EL APOCALIPSIS DE MOISES

 EL APOCALIPSIS DE MOISES - (apócrifo pseudoepigráfico)

EL APOCALIPSIS DE MOISES

(apócrifo pseudoepigráfico)

 

CAPITULO I

1 Esta es la historia de Adán y Eva después de que salieron del Paraíso. Y Adán conoció a su

esposa Eva.

2 Entonces se dirigieron hacia donde sale el sol y pusieron su residencia allí por dieciocho

años y dos meses.

3 Y concibió Eva y dio a luz dos hijos: Adiaphotos, que se llama Caín y Amilabes que se llama

Abel.

 

CAPITULO II

1 Y después de esto, mientras dormían, Eva despierta del sueño y dice a Adán su señor:

2 Mi señor Adán, he aquí , que he visto en un sueño esta noche la sangre de mi hijo Amilabes

( Abel) que se vierte en la boca de su hermano Caín, el que la bebe sin piedad. Pero él le

suplicó que le deje un poco para que viva, sin embargo él no lo escuchó,

3 y dio golpes, tantos, que no se detuvo, si no que salió toda su ira por su boca. Y Adán dijo:

4 Salgamos a ver lo que les ha sucedido a ellos. Temo que el adversario pueda atacarlos en

alguna parte y deseo evitarlo.

 

CAPITULO III

1 Y ambos fueron encontrados y Abel había sido asesinado por la mano de su hermano Caín.

2 Entonces El Señor Dios envió al arcángel Miguel para que le diga a Adán: Tu sabes lo que

hizo tu hijo Caín y no es secreto que él es hijo de ira. Pero no te duelas tanto por la muerte de

Abel, porque yo te voy a dar otro hijo en su lugar y él será alegría para ti en todo lo que haga

Así habló el arcángel a Adán.

3 Mas Adán guardó estas palabras en su corazón, y con él también la esperanza, a pesar de

que sentía un inmenso dolor por su hijo Abel.

 

CAPITULO IV

1 Y después de esto, Adán conoció a su esposa Eva, y ella concibió y dio a luz a su hijo Set. Y

Adán dijo a Eva,

2 “Mira nos ha nacido un hijo en lugar de Abel, a quien Caín mató, vamos a adorar y dar gloria

a Dios y presentemos un sacrificio ante El.

 

CAPITULO V

1 Y engendró Adán, treinta hijos y treinta hijas y vivió novecientos treinta años, y cayendo

enfermo, exclamó a gran voz diciendo:

2 'Que todos mis hijos vengan a mí, deseo verlos antes de morir. "

3 Y todos reunidos, pues vinieron de La tierra que fue dividida en tres partes. Y Set y su hijo le

dijo:

4 'Padre Adán, ¿cuál es tu queja?

5 Y Adán dijo, «mis hijos, me siento sumamente entristecido y cargado de problemas”. Y Set

le preguntó, '¿Cuál es el problema? "

 

CAPITULO VI

1 ¿Acaso has traído a tu mente el fruto del paraíso que solías comer y tu anhelo te ha

entristecido y cargado de problemas? Ahora, si esto es así, dime, e iré y te traeré para ti esa

fruta.

2 Y estando a las puertas del paraíso me tenderé a tierra y echaré estiércol sobre mi cabeza y

clamaré al Señor con gran llanto, a ver si me escucha y envía su ángel y me da de la planta del

paraíso que tanto anhelas, y así calmes tu tristeza. Adán le dice: 'No, mi hijo Set,

3 Lo que tengo es mucho dolor y la presencia de enfermedad, esto es lo que me trae

problemas. Entonces Set dice a su padre: ¿Y qué es exactamente lo que te acontece?

 

CAPITULO VII

1 Y Adán le dijo: Cuando Dios nos hizo, a mi y tu madre, Él nos dio el poder de comer de todo

árbol que está en el paraíso, pero había un árbol del cual no deberíamos comer, porque si

comíamos de él, moriríamos.

2 Mas un día, los ángeles que nos cuidaban en el huerto tuvieron que subir al cielo para adorar

y hacer culto al Señor, como era costumbre, ese día, yo estaba lejos de ella y el enemigo al

saber esto se acercó y le dio a comer aquel fruto prohibido.

3 Luego, ella me lo dio a comer a mi.

 

CAPITULO VIII

1 Y Dios se airó con nosotros, y entró en el paraíso y me llamó con una terrible voz y me dijo:

"Adán, ¿dónde estás? ¿por qué te escondes de mi presencia? Crees que te puedes ocultar de

quien te formó? Y añadió diciendo: "Puesto que has abandonado mi pacto, he traído sobre tu

cuerpo, setenta y dos males; primero, los problemas cerebro vasculares, dolor de ojos, el

segundo, un defecto en la audición, a su vez todos los problemas cerebro vasculares serán

sobre ti.”

 

CAPITULO IX

1 Luego de hablar con sus hijos, Adán se aflige grandemente y dice: ¿Qué debo hacer? Estoy

en gran angustia.

2 Y Eva llorando dice: Mi señor Adán, levántate y dame la mitad de tus dolores, los soportaré,

ya que es por mi culpa que esto te haya sucedido y es por mi culpa que tengas tanto dolor y

aflicción.

3 Adán, al escucharla, le dice:, "Alístate y ve con mi hijo Set, cerca del paraíso, échense tierra

sobre sus cabezas, lloren y oren a Dios para que tenga misericordia de mí y envíe su ángel al

paraíso, y me traigan la flor del árbol de la salud, y tráiganlo a mi para ungirme y así dejar mi

angustia.

 

CAPITULO X

1 Entonces Set y Eva fueron hacia el paraíso, y Eva vio que a su hijo lo atacaba una bestia

salvaje, y llorando dijo:

2 Oh! Pobre de mi cuando en la resurrección todos los que lleven la maldición del pecado

digan “Eva no retuvo el mandamiento del Señor”

3 Y Eva le dijo a la bestia: «Tú bestia malvada, ¿Cómo te atreves a luchar con la imagen de

Dios? ¿Cómo se abrió tu boca, para clavar tus dientes? ¿Cómo no recordaste que estás

sometida? Porque hace mucho tiempo te sometiste a la imagen de Dios'.

4 Entonces la bestia gritó y dijo:

 

CAPITULO XI

1 No nos importa Eva que te aflijas, y que te llenes de gemidos, pues nuestra ira va contra tí.

2 ¿No te acuerdas como tu boca se abrió para comer del árbol que Dios te mandó no comer?

Con esto, nuestra naturaleza también a sido transformada y eso ahora no puedes soportar

3 Y así empezó a reprocharle.

 

CAPITULO XII

1 Entonces Set le dijo a la bestia, Cierra tu boca y guarda silencio y aléjate de la presencia de

la imagen de Dios, hasta el día del juicio.

2 Luego la bestia le dice a Set: He aquí, yo estoy fuera de la imagen de Dios'. Y se fue a su

guarida.

 

CAPITULO XIII

1 Y Set siguió su camino con Eva, y llegaron cerca del paraíso, y llorando, oraron a Dios para

que envíe su ángel y les de, del aceite de la misericordia.

2 Y el Señor, enviando al arcángel Miguel, le habló a Set, diciendo: "Set, hombre de Dios, no

te canses con tantas oraciones y ruegos, para que se te entregue el aceite de la misericordia,

para ungir a tu padre Adán, pues no es el tiempo de que sea usado, este se usará en el tiempo

del fin.

3 Entonces todo hombre, empezando con Adán hasta ese gran día, -todos los que formen

parte del pueblo santo- gozarán de los placeres del paraíso que les dará Dios, y estarán en su

seno y su corazón será transformado en un corazón de buen entendimiento y servicio a Dios.

4 Pero anda, ve a donde tu padre pues el término de su vida a llegado y a partir de que

llegues, vivirá tres días y luego morirá. Luego de su muerte habrá una terrible escena por su

fallecimiento.

 

CAPITULO XIV

1 Habiéndoles dicho estas cosas, se alejó de ellos. Set y Eva llegaron a la choza donde Adán

estaba. Y Adán le dice a Eva:

2 Mira lo que has forjado para nosotros. Tú has traído sobre nosotros una gran ira que es la

muerte, y seguirá a lo largo de nuestras generaciones. Y le dice, "llama a todos

3 a nuestros hijos ya los hijos de nuestros hijos y diles de nuestra transgresión.

 

CAPITULO XV

1 Entonces debes decirles: "Escuchen todos mis hijos y los hijos de mis hijos, y les contaré

como

2 el enemigo nos engañó. Se nos dio la custodia por partes del paraíso, así lo asignó el Señor

3 A mi se me dio la custodia del lado oeste y sur, pero el diablo se dirigió a la zona de Adán,

donde las criaturas son de sexo masculino. (Pues Dios dividió también a las criaturas; todos

los machos se los dio a su padre y todas las hembras a mí.)

 

CAPITULO XVI

1 Y el diablo habló a la serpiente diciendo: levántate, ven a mí y te diré cosas de las cuales

sacarás provecho,

2 Y la serpiente se levantó y vino a él. Y el diablo le dijo:

3 "He oído decir que tú eres el más sabio entre todas las bestias, y he llegado para poder

consultarte algo. Tu sabes ¿Por qué has de comer la cizaña de Adán y no la del paraíso?

Levántate y busquemos echarlo del paraíso, y posiblemente salgamos nosotros también.

4 La serpiente le respondió: me temo que esto haga que el Señor se llene de ira conmigo

5 Y el diablo le respondió: No temas, sólo serás mi instrumento yo hablaré a través de tu boca

palabras para engañarlo.

 

CAPITULO XVII

1 Entonces se trepa de uno de los muros del paraíso y aprovechando que los ángeles fueron al

cielo a alabar y adorar a Dios.

2 Satanás se apareció en forma de un ángel y cantaban himnos como los ángeles, y yo estaba

apoyada en el muro y él me dice: ¿Tu eres Eva?

3 Y yo le respondí: ¡Sí! Soy yo; ¿Qué estás haciendo en el paraíso?" Y yo le respondí: "Dios

nos lo ha dado para que lo guardemos y comamos de lo que produce.

4 Y el diablo respondió a través de la boca de la serpiente: ¿Qué bien, pero, por qué no comen

5 de todas las plantas? Y le dije: ¡Sí podemos comer de todas las plantas menos de una que

está en medio del paraíso, pues el mismo Dios nos encargó que no la comamos, nos es

prohibida y nos dijo que si comíamos de esa fruta, moriríamos.

 

CAPITULO XVIII

1 Entonces la serpiente me dijo, ¡Qué Dios viva!, pero siento tristeza de ustedes de que ignoren

las cosas, por eso he venido acá para decirles que tengan el valor de comerla, escúchame.

2,3 Y yo le dije: Temo que Dios se llene de ira conmigo y que muramos como dijo. Y él me

respondió: "No temas, pues tan pronto como la coman, ustedes serán como Dios y sabrán lo

bueno y lo malo como él.

4 Entonces entró en mí el deseo de ser como Dios, y me dio envidia y él me dijo: Ve y come.

5,-6 Y ví lo maravilloso de la planta y su fruto, sin embargo tenía miedo de tomar el fruto. Y él

diablo me dijo:" Ven acá, yo voy a dártela, ¡Sígueme!

 

CAPITULO XIX

1 Y me llevó por el camino, luego se volvió y me dijo: "He cambiado de idea…

2 No te daré a comer hasta que me jures que le darás también a tu marido. Y le respondí:

¿Qué clase de juramento quieres que te haga? Pero lo que puedo decirte te diré; que por el

trono de la majestad, de los querubines y el árbol de la vida, le daré a mi marido de comer esta

fruta.

3 Y cuando recibió mi juramento, fue y me dio del fruto vertida toda su maldad en él, que es el

deseo mal sano , la raíz y el principio del pecado; y doblando la rama hasta la tierra, la tomó yo

comí.

 

CAPITULO XX

1 Y en esa misma hora mis ojos se abrieron, y de inmediato supe que estaba desnuda de la

justicia con la que me había vestido,

2 y yo lloraba y le dije a la serpiente:

3 ¿Por qué has hecho esto conmigo?, ¿Por qué me has privado de la gloria con la que estaba

vestida? , pero a pesar de todo honraré el juramento que tengo contigo, aunque mi alma llora

de dolor; entonces él descendió del árbol y desapareció.

4 Y al mirar mi desnudez, comencé a buscar hojas con que ocultar mi vergüenza, pero no

encontré ninguna porque los árboles ocultaron sus hojas pues se pusieron en contra mía,

excepto el árbol de la higuera.

5 Entonces tomé unas cuantas hojas de él y me hice una faja con ellas, y estas hojas eran del

árbol del yo había comido.

 

CAPITULO XXI

1 Y lloré mucho en esa misma hora, y empecé a llamar "Adán, Adán, ¿dónde estás? sube

aquí y ven,

2 que te mostraré un gran secreto. Y cuando vino, le hablé las palabras que nos llevaron a la

transgresión y a perder la gloria que teníamos.

3 En efecto, cuando vino, abrí mi boca, pero era el diablo el que hablaba a través mío, y

empezó a convencer a su padre y le dijo: "Ven acá, mi señor Adán, escucha mi voz y come del

fruto del cual el Señor Dios nos prohibió, y serás igual a Dios

4 Y su padre respondió y dijo: Temo que Dios se llene de ira para conmigo. Y le dije:

5 No temas, pues tan pronto como comas del fruto, conocerás el bien y el mal. Y rápidamente,

fue convencido y él comió también, entonces sus ojos fueron abiertos y se dio cuenta que

estaba desnudo.

6 Y me dijo: ¡Oh, mujer malvada! ¿Qué te hice a ti para que me privaras de la gloria de Dios?

 

CAPITULO XXII

1 En ese momento escuchamos al arcángel Miguel tocando su trompeta, llamando a los

ángeles y diciendo:

2 "Así dice el Señor, Vengan conmigo al Paraíso y escuchen la sentencia que le voy a dar a

Adán".

3 Y cuando Dios apareció en el paraíso, montado en el carro de sus querubines, con ángeles

volando delante de él y cantando himnos de alabanzas, todas las plantas del paraíso, tanto del

lado de su padre

4 y del mío, irrumpieron en flores. Y el trono de Dios se fijó en el que fue el Árbol de la Vida

 

CAPITULO XXIII

1 Y llamó Dios a Adán diciendo: "Adán, ¿dónde estás? ¿Puede ser la casa escondida de la

presencia de su constructor?

2 Y su padre respondió, No es de ti, Señor, que nos escondemos, sino porque estamos

desnudos y nos sentimos avergonzados ante tu poderío, mi Gran Dios.

3 Dios le dijo: ¿Quién te hizo conocer que estaban desnudos? a menos que hallas

abandonado el mandamiento que te di, para que cumplieras.

4 Entonces Adán recordando las palabras que le dije, respondió, diciendo: La mujer que me

diste me dijo Tú serás como Dios " entonces el Señor se volvió y me dijo: ¿Por qué has hecho

esto? Y le dije:" La serpiente me engañó".

 

CAPITULO XXIV

1 Dios le dijo a Adán: Puesto que has hecho caso omiso a mi mandamiento y has escuchado la

voz tu esposa, maldita sea la tierra, Harás tu trabajo en vano, pues no tendrá fuerzas y te dará

cardos y espinas hasta la primavera, y con el sudor de tu rostro comerás tu pan.

2 Tendrás fatiga y te sentirás aplastado por la amargura y no gozarás de dulzura.

3 El cansancio te afligirá y no podrás descansar; el calor te cansará, por el frío todo quedará

estrecho y difícil de obtener y estarás muy ocupado, con dificultad harás riquezas y engordarás,

perdiendo tu hermosura; pero aún hay más.

4 En general, las bestias serán tus enemigas y huirán de ti, se levantarán en rebelión contra ti,

porque no has guardado mi mandamiento.

 

CAPITULO XXV

1 Luego el Señor se dirigió a mí y me dijo: Puesto que has escuchado a la serpiente

2 y prestaste oídos sordos a mi mandamiento, vivirás en medio de intolerable agonía y

tendrás a tus hijos con mucho dolor y tendrás a tus hijos con el riesgo de que pierdas tu propia

vida,

3 los tendrás con aflicción, en problemas y en angustia. Y me buscarás diciendo: ¡Señor,

Señor, guárdame!

4 no volveré a pecar. Y tomando en cuenta tus propias palabras yo te juzgaré, por la

enemistad que el enemigo sembró en ti.

 

CAPITULO XXVI

1 Luego el Señor se dirigió a la serpiente con gran ira y le dijo: por cuanto fuiste instrumento

para engañar a inocentes corazones, maldita serás entre todas las bestias.

2 Serás privado del alimento agradable y tendrás que comer polvo todos los días de tu vida.

3 Sobre tu pecho y tu vientre andarás, pues tus pies y tus manos te serán quitadas, ni oreja, ni

ala, ni nada que te ayude a atrapar tu alimento.

4 Tu maldad fue la causa por la cual se les echó del paraíso, y pondré enemistad entre tu y la

descendencia de ellos: el te pisarán tu cabeza y tu magullarás su talón hasta el día del Juicio.

 

CAPITULO XXVII

1,2 Todo ocurrió tal como se los he dicho; Luego habló a los ángeles, diciéndoles que nos

echen fuera del paraíso, y cuando estábamos siendo expulsados, elevamos ruegos delante del

Señor, y su padre Adán pidió a los ángeles diciendo: "Denme un poco de tiempo y permítanme

acercarme al Señor, a ver si tiene compasión de mí , por mi pecado.

3 Lo condujeron hasta el Señor y Adán gritó y lloró en voz alta diciendo: “Perdóname ¡Oh!

Señor, por mi pecado.” Entonces el Señor dijo a los ángeles, ¿Por qué han dejado que Adán

regrese al paraíso?¿Por qué no me han entendido? ¿Es que ustedes creen que he actuado

mal? o ¿Creen que mi sentencia ha sido mal dada?

4 Entonces los ángeles cayeron a tierra y adoraron al Señor diciendo: Tú eres justo, Señor, y

tu juzgas con justo juicio”

 

CAPITULO XXVIII

1 Entonces el Señor se dirigió a Adán y le dijo: “No voy a soportar que estés en el paraíso."

2 Y Adán respondió y dijo: "Entonces dame, Señor, del Árbol de la Vida y permíteme comer de

él, antes de salir del paraíso.

3 El Señor respondiéndole a Adán le dijo: Tú no lo puedes tomar, porque he mandado a los

querubines con la espada flameante para evitar que te acerques y gustes de ella.

4 Ahora la guerra te la ha declarado el adversario, y estará contra ti, aún cuando estés fuera

del paraíso, y estará sobre ti trayendo todo mal hasta la muerte, pero cuando la resurrección

venga, yo te levantaré y luego te daré a comer del árbol de la vida.

 

CAPITULO XXIX

1,2 Así habló el Señor y ordenó que nos echarán fuera del paraíso. Y su padre Adán lloró

delante de los ángeles, salido ya del paraíso y los ángeles le dicen: "¿Qué quisieras que

hagamos Adán?

3,4 Y su padre les dice, ya que nos están conduciendo fuera del paraíso, les ruego, que me

permitan quitar hierbas fragantes, para poder ofrecer una ofrenda a Dios después de que

hayamos salido del paraíso para que El me escuche. Y los ángeles se acercaron a Dios y le

dijeron: “JA’El, Rey Eterno, Dios, manda que demos a Adán plantas de olor dulce del paraíso y

semillas para su alimentación.”

5 "Y Dios permitió que se le diera a Adán, dulces especias y hierbas fragantes del paraíso

6 y semillas para su alimentación. Y los ángeles le permitieron ir y él tomó cuatro tipos:

azafrán, nardo, cálamo y canela, además semillas para su alimentación, y después de tomarla,

7 salimos del Paraíso y nos fuimos a la tierra.

 

CAPITULO XXX

1 Ahora bien mis hijos, les he contado la forma como fuimos engañados, para que se cuiden de

no transgredir los mandamientos de Dios

 

CAPITULO XXXI

1 Eva decía esto en medio de sus hijos, mientras que Adán yacía enfermo y obligado a morir

2 Pasado un solo día de la enfermedad que ataba a Adán, ella le dice: ¿Cómo es posible que

3 tú mueras y yo siga viviendo? o ¿cuánto tiempo he de vivir después de que mueras? Dime

Y Adán le dijo: no estés temerosa de lo que ahora sucede, tú no te quedarás después de

mí, porque también en la muerte estamos juntos. Y me encontrarás en mi lugar, y cuando yo

muera deben ungirme y no dejarás que nadie me toque hasta que el ángel del Señor diga algo

referente a mí.

4 Y así Dios no me olvide, sino que busque a su criatura. Ahora piensen en orar al Señor hasta

que entregue el espíritu que me dio, pues no sabemos si seremos de agrado o no ante El y nos

tenga misericordia y nos acoja.

 

CAPITULO XXXII

1,2 Eva se levantó y salió de la presencia de Adán y cayendo sobre tierra, empezó a orar

diciendo: he pecado, oh Dios, he pecado, oh Dios de Todos, he pecado contra ti, He pecado

contra los elegidos ángeles, He pecado contra los querubines, He pecado contra tu

inquebrantable Trono, He pecado ante Ti y todo pecado se inició cuando fui creada.

3 Y así rezó toda la noche de rodillas, y he aquí, el ángel de la humanidad llegó a ella,

4 y le dijo: Levántate, Eva, de tu penitencia, porque he aquí, Adán, tu marido, acaba de morir.

Su espíritu a regresado a su Creador.

 

CAPITULO XXXIII

1 y Eva se levantó y secó sus lágrimas con su mano, entonces el ángel le dijo: ¡Mira hacia el

cielo!

2 Y ella miraba constantemente al cielo, entonces vio un carro de luz, elevado por cuatro

brillantes águilas, y era imposible para cualquier hombre nacido de mujer describir la gloria de

ellos.

3,4 Y vio la cara de los ángeles antes de ir al carro y cuando llegaron al lugar donde estaba

Adán, el carro se detuvo con los Serafines. Y yo vi incensarios de oro entre Adán y el carro, y

todos los ángeles tenían incensarios y con candor llegaron apresuradamente,

5 y ofrecieron incienso y volaron sobre ella y el humo del incienso subió al cielo. Y los

ángeles cayeron al suelo y adoraron a Dios, y mientras lloraban, decían en voz alta, JA'EL,

Santo, perdona, ten misericordia de Adán, porque es tu imagen, y la labor de tu santas manos

 

CAPITULO XXXIV

1 Y yo Eva vi dos grandes maravillas y tenía tremendo temor a la presencia de Dios y vi que mi

hijo Set lloraba también,

2 y llorando le dije a Set: Levántate, deja el cuerpo de tu padre Adán y ven a mi y observa el

espectáculo que nadie mas tiene el privilegio de ver

 

CAPITULO XXXV

1 Entonces Set salió y llegó a donde su madre y le dijo: ¿Cuál es tu problema? ¿Por qué me

haces venir hasta ti? (Y) ella le dice: «Mira

2 y ella le dice ven y mira con tus propios ojos los siete cielos abiertos, y mira como el alma de

tu padre se encuentra cara a cara con todos los santos ángeles que están orando por su

nombre, diciendo: ¡Perdónale, Padre de todos, porque él es Tu imagen!. Ora, mi hijo…

3 Set, ¿qué significa esto? Si él un día se entregó en las manos del Padre Invisible, nuestro

Dios,

4 ¿Qué son esas dos cosas negras que interponen las oraciones?

 

CAPITULO XXXVI

1 Y Set le dijo a su madre: son el sol y la luna, que también se duelen y oran intercediendo

por mi padre Adán.

2 Eva le dice: ¿Y dónde está su luz y por qué se han tornado de color negro?

3 Y Set le respondió: Es que su luz se opaca ante la luz del Santo Señor que es el Padre de la

luz.

 

CAPITULO XXXXVII

1 Mientras que Set estaba diciendo esto a su madre, un ángel sopló la trompeta, y allí se

pusieron de pie todos los ángeles y extendiendo sus rostros, exclamaron en voz alta, con

una terrible voz diciendo:

2 “Bienaventurado sea el Señor de la Gloria porque ha tenido piedad de Adán, su criatura, la

obra de sus manos.

3 Y cuando los ángeles hubieron dicho estas palabras, vino uno de los serafines con seis alas

y arrebató a Adán y lo llevó fuera, al lago Acherusia, y le lavó tres veces, en presencia de Dios.

 

CAPITULO XXXVIII

1 Y Dios le dice: Adán, ¿qué has hecho? Si tú hubieras mantenido mi mandamiento, ahora no

habría ningún regocijo entre los que te traen a este lugar. Sin embargo, te digo que hoy hay

alegría y dolor, al mismo tiempo

2 y tu dolor se convertirá en alegría, y te devolveré a tu antigua gloria y te estableceré en el

trono de tu engañador.

3 Y él vendrá a este lugar para verte por encima de él, entonces podrá ser condenado, y se le

agravará su llaga, cuando él te vea sentado en su trono de honor.

 

CAPITULO XXXIX

1 Y Adán quedó acostado por tres horas, luego el Padre de todos, sentado en su trono santo,

extendió su mano, tomó a Adán y se lo entregó al arcángel Miguel y le dijo: Llévalo al paraíso,

hasta el tercer cielo y déjalo allí hasta el Gran Día donde ya saben que juzgaré al mundo.

2 Luego Miguel tomando a Adán con su izquierda, como Dios le dijo.

3 El arcángel pregunta a Dios donde debía colocar los restos. Y Dios

4 ordenó que todos los ángeles se reúnan ante su presencia, cada uno en su orden; y todos los

ángeles se reunieron, algunos con incensarios en sus manos y otros con trompetas ante el

Señor de los Ejércitos

5 y llegaron los cuatro vientos con los querubines montados sobre ellos, su escolta y los

ángeles del cielo, vinieron a la tierra, donde estaba el cuerpo de Adán.

6 Llegaron al paraíso y todas las hojas se agitaron, de modo que todos los hombres nacidos de

Adán quedaron dormidos por la fragancia que despedían, excepto Set, porque él había nacido

de acuerdo a la palabra de Dios. A continuación, el cuerpo de Adam sentar allí en

7 Luego el cuerpo de Adán fue puesto en la tierra del paraíso y Set se emocionó grandemente

sobre él.

 

CAPITULO XL

1 Entonces habló Dios a Miguel y a los arcángeles, Gabriel, Uriel y Rafael: "Vayan al Paraíso

2 en el tercer cielo, y traigan ropa de lino para cubrir el cuerpo de Adán y traigan el aceite de la

fragancia y viértanla sobre él. Y de este modo hicieron los tres grandes ángeles y lo

prepararon para el entierro. Y Dios dijo: Traigan también el cuerpo de Abel.

3 Y trajeron otras prendas para vestirlo a él también. Porque él no fue enterrado desde el día

en que su hermano Caín lo mató, ya que el impío Caín tuvo grandes esfuerzos para ocultar el

cuerpo, pero no podía, porque la tierra no lo recibía y lo expulsaba constantemente.

4 y salió de la tierra una voz, diciendo:

5 No voy a recibir el cuerpo de tu compañero, hasta que el que fue tomado de la tierra regrese

a mí. En ese momento, los ángeles lo tomaron y lo pusieron sobre una roca, hasta que su

padre Adán fue enterrado.

6 Y ambos fueron enterrados, según el mandamiento de Dios, en el lugar donde Dios encontró

el polvo, y se hizo una excavación en aquel lugar, para dos. Y Dios envió a siete ángeles al

paraíso

7 para que traigan muchas fragantes especias y los pusieron en la tierra, y los enterraron.

 

CAPITULO XLI

1 Y Dios le llamó y le dijo: "Adán, Adán." Y el cuerpo respondió de la tierra y dijo: Aquí estoy,

Señor. Y Dios le dijo:

2 Yo te dije: “Tú eres del polvo de la tierra y a la tierra regresarás. Una vez más me

comprometo contigo e que te resucitaré el día de la Resurrección junto con todos los hombres

que vengan después de ti.

 

CAPITULO XLII

1 Después de estas palabras, Dios hizo un sello y selló la tumba y ordenó que nadie hiciera

nada durante seis días, hasta que su costilla regrese a él. Entonces el Señor y sus ángeles

regresaron a su lugar.

2 Y pasados seis días, Eva también durmió.

3 Pero mientras ella vivía, lloraba amargamente por la muerte de Adán, porque ella no sabía

donde estaba. Pero cuando el Señor enterró en el paraíso a Adán, todos sus hijos estaban

dormidos, a excepción de Set, hasta que Adán estuvo preparado para el entierro, y nadie

sabía en la tierra, donde estaba enterrado, excepto a su hijo Set.

4 Cuando Eva estaba por morir, Set y ella oraron, pidiendo si se le podría enterrar con su

marido, en el mismo lugar. Y después de haber terminado su oración, ella dice: Señor,

5 Maestro, Dios de toda regla, no me separes el cuerpo de tu sierva del cuerpo de Adán, pues

de sus miembros tu me formaste.

6 Y aunque soy indigna de entrar a tu tabernáculo, porque soy pecadora, te pido que no nos

separes, porque ni en el paraíso antes de la transgresión, ni durante ella estuvimos separados.

7 Aun así, Señor, no nos separes ahora.

8 Sin embargo, después de haber orado, ella miró el cielo custodiado y gimiendo en voz alta

saliendo de su pecho dijo: Dios de Todos recibe mi espíritu e inmediatamente entregó su

espíritu a Dios.

 

CAPITULO XLIII

1 Entonces Miguel se acercó y Set y le enseñó como preparar la víspera para el entierro. Y

vinieron tres ángeles y enterraron su cuerpo, donde estaba los cuerpos de Adán y de Abel .

2 Luego Miguel habló a Set y le dijo: A partir de ahora cada hombre sabio que muera esperará

hasta el día de la resurrección. Y después de haberle dado esta regla;

3 Le dice: “Llora hasta seis días, pero el séptimo es de descanso y regocíjate en él, porque en

ese mismo día, Dios se regocijó y los ángeles también por las almas de los justos que han

fallecido sobre la tierra.

4 Así habló el ángel y ascendió al cielo glorificando a Dios y diciendo: ¡Aleluya! Santo, Santo,

Santo, es el Señor, Dios de la Gloria,

5 A la Gloria de Dios se reunirán todos para parle el Honor y la adoración y otorgarles la vida

eterna ahora y para siempre, Amén

Santo, Santo es el Señor de los Ejércitos.

A continuación, el arcángel Joel salió glorificaron a Dios, diciendo, 'Santo, Santo, Santo, eres

Señor; el cielo y la tierra están llenos de tu gloria.