y será morada de demonios durante mucho tiempo. 36.Mira hacia Oriente,
Jerusalén, y ve la alegría que te viene de Dios. 37.Mira, llegan tus hijos, a
los que despediste, vuelven reunidos desde oriente a accidente, a la voz del
Santo, alegres de la gloria de Dios."
"Baruc, 5 1.Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y
aflición, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios.
ADVERTISEMENT 2.Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon
en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. 3.Porque Dios mostrará tu
esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. 4.Pues tu nombre se llamará de parte
de Dios para siempre: «Paz de la Justicia» y «Gloria de la Piedad».
5.Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia Oriente y ve a
tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del
recuerdo de Dios. ADVERTISEMENT 6.Salieron de ti a pie, llevados por enemigos,
pero Dios te los devuelve traídos con gloria, como un trono real. 7.Porque ha
ordenado Dios que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y
comados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro
bajo la gloria de Dios. 8.Y hasta las selvas y todo árbol aromático darán
sombra a Israel por orden de Dios. 9.Porque Dios guiará a Israel con alegría a
la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él. Copia
de la carta que envió Jeremías a los que iban a ser llevados cautivos a
Babilonia por el rey de los babilonios, para comunicarles lo que Dios le había
ordenado."
"Baruc, 6 1.Por los pecados que habéis cometido delante
de Dios, vais a ser llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor, rey de los
babilonios. ADVERTISEMENT 2.Una vez llegados a Babilonia, estaréis allí muchos
años y por largo tiempo, hasta siete generaciones; pero después yo os sacaré de
allí en paz. 3.Ahora vais a ver en Babilonia dioses de plata, de oro y de ma
madera, que son llevados a hombros y que infunden temor a los gentiles. 4.Estad
alerta, no hagáis vosotros también como los extranjeros de modo que os entre
temor de esos dioses, 5.cuando veáis la turba delante y detrás de ellos
adorándoles. Decid entonces en vuestro interior: «A ti solo se debe adoración,
Señor.» ADVERTISEMENT 6.Pues mi ángel está con vosotros: él tiene cuidado de
vuestras vidas. 7.Porque la lengua de esos dioses ha sido limada por un
artesano, y ellos, por muy dorados y plateados que estén, son falsos y no
pueden hablar. 8.Como para una joven presumida, así ellos toman oro y preparan
coronas para las cabezas de sus dioses. 9.Ocurre a veces que los sacerdotes
roban a sus dioses oro y plata y lo emplean en sus propios gastos, y llegan a
dárselo incluso a las prostitutas de la terraza. 10.Los adornan también con
vestidos como si fuesen hombres, a esos dioses de plata, oro y madera; pero
éstos no se libran ni de la roña ni de los gusanos. 11.Por muy envueltos que
estén en vestidos de púrpura, tienen que lavarles la cara, debido al polvo de
la casa que los recubre espesamente. 12.Hay quien empuña el cetro como un
gobernador de provincia, pero no podría aniquilar al que le ha ofendido.
13.Otro tiene en su diestra espada y hacha, pero no puede defenderse de la
guerra ni de los ladrones. 14.Por donde bien dejan ver que no son dioses. Así
que no les temáis. 15.Como el vaso que un hombre usa, cuando se rompe, se hace
inservible, así les pasa a sus dioses una vez colocados en el templo. 16.Sus
ojos están llenos del polvo levantado por los pies de los que entran. 17.Lo
mismo que a uno que ha ofendido al rey se le cierran bien las puertas, como que
está condenado a muerte, así los sacerdotes aseguran las casas de estos dioses
con puertas, cerrojos y trancas, para que no sean saqueados por los ladrones.
18.Les encienden lámparas y aun más que para ellos mismos, cuando los dioses no
pueden ver ni una sola de ellas. 19.Les pasa lo mismo que a las vigas de la
casa cuyo interior se dice que está aplillado. A los gusanos que suben del
suelo y los devoran, a ellos y sus vestidos, no los sienten. 20.Sus caras están
ennegrecidas por la humareda de la casa. 21.Sobre su cuerpo y sus cabezas
revolotean lechuzas vencejos y otros pájaros; y también hay gatos. 22.Por donde
podéis ver que no son dioses; así que no les temáis. 23.El oro mismo con que
los recubren para embellecerlos no lograría hacerlos brillar si no hubiera
quien le limpiara la herrumbre, pues ni cuando eran fundidos se daban cuenta.
24.A enorme precio han sido comprados esos dioses en los que no hay soplo de
vida. 25.Al no tener pies, son llevados a hombros, exhibiendo así a los hombres
su propia ignominia; y quedan también en vergüenza sus servidores, porque si
aquéllos llegan a caer en tierra, tienen que ser levantados por ellos. 26.Si se
les pone en pie, no pueden moverse por sí mismos; si se les tumba, no logran
enderezarse solos; como a muertos, se les presentan las ofrendas. 27.Sus
víctimas las venden los sacerdotes y sacan provecho de ellas; también sus
mujeres ponen una parte en conserva, sin repartir nada al pobre ni al enfermo;
y las mujeres que acaban de dar a luz y las que están en estado de impureza
tocan sus víctimas. 28.Conociendo, pues, por todo esto que no son dioses, no
les temáis. 29.¿Cómo, en efecto, podrían llamarse dioses? Son mujeres las que
presentan ofrendas ante estos dioses de plata, oro y madera. 30.Y en sus
templos los sacerdotes se están sentados, con las túnicas desgarradas, las
cabezas y las barbas rapadas y la cabeza descubierta; 31.y vocean chillando
delante de sus dioses como hacen algunos en un banquete fúnebre. 32.Los
sacerdotes les quitan la vestimenta para vestir a sus mujeres y sus hijos.
33.Si alguien les hace daño o favor, no pueden darle su merecido. Ni pueden
poner ni quitar rey. 34.Tampoco son capaces de dar ni riquezas ni dinero. Si
alguien les hace un voto y no lo cumple, no le piden cuentas. 35.Jamás libran a
un hombre de la muerte, ni arrancan al débil de las manos del poderoso. 36.No
pueden devolver la vista al ciego, ni liberar al hombre que se halla en
necesidad. 37.No tienen piedad de la viuda ni hacen bien al huérfano. 38.A los
peñasos sacados del monte se parecen esos maderos recubiertos de oro y plata, y
sus servidores quedan en vergüenza. 39.¿Cómo, pues, se puede creer o afirmar
que son dioses? 40.Más aún, los mismos caldeos los desacreditan cuando, al ver
a un mudo que no puede hablar, lo llevan donde Bel, pidiéndole que le devuelva
el habla, como si este dios pudiera percibir. 41.Y no pueden ellos, que
piensan, abandonar a sus dioses que no sienten nada. 42.Las mujeres, ceñidas de
cuerdas, se sientan junto a los casminos quemando como incienso el salvado,
43.y, cuando una de ellas, solicitada por algún transeúnte, se acuesta con él,
reprocha a su vecina de no haber sido hallada digna como ella y de no haber
sido rota su cuerda. 44.Todo lo que se hace en honor de ellos es engaño. ¿Cómo,
pues, se puede creer o afirmar que son dioses? 45.Han sido fabricados por
artesanos y orfebres, y no son cosa que lo que sus artífices quieren que sean.
46.Los mismos que los han fabricado no duran mucho tiempo; ¿cómo, pues, van a
ser dioses las cosas fabricadas por ellos? 47.Sólo mentira y oprobio han dejado
a su posteridad. 48.Y cuando les sobrevienen guerras o calamidades, los
sacerdotes deliberan entre sí dónde esconderse con ellos. 49.¿Cómo, pues, no
darse cuenta de que no son dioses los que no pueden salvarse a sí mismos de la
guerra ni de las calamidades? 50.No siendo otra cosa que madera dorada y
plateada, se reconocer reconocerá más tarde que no son más que mentira. Para
todos, naciones y reyes, quedará claro que no son dioses, sino obras de manos
de hombres, y que no hay en ellos obra alguna de un dios. 51.¿A quién, pues, no
parecerá evidente que no son dioses? 52.No pueden poner rey en un país, ni dar
a los hombres la lluvia. 53.No saben juzgar sus pleitos, ni liberar y proteger
al agraviado, porque son incapaces; como cornejas son entre el cielo y la
tierra. 54.Pues si llega a prender el fuego en la casa de esos dioses de
madera, dorados y plateados, sus sacerdotes escaparán y se pondrán a salvo,
pero ellos serán, como postes, presa de las llamas. 55.Tampoco pueden resistir
a rey ni a ejército enemigo. 56.¿Cómo pues, admitir o creer que son dioses?
57.Ni de ladrones y salteadores pueden defenderse estos dioses de madera,
plateados y dorados; aquéllos, más fuertes que ellos, les quitan el oro, la
plata y la vestimenta que los recubre, y se van con ello, sin que los dioses
puedan socorrerse a sí mismos. 58.De modo que es mucho mejor ser un rey que
ostenda su poder, o un utensilio provechoso en una casa, del cual se sirve su
dueño, que no estos falsos dioses; o una puerta en una casa, que guarda cuanto
hay dentro de ella, que no estos falsos dioses; o bien un poste de madera en un
palacio, que no estos falsos dioses. 59.El sol, la luna y las estrellas, que
brillan y tienen una misión, son obedientes: 60.igualmente el relámpago, cuando
aparece, es bien visible; asimismo el viento sopla en todo país; 61.las nubes,
cuando reciben de Dios la orden de recorrer toda la tierra, la ejecutan al
punto; y el fuego, enviado de lo alto a consumir montes y bosques, hace lo que
se le ha ordenado. 62.Pero aquéllos no pueden compararse a ninguna de estas
cosas, ni en presencia, ni en potentia. 63.Así que no se puede creer ni afirmar
que sean dioses, puesto que no son capaces de hacer justicia ni de proporcionar
bien alguno a los hombres. 64.Sabiendo, pues, que no son dioses, no les temáis.
65.Tampoco pueden maldecir ni bendecir a los reyes; 66.ni hacer ver a las
naciones señales en el cielo; ni resplandecen como el sol, ni alumbran como la
luna. 67.Las bestias valen más que ellos, porque pueden, refugiándose bajo
cubierto, ser útiles a sí mismas. 68.Por ningún lado, pues, aparece que sean
dioses; así que no les temáis. 69.Como espantajo en cohombral, que no guarda
nada, así son sus dioses de madera, dorados y plateados. 70.También a un espino
en un huerto, en el que todos los pájaros se posan, o a un muerto echado en
lugar oscuro, se pueden comparar sus dioses de madera, dorados y plateados.
71.Por la púrpura y el lino que se pudre encima de ellos, conoceréis también
que no son dioses. Ellos mismos serán al fin devorados y serán un oprobio para
el país. 72.Mucho más vale, pues, el hombre justo, que no tiene ídolos; él
estará lejos del oprobio."