Para muchos religiosos, existe una gran diferencia entre una idea que se dice en un libro que no es canonizado y una idea que se menciona en un libro canonizado, más aún cuando se trata de una crítica o de una ofensa. La canonización es la homologación de la autoridad de un texto o la santificación de un devoto. Siendo así, en la rivalidad entre las religiones, cuando una ofensa o una crítica se hace sobre otra religión, si la fuente de esta ofensa es un texto no canonizado, el efecto no es el mismo si ésta hubiera sido hecha por una obra canonizada. Es decir, la mención en un texto popular y no canonizado no produce el mismo impacto de la mención en un texto canonizado. Esta es una mentalidad muy común en la cultura religiosa. Un ejemplo es lo que sucedió con los relatos hostiles sobre Jesús en la colección del Sefer Toledoth Yeshu (Libro sobre la Vida de Jesús), la versión judía sobre la vida de Yeshu (Jesús), la cual nunca fue canonizada en el Judaísmo, permaneciendo siempre como textos populares, los cuales nunca incomodaron tanto a los cristianos. En cambio, muy diferente fue el impacto de las menciones hostiles sobre Jesús (Yeshu) en el Talmud, un texto sagrado y canonizado, el segundo en la autoridad judaica después de la Biblia Hebrea. Aunque el Talmud reproduce sólo breves menciones ofensivas sobre Jesús (Yeshu, Yeshu ha-Notzri, ben Stada, ben Pandera, etc.), su impacto sobre el clero cristiano fue estruendoso, provocando reacciones furiosas (persecución, prohibición de lectura, censura y quema ), tal como se indica a continuación; mientras que el Toledoth Yeshu extrapola en las hostilidades y en las humillaciones de Yeshu (Jesús), con relatos mucho más extensos y ofensivos, pero nunca incomodó tanto las autoridades cristianas como el Talmud importunó. La diferencia estaba en la autoridad canónica. Por lo tanto, el breve estudio a continuación busca mostrar una de las tantas versiones sobre la vida de Jesús, esta vez desde la perspectiva de una tradición de fuera del Cristianismo, versiones emergentes en los primeros siglos de la era cristiana. Los Primeros Registros de las Versiones Judías sobre Jesús (Yeshu) Así como los evangelios apócrifos difieren de los evangelios canónicos en los relatos de la vida y de los dichos de Jesús, pero sin hostigarlo, las narraciones anticristianas de los judíos, a su vez, van mucho más lejos al depreciar y burlarse de Jesús. Estos relatos hostiles no son creaciones medievales, tal como muchos cristianos piensan. Porque existen documentos que confirman que las versiones judías de los episodios de la vida de Jesús, muy diferentes de las versiones de los evangelios canónicos y apócrifos, ya circulaban oralmente en el segundo siglo, sólo se amplió durante la Edad Media. El más antiguo registro aparece en la obra Diálogo con Trifón, el Judío, del apologista cristiano Justino, el Mártir, compuesta probablemente en el año 135 e.c. En ella, Trifón, un judío ficticio creado por Justino, sólo para efecto literario, afirma que "Jesús, un impostor de Galilea, que nosotros crucificamos, pero que sus discípulos lo robaron por la noche de la tumba, donde estaba acostado cuando se saiyú de la cruz y ahora engañan a los hombres afirmando que él resucitó de los muertos y subió al cielo" (Dialogue with Trypho, The Jew, capítulo 108 - Praten, 1867: 235). Que el robo del cuerpo de Jesús era una polémica desde los primeros años puede ser confirmado en el Evangelio de Mateo 28.12-5, cuando los sacerdotes judíos se reunieron con los líderes religiosos y elaboraron un plan. "Ellos dieron a los soldados grande suma de dinero, diciéndoles: ustedes deben declarar lo siguiente: sus discípulos vinieron durante la noche y hurtaron el cuerpo mientras dormían. (...). Así, los soldados recibieron el dinero y siguieron las instrucciones. Y esta versión se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy" (Mt. 28.12-5). Aún más hostil es el resumen de la vida de Jesús en La Doctrina Verdadera (gr. Λόγος Αληθής – Logos Alethes) del pensador griego Celso, una obra perdida del siglo II y, sin embargo, reproducida en gran parte en la heresiologia Contra Celsum (gr. Κατά Κελσου - Kata Kelsou) del cristiano Orígenes (siglo III e.c.), escrita en la intención de refutar las críticas del citado autor griego. Celso acusó a Jesús de haber inventado
3 su nacimiento de
una virgen; y advierte a Jesús de haber nacido de una aldea judía, de una pobre
mujer del campo, que logra su sustento con el tejido, y que fue expulsada de
casa por su marido, un carpintero de profesión, porque fue condenada por
adulterio, después de haber sido expulsada por su marido, ella deambuló por un
tiempo, entonces ella desgraciadamente dio a luz a Jesús, un hijo ilegítimo,
que habiendo trabajado como siervo en Egipto, en virtud de su pobreza, adquirió
algunos poderes milagrosos, de los cuales los egipcios se enorgullece mucho,
regresó a su propio país, muy entusiasmado por ellos, y por medio de estos
poderes se ha proclamado un dios”
(Origen Contra Celsum, vol. I. 28 y 32 - Chadwick, 1980: 28 y 31, véase
también: Schonfield, 1937: 132-8, Schäfer, 2007: 18-9 y Cook, 2011: 215s ).
Celso también reveló su sospechosa sobre la veracidad de los relatos
evangélicos, diciendo que "aunque yo podría decir mucho sobre lo que le
sucedió a Jesús que es verdadero y nada como los relatos que fueron escritos
por los discípulos..." (Origen Contra Celsum, vol. II. 13 – Chadwick,
1980: 78 y Schonfield, 1937: 132). Más adelante añade que algunos
"creyentes cristianos, con que en un brote de embriagues, llegaron al
punto de alterar el texto original del evangelio tres, cuatro o varias veces,
ellos alteraron su contenido a fin de capacitarlos a negar las dificultades en
el caso de las críticas" (Origen Contra Celsum, vol. II.27 - Chadwick,
1980: 90 y Schonfield, 1937: 133).
Celso desconfió de los fenómenos milagrosos ocurridos durante el
bautismo de Jesús, por
Juan Bautista, narrados
en los evangelios canónicos, cuestionando directamente a Jesús de la
siguiente manera: "Cuando usted estaba bañando, cerca de Juan, usted dice
que usted vio lo que parecía ser un pájaro que vuela en su dirección del aire.
¿Qué testigo confiable
vio esta aparición,
o que oyó
una voz del
cielo considerando usted como el hijo
de dios? No hay prueba excepto su palabra, y la evidencia que
usted es capaz de presentar es de uno de sus hombres que fue castigado
como usted. (Origen
Contra Celsum, I. 41
- Chadwick, 1980: 39). También,
Celso cuestionó la divinidad de Jesús con relación a su fuga después de
la condenación, un episodio que no aparece en los evangelios canónicos, tampoco
en los apócrifos, pero conocido de la
tradición judía de
aquella época, de
la siguiente manera:
"Cómo podremos nosotros lo consideramos un dios, cuando en otras ocasiones,
tal como la gente percibió, él no manifestó algo de lo que había prometido
realizar, y cuando lo condenamos, lo sentenciamos y decidimos que él debía ser
castigado, él fue atrapado y huyendo de la manera más humillante y, en verdad,
fue traicionado por aquellos que él
llamaba de discípulos?
(Origen Contra Celsum,
II.09 - Chadwick,
1980: 73 y Schonfield, 1937: 137). Con el tiempo, nuevos episodios
hostiles fueron añadidos a esta
tradición judaica y transmitidos oralmente, de generación a
generación, hasta que
algunos fragmentos fueron incluidos, a través de menciones, en el
Talmud, tal vez alrededor de 300 e.c.,
hasta el año 600 e.c., después
en el comentario rabínico
Midrash, para finalmente ser compilados
en forma escrita, a través de diferentes versiones, durante la Edad Media, en
una colección conocida por Sefer Toledoth Yeshu (El Libro de la Historia de la
Vida de Jesús). El Talmud El Talmud (דמ ְל ת) es el documento de formación
del Judaísmo Rabínico al final de la Antigüedad. Él es el texto de mayor
autoridad para los judíos después de la Biblia Hebrea (Tanakh). Se trata de una
extensa compilación de la Ley Oral (Torah Shebealpeh), mientras que la Torá
es la Ley Escrita (Torah Shebikhtav),
en otras palabras, es la
interpretación oral de la Ley Escrita preservada anteriormente sólo en la
memoria y transmitida oralmente. Hay dos versiones del Talmud: el Talmud
Palestino (Talmud Yerushalmi), concluido hacia el siglo IV e.c. y el Talmud
Babilónico (Talmud Bavli), concluido hacia el siglo VI e.c., este último es el
más extenso y el más estimado. Está constituido de dos partes compiladas en dos
etapas, la más antigua es la Mixná (tradición),
y la posterior
es la Guemará
(comentario). También hay
comentarios
4 suplementarios
conocidos por Tosefta y Midrash, que generalmente no se incluyen en los
volúmenes talmúdicos. El Talmud pertenece a la secta de los fariseos, la única corriente antigua del Judaísmo
pre-rabínico que sobrevivió a la destrucción del Segundo Templo (70 e.c.). El
motivo para la compilación de las leyes del Talmud, para la forma escrita,
puede haber sido el temor, de los pocos rabinos sobrevivientes tras la gran
revuelta, de que la tradición oral podría perderse. El Talmud es una obra muy extensa, posee 64
tratados (masekhtot) divididos en 06 órdenes (sedarim). La traducción inglesa
de la publicación de Soncino Publishing House de 1935-52 abarcó 35 volúmenes,
luego reimpreso en 18 volúmenes en el año 1961
y la edición electrónica
tiene casi 10 mil páginas.
La literatura talmúdica se desarrolló por etapas. La primera etapa es
conocida por período tannaico, nombre atribuido en virtud de los sabios Tannaim
de aquella época, del siglo I
a.e.c. hasta aproximadamente el año 200
e.c. El principal texto de la literatura tannaica es la Mixná. Después de que
los romanos aplastaron la revuelta judaica en 70 e.c., los fariseos fueron el único grupo organizado
en el judaísmo a sobrevivir. Con el permiso romano, crearon un centro rabínico
en la costa de Palestina, con el más influyente rabino de la época, Yohanan ben
Zakkai, como el líder. Ellos asumieron la tarea de comenzar a compilar las
antiguas tradiciones legales de los fariseos, algunos de los primeros siglos
a.e.c. El cuerpo de textos hasta entonces preservado en la memoria fue
estudiado y su codificación iniciada. A continuación, el rabino Akiba y el
rabino Meir asumieron la tarea, y el material fue organizado en categorías
legales. Después del año 200 e.c., el proceso fue concluido por el rabino
Judá, el Príncipe, quien supervisó la compilación de la colección de leyes religiosas en la Mixná,
y entonces el período tannaico terminó.
En función de la ley judaica ser mutable, el proceso de interpretar la
Torá, en nuevos casos, continuó
después del año
200 e.c. Entonces
comenzó el período amoraico del Judaísmo Rabínico,
nombre extraído de los sabios rabinos (Amoraim) de aquella época. La Mixná se
ha convertido en un tema de desarrollo teológico y legal. Finalmente, dos
Guamarás sobre la Mixná se desarrollaron, uno en Palestina y uno más extenso (y
finalmente mucho más influyente) en Babilonia. Entonces, dos colecciones
del Talmud emergieron:
El Talmud Palestino,
también conocido como
Talmud de Jerusalén o Yerushalmi,
fue completado alrededor de 350 e.c., y otro más externo, el Talmud Babilónico,
conocido también por Talmud Bavli, completado alrededor del año 500 e.c. A
pesar de la autoridad y
del enorme prestigio del Talmud
dentro de la comunidad judaica, sobre todo entre los
ortodoxos, aun así no quedó inmune a las críticas. El conocido reformador judío
Abraham Geiger declaró, en el siglo XIX, que el Talmud era "un coloso
torpe que necesitaba ser derribado" (De Lange, 2000: 56). Y en la
definición de algunas feministas judaicas, el Talmud es "un gigantesco
monumento de discriminación y de sumisión de la mujer". No son todas las
corrientes judaicas que lo aceptan en
su totalidad, algunas
lo reinterpretan a
la luz de
la mentalidad contemporánea, y
otras lo rechazan por completo. El inmenso sentimiento de misoginia, de prejuicio,
de discriminación y
de sumisión de
la mujer en
el Talmud sólo
es comparable al del misógino Manusmrti (Código de Manu) de los hindúes.
En razón de su extensión y
de su obsolescencia, las
leyes arcaicas del
Talmud desafían las costumbres de la época contemporánea, así
como contrarresta algunas convenciones de la ONU sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación. Por lo tanto, para los más críticos, el Talmud es
una pieza arqueológica que debería estar expuesta en un museo, en función de su
obsolescencia. La Persecución, la
Censura y la Quema del Talmud La
intolerancia de la Iglesia Católica, durante la Edad Media, llegó hasta el
punto de admitir que la simple exposición a las ideas y los libros herejes era
suficiente para poner en peligro la eterna salvación de sus fieles. Con tal
preocupación en mente, la Iglesia se movilizó para proteger su séquito a través
de la censura o de la quema de
5 libros que eran
considerados peligrosos. La censura abarcaba desde la persecución, pasando por
la obligación de borrar fragmentos censurados, por la prohibición de su
lectura, por la confiscación, hasta la quema en la hoguera en plaza pública.
También, varios Indices (listas de libros prohibidos) fueron emitidos. Aunque la Iglesia ya había perseguido
algunos libros y promovido su quema, la persecución al Talmud se inició en 1236
e.c., cuando un apóstata judío, Nicholas Donin, envió un memorando al papa
Gregorio IX relacionando 35 acusaciones contra el Talmud, alegando que éste
poseía blasfemias sobre Jesús y sobre el
Cristianismo. Entonces, en 1239 e.c., el papa Gregorio IX ordenó una
investigación y, como resultado de
ésta, envió cartas a
los sacerdotes de Francia
resumiendo las acusaciones
y ordenando la confiscación de libros judíos en marzo de 1240 e.c. Tras
el debate de Barcelona en 1263 e.c., Santiago, el rey de Aragón, ordenó que los
judíos debían, dentro de tres meses,
eliminar todos los pasajes en sus
escritos que fueran ofensivos al Cristianismo. La desobediencia de este orden
podría resultar en duras sanciones y en la destrucción de las obras en
cuestión. La intromisión
oficial de la
Iglesia en la
vida judía salió
a la luz
con la persecución del Talmud.
Relacionado en 1559 e.c. en el Index Auctorum et Librorum Prohibitorum, emitido
por el papa Pablo IV, el Talmud fue sometido a innumerables debates, ataques y
quema. En marzo de 1589
e.c., el papa
Sexto V extendió
la prohibición en su Index a los libros de los judíos, conteniendo
cualquier cosa que pudiera ser interpretada como contra la Iglesia Católica. En
1595 e.c., el Index Expurgatorius de los libros judíos fue creado. Este índice
relacionaba libros que no podían ser leídos sin tener los pasajes revisados y
borrados antes de la publicación. Los revisores oficiales, que generalmente
eran judíos apóstatas, eran indicados para efectuar esta revisión de acuerdo
con las reglas establecidas en el De Correctione Librorum, que aparecían en el
Index de Clemente VIII, en 1596 e.c.
Con eso, pasajes del Talmud fueron borrados, alterados e incluso
rasgados. Cerca de 420 libros hebreos fueron relacionados en un manuscrito de
1903. Existen miles de libros judíos con señales de interferencia de censor,
palabras y pasajes enteros borrosos con tinta, e incluso firmas de los censores
al final de los volúmenes. Una gran cantidad de errores textuales en las
ediciones patrones de los libros hebreos debe su origen a
tales actividades de
los censores. La
última edición del
Index Librorum Prohibitorum
papal, en 1948, aún incluía obras judías (para profundizar, consultar:
Steinsaltz, 1976: 81-5). Peter Schäfer
resumió así: "La
historia de la
transmisión del texto
Bavli (Talmud Babilónico) se ve dificultada por el hecho de que muchos
de los manuscritos más antiguos están perdidos a causa de la política agresiva
de la Iglesia Católica contra el Talmud, la cual culminó en las muchas quema
del Talmud, ordenadas por la Iglesia (la primera en 1242 e.c., en París). Pues,
después del infame debate judío-cristiano de Barcelona en 1263 e.c., la Iglesia
comenzó (generalmente confiando en la experiencia de judíos convertidos) a
censurar el texto del Talmud y a eliminar (borrar, borrar, etc.) todos los
pasajes que los expertos creían que eran censurables u ofensivas a la doctrina
cristiana. Sin decir que los pasajes que referían a Jesús se convirtieron en la
víctima principal de tal actividad" (Schäfer, 2007: 132). Los manuscritos utilizados por Peter
Schäfer Gracias a la actual tecnología de reunir una enorme cantidad de datos y ponerla disponible
electrónicamente para investigadores, las investigaciones sobre el Talmud se
han favorecido enormemente. Con este nuevo recurso, se pueden consultar
gigantescas bases de datos en línea de muchos manuscritos talmúdicos. Peter
Schäfer utilizó en su libro Jesús in Talmud 14 manuscritos, tanto los censurados
como los no censurados; también dos versiones impresas, Soncino (1484-1519) y
Vilna (1880-1886), también con extractos censurados y no censurados.
Obviamente, los fragmentos no censurados son aquellos que son importantes para
saber lo que el Talmud dice sobre
6 Jesús. El más
antiguo utilizado por Peter Schäfer fue el manuscrito Firenze II-I-7-9 de 1177
e.c., y el más reciente el manuscrito Herzog 1, un manuscrito yemení de 1565
e.c. Lista completa en Schäfer, 2007: 131-2. Un manuscrito muy utilizado por él
en muchas partes de su estudio fue el manuscrito Múnich Cod. Hebr. 95 de 1342
e.c. En él se reproduce una lista de
los fragmentos de donde Jesús es mencionado en
el Talmud mostrando
la manera en
que Jesús es
descrito en los
diferentes manuscritos, así como los fragmentos que son borrados o
alterados por los censores (p.113-41). Por ejemplo, el pasaje del Tratado
Gittin 57a del Talmud dice: "él fue y trajo a Jesús" (manuscrito
Múnich 95), mientras que la versión impresa Soncino omite el final de la frase;
"Él fue y trazo...", y la versión impresa Vilna cambia el final de la
frase de la siguiente manera: "él fue y trajo a los pecadores de
Israel". El manuscrito Vaticano 130 añade: "él fue y trajo a Jesús el
Nazareno" (Schäfer, 2007: 141).
Una curiosidad sobre
la censura en
los fragmentos de
los manuscritos analizados por
Peter Schäfer (p.141-5) es
que, en algunos de ellos,
los censores parecen haber sido negligentes el descuidos, ya que algunos
fragmentos con referencia a Jesús fueron censurados, mientras que en otros no.
Más curioso es cuando una frase idéntica sobre Jesús es mencionada en los
pasajes diferentes en un mismo manuscrito, y la frase sólo es censurada en un
pasaje, dejando la otra intacta. La
Discusión sobre las Menciones de Jesús en el Talmud En la primera lectura de los trechos del
Talmud que mencionan a Jesús es posible notar el desprecio de los rabinos por
él y por el Cristianismo. En su visión, Jesús no era una figura religiosa
importante y el Cristianismo una secta insignificante. Jesús es mencionado en
pasajes breves, generalmente ejemplificando un autor de un mal hecho, o
como ejemplo de
un pervertido. El
desprecio es tanto
que llega a ser
mencionado a veces como peloni (una cierta persona), o
en otros pasajes ningún nombre es mencionado en episodios claramente
referentes a él, incluso en pasajes de manuscritos que no fueron censurados. Por lo tanto, este desprecio dificulta la
identificación de la mención de Jesús en los pasajes más implícitos, dificultad
que divide a los investigadores de este asunto en aquellos que son
minimalistas, o sea, aquellos que atribuyen un pequeño número de pasajes
referentes a Jesús, los maximalistas, es decir, los que atribuyen un gran
número de pasajes a Jesús y, finalmente, los moderados, que son aquellos que
atribuyen una cantidad moderada, permaneciendo
entre los dos
extremos. Como resultado
del carácter implícito en la mención de Jesús, una calurosa discusión
sobre este asunto surgió entre los investigadores. Con base en este debate, los
pasajes referentes a Jesús pueden ser divididos en pasajes explícitos, donde él
es mencionado directamente por los
nombres Yeshu (Jesús)
y Yeshu ha-Notzri
(Jesús el Nazareno) y los
pasajes implícitos, donde es mencionado por nombres tales como: ben Stada (hijo
de Stada), ben Pandera (hijo de Pandera), Balaam o peloni (una cierta persona). Los trechos
censurados en los manuscritos añaden aún
más dificultad en la
identificación de la mención sobre Jesús. Por lo tanto, no será posible seguir
en este estudio solamente la traducción
inglesa de la
versión impresa Soncino,
ya que ésta
omite los trechos censurados, pero,
para efecto de mayor
alcance, será utilizado
aquí el cotejo de diferentes manuscritos hecho por
Peter Schäfer en su libro (p. 131-41), lo que hace posible la identificación de
los fragmentos censurados, así como el conocimiento de la redacción original en
los fragmentos de los manuscritos que escaparon de la furia de los censores
cristianos. La Familia de Jesús
(Yeshu) Antes de mencionar los pasajes
en el Talmud Babilónico que mencionan a los familiares de Jesús (Yeshu) es
necesario informar la versión judía de su nacimiento. Muy diferente de los
evangelios canónicos, en las versiones judías, desde el registro del
7 pensador griego
Celso y pasando por algunas
versiones del Sefer Toledoth Yeshu
compiladas en la Edad Media, Jesús no nació de una madre virgen, sino de una
relación adúltera entre su madre Miriam (María) y el soldado José Pandera, pues
ella ya estaba comprometida con un novio, por lo tanto Jesús fue un hijo
bastardo. Entonces, Peter Schäfer explica por qué el nombre "Stada"
es también atribuido a su madre Miriam (María): "Stada es un epíteto
que deriva de la raíz aramea / hebraica
sat.ah / sete (desviar del camino correcto, extraviar, ser infiel). En otras
palabras, su madre Miriam era también llamada "Stada" porque ella era
una Sotah, una mujer sospechosa de adulterio, o mejor, condenada
por adulterio" (Schäfer, 2007: 17). Su padre biológico, José Pandera,
era un soldado que residía
cerca de la casa de su
madre Miriam, entonces él,
atraído por su belleza, la sedujo. Ella se quedó embarazada y enseguida dio a
luz a un hijo bastardo, quien bautizó con el nombre de Yeshu (Jesús). Esta
tradición parece anteceder al Toledoth Yeshu y al Talmud, una vez que es
relatada en la obra de Celso, donde "la madre de Jesús es descrita como
siendo expulsada de casa por el carpintero con quien ella estaba comprometida,
ya que fue condenada por adulterio y tuvo un hijo con un cierto soldado llamado
Panthera (Pandera)" (Origen Contra Celsum, I.32 - Chadwick, 1980: 31,
véase también: Schäfer, 2007: 19). El
desprecio de los rabinos por Jesús era
tanto, en los primeros años del Cristianismo, que en el Tratado Shabbhat 104b
del Talmud Babilónico, ellos se involucra en las siguientes dudas y
confusiones: "Él era el hijo de Stada y no el hijo de Pandera? Rabino
Hisda dijo: el marido era Stada y el amante Pandera. Pero, ¿no era el marido
Pappos ben Yehuda y su madre Stada? Su madre era Miriam, la mujer que dejó el
pelo crecer. Esto es lo que dicen sobre ella en Pumbeditha: Esta fue expulsada
de casa por haber sido infiel al marido" (Schäfer, 2007: 16, véase también:
Herford, 1903: 35 y Van Voorst, 2000: 109).
Jesús como un Tolo Antes de citar
la próxima mención de Jesús
en el Talmud, es necesario informar el contexto de la cual fue
retirada. A diferencia de los evangelios canónicos, cuyos milagros de Jesús son
de origen divino, la tradición judía registra dos versiones sobre el origen de
los poderes mágicos de Jesús. La versión registrada en algunos textos del
Toledoth Yeshu informa
que Jesús, a
fin de obtener
poder, robó el conocimiento del Nombre Inefable de Dios
en el templo de Jerusalén, a través de la trampa de escribir el nombre en un
pequeño pedazo de pergamino y esconderlo en un corte hecho en su pierna, a fin
de no ser sorprendido por los leones que guardaban la salida del santuario, que
hacían aquellos que memoriza el nombre, lo olvidara con el rugido de los
leones. Otra versión, registrada por el pensador griego Celso, afirma que Jesús
aprendió su magia en Egipto, cuando trabajó en aquella región como siervo.
"Ella (María) deambuló por un tiempo, entonces ella desgraciadamente dio a
luz a Jesús, un hijo ilegítimo, que habiendo trabajado como siervo en Egipto,
en virtud de su pobreza, adquirió algunos poderes milagrosos, de los cuales los
egipcios se enorgullecen mucho, regresó a su propio país, muy entusiasmado a
causa de ellos, y por medio de estos poderes se proclamó un dios" (Origen:
Contra Celsum, vol. I. 28 y 32 - Chadwick, 1980: 28 y 31, véase también:
Schonfield, 1937: 132-8, Cook, 2011: 215s y Botelho, 2016: 03). Esta última versión es la que se menciona
en el mismo tratado Shabbat 104b, durante una discusión sobre el permiso o la
prohibición de escribir durante el día del Sabbat. Jesús
(Yeshu) es mencionado con un
ejemplo de quien no
respetó esta prohibición.
¿"Pero, ben Satra (Stada) no sólo aprendió de tal modo? Es decir, ¿no usó
tatuajes sobre su cuerpo como una ayuda para facilitar el aprendizaje (del
Nombre Inefable), por eso no eran ellas (los tatuajes) claramente letras y por
eso prohibidas de ser escritas en el Sabbat”? Más adelante Jesús es ofendido de
la siguiente manera: ¿"Pero, ben Stada (Jesús) no trajo brujería de Egipto
por medio de tatuaje (biseritah)
8 sobre su
piel"? De allí,
tres rabinos desconsideraron esta objeción
con el contra-argumento de que Ben Stada (Jesús) era
un tonto, y que ellos (los rabinos) no dejarían que el comportamiento de un
tonto influenciara la implantación de las leyes del Sabbat" (Schäfer,
2007: véase también: Herford, 1903: 35; Klausner, 1926: 21 y Van Voorst, 2000:
109). Jesús como un Discípulo
Inconveniente Otra mención de Jesús
(Yeshu) en el Talmud Babilónico aparece en el Tratado Senhedrin 103a, en un
pasaje comentando un verso de los Salmos (91.10): "... ninguna plaga
acercará su tienda; que no tenga un hijo que públicamente estropea su comida,
tal como Jesús el Nazareno (Yeshu
Ha-Notzri) "(Schäfer, 2007: 26, véase también: Herford, 1903: 56-7 y Van
Voorst, 2000: 113). Peter Schäfer
explica que la frase "estropear su comida" se refiere a una frase idiomática
de la época que significaba "cometer una acción inconveniente" (ídem:
27). Entonces, Jesús es aquí citado como un ejemplo de alguien que cometió una
acción inconveniente. Jesús Hostilizado
por su Propio Maestro En un
episodio absolutamente desconocido
de los textos
canónicos y apócrifos, narrado en
el Tratado Sanhedrin 107b del Talmud Babilónico, Jesús (Yeshu) es empujado por
su propio maestro, Yehoshua b. Perahya: "... ni como Yehoshua b. Perahya,
que empujó a Jesús de Nazaret con ambas manos" (ídem: 34). En
otro episodio en el Tratado
Sotah 47a, aún
más estaño a
los textos canónicos y apócrifos,
Jesús es excomulgado por su maestro (Yehoshua b. Perahya), cuando ambos estaban
en una posada y su maestro se sintió atraído por la belleza de la posadera:
"Él (Yehoshua b. Perahya) se levantó, salió y se encontraba en un cierto
hostal. Ellos (los huéspedes y los empleados) le prestaron gran respeto. Él
dijo: "Cómo esta posadera es bonita! Él (Jesús) dijo: "Maestro, los
ojos de ella están lacrimosos". Él (Yehoshua b. Perahya), preguntó:
"¿Usted, discípulo perverso, usted se ocupa con tal pensamiento? Entonces,
él emitió 400 soplos de shofar y lo excomulgó. Él
(Jesús) estuvo delante del maestro varias veces y él decía: "Recibirme",
pero él (Yehoshua b. Perahya) rechazaba darle atención. Un día, mientras el maestro estaba recitando a
Shemá, él (Jesús) vino a él (el maestro). Esta vez, él (Yehoshua b. Perahya)
deseó recibirlo e hizo una señal para él (Jesús) con la mano. Pero él (Jesús)
pensó que él (el maestro) quería dispensarlo de nuevo. Él (Jesús) salió,
arregló un ladrillo y lo adoró. Él le dijo: "arrepentirse", pero
Jesús le respondió: "Así lo aprendí contigo: quienquiera que peca o haga
que los demás pecare, es privado del poder de
hacer penitencia". El
maestro dijo: "Jesús el Nazareno practicó magia, engañó y condujo al
pueblo de Israel al error" (Schäfer, 2007: 35, véase también: Van Voorst,
2000: 111-2). Tal como podemos percibir arriba, es nítida la intención de
los rabinos de depreciar el papel de
Jesús como discípulo, así como el de ridiculizar la competencia de Yehoshua b.
Perahya como maestro. La Ejecución de
Jesús Muy diferente de la versión
canónica, cuya muerte de Jesús sucedió en la cruz, la versión del Talmud
Babilónico relata que elle fue inicialmente colgado y luego un heraldo salió
anunciando, 40 días antes, su ejecución por lapidación. Por lo tanto, en vez de
ser crucificado, Jesús fue primero colgado, para después ser apedreado hasta la
muerte. El relato aparece en el Tratado Sanhedrin 43a: "En la víspera del
Sabbat, la víspera de la Pascua, Jesús el Nazareno fue colgado. Y un heraldo
salió 40 días antes anunciando: 'Jesús el
Nazareno será apedreado
porque él practicó
hechicería
9 (kishshef), instigó
(hissit) y sedujo a Israel a la idolatría. Quien quiera que sepa de algo en su
defensa, que venga y la declare. Pero, una vez que ellos no encontraron algo en
su defensa, ellos lo dependieron en la víspera del Sabbat, la víspera de la Pascua.
Ulla dijo; "¿Usted supone que Jesús el Nazareno fue alguien por quien una
defensa debería ser hecha? Él fue un mesit (alguien que instigó a Israel a la
idolatría), con respecto a quien el Dios Misericordioso dice: "No muestre compasión por
él y no lo proteja" (Deuteronomio, 13.09). Con
Jesús el Nazareno fue diferente, pues él estaba cerca del gobierno"
(Schäfer, 2007: 64-5, véase también: Herford, 1903: 83). Una vez más, la mención de Jesús (Yeshu)
ocurre en medio de una discusión, esta vez, sobre el procedimiento de ejecución
de un condenado, como un ejemplo de cómo el rito de ejecución debe ser
ejecutado. P. Schäfer explica que la frase final "con Jesús el Nazareno
fue diferente, pues él estaba cerca del gobierno", significa que los
judíos tomaron las más cuidadosas precauciones, pues Jesús tenía amigos en el
alto rango del gobierno, tal vez una referencia al interés de la esposa de
Poncio Pilato por la información del pueblo de que Jesús realizaba
milagros. Este episodio talmúdico deja
clara la reacción de los rabinos a la alegación de los cristianos de que Jesús
fue acusado por falsos testigos y que no tuvo tiempo de defenderse, por eso la
introducción del personaje del heraldo con su anuncio de la ejecución con 40
días de antelación (Van Voorst, 2000: 114, 117-8 y 120). Los Discípulos de Jesús Muy diferente de los evangelios canónicos
que enumeran doce discípulos principales de Jesús (Mt, 10.01-4, Mc, 03.13-9 y
Lc, 06.12-6), el Talmud Babilónico, en el tratado Sanhedrin 43a-b, enumera sólo
cinco discípulos. El pasaje dice: "Nuestros rabinos enseñaron, Jesús el
Nazareno tuvo cinco discípulos, ellos son: Mattai, Maqqai, Netzer, Buni y
Todah" (Schäfer, 2007: 75). Note que, excepto el nombre Mattai, el cual se
asemeja al nombre Mateo, los demás no tienen semejanza con los nombres de los
apóstoles mencionados en los evangelios. Además, este pasaje informa que los
cinco discípulos murieron junto a Jesús. Tal vez un intento de desmentir la
versión canónica de que ellos
testificaron la resurrección
de Jesús después
de la muerte
y, consecuentemente, con ello poner en duda la ocurrencia de este
fenómeno. Jesús en el Infierno en Lugar
del Cielo En un pasaje bizarro, Jesús
es mencionado en el Talmud Babilónico, en el tratado Gittin 56b y 57a, como uno
de los tres mayores villanos de la historia judía, junto con Tito, el
destructor del Segundo Templo, y con Balaam, el profeta de las naciones. Todos
tres están en el infierno, donde están cumpliendo castigo por sus malhechores.
La base de la historia y el pasaje en la Mixná, que enumera aquellos terribles
pecadores que no tienen más
posibilidades en la
vida futura. El interlocutor es
Onqelos, un personaje que estaba delante de convertirse al Judaísmo.
Después de entrevistar a Tito y Balaam, "él (Onqelos) fue y trajo a Jesús
el Nazareno (Yeshu ha-notzri) de su sepultura a través de la necromancia y le
preguntó: ¿Quién es importante en aquel mundo (en el infierno)? Él (Jesús)
respondió: Israel. Onqelos: Entonces, ¿qué tal unirse a él? Jesús - Busque el
bienestar de ellos, no busque su mal. Quienquiera que los toque, es como si
tocara la pupila de dios. Onqelos: ¿Cuál es su castigo? Jesús: Con excremento
hirviendo. Pues el maestro dijo: Quien quiera que burle de las palabras del amo
es castigado con excremento hirviendo. "Ven y vea la diferencia entre los
pecadores de Israel y los profetas de las naciones gentiles" (Schäfer,
2007: 85, véase también: Herford, 1903: 68).
10 La conversación
es muy extraña, Jesús ya está muerto, sufriendo castigo en el infierno y es
traído de su sepultura, a través de la magia, para responder a algunas
preguntas. La intención de ridiculizar a Jesús es clara, es castigado con
excremento hirviendo. Además, la pretensión de desmentir
la ocurrencia de la
resurrección es implícita, pues,
en vez de resucitar y de subir al cielo a continuación, él está en el
infierno, cumpliendo castigo.
Las explicaciones sobre
este pasaje por
P. Schäfer también son confusas
(p.87). Consideraciones finales Al igual que en la colección del Sefer
Toledoth Yeshu, las menciones de Jesús en el Talmud Babilónico también tienen
poco valor histórico, ya que se ocupan más de la naturaleza de la afrenta y de
la polémica contra el fundador de una secta odiada, que de relatos objetivos de
credibilidad histórica, por lo que estos relatos no son documentos históricos.
Decir así no significa que toda credibilidad histórica debe entonces atribuirse
a los textos canónicos o, mucho menos, a los apócrifos. Estos tampoco son documentos
históricos, sino vehículos de un incipiente programa catequético destinado a
exaltar a Jesús, a través de la composición de narrativas que combinaban hechos
y ficciones, junto con el objetivo de persuadir y de arrebatar seguidores en
los primeros años del crecimiento de la secta cristiana. Por lo tanto, están
más para textos catequéticos que para textos documentales. El valor histórico que estas menciones
hostiles nos dejan es el de conocer el grado de rivalidad sectaria que envuelve
la relación entre las religiones. Es decir, lo que una religión es capaz de
inventar a fin de depreciar al fundador de una religión rival. En cambio, los
cristianos hicieron mucho peor con los judíos durante la Edad Media. Frente a
tanta animosidad y de tanta rivalidad en los momentos de surgimiento y de
crecimiento inicial de las religiones,
los historiadores quedan imposibilitados de
saber lo que es hecho, o lo que
es exaltación, o lo que es manipulación o lo que es refutación, o lo que es
reelaboración en el momento de la composición o de la compilación de los textos
de cada corriente. En la actual etapa de los estudios históricos sobre Jesús,
lo que es posible afirmar, con
cierta seguridad, es
que, de todas
las narrativas, los
textos canónicos son los que cargan el mayor número de signos más
cercanos a la historicidad, sólo esto, en comparación con las narrativas
apócrifas, talmúdicas y del Toledoth Yeshu, aun así, lejos de ser un relato
enteramente histórico, existe consenso entre los estudios históricos más
rigurosos que el Nuevo Testamento, estrictamente hablando, reproduce una
intrincada combinación de historia y mito, al igual que el resto de la Biblia.
Por lo tanto, la gran tarea de los historiadores bíblicos ha sido, desde muchos
años, identificar lo que es mito y o que es facto en la narrativa bíblica. En fin, para concluir, desacreditar las
menciones anticristianas como provistas de historicidad no significa acreditar
automáticamente los textos canónicos con validez histórica, pues todas las sectas
tenían sus motivos para deformar la historia
en el momento de la composición.